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ME ADELANTE POQUITO
Esta era la historia que Beto, quien en la soledad y oscura noche del 14 de febrero
de cada ao recordaba con tristeza, pero este ao no, este ao sera diferente,
este ao Chawa lo esperaba para declararle su amor, no tena nada que perder y
por el contrario Beto, tena mucho que ganar.
Un par de besos, unas cuantas caricias y si tena suerte uno que otro arrimn.
Beto paso toda la noche anterior pensando en las opciones al confesarse e
inevitablemente tambin considero las malas, un posible y cortante NO, y el nunca
volver a hablar con ella lo amenazo.
Eran las 2:30 de la tarde, los alumnos salan a las 3:00 al igual que los profesores,
sin embargo el timbre que haca notar el fin de la jornada educativa, sonaba a las
2:45 pm y para las 2:50 los nicos en la escuela eran Doa Chawa, Beto y Juan,
aquel jardinero cortando el csped de las canchas de futbol al otro extremo de la
escuela.
Beto dejo la escoba rustica armada de ramas secas y la escondi en un arbusto,
camin hasta la plaza cvica, al cruzar por esta, Limber, el jefe de jardines y reas
verdes de la escuela le record que deba limpiar el auditorio para la reunin del
viernes prximo, con un leve gesto de mano, continuo su camino dejando a Limber
atrs, subi las escaleras que conducan al corredor tres y giro hacia la izquierda
rumbo a su despacho, tomo escoba, detergente y guantes y regreso al corredor,
dio vuelta hacia la derecha, camino 10 metros ms y giro nuevamente a la
izquierda, donde los baos se divisaban a escasos 15 metros. Una gota gorda de
sudor bajo por su frente, hasta llegar a sus labios, quienes la recibieron sin
desagrado, como la cerveza de cada fin de semana. Se acercaba la hora de la
verdad.
Esper por 15 minutos, era raro que Chawa se tardase tanto, puesto que en el
resto de los das, era ella quien siempre se adelantaba a su trabajo,- que increble
mujer- se dijo al pensar esto. Y al mismo tiempo se dio cuenta que el nico sonido
que escuchaba eran sus pensamientos y despus de esto, nada.
al
entrar,
luego
record.
Doce
pequeos
cubculos
Beto an sorprendido por su extraa aparicin frente a l, camino hacia ella, pero
pocos pasos despus se detuvo, se dio cuenta que no fue la nica que se haba
adelantado.
-
Era Juan, quien abrochndose su grueso cinturn, mostraba una ligera sonrisa, la
misma sonrisa de hace 21 aos.