Por Javier Pea D. La tendencia predominante en las corrientes filolgicas sobre el mundo antiguo insiste en mantener una lnea de continuidad en la seguridad de los mtodos filolgicos para determinar la interpretacin adecuada de los textos. Si se examina la teora disponible que se desprende de textos clsicos como los de GILSON (1922); COCHRANE (1939) o HEINZMANN (1995), es razonable concluir, que en la reflexin que estos autores hacen de los mtodos filolgicos griegos y las escuelas cristianas que se formaron en los primeros siglos de la antigedad, no aparece o no se hace el nfasis adecuado en las dificultades inherentes a la evolucin de la escritura griega y latina, a la evolucin de la puntuacin y al hecho, sustancial, de que la constitucin del sentido del texto creado por el autor no se defina por la sintaxis sino por la acumulacin de lecturas pblicas que se iban exponiendo. Y a otro factor determinante: hasta el siglo III dc, los textos no estaban separados por prrafos. De manera que se escriba de manera continua y de igual manera se lea. Estos sobresalientes hechos determinaran la necesidad de la improvisacin causando no pocas alteraciones en el sentido y construccin de los textos originales. En las lecturas pblicas se buscaba ser efectivos afectando al pblico. Un giro textual efectivo al momento de conmover al pblico oyente poda motivar al lector o al autor a remover una palabra, o el sentido completo de una frase. El objetivo retorico planteaba un elemento de presin adicional a la anatoma del texto. De manera que fue ese contexto el que debieron enfrentar los fillogos al intentar fijar los textos definitivos. En resumen, se produca lo escrito de manera continua, la legitimidad social de la escritura se ganaba a travs de la lectura pblica y era un valor muy superior a la realidad textual como tal y la combinacin de estas dos circunstancias generaba una autoridad a la improvisacin y la rectificacin por va de los lectores y no de los autores. De manera que ser autor no garantizaba el monopolio del sentido de lo escrito sino que ms bien era el lector el autorizado a recavar o confirmar el sentido final de la escritura. Estos son los desafos ms importantes que tuvieron que enfrentar las comunidades de fillogos de Alejandra y de Antioquia. Y ello, conllev la necesidad de resolver la construccin de una teora de la pronunciacin que haca falta.