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Diciembre 2009

México, en la lista de estados fallidos

En las últimas elecciones al Senado mexicano, celebradas el 5 de julio, el PRI (Partido


Revolucionario Institucional) obtuvo una aplastante victoria, que avanza el regreso -si
es que alguna vez se fue- del partido que se mantuvo durante 70 años en el poder.
Mientras, la "guerra contra el narcotráfico" encabezada por el presidente Felipe
Calderón (del PAN) se encuentra en un punto álgido de violencia. Así las cosas, ¿cabría
afirmar que México es un Estado fallido?
El sociólogo alemán Max Weber afirmaba que el estado es quien tiene "el monopolio de
la violencia legítima". Si aplicamos ese principio a México, observamos dos elementos
significativos: por un lado, que el Estado -en este caso representado por las Fuerzas
Armadas- ha perdido el control de determinadas zonas del país y, por lo tanto, ha
perdido ese supuesto "monopolio" al ser "incapaz de proteger la vida y la propiedad de
la ciudadanía" (esta afirmación la hicieron los especialistas en seguridad Edgardo
Buscaglia y Samuel González en una entrevista con la periodista mexicana Carmen
Aristegui para la cadena televisiva CNN en español); y, por otra parte, el propio
concepto de "legitimidad" queda en el aire debido a la gran desconfianza que la clase
política y el Gobierno suscitan en la sociedad mexicana.

La Fundación por la Paz (Found for Peace, FfP) incluye a México en la lista de estados
fallidos que realiza desde el año 2005. En todos los informes anuales publicados desde
entonces, la República mexicana está clasificada entre aquellos países que corren
"peligro de convertirse en estado fallido". Desde la FfP califican a México como un país
con un sistema judicial débil, lento, y con una policía que atenta contra los derechos
humanos, que practica el secuestro, la tortura, la extorsión y la impunidad.

Es muy extendida la opinión de que el hecho de incluir a ciertos países en este tipo de
listas favorecen a Estados Unidos para que, en su intento de convertirse en "la policía
del mundo", tengan una justificación para intervenir en ellos. De la misma idea es
Carlos Fazio, periodista de "La Jornada", quien en las páginas de dicho diario publicó
que lo que ocurre en México es "una guerra de malos contra malos en un Estado
fracasado. Y para que México no colapse -añadía-, Obama ya enviará a sus marines".

Según Fazio, los responsables de seguridad e inteligencia de EEUU "lograron construir


la noción de México como estado fallido para el aterrizaje suave, ahora, de 'la ayuda
invasora' (Javier Ibarrola dixit) que salvará a México de los malos". No en vano, el
periodista uruguayo afincado en México -especialista en asuntos del Ejército mexicano-
nombra, a modo de ejemplo, los casos de países como Irak o Afganistán; lugares en los
que EEUU libra, aún a día de hoy, una guerra asimétrica e invasora bajo la excusa de la
lucha contra el terrorismo con el supuesto objetivo de estabilizar la región.

Hay que subrayar, además, que el mismo Ejército estadounidense incluyó, en un


informe que se conoció a principios del presente año, la posibilidad de que el Estado
mexicano pudiera estar perdiendo el control del país, recayendo éste en manos del
narcotráfico. Dicha afirmación no sentó muy bien al Gobierno federal, que se apresuró a
contestar que "México no es un estado fallido". Durante una reunión que mantuvo en
enero con los corresponsales de cuatro periódicos internacionales, la secretaria de
Relaciones Internacionales, Patricia Espinosa, replicó de esta manera a esos análisis:
"No quiero minimizar el problema, pero hablar de un estado fallido es hablar de una
violencia generalizada y de una falta de control del territorio".

Aunque asumió que "hay ciertas plazas donde la violencia se ha exacerbado", el


Ejecutivo federal se ha negado a admitir la pérdida de control sobre la situación y el
presidente, el panista Felipe Calderón, ha repetido habitualmente frases como "vamos
ganando por goleada". Sin embargo, el miembro de La Familia (cártel que opera en el
estado de Michoacán) José Alberto López Barrón, El Gordo, declaró, tras haber sido
detenido recientemente, que colocan retenes en algunos pueblos para controlar sus
accesos y autorizar quién entra y quién no.
Otro factor importante a tener en cuenta es el de la corrupción policial. El pasado 31 de
enero, la Secretaría de Seguridad Pública aseguró -citando informes de inteligencia
civiles y militares- que el 61% de los agentes de Policía está controlado por las redes del
narcotráfico, y que reciben sumas mensuales que van desde 5.000 hasta 70.000 pesos
(desde 250 hasta 3.700 euros, aproximadamente), dependiendo del cargo y las labores
realizadas.

La corrupción no es un fenómeno que salpique sólo a la Policía, sino que se extiende a


otros estamentos del poder, desde empresas a instituciones. Por ejemplo, una encuesta
realizada por la firma de auditoría KPMG reveló el pasado 2 de agosto que las
compañías radicadas en México "destinan un 5% de sus ingresos anuales al pago de
sobornos" y que un 77% de ellas admite haber padecido algún fraude en el último año.

Dicha corrupción ha llegado a poner en jaque, incluso, al sistema político, llevando sus
niveles de credibilidad hasta las cotas más bajas. Un estudio publicado por Consulta
Mitofsky arroja que, en abril, un 73,8% de los mexicanos tenía una percepción negativa
de la situación política. Otro de los datos relevantes es que los partidos políticos son la
institución con menor promedio de confianza, por detrás incluso de los policías y los
empresarios.

El desprestigio de la clase política y la protesta de la sociedad pudo apreciarse de nuevo


en las últimas elecciones, sin olvidar las irregularidades que tuvieron lugar en las
presidenciales de 2006, cuando la izquierda del PRD (Partido de la Revolución
Democrática) acusó a la derecha del PAN (Partido de Acción Nacional) de manipular
los resultados para arrebatarle la victoria. En los comicios del reciente 5 de julio, el alto
índice de votos nulos (cifrado en un 6%), unido a la gran abstención que caracteriza
todas las citas electorales de este tipo (56%), puso en cuestión la legitimidad del
plebiscito, ya que la nueva Cámara de Diputados sólo estará respaldada por los votos
del 35% del padrón electoral.

Los resultados de los comicios fueron, de igual manera, sorprendentes, no tanto por el
color del vencedor, el PRI, sino por la magnitud de los resultados. Arroyó literalmente a
sus dos mayores contendientes. El derechista PAN, que actualmente gobierna la
República, fue aplastado: el PRI le sacó una diferencia de casi diez puntos y, además, le
arrebató bastiones de larga tradición panista.

Otro de los grandes batacazos electorales fue el protagonizado por el PRD. Los apoyos
de los perredistas cayeron a un escaso 12%, después de que, pese a no poder superar a
Calderón, en las elecciones presidenciales de 2006 ascendieran hasta el 30%.

Por tanto, el partido que se mantuvo en el poder durante 70 años recuperó la batuta en la
Cámara de Diputados. ¿Será un vaticinio de lo que pueda ocurrir en las presidenciales
de 2012? Si bien es cierto que el PAN tampoco se ha librado de ellas, el hecho de que el
mismo partido que perdió la hegemonía entre graves acusaciones de corrupción y mal
gobierno haya arrasado en unas elecciones permite hacerse una idea sobre el estado de
salud del sistema político mexicano.
¿Estados fallidos o democracias usurpadas?

Es difícil determinar cuáles son los indicadores para definir a un estado como estado
fallido. El monopolio de la violencia legítima ha sido, desde que el sociólogo alemán
Max Weber definiera al estado en esos términos, el rasgo característico utilizado
históricamente para evaluar la viabilidad y el estatus de los mismos. En estos momentos
más y más estados, incluso estado potentes como el caso de México que hoy analiza
GARA, ven cómo ese monopolio no es efectivo.

Las razones para ello son diversas. Por un lado, la obsesión de los diferentes gobiernos
con la disidencia política de izquierda ha sido determinante para que distintas clases de
criminalidad organizada se hayan desarrollado en forma de estados paralelos, llegando a
dominar grandes territorios o a tener una influencia económica inaceptable. No es
necesario fijarse en países en desarrollo para constatar este hecho. La situación de una
potencia europea como Italia es significativa en este aspecto. Siguiendo con la
definición de Weber, partidos considerados «progresistas» han asumido el concepto de
«legitimidad» con una naturalidad que en muchos casos ha eclipsado conceptos
centrales para la izquierda como son la justicia, la libertad, la igualdad o la democracia.
Mientras tanto, los partidos conservadores han adoptado estos términos como propios,
pero tergiversando por completo su significado. En los últimos tiempos, asimismo, se ha
ido imponiendo una concepción según la cual Estado de Derecho y democracia son
considerados oficialmente sinónimos. El orden constitucional formal, homologado
internacionalmente, se ha convertido en el paraguas bajo el que los estados pueden
hacer y dejar de hacer lo que les plazca. Incluso alimentar fenómenos que terminan por
devorarlos como estructuras políticas para el desarrollo de las naciones. En muchos
casos este fenómeno se da en connivencia con la clase política, lo que acrecienta su
descrédito. Además de lo ya señalado, las potencias con pretensiones hegemónicas han
utilizado el término de «estado fallido» para justificar sus injerencias.

El verdadero problema, por lo tanto, no es tanto el de los estados fallidos, sino sobre
todo el de las democracias fallidas o usurpadas. México puede ser un ejemplo.
Desgraciadamente, es sólo un ejemplo de un fenómeno en alza.

ABC para entender la elección del 5 de julio


Roy Campos

Dos semanas después de los comicios vemos que los resultados a final de cuentas
resultaron ser mucho más entretenidos e interesantes que la campaña misma que resultó
bastante aburrida con las nuevas reglas electorales. Los resultados no.

Lo primero que tendríamos que ver es que el resultado se debió más a dinámicas
locales. Mientras todos estábamos viendo la actuación de los personajes nacionales en
sus pleitos y sus mensajes, donde realmente se estaba decidiendo el futuro de la elección
era en cada una de las entidades de este país.

Y la final tenemos por ellos que los diputados se conforman por bancadas que
responden más a los intereses de los gobernadores que a los intereses de los líderes
partidistas.

Sabemos también que una vez conocida la composición del Congreso, la estrategia
nacional del PAN no puede declararse tan perdedora ya que de 2003 a 2006, en medio
de varias crisis, solamente tiene 8 diputados menos. Cuando en un momento de desastre
económico sólo pierda 8 diputados podemos afirmar que su campaña nacional aguantó
los embates del contexto.

E incluso en número de votos, cuando se le compara con 2003 su pérdida prácticamente


no existe. Realmente sólo pierde 2 puntos porcentuales de votación efectiva, y si todo
esto el PAN lo procesa ¿Por qué la renuncia de Germán?(además de entregar su cabeza
a sus enemigos políticos y a los agraviados en campaña).

Definitivamente, su "destitución" fue la forma de centrar las culpas en él de todo el


grupo Pinos y de las dirigencias estatales, porque donde si pierden es el los comicios
locales. Sus derrotas en San Luis Potosí; Querétaro, Cuernavaca, Guadalajara, Zapopan,
Naucalpan, Tlalnepantla, Huixquilucan, Toluca, Guanajuato y otros lugares, que
responden a lógicas de campaña y de trabajo de elecciones locales que no están bajo la
responsabilidad directa del líder nacional.

La debacle del PAN no fue culpa de Germán, él fue el sacrificado a pesar de que puede
considerarse exitosa su estrategia de contención.

Para el Presidente Calderón y su grupo cercano, es una derrota más simbólica que
numérica, la nueva mayoría del PRI-PVEM tampoco tienen mucho margen de maniobra
para encerrar al presidente ni creo tengas ganas de cogobernar, nadie quiere gobernar en
periodos de crisis y menos cargar con las culpas de las reformas impopulares, la nueva
mayoría trabajará para el Presidente, simple y sencillamente porque así le conviene, no
porque así lo quieran.

El Voto nulo tuvo menos resultados de los que se esperaba; Fue mucho más fuego que
incendio. Hubo muchas llamaradas y a final de cuentas terminó quemando muy poco.
Su gran éxito fue la discusión, no los votos.

Por ejemplo en el rubro de "candidatos no registrados". Aquellos que promovían a


"esperanza marchita", no los hemos visto aceptar que en 2006 fue 0.3 y ahora fue 0.2
por ciento.

Y para el voto nulo hubo estados como Nuevo León, Chihuahua, Campeche en donde el
porcentaje del voto nulo disminuye. ¿cómo es posible que ante una discusión tan
pública ocurra esto?.

La respuesta se dio masivamente en ciertas entidades: DF, Aguascalientes, Puebla y


Colima.

Son las cuatro entidades con mayor porcentaje de voto nulo, pero quitando esas
encontramos el porcentaje que siempre existe. No fue un gran éxito.

¿Qué sigue? Sigue lo mismo que iba a seguir si no hubiera aparecido la discusión del
voto nulo. va a haber modificaciones.
Yo prácticamente estoy convencido de que van a desaparecer al menos 100 diputados
plurinominales y 32 senadores plurinominales. Y eso no es producto del voto nulo
porque ya era un argumento que los partidos políticos tenían antes de que surgieran los
anulistas.

Y si los partidos disminuyen sus plurinominales lo harán porque ya no pueden estirar


más la liga.

Es tal el deterioro de la imagen de los partidos políticos que deben entregar algo en
prenda buscando resarcir su prestigio. Pero ese logro no será de los anulistas, ya estaba
cocinado, lo único que sería un logro de este movimiento sería la reelección legislativa
o las candidaturas independientes.

Por cierto, no veo que esta legislatura le entre a las candidaturas independientes, ese es
un monopolio que los partidos todavía no están dispuestos a ceder. Pero no descartemos
que se abra un nuevo frente que se ha olvidado: La consolidación del voto de los
mexicanos en el exterior.

Por último, la renovación de la dirigencia del PAN genera un nuevo momento para el
análisis alrededor del poder presidencial. Más allá de saber o sospechar que César Nava
va enviado por Felipe Calderón o que haya presión para que se vote por él, lo que es un
hecho es que su presidencia estaría marcada por su cercanía con dos paisanos
michoacanos, el Presidente y Germán Martinez.

¿Para que querría el Presidente Calderón tener de nuevo el control de su partido por año
y medio? que necesidad de volver a cargar con las derrotas del difícil año electoral
2010? (e incluso este año aun falta Tabasco y Coahuila con poca expectativa panista,
puede ganar "cero" elecciones).

El próximo año tendrá que enfrentar comicios para 10 gubernaturas de las cuales solo
gobierna dos, el saldo que entregará quien hoy se elija puede ser de nuevo desastroso y
los opositores internos llegar con más fuerza para tratar de imponerse en la dirigencia
que organizará el proceso de nominación para la candidatura presidencial. Entonces
¿Para que?

La respuesta está en las cámaras, las reglas blanquiazules permiten a quien dirige al
partido nombrar directamente a los coordinadores, así destituyeron a Creel al llegar
Germán Martínez, y esa es la palanca que mueve a querer el control del partido, poder
controlar por esa vía las fracciones parlamentarias de su partido, razón que de suyo
parece absurdo en términos de votos ya que dirija quien dirija esas fracciones, jamás le
negarán un voto a las iniciativas presidenciales, pero les importa la forma de ese apoyo,
no solo el voto.
Qué hacer para la izquierda
Víctor Flores Olea

Sí, también la catástrofe del PAN, pero no del conjunto oligárquico de México. Triunfo
entonces de la derecha (PRI y PAN unidos, con diferencias accesorias) y
desfondamiento de la izquierda. Se han dado variadas razones: la división interna, su
función corifea respecto de las políticas (sobre todo económicas) de la derecha. No, esa
no es una Izquierda Nueva, sino una ya muy vieja en la experiencia de la
socialdemocracia, sobre todo europea. Que no se dejen engañar los dirigentes del PRD
(viejitos intelectuales) por los frescos e ignorantes publicistas de la derecha, que no se
ahorran palabras como cambio y “transformación. Pero ¿cuáles y hacia dónde?

¿Se percibe el cambio profundo que implicó el triunfo de Barack Obama en Estados
Unidos (aunque ahora el Presidente esté entre la espada y la pared, acosado por los
intereses del complejo militar-industrial)? ¿Y la dimensión del cambio latinoamericano,
después de varias décadas de dictadores sangrientos y pillos? Es que hoy en México, en
América Latina, en el mundo entero (y más ante el hundimiento del neoliberalismo) se
exigen nuevos sistemas políticos, nuevos sistemas económicos, la construcción de otra
moral social, desde luego más solidaria, la importancia de no reducir la vida al triste
papel de la ganancia desaforada.

No, la lucha debe ser hoy mucho más profunda e imaginativa, y no la que planteó la
actual dirigencia del PRD, tremendamente alejada de la vida de la izquierda en México,
mucho más amplia, dinámica y radical. Tal fue la causa efectiva de su derrota, para no
hablar del desprestigio (y desprecio) que ganó al sólo ofrecer el vergonzoso espectáculo
de maniobras para ascender y escalar, en perfecta lejanía de la sociedad, como decía
antes. Porque una izquierda que no se afirma como voz de la sociedad entera se
autoliquida fatalmente.

Uno de los capítulos más lamentables de la pasada elección fue la total ausencia de
ideas y programas. Todo se redujo a pedestres espots. Ante una situación tan grave
como la nuestra, nada coherente e importante sobre la crisis, sobre el empobrecimiento
generalizado y la caída de los empleos, sobre la necesidad de otro mundo mejor, y
muchos etcéteras. Todo fue calculado en las sombras: en el fondo un total desprecio a la
ciudadanía. Y peor aún: ni un mínimo esfuerzo de iluminación inteligente del futuro.
¿Puede así tener éxito una izquierda, cualquiera que sea?

Ese tremendo vacío general, pero con abundancia de corrupción, originó fenómenos que
ya en México son significativos cuantitativa y cualitativamente, como el voto nulo. Pero
no se crea que el desprecio al sistema político se redujo a esos votantes en blanco:
infinidad de los votos llamémosles normales sentían y sienten el mismo desprecio por el
sistema, aunque hayan decidido un voto en favor de tal o cual candidato por otras
razones, también respetables.

Pero la tremenda crisis del neoliberalismo no significa tal vez el fin del capitalismo. Ya
los dueños del dinero toman iniciativas y tejen marrullerías para que la situación se
modifique lo menos posible. ¿Y la izquierda, la izquierda en México? Arrollada por una
derecha sin ideas, pero con recursos y decisión.
Se ha dicho, probablemente con verdad, que es necesaria la refundación del PRD, o de
un partido que represente efectivamente a la izquierda, a las izquierdas mexicanas. Pero,
¿cómo? ¿Por qué vías? En días recientes han aparecido documentos valiosos como el de
Alejandro Encinas, discutiendo la situación actual de la izquierda.

Existe también el documento que comenzó a elaborarse hace años y que ahora ha sido
actualizado, y que francamente contiene los aspectos fundamentales de un cambio
mexicano hacia una democracia de verdad, en varias dimensiones, con los siguientes
puntos principales de su agenda, cada uno desglosado como merece: 1) Democracia
directa y participativa. 2) Reforma electoral y representativa. 3) Régimen de gobierno.
4) Derechos humanos y justicia. 5) Federalismo y municipalismo. 6) Nuevo pacto
social. 7) Reforma económica. Y, 8) Reinserción internacional. Este documento, como
se recordará, fue elaborado por una comisión (de la Reforma del Estado, encabezada por
Porfirio Muñoz Ledo) a la que concurrieron buen número de especialistas e
intelectuales, pero que nunca prosperó precisamente porque los intereses de gobierno
(en este caso el Legislativo, pero esencialmente Vicente Fox) se opusieron tajantemente
a una cirugía mayor del Estado mexicano.

Se dirá que hoy la situación es más difícil que en 2000, por el triunfo de la derecha. Y se
tiene plena razón. Por eso mismo debería modificarse de medio a medio la ruta
estratégica para alcanzar los objetivos de la izquierda.

De acuerdo, no sería bastante con que estos principios se discutieran únicamente en


comisiones y cuerpos legislativos. Su éxito radica en que se conviertan en objetivos de
un programa vivo de la izquierda que se difunda, exija y milite en las calles. Algo
semejante a lo que se hizo para frenar la privatización del petróleo. Algo así como el
esfuerzo de Andrés Manuel López Obrador por los caminos de México para la defensa
de la soberanía y la economía popular. Está ya el programa básico, que debiera
difundirse grandemente e inclusive resumirse para tornarlo más accesible a las grandes
mayorías. Un programa que, por supuesto, pudiera y debiera ampliarse y fortalecerse en
la lucha misma. Ya debiera comenzar esa tarea. (La Jornada: 2009/07/20)

El PAN en su disyuntiva
Octavio Rodríguez Araujo

Como estará de mal el Partido Acción Nacional que, aunque se perfilan otros, por ahora
el candidato único para presidirlo es César Nava. Uno de sus compañeros de partido,
Gerardo Priego, dijo que se lo van a comer en tamalitos de chipilín, en alusión a su poca
experiencia y a su escasa relación, en caso de ser designado, con los dirigentes de otros
partidos (La Jornada, 26/7/09) y con los diputados y senadores de su propio instituto
político.

Si Nava es el candidato de Calderón, peor para el partido, pues el ocupante de Los Pinos
es el principal causante del deterioro del blanquiazul. En este punto no hay dudas. El
pretendido presidente del empleo no ha logrado disminuir el desempleo ni mucho
menos el número de pobres.
La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares ha puesto en evidencia que
los tres tipos de pobreza (alimentaria, de capacidades y de patrimonio) han aumentado
de 2006 a 2008, más los resultados que se obtengan del año en curso.

La pobreza alimentaria es caracterizada como aquélla en la que sus víctimas, los más
pobres de los pobres, no pueden obtener la ya recortada canasta básica de alimentos,
aunque usaran todo el ingreso disponible para ese fin. Esta pobreza subió de 13.8
millones de mexicanos a 18.2 en el periodo considerado, es decir, 4 millones 400 mil
mexicanos más en dos años.

La pobreza de capacidades quiere decir que quienes viven en ella no tienen ingresos
suficientes para alimentarse y, además, para gastar en salud y educación. El aumento de
este segundo nivel de pobres fue del mismo tamaño que el del anterior.

La pobreza de patrimonio, que se supone que es menos grave que las anteriores, ya que
en este nivel el ingreso familiar sería insuficiente para adquirir la canasta básica y los
bienes y servicios relacionados con salud, vestido, vivienda, transporte y educación, es
la característica de casi la mitad de la población del país: 50.5 millones, es decir, 5
millones 900 mil mexicanos más que en 2006.

La equivocada política de Calderón, que sólo tiene ojos y consideraciones para los ricos
y para sus allegados, no sólo aumentó en 6 millones el número de pobres, sino que ha
acumulado tal cantidad de muertos civiles, policiacos y militares en su absurda guerra
contra el crimen organizado (narcotráfico, principalmente), que la gente duda mucho en
salir a la calle. La inseguridad en las calles y carreteras ha aumentado incluso en estados
donde la gente emigró hace algunos años (Aguascalientes, por ejemplo) por sentirse
amenazada en sus lugares de origen. Ahora parece cosa de suerte llegar sano y salvo a
casa, siempre y cuando la residencia familiar no esté también en la mira de los enojados
hampones, uniformados o civiles (porque hay de los dos tipos).

El modelo económico que ha seguido Calderón, al margen desde hace rato de las
tendencias mundiales en decenas de países que han iniciado sus respectivas
rectificaciones, tiene también en contra a las cámaras empresariales. El presidente de la
Concamin (Confederación de Cámaras Industriales) ha declarado el lunes pasado que
dicho modelo ya está agotado. Pero Calderón y su gabinete económico todavía no se
percatan de ello. Zedillo regañaba a los economistas que lo criticaban; Calderón ni
siquiera parece haberse enterado de lo que dicen los expertos. Al contrario, vaticina un
nuevo ánimo nacional gracias al triunfo de la selección nacional de futbol (La Jornada,
28/7/09), como si el logro hubiera sido de México y sus pobladores y no de un grupito
de abnegados deportistas; y como si ese éxito también fuera de la economía ante la
grave crisis que atraviesa el país desde antes del tsunami estadunidense.

Ante esta situación, mal hará Calderón en creerse uno más de los ex presidentes priístas
que podían, a su antojo, poner y quitar al dirigente de su partido. Lo menos que puede
hacer, si de verdad quiere salvar al PAN de la declinación revelada en las pasadas
elecciones es sugerir (no imponer), si lo encuentra, un candidato que tenga presencia y
el respeto de todos los panistas, especialmente de entre los sobrevivientes históricos que
le daban principios y respetabilidad propia y ajena. Y, desde luego, también deberá
cambiar su política económica y social, poniendo un freno a sus ilusiones de grandeza y
poder omnímodo, para devolver al país la estabilidad y el desarrollo que tanto necesita.
Los neopanistas quisieron ganar posiciones de poder y las han logrado, incluso a la
malagueña, pero sacrificaron desde 1975 sus principios fundadores y rectores por un
pragmatismo ramplón que, a la menor falla (y vaya que han tenido fallas con Fox y
ahora con Calderón), se les ha revertido llevándolos a una pendiente tan negativa que
gran número de mexicanos prefirió al PRI como alternativa (gracias también a la
profunda crisis de las izquierdas mexicanas). Tal vez también deberían pensar en
refundarse o rectificar sus posiciones y no caer en la zona de influencia de quienes lo
han desprestigiado: Fox y Calderón, en primer lugar. (La Jornada: 2009/07/30)

IFE: transparente hipocresía


John M. Ackerman

Una vez más los consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE) revelan su habilidad
para moldear la ley a su antojo. Contra viento y marea, los máximos árbitros en materia
electoral conservan de manera terca e ilegal su negativa para el acceso ciudadano a las
boletas de 2006. Sin embargo, de manera hipócrita, hoy circula entre los consejeros un
proyecto de acuerdo que les permitiría abrir los paquetes electorales utilizados en la
elección de 2009.

El texto de esta nueva resolución evidencia un doble estándar, ya que contradice de


manera radical las razones que el IFE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación (TEPJF) habían ofrecido para negar el acceso a las boletas de 2006. Los
expertos que serán convocados por el IFE para participar en el ejercicio de 2009
deberían ser muy cuidadosos y evitar ser utilizados en este falso ejercicio de
transparencia, dado que aquí el orden de los factores sí altera el producto. Antes de abrir
cualquier paquete de la elección de este año, primero habría que dejar de violar la ley y
ofrecer a toda la ciudadanía la documentación de 2006.

El pasado 3 de junio, el Comité de Información del IFE ratificó, una vez más, su
negativa al acceso ciudadano a las boletas de 2006, al rechazar la solicitud de José
Rodríguez Toral, de Zapopan, Jalisco. El argumento principal que se esgrime en la
resolución del comité dirigido por el C. Ricardo Becerra, alguien vinculado a la
transparencia de forma más circunstancial que sustancial, es exactamente el mismo que
el TEPJF ya había ensayado hace dos años: la supuesta "inaccesibilidad" de los
paquetes electorales.

Hoy, sin embargo, súbitamente las boletas ya no son tan "inaccesibles", dado que el
proyecto de acuerdo que se encuentra circulando entre los consejeros propone "la
realización de un estudio muestral de los paquetes electorales [de 2009] a efecto de
conocer información diversa sobre la votación de los electores". La supuesta
"inaccesibilidad" ha resultado ser únicamente una artimaña para "cerrar" de manera
prematura el expediente de 2006.

Ahora bien, la resolución del Comité de Transparencia sobre los documentos de 2006
señala claramente que la supuesta prohibición de acceso no solamente aplica a los
ciudadanos en general, sino también a los funcionarios del mismo instituto. “[El]
camino por el cual transitan los votos se ve arropado bajo una garantía de inviolabilidad
permanente y oponible frente a cualquiera, inclusive al propio instituto”. El Comité de
Transparencia también cita una tesis del TEPJF que señala que el IFE "carece de
facultades para ordenar estudios sobre documentación contenida en los paquetes
electorales, diversos de los legalmente permitidos" (tesis S3EL 046/98). Sencillamente
no existen argumentos jurídicos válidos para fundamentar el doble estándar que el IFE
aplica a los casos de las boletas de 2006 y de 2009.

El proyecto de acuerdo sobre las boletas de 2009 también contradice otro argumento
central del tribunal electoral, retomado recientemente por el Comité de Transparencia
del IFE. Los magistrados electorales habían sostenido que el acceso a las boletas no era
necesario porque las actas supuestamente contienen toda la "información" relevante. Sin
embargo, en el acuerdo propuesto para 2009 los consejeros electorales confiesan
abiertamente que este argumento es falaz. Señalan que el acceso a las boletas permitiría
al IFE conocer información nueva como, por ejemplo, "la forma en la que los electores
emitieron su voto, la forma específica en la que votaron por las coaliciones y, en su
caso, la proporción en la que fue utilizada la opción del llamado voto en blanco".

Ha llegado la hora de tomar en serio el compromiso gubernamental con la transparencia


en materia electoral. La obligación de informar y permitir el acceso a los ciudadanos no
se puede tratar como un calcetín que se quita y se pone de acuerdo con el paso que
marque el tiempo político o con los intereses en juego. La coherencia e integridad de los
consejeros electorales se encuentran en juego.

Sería particularmente importante dar seguimiento a la actuación del consejero Francisco


Guerrero. Como integrante del nuevo Órgano Garante en materia de transparencia del
IFE tendrá que decidir antes del próximo 19 de agosto en torno al recurso de revisión
que ha impuesto Rodríguez Toral sobre las boletas de 2006. Asimismo, como integrante
del Consejo General, Guerrero tendrá que votar respecto a la apertura de los paquetes de
2009. En el recurso de revisión de Rodríguez Toral también estará a prueba la
independencia del "experto externo" que forma parte del Órgano Garante, Oscar
Rodríguez Olvera.

Abrir la documentación electoral de 2009 sin también permitir el acceso a las boletas de
2006 no sería más que una tomadura de pelo que los ciudadanos deberían denunciar con
todas sus letras. Asimismo, no estaría por demás que todos los ciudadanos todavía
interesados en esclarecer y en estudiar los resultados de 2006, sometieran desde hoy
mismo nuevas solicitudes de acceso a las boletas. Al IFE le debe quedar claro que el
expediente de 2006 sigue abierto y que la transparencia de la jornada electoral de 2006
sigue siendo una demanda ciudadana vigente. (La Jornada: 27 de julio de 2009)
Comité Ejecutivo Nacional:

CARLOS FALCON NARANJO: Presidente, CLAUDIA JUAREZ GARDUÑO: Secretaria


General, DANIEL MARMOLEJO GONZALEZ: Oficial Mayor, JOSE LUIS ORTEGA
PEREZ: Coordinador de Capacitación y Educación Cívica, JORGE RETANA YARTO:
Coordinador de asuntos Económicos, JOSE LUIS FALCON MIRANDA: Coordinador
de Finanzas, NATALY DEL CARMEN: Atención Ciudadana.

Comités Estatales:

GUADALUPE NIETO ALVAREZ: Guerrero. MIGUEL GUZMAN BEJAR: Michoacán,


JUAN ALARCON: Guanajuato, JOSE LUIS BANDA: Veracruz, MAGDA RIVERA:
Tamaulipas, JOSE LUIS AYALA: Estado de México, Canek Ortega Cano: Distrito
Federal, Victor Reyes Cuautle: Puebla. María de la Luz Ortiz: Jalisco, José Luis Falcón
Naranjo: Querétaro, Daniel Marmolejo González: Morelos.

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