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sorprendió, dejados de la mano Bourdon, a las afueras de Puerto Puerto Príncipe con la esperanza
de todo el mundo. Un olor a Príncipe) asolado por los escom- de que algún día ellos puedan ser
quemado despidió nuestra salida bros, a punto de ser arrastradas tan afortunados como nosotros,
da hacia el lugar de la tragedia. A Al observar la miserable infancia
de aquel país desolado. Fuimos sus viviendas por las intensas los occidentales. Al regresar,
pesar de la desolación provocada de aquellos niños, vimos en su
nosotros los primeros en ayudar lluvias. Nos despedimos de ellos valoré mucho más mi ordenador,
por el terremoto, la estancia se me seria mirada que ni siquiera a
a los habitantes de un valle (el de y de la desmochada catedral de mi casa... Vi distinto mi mundo".
hizo muy amena, incluso llega- ellos (que son los portadores de
mos a sentirnos un poco haitia- la alegría) se les podía arrancar
nos, hasta el punto de participar una sonrisa. Otra experiencia muy
en su tiempo de ocio (las partidas impactante fue el ir por el centro
de cartas eran apasionantes, sin de Puerto Príncipe y ver manza-
dinero, la apuesta consistía en nas de edificios y calles destrui-
colocarse pinzas en la cara). dos, y esperar el punto de
Durante nuestros diez días allí, inflexión entre la destrucción y lo
colaboramos en lo que pudimos, no destruido y no llegaba. De
aunque todo lo que hicimos nos hecho, la catedral quedó total-
pareció insignificante, dada la mente destrozada, como todos
magnitud del desastre. los edificios. La gente trataba de
Nuestra aventura comenzó al desescombrar, pero, en el tiempo
despegar el avión que nos que estuvimos en el centro, no
llevaría a Santo Domingo. Cuatro vimos nada más que una máquina
compañeros y yo tuvimos que trabajando. Eran los haitianos
pasar una noche en este aero- con sus propias manos los que
puerto esperando al siguiente excavaban. Como experiencia per-
vuelo con dirección a Puerto sonal es terrible: la extensión de
Príncipe. Son circunstancias a las la desolación no acababa nunca.
que ya estamos acostumbrados.
Cuando ya habíamos despegado,
En el Tercer Mundo se tiene una
capacidad de reacción y una
Bomberos solidarios
se apreciaban las costas caribe- fortaleza totalmente distintas a El pasado lunes, 22 de febrero de 2010, regresaba Su tarea principal consistía en el montaje de
ñas y casi se podía sentir el las del mundo occidental. Reci- el último grupo que Bomberos Sin Fronteras había tiendas de campaña en una zona de la montaña en el
calorcito. Conforme avanzábamos ben un golpe tan duro como el de desplazado a Haití. En él viajaba el bombero Sureste de Puerto Príncipe conocida como “Gros
hacia el desastre, se podía este terremoto y se vuelven a albaceteño Damián Soriano García, que presta Jean”, en la que las viviendas resultaron devastadas
contemplar una hermosa cordille- levantar como si tal cosa. Su servicio en el Parque de Bomberos de Motilla del por el terremoto. También se mejoró la instalación
ra que ocultaba la destrucción tranquilidad y su educación nos Palancar, perteneciente al Consorcio Cuenca 112. de agua potable del hospital de Pernier.