Está en la página 1de 13
ALeafittlans Cuentos del Sapre Graciela Montes EL CLUB DE LOS PERFECTOS ae Ilustraciones Eleonora Arroyo | Primer premio Concurso de Dustraciones del Pajarito Remendado 1988. Por ejemplo, los Perfectos no son gor- dos pero tampoco son flacos Noson demasiado altos, y mucho me- nos petisos. Tienen todos los dientes parejos y ja- més de los jamases se comen las fas. Nunca tienen pie plano ni se hacen pis encima. No son miedosos. Ni confianzudos. r’ Ne No se rien a careajadas ni lloran a moco tendido. Los Perfectos siempre estan bien pei- nados, siempre piden “por favor” y ja- més hablan con la boca lena. Hay que reconover que los Perfectos de Florida no eran muchos que diga- mos. Es més, eran muy pocos. Tan po- cos que habia calles, como Agustin Al- varez donde no podia encontraree un Perfecto ni con Iupa. Pero —pocos y todo— decidieron formar un club por- que todo el mundo sabe que a los Perfec- tos s6lo les gusta charlar con Perfectos, comer con Perfectos y easarse con Per- fectos. El Club de los Perfectos fue el teroer club de Florida. Los otros dos eran él Deportivo Santa Rita y el Social Juan’ B. Justo. El Deportivo Santa Rita era sobre todo un club de futbol. Los sAbados por Ja tarde se llenaba de floridenses porque los sAbados por la tarde se jugaban los artidos amistosos con el equipo de Ce- angolo. El Social Juan B. Justo era el club de bailes. Los sadbados por la noche los idenses que querian ponerse de no- an a bailar con los Rocke- } se re Florida entre guirnaldas verdes. 2 otra Pero el Club de los Perfectos e cosa. Para empezar no era ni un galpén ni una cancha. Era una casa en la calle Warnes, con grandes ventanales y una verja alta de rejas negras . Y eneljardin que daba al frente, nada de malvones, dalias y margaritas, s6lo palmeras es- beltas, rosales de rosas blancas y gome- ros de hojas lustrosas. Los sAbados por la noche los Perfectos llegaban al club con sus das y sus corbatas brillantes- eran perfectamente puntuales legaban todos juntos. Se sentaban alrededor de la mesa con mantel almidonado y vajilla deslum- brante. Comian tranquilos y educados. Masticaban bien. Sonreian: Nunca pa- recian tener hambre. Ni apuro. Nisue- mo. Nirabia. Ni ganas. Nicelos. Nifrio. Tan diferentes eran , que a los flori- demses se les hizo costumbre eso de ir @ visitar el Club de los Perfectos. Bueno, visitar es una manera de decir porque al club de los Perfectos sGlo entraban. Perfectos, y los demas miraban de afue- Lo cierto es que, a eso de las siete de 1 la tarde, en cuanto terminaba el parti. i do, los del Deportivo Santa Rita se ve I nian en patota a la calle Warnes y\ a eso de las ocho, antes de ir para el baile del Social Juan B. Justo, las parejas de novios pasaban por la calle Warnes para. echarles una ojeadita a los Perfectos Los floridens se apretaban todos junto a la verja. Eran un montén, pero minguno era perfecto. Estaba dona Cle- mentina, llena de arrugas: el nieto de don Braulio, que era un poco bizco; el chico del almacén, que era petiso; Anto- mia, llena de pecas...y chicos que usa- ban aparatos en los dientes, chicos que a a veces se comian las unas, chicos que @ veces se haciam pis encima, chicos con mocos, muchachos que clavaban los 4 dientes en los sAmguches de milanesa porque tenian hambre y chicas unm poco despeinadas porque habia viento. =. Los sdbados por la noche el Club de los Perfectos estaba siempre rodeado de floridenses. Y fue por eso que, cuando pasé lo que tenia que pasar, hubo mu- hos que pudieron contarlo Resulta que estaban ahi los Perfectos, tan perfectos como siempre reunidosal- rededor de la mesa, perfectamente bronceados porque era verano y perfec tamente frescos y perfumados, cuando paso lo que tenia que pasar. Pas6 una cucaracha. Una cucaracha lisita, negra, brillan- te, en cierto modo una cucaracha fecta, que trepo lentamente por el man= tel almidonado y empez6 a caminar, perfectamente serena, porentre los pla- / tos 7-7 = =n ee El primerg que la vio fue un Perfecto de saco blanéo y corbata arayas, tamente mibio. La cucaracha se a ba, pacificamente, hacia su El Perfecto r i Beesiado bruscamerte ore La cucaracha entre tan: mente sorda y segurasGnte yaieties sefuia recorriendo la mesa, desvian_ dose sin sobresalto: cuando se le inter- ponia algun plato. oer ; Os Perfectos en caimbio si que pare- cian sobresaltados. Hakia algunos que se subian a las 6 TAR y gritaban pi- % 2 by ae ail ayuda, y gtros que se comian Saloe elie wp: 25 acurrucados en los yincones. Habia“algunos que loraban (Oo y otros cae de puro losog, Se reian a carcajadas. os El mantel ya no parecia el mismo, lleno como estaba de platos rotos y co- pas volcadas. Y ma, parsimoniosa, Ja manchita negra y lustrosa proseguia a camino. Los floridenses que estaban junto a la reja al principio no entendian. Se agolpaban para ver mejor, los de la pri- mera fila les pasaban noticias a los de atras. Anibal, el relator de los partidos Stosos, se treps a lo alto de la verja pez6 a transmitir los acontecimien- 1 Perfecto de la Camisa a Cuadros se cae de espaldas. Rueda. Quiere po- nerse de pie, trastabilla y cae sobre la Perfecta Gel Collar de Nacar. La Per- fecta del Collar de Nacar pierde la pelu- 1 suelo y camina en cuatro F cuperarla. Hil Per- ypieza con ella, ca. Se arroja a. : patas tratando de re fecto del Traje Azul tro) \é pierde el equilibrio y cae. ..Cac tambien Be Gentadura, que golpea ruidosa- fo contra la pata de la mesa.-- Arrug: > dos, manchz s y llorosos, los Perfectos fucron abanaee Rando la casa de la calle Warnes. Tos floridenses los miraban salir y no po- dian casi reconocerlos. Algunos eats ban palidos. Otros parecian viejos. Al- gunos, si se los miraba bien, eran fran_ camente gordos. ¥ todos, unc por uno, estaban muertos de miedo. A los floridenses mas burlones les daba un poco de risa. : Los floridenses mas comprensivos les Sonreian y les daban la bienvenida: al fim de cuentas no era tam malo estar de este lado de la reja. : E | De mas esta decir que ese mismo dia Gisolvis el Club de los Perfectos. ¥ cuentan en el barrio que los sébados por la tarde algunos de los que fueron Sus socios lezan cansados y hambrien- tos del Deportivo Santa Rita y que otros vam, um poco despeinados, al Social Juan B. Justo. Cuentan también que en la casa de la calle Warnes ahora crecen malvones. Y parece que asi es mucho mejor que S. éY 54 4A SEGUINvase 5 a : —» fe © Esta historia sucedisc en ei p»; a de Florida. 2zQué podria contar leans) uno de ustedes del propio barrio, del pueblo, del lugar en que vive? s © Para pensar con la cabeza tapada: ~Como soy? ~Me f2ustco o no me poe < un Perfecto? 2Por qué? 2Sera lindo se: gCon quiénm puedo hablar de estas co- sas? e Entre todos: Pensar nombres para distintos clubes. zLos Juegatutti?, Zlos Puratele?, glos .- €En cual se anotaria cada uno de uste- des? gQué club puede organizar el grupo que leyG este cuento? ,Qué cosas harian? j;Adelante! Pueden escribir sobre estas cosas (y las que gquieran a Graciela Montes, Coleccion del Pajarito Remendado, Ediciones Colihue, Diaz Vélez 5125, (1405) Buenos Aires. iMiren que los esperamos!

También podría gustarte