Sermén 22
‘TESTIGOS DE LA RESURRECCION,
(o. 294 117 624 de abril de 1831)
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bl sn eign eleilos de atemao pox Dig a eation gu comines|
ybbimos con Bl despa gue ei dent een (Heh 1640-1)
Al resuctar de entre los muertos, nuestro Sef pode haberse
mostado 2 un gran timero de gent, especialmente «aquellos que
lecruitiaron, Pero sabemos que, lejos de hacer eo, most ini-
«cament asus testigosescogidos, especialmente su epuidores mis
‘cercans. ¥ san Pedro lo reconoce asi en el texto. primera vist.
«sto resulta exes. Nos imaginamos la Resurecion de Cristo
‘como una impresionante demestracén de st gloria, como la que
Dios concedia de vez en cuando 2 los isrsitas ea tempos de
‘Moists.¥ consderindolo sl hz de wn triunfo pibico, imagina-
‘mos la confusiny el terror que habia sobrecogido ss asesinos si
El xe ubiera presentado vivo ane eles. Abora bien, pensar a es
considera el reino de Cristo como un reno de ete mando, y n0 Lo
‘6 Eso también sopoae que Cristo ha venido a juzgaral mundo:
ero es juicio no tend lugar hata eskimo dis euando, entonces
sivesos hombres malvados emirarin al que atravesarone,
Apurte del caricterespirtal del reine de Cristo, que parece ser
|s raz6n principal por Ik que Cristo no se manifess los judios
despues dea resurteccib, hay otras también muy instructivas.
La pregunta e: cPor qué nuestro Salvador no se mans tras It
sesurrecin a todo el mundo? zpor qué so a testigos escogidos?
(Contest: Porque es eralaformna mi efcar de propaga su reign
"7
porel mundo, fl dijo asus disefpulos después de la Resurecciém:
1d, pues y haced dizepulos a todos los pusblose (Me 28,19), ese
fe su gran encargo, Si hay morivos para passe que, mostrindose
2 pocos mas que a muchos, Cristo estaba impulsando mejor este
iran objetivo, la propagacion del Evangel, ef0 es razén suficien-
fe para que nesta Ser lo haya dspuesto as. Nosotros lmité-
‘monos a recibir con grated su deere tal como nos lo ha dado.
4. Consideremos cus hubiera sido el probable efecto de
‘una exkibicign pli de su Resurecci6n, Sopongamos que el
Salvador se muestea tan abirtamentechora como en Ix Pasin,
predicaen el Templo y por las elles de I ciudad, recore el pals
on ls aféetoles,y as muliudes le siguen para ver los milagros
aque hiciera. Qué habria paside? Por supuesto, lo mismo que
faba ocurido anes, Sus anteriores milagros no habian conmovi-
oa la mayora del pueblo y, con tods seguridad, este nuevo mila-
tro de a Resuroccimn Jes habria dea igual que anes, 0 incluso
‘or, Puede que par el momento les hubiera asustado, pero zpor
{iba 2 darar ese asombro? Cusndo el paraltco fue curado a
instante por su palabra, toda la gente se stombeé y gloificaba a
Dios s lleaion de temor y decian: «Hoy hemos visto cosas
smaraillosa (Le 526). Qué mas podian haber visto 0 expet
tmentado evando «uno slid de entre los muertos»? En verdad,
la masa del genero humano es asf en todas las épocs, se deja mo=
ver por temorescepentins,arepentimientosrepeninos,seiedad
‘epenting, propérito repentino, que desaparecenrepentnamente
{La nauraleza humana tal cuales, rin formacia, es incapaz de
Incer nada y la condicin de las muliudes siempre es asi Es nes-
table como el agua, a0 aigjora. Un dia grits «Hosannas, al
siguiente «Crucial, $i nuestro Selo hubiera aparecido ante
los que le erica, por supuesto habrian vuelto 2 clamar
Hosanna» otra vex. Yal dejar de velo en su subida al cielo se
hhabsfan puesto a perseguir los disciples de nuevo. Adem, et‘Sermonesparogsine/t
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Scam 2: Tego dela Resureccién
2, Veamos, por oto lado, Jos medios que su Divina Sabidurta
adopts pats que Is Rerurrecisn sinvers + la propagacién del
Evangel Se most no abiertamente todo el mundo sino ats-
tigos escogidos ante Dios. Es un sasgo caracrristico de su
Providencia hacer que unos pocor sean cal de sus bendiciones
pitt los muchos. En nuestro cso, los escogides fueron posos por~
{que slo unos pacos podian (hablando humsnamene) ser hechos
instrumenos, ara ser textigo de ls Resurrccin era impescindi-
ble haber conocido con iatmidad a nuestro Sefor amtes de su
muere, ra el ego de ls apéstoles. Pero esto no era sufciente,
Era necesario que estuvierin seguros de que se tataba de El
mismo gl mismo al ue conocieron antes. Records cémo fi les
lurgin «que le rocaran y se aseguaran de qu podian dar testimo~
rio de su ResusreciGn, Este texto lo dice: tstigoselegidos de
sntemano por Dios, nosotros, que comimas y bebimos con El
después que esucits de entre lo muertos. Tampoco se les pic
simplemente que le reconocieran sno que la ies def tenia que
(quar grabada en sus almas para el resto de sus vidas como el
“nico resorts fundamental de s existenca. Pero alos hombes no
tees lleva fciimente ase ils defensores de ninguna exuss. No
so Ia moltud es inconstant; [agente mis select, si no sles
Inia enseRa,corrge para que hagan su abajo, ambiénceden. Lz
aturslez sa formacisn no teneprincipos.
Parece, pues, que mucstro Sef pret tencién a unos pocos
porqus, si se ganabs 2 esos pocos, vendran los muchos, A esos
pocos fl se manifests una y otra vex. A esos pocos los curé, los
fortalei6 nsruy6 einspies. Los formé para Si, para que hiciean
bolle aw lov. Las primeras palabras de los Hechos de los
Apéstoles din a conocer este proceder misericordioso: «A los
apéstles que habs elgido(..) e present vivo ant ellos con
suchas prucbas: se les apareié durante cuarenta das y les habl6
de lo referent al Reino de Dios» (Fich 1,23), Pensemos, pues iSeomons pareque
ls conteria puede afirmarse con reverenia, gel de las dos mane-
ras parece la mis probable, incluso seg la humana sabidurta, de
formar predcadores del Evangelio para todo el mundo: exhibie la
resurrecin al pueblo judo en general, esta certfcacin fatima
7 teservada a unos pocoe? Recordad que, en la medida en que lo
podemos entender, os dos procedimiento son incompatible por
‘que ese tempo de oracisn prepaatora, medtacién einstuccia
{qu los apéstolespesaron bajo a presencia visible de nuestro Sedor
durante euarenta dis, fue para ellos lo que no pods habe sido si
hnuberan ido detris de de un sito a otro en pablico (euponien-
do que tal cota euviera alg sentido) y mezclindose en los tumul-
tos yafanes del mundo.
53. Ya he dicho que al hacer a una minora ministros desu mise-
ricords hacia toda ls humanidad el Sefor no has mis que actuar
deacuerdo con elesquema general desu Provideni. Es aro que
todo gran cambio o hacen los pocos, no los muchos; unos pocos
esté
Seguro de que, por débl que sexy sslado que ext, elo necio de
Diog es mis sabio que los hombres, y lo dbil de Dios més fuerte
ave los hombres». Los muchos son deslales y ls stbios de
‘mundo vanos, pera «el que teme al efor seréalabado>. Los dones,
‘mis akos dea inteligenca duran un tiempo. Elocuencia ¢ ingenio,
tgudeca y dstreza definden bien una causa y la propagan con
rapides, pero eta mere con ells, No echa rales en el coraz6n de
los hombres y no vi més lf de una generac. El consuelo de lk
Verdad desprcciada es que a accin perdusa. Sus palabras son
jpocas pero estén vivas. La fe de Abel «todavia habla» hasta hoy
(Hb 118} La sangre de los mastres esa semila del Iglesia, No
te iste por causa de le malvados, ni envdies alos que obran la
iniguidad; pues presto se sees, como el heno, y se marchitarés,
como hierba verde. Conia en el Sefor y haz el bien (..) Pon ta
felicia en el Sefor, y te concederi los deseos de tu corsz6n,
Encomienda al Senor tu camino, conia en £, que El actuarsy hard
despontar tu justicia como la aurora, y tu derecho como luz del
smediodia(..) Mas vale lo poco que tiene el justo, que la inmensa
tbundenca de os impfos; pues los bsazos de los impios erin que-
brados, pero el Schor sostene a los juts (..) Via un impio que
se acto, inguiéadote como cedeo Lozano. Vola pasar y ya no
cabs, lo busque, yno fue encontrado» (Sal 37,16 16,1735, 38).Semcon prog
El mundo pagano se conmovi6 cvando los apéstoles predicaroa la
Resucreosn,Ellosy sus compafers fueron enviados como ove-
jas en medio de labos, pero prevalcieron,
También nosotros, sanque no somos testigos directes de su
Resurrecsia, sf lo somos en espircu. Con un corazén saad de
centre lo muertos, con nests afeztos puesto en el ciclo, pode-
mos dar testionia de que Cristo vive tan verdaderamente yen un
sentido tan rel como hiieron ellos. Aquel que cree ene Hijo de
Dios leva el testimonio dentra des. La Verdad da tstimonio por
{misma de su Divino Autor. Quien obedece Dios coaciencia y
vive santamente empuja alos que le rodean a ereer ytemer ante el
poder iavisible de Cristo, No et un testimonio para el mundo ea
general porque pocos pueden ver a ee crisiano tn de ceres como
‘ara seize movidos por su modo de vida. Peo asus vecinos les
ranfista Is Verdad en a madida en que le conocen y algunos
toma lama diving, a gustdarény a eransmiedn a otros a su
ver, Asien un mundo oseuro, I Verda hace su camino yendo de
mano en mano, Mantiene su puesto en alas exferas como credo de
nacioaescayo pueblo nada sabe de en qué consist, eSme legs
hasta ali, cbmo se mantene; yal desprecar Is Verdd exeen que e
‘Hel desslojara, Pero «el Ser reinae. Ha resultado de entre los
vert, «Tu trono est firme desde atiguo, Ts eres desde sem
re. —Sefor los fos levantan evant os os su voz, levantan los
‘ots fragor- Pero mds que el estruendo de aguas caudalosas, mis
«que las ola del mar, es poderoro el Ser en ls slurs. Ts pre-
ceptor son firmes. Ta Casa, Ser, exige la santida, por ins sin
emino» (Sl 3.25).
(Que sean estos auestos pensamientoscvando la hegemonia del
error amenice con dessnimarnos. Csando Ignacio, e dissipulo de
san Pedro, fue llevado ante el emperador romano, se Ilmé a si
mismo “TeSforo»y cuando el emperador pregunts al débil ancia-
1 por qué se llamas as, Igacioeespondis que porque llevabs 2
ms
*
‘Sema 2: Tengo ee saan
Cristo en su pecho. Dio testimonio de que no hay mis que un slo
Dios, que hizo cielo, irra y may y todo lo que hayen ellos, y Un
solo SeiorJesuristo, su Hijo Unigéivo «jcuyo reino —aadio—
s mi heredad!. El emperador dio: +B! eine, dices vi, dl que
fe exuciiado por Platos?. «E] de quien —respondis el santo—
‘ruifcé mi pecado en me de quien ha puesto oda Ia maldad y|
‘engato de Satan bajo el poder de quienes lellevana Elen el cora-
26, porque ext escrita ‘en ells habit y amino’,
Tgzacio era uno entre los muchos, fo mismo que san Pedro
ants, fuellevado ala muerte como lo habia sido spol. Pero,
en su da transmits la Verdad yal final nosotros la hemos recibi-
do. ungue seamos débiles, aunque seamos pocos, ino permita
Dios que no la transmitamos nosotros a auesta ve, déndole glo-
acon nuestras vides, y dando con nuestra obra y palabras text
rmonio del Pasién, Muerte y Resureccia de Cristo!
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