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Cabildo 1810

y sus
restauraciones

Sofía Dorado, 2º año Itinerario


El edificio del Cabildo de Buenos Aires es el símbolo material del comienzo
de la independencia argentina, proceso que culminó formalmente con la
declaración de 1816.
Los trabajos que se anuncian para su restauración merecen ser
completados, presentándolo en situación más acorde con su primitivo
aspecto, ya que es imposible restablecerlo por completo. En este año
bicentenario de aquel magno hecho, una obra que no costaría mucho (ni en
dinero ni en tiempo) sería el homenaje imperecedero al nacimiento de
nuestra nacionalidad, pasados los festejos que la recuerden.
La construcción original fue comenzada en 1725, y tras demoras
causadas sobre todo por la falta de fondos, en 1748 pudo considerarse
concluida la planta fundamental del edificio. Su estructura definitiva es
conocida, sobre todo, por el dibujo ejecutado por el ingeniero Charles
Henri Pellegrini en 1829. Su armónica fachada tiene un cuerpo principal
integrado por la torre y cinco arcadas a ambos costados, en sus dos
pisos.
Pese al indudable sentido histórico que el Cabildo tenía, no fue
respetado en años siguientes, y se destruyó uno de los monumentos
más importantes de la Argentina.
Se comenzó por elevar su torre, y siguió el derribarla por
completo. Además, con un equivocado sentido de modernidad,
su fachada cambió el sobrio estilo andaluz primitivo por una
muestra italianizante, con profusión de molduras y columnas
en la fachada. Por otra parte, en 1889 se demolieron tres
arcadas para construir la Avenida de Mayo. No fue todo: en
1931 fueron destruidas las tres arcadas del otro costado, para
abrir la avenida Julio A. Roca.
Recordemos con gratitud al diputado nacional Carlos
Alberto Pueyrredón, quien dos años después obtuvo la
ley que declaró al tan modificado edificio monumento
histórico. En la década siguiente, en 1941, la Comisión
Nacional de Museos y Monumentos Históricos se ocupó
de la loable tarea de volver a restablecerlo de manera
parecida al Cabildo original. Se encargaron, sobre todo,
el arquitecto Mario Buschiazzo y el inspector Francisco
Nadal Mora de restituirle la estructura de origen.
Entre las obras autorizadas y no realizadas felizmente-
estaba también la colocación de una estatua en la cúspide
de la torre, simbolizando a la Justicia y otras doce
estatuas en la azotea, más una balaustrada en el frente.
Durante las obras de remodelación fueron descubiertos
antiguos túneles, una caja fuerte de la época del virreinato,
armas y elementos de entonces e incluso las trenzas
de los soldados del Regimiento de Patricios que Belgrano
mandó a cortar el 7 de noviembre de 1811. (2)
terreno
el Palacio Municipal. Y un
nuevo agravio en la
arquitectura de su edificio,
sufrió en 1931 al perder
otros tres arcos, en su ala
sur,
para la apertura de la
Diagonal Julio Argentino
Roca.
Nuevamente se intentó su
demolición hasta que un
proyecto del diputado Carlos
Alberto Pueyrredón se
convirtió en la
ley 11.688 del 30 de mayo
de 1933 por el cual se lo
declaró Monumento
Histórico Nacional.
Curiosamente, tres años más
tarde, el 28 de octubre de
1936, el Consejo Deliberante
encargada de realizar
los estudios técnicos para
restauración
y reconstrucción definitiva del
Cabildo.
La integraban los señores Antonio
Vaquer Director
de Arquitectura del Ministerio de
Obras Públicas-;
Martín S. Noel Miembro de las
Academias Nacionales
de Historia y Bellas Artes- y Mario
J. Buschiazzo
arquitecto adscripto a la Comisión
Nacional-.
La presidencia quedó a cargo del
doctor Ricardo Levene.
El arquitecto Buschiazzo presentó
un proyecto de restauración y de
reconstrucción de algunas
partes, tomando como
antecedente una pintura del
Cabildo realizada por Carlos
Desgraciadamente, hoy el Cabildo presenta una imagen
desproporcionada, desnaturalizada su arquitectura por las dos avenidas
diagonales que lo mutilaron. Pero con poco trabajo podría acercase a su
estampa auténtica, dotándolo de mayor espacio. Merece más respeto la
evocación que suscita. Además, es insuficiente para contener los
objetos referentes a los trascendentales sucesos que se desarrollaron
en su interior hace 200 años.
Se requiere únicamente construir un arco más en cada uno de los
extremos, en ambos pisos, y existe espacio para ello.

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