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LA

SOBERANIA
DE

DIOS
EN MI VIDA.
JEREMIAS 1:4-10
4 El Señor se dirigió a mí, y me dijo:
 5 “Antes de darte la vida, ya te había yo
escogido;
antes de que nacieras, ya te había yo apartado;
te había destinado a ser profeta de las naciones.”
6 Yo contesté:
“¡Ay, Señor! ¡Yo soy muy joven y no sé hablar!”
7 Pero el Señor me dijo:
“No digas que eres muy joven.
Tú irás a donde yo te mande,
y dirás lo que yo te ordene.
8 No tengas miedo de nadie,
pues yo estaré contigo para protegerte.
Yo, el Señor, doy mi palabra.”
9Entonces el Señor extendió la mano, me tocó

los labios y me dijo:


10 “Yo pongo mis palabras en tus labios.
Hoy te doy plena autoridad
sobre reinos y naciones,
para arrancar y derribar,
para destruir y demoler,
y también para construir y plantar.”
JEREMIAS 2:14
     14 “Israel no es un esclavo;
él no nació en la esclavitud.
¿Por qué, pues, lo saquean?
     15 ¿Por qué lo atacan como leones,
lanzando fuertes rugidos?
Han dejado en ruinas su país;
sus ciudades fueron incendiadas
y nadie quedó en ellas.
     16 La gente de Menfis y de Tafnes
te rompió la cabeza.
     17 Esto te ha pasado por haberme abandonado
a mí, que soy el Señor tu Dios
y que te guiaba por el camino.
     18 Y ahora, ¿qué ganas con ir a Egipto
a beber agua del Nilo?
¿Qué ganas con ir a Asiria
a beber agua del Éufrates?
     19 Tu propia maldad te castigará,
tu infidelidad te condenará.
Piensa y verás lo malo y amargo
que ha sido que me abandones
y que no me hayas honrado,
a mí, que soy el Señor tu Dios.
Yo, el Señor todopoderoso, lo afirmo.
JEREMIAS 29:10-14
10 “El Señor dice: ‘Cuando se le cumplan a Babilonia los

setenta años, actuaré en favor de ustedes y les


cumpliré mi promesa favorable de hacerlos regresar a
este lugar. 11 Yo sé los planes que tengo para ustedes,
planes para su bienestar y no para su mal, a fin de
darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo
afirmo. 12 Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a
mí en oración y yo los escucharé. 13 Me buscarán y me
encontrarán, porque me buscarán de todo corazón.
14 Sí, yo dejaré que ustedes me encuentren, y haré que

cambie su suerte: los sacaré de todas las naciones y


de todos los lugares por donde los dispersé, y los
reuniré y haré que vuelvan a este lugar de donde los
desterré. Yo, el Señor, lo afirmo.
HEBREOS 5:7-9
7Mientras Cristo estuvo viviendo aquí en
el mundo, con voz fuerte y muchas
lágrimas oró y suplicó a Dios, que tenía
poder para librarlo de la muerte; y por su
obediencia, Dios lo escuchó. 8Así que
Cristo, a pesar de ser Hijo, sufriendo
aprendió lo que es la obediencia; 9y al
perfeccionarse de esa manera, llegó a
ser fuente de salvación eterna para todos
los que lo obedecen,

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