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Alianza Universidad Patrick Suppes ~ Estudios de filosofia y metodologia de la ciencia Introduccién y seleccién de José Luis Rolleri_- DEDALUS - Acervo - FFLCH-FIL sot Estudios de flosofia y metodologs deta ciencia 53506 WU 10037091 Alianza / Editori Sas ae BALNS SE yw ge eto tes snes CEES os woe “Bein ‘cet Migraine te erco'ta bes Le, sve 6 Hams (Mui) Het ityce INDICE Prefacio Introduccién CariruLo 1. Filosofia y los fundamentos axiomaticos de la fisica CAPITULO Z, Algunas consideraciones sobre los problemas y métodos de la filosofia de la ciencia CaPiTuto 3. El método axiomético en las ciencias empiricas CapiruLo 4. La deseabilidad de Ia formalizacién en ciencia CaptTuLo 5. La pluralidad de Ia ciencia CapituLo 6. El papel de los métodos formales en la filosofia de la ciencia CAPITULO 7, Una comparacién del significado y los usos de los modelos en las matematicas y las ciencias empicicas CaPirULO 8. La estructura de las teorias y el anélisis de datos CAPETULO 9. Modelos de datos 24 2» 39 59 5 8 109 125 47 CaPiruLo 10. Medicis CAPETULO 11. Un conjunto de axiomas independientes para cantidades extensivas problemas tedricos y de aplicacién CaPiruLo 12, Estructuras finitas de medici6n de intervalos iguales CAPITULO 13. Problemas del an: ciales is causal en las ciencias so~ Referencias Bibliografia de Patrick Supper 161 173 185 203 215 225 PREFACIO* La publicacién en castellano de trece de mis articulos compilados por José Luis Rolleri, los cuales cubren un periodo de mas de treinta 80S, es para mi un evento agradable y digno de nota. Los capitulos no han sido ordenados cronolégicamente sino més bien de acuerdo con su contenido conceptual, comenzando con una serie sobre el mé- todo axiomatico en las ciencias empiricas. Se puede apreciar una cla- ra variacién de mis puntos de vista filos6ficos entre los primeros c pitulos sobre el nsétudy axivuritico, referidos particularmente a la sica, y el quinto capitulo, escrito en 1978, sobre la pluralidad de la ciencia, Los capitulos séptimo, octavo y noveno tratan del concepto de modelo en las ciencias empiricas, incluyendo modelos de datos em- piricos, Los siguientes tres capitulos, esto es, diez, once y doce, se ‘ocupan de la teoria de la medicién. Mi primera pul pitulo once de este volumen, pero mi ‘in continda hasta hoy sin mengua. El capitulo trigésimo, el thimo de todos, presenta de manera general mis ideas acerca del anilisis cau- sal en las ciencias sociales. Esta es una buena ocasi6n para decir algo informal acerca de cada ‘uno de los cuatro t6picos cubiertos por los txece capitulos. La bi- © Versi eastellna de Adolfo Garcia dels Sires 9 i } 10 audios de flosfia y metodologia de la ciencin bliografia de mi trabajo, al final de este volumen, incluye més publi- caciones técnicas que tratan estos topicos con mayor detale 1. Fundamentos axiomaticos de las ciencias empiricas EL uso de métodos conjuntistas en la filosofia de Ia ciencia es qui- ‘24 uno de los aspectos de mi trabajo por los cuales soy més conocido entte los filésofos. Tal punto de vista conjuntista no es mas que un punto de vista axiomatico moderno dirigido hacia las ciencias em, ricas. La aplicacion del método axiomatico a las ciencias empiricas ti ne una larga y clisica historia, comenzando con la ciencia y la mate- mitica griegas. Los objetivos del método axiomatico en las ciencias empiricas son iiltiples, pero ciertamente los objetivos de clarificar y explicitar los fundamentos de una disciplina son razones centrales para desarr ‘sus fundamentos en forma axiomética. Lo que el método axiom: no proporciona es certeza o completud de los Fundamentos teéricos. Es una marca caracteristica de la ciencia contemporénea el que una gran variedad de teorias, modelos y técnicas se encuentren en toda disciplina. La riqueza de la ciencia moderna es demasiado vasta ¢ trincada como para ser abarcada por un solo esquema de anilisis axio- mitico. Enfatizo que esto es verdad no sdlo para la ciencia como una totalidad o para una sola disciplina como ls fisica, sino también para todas las subdisciplinas principales. El nimero de articulos, mono- srafias y watadoe sobre cualquier materia de importancia cientifica et ahora tan grande que cualesquicra esquemas simples de unificacién estan destinados a ser rebasados por la riqueza de las obras que han sido producidas, Pero este cs un saludable estado pluralista de cosas. No significa que no hay lugar para el método axiomitico. Lo que si nifica es que el programa de reduccionismo, que fue una parte tan im- portance de la filosofia de la ciencia desde el tiempo de Frege hasta Carnap, es visto ahora propiamente como un objetivo ingenuo ilu- ero en las partes florecientes de la ciencia en desarrollo teérico activo el método axiomitico contimia teniendo un papel importante ¥ significativo. Sus aplicaciones se pueden encontrar en la actualidad en toda disciplina de importancia, desde la teoria del campo cuantico hasta las definiciones de la pobreza en economia. Peeiacio " 2. Modelos de datos En Jos capitulos siete, ocho y nueve de este volumen tengo algo que decir acerca del uso de los modelos en las ciencias empiricas, ¢5- pecialmente con referencia los datos. Sin embargo, lo que tengo que decir es ciertamente incompleto. Esta incompletud se aplica no sélo a lo que se publica aqui, sino también a lo que he publicado sobre ‘estas materias en otra parte. Entre mis variados intereses en la filo- soffa de la ciencia, es éste en el que me siento més comprometido a intentar algo sustancial en el futuro. ‘En toda disciplina ciencifica desarrullads lay relaciones entse los datos y la teoria son intrincadas, y con frecuencia tan sutiles, que le- gos tales como los fildsofos de la ciencia encuentran que es un asun- to dificil desenmarafar su naturaleza. Hasta cierto punto, este pro- bblema se torna confuso debido al estilo moderno en que los libros, de texto estin escritos. Por ejemplo, es muy difcil encontrar un tex to introductorio a la mecénica cudntica que incluya una presentacin seria de los datos que apoyan a la teoria Pero no es un mero asunto de presentaci6n de los datos en libros de texto, sino un asunto de anilisis filosofieo, hacer a las relaciones entre el experimento, los datos y la teoria mis explicitos que lo que ahora son en cualquier parte de la eiencia, Lo més que espero haber logeado en los tres articulos en este volumen es el haber proporcio- nado un sentido de Ia complejidad de las relaciones entre los datos y la teoria. 3. Medicion La preocupacién central de la teoria de la medicién es justificar el trinsito de las operaciones y relaciones cualitativas observables a su representacién numérica en forma cuantitativa. Dado que tal em- presa es tan cereana a tantos temas filos6ficos de anilisis, no es sor- prendente el que haya habido un interés continuado en los funda- ‘mentos de la medicién dentro de la filosofia de la ciencia. Pienso que los tres articulos publicados en este volumen dan una buena idea de Jos tipos de analisis que han sido realizados para resolver el proble- ma central de Ia medicién cuantitativa. Algunos de los tipos de con- sideraciones técnicas que necesariamente juegan un papel importante R Estudios de filosoia y metodolog de Is cencia cen la teoria se pueden ver ya en el articulo de 1951 sobre las canti- dades extensivas. Yo enfatizaria, sin embargo, que el interés floséfi- co en la materia es mas conceptual que técnico. Es este trinsito de lo ivo a lo cuantitativo lo que resulta de primordial importancia. Simplemente lamento que los mucho més intrincados problemas que surgen al analizar este transito cuando las relaciones son probal ticas més que deterministicas no puedan ser propiamente representa dos aqui, infortunadamente debido precisamente a que la teorfa de tales relaciones probabilisticas es inevitablemente més complicada. 4. Causalidad probabilistica En varios articulos desde Ia publicacién en 1970 de mi monogra- fia sobre causalidad probabilistica he tratado de defender o extender el analisis en varias direcciones. El siltimo capitulo de este volumen da una buena idea acerca de cémo la teoria de Ia causalidad proba- bilistica puede ser aplicada en las ciencias sociales. Quisiera enfatizar ‘que las aplicaciones en la fisica son tan extensas como en las ciencias sociales, especialmente al continuadamente controvertido problema de Ia existencia de variables ocultas. El lenguaje de las variables ocu- tas desde luego habla acerca de causas subyacentes y encaja muy bien dentro del marco formal analizado en el artculo final. Ciertamente la presente teoria de la causalidad probabilistica no ¢s la ultima palabra, pero ¢s fécil proporcionar ejemplos tomados de diferentes ciencias para mostrar que los métodios son tanto de interes filos6fico como de valor practico. No es factible pronosticar scria~ les serdn las formas importantes de anslisis causal en el si- glo proximo, pero me sorprenderia de todos modos que los métodos robabilisticos no continuaran dominando el anilisis causal en mu chos dominios cientificos. Reconocimientos Finalmente, quisiera expresar mi més profundo aprecio a José Luis Rolleri por organizar este volumen para su publicacién. Quisiera agradecer también a Adolfo Garcia de la Sienra y a Jesis Mosterin Profacio 13 + animarme de diversas maneras a dar a conocer este volumen al pablico de habla castellana. PATRICK SUPP Stanford University Stanford, California ‘lio 1986 oe INTRODUCCION A principios de los afios cincuenta, Suppes, McKinsey y colabo- radores concibieron un programa de fundamentacién axiomatica de Jas teorfas empiricas. Tarski los estimul6 a proseguir por axiomati- zaciones de las ramas desarrolladas de la ciencia empirica, usando como instrumento de formalizacién a 1a teorfa intuitiva de conjun- 105, a diferencia de las formalizaciones estindar, propuestas por Car~ nap, que pretenden utilizar la légica de primer orden. En 1954, Sup ppes delined explicitamente este programa, bajo el cual se pretende ob- tener progresos sustanciales y sélidos en la filosofia de la ciencia (véa- se capitulo 2). En el transcurso de esa década, Suppes y colegas de la Universidad de Stanford mostraron que a través de la teoria intuitiva de conjuntos puede alcanzarse el mismo nivel de rigor formal y cla- ridad conceptual en la formulacién axiomitica de las teorfas empiri- ‘as que es estindar en el trabajo matemitico. En Mckinsey et al (1953) se publicé el primer trabajo dentro de este programa. En dl, los autores entincian conjuntistamente un sis- tema axiomitico para la mecinica clisica de particulas en el que la se- gunda Ley de Newton es la dnica ley fisica que aparece como axio- ma, Exhibieron ademés la independencia de las nociones fisicas usa~ das como primitivas y derivaron la primera Ley de Newton como se te studios de losofia y metodologia del cencin tcorema (el capitulo 1 contiene una exposicién relativamente no té~ nica de esta axiomatizacién restringida a sistemas tridimensionales).. Otros resultados importantes fueron obtenidos en aiios posteriores, Adams axiomatizé conjuntistamente la mecdnica del s6lido rigido y, posteriormente, derivé las leyes de esta teoria de aquellas de la me inica clisica de particulas (Adams [1954] y [1959], respectivamen- te). En 1954, Rubin definié conjuntistamente los sistemas genéticos mendelianos. A su vez, Suppes ofreci6 un conjunto de axiomas para la mecénica relativista de particulas (Suppes (1959]). Otros trabajos, mis bien metate6ricos, son McKinscy y Suppes (1953) y Rubin y Suppes (1954). En esta Antologia, Suppes explica y ejemplifica el mé- todo de axiomatizacién conjuntista en los capitulos 1 y 2, discute el papel del método axiomético en las ciencias empiricas, analizndolo fen particular en la medicién, la fisica y los lenguajes naturales en el capitulo 3 y presenta una argumentacién general a favor de la forma- lizacién de la ciencia en el capitulo 4, Suppes no es autor de voluminosos tratados filoséficos sino mis bien de breves estudios detallados y vécnicos sobre cuestiones relat vamente particulares de relevancia cientifica, rabajadas con rigor for- mal. Merodolégicamente equipado con las teorfas de conjuntos, de modelos, de la probabilidad y la estadistica matematica se enfrenta con problemas cientficamente importantes, procediendo mis bien ‘como un légico: los plantea claramente en términos formales, pro- pone una solucién matemticamente rigurosa y sefiala aquellos pro- blemas conectados que encuentra abiertos (muestra de ello esti, por ejemplo, en los capitulos 11 y 13). Comparando el trabajo realizado cu i primera mitad de siglo veinte en logica y en filosofia de la cien- cia, Suppes arguye que en esta tiltima no existe un nticleo sélido de resultados similares a los logrados durante el periodo en I6gica. Su programa de fundamentaci6n de la ciencia precisamente va encami- nado a obtener resultados s6lidos, aunque parciales, en el campo de Ja filosofia de la ciencia. Sin embargo, Suppes ha mantenido una posicién eseéptica acerca de los avances que puedan realizarse bajo su programa. Esta se debe, cen parte, a que en ciertas ramas de la fisica moderna, como en la me nica euantica, y en ciertas teorias de las ciencias sociales, como la psicologia, la lingifstica y la economia, hay una considerable falta de claridad conceptual y, en parte, a que en ellas existen problemas su- ‘mamente complejos, los cuales requieren, previamente, un tratamien- to riguroso probabilistco y estadistico; habra primero que analizar Insroduceidn ” informalmente los posibles fundamentos conceptuales que cuentan con apoyo empfrica en esas disciplinas para esperar una eventual axio- rmatizacién de ellas. El escepticismo de Suppes es avin més agudo en sus argumentaciones en contra de las miiliples buisquedas de certeza y_completud del conocimiento cientifico (véase capitulo 5). Aunque ‘iertamente no son viables pruebas formales acerca de la imposibili- dad de las tesis de la certeza y la completud de ramas de la ciencia cempirica, como la fisica, Suppes muestra la implausibilidad de tales tesis en base a la evidencia cientifica disponible (véase, también, Sup- pes [1984)) Si bien Suppes propone a la worfa de conjuntos como una mete dologia formal general para ser aplicada a cualquier problema con cla- ridad conceptual en la filosoffa de Ia ciencia, aboga igualmente a fe- vor de otros procedimientos formales que oftecen un nivel razonable de rigor, como son: la logica de primer y segundo orden (extensional ¢ intensiona)), el enfoque de procedimientos de la computacién y el enfoque del rigor informal propuesto por Kreisel. En el eapitulo 6, Suppes arguye que esta variedad de procedimientos formales son apli- ‘ables a varios y diversos problemas en el campo de la filosofia de la ciencia. Esta posicién pluralista de Suppes cs mis profunda dentro de la ciencia misma. En el capitulo 5, Suppes argumenta, con apoyo. en anilisis concretos de diferentes teorias cientificas, en contra de las, tesis reduccionistas de la unidad de la ciencia, en el lenguaje, método y objeto de estudio, del empirismo logico, defendiendo la necesidad de una diversidad de Jenguajes en las distintas ramas y subramas de 1a ciencia empirica, asi como Ia diferente naturaleza de sus objetos de ‘studio y de una pluralidad de métodos aplicables a los diversos cam- pos de estudio de lacie Suppes adclant6, por primera vez, la idea de que el mismo con- cepto logico de modelo es aplicable tanto a teorias matemiticas como § teorias fisicas 0, mas bien, que al clésico concepto de modelo de Tarski, como una realizaci6n posible que satisface todos los enuncia- dos validos de una teoria, ¢s igualmente aplicable a las teortas de la siencia fisica e, incluso, a las teorias empiricas en general. En el ca- itulo 7 de esta Antologia, Suppes argumenta a favor de esta tesis, abogando, ademas, que es el uso del concepto del modelo, y no st significado, lo que varia en las ciencias empiricas respecto de las ma- tematic: trando cémo los usos variantes de Ia palabra «mode- lo» en ciencias como la fisica, Ia economia y la estadistica mateméti- ca, pueden encajar en el mismo concepto légico de modelo, Suppes awe 18 Esuuios de flosafis y metodologia de la cencia extiende este enfoque modelo-tedrico suyo no solamente a teorias de Ja medicién fundamental (véase, p. ¢j., capitulo 11) sino inehuso a teo- ras del experimento. En el capitulo 9. Suppes propone aplicar este enfogue para constuir modelos de datos experimentales,i.e., mode- Jas de teorias de experimentos relevantes para una teoria cientifiea puesta @ prueba, Su tratamiento de los datos incluye un estudio de las teorias del error de los procedimientos experimentales. En el ca- pitulo 8 nos presenta una clasificacién de las teorfas cientificas, de- terministas y probabilists, de acuerdo al tipo de datos experimenta- les que manejan, corregibles 0 incorregibles, i.e., aquellos para los que se cuenta con una teorfa del error © aqucllus para lus que no. La obra de Suppes sobre las teorias de medicién es muy amplia. EL se ha preocupado principalmente por construir teorfas realistas de medicidn, i.e, teorfas que bajo sus interpretaciones factuales pro- uestas cuenten con un correlato operacional realizable de manera efectiva, formuladas axiométicamente. Ya en 1954 (véase el capitu- Jo 2), Suppes anuncié este enfoque suyo. En el capitulo 11 de esta An tologfa se encuentra el trabajo que reabrié la investigacién de los fun- damentos axiomiéticos de la medicién en tiempos recientes. Este en- foque axiomstico 2 Ia medicién de Suppes abarca no solamente la enunciacién formal de los axiomas de las teorias, y la derivacién 1é- gica de sus teoremas, sino también la demostracién del teorema de representaci6n, i, e., probar que cualquier estructura que satisface los axiomas puede mapearse homomérficamente en los ntimeros reales, y el teorema de unicidad, i. e, probar en qué medida la representa- cidn demostrada es tinica mostrando bajo qué tipo de transformacin- nes se preserva. Suppes ademés de ocuparse de estos teoremas en los ejemplos de medicién, tanto fundamental como derivada, de cualida- des extensivas o intensivas, dados en los capitulos 10, 17 y 12, en el décimo discute los problemas generales que se encuentran en el tra- tamiento axiomético de las teorias de la medicién. En esta Antologia he recogido, capitulo 13, una muestra del tra- bajo de Suppes en el campo de la filosofia de la probabilidad en el que él ha contribuido significativamente, en particular en el proble- ma de dar un anilisis probabilista adecuado del concepto de causali- dad. Aqui el lector encontrara precisamente una discusién sobre !2 aplicacién de nociones probabilistas a la causalidad en las ciencias s0- ciales. ‘Deseo manifestar mi agradecimiento al Profesor Suppes por ha- ber escrito un prefacio para esta compilacién. Igualmente agradezco Inroduecion 9 a los sofiores editores de Alianza Editorial su interés en esta publ cacién y a los seiores traductores su cooperacién. Parte de este tra- bajo lo realicé durante mi estancia en 1985, en un aio sabitico, en el Instituto de Investigaciones Filoséficas de la Universidad Nacional ‘Auténoma de México; exproso también mis agradecimientos a esa Institucién. José Luis ROLLERE Universidad Michoacana REFERENCIAS ‘Apaws (1954): Es W. Adams, Axiomatic Foundations of Rigi Body Mechs- ni, Stanford University, tesis doctoral, 1985, [ADAMS (1959): E. W. Adams, «The Foundations of Rigid Body Mechanies and the derivation of its Laws from those of Particle Mechanics», en The Axiomatic Method, L. Henkin et al (eds.), Amsterdam, 1959. McKinsey e¢ al (1953) J.C. C. MeKineey, A.C. Sugar y P.Suppes, «Fun- dlamencosaxiomaticos de la mecénica cca de particlasy, Lectures Fi Iosfices, México n= 1, 1979 McKinsey y Sunees (1953): J.C. C. MeKinsey y P. Suppes, ¢ «informacion». Algunos de los sistemas de axiomas» que han sido propuestos? para ramas de la ciencia empirica violan este canon, incluso de manera que no es facil ver c6mo podrian transformarse en axiomatizaciones en nuestro sen- tido de la palabra. ‘Como lo hemos implicado anteriormente, significamos por una axiomatizacién de una rama de la ciencia empirica, exactamente cl mismo tipo de definicin conjuntista que tenemos en mente cuando * Vase por ejemplo Bhabha (1949), pp. 451-462, donde el «Postulado 2» exe i= guieate: «Bxiste una funcibn W, llamada fa funcién onda, cuyos valores estin def dos en todos los puntos en una superiiesemjante al espacio, tal que provee ln can~ tidad maxima posible de informaciin que puede ser obtenia por obserosciin acerca el sistema del estado Fisicon. Subrayado nuestro.) Filosofia y fundamentosssiomsicos de I fea 2» hhablamos de una axiomatizacién de una rama de las mateméticas. Para ilustear este punto, y para proveer un ejemplo para algunas conside- raciones generales que queremos hacer después, damos ahora una axiomatizacién de la mecénica clisica de particulas que ha sido de: rrollada por nosotros en colaboracién con el doctor A. C. Sui Elegimos este ejemplo particular debido 2 la familiaridad de su jeto y a la simplicidad relativa de la entidad conjuntista que involu- cra; algunos senialamientos considerando la interpretacién fisica pro- puesta dc los términos empleados se encontrarsn inmediatamente des- pués de la definicién. Definicién 2. T ¢s.un sistema de la mecinica clisica de particulas siyy s6lo si existen los conjuntos P y T y las funciones m, s y f tales que I= (P, T, ms, f) y= (i) Pes un conjunto finito no vacio; (i) T es un intervalo de nimeros reales; (ii) m es una funcién unaria, cuyo dominio de definicién es P, y cuyos valores son niimeros reales positivos; (iv) s es una funcién binaria cuyo dominio de definicién cs el producto cartesiano de P y T (i.e. el conjunto de todos los pa- res ordenados (p, t), donde p € Py t € 7), y cuyos valores son vec- tores tridimensionales; (¥) fe5 una funcién ternaria cuyo dominio de definicién es el producto cartesiano de P, Ty el conjunto de todos Jos enteros positivos, y cuyos valores son vectores tridimensionales; (i) para cualquier p en P y cen T, las series infinitas (de vectores) Sw. ad son absolutamente convergentes; (vi) para cualquier p en P y ¢ en T, 1a segunda derivada ((d*/ar*) 5 (p,#)) de Ia funcion s existe y satisface 1h ecuacién = Shona m(p@/de*)slp, t) 2 Laaomasnacién dds ex ecacialmente la misma (escepte que aqui aos rests fines a sstemas rimensionale) que ls oedda en un arclo del Doctor Suge y nosotros, McKinsey eal (1953) «la Fésima fuerza actuante en p en el momento t. (Fn lac interpre n studios de flosofia y metodologts del cicncia En la interpretacion fisica propuesta, un sistema (P, 7, m, 5, f) de la meciinica clisica de particulas seré tal que: (1) P es un conjunto de particulas (ls cuales pueden ordinariamente ser concebidas o como pequefios cuerpos o como los centeos de masa de los cucrpos); (2) T es um intervalo de rsimeros reales que mide tiempo transcurri do (en sérminos de alguna unidad de tiempo y medidos desde algin origen temporal); (3) para toda p en P y t en T, s (p, t) es un vector gue da la posicién de p en el momento t; (5) para toda p en Py t en 7, y para cualquier entero positive i f(p, t, i) es un vector que da las componentes (paralelas a los ees del sistema de coordenadas) de ‘cones fisicas, el orden de las fuerzas aplicadas puede ser arbitrari asino tiene ningin interés que f (p, ¢, 1) es la primera y f (p, t, 2) es Ia segunda fuerza actuante en p en el momento #3 sdlo es importante que f (p, t, 1) y fp, t, 2) se distingan.) Es bien conocido que la teoria de conjuntos puede ser formaliza- da dentro del calculo de predicados més bajo. Sin embargo, todos los xérminos que ocurren en la Definicidn 2 o ya son términos del cél- culo de predicados més bajo o son definibles dentro de la teorta de conjuntos, De ahi, la Definicién 2 podria ofrecer una formalizacién de la teoria de la mecinica clisica de particulas dentro del cileulo de predicados més bajo. Puede ser sefialado, sin embargo, que para algunos propésitos se- sfx descable proveer formalizaciones independientes de varias ramos de la fisiea, sin ira través de la teoria de conjuntos. Tales formaliza- ciones independientes podrian ser stiles para el tratamiento de cier- tos problemas; por ejemplo, el problema de establecer metateoremas que rclacionen los enunciados demostrables en tuna rama formalizada de Ia fisica con aquellos demostrables en otra. Hasta el momento, sin embargo, no nos hemos ocupado con tales problemas «meta-fisicos», y hemos encontrado innecesarias dichas formalizaciones indepen- dientes. Abora vamos a algunas observaciones y consideraciones que se proponen indicar la utilidad del método zxiomético para la filosofia dela ciencia en general. En primer lugar, debe notarse que nuestra axiomatizacién de la mecinica clasica de particulas nos prove de una ihustracién especi fica de algunas consideraciones generales que pueden hacer los fl6- sofos acerca de las teorias cientificas. Por ejemplo, la tesis que es par- tede la doctrina del convencionalismo, de que se hacen en ciencia em- Filosofia y fandementos aximiticas de a lsea 2% pitica ciertas suposiciones con propésitas puramente tormales, ¢s ilustrada por la condicén (i) de la Definicién 2: desde el punto de vista de lo que es empiricamente verificable, esta condicién podria ser reemplazada por la suposicién més débil de que T sea un con- junto de nimeros reales que contiene todos los nimeros racionales de algsin intervalo; pero esta suposicion mis débil seria matematica- ‘mente inconveniente. El intento de derivar de la Definicién 2 los teoremas esperados acerca de los sistemas de la mecéniea cisica de particulas hace llama- tivameate patente que las formulaciones usuales de la mecénica em- plean conectivas enunciativas de un género no extensional: asf co- miinmente se dice que el centro de masa de un sistema de particulas se mueve como si todas las masas estivievan concentradas ahi, y que Ja resultante de todas las fuerzas aetuardn ahi; y se dice que una par- tfcula esti en un campo conservativo de fuerza si el trabajo realizado en moverla alrededor de cualquier camino cerrado posible es cero. El ‘arécter controvertido de la amplia literatura en logica modal y con- dicionales subjuntivos, por el otro lado, hace deseable desarrollar la fisiea teOrica dentro de un marco conceptual de logiea extensional. En los casos que hemos considerado aqui, parece que esas locuciones no extensionales pueden ser evitadas* considerando familias de siste- mas del tipo en cuestién, que estin relacionadas entre sf de una ma- nera apropiada, Mis aun, no vemos otra manera de evitar tales locu- ciones. La presentacién axiomatica de varias ramas de Ia ciencia también arroja luz sobre el significado del reduceionismo, el cual usualmente se caracteriza solo en las siguientes lineas: una rama de la ciencia em- pirica se dice que es reducible a otra si las leyes de Ia primera rama son consecuencias de aquéllas de la segunda. Un ejemplo clisico es Ja reduecién de la termodindmica a la mecanica estadistica. Cuestio- nes acerca de Ia reducibilidad no pueden ponerse de una forma muy aguda cuando intentamos basar nuestra discusién sobre las forrnula- ciones de la ciencia corrientemente recibidas. En las formulaciones usuales de la termodindmica, por ejemplo, no se hace ninguna dis- tinci6n de corte claro entre hechos experimentales y suposiciones te6- + Paraun wataiento extensional dl centr de mass, vee MeKinsey eal (1953), “Teoreia 3 Una dicusin general del significado dela reduciénpusde encontrar ene tae bajo de Ernest Nagel, Nagel (1949) 2% Fseudios de filosofia y metodolog dela cencia ricas, ¢ incluso no es manifiesto qué se considera como el carécter conjuntista de un sistema de la termodindmica. Por el otro lado, tan pronto como tenemos un anilisis axiomético de dos ramas de Ia fi- sica tedrica, la cuestiGn de si una de ellas es reducible a la otra puede formularse de una manera clara, y en algunos casos, contestarse de- finitivamente. Por ejemplo, un’ estudiante nuestro, el Sr. Ernest ‘Adams, ha mostrado que la mecénica clisica del s6lido rigido es, en un sentido definido, reducible a Ia mecénica clisica de particulas: usando nuestra axiomatizacién de la mecénica clisiea de particulas, al ha definido la nocién de un sistema de la mecanica del sdlido seu: do-rigido, en donde por un sélido seudo-rigida se significa (in vamente) un conjunto finito de particulas euyas distancias mutuas permanecen invariantes a través del tiempos él entonces ha demos- trado que para cada sistema de la mecanica del s6lido rigido® existe tan sistema de la mecdnica del sdlido seudo-rigido que es en un sen- tido apropiado isomérfico a aquél. Sin un andlisis axiomético es im- posible mostrar de una manera precisa similar que la termodindmica es reducible a la mecénica estadistica.. Estrechamente conectada con el problema de la reduccién esta fa cuestiGn de cémo una teoria «clisica» que se ocupa de cierto domi- nio de fendmenos esti relacionada con una teorfa «moderna» de los rmismos fenémenos. Por ejemplo, uno obtiene una comprensidn pre- cisa de la relacin entre mecénica clisica de particulas y la mecinica relativista de particulas (en el sentido de la teoria especial de la rela- tividad) comparando la axiomatizaci6n dada en este articulo con una axiomatizaci6n de la mecénica relativista de particulas dada por el Profesor Herman Kubin y uno de los presentes aut El anilisis axiomitico de la fisica, ademés de clarificar varios pro- blemas filosdficos estindar, frecuentemente sugiere nuevos proble- ‘mas que son interesantes para el filésofo, y que de otra manera no serfan ficilmente formulados. Por ejemplo, en vista de la falta de acuerdo entre varios autores hasta ahora al considerar su tratamiento de la Tercera Ley de Newton, es para uno un enigma si se incluye esta ley como une de las condiciones de la Definicién 2. El problema eentonces surge de si cada sistema en el sentido de la Definicién 2 es tun subsistema de un sistema que satisface la Tercera Ley. La respues- * La axiomatizacin de la mecca clisica del sido rgido usada en coneriba 2 ‘sto se debe conjuatsmente al Sr. Adams y al Profesor Herman Rabin. 7m Rubin y Suppes (1954). Frlosolis y fandamentosaxiomsticos de la ites a waa esta c resulta ser afirmativa’; lo cual en una considerable medida justifica la omisién de esta ley de las condiciones de la Defi- niciGn 2. Un segundo ejemplo es el problema de determinar el con- junto S de transformaciones que siempre lleva sistemas de la mecéni- ca de particulas a sistemas de la mecénica de particulas. Puede mos- trarse que cada transformacién galileana pertenece a S, al cambiar las unidades de mediciOn; més aun, cada miembro de S que satisface cier- ta hipécesis més débil es expresable como un producto de transfor maciones galileanas y cambios de unidad?, En conclusion, nos gustaria argir que, apate de ests varios at lesa favor de la axiomatizacion de: las ciencias, tal programa posee para los filésofos el valor intrinseco de hacerlo ca- paz de conocer de lo que él esti diciendo cuando habla de una u otra rama de la ciencia. Dificilmente podemos decir, por ejemplo, que en- tendemos lo que decimos por la mecénica clisica de particulas hasta ue conocemos cudles son los términos y leyes fundamentales de esta disciplina, y una manera de saber esto és dar a fa ciencia una funda- ‘mentacién axiomitica, * Vease McKinsey etal (1958), Teorema 8. * Vase McKinsey y Suppes (1983) : ae Capitulo 2 ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LOS PROBLEMAS Y METODOS DE LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA* @Qué clase de disciplina es la filosofia de Ia ciencia? Seria dif encontrar cualquier tipo de acuerdo en Ia respuesta a esta cuestién. Hay un gran nlimero de fisicos que han promovido Ia idea de que cesta disciplina es un género de periodismo césmico: cualquier nuevo descubrimiento mayor en fisica asegura, tomindolo como venga, un anilisis de las fronteras del conocimiento cientifico hasta el tltimo mi- nto. Por otro lado, las sirenas oxomienses del lenguaje ordinario nos dicen que cualquier escrutinio cuidadoso de cuestiones cientificas tée- nieas no es propiamente una actividad filosofics. Quiero argiir aq. que el filésofo de la ciencia no necesita ser ni un periodista de la cien- cia ni meramente un hombre penetrante del sentido comtin, eterna- ‘mente restringido a contemplar el significado general de nociones ta- les como la de la mente, el libre albedrio, causa y determinismo. Durante ef siglo pasado, la disciplina antigua y tradicional de la logica ha sido transformada en una disciplina cientifica profunda y © Publicado origaalmente en Philorophy of Science, Vol. 21, 023, 1954, Exoy sgradecdo con el Profesor Donald Davidson y ls Se Muriel Winet por varias supe" rencias stiles. Este esrito fue leido en l Reunibn de 1983 de la Divisin Pacifico de |s Asociacin Filosfiea Americana. VersiGn cstllana de José Luis Roller »” Estudios de filsoflay merodologa de la cencia seria, Es verdad que hay, desde luego, una gran variedad de ensayos, que incluyen escritos sobre la légica asf como trabajos de | temética, que abarcan desde exposiciones populares de la scmintica a defensas desapasionadas de la primacia de la silogistica aristotélica, ‘Aun asf, me parece que es cierto que cuando la légica es mencionada «en Ia filosofia contemporanea, un niicleo sélido de estudios y resul- tados viene 2 la mente de cualquier persona préxima al campo: los trabajos asociados a Russell, Whitchead, Gédel, Tarski, Church y Quine, para mencionar slo unos cuantos légicos eminentes. No puede decirse que existe un niicleo sélido de estudios simila- res en Ia filosofia de la ciencia. En este dominio no existen resultarlas definitivos del tipo que existen en la I6gica. Es imposible pensar en resultados andlogos a los de Gédel sobre la consistencia y la comple- td, la definicién de verdad de Tarski, o Ia demosteacién de Church de que no existe un procedimiento de decisién para el cilculo de pre~ dicados restringido. El propésito de este articulo consiste en delinear un programa par- cial de un tal nécleo de estudios en filosofia de Ia ciencia. Por razo- nes de espacio, me restringiré a dos areas generales: las teorias cien- tificas y la teorfa de Ia medicién. Mi tesis consiste en que bajo estos dos encabezados no es dificil esbozar un programa de investigaci6 serio que parece peculiarmente adecuado para filésofos con mentali- dad cientifica. 1, Teorias cientificas Durante las dos 0 tres décadas pasadas, los filésofos positivistas han escrito con gran detalle acerea de la estructura de las teorias cien- tificas, Recientemente, ellos han estado particularmente interesados en dar una explicacién general de la significatividad cientifica, lo eual esti relacionado con su explicacién de esta estructura'. Aunque se han hecho en el curso de estas investigaciones muchas distinciones precisas ¢ interesantes, ha habide pos ppor fildsofos que trabajan en esta tradici6n positivista de dar un and- lisis detallado de teorias cientifieas particulares. Algunos fisicos y matematicos, trabajando en lineas diferentes, se intentos, si es que alguno, " Para una revisin de I lteraeus véave Hempel (19503) y (1950b). ¢ Algunas consderaciones sobre los problemas ymétodos dela ilosolia de acieneis 31 han interesado en dar claridad en los fundamentos de varias ramas particulares de la fisica (p. ¢j., Mach (1942), Hamel (1908 y 1901), Frank (1946), Lindsay y Margenau (1936)). Cientificos que trabajan en otros dominios han estado similarmente interesados respecto de sus disciplinas. Hay, por ejemplo, escritos de bidlogos sobre los fun- damentos de la biologia (p. ej, Woodger (1937 y 1952)) y escritos de ‘economistas sobre los fundamentos de Ja economia (p. ¢j., Atrow (1951), Fraser (1937), Litle (1950) y Robbins (1935)). Si tomamos ‘como ejemplo a la literatura en los fundamentos de la fisica, conclui- mos mis bien pronto que los fisicos no estén muy contentos con la tarea de investigacién seria en fundamentos. La dificulead principal consiste en que los cientificos practicantes rara vez. son sensitivos a ccuestiones que parecen ser de caricter puramente formal o matems- tico, Un excelente ejemplo consiste en las miltiples discusiones en re- lacidn a la definicién de masa en la mecinica clisica. Mach (1942), pp. 264-277, propuso definir la masa relativa de dos cucrpos como In razén inversa de sus aceleraciones «mutuamente inducidas», cuan- do estan aislados de otros cuerpos?, Esta sugerencia de Mach, ordi- natiamente es discutida como si él hubiera ofrecido una definicién en dl sentido ordinario, como, por ejemplo, cuando definimos la re- lacién de «menor que» entre dos nimeros reales x ¢ y como la rela- cin que vale si y sélo si hay un nimero real positivo z tal que x+ z=, Sin embargo, es facil mostrar que para cualquier axioma- tizacién mas 0 menos razonable de la mecénica clisica, la noci6n de ‘masa no puede ser definida en términos de otras nociones?. Por otro Jado, si pensamos las ideas de Mach como una sugerencia de «defi- nicién coordinativa», esto es, un enunciado acerca de cémo aplicar empiricamente la nocién teérica de masa, la condicin de aislamiento requerida para los cuerpos, hace init su propuesta. La dinica alter- nnativa razonable parece ser considerar su idea como una manera het- fstica sugerente de pensar acerca de un concepto empiricamente elu- sivo. El resultado final es que ni la fisica teérica ni la experimental hhan sido seriamente clarificadas por la discusién de Mach. En vista de hacer progresos en los fundamentos, uno de los re- quisitos mas importante es separar claramente la teoria del experi- mento. En lo que concierne a una reconstruccién racional precisa de Una dissin mis reciente des ident de Mach se pede enconcar en Lindssy ¥ Margen (1936) Para uns demesteacin de et asec vse McKinsey ta (1958. £ i i i 2 Fsuudios de filosofia y metodologs del ccncia la porcion experimental de cualquier ciencia, parece haber algunos problemas extremadamente dificiles, acerca de los cuales se hablar mis tarde. Pero en el campo de la teoria, el camino esta intacto y 2 pliamente abierto. El método basico de ataque cs la axiomatizac en el sentido matemético estindar. Pero como Hempel ha seftalado extensamente (1952, p. 81), al momento «La concepci6n de las teo- ras cientificas presentadas en forma axiomatica es una idealizacin hecha con propésitos de clarficacién légica y reconstruccidn raci nal, Los intentos reales de axiomatizar teorias de la ciencia empiri han sido raros hasta ahora.» Mi primera propuesta programatica general consiste en que los fi- losofos de la ciencia hagan suya la tarea de axiomatizar las teorfas de todas las ramas desarrolladas de la ciencia empirica. No tengo tiem- po aqui para resefar las varias consecuencias floséficas interesantes de tal trabajo axiomatico’, pero a los filésofos que preguntan «por qué axiomatizar?», brevemente les digo que la axiomatizaciGn es una manera constructiva de obtener el tipo de claridad y precisién inte- lectuales que los fil6sofos siempre persiguen con respecto a los fun- damentos de varias ciencias. Desafortunadamente muchos buenos I6sofos parecen trabajar bajo la errénea impresién de que para axi matizar a una disciplina cientifica, 0 a una rama de las matematicas, se necesita formalizar a la disciplina en algiin lengusje artificial bien definido. Asi, se manticne que para axiomatizar la mecinica clésica de particulas debemos empezar por dar una definicién recutsiva de Ja nocién de ser un cnunciado de la mecénica de particulas. Este pun- to de vista lingifstico esta, en mi opinion, seriamente equivocado, y Ja predominancia de esta actitud tal vez ha sido una de las principales razones de la fata de resultados substanciales positivos en la filosofia de la ciencia. Cuando recurrimos a cualquier rama de la ciencia que usa las mateméticas de una manera seria, claramente no queremos for- smalizar un lenguaje para esta rama de la ciencia. La tonterfa préctica de tal formalizacién estd constatada por el hecho de que Jas ramas de las matematicas necesarias para la fisica no han sido formalizadas, y los fildsofos de la ciencia que intentan formalizar la mecanica, ejemplo, habrian de formalizar primero no sélo el cilculo diferencial integral, sino también la teoria de las matrices, la teoria de las ecua- Para consderaciones generals véase McKinsey y Suppes (19532); algunas apli= «aciones especiales a probleinas dela tora dl significado se encuentran en McKinsey y Suppes (1955). [Algonasconsideraciones sobre los problemas y méodos dela filosofiadelacicncia 33 ciones ordinarias y diferenciales parciales y una buena porcién de la teorfa de las funciones de una variable real Afortunadamente podemos procurar un programa de axiomatiza- cién sin construir ningin lenguaje formal. El punto de vista por el gue estoy abogando es que los métodos bisicos apropiados para los estudios axiomaticos en las ciencias empiricas no son metamatemati- os (y asi sintacticos y seménticos), sino conjuntistas. Axiomatizar la teoria de una rama particular de la ciencia empirica en el sentido que estoy defendiendo consiste en dar una definicién de una nocién con- juntista, tal como la de sistema de la mecénica clésica de particulas (véase McKinsey et al (1953), o la de sistema de la mecénica del s6- ido (véase Adams (1954), o la de sistera de la genética men deliana (Rubin (no publicado)}. Los métodos usados para dar tales definiciones son precisamente similares a los usados en la matemética moderna para definir nociones tales como la de raticulo, anillo alge- braico o espacio de Hilbert. Podemos, desde luego, visualizar una for- malizacién de la teoria de conjuntos y, consecuentemente, una for malizacién dentro de un dinico lenguaje de Is porcién tedrica de to- das las ramas de la ciencia empirica. Sin embargo, no existe al mo- ‘mento ninguna formalizacién de la teoria de conjuntos lo suficiente- ‘mente desarrollada como para incluir las diversas ramas de la mate- ‘mética ya mencionadas. En la préctica logramos un grado suficiente de rigor y claridad usando sin formalizacién las ramas de la matemé- tea necesarias para el desarrollo de las ciencias empiticas. Y nuestro ico conjuntista puede ser manejado de una manera inti jo coneetado con Ia axiomatizacién en ef sentido de dar én conjuntista de las nociones fundamentales de una rama dada de la ciencia empirica puede ser dividido en cuatro partes. Pri- ‘mera, ¢s necesario que haya una declaracién de cules teorf * Eo no ct nega I ran significa del tora saiomitin de conus poe Jo fundamenoe dea matemiic. Ur I ori de conjumeseumdo soe ttn os lundamentor den cea spr er implemen en rear, Co Becta varias amas de mates, I formelsion nal send de contse- Gn de wn enganje rificial) no er nese pers slguas veces cs aonalment a ‘eso recor der decors nis de enfin ces demas ate ‘ics. Un buen ejemplo tl necrdad de econ eos delay eunclones “iter parser pas wl al estuda sfadametes dla mec Eve die Siplnaovdnsamente pret de ua manera enramente instars desde pur devi de ls fades M stoios de filosotia y metodologia dels cin ponen. Por ejemplo, al axiomatizar la mecénica del sélido rigido, es conveniente suponer no sélo las ramas estindar de la matemitic: sino también Ia mecénica clasica de particulas. Segunda, las nociones primitivas de la teorfa requicren ser enlistadas y su cardcter conjun- tista indicado. Por ejemplo, en la mecainica de particulas necesitamos nociones primitivas tales como el conjunto de particulas, el intervalo de tiempo transcurrido, la funcién posicién y la furcién masa (para detalles ulteriores véase McKinsey et af [1953]). Tercera, es necesario ue la definicién conjuntista sea completada enlistande los axiomas que deben satisfacerse. Estamos entonces en posicién para investigar lag conseenenciae deduerivas de nuestra definicién. Una de lac tareae principales consiste en reconstruir racionalmente los teoremas estin- dar de la rama de la ciencia manejada. También, disponible una a matizaci6n tal, podemos preguntar la clase de cuestiones caracte ticas de la matemética moderna; por ejemplo, qué tipo de teoremas de representacién pueden demostrarse. Podemos mencionar que el problema del reduccionismo, tan discutido en afios recientes por los fil6sofos, podria ser estudiado més apropiadamente buscando teore- ‘mas de representacién. Si puede encontrarse un teorcma de represen tacién para una rama de la ciencia en términos de una segunda, po- demos apropiadamente decir que la primera ha sido reducida a ia se- gunda’. Cuarta y altima, se requiere dar una interpretacin empirica dela teoria axiomatizada. De este t6pico quiero ahora ocuparme, i dicando sélo la manera como pueden ser tiles los métodos conjun- tistas y axiomiticos incluso en dominios ultraempiricos. 2. Teorias de ta medicién La relacién entre teorfa cientifica y experimento es un tema vasto y complicado, y parece ser que su analisis preciso es un problema ex- cesivamente dificil. Ha habido una gran cantidad de discusién de este problema en [a literatura de la filosofia de la ciencia, pero también ha habido una lamentable ausencia de prageeso sistemético, Las di cusiones de Carnap (1936-37) sobre los enunciados reductivos cs una * Hasta donde yo s, la primera (cinchso la Glin) soled rigurosa de un pro- bbema de reduced significative «sel que se encuentra en Adams (1954). El muestra cn un sentido apropiado, que la mecinica del slide rgido ex reducible la mecinica dle pacticlan Algunas coasderaciones sobre los problemas y métodos de a filosofia dela ciencia 38, de las contribuciones mas substanciales, pero él no intenta un at sis detallado de ninguna rama de la fisica, y hasta donde yo sé, no existe un andlisis tal en In literatura’, Cuando se da en forma axio- matica una teorfa tal como la mecinica clisiea de particulas, el pro- blema se reduce a dar una interpretacién empirica de las nociones pri- mitivas 0 de ciertas nociones definidas de la teorfa, Ya que en cual- aquier rama avanzada de la ciencia estamos usualmente interesados en Ia interpretacién de nociones cnantitativas, pronto encontramos que es necesaria una teoria sistemética de Ia medicién, La tarea primaria de la teoria de la medicién parece ser que consiste en tender un puen- te.en la brecha que hay entre las obscrvacioucs vuulitativas (westa Yara es més larga que aquella», B esté en P, entonees a € Vyy Be VO Enseguida necesitamos definir érboles de derivacién para gramé- ticas libres de contexto. Cada arbol esta ordenado de izquierda a de- recha de manera intuitiva, para conseguir una lectura de izquierda 2 derecha de una cadena terminal, y cada nudo tiene una ctiqueta. Las hojas tienen etiquetas terminales y los otros nudos tienen etiquetas rio terminales. Vamos a hacer de esto un drbol seméntico—y aqui es donde entra la semantica modelistica— exigiendo también que cada sudo del arbol tenga una denotacién. Comenzamos requitiendo en el easy simple yue cals palabra terminal tenga una denotaciGu y en los casos més complejos y sutiles que dada una frase terminal que de- note siéi que sus subpartes denoten. Conseguimos la denotacién de otros nudos del arbol por recursién. Las reglas de recursién se ob- tienen asignando a cada regla de produccién de la gramética una fun- cién conjuntista que nos permite computar, por asi decirlo, Ia deno- tacién del lado izquierdo de una regla de produccién conociendo las denotaciones de los miembros del lado derecho de la regla. Por ejem- plo, si tenemos la regla de reescritura FN EN + Adj la funcién conjuntista que asignamos a esta regla en el caso simple es Ia intersecci6n. Las funciones conjuntistas asignadas a las reglas de produccién juegan el papel de una definicion recursiva de verdad en Ia caracrecizaciéin de Tarski de la verdad para los lenguajes formales. Finalmente, para obtener el modelo te6rico ordinario, se requiere que todas las denotaciones yazcan en una jerarquia de conjuntos construida a partir de un dominio no vacio. Para los usos del lengua- je natural una jerarquia suficientemente rica parece ser una que es ce- rrada bajo unién de conjuntos, Ia operacién de conjunto potencia y Ia formacién de subconjuntos. Los detalles técnicos estén contenidos en Suppes (1973). ‘Para hacer las gramiticas libres de contexto un caso especial de ls estrucaras sramaticaler de frase, ly come son definidas aquf, los primeros miembros de P 10 {cken ser miembros de Vy sno seeuencas de un lugar euyostérmines son elementos de Vax El mismo problema surge en eferenca los elementos de V", pero consiéren~ 4 lo elementos de V como perteneciendo 2 V°. Consecuentements, para evitt Compljidades notacionsles,wataré alos elements, #42 conjuntos unidades y seoven~ ‘dae de un lugar cuyos términas son ls elementos come identicos. fl mésodo axiomitico en las cencia empiicas = “Ahora me gustaria ir a algunos ejemplos extrafdos del habla in fant para ilustrarcémo esas ideas se aplican empiricamente, Me res- réa un ejemplo simple de la frase nominal dos flores rojas y sus tequivalencias aproximativas en francés chino. Para la semantica, uso STeoncepto de Frege y Russell de nimero cardinal: dos es precisa- tente el conjunto de todos los conjuntos pare, y para evitar cual- aquier paradoja, podemos considerar solamente miembros de conjun- tos a una cierta distancia de arriba de la jerarquia de conjuntos. Uso Ja notacidn estindar para el conjunto potencia, asi P(A) es el conjun- 10 de todos los subconjuntos de A. Para simbolos no terminales en. el arbol tenemos: FIN para frase nominal, Car para el nombre de un _ plimero cardinal, FAdj para frase adjetiva, Adj para adjetivo y N para nombre. Sean también B el conjunto de las cosas rojas y A el con- junto de las flores. La denotacién de cada nudo se muestra después de los dos puncos que siguen la etiquera del nudo. Entonees el érbol se asemeja a esto: FN:20 P(A NB) ay Ny: An B NIA ™y Adj: B dos: 2 flores: A rojas: B La gramitica parcial exhibida en este érbol puede eseribirse en la siguiente forma: 56 Estados de filosoia y metodologis de la cencia FN Car + FN, FN, > N + FAdj, FAdj > FAdj + Adj, FAdj> Adj. Es claro a partir del rbol cual es la funcidn seméntica para cada regla. Por ejemplo, para la tercera regia, la funcién semantics es la in~ terseccién. Tanto en el arbol como en la gramatica he usado el subs- crito «t» sobre «EN» para imponer una restriecién que bloquea la recursién de los nombres de ntimeros cardinales. Al nivel elemental ciertamente no queremos frases como dos cuatro flares rojas. La frase francesa correspondiente a dos flores rojas es deux fleurs rouges, aunque es menos frecuence en el frances omitir el articulo de- finido que en el espanol (inglés en el original). El érbol semnéntico es el mismo que el anterior excepto por la reflexi6n natural izquierda- derecha en la parte del aebol que ocurre para ajustar la posicién su- perficial de los adjetivos en francés’. nP(An By a Ni A FAdj: B Adj: B | deux: 2 fleurs: A rouges: B © Enel inglés, 2 diferencia del expafal y el francés, los adjtivos preceden a los ‘nombres. De esta manera, la frase ingless en cucstin es ro reds rover, donde steds~ cladjetivo y srosese esl nombre. Al raduciele hemos invertida yal orden por lo que sa observacign del autor no viene al exse. EI método sxiomitieo en las ciencaeempliias 7 El Arbol semntico chino correspondiente incluye un nombre cla- sificador (NC) y la particula de (MOD) y es més complicado en la superficie que los arboles del inglés o francés, pero la semntica sub- yyacente es similar. En mi modo de ver, la seméntica simple del nom- bre clasificador consiste en denorar la unién de todos Jos conjuntos de objetos denotados por los nombres que modifican, pero, por su- puesto, cuando un NC se usa como un mecanismo de referencia pro- nominal tiene que decidirse algo diferente. Sobre la suposicién sim- pple recién establecida acerca de la unién, el érbol seméntico para Yiang3 duo} hong? de bual (dos rosas rojas) es: FN: 2.0 P(C nf (A) a Car! liang3: 2 duo3:C hong2: Bde: fal: A Para Ia interpretacién semantica de la particula de, f es una fun- cin de eleccién tal que, para cada B, fo(A) c A y la funcién seman- tica asignada a la regla FIN mostrada en el subirbol de la derecha del rbol semantico chino es simplemente una funcién semintica de tres argumentos que corresponde a esta funcién de eleccidn, ice, W (By LA) = fulA). No estoy sugitiendo que mi aproximacién a esas frases simples en espaiiol, francés y chino es necesariamente la mejor, o incluso una que se veri correcta en todos los detalles, pero pienso que este en- foque bisico es correct y muestra cudn natural es el uso de la se- méntica modelistica en el andlisis de los lenguajes naturales. La de- terminacién precisa de las funciones seménticas asociadas con una 6 Estudios de filsotfa y metodologia de fs cienein gramitica dada de un lenguaje natural, o parte del lenguaje, es un pro- Capitulo 4 blema empirico. Los métodos empiricos apropiados de investigacién LA DESEABILIDAD DE LA FORMALIZACION no estén todavia enteramente desarrollados, pero no veo ningiaobs- EN CIENCTA® {culo conceptual en el camino. : sete enfaizo ‘que la aplicacién de la seméntica modelistica no esti en ningiin sentido restringida a fragmentos libres de contexto del lenguaje natural. Es directa y natural la extensi6n de los méodos * —! 1 gramiticas indicadas, que son sensibles al contexto, o una variedad de transformaciones. Por otro lado, es igualmente patente que se re queririn mayores extensiones conceptuales de la semintica modelis- cs pate da ua cxpliacién contin complet del sere apren- lizaje del lenguaje, pero esto es como debe ser y es de esperarse en tretuscon dels sderuacign de cualquier teria que se ocupa de fe- némenos empiricos a un nivel fundamental. | Seria entretenido considerar la cuestién de si la formalizacién en cicncia fue deseable para Arquimedes en Sicilia, 0 unos trescientos afios después, para Polomeo en Alejandria. Puedo imaginar a Ar quimedes, en un modo de hablar caracteristico, diciendo que ningin hombre de eminencia en filosofia preguntaria tal cuestién. Seria como preguatar si alguien quiso una demostracidn real en geometria como ‘opuesta 2 un método sugestivo pero informal, Pienso que aun Pto- Jomeo, aunque mucho més profundamente envuelto en observaci nes empiricas y en el complicado problema de conformar la teoria on los datos, contestaria en la misma vena. En otras palabras, quie- ro aseverar que las dinicas ramas de la ciencia cuantitativa seriamente desarrolladas en la antigiiedad fueron consideradas como extensiones de Ja geometria y watadas con el mismo grado de formalidad, Estoy pensando particularmente en el trabajo de Arquimedes sobre estat ‘ca; su tratado sobre el equilibrio de planos es el primer tratado sis- temitico en fisica matemitica. También estoy pensando en el Alma- gesto de Prolomeo, el cual es incuestionablemente el mayor trabajo * Publicado originalmenteen el Journal of Philosophy 65, 1969, pp. 651-664, Vere sn exsellana de Jorge Moja Leén. i i i { i i | i i ' © Eswudios de flovolia y metodologia de a ciencin cientifico de la antigiedad, si entendemos por ciencia, como opuesta a las matematicas, el desarrollo de la teoria y Ja confrontacin de la teorfa con datos cuantitativos. Para esta antigua tradicién de andlisis cientifico, no habia ninguna manera adecuada de pensar més que en rérminos de los mérodos formales de la geometrfa, Este patrén que se origina con Arquimedes tiene una larga y continua historia a tra- vés de la tradicién arabe y latina de la Edad Media, llegando sin ruptura hasta los Principia de Newton en el siglo xvit. Los méto- dos geométricos formales de Newton y su cuidadosa consideracién de Jos datos estin muchisimo en el espititu del Almagesto de Ptolo- ‘meo. Para Newton también hay poco lugar para cuestionar Ia con- enlenca dela formalizcion eo Ceaca. Aun al mis empiico de sus trabajos sistemiticos, la Optica, fue organizado de manera geoméi cay demostrativa. 7Gs posible cplicar que la formalizaci oy signifien mucho mis ue el uso explicito del método geomeétrico hecho en Is antigua Ale- jandria, en la Universidad de Paris en el siglo xtti, o en Cambridge en el siglo diecisiete. Pero el punto no es bien tomado, porque segu- amente el punto conceptual real es que los estindares de rigor y for- tmalizacién caracteristicos de los mateméticos del tiempo también se encuentran en Ia ciencia sistematica. En los casi tres siglos desde la publicacién de los Principia de Newton, la divergencia entre el método deductivo usado en matem- tica y en fisica ha llegado a ser muy pronunciado. La direccién de Jas matematicas ha sido moverse hacia mejores y bien definidos cri terios de rigor y formalizacién, Este no es el caso en fisica matemé- tica, aunque aun aqut ha surgido una distincion entre fisica matema- tica y fisiea tebrica. La fisica matemétiea es un t6pico hecho erecien- temente por mateméticos, y su interés por las cuestiones de rigor y clatidad formal de las suposiciones es evidente. La fisica te6rica, por el otro lado, es hecha de una manera que esti muy lejos de satisfacer los estindares de la matemética moderna. Ninguno de los trabsjos historicamente importantes de ese siglo en la teoria de la relatividad © en mecénies cuantica fueron escritos en un estilo matematicamente formalizado, claramente delineado. (En referencia a Ia teorfa de la re~ latividad tengo en mente los primeros escritos de Einstein y Lorentz, no el trabajo matemitico posterior de Minkowski, Veblen, Robb y ‘otr0s.) Incluso el libro de Von Neuman sobre mecénica cudntica (1932) no da un desarrollo axiomitico, o lo que podriamos lamar ar- quimediano de la mecinica cusntica, sino solamente del espacio de La deseabilidad de I ormalzacin en ciencia oy Hilbert. Es dificil predecir el fururo de los métodos axiomiticos y for- rmalizados en las ciencias empiricas, Hay sefales, por lo menos, que Ja gran brecha que actwalmente separa los métodos usados en fisiea de los usados en matemiticas empieza a cerrarse, y no se ampliara en otras disciplinas empiricas, tales como la economia matemitica y la psicologia matemética. Pero no es el propésito de este trabajo inten- tar dar un argumento estrecho de la proyeccién de estos futuros de- sarrollos. Dejando a un lado el argumento positivo de la tradicién que em- pieza con Arquimedes y que incluye a Newton, y también el argu- mento negativo que sefiala el bajo nivel de formalizacién corriente en mucho de la ciencia contemporénea, es todavia pertinente pregun- tar cudles son las razones de relevancia filosdfica para la formaliza- cién de la ciencia. Es deseable la formalizacién, o en verdad nece- saria en algunos casos, pars un andlisis filos6fico adecuado de los conceptos? Una manera de poner un argumento filosdfico a favor de 4a formalizacién es ésta, El papel de la filosofia en ciencia es clarificar problemas eonceptuales y hacer explicitos los supuestos fundamenta- sionales de cada disciplina cientifica. La clatificaci6n de problemas conceptuales o la construccién de una fundamentacidn logica explicita son areas que ni soit intensamente empiricas ni de cardcter matemiti- co. Pueden considerarse como faenas propiamente filoséficas directa- mente relevantes para la cicncia, En el contexto de tal carificacién y construccién, un método pri- mario de anilisis filoséfico ¢s el formalizar y axiomatizar los concep- tos y teorias de importancia fundamental en un dominio dado de la Arg es un método importante de clarifi- cacién no es ningGn sentido pretender que es el imico método de ané- lisisfiloséfico. Casi todos concordarian en que la critica penetrante, aunque informal, de ejemplos de formalizacién juega un papel cen- wal en apreciar la correccién intuitiva de una solucién a un problema conceptual o a la construccién de una fundamentacién explicita. La formalizacién no responders todas las cuestiones ni resolvera todos los problemas, aunque se encuentra una leceién muy ilustrativa en la filosofia de las mateméticas. Durante los dltimos cien aiios, los mé- todos de formalizacién han sido aplicados extensamente a la funda- ‘mentacién de las matemticas. Es claro decir que durante ese perio- do ha habido mas progreso perceptible en nuestra comprensién de los fundamentos de las matemiticas y en la profundidad de los pro- o Esudios de filsofia y motodologia de fa cencin blemas que son considerados importantes que en cualquier otra rama de la filosofia. Este trabajo fundamentacional ha tenido consecuen- cias de gran alcance en la matematica misma. La fundamentacién con- juntista de las mateméticas que se inicié con Cantor y Frege, y que fue perfeccionada por Zermelo, Russell y otros, es hoy un marco con- ceptual dentro del cual se escribe la mayoria de fa matemtica pura. EI sentido de la formalizacin que usaré en Ia discusién subse- cuente es precisamente ese de una formulacién conjuntista estindar. No quiero decir por formalizacién la concepci6n mas estricta de una teoria de primer orden que asume solamente l6gica elemental. Tal for- malizaeidn mis estriera es adecuada para ol estudio intensive de m- chos dominios clementales de matemsticas, pero en casi todas las 4reas de las ciencias es necesario un rico aparato matematico. Pode- ‘mos apelar apropiadamente a ese aparato dentro de un marco con- juntista. (No se haré aqui una defensa més elaborada del sentido exac- to propuesto de formalizacién; he defendido el enfoque conjuntista en numerosas ocasiones en el pasado, y mucho de lo que digo aqui sobre asuntos més generales no dependers en ninguna manera impor- tante del sentido preciso de formalizacién que se use.) Hay otras razones por las que la formalizacién de una teoria cien~ uifica es deseable. Algo puede decirse, aunque sea brevernente, acerca de ellas. Explicitud Formalizar una familia de conceptos conectados es una manera de hacer explicitos sus significados. Un buen ejemplo de lo que pue- de esperarse en esta direccién es provisto por el concepto de proba- bilidad, Antes del andlisis explicito de la estructura formal de la pro- babilidad por Kolmogorov (1933), habia mucha confusién incluso so- bre las propiedades mas elementales de la probabilidad, e.g. el domi de definicién de una medida de probabilidad, La correcci tuitiva de la formalizacién de Kolmogorov fue reconocida casi d mediato, y shora ¢s universalmente adoptads. Por otro lado, la for- malizaci6n no termin6 la discusién y el anilisis filos6fico del concep- 10 de probabilidad. Mas bien, ayud6 a elevar la discusi6n a un nuevo nivel. La dificultad con la caracterizacién puramente conjuntista de Kolmogorov es que el concepto de probabilidad no es suficientemen- te categérico. Hay posibles interprecaciones de los axiomas que no La deseailidad de I formalizacibn en ciencia 0 ALA, Robb (1936) § Suppes (19593). > Zeeman (1964), ow audios de filsotia y metodologia de I cenein tido preciso que puede demostrarse, minima, Esto no puede decirse te Tafmayoris de los andisis que se encuentran en libros de texto de fisica 0 en escritos de filésofos que se ocupan de Ia teorfa de Ja rela- tividad. La generalidad ganada por la formalizacin es particularmen- te extraida por la consideracién del hecho de que ni siquiera se re- quiere un campo arquimedeano de nimeros para la derivacion de las transformaciones de Lorentz, Esto hace muy claro el caréeter ele~ mental y también microscépico de la relatividad especial. No se re- quiere ninguna propiedad profunda del sistema de los niimeros rea- Is en le formulaciin de I wos nema, De anacho mayor i rortancia filosSfica es el reemplazo de descripciones algo vagas y oca- aoe ie nbaions sees dels supostones bases de re ividad por axiomas formulados exactamente, A la cues In base conceptual dela tori especial del relaividad?» pueden dar- se cvalesquiera de varias respuestas equivalentes que no tienen resi- duo de confusién conceptual, ageuil es Medicién fundamental de propiedades intensivas ina de las disputas conceptualmente més interesantes en la teorla y ai rictca de ln medicion en ciencia es la de si es posible tener ‘mediciGn fundamental de propiedades intensivas. En primer lugar, ka precensién de mediciSn fundamental involucra la pretensién de que puede establecerse una escala cuantitativa sobre la base de observa iones empiricas cualitativas que no asumen mediciones anteriores. a distincin entre propiedades intensivas y exten tuna amplia literatura incluso en la Edad Media bajo el tépico de teas yremisin de formas, Las propiedadesextensivs,o mean tudes, son propiedades que pueden sumnarses por ejemplo, la masa Ia longitud son extensvss. Las propiedades inensiva, en cambio, n0 pueden sumarse, incluso aunque pueden medirse. Por ejemplo, dos volimenes de gas con la misma temperatura no se combinan para for- mar un gas con el doble de temperatura, Se ha pretendido repetida- mente por algunos teéricos de la medicién, notablemente NR. Campbell, que la medicién fundamental de las propiedades in- tensivas no es posible. Asi en su discusién de la medicién de la tem- perasrs, Campbell concluye que no es posible ls modicign fonda: mental de la temperatura ya que «no hay ningiin proceso fisico de a deseailidd del ormalizacidn en cena ° adicién para la temperaturas*. El andlisis, leno de intuiciones pero confuso, de la medicién de Campbell ha tenido ramificaciones en mus chas otras areas de la ciencia. Su posicién, por ejemplo, fue esencial- mente adoptada en un influyente articulo acerca de la medicién en psicologia por Bergmann y Spence”, Aqui esté lo que ellos dicen: En dimensiones extensionales, y s6lo en dimensiones extensio- nales, puede darse un significado factual a la igualdad de dife- rencias numéricas sin establecer cualquier otra ley empirica que los axiomas mismos de la medici6n. {p. 111) Hasta relativamente tiempos recientes las concepciones expresa- das por Campbell, Bergmann y Spencer, y otros, de que las propic— dades imeensivas no pueden medirse fundamentalmente fueron am- pliamente esparcidas, y todavia estén en circulzeién en algunas par- tes. Con todo, es elemental y simple demostrar que esas concepcio- nes, expresadas tan categérica y dogmiticamente, no descansan so- bre ningiia anilisis formal serio y pueden de hecho refutarse por simn- ples contracjemplos que son por ellos mismos aplicables a la medi- in de propiedadcs intensivas. Una de las virtudes mas importantes de la formalizaci6n puede extraerse de este contexto, Dentro de una disciplina que esté formalizada, aserciones como aquellas de Camp- bell o Bergmann y Spence, simplemente no se hacen sin demostra- Suppes 7 Zinnes (196) "= Chomsky (1959) {a desabiidad de a formalizacin en cena 7 ‘mostrar, que ninguna teorfa estindar del estimulo-respuesta del con- dicionamiento puede dar cuenta de cualquier aspecto central del com- portamiento lingiifstico. Por ejemplo, Katz y Postal declaran en su libro que «Una teoria del condicionamiento de la adquisicio sunje debe rechazarse por ser, en principio, incapaz de expl se aprende el lenguaje>"', Aunque han dado algunos argumentos para sostener esta asercién, no dan ninguna demostraciGn seria del género discutido arriba, el cual es estindar en aserciones matemiticas de na- turaleza negativa. Incluso es dudoso si ellos reconocen plenamente la necesidad de una demostracién tal para dar a su aserci6n acerca de la tcoria del coudiciotamiento un estatus defimido. Sobre todo, ellos no dan una clara interpretacin formal de la frase «en principion; au ‘que tal incerpretacién es ciertamente de suma importancia en cus uier andlisis serio de este tipo. Por ejemplo, ellos no distinguen en- tre la asercién de que ninguna extensién conservativa de la teoria del condicionamiento puede dar cuenta de aspectos mayores del apren- diaaje del lenguaje, y Ia asercién mas fuerte de que aun con la adi- ci6n de otros conceptos conductistas, la teoria no sera suficiente. En tiendo aqui por una extensiGn conservativa de la teoria, una tal que mpleara los mismmos conceptos fundsmentales que la teoria oF Un incento mas ambicioso del mismo género que el de Katz y Pos- tal ha sido hecho recientemente por Bever, Fodor y Garret" Ellos cin formal de las limitaciones del asociativis~ mo, 0 lo que viene a ser lo mismo, la teoria del estimulo-respuesta del condicionamientn, Sin embargo, ou supucsta demoseaci6it no es una demostracién formal en ningiin sentido, y lo que tienen que de~ cir acerca del postulado informalmente establecido desde el cual tra bajan es conceptualmente confuso. Su postulado fundamental es que 0 entonces Pine | Ein Aton Fea) OPA | Sn 6. Axioma 2: Si P(E, Ay. 2.4) > Oy £# 7 entonces Pvt | Ei Asin Set) = (1 8) Pla | Xpea)e Como es claro a partir de estos dos axiomas, esta teoria de res- puesta lineal es intuitivamente muy simple. El primer axioma precisamente que cuando se refuerza una respuesta, la probabil de producir esta respuesta en cl sigui diante una transformacién fineal simple. Y el segundo axioma dice que si se refuerza alguna otra respuesta, la probabilidad de producie Ja respuesta decrece mediante una segunda transformacién lineal. A pesar de la simplicidad de esta teoria, da cuenta razonablemente de tun buen nimero de experimentos, y desde un punto de vista mate- matico, de ninguna manera es trivial caracterizat propiedades asint6- ticas de sus models. El punto de interés aqui es, sin embargo, relacionar los modelos de esta teoria con modelos de los datos. Nuevamente, pata simplifi- «at, consideremos el caso de reforzamientos simples que no sean con- tingentes. En todo ensayo, la probabilidad de un reforzamiento Ey, independientemente de cualquier suceso anterior, es 1. El experimen. tador decide sobre un experimento de, digamos, 400 ensayos para

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