Está en la página 1de 12
caPiTULO 1. EL DERECHO HISPANICO . A. Observaciones generales . B. El derecho espanol hasta el siglo XII ©. EL derecho expat desde ot siglo XI “hasta ‘comienzo del siglo XIX. 31 31 32 35 caPfTuLo 1 EI derecho hispanico A. OBSERVACIONES CENERALES Desde comienzo del siglo xv1, dos grandes corrientes se encontraron en Mé- xico, y se amalgamaron bajo fuerte predominacion de la mas adelantada, La primera era una civilizacién neolitica, en su aspecto juridico de cardcter dominantemente azteca, y la segunda la civilizacién hispanica, en cuyo dere- cho las influencias romanas se mezclaban con restos de derechos germanicos, normas canénicas, mucha reglamentacién mondrquica e inclusive (cuando menos en la terminologia) rasgos ardbigos. Debemos ahora describir el sistema juridico hispdnico en tiempos de la Conquista; lo expondremos como producto de su historia, pero en ella sélo tomaremos en cuenta los elementos que han dejado sentir su influencia en la Nueva Espafia; no tiene objeto extendernos sobre instituciones hispanicas medievales cuyo impacto no haya sido notado aqui. También ciertos temas muy interesantes para historiadores del derecho hispanico, como el cardcter territorial o personal del Breviario de Alarico y del Codex Euricianus no tiencn un debido lugar en un texto como el presente! ‘Ademds debemos subrayar que, por depender el Imperio ultramarino de la Corona de Castilla, sélo el derecho castellano (entre los miiltiples derechos territoriales espafioles) ha sido derecho subsidiario para la América Latina. Desde el comienzo del siglo pasado, la historia del derecho espafiol ha encontrado un meritorio expositor cn Martinez Marina.? A fines del mismo iglo, Hinojosa * introdujo un moderno espiritu critico y académico en la investigacién respectiva, y desde entonces un grupo de eminentes investiga- dores ha estado escribiendo sobre esta materia, desde la peninsula, entre los cuales actualmente se destaca Alfonso Garcia Gallo. * Algunos han combinado- +Para este tema, véase sobre todo A. Garcia Gallo, Navionalidad y Tervitorialided del Derecho en ia Epoca Visigoda, Anuario de Historia del Derecho Espafiol, Madrid XIIT (1936) pp. 168 y ss. y A. D’Ors, La Territorialidad del Derecho de los Visigodos, cn Estudios Visighdicos, Roma-Madrid, 1 (1956), pp. 91-150 2 Martinez Marina F., Ensayo histérico-critico sobre Ia legislacién y principales cuerpos legales de los reinos de Leén y de Castilla, 19 ed., 1808; 3° ed. 1845. 3 La incompleta obra de E. de Hinojosa, Historia’ general det derecho espaftol, Madrid, 1887, sigue siendo clisica. 4 Garcia Gallo, A., Historia del derecho espanol, ? vols., Madrid, 1942/3; Iden, Curso de historia del derecho espanol, 3 vols., Madrid, 1950-1956; Idem, Manual de historia del derecho espariol, 2 vols, Madrid, 1959-1964. Para completar el aspecto juridice, una buena moderna historia de Espaiia es: Balles teros y Bereta, Historia de Espanta y su influencia en la Historia Universal, 12 vols., 32 GUILLERMO FLORIS MARGADANT S. su interés respectivo con un profundo conocimiento del derecho que estuvo vigente en el Imperio Ultramarino (Rafael Altaminaro y Crevea, J. M. Ots Capdequi, A. Millares Carlo, J. I. Mantecén, J. Malagén Barcel6, J. Miranda y otros —varios de ellos— entre tanto transmigrados hacia estas tiertas) y se encuentran al respecto en compafifa de excelentes autores latinoamericanos, como el finado T. Esquivel Obregén, Silvio A. Zavala, y R. Levene, norte- americanos como L. Hanke, Clarence H. Haring, L. B. Simpson —también finado—, y la Srita. N. L. Benson, o de otra nacionalidad, como F. Chevalier. B. EL DERECHO ESPANOL HASTA EL SIGLO XIX Varias influencias pretromanas habian coexistide en la peninsula espafiola: los celtas, invasores desde el norte, los iberos —amalgama, en parte llegada desde Africa—, los fenicios y los griegos; y al lado de todos estos invasores, que en parte eran de cultura avanzada, los autéctonos continuaban practi- cando sus costumbres, en regiones remotas. La creciente influencia de Roma en la peninsula, desde la derrota de la colonia fenicia, Cartago, trajo consigo una romanizacién cultural que se extendia al derecho, y que recibié un es- timulo mds cuando Roma concedié la cindadanfa a los espafioles libres (73 o 74 d.C., bajo Vespasiano). Asi, cuando menos en las ciudades, comenzaba a aplicarse un derecho romano no muy sofisticado, mds bien vulgar, mientras que en las zonas rurales continuaban los diversos derechos consuctudinarios preromanos. Un nuevo clemento cultural se presentaba en Espafia durante el cuarto siglo, cuando la religin cristiana primero dejé de ser perseguida en el Im- perio (311, 313 d.C.) y luego se convirtié en la religién oficial (380). Uno puede discutir sobre la fuerza de la influencia que esta religién tuvo en el derecho, pero que, cuando menos, haya influido en materia de familia esté fuera de duda. Cuando Roma tuvo que retirar sus tropas para defender contra los visi- godos el corazén del Imperio de Occidente, la peninsula hispinica quedaba al arbitrio de los invasores germénicos. Primero Iegaron los vandalos (que Tuego se establecieron en el norte de Africa), alanos y suevos (que se esta- Dlecieron en el noroeste de la peninsula); luego los visigodos tomaron alli el poder, derrotando a Jos suevos; primero se consideraban atin como vasallos de Roma, pero desde Eurico comenzaron a comportarse como nacién au- ténoma. Desde luego, trajeron sus propias costumbres juridicas. Este primitivo derecho visig6tico fue pronto codificado en el Cédigo de Euriciano (Codex Barcelona-Madrid, reimpresién de 2* ed., 1953. Espafia, 3 vols, Madrid, 1954-1956. En via de publicacién esti una obra colectiva, comenzada bajo iniciativa de Menéndez Pidal, Historia de Espana, Madrid, varios tomos desde 1939. Es itil combinar el panorama, oftecido por estas obras, con Vicens Vives, Manual de historia econémica de Espafia, Barcelona, 1959, EL DERECHO HisPANICO 33 Euricianus), que conocemos por fragmentos.® Como los monarcas visigé- ticos no podian impedir la aplicacién del superior derecho romano a os pobladores ya romanizados, por érdenes de ellos se codificd el derecho romano (wna generacién antes de la labor correspondiente de Justiniano) en e] Breviario de Alarico, también llamado Lex Romana Visigothorum (506). ® La conquista de zonas surefias de la peninsula por el emperador bizantino Justiniano (554) y su incorporacién en el Imperio Bizantino (del que salie- ron de nuevo en 622), dieron alli vigencia a la gran compilacién justinianea, liamada posteriormente el Corpus Iuris Civilis. En ¢] resto de la peninsula, el derecho romano que se aplicaba fue mds bien un derecho romano vulgar, ni cldsico, ni tampoco justinianeo (o sea romano-bizantino). Desde entonces comenzaba a formarse de los elementos germénicos y romanizados la nueva nacién hispdnica, con un propio idioma, un propio sentimiento de solidaridad, y con una frontera natural bastante buena, los Pirineos —convertidos en frontera cuando las victorias de los francos (510) obligaron a los visigodos a limitarse a su territorio espaiiol, abandonando cl suelo de la actual Francia—. Desde la capital visigdtica, Toledo, y con fuerte influencia eclesidstica, en varios concilios se elaboré un derecho espafiol terri- torial en sustitucién del Breviario y del Codex. Euricianus (derechos perso- nales), siendo el resultado el Fuero Juzgo,? del cual hubo varias ediciones (la primera bajo Recesvinto) cada vez ampliadas, desde 654.* Pocos aiios después de Ja tiltima edicién de esta obra, desde 711, Tarik —con un ejército no muy grande, sobre todo de bereberes, pero aprovechando el descontento general con la monarquia visig6tiea, socialmente no muy equilibrada— logrd reducir el poderfo de la nobleza visigética a algunas regiones montaitescas del norte de Espafia (Asturias, Cantabria, los Pirineos, regiones pobres, no muy romanizadas). Alii ni siquiera lograron oxganizar um poder politico mds 0 menos unificado: el resto de estos cristianos independientes se dispersé entre varios nticleos politicos, donde a menudo subsisticron pricticas juri- dicas prerromanas. También encontramos alli rasgos tipicamente germanicos, como las rela- ciones de enemistad oficial entre sippe y sippe, que nacieron de ciertos delitos, relaciones que dieron derecho a la venganza de la sangre, a no ser que s¢ Megara a una reconciliacién (generalmente mediante composicién), sellada por el ésculo de la paz y la prestacién de la fianza de estar a salvo. Otros 5 Véase A. ¢’Ors, El eédigo de Turico, Roma-Madrid, 1960. Edicion importante: Haenel, Lex Romana Visigothorum, Leipzig, 1838; reedicién 1949. 7 Sin tratatse de una edicién critica moderna, para cl Fuero Juzgo, asi como el Fuero Viejo de Castilla, las Leyes de} Estilo, el Fuero Real, el Ordenamiento de Alcali, las Siete Partidas, el Espéculo, el Ordenamiento de Montalvo, las Leyes de Toro, la Novi- sima Recopilacin y las Ordenanzas de Bilbao pueden utilizarse “Los Cédigos Fspafoles Coneordados y Anotados”, Madrid, 1847-1851 (2* ed., 1872-1873), obra fécil de encon- rar en nuestras_ bibliotecas, SE] problema de la territori rota 1. lad de cste cédigo es controvertide, Véase supra, 34 CUILLERMO FLORIS MARGADANT $s. rasgos interesante son Ia extensién de la “paz del rey” hacia ciertos aspectos de la vida publica (el transito en los caminos, los mercados), incurriendo en Ta ira del rey y la “privacién de la paz” el que la violara. Otros rasgos gor ménicos en la vida juridica de la Espafia de entonces eran los “‘cojuradores”, las ordalias, la prenda extrajudicial, tomada por una persona que considerara violados sus derechos, para obligar al violador a que compareciera ante la justicia, algunas figuras del derecho sucesorio (como las mejoras) y relativas al aspecto patrimonial del matrimonio (las arras, una institucién en sentido inverso a la dote romana), la Morgengabe (donacién morganatica, el dia después de Ja boda, como indemnizacién por la virginidad perdida), el com- padrazgo o sea la hermandad artificial (con efectos sucesorios), y ciertos formalismos en la celebracién de los contratos como la palmata, o la wadiation (entrega a un tercero de un objeto simbdlico que éste debe devolver después de comprobar que cl entregante cumplié con cierto deber contraido).* En esta fase, los francos, bajo Catlomagno, para proteger mejor su frontera, con- quistaron Catalufia, donde luego éstuvieron en vigor los capitularia de Ta corte franca, al lado del Fuero Juzgo para los habitantes visigodos. En aquel entonces, la cultura iskémica era muy superior a la eristiana, y el fowado, intimo contacto con aquélla, era, desde Iuego, favorable para las regiones ocupadas. Sin embargo, entre todos los tratados arabigos traducidos al primitivo espafiol, no encontramos obras de derecho, y no hay evidencia de grandes infiltraciones de derecho islamico en la vida juridica de los grupos que, por convenio especial, continuaban viviendo como cristianos, bajo el poder politico islamico. Tomando en cuenta la intima liga entre derecho y re- ligién en el sistema islmico, lo anterior no es sorprendente. Sélo en materia agraria, mercantil y politica hubo cierta recepcion de figuras musuimanas Dende st se nota claramente el impacto islamico en el derecho hispani antiguo y aun moderno, es en multiples términos administrativos y comer. ciales, por ejemplo: aduanas, tarifa, allténdiga, almacén, alcalde, alcaide, alba cea, aloabala, alguacil, almojarifazgo, ctodtera. Los cristianos que se arregla- han amistosamente con ¢l peder politico islamico, v que se conocen bajo cl nombre de los mozdrabes (distintos de los renegados, los muladses) conti- nuaban viviendo bajo el sistema del Fuero Juzgo; los cristianos independien- tes, en zonas pobres del norte de Espafia, también conocian, generalmente. esta obra, pero al mismo tiempo —y de preferencia— sometan su muy primitiva vida juridica, como ya dijimos, a costumbres locales, a veces de indole prerremana, en otros casos germdnica. El debjlitamiento del poder islimico darante los iiltimos decenios del pri- mer milenio y su dispersién entre provincias auténomas, desde 1031, ademas de la toma de conciencia del occidente cristiano, que observamos a partir del comienzo del segundo milenio, motivaron aqucl importante movimiento que Tamamos la reconquista (a menudo no més que una repoblacién de tierras de nadie) y que termina en 1492 cuando los moros pierden con Granada su ® Véase J. M, Ots, Capdequi, Mantua! de historia del derecho espafiol en las Indias, Buenos Aires, 1943, p. 67. EL DERECHO HISPANICO 35 iltimo baluarte en Ja peninsula, encontrando Ja energia espatiola y su fervor catequizante inmediatamente una nueva salida en la labor conquistadora y cristianizadora del Nuevo Mundo, descubierto aquel mismo afio. Un primer producto juridico de la reconquista es el Fuero Viejo de Castilla (desde aproximadamente 1050}, obra antipdticamente favorable para los nuevos influyentes, los guerreros, que tuvieron ahora una buena oportunidad de alcanzar nobleza; este rasgo, desde luego, es facilmente explicable a la luz de las necesidades de Ja Corte que expidié esta Tegislacion. La reconquista no contribuy6 a una unificacién del derecho de los cris- tianos en Espafia, En las regiones recientemente conquistadas, los nuevos territorios politicos insistian en la conseryacién del derecho que se habia desarrollado alli bajo la dominacién islimica, 0 en caso de repoblarse las innumerables zonas desicrtas, los nuevos distritos o ciudades trataron de sub- rayar su relativa independencia, reclamando del poder central un derecho de su propia eleccién. Asi surgid cl sistema de los diversos derechos forales (carias pueblas, fuctos municipales). Estos propios sistemas juridicos —fora- les—, eran a veces productos de una concesién del rey, o del sefior municipal, 4 veces también de un acto auténomo del municipio, no contradicho por la Corona o el poder feudal supraordinado al municipio en cuestién. Muchas disposiciones forales son copiadas, gencralmente, de otros fueros; inclusive hubo casos de recepcién total de algiin fuero ya existente, de modo que se distingue entre fucrostipos y fucros-filiales, formandose as{ “familias” de derechos forales. Un importante fucro-tipo fue el Fuero Real, elaborado bajo Alfonso X, entre 1252 y 1255, con el fuero de Soria y el Fuero Juzgo como principales fuentes de inspiracién. Con el deseo de unificar paulatinamentc todo el derecho dentro del territorio castellano, cl rey concedié este Fucro Real sucesivamente como fuero municipal a diversas importantes ciudades (Madrid, Soria, Béjar, Sahagdn). Para los huecos én los sistemas forales podia servir, desde luego, el Fucro Juzgo como sistema supletorio; sin embargo, en Jas regiones sometidas a la Corona de Castilla, el Fuero Viejo, como derecho especial, predominaba sobre el Fuero Juzgo. El hecho de que los “moros de paz” continuaban viviendo bajo el régimen cristiano, conservando su propio derecho musulman, afiadfa otro elemento mas a este complejo mosaico de sistemas juridicos. C, EL DERECHO ESPANOL DESDE EL SIGLO XII HASTA EL COMIENZO DEL SIGLO XIX Durante la Baja Edad Media se observa, en todo el Occidente —inclusive en Inglaterta— un vivo interés universitario por cl derecho justinianeo, interés 3 Todavia en Ia actualidad el problema que surgi ast por Ja reconquisia, sigue en pie, y a pesar de cierta unificacién bajo los Borbones, durante el siglo xvii en algunas Tegiones —muy importantes, el Codigo Civil Fspatiol tiene que competir con los desechos forales. 36 GUILLERMO FLORIS MARGADANT S. que nacié del redescubrimiento del Digesto en el norte de Italia (a fines del siglo xa; Imerio) y de la creciente conciencia de la necesidad de un derecho racional y unificado en Europa Occidental, donde el comercio comenzaba a sentir las inconveniencias de la existente dispersion juridica. Esta Baja Edad Media es también la fase del surgimiento de las ciudades, lo cual cambié el panorama politico de Espafia. Los burgueses penetraron en las Cortes, como “estado Ilano”, y balanceaban el poder de los sefiores fendales, arrancando, por un hébil juego diplomético, a la Corona o a los feudales, varios privilegios (propios sistemas de derecho, murallas, mercados independientes, milicia, etcétera). Como los juristas burgueses, a menudo consejeros del rey, habian estudiado el derecho en las multiples universidades occidentales que énsefiaban el derecho justinianco, por su influencia el sabor germanico que el derecho espafiol de la Alta Edad Media habfa tenido, comenzaba a ceder ante el sabor romanista (que tan claramente notamos en las Siete Partidas). E] derecho romano tuvo que imponerse al tradicionalismo de los campe- sinos y de las clases feudales, pero encontr6 cierto apoyo en su frecuente alianza con el derecho canénico. Este habia recibido mAs consistencia por la elaboracién del Decreto de Graciano —1120-1140— (y, més tarde, por las Decretales, compiladas en Espaiia misma y consagradas en 1234 por Gregorio IX como una de las importantes bases juridicas de la Iglesia), y como la Iglesia acepté el derecho romano como derecho supletorio, esta alianza de los “dos derechos” #1 logré cambiar el tono del sistema juridico espafiol de la Baja Edad Media. Es a Castilla que Espafia debe importantes intentos de unificacién juridica. El rey que mas contribuy6 a esta tarea fue, en la Edad Media, Alfonso el Sabio (Alfonso X), el cual continuaba al respecto las ideas de su padre, Fernando el Santo (aunque, quizés, por piedad, atribuyé a éste mds mérito de lo que hubiera correspondido a los secos hechos). Las obras juridicas de Alfonso el Sabio comprenden dos ramas: la legislacion positiva, y las consi- deraciones moralistas y filoséficas acerca de] derecho. A la primera pertenece el Fuero Real (1255), destinado a regir en las tierras directamente depen- dientes de la Corona (y sustituido, desde 1272, de nuevo, por el Fuero Viejo en las materias reglamentadas por éste, bajo presién explicable por parte de los sefiores feudales, tan favorecidos por la antigua legislacién}. A la segunda pertenece el Speculum y el Septenario (que sdlo conocemos en forma incom- pleta), curiosos monumentos de la confusa cultura medieval, en la que supers- ticiones, mal digetidos fragmentos de la literatura antigua, cristianismo, ciencia ardbiga, etcétera, se mezclan. Una combinacién de ambas ramas se encuentra en la obra juridica de Alfonso X que mis influencia ha tenido: las Siete Partidas (primera versién, 1256-1263; segunda 1265), obra compilada por el maestro Jacobo (autor de las “Flores de las Leyes”, un “Doctrinal de 12 Aunque también hubo a menudo conflictos entre los romanistas y los canonistas —

También podría gustarte