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EL CORREO
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Los sombreros judíos se fabrican en Sevilla desde los años 80, fabricados con pelo de conejo y con un negro característico que responde a una fórmula secreta. :: ÓSCAR CHAMORRO
N
o se habla de ellos en ‘Vogue’
ni se ven sus diseños en las
La religión tiene tela
grandes pasarelas de Europa,
pero la ropa relacionada con
la religión gana clientes en
España. La polémica del uso
del pañuelo en los colegios es un reflejo de
que cada vez más mujeres musulmanas lle-
van hijab en sus vidas. Las demás religiones
no se quedan atrás. En los comercios de há-
bitos litúrgicos de Madrid los sacerdotes es-
pañoles vuelven a la botonadura de la sota-
na y en Sevilla se fabrican los sombreros
que visten los judíos ortodoxos de Nueva
Una tienda que viste al Papa, otra que exporta York y Jerusalén. La procesión va por fuera.
Arte Litúrgico Granda (Madrid)
sombreros judíos y una tercera que ha puesto Vuelve la sotana
de moda la chilaba verde limón. Recorremos los El Concilio Vaticano II quiso acercar la Igle-
sia al pueblo y llegó el destape. A su manera,
comercios preferidos de curas, rabinos e imanes :: FRANCISCO
APAOLAZA
aligeró las estrictas reglas de la liturgia y, en-
tre otras decisiones, abrió la puerta a que los
sacerdotes cambiaran la sotana por el ‘clergy-
man’, conocido hoy como alzacuellos. O por
nada. Los curas se abrieron los cuellos, cam-
biaron los tiempos, y ahora vuelven a cam-
biar, como un gran péndulo. «Se vuelve a lle-
var la sotana entre los seminaristas y los sa-
cerdotes más jóvenes». Lo cuenta Carlos
Buerba en la tienda de arte litúrgico Granda,
en la calle Coloreros de Madrid, cercana a la
Plaza Mayor, donde se concentran los ma-
yores establecimientos de ‘prêt-à-porter’ di-
vino de España.
El establecimiento que dirige es una cue-
va del tesoro en oros y platas, un espacio en
el que deslumbran cálices, potencias, coronas,
medallas... cualquier cosa que pueda necesi-
tar para rendir tributo a Dios. De hecho, es
la única empresa del mundo que lo hace todo:
desde coser una casulla hasta restaurar un re-
tablo del XVII, tallar un cristo o vender un me-
dallón. Han hecho obras por todo el mundo y
tienen sedes comerciales en Estados Unidos,
América Latina y Australia. Un emporio.
Granda produce casi todo lo que vende en
una nave de Alcalá de Henares, salvo las so-
tanas. Esas vienen de Italia, donde están las
mayores fábricas. «Casi todos los sacerdotes
viajan al Vaticano y aprovechan para vestir-
se». Y si Mahoma no va a la montaña, Gran-
da asiste a la parroquia con sus comerciales
que ofrecen una cartera de productos. No les
va mal. Actualmente visten a 3.000 curas de
todo el mundo, cada uno con sus necesida-
des: no es lo mismo predicar en el Pirineo que
en El Trópico.
Juan Pablo II era uno de los que vestía su
marca y tenía una de sus casullas, una esplén-
dida pieza blanca bordada en oro, regalo de
uno de los clientes de la tienda de Madrid. El
propio Benedicto XVI vistió en el funeral del
pontífice polaco una casulla roja hecha en
Granda.
Las casullas son, sin duda, el artículo de ropa
más caro de los que venden. Las más modes-
tas cuestan unos 100 euros, pero las hay has-
ta de 6.000 euros, bordadas a mano con hilo
de oro y una ornamentación muy trabajada.
Aquí también hay moda: ahora se llevan las
casullas más sencillas, más abiertas, como pon-
chos y no las romanas, aquellas recortadas en
forma de guitarra, con una banda vertical do-
rada en el centro. ¿Y los colores? No busquen
la pasarela. Este año se lleva... Lo de siempre:
el blanco es para las fiestas de vírgenes, san-
tos o la Pascua. El verde para las fiestas de már-
tires, el rojo de tiempo ordinario y el morado
para el Adviento. También las venden en rosa,
para Adviento y Cuaresma y el azul claro, para
la Inmaculada, un privilegio reservado a las
ceremonias en España.
Para la vida en la calle de los sacerdotes hay
menos opciones de color. Sólo el negro. Y el
precio no varía mucho. La sotana, unos 465
euros. Los trajes para las camisas con alzacue-
llos «se los compran en El Corte Inglés», con-
fiesan en Granda.
Fernández y Roche. Sombrereros (Sevilla)
La llamada de Yahvé
En los poderosos círculos judíos de las comu-
nidades de Nueva York o Jerusalén les llaman
sombreros españoles y están considerados
como una prenda de lujo. Pocos saben que las
cabezas de los judíos están cubiertas por los
sombreros que se fabrican a miles de kilóme-
tros, en Salteras, (Sevilla). Por dentro, llevan
la firma de Fernández y Roche, Industria Som-
brerera Española, una fábrica de 30 traba-
jadores que a mitad de los años 80 recibió una
llamada del cielo. Al otro lado de la línea ha-
blaba Mr. Ehrman, el jefe de la lujosa tienda
de Brooklyn Kova Quality Hatters, que ven-
de la mayor parte de los sombreros judíos de
Nueva York.
Estaba interesado en que la industria sevi-
llana le fabricara las prendas al gusto de los ra-
binos. «Nos costó años definir la línea de pro-
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El propio Benedicto XVI
viste una casulla fabricada
en Madrid por Granda,
una de las mayores firmas
de arte litúrgico del
mundo
ducción», admite Miguel García, director de
la fábrica. Hoy es algo común, aunque el ge-
rente aún se sorprende cuando distingue en
televisión una de sus prendas en la Quinta
Avenida o en el Muro de las Lamentaciones.
¿Cómo sabe que es suyo? La fábrica posee una
tinta de fórmula secreta que define el negro
de los sombreros y que nadie más conoce.
Venden entre 12.000 y 13.000 piezas al año.
Los hombres judíos se las rifan y llegan a pa-
gar hasta 200 euros por hacerse con uno de los
sombreros sevillanos, conocidos por su dura-
bilidad. «Tienen que estar siempre como el
primer día», comenta García. También con-
tribuye a su aspecto que sus dueños los mi-
man como un adolescente a su moto. Gene-
ralmente tienen dos, uno de diario y otro para
las celebraciones y los transportan en cajas
para que no se dañen. Son una joya.
Los judíos plantean sus exigencias: no quie-
ren lana sobre la cabeza y los prefieren fabri-
cados con pelo de conejo pues duran más. Man-
tienen, eso sí, varios modelos. Uno, tipo mas-
cota, un sombrero flexible (Snap Brim), el Bet
Up, con la copa tipo bombín y el Clergy, que
usan los rabinos, con las alas cosidas con un
ribete. En esto de cubrirse la cabeza por reli-
gión, también hay modas. Según García, aho-
ra se llevan los sombreros con el ala más an-
cha y la copa más alta. «Debe de ser que los ju-
díos han crecido», supone.
Bazar Casablanca (Madrid)
El H&M musulmán
En El Cairo sí, pero en Madrid no hay un H&M,
ni un Bershka musulmán. El Bazar Casablan-
ca se le parece: hay de todo, muy mono y muy
barato. Dentro recibe Sara Zeane a sus 34 años
en un pequeño local de la calle Esteban Mora,
cercano a la mezquita de la M-30. Es una tien-
da de otro tiempo, con un letrero en verde so-
bre blanco. Abrió sus puertas hace seis años.
«Nos dimos cuenta de que muchas chicas no
podían comprarse la ropa del hijab y empeza-
mos esto». Nadie es ajeno a la polémica con
Najwa, la adolescente de Pozuelo que no re-
nunció a llevar su pañuelo, aunque entre las
paredes cuajadas de prendas se habla
más de moda que de políticas y regla- >
04V EL PRÊT-À-PORTER DE DIOS Miércoles 26.05.10
EL CORREO

u Religiosas y
coquetas. Varios mo-
delos de hijab en el Ba-
zar Casablanca de Ma-
drid, cada vez más colo-
ridos. :: JOSÉ RAMÓN LADRA

> mentos. Hay tendencias y últimos gri-

tos, como en cualquier moda. «Las chi-
cas quieren lo último, igual que las europeas».
Este mes, se llevan los pañuelos que ya vie-
nen cosidos por la cabeza y los colores vivos
(entre ocho y 14 euros), anuncia Sara, que en-
seña una chilaba verde limón con morado. Esa
es la preferida de sus clientas más jóvenes.
También les gusta sin mangas, blanca y ne-
gra, «ideal para llevar con vaqueros». ¿Eso no
marcará mucho, verdad?, preguntan. «Pue-
de...» El secreto del hijab, que no solamente
es el pañuelo sino la manera de vestir, es no
llamar la atención, aunque la norma no es ma-
temática.
Todo cambia, incluso la moda religiosa,
aunque muchas mujeres sigan buscando
«algo oscuro, de colores neutros para pasar
desapercibidas». Pese a todo, ahora las pren-
das son cada vez más entalladas, más colori-
das. La vestimenta de la mujer árabe es un
mundo con un fondo de armario más pro-
fundo que la chilaba marroquí (entre 50 y
80 euros). También se vende la abaya (ne-
gra, larguísima, muy sobria con el pañuelo a
juego), que viene de Arabia.
Los precios son relativamente baratos, so- jan a Marruecos para estar al tanto de las últi- explica Sara, que viste vaqueros y camiseta.
bre todo si se comparan con los grandes di- mas tendencias. «Las españolas son las En casa de herrero, cuchillo de palo: ella pre-
señadores como Yasin o Aiecha, los ‘Armani’
del islam que organizan sus propios desfiles
Hay más: gorros, mangas de encaje para cu-
brir los brazos, trajes de fiesta bordados llama-
más rigurosas con el fiere la moda europea; sus clientas, no. Vie-
nen de Marruecos y de otros países árabes,
para señoras capaces de pagar 4.000 euros por dos gandora (los más caros, sobre los 250 eu- hijab», comenta Sara aunque algunas son españolas, ecuatorianas,
un diseño. El pasado año, modistos de la talla ros), joyería, henna... Pero nada de burkas. «No rumanas y hasta brasileñas. «Las únicas que
de Nina Ricci, John Galiano o Carolina Herre- vendemos y nunca nos lo han pedido. A mí, Zeane, del Bazar me preguntan porqué no llevo hijab son las
ra organizaron en París su propia pasarela de
moda árabe. No llegan a tanto, pero a su esca-
personalmente no me gusta, porque no sé si
tengo al lado a una mujer o a un hombre, o es
Casablanca españolas que se han convertido al islam.
Ellas son las más rigurosas. Me llama la
la, los propietarios del Bazar Casablanca via- alguien que se esconde para hacer algo malo», atención», comenta.

:: F. APAOLAZA tas de las que caben en el regla-

La guerra del pañuelo N

o se conoce su cara,
pero la cabeza de Na-
jwa Malha, cubierta
con el pañuelo de la
polémica es la más popular de Es-
paña desde que en abril la prensa
pusiera su caso en el ojo del hura-
La batalla de Najwa por vestir hijab en clase alimenta cán social. El director del Institu-
to Camilo José Cela de Pozuelo de
una polémica que ha durado años en Francia Alarcón (Madrid) le prohibía asis-
tir a clase con el hijab. No se trata-
ba de un castigo, sino que inter-
pretaba la normativa del centro
que impide a sus alumnos acudir
con vestimentas que les cubra la
cabeza, una decisión que encen-
dió un debate encarnizado. Final-
mente, Najwa se buscó otro insti-
tuto y su anterior director, un as-
censo: Eduardo de Bergia acaba de
ser designado asesor técnico edu-
cativo de la Dirección General de
Educación Secundaria y Forma-
ción Profesional del gobierno de
Esperanza Aguirre.
Recientemente, la familia de
Najwa, que según su padre, deci-
dió libremente apuntarse a la ves-
timenta tradicional del islam, ha
visto cómo la Comunidad de Ma-
drid rechazaba un recurso de alza-
da contra la medida. Su caso ter-
minará en los tribunales.
Este particular Motín de Esqui-
Najwa, de espaldas junto a su padre, que defenderá el pañuelo de su hija en los tribunales. :: J. C. H. lache del siglo XXI tiene más aris-
mento de un colegio. ¿Es lo mis-
mo una gorra que un pañuelo? ¿Si
se prohíbe el hijab se deberían
permitir los cruicifijos?
La guerra del pañuelo no ha
terminado. No ha hecho más que
empezar si se observa lo ocurrido
en otros países. Francia se enfren-
tó a la misma polémica hace años.
Todo comenzó como en España:
algunos problemas en institutos,
más tarde los tribunales y la espi-
nosa jurisprudencia. El tema sus-
citó movimientos enfrentados en
el país galo, que siguió la tradición
laica y cortó de raíz el asunto en
2004: la Ley del Velo prohibía
cualquier manifestación de perte-
nencia religiosa dentro de las au-
las.
La semana pasada, el gobierno
de Sarkozy aprobó el decreto con-
tra el uso del burka y el velo inte-
gral, además de contemplar pri-
sión para los maridos que fuercen
a sus mujeres a llevarlo.
En Cataluña no tienen tanta
prisa. El vicepresidente de la Ge-
neralitat, Josep Lluís Carod-Rovi-
ra, acaba de rechazar que se deba
legislar sobre el burka para prohi-
birlo ya que en Cataluña el uso del
velo integral es prácticamente
inexistente: seis casos entre 7,5
millones de habitantes.