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"¿ALASKA?" La voz de Lainey Hughes resonó en las paredes de hormigón de color verde pálido. Haciendo internamente una mueca por el abrupto silencio en la sala, miró por encima de su hombro a sus compañeros de viaje, en espera del próximo autobús del pequeño pueblo africano. Ella hizo un movimiento de disculpa con la mano, a la agente de aduana pulcramente uniformada y su guardia armado, y sin preocuparse por su agria atención, se volvió hacia el gastado teléfono público de plástico. "Es marzo, Ben. ¿Sabes lo que significa?" Ella se limpió un hilillo de sudor corriendo por su frente. Incluso con un ventilador rudimentario, el pequeño edificio no podía luchar contra el calor de aquí a lo largo del ecuador. A decir verdad, ella no tenía ninguna otra manera. Benjamin Strauss, director de la aclamada revista cultural Cognizance, dijo: "Esto significa que el torneo Iditarod está en pleno apogeo, y el segundo mejor reportero en el mundo está en el Centro Médico Providencia con una fractura". "No”, dijo Lainey, cerrando los ojos color avellana. Ella dijo en tono de conferencia. "Esto significa que es jodidamente frío, con enormes deshielos de nieve, lagos congelados, y osos en hibernación. No soy para el frío. El único hielo que quisiera ver es el que flota en mi whisky. Y yo no bebo, ¿entiendes?" "Te necesito, Lainey
"¿ALASKA?" La voz de Lainey Hughes resonó en las paredes de hormigón de color verde pálido. Haciendo internamente una mueca por el abrupto silencio en la sala, miró por encima de su hombro a sus compañeros de viaje, en espera del próximo autobús del pequeño pueblo africano. Ella hizo un movimiento de disculpa con la mano, a la agente de aduana pulcramente uniformada y su guardia armado, y sin preocuparse por su agria atención, se volvió hacia el gastado teléfono público de plástico. "Es marzo, Ben. ¿Sabes lo que significa?" Ella se limpió un hilillo de sudor corriendo por su frente. Incluso con un ventilador rudimentario, el pequeño edificio no podía luchar contra el calor de aquí a lo largo del ecuador. A decir verdad, ella no tenía ninguna otra manera. Benjamin Strauss, director de la aclamada revista cultural Cognizance, dijo: "Esto significa que el torneo Iditarod está en pleno apogeo, y el segundo mejor reportero en el mundo está en el Centro Médico Providencia con una fractura". "No”, dijo Lainey, cerrando los ojos color avellana. Ella dijo en tono de conferencia. "Esto significa que es jodidamente frío, con enormes deshielos de nieve, lagos congelados, y osos en hibernación. No soy para el frío. El único hielo que quisiera ver es el que flota en mi whisky. Y yo no bebo, ¿entiendes?" "Te necesito, Lainey
"¿ALASKA?" La voz de Lainey Hughes resonó en las paredes de hormigón de color verde pálido. Haciendo internamente una mueca por el abrupto silencio en la sala, miró por encima de su hombro a sus compañeros de viaje, en espera del próximo autobús del pequeño pueblo africano. Ella hizo un movimiento de disculpa con la mano, a la agente de aduana pulcramente uniformada y su guardia armado, y sin preocuparse por su agria atención, se volvió hacia el gastado teléfono público de plástico. "Es marzo, Ben. ¿Sabes lo que significa?" Ella se limpió un hilillo de sudor corriendo por su frente. Incluso con un ventilador rudimentario, el pequeño edificio no podía luchar contra el calor de aquí a lo largo del ecuador. A decir verdad, ella no tenía ninguna otra manera. Benjamin Strauss, director de la aclamada revista cultural Cognizance, dijo: "Esto significa que el torneo Iditarod está en pleno apogeo, y el segundo mejor reportero en el mundo está en el Centro Médico Providencia con una fractura". "No”, dijo Lainey, cerrando los ojos color avellana. Ella dijo en tono de conferencia. "Esto significa que es jodidamente frío, con enormes deshielos de nieve, lagos congelados, y osos en hibernación. No soy para el frío. El único hielo que quisiera ver es el que flota en mi whisky. Y yo no bebo, ¿entiendes?" "Te necesito, Lainey
Ben Tennessee, eh? Eso explicaba el dulce tonito de su voz.
Ella no era la usual asistente de Fiona. Primero, ella era mujer. Segundo, ella era todava mujer, y Fiona no jugaba bien con las de su propia clase. La asistente, con su ajustada faldita hasta la rodilla color marino y apropiada blusa metida dentro, hubiera lucido como una inocente chica de colegio si no fuera por esas curvas. Santo infierno, esas curvas. Un exquisito trasero y la hinchazn de un pecho generoso. Los ojos arriba, compaero. Sin tirarle madera a la chica nueva. Su inocencia era linda, diferente. Un rastro de rosa floreci por sus mejilla s y sus dientes estaban enterrados profundamente en su labio inferior. Tena el cabello oscuro metido eficientemente detrs de sus orejas, y sus manos temblaban, incapaces de detener a la taza de t para que no se agitas e. Levant la mirada hacia mis ojos, pareciendo perdida antes de que la taza de t fuera al suelo. Por una fraccin de segundo tem que la ciudad de Manhattano Fionase la masticasen y la escupieran. Una explosin de proteccioni smo brot dentro de m, el sentimiento era raro y extrao. Tambin, no enteramente bienvenid o. No conoca a esta chica. No debera importarme. No poda negar la instantnea qumica y la intriga que zumbaba entre nosotros, el suprimido estremecimiento cuando encon tr su mirada, la suave inhalacin. Estara mintiendo si dijera que no sent algo cuando la observ moverse nerviosamente frente a m. Fiona se volvi para mirarme, curvando su mano alrededor de mi bceps, trayndome de vuelta a la situacin en mano. Bueno, como ests aqu, amor, podras tambin llevarme a comer. Claro. respond automticamente. Poda ver a travs del ardid de Fiona. Ella qu era verme hoy, pero no quera admitirlo. Yo conoca sus juegos. Esta ricura joven no. Y ella fue d ejada para sentirse como la idiota del pueblo. Pgiina 22 Si ella entendiera la verdadera motivacin de Fiona para que me llamara, ella no e stara mirndome con esos inocentes ojos gris-azulados. Si ella supiera la depravacin mer odeando dentro de m, volara a Tennessee sin una mirada atrs. Yo devorara a una chica como e lla. La hara de mi propiedad. El pensamiento fue txico. La observ con inters, consideran do mi siguiente movimiento. Lo siento. Me encargar de esto. Tennessee levant su barbi lla y se apresur a su escritorio, con su confianza rota. Observ su retirada mientras Fio na tocaba su barra de labios, decid que su asistente sera alguien divertida con la q ue jugar. Sera toda suave inocencia femenina, y esas curvas perfectamente proporcio nadas estaban suplicando por mis manos. Aunque las garras de Fiona saldran a la superf icie, as que no valdra la pena. Fiona haba hecho demasiado por m. Mierda, ella era mi man ager. No iba a hacer nada estpido, como dormir con su asistente, para cabrearla. Movim iento malo para
la carrera. Mi polla tendra que quedarse en mis pantalones.