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I Antropologia y patrimonio propone un modelo global de interpreta ci6n del patrimonio que pretende interesar a todos los profesiona. F les, en activo 0 en formacién, que, desde cualquier orientacion disci F patrimonio, quién, cémo, cuando, por qué y para qué se constituye 1} activa, qué relacion mantiene con la identidad, con el turismo y con el conocimiento, cual es el papel que desempefia la autenticided y la I logica de mercado en el futuro de las actividades patrimoniales, ... y Propone otras tantas tesis al respecto, que pueden ser consideradas F separadamente o como parte del modelo global. En la segunda par If &llibro se interroga por la implicacién de la Antropologia Social en el estudio y gestion del patrimonio a distintos niveles (teérico, politico, I aplicado), y expone y analiza con detalle una experiencia de campo, un sestudio de casa», tanto a efectos comparativos con otras ex F viencias como para interrelacionar los resultados del trabajo emp 00 con las propuestas tebricas anteriores. de las relaciones entre patrimonio y nacionalismo, con especial re I rencia al contexto catalan. Esta obra representa, pues, en su conjunto, J U2 propuesta de reflexion radical dbsolutamente abierta y.con una deci dida vocacién de incitar al debate y al esclarecimiento de las muchas I Cuestiones involucradas en este campo que, segtin todos los indicios, puede desempefiar un papel estratégico en el futuro de la sociedad, 933041-2 U I t t t t ! Arial Antrotalanin . Prélogo de JeaN-CLAUDE Ductos ne lesa] Antenne Cariruto 1 EL PATRIMONIO COMO CONSTRUCCION SOCIAL igen de unos simbclos es ccumir de Ia experiencia 2 a su significacién y oscurece bye en el presente. Se ae , se sineronizas, devin intemporal, ‘de siempres, Tan eter y persistente es entonces su sig rificacién como la misma naturaleza, Dotado de In fuerza de lo natural, gana a su ver independencia del sujeto que a identtad, ‘que se siente © piens abiertay piblicamente, fe sea, noes Gnicamente algo Jno algo que se debe manifestar Joa Fucote, vers smbdlica des nea Creo que podriamos decir sin temor a equivocamos que, pese a tuna construccién social quiere decir, en primer lugar, que no existe en (FARRAR RPP RRA 20 ANTROPOLOGIA Y PATRIMONIO EL PATRIMONIO COMO CONSTRUCCION SOCIAL. 21 a naturaleza, que no es algo dado, ni siquiera un fenémeno social universal, ya que no se produce en todas las sociedades humanas ni en todos los perfodos histéricos; también significa, correlativamente, que es un ideado por alguien (0 en el decurso de algtin pro- cceso colectivo), en algin lugar y momento, para unos determinados fines, ¢ implica, finalmente, que es o puede ser histéricamente cam- Biante, de acuerdo con nuevos criterios o intereses que determinen nuevos fines en nuevas circunstancias, Podriamos hablar también, siguiendo un uso muy extendido en estas dos tiltimas décadas, de sinvenciéns del patrimonio, Ambos con- ceptos, construccién social (o cultural, si se preficre) e invenciéi parecen. eal). En cualquier caso, la invencién, ra arraigar y perpetuarse, nece- ial, es decir, alcanzar un mini- museos y de sus colecciones,? pero, 196, p. 93): ela historia del rente de la de los objetos que forman parte de él entenderse en toda su amy patrimonio cultural no es la hi er, sig ger y Luckman (1983), remite, en este contexto, a la idea de «univer- sos simbélicos legitimados», mientras que el segundo, siguiendo a Hobsbawm y Ranger (1988), remite fundamentalmet emanipulacins, Mas alla de esta formulacién bésica, su utilizacién ‘a mi entender, algunas precisiones metodolégicas. La pri- mera de ellas es que la construccién social de la realidad no se puede ‘entender en caso sin la intervenci6n, més © menos directa, de tuna hegemonta social y cultural (de! tipo que sea). La segunda es que la invencisn de la realidad no se refiere tinica y exclusivamente a ele- ‘mentos (creados ex nihilo o transformados en un alto grado) sino tam- bién a composiciones, cuyos elementos pueden haber sido extraidos inalterados de la realidad, pero cuya ubicacién en un nuevo contexto asta que la sociedad occidental las contribuye a crear otra realidad, con otro sentido. La invencién de la te, ¥ como consecuencia, del realidad se refiere, por tanto, también, y entiendo que con mayor fre colonialismo. Cualquier aproximacién histrica que no contemple cuencia, a estos procesos de descontextualizacién y recontextualiza- estos hechos peca, por tanto, de presentismo y etmocentrismo y reel. cién, mas a las composiciones que a los elementos, precisamente en ld. Ja medida en que éstas, ratificadas por la veracidad de los elementos, parte, debemos estar prevenid la doble tentacién se prestan més facilmente a la legitimacién.' Invencién y const ta en que caen con excesiva frecuencia los tratados museist?_ social no me parecen pues procesos antagénicos, sino més bien fases co-patrimoniales: en primer lugar, pensar gue la historia en enema complementarias de un mismo proceso. En este sentido, para 1 porqué de los h caer en la confusién entre la invencién se refiere sobre todo a procesos personales y conscient pensar que sélo los manipulacién, mientras que la construccién social se asocia pt in —y las correspondientes explieaciones— y palmente con procesos inconscientes ¢ imper idades no. Tal proceder es de una ingenuidad engaii (lo cual no tiene por qué darse necesariamente en una secuen imple encadenamiento de cambios histéricos, se cree ilu- ci6n presente, cuando en realidad no se da cuenta ni de itrimonio a las colecciones de arte Gorges Hen Riser en Riviere yoo Tectura del sDosier ceomuscow LAAN eA aA 2 ANTROPOLOGIA Y PATRIMONIO ste ni del pasado, ni mucho menos de la dinamica que media entre uno y otro. Los pardmetros que definen lo que actualmente: entendemos por patrimonio no son pues su caracter basico de construccién social (0 de invencién legitimada) ni su supuesta genealogia, Estos pueden constituir, en el mejor de los casos, si se interpretan correctamente, constataciones elementales, Pero el factor determinante es su cardcter ), su capacidad para representar simbdlicamente una ident ‘es lo que explica el cémo y el porqué se movilizan recursos yy exponerlo. en su acepeién contempordinea, y su pro- into del que estudié respecto ion popular en Catalufa, jento de la Re: de la construccién de la imagen de en el siglo x1x, de la mano del movi 1988), o de otros procesos de represent ideologias. El proceso en sf con: "08 a partir de unas fuent , esenciales 3, por t bles. Al confluir estas f idad en elementos culturales (materiales o inmateriales) asociados con una identidad dada y unas determinadas ideas y valores, dicha identidad y las ideas y valores agociados a los elementos culturales que la representan, asf como el discurso que la yuxtaposicién de un conjunto de elementos de esta naturaleza genera (o refuerza), adquieren asimismo un cardcter sacra- e inmutable. cismo. Los criterios de legi I fijados por este jento son muy definito- Ja ver que pa io de 105 criterios son la naturaleza, la historia y la inspira- ismo representa una reacci6n de sinra- z6n y desmesura frente a in y a los cénones ilustrados; ‘viduo contra el Estado; del liberalismo contra el do3 Como también se ha dicho, el romanticismo es la que fo romintico y de una ness EL PATRIMONIO CONO CONSTRUCCION SOCIAL 23 para la egendarias, que los romanticos no sélo cantarén, sino que en algunos, casos tratarn de imitar; y la va, una nueva percep- én del concepto de autor, la reivindicacién de la imaginacién y del genio frente a la imitacién y al academicismo caracteristicos de la tustracién. Pero estos criterios roménticos no pasarfan de ser orientactones estéticas si no fuera por su cardcter extracultural, sacralizado, repito, leza (idealmente la naturaleza salvaje mbre, sus fuerzas desatadas, sus peligros y contro! humano y revela la existencia de unos poderes que no se plie- gan al orden social. La historia, el pasado (pero también el futuro), en tanto que tiem- po fuera del tiempo, también escapa a nuestro control, esté més all de nuestro presente inmediato (el tinico tiempo que dominamios) poblado de hechos y personajes, magnificados en la oscuridad, que encarnan el bien y el m ras esperanzas ¥ nuestros temores, inalcanzables para nuestras leyes, dos a nosotros por una dependencia reglas y capacidades culturales que rigen para el comiin de los morta- les; los genios son hombres excepcionales que desaffan un orden social que se basa en la homogeneizacién de los individuos, , por tanto, afir- man la fuerza del individuo mas allé de los Toda la fuerza extracultural de estos elementos —que los sittia mas alla de los confines de la cultura, de Ia capacidad de la sociedad para — se puede atribuir a fuentes impersonales o a fuerzas En este titimo caso podremos hablar con propiedad de la, raleza y sobre el tiempo, sobre la historia que discurre por cauces tra- hoon nnnhhtP eee eee eee ee 24 ANTROPOLOGIA Y PATRIMONIO zados por ellos, aunque incomprensibles para nosotros (los «caminos formar; y sobre la inspiracién y el ge (recordemos a las musas) a deter Estos aspectos son muy recurr logos, y no creo que Ja cultura y de la capacidad de cont fuera del aleance y por enci mundo puede conferir un mentos tocados por su fuerza El romanticismo no es un movimiento cultural auténomo que se yea. El romanticismo (como el impulso que recibe la cie siglo xix y el fin del dog- ‘matismo religioso) solo se explica por el irresistible ascenso de la bur- guesfa, que conducira a la Revolucion francesa y a las poste jones burguesas, a la rev bunguesfa que neces que no imponga trabas inguna clase —a mayor gle bbertad y del progreso tecnolégico—; una expansién colonial que permita explotar nuevas fuentes de materias primas y abrir nue- vos mercados; y una ideologfa favorable a la libertad, a la i la creatividad, ‘a la afirmacién —si lai acién europea por todo el mundo. Es en este contexto donde el romani lismos (con o sin Estado), los pannacionalismos y los colonialismos, Los nacionalismos tienen, por lo menos, dos virtualidades: convertir Ja empresa capitalista en una misi6n hist6rica y amortiguar los con- rinsecamente buena wae EL PATRIMONIO COMO CONSTRUCCION SOCIAL 25 la empresa o el simple desinterés se convicrten en un delito de lesa majestad contra la patria y su progreso y en una ausencia abs las virtudes propias del correspondiente caracter nacional ® re los movimientos sociales del fundamente intema- cin muy distantes del alismo (en los que aqui no podemos entrar). El colonialismo es mente impulsado por el romanticismo, que fomenta s exploradores —tras los cuales Megan los administrado- jas empresas— y la lucha por la libertad, y ratificado incluso jentificamente por la antropologia y otras disciplinas sociales que lo presentaban como una labor humanitaria de ayuda a pafses atrasado: entre las potencias istriales europeas, Evidentemente, todas esas construcciones pol icas, necesitan ser formalizadas, explicadas, representadas y legit madas ideolégicamen icacia, deben ‘social, Al fin y al cabo, como dice lismo engendra las naciones y no a aunque se presente como el despertar y la confirmacin de esas unidades n prima herencias culturales, hi ientes de épocas anteriores. lo xix, y en el marco del romanti periodo de un gran auge identitario. Viejas y nuevas caracter nacional, pannacional y colonial, se construyen o recrean, ras otras se diluyen. Para eso se recurre a todo tipo de doctri- nas, sistemas simbélicos y representaciones, entre ellas las pattimo. ales. Por eso se puede afirmar, como hace Dominique Poulot que «en toda Europa, el siglo x0x constituye una edad de oro dk Dias (1991, p. 9 el siglo de los museos», museos que res- reaccién romintica ensefaha que una jo carder espeeica a 26 ANTROPOLOGIA ¥ PATRINONIO pondian explicitamente al «despertar de un sentimiento nacional y patriético», como los museos escandinavos, 0 que, como otros muse- ‘0s europeos, «aun proclamando otros objetivos (cientificos, pedag6s ‘cos 0 artisticos) obedecian también al fin y al cabo a imperativos nacionales, porque, no importa cudl fuera el pretexto invocado —glo- rificar una época (la Edad Media con el Musée de Cluny), una ciudad (Paris con el Musée Carnaval é romanos con el Musée des Antiat seos contribufan en el fondo a cel rtaban su concurso [de modo que] por medio de este tipo de ins- Fundamentalmente, los nacionalismos europeos del xrx reviven (patri- ‘monializan) la historia medieval como época acrisoladora de las nacionalidades (a veces también antiguas herencias prerromanas) y tambien las tierras altas, las montafias y los bosques —reductos de la independencia y la bravura de la patria—, asi como la tradicién popu: Jar, en cuyo aparente atavismo confluyen naturaleza e historia. Cataluita, por ejemplo, que tiene influencias prcticamente de todas Jas culturas que han pasado por la Europa mediterrénea desde la ant giiedad més remota, se convierte en roménica, Las masfas (casas de campo adscritas a una finca riistica), que se convertirén en un sfm- bolo importante del pais y del «fa siglo X0%, con el romanticismo, son vistas casi como castillos donde se entroniza la autoridad patriarcal y la voluntad de independencia, aun- que en el xx, con el enoucentisme» —moderado y racionalista—, pa: rin a ser graciosas estructuras basilicales, herederas de las villas romanas y expresién de la armonfa mediterrénea. Los valores cam- bian, En otro nivel, las colecciones de! British Museum, en esta época, ya no son botines de guerra sino una apabullante manifestacién de la ‘superioridad del espfritu inglés y de su ingente obra de civilizacion y salvaguarda de la cultura, ya que, como subraya Krzystof Porian 1s objetos procedentes de otras so. sus exploradores ry hacer los sacri jos necesarios para obtenerlos». El Muséum Ethnographique des iques, dice Nélia Dias (1991, p. 94) fue creado en 1878 «para conmemorar el trabajo de los exploradores franceses y ast, , glorificar la naci6n francesa». EL PATRIMONIO COMO CONSTRUCCION SOCIAL 27 Los criterios enunciados (la naturaleza, la historia y la inspiracion creativa) vienen a ser como los lados de un tridngulo dentro del cual se integran todos los elementos potencialmente patrimon al contexto de una dindmi ciGn creativa se incluye dentro de los ga esta proceden: iéngulo se constituye, pues, en un pool virtual de referent i Lo cual no quiere decir que todos sus elementos icamente patrimonios, sino que son potencial- izables, que es muy distinto. Para constituirse en , 0, mejor, en repertorios patrimoniales, deben ser acti- vados, como veremos més adelante. Los ctiterios que definen este triéngulo delimitador del pool patri- monial son a mi entender muy firmes y estables. No creo, como apun- tan diversos autores, y entre venga determinado, no por la urgenci res). Veamios, si no, las catedrales o los monasterios benedi iguen cumpliendo perfectamente sus funciones digamos trac Jes y, en cambio, constituyen ademds elementos patrimoniales de pri- mer orden, Quizés lo que nos llama a engafio en este terreno es el hecho de que cualquier elemento obsoleto, tarde o temprano sera his- t6tico, y, por tanto, pasar a formar parte del pool, pero no por obso- sino por histérico. De ahi que nos deshagamos de objetos obso- (0s que atin no se han convertido en histéricos, aunque sean esca- sos, como, por ejemplo, los televisores en blanco y negro 0 nuestros «vigjos» automéviles de hace diez 0 doce aios.* La escasez tampoco es un criterio auténomo, sino que depende, , de su pertinencia respecto de los criterios bisicos res hegeménicos de una sociedad determinada en un momento dado, {6 No deja de ser fustratio que algunas museosetogsfices se haya planted, hace ya bastanies anos, comprar y guardarchistoe de produceén senda, cor mguetes deplete y ‘05, coniientes de qué despus de obscetes escases, esos objets lgaran un da Scr otenclalmentehistéricos ! 1 i 1 i 1 1 ' 1 ' t t t ' t ! ! 28 ANTROPOLOGIA Y PATRIMONIO No deja de ser ilustrativo, en este sentido, un ejemplo al que alude Joan Prat: los bosques (catalanes en este caso), de cuyo «valor patri nos acordemos cuando estamos a punto de mn de los expertos, en cambio, el bosque no yy en dia en Catalufta un bien escaso. El director del constituye Centre Tecnologie Forestal de la Comarca del Solsones decia, segin EI Pais (edicién Catal en Catalufia més superficie boscosa y de més calidad que hace un siglo» y Martf Boada (en Calvo y Mati, 1995, p. 69) explicaba que la superficie arbolada de Catalufia supera actualmente el 40 % del terri- torio, lo que la sitia por e ‘Mas que de una escasez real, se tratarfa pues, si podemos llamarle asf, de una xescasez percibidar.? Otro criterio que induce a confusién (y que no es aducido expl tamente por Joan Prat) es de la «nobleza» de los elementos patrimo- Nadie discutiré la pertinencia patrimonial de un monumento hist6rico o de una obra de arte, incluso de un antiguo tocador o de un apero de labranza, mientras que parecer mas discutible la de un viejo orinal, una escupidera u otros objetos de dudoso gusto, aunque tam- lejos de aceptarlos. No hace mucho que, tanto en el campo como en la ciudad, nos deshactamos, con la impaciencia de quien se libra de la miseria, de objetos en desuso que hoy serfan muy apreciados por cualquier museo o coleccionista particular® También aqui, seguramente, podrfamos hablar de una «nobleza percibida» que tiene mas que ver con los valores sociales hegem6nicos que con la enti- dad de los elementos, siempre dentro de los criterios basicos estable- cidos. Asi pues, obsolescencia, escasez y nobleza const les, necesitan, ellos mismos, ser explicados, seguramente como meras excrecencias de la interaccién de los criterios basicos (naturaleza, his- toria e inspiracién creativa) y los cambiantes Si los criterios que cons EL PATRIMONIO COMO CONSTRUCCION SOCIAL 29 bles son firmes y estables, podsfamos afirmar en cambio que son fle- xibles y permeables en cuanto a la casuistica particular —entiéndase bien, sin ceder un pice en su rigidez fundamental. Es decir: gewan- do algo es lo suficientemente viejo para ser antiguo2, euéndo un pai- saje es lo suficientemente natural para no ser artificial, o bien, aun no siendo lo suficientemente natural, es lo suficientemente antiguo para ser patrimonializable —véanse, por ejemplo, las Landas de Gascu- ia—?, cuando una obra se debe al genio, a la inspiracién creativa y no al mero academicismo, y quién lo determina’... Ya hemos visto que los criterios de obsolescencia, escasez y noble- za, en si mismos, no permitfan resolver estas cuestiones. De hecho, ‘son muchos los factores que intervienen en la fijacién de la casu ‘que, por otra parte, no esti exenta de fracasos en cuanto a la ratifica- 6n social de los criterios de seleccién y activacion, Més adelante vveremos algunos ejemplos. Como es sabido, la eficacia simbélica depende de muchos factores, entre los cuales estan la contextualizacién de los simbolos en practi cas ¥ discursos y el nivel de consenso de que gocen refi ficadlos. De esto nos ocuparemos mas tarde. La condensaci Dbutos y significados es otro de estos factores clave. Me gustaria fijar- me en primer lugar en este fenémeno. La principal virtualidad de un sfmbolo es su capacidad para expresar de una forma sin cionalmente efectiva una relacién entre ideas y valores. forma, el simbolo tiene la capacidad de transformar las concepciones y ereencias en emociones, de encarnarse, y de condensarlas y hacer- las, por tanto, mucho més intensas. Esa capacidad de condensacién y emotivacién se ve reforzada cuando se da, ademas, una condensacion de los atributos que los legitiman (en este caso, como sabemos, la naturaleza, la historia y la inspiracién creativa). Esto se puede dar mediante Ia intensidad de un determinado pardmetro (la antigiiedad de un yacimiento arqueolégico, el valor creativo que at 30 ANTROPOLOGIA Y PATRINONIO, Meninas), 0 la combinacién de parimetros distintos (la unién, por ejempl el valor creativo y el valor histérico de las cuevas de ‘Altamira o las ruinas de la Acrépolis). A veces, sin embargo, la pure- za de un determinado pardmetro prima por encima de la condensa- ccién de atributos, seria el caso de la naturaleza incontaminada, En un espacio natural protegido, por ejemplo, en general, es inconcebible que se permitan instalaciones © industriales, urbanizacio- nes, una explotacién industrial del bosque o la préctica de deportes de aventura en sus lagos y rios; mientras que determinadas actividades tradicionales son admisibles, como lo son también la exis yacimientos 0 ruinas de cardcter histérico ¢ incluso se podria tole- rar (seguramente no sin polémica; véase el caso de Chi Tindaya)" una intervencién a embargo —independientemente de la figura y del legal—, no deja de ser igualmente cierto que todas estas cosas esta- rian mejor en otra ubicacién, incluso cerca de la naturaleza, pero no dentro, El caso del Parc Nacional d’Aigilestortes i Estany de Sant Maurici, en el Pirineo catalén, con iroeléctricas, sus iglesias roménicas en el vecino valle de Bof y la misteri paricién de la capilla del Sant Esperit edificada en sus terrenos por Eduardo Torroja, es un ejemplo modélico." El poo! virtual conformado por los criterios expuestos no existe en la realidad, ni siquiera es la suma de todos los referentes patrimoniales acti- vados por museos y otras instituciones, sino alg i yy abstracto almacén de posibilidades, una coleccién hipotética de todos los referentes patrimoniales posibles. Los patrimonios realmente exis- capaci eseultrieo ‘igs fa montana de Tindays en tolerancia» debia irs El espacio al que el ealordenoina proyecto, apoyado por el {Fgeblogs y de una pare EL PATRIMONIO COMO CONSTRUCCION SOCIAL, tentes son repertorios activados de referentes patrimoniales procedent de ese pool, ya sean monumentos catalogados, espacios naturales prote- gidos, museos, parques arqueol6gic repertorios son activa dos (en principio) por versiones ideo! identidad, Debo aclarar que entiendo que la identi 10 que sea, es también una construccién social y un hecho dindmico, aunque con un de una identidad, se exprese como se exprese, es ideologica, pues res- ponde a unas ideas y unos valores previos, normalm de unos dete: El patrimonio, o mejor dicho, las diversas activaciones de deter- minados referentes patrimoniales, son representaciones simbélicas de estas versiones de la identidad, ya que ésta, como dice Joan Frigolé, no es tinicamente algo que se Ileva dentro y se siente, sino que tam- bién se debe expresar publicamente. Las representaciones patrimo- niales pueden afectar a todo tipo de identidades (y asf ocurre) pero, por su misma naturaleza, se suelen referir principalmente a las iden- tidades politicas basicas, es decir, locales, regionales y nacionales. Los simbolos patrimoniales, como en cualquier sistema simbélico, son deudores de una correlacién entre ideas y valores que explicé ci an claridad Clifford Geertz ‘modelo referido a la reli- n, pero que es perfectam« 32 ANTROPOLOGIA ¥ PATRIMONIO EL PATRIMONIO COMO CONSTRUCCION SOCIAL. 33 cente, sean conscientes 0 no de esto los correspondientes gestores del patrimonio. de modo que gracias a de las fiestas 0 como cen- smo en época de vacaciones arse temporalmente cuestion es compleja y merecerfa un estudio detenido, incluyendo la invencién de tadiciones —algo, por otra Parte, nada nuevo en el folklore—. Pero aqut simple- mente pretendo apuntar de qué modo el turismo se ha propiado del folklore hasta llegar a exigir de un pueblo tros de reegpeién de us que hasta pretende in funein dl lr: la cnformidad eon la agen ue de ellos se tiene, : ero mis propiamente esos pueblos parcen haber captad a pfs los rasgos mis caecetsen dl

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