Está en la página 1de 23
CAPITULO 11 SISTFMAS DE NOMEROS Introducci6n.—Debemos extender suficientemente el concepto ini- cial de mimero, como nimero aatural, hasta crear un instrumento capaz de satisfacer las necesidades de la practica y de Ia teoria, En tuna larga y, a veces, titubeante evolucién historica fueron gradual- mente aceptados el cero, los enteros negativos y las fracciones, en l ‘mismo plano que los enteros positives, y hoy dia las reglas operativas con estos jo de todo estudiante de bachillerato. stad en las operaciones algebraicas asta ineluir en el concepto de niimero las eanti- dades irracionales y complejas. Aunque estas extensiones de! concepto de nimero natural han sido utilizadas en matemética durante varios nstituyen la base de toda la matemstica moderna, hasta tiempos rel recientes no fueron establecidas sobre una base Iogica sélida. En el presente capitulo haremos una exposicién del modo como dicha base fué aleanzada. 1. LOS NUMEROS RACIONALES 4. Los niimeros racionales como resultado de modiciones.—Los niimeros enteros son abstracciones del proceso de contar eolecciones finitas de objetos. Pero en la vida diaria no es suficiente poder confar objelos individuales, es preciso también medir cantidades tales como longitudes, areas, pesos y tiempo. Si se quiere operar sin obstéculos con las medidas de estas cantidades, que son susceptibles de subdivi- wrariamente pequefias, es necesario extender el campo de s alld de los nimeros enteros. El primer paso serd el ir el problema de la medida al de contar. Comenzaremos por ‘de modo completamente arbitrario, una unidad de medida ro, pie, gramo, libra, segundo, etc.—a la que asignaremos la medida 1. Luego, contaremos el mimero de esas unidades eontenidas en la cantidad que deseamos medi ‘una cierta masa de plomo pesa exactamente 54 Kg. Sin embargo, el proceso de contar no es uficiente en general, ya que la cantidad dada puede no ser exacta~ mente medible mediante miltiplos enteros de la unidad elegida. Las iis de las veces podremos decir inicamente que dicha cantidad est « LOS NUMEROS RACIONALES a comprendida entre dos miltiplos consecutivos de le unidad; p. ej. entre rod wvas subunidades pueden tener nombres especiales; se divide en 12 pulgadas; el metro, en 100 centimetros; ‘inuto, en 60 segundo my n son mimeros naturales, el simb E] uso de Ia palabra néimero (ini fe veservada para los nii- ‘eros naturales) para estos nuevos 8 esta justificado por el hecho de que la adicién y Ia multiplicacion de estos entes obedecen fas mismas leyes que rigen dichas o 62. SISTEMAS DE_NUMEROS car. 2 pia definicién y noaparecen impuestas por otras necesidades que las de ser no contradictorias y resultar itiles para las aplicaciones. A par- tir de las definiciones [1] se puede probar que las leyes fundamentales de la aritmética de los niimeros naturales continiian siendo vdlidas en el dominio de tos rtimeros racionales: phanatp (ley conmutativa de la adicion), PHO+H = +O +r ey asociativa de la adicién), =P (ley conmutativa de fa multplicacién), (2) plge) = (rave (ley asociativa de In multipliesci6n), wet) = Pet (ey distributive). P. ej. Ia prucha de Ia ley conmutativa de Ia adicién de fracciones resulta de las ecuaciones ae ay Ta a ae et en las cuales el primero y el iltimo signo de igualdad corresponden a la definicién [1] de la adicién, mientras que el del centro es una conse- ‘euencia de las leyes conmutativas de la adicién y de la multiplicacién de nimeros naturales. El lector puede comprobar las otras cuatro leyes de manera anloga. Para la efectiva comprensin de estos hechos se debe insistir una ‘vez. més en que los miimeros racionales son creacion nuestra, y que las reglas [1] dependen de nuestra voluntad. Podriamos haber definido cate ad b+a habria dado en particular /y + *[s = */« Jo que seria absurdo aplicado fa la medicién de cantidades. Reglas de tal tipe, aunque permisibles Vogicamente, harian de la aritmética de nuestros nuevos simbolos un juego carente de sentido. El juego libre del intelecto debe estar guiado aqui por la necesidad de crear un instrumento capaz de ser utilizado para In medida, 2, Nocesidad intrinsees de Is introduccién de los mameros racio- rales. Principio de generalizacién.—Junto a las razones prcticas que indujeron a la introduceién de los niimeros racionales, existen otras de caricter intrinseco y en cierto modo més apremiantes, que vamos a discutir independientemente de los argumentos anteriores. Estas razones son de eardeter aritmético y tipicas de una tendencia domi- ante en el proceso matematico. En Ja aritmética ordinaria de los mimeros naturales se pueden efectuar siempre las dos operaciones fundamentales: adicién y mul- tiplicaci6n. En cambio, las operaciones inversas no son siempre posi- Ia cual capricosamente ln din por innain © sec. | LOS NUMENOS RACIONALES 63 bles. La diferencia § — a de dos enteros a, b es el entero ¢ tal que a + c= By es decir, es Ia solucién de la ecuacién a +2 = b. Pero en el dominio de los nimeros naturales el simbolo 6 — a posee signifi- cacién tnicamente cuando es b > a, ya que tinicamente entonces tiene Ja ecuacion a-+2—b una solucién que sea un niimero natural. Un gran paso para suprimir esta restriecion se did cuando se introdujo el sim- bolo 0 mediante la relacién a — a = 0. De mayor importancia ain fué Ja imtroducei6u de los simbolos — 3, vj junto con la definicion =~ para el caso b A) cuando B — A ¢s positivo. De la definicion se sigue que, si es A < B, los puntos (niimeros) entre Ay B son aquellos que satisfacen simulténeamente las condiciones de set > Ay < B, Todo par de puntos distintos, junto con los puntos comprendidos entre ellos, forman el segimento 0 intervalo [A, Bl. La distancia de un punto A se lama valor absoluto de A y s ‘gen, considerada como positiva, ica con el simbolo counant—5. 66 SISTEMAS DE NUMEROS [A igualdad | A + B|=|A|+ nos distintos, es |A + B] <|A| |B]. Por tanto, combinando estos dos resultados, se tendra en todo caso Bl 1 cuando n> co. io} Como otro ejemplo de limite, consideremos Jas potencias de un -1 1 6 q-<—1, g® no tiende hacia cero, sino que su valor absoluto crece sin limite.) ‘a dar una demostracién rigurosa de la proposicién contenida en (7) partimos de Ia desigualdad probada en Ia pagina 22, la cual decia que (I + p)* 5 1 + np para todo entero positive n y p>—1. es un numero fijo entre Oy 1, p. ej. g = 9/10, se tiene g =1/(1+p), siendo p > 0. De abt resulta =U 4p > 1+ ap > np, ger ht pm > Lt mp > ap, (0 (véase Ia regla 4, Cap. VI, suplemento I, 1) fe o Jn curva viene dada por el eociente ¢ = La ecuacién wat a también una hipérbola cuyas asintotas son los ejes coordena~ por P y los ejes (Fig. 18) es igual a % 1 para todo punto P de la curva, ‘Una hipérbola equilétera euya ecuacién sea wee 7a) = siendo ¢ una constante, es s6lo un caso particular de hipérbola, del mis- mo modo que la circunferencia es un caso particular de la elipse, La par- ticularidad de la hipérbola equilitera reside en el hecho de que sus asinto- tas (en el caso presente, los ejes) son perpendiculares entre si. Para nosotros, la cuestion fundamental es Ia idea de que los obje- tos geométricos pueden ser representados de modo completo mediante elementos aritméticos rricos, y que lo mismo sucede con las ‘operaciones geométricas si queremos determinar el punto de interseecién de dos rectas, consideraremos las dos ecuaciones a thyme 1 det ¥y=e. El punto comin a las rectas se hallaré determinando sus coordenadas, que no gon otra cosa que la solucién x, y del sistema [8]. Andloga- mente, los puntos de interseccién de dos lineas, tales como la circun- ferencia 2° + y® — 2ax — by = ky la recta ax'+ by = ¢, se hallarian resolviendo el sistema forinado por las ecuaciones de ambas lineas. 86 SISTEMAS DE_NUMEROS [oar. 2 1V. ANALISIS DEL CONCEPTO MATEMATICO DE INFINITUD 1. Conceptos fundamontales.—La sucesién de los enteros positives es el primer y més importante ejemplo de conjunto infinit. rningin misterio en el hecho de que esta sucesién no tiene que, por grande que sea el entero n, siempre se puede formar el en- tero siguiente n ++ 1, Pero el paso sinfinitos, que significa simplemente «sin fins, al sustant » no debe hacernos pensar que sinfinitov, representado generalmente con el simbolo co, puede considerarse como si fuera un nuimero ordin i el simbolo oo en el sistema de los némeros 7 tiempo las leyes fundamentales de Ia art objetos del mismo ti 0 el de los niimeros rei ‘como el conjunto de todos los enteros, de los tridngulos de un plano. Por esta escnela a fines del siglo pasado, obtuvo brillantes resultados en tal cometido. La teoria de conjuntos de Cantor ha penetrado y ejerc enorme influjo en varios campos de la matematica, y ha llegado @ de importancia fundamental en el estudio de las bases logicas séficas de dicha ciencia. El punto de partida es el concepto general de conjunto 0 agregado, En este concepto se comprende toda coleccién de objetos definida por una regla determinada que especifica exacta- mente qué objetos pertenecen a la coleccién. Como ejemplos podemos considerar el conjunto de todos los enteros positives; el de todos los decimales periédicos; el conjunto de todos los nimeros reales, o el de todas las rectas del espacio de tres dimensiones, Para comparar la smagnituds de dos conjuntos diferentes es fun- damental la nocién de eequivalencias, Si los elementos de dos conjun- tos A y B pueden ser apareados, de modo que a todo elemento de A corresponda un elemento (y sélo uno) de B y a cada elemento de B corresponda un elemento de A, y uno solo, Ia correspondencia entre AY B se llama biuntooca, y dichos conjuntos se dicen equivalentes 0 coordinables. La nociéi de equivalencia para conjuntos finitos eoincide con la nocién ordinaria de igualdad de niimeros, puesto que dos con- SEC.1V]_ANALISIS DEL CONCEPTO MATEMATICO DE INFINITUD 87. juntos finitos tienen el mismo néimero de elementos cuando (y s6lo ‘entonces) se pueden poner en correspondencia biunivoca. Esta es, en realidad, Ia verdadera idea que interviene en la operacion de contar, ‘ya que cuando contamos un conjunto finito de objetos lo que hace fe sus centeos, La idea de Cantor fué Ia de extender el concepto de equivalencia a Jos conjuntos infinitos para poder de este modo definir una earitiné- El conjunto de todos los mameros reales y el conjunto de todos los puntos de una recta son equivalentes, puesto que la eleceién del origen y del segmento unidad permite asociar de ‘modo biunivoco cada punto P de la recta con un miimero real x de- terminado, su abscisa: Poon Los enteros pares forman un subconjunto propio del conjunto de todos los enteros, y los enteros forman un subeonjunto propio del con- junto de todos los niimeros racionales. (Con la frase subconjunto propio de un conjunto S$ designamos un conjunto S formado por algunos, no todos, de los objetos de S). Evidentemente, si un conjunto es finito, es decir, si contiene un cierto mimero n de elementos, no puede ser equivalente a ninguno de sus subconjuntos propios, ya que cualquier subconjunto puede contener a lo sumo n—-1 elementos. En cambio, si un eonjunto contiene infinitos objelos se verifica, Yo que a primera vista parece parad6jico, que es eguivalente a algunos de sus subconjun- tos propios; p. ej, la coordinacién 1234 Beene 246 8 10.2 establece una correspondencia biunivoca entre el conjunto de los enteros ppositivos y su subconjunto propio formado por los enteros pares, y, por tanto, ambos conjuntos son equivalentes. Esta contradiccién con el familiar axioma ¢el todo es mayor que cualquiera de sus partese mues- tra qué sorpresas pueden presentarse en el dominio del infinito. 2. La numerabilidad de los nimeros racionales y la no-numerabi- lidad del continue.—Uno de los primeros descubrimientos de Cantor 88. SISTEMAS DE_NOMEROS lear. 2 ‘en su anzlisis del infinito fué el de que el conjunto de los nuimeros ra- cionales (que contiene el conjunto infinito de los enteros y que, por consiguiente, es infinito) es equivalente al conjunto de los enleros. A pri- mera vista resulta bastante extrafio que el conjunto denso en la recta, de los nimeros racionales pueda ser equivalente al disperso conjunto de los enteros. Ciertamente, no se pueden colocar los mitmeros positivos racionales en orden de magnitud (como ocurre con los enteros), de modo que haya un a que sea el primer nimero racional, b el inmediato ma- yor, y asi sucesivamente, puesto que existen infinitos mimeros racio- nales entre dos eualesquiera dados, y, por cor do la expresién eel inmediato mayors. prescindiendo de la relacién de magnitud entre los elementos consecu- tivos, es posible colocar los niimeros racionales en una sucesi6n ry Fey de los enteros. En dicha sucesién habré un primer niimero racional aparecerd precisamente una vez. los elementos de un conjunto en una sucesién andloga a la de los enteros se Hama una enumeracién del conjunto, Construyendo una enumeracién del conjunto de los niimeros racionales, Cantor probo que dicho conjunto es equivalente al de los nimeros enteros, ya que 1a correspondencia 1 | ¢s biunivoca. Vamos a describir una manera efectiva de enumeracién de los niimeros racionales. ‘Todo nimero racional puede escribirse en la forma ajb, donde ay b son enteros, y todos aquellos niimeros pueden disponerse en un cu- dro, con ab en la fila a y en la columna 6; jd estard en la ter- cera fila y en la cuarta columna. Entonces, todos los mimeros racionales positives pueden ser ordenados segiin el esquema siguiente: en el cua- fro anterior trazamos tna linea quebrada continua que pase por todos os del cuadro en la forma indicada en Ia figura 19. Partiendo del 1, vamos horizontalmente hasta el primer lugar a la derecha, ob- teniendo el 2 como segundo término de la sucesion diagonalmente hacia abajo, a la izquierda, hasta la 1ego, verticalmente, hacia abajo, un lugar, hasta el 1/3; después, diagonalmente hacia arriba y a { pasamos al 4 y después, diagonal- ‘mente, hasta el 1/4, y ast sucesivamente, A través de esta lines que- sec. 19] _avAtisis Dex concerto MarmaArico DE INFINITUD 89 brada se obtiene la sucesion 1, 24, 3/3, 4 que aparecen en la linea quebrada, En dicha sucesién suprimimos aquellos nimeros ajd para los cuales a y b tienen un factor comin, de modo que cada niimero racional aparezca una sola vez, represen- tado por una fraccién irreducible. Se obtiene asf la sucesién teas e6a7 3, 2/2, 8, 4, 3/2, 2/3, 1/4, 1/5, los niimeros racionales. biunivoca entre los nimé recta, se tiene la numeral de Ia recta. ‘omo consecuencia de Ia correspondencia racionales y los puntos racionales de una Habiendo demostrado que el conjunto de le, podria esperarse que fodo e« . La realidad de obtuvo el notable resultado de que el conjunto de los niimeros reales, racionales e irracionales, no es numerable. En otros términos, el con- junto de-los niimeros reales presenta una diferencia radical y, por ast ‘ecirlo, un tipo superior de infinitud que el de los enteros o el de los 90 SISTEMAS DE_NUMEROS car. 2 rnuimeros racionales. La ingeniosa demostracion indirecta de este hecho, debida a Cantor, ha quedado como modelo para un cierto tipo de demostraciones matemdticas. Las lineas principales de dicha demos- tracion son las siguientes: se parte de Ja hipétesis de que todos los rnameros reales pueden ser efectivamente enumerados y dispuestos en Juego un nimero real que no i la hipétesis de que la enumeracién de los némeros reales es posible resulta absurda y, en consecuencia, la hipétesis contraria, es decir, la proposicién de Cantor de que el conjunto de los mimeros reales no es numerable queda demostrada, ara llevar a cabo el programa indicado, supongamos que hemos: enumerado todos los mimeros reales colocéndolos en una tabla de decimales infinitos 1.2" ndmero Nysauaaayauts - 2s namero Nabi vameroN donde las N designan la parte entera y las letras minisculas decimales. Supongamos que esta sucesién de fracciones deci tiene fodos los mimeros reales. El punto esencial de la demostracién consiste en construir, por un «proceso diagonals, un mimero del que se demuestra que no puede estar en la sucesién. Para ello, comencemos por elegir una cifra a distinta de a y'de 0 y 9 (las aitimas exigencias se hacen para evitar ambigiiedades que puedan resultar de igualdades, anélogas a la 0,9999 ... = 1,0000 ...); luego, una cifra distinta de bs, de Oy de 9; después, una ¢ diferente de ca, de 0 y de 9, y ast sticesiva- mente. (P. ej., se puede elegir a = 1, a no ser que sea a; = 1, en cuyo ‘caso tomariamos a = 2, y andlogamente para las cifras 6, ¢, d, Consideremos entonces el decimal infinit 2 = Oabede Este nuevo mimero z es ciertamente distinto de cualquiera de los que estan en la tabla anterior; no puede ser igual al primero, puesto que difiere de él en la primera cifra decimal; no puede ser igual al segundo, cifra decimal. Esto prueba que dicha tabla, en a que hemos dispuesto tuna sucesién de mimeros reales, no puede contener todos los niimeros reales, El conjunto de estos nimeros no es, por tanto, numerable. Sec. IV] _ANALISIS DEL CONCEPTO MATEMATICO DE INFINITUD 91 Quiza pueda sospechar el lector que la razén de Ia no-numerabili- continuo numérico esté en et hecho de que la recta se extiende smente, y que posiblemente pueda ser numerable el conjunto de los puntos de un segmento finito de recta, Se comprueba fic ‘mente que no es éste el caso viendo que el continuo numérico es equiva- lente a cualquier segment P. 6. del que se han ex- eluido los extremos. La correspondencia biunivoea deseada se puede ‘obtener formando con dicho segmento una quebrada de tres lados de ate fN Fie. 20-—Correspondencia Diunivoca entre les puntos -Correspendencia eGo oliganal fos dea Feta complete care ey pe da longitud igual a 1/3.y proyectando desde un punto conveniente, como se indica en la figura 20. Resulta, por tanto, que también un segmento fini- to de la recta numérica contiene una infinidad no-numerable de puntos. jereclo: Prudbese que cualguie ‘equivalente a otto intervalo cualquiera {C, lo [A, B] de la recta numérica es Vale la pena indicar otra demostracin, quiz4 més intuitiva, de la no-numerabilidad del continuo numérico. Apoyéndonos en Io que aca- amos de decir, seré suficiente que nos ocupemos del conjunto de puntos comprendidos entre'0 y 1. La nueva demostracién sera tam- bién por reduccién al absurdo. Supongamos que el conjunto de todos los puntos de la recta comprendidos entre 0 y 1 puede ser ordenado en una sueesion Incluyamos el punto a; en un intervalo de longitud 1/10, el punto ae en un intervalo de longitud 1/108, y asi sucesivamente, puntos del intervalo (0,1) estuvieran en la sucesién unidad apareceria completamente recul valos superpuestos, por la sucesién de intervalos de longitudes 1/102, ... que hemos eonstruido, (EI hecho de que alguno de los inter- 2 SISTEMAS DE_NUMEROS car. 2 valos pueda extenderse fuera del segmento unidad no influye en la demostracién,) La suma de las longitudes de dichos intervalos viene dada por la serie geométrica 110+ ee atone Asi, la hipotesis de que la sucesion comprendidos entre 0 y 1 que Henan el intervalo completo de longitud 1 conduce a la contradiceion de que dicho intervalo puede ser recubierto por un conjunto de intervalos de longitud total igual cual es intuitivamente absurdo, Aceptaremos esta contradic- ymo una demostraci6u, aunque desde un punto de vista légico requeriria un andlisis mas detallado, 1] contiene todos los nimeros rumerable de puntos de un pla por dreas de cuadrades. 8, «Ntimeros cardinalesy de Cantor.—Resumiendo los resultados expuestos hasta ahora, se tiene: emplazando las longitudes de los intervalos nitos resultaria superflua; pero hemos visto. que los resultados de Cantor contradicen tal sospecha; existe un conjunto, el continuo nu- mérico real, que no es equivalente a ningin conjunto numerable. ‘Asi resulta que hay al menos dos tipos diferentes de cinfinit el infinito numerable de los enteros y el infinito no-numerable del c wos SEC. IV] _ANALISIS DEL CONCEPTO MATEMATICO DE INFINITUD 93 tinuo. Si dos conjuntos, finitos que tienen el mismo ntimero cat itos, son equivalentes, diremos |. Esta propiedad se reduce a la nocién ordinaria de igual nutmero natural si A y B son finitos, y puede ‘considerarse como una generalizacion de este concepto. Por otra parte, sium conjunto A es equivalente con algin subconjunto de B, mientras que B no es equivalente con A ni con ninguno de sus subconjuntos, diremos, siguiendo a Cantor, que el conjunto B tiene un nimero car- dinal mayor que et del conjunto A. El uso de la palabra «nimero» estd también en este caso de acuerdo con la nocién de «niimero me para conjuntos finitos. El conjunto de los enteros es un subconjur del conjunto de los niimeros reales, mientras que el conjunto de los niimeros reales no es eq de los enteros ni con ninguno de los subeonjuntos de éste (es decir, el conjunto de los mimeros rea- finicién, el continuo de los nimeros reales tiene un mimero cardinal mayor que el conjunto de los enteros. ‘Se debe indlcar que Cantor demostr6 realmente cémo constrult una sucesion ‘que 2 es equivalente a Ao a algin subconjunto de A; es d que coordina de manera biunivoea Tos elementos de A 0 de uno de su Juntos con todos los elementos de B; esto es, con los subconjuntes de A: secuenela, T no esta incluido en In correspondenela [2]. Esto prueba que no s€ puede establecer una correspondencia biunivoca entre fs elementos de A, 0 de ws 4 SISTEMAS DE_NUMEROS que By Ae todos los enteros positives, demuéstrese que 2 es equiv Inés entre 0 y 1. (Indicacidn: Represéntese todo subconjunto de A Inet 6260 Por una sueesién finita y en cifras 0 y 1, ayasts siondo on © 1 6 0, seein que el m-ésimo elemento de A pertenezea no al sub- Conjunto en cuestién.) ‘correspondenc! ‘sic, g) es un punto de un cuadrado de lado unided, xe y pueden ser eseritos fn forma decimal 250000... en ver de donde para evitar ambigdedades escribiremos, p. ‘del cuadrado Je hace: (0,249900-- = para el nimero ractonal 1/4. Al punto mot corresponder el punto + = Oarbiasbyasbon del segment entre 0 y 1. Evidentemente, a pun ccuadrado les corresponderin puntos distintos ‘euadrado no puede exceder del ea la correspondencia que acabamos de e 4 todos los puntos del cuadrado y un subeonjunto propio del "4; puesto que fingin punto del cuadrado corresponde al punto fel segmento, ya que, como hemos indicado, tomamos la forma *'y no la 0,2490909- para representar el nimero 1/4. Sin em 5 posible modifiear un poco la correspondencia, de modo que ‘enadrado y el segme {que el nimero cardinal de los feqmento unidad. ‘Un razonamiento andlogo al ant puntos de un cubo es igual al nimero "Aunque estos resultados parecen cont joeén intultiva de dimension, ‘debemos recordar que la correspondencia que hemos definido no es veontinuas 1 recorremos el segmento de 0 a1 de modo continuo, los puntos correspondientes ‘Gel cuadrado no forman wna curva continua, sino que aparecen en un orden ct pletamente cadtico. La dimensién de un conjunto de puntos depende, no so fnente del nimero cardinal del conjunto, sino tamblén del modo como los puntos )]_ANALISIS DEL CONCEPTO MATEMATICO DE INFINITUD___95 jo. En el capitulo V volveremos # ocuparnos de que un aspecto de la teoria general de conjuntos, creada por en lucha con las severas eriticas de algunos de os més distinguidos rmatematicos de su tiempo. Algunos de estos eriticos, tales como Kro- necker y Poincaré, le reprochaban la vaguedad del concepto general de sconjuntos y el eardcter no constructivo de los razonamientos utili- zados para definir algunos conjuntos. Las objeciones a los razonamientos no constructivos se refieron a Jas que podemos llamar pruebas indirectas o demostraciones por reduc- cién al absurdo, Las demostraciones indirectas constituyen un tipo ha- Ditual de razonat establecer la verdad de una proposicién A, se hace Ta hipétesis de que la proposicién A’, contra- ria de la A, es cierta. Entonees, mediante una cadena de razonamien- tos, se llega a una contradiccion con A’, Io que prueba lo absurdo de A’, En consecuencia, apoydndose en el principio légico fundanten- tal del fertio falsedad de A’ establece la verdad de A. ‘Allo largo de este libro encontraremos ejemplos de demostraciones indirectas que pueden convertirse en demostraciones directas, 5 Ja forma indirecta presenta las ventajas de la brevedad y de pres. de detalles que no son necesarios para el objetivo inmediato, Existen, sin embargo, teoremas para los cuales no ha sido posible dar més demostracion que Ia indirecta; ain més: hay teoremas que se pueden demostrar por el método indirecto, para los cuales no seria siquiera en principio dar una demostracion directa constructiva, a causa de Ia naturaleza misma del teorema. Tal es, p. ¢j., el teorema dado en Ia pagina 90. En distintas ocasiones de la historia de las ma- tices, en esfuerzos de los matematicos se dirigian tivas para determinados pro- nas, con vistas a mostrar la posibilidad de solucién, se Hegé a Ia construccién gracias a haberse encontrado una demostracién indi- recta y no constructiva. Existe una diferencia esencial entre probar Ia existencia de un ob- jeto de cierto tipo mediante la construccién de un ejemplo tangible de tal objeto y demostrar que la no existencia de dicho objeto conducirla a una contradiccién. En el primer caso se tiene un obje- to tangible, mientras que en el segundo no se tiene mas que una con- . Algunos matematicos destacados han propugnado en tie ‘os recientes la supresién més o menos completa de las demostraciones 96 SISTEMAS DE_NOMEROS car. 2 no constructivas de Ia matematica, Aun en el caso en que se considere deseable este programa, en el estado actual de la matemética supon- dria una gran eomplicacién y también la parcial destruecién del edificio matemético actual. Por esta razén no es de extraflar que la escuela sintuicionistas, que es Ia que ha adoptado tal programa, jaya encon- trado fuerte resistencia, y que los intuicionistas mas puros no puedan en ocasiones permanecer fieles a sus princi 5. Las paradojas del infinite—Aunque la posicién irreducible de los intuicionistas parece demasiado extremista a la mayor parte de los, icos, la aparicién de paradojas logicas en la teoria de los con- 9s Fepresenté ina seria amenaza para dicha teoria. Pronto 8e observé que la utilizacién sin restricciones del concepto de econjunto» podia conducir a contradieciones. Una de las parado} por Bertrand Russell, puede ser formulada como sigu de los conjuntos no se contienen a si mismos como el econjunto A de los nimeros enteros contiene como elementos inica- mente mimeros enteros; como A no es un entero, sino un conjunto de enleros, no se contiene a si mismo como elemento. Un conjunto de este tipo se Hamaré cordinarioy, Sin embargo, es posible que un con- junto se contenga a si mismo como elemento; p. ej., el conjunto S, de- finido por la frase ¢S contiene como elementos los conjuntos que se pueden definir en castellano con una frase de menos de treinta pala- brass, es un conjunto que se contiene a sf mismo como elemento. A es- amaremos vextraordinarios». En todo caso, Ia mayor ¥ podemos exeluir el comporta- indo nuestra . Llamemos C a dicho conjunto. Cualquier elemento de C es a su vez un conjunto; en realidad un conjunto ordinario, Ahora se plantea la cuestion de saber si el conjunto C es ordinario 0 extraordinario. Debe ser de uno o del otro tipo; si C es ordinario, debe contenerse a si mismo como elemento, puesto que hemos definido C por la propiedad de contener a fodos los, ‘conjuntos ordinarios; pero si es asi, C debe ser extraordinario, ya que amos Hamado extraordinarios a los conjuntos que se contienen a si mismos como elementos. Se tiene en consecuencia una contradiecién; por tanto, C debe ser extraordinario, Pero entonces C, que se contiene si mismo por ser extraordinario, contendra un conjunto extraordina- rio (el mismo ©), en contradiccién con la definicién que dimos de C como conjunto que contiene tnicamente conjuntos ordinarios. Vemos asi que, en cualquiera de las dos hipétesis, Ia mera existencia de C conduce a una contradiecion, sec. v1 NOMEROS COMPLEJOS 7 6. Lot fundamentos de la matomitica.—Paradojas andlogas a In precedente condujeron a Russell y a otros matemai de los fundamentos de Ia matematica y de la Ja cual se pueda probar que esta c mismo tiempo incluya todo lo que es considerado c importante por todos (0 algunos de) los matematicos. Aunque esta ‘meta ambiciosa no ha sido alcanzada y quizé no pueda ser aleanzada nunca, el tema de Ia légica matemstica ha atraido niimero creciente de estudiosos. Muchas de minio que pueden ser enunciadas en forma dificultades para su solucién. Como ejemplo, citaremos la ppétesis del continuo, que supone la no existencia de ningin co cuyo mimero cardinal sea mayor que el de los conjuntos num menor que el del continuo numérico correspondiente al conjunto de los niimeros reales. De esta hipdtesis pueden deducirse muchas consecuen- cias interesantes; pero hasta ahora no ha sido demostrada ni refutada, si bien recientemente Kurt Gédel ha probado que si el sistema de pos- tulados sobre los que se funda Ia teoria de conjuntos no es contradicto- del continuo. Cuestiones tales como éstas se redueen en ui cia a saber lo que se quiere sig temdtica, Afortunadamente, la existencia de la matemética no depende por el gran matemiti ica simp! necesario construir un sistema de postulados del que pueda deducirse toda In matemética por razonamiento puramente formal, y demostrar que este sistema de postulados no puede Ievar nunea a contradiccién, Los resultados recientes obtenidos por Gédel y otros parecen probar que este programa, al menos como fué concebido originalmente por Hilbert, no puede realizarse. Es significative que la teoria de Hilbert acerca de la estructura formal de las matemiticas esté basada en esen- cia en un proceso int De una forma u otra, explicita o implici- tamente, aun bajo el més inflexible aspecto formalista, logico 0 pos- tulatorio, la intuieién constructiva continia siendo el elemento vital en matemétieas. Y¥. NOMEROS COMPLEJOS 1. Origen de los niimeros complejos.—Por muchas razones el con- cepto de mimero ha tenido que ser extendido més alld del continuo 98 SISTEMAS DE NUMEROS fear. 2 \érico real mediante fa introduecion de los lamados nuimeros eom- Debe observarse que en el desarrollo histrico y psicoligico de tematicas, todas estas generalizaciones y nuevas invenciones no han sido en forma alguna resultado de alygin esfuerzo individual, sino que mas bien aparecen como el desenlace de una evolucién gradual y cautelosa que no puede atribuirse a una sola persona determinada. Fué 1a necesidad de una mayor libertad en el edleulo formal lo que Ta utilizacién de los nimeros racionales negativos, y sélo al de la Edad Media empezaron los matemiiticos a perder el temor usar estos conceptos que no tenian el mismo eardcter eonereto e naturales. Hasta la mitad del siglo x1x los de una forma completamente clara que ‘fica de las operaciones en un conjunto nu- les si no son hechas de manera que el campo numérico original se conserven al ampliar éste, El hecho de que estas ampliaciones puedan estar a veces re Y que de esta forma procuren una herramienta para nuevas es, es de Ja mayor importancia, si bien esto es slo una justificacion, pero no constituye una prueba logica de la validez de Ta ampliacién, El primer problema que requiere el uso de los nimeros complejos es el de la resolucién de las ecuaciones cuadrdticas, Recordemos el con- cepto de ecuacién lineal az = 6, en la cual hay que determinar la in- é cognita x, La solucion es simplemente z= ~~, y la exigencia de que to- da ecuaciin de coeficientes enteros a # 0 y b tenga solucién, precisa de la introduceién de los nimeros racionales, Eeuaciones tales como tn, a que carecen de solucién en el campo de los nimeros racionales, nos evan a construir el campo mas amplio de. los niimeros reales, en el cual existe solucién, Pero incluso el campo de los mimeros reales no es suficientemente amplio para procurarnos una teoria completa de las ecuaciones cuadraticas. Una ecuacién sencilla tal como a carece de solucién real, pues el cuadrado de cualquier mimero real no es nunca negativo, Podemos contentarnos con la afirmacion de que esta sencilla ecua- sec. VI NEMEROS COMPLEIOS 99 ign no es resoluble, o bien seguir el camino usual de extender nuestro concepto de nimero mediante Ia introduceién de nimeros que permi- tan resolver Ia ecuacién, Exactamente esto es lo que se hace al intro- #2 = —1. Naturalmente, este sne nada que ver con el concepto tal como resulta de la operacién de conlar. Es puramente tun simbolo, sometido a Ia regla fundamental i = —1, y su valor de- penderd por completo de si mediante su introduceion se ha conseguido tuna extensién del sistema numérico que resulte util y manejabl. on el simbolo i en igual , deberemos ser capaces ++ 5i 0, mas en general, forma que con los niimeros reales ordin: de formar simbolos tales como 2i, 3i a+ bi, donde ay 6 son dos mime eH 1) +64 9— 104 Guiados por estas consideraciones, comenzamos nuestra exposicion sistematica haciendo la siguiente de amaremos mimero com- plejo de parte real ay parle imaginaria b a un simbolo de la forma + bi, donde ay b representan dos mimeros reales cualesquiera. Con estos simbolos pueden realizarse las operaciones de adicién plicacién en igual forma que si i fuera un nimero real ordin: ‘vo que i debe ser sustituido siempre por —1; con mayor preci finimos la adicién y multiplicacion de nimeros complejos mediante Is reglas (+d) + C44) — +9 +04 aH, Bi (a+ Bi) (e+ dl) = (ae — ba) + (ad + bei En particular, se tient (eb bla Bi) = at — ai ab — OOH Mediante estas definiciones se comprucha facilmente que subsisten para los nimeros com asociativa y distri- butiva. Ademas, no solamente Ia adicion y eacion, sino tam- ign la sustraceién y divisién de dos mimeros complejos, dan lugar a niimeros de la forma a + bi, de modo que los niimeros complejos for- ‘man un euerpo (véase pag. 64). 100. SISTEMAS DE_NUMEROS [car 2 (La segunda ecuacién carece de signifieado cuando ¢ + di = pues en este caso & +d? = 0. Asi que de nuevo debemos exclu division por cero; es decir, por 0+ 01) P. ej.: 24a rea “ipa ia T+ ie El cuerpo de Ios niimeros complejos incluye el cuerpo de los mime- ros reales como un subcuerpo de él, pues el mimero complejo a + Oi puede considerarse igual al niimero real a. Por otra parte, un nimero Bjerctetos 1. Exprésese 2 Bape ( 3. Exprésense en tee atid 4. Galoatese v5 (ndicaci 3b yb eldvese al euadrado e igudlense partes reales e imaginarlas.) stroduccién del simbolo i hemos extendido el cuerpo de los niimeros reales al cuerpo de los simbolos a + bi, en el cual la ecuacién cuadritica especial i, En efecto, por definicién, mucho il comprobar que ahora foda ecuacién cuadrdtica, que ir en Ia forma mais, pues es ‘podemos es ext 4 be bem 0, r tiene solucién. En efecto, de [6] resulta see. v) NUMEROS COMPLIEIOS 101 vm Ahora bien: si B® — dac > 0, /5*— dae es un niimero real ordinario y las soluciones [7] son reales, mientras que si b?.— dac <0, entonces Jac — B> Oy Vb — dac = v= Gac =) = i vFac — By, de for- ma que las soluciones [7] so 1; P. Gj. las solucio- nes de la ecuacién sto 5246 =0, son z= 6+ VB We = 6+ soluciones de la ecuacién = 2 y 3; en tanto que las stomep2no sont =Q4 VF—8/2=2+%W®—1+iyt—i, 2, Interpretacién geométriea de los ntimeros complejos.—Ya en el siglo xvi los matemdticos se vieron obligados a introdueir simbolos para representar las raices cuadradas de los mimeros negativos y poder resolver todas las ecuaciones cuadriticas y eiibicas, Sin embargo, fueron capaces de explicar el significado exacto de estos simbolos, eran considerados con cierto temor supersticioso. El nombre de eima- ginarioso es todavia un vestigio del hecho de que estas expresiones fue- ran consideradas como algo fi siglo x1x, al ponerse de manifiesto la importay ‘en muchas ramas de las matemiticas, una sen para hacer desaparecer las dudas acerca de su validez. Por supuesto que tal interpretacion es innecesaria desde el punto de vista moderno, 102 SISTEMAS DE NUMEiOS car. 2 sec. VI NOMEROS COMPLESOS 103, fué dada casi al mismo tiempo por Wessel (1745-1818), Angand (1768- 1822) y Gauss, hizo que estas operaciones resultaran mas naturales desde un punto de vista intuitivo, habiendo resultado, por otra parte, de la mayor importaneia en las aplicaciones de los nimeros complejos a la matemética y a las ciencias fisicas. Esta interpretacion geométriea consiste simplemente en represen- tar el mimero complejo z = x + yi por el punto del plano de coorde- nadas rectangulares z, y. Asi, la parte real de z es su coordenada 2, ¥ Ia parte imaginaria su eoordenada y. Con ello queda establecida una correspondencia entre los niimeros complejos y los puntos del eplano numérico», en forma andloga a la correspondencia establecida en IT entre los mimeros reales y los puntos de una recta, la recta numérica. Los puntos del eje x det plano numérico corresponden a los mimeros reales : = + 0i, mientras los puntos del eje y corresponden a los ‘iimeros imaginarios puros z = 0+ yi. si party es un mimero complejo cualquiera, al nimero complejo Peay 1o Mamaremos conjugado de 2. El punto 3 se representa en el plano numérico por el simétrieo del punto z respecto al eje . Si designa- mos In distancia desde el origen al punto 2 por g, entonees, por el teo rema de Pitagoras prostate et one— EI nimero real p = yi ma médulo de z, y se escribe BF se Tae palel Si z estd sobre el es su valor abs je real, su médulo ‘ordinario, Los mi- jos de médulo 1 estén sobre la ecircunferencia unidads, con centro en el origen y radio 1 Si |z|=0 enlonces 2 = 0. Esto resulta de la definicién de || como distancia de z al origen. Ademés, el médulo del producto de dos nuimeros complejos es igual al producto de sus médulos: trado en la pagina 105. roles: 4, Demuéstrese este teorema basindose direstamente en la defineton de pro- fducto de dos nimeros complejos 21 = 21 + yal ¥ ta 22 + pale 2. Basdndose en el hecho de que el producto de dos nimeros rates tnleamente 0 sh uno de los factores es 0, demuéstrese el teorema correspondiente para los Inimeros complejos. (Higase uso de los dos teoremas que se acaban de enunciar.) a de suma de dos mimeros eomplejos, a—n+yni ¥ sub tam (er ban + (on + oe Por tanto, el punto 2 -+ 22 est4 representado en el plano numérico por fl cuarto vértice de un paralelogramo cuyos otros tres vértices son los puntos 0, 2, 22. Esta sencilla construccién geométrica de la suma de dos nimeros complejos es de gran importancia en muchas aplicaciones; de ella puede deducirse la consecuen- cia importante de que el médulo de la suma de dos nitmeros complejos no ex cede nunca a la suma de los médulos (véase la pag. 66) Fo, 28.—Construptén guomdtien de esata de dos numeres complejos: suma de las longitudes de los otros dos. férelolo: jEn qué caso tiene lugar Ia Igualdad [21+ 2a — |s1| + [0/7 E] 4ngulo formado por la direccién positiva del eje 2 y la recta Oz se lama argumento de 2, y se representa por @ (Fig. 22). El médulo de Z es el mismo que el de z zi=1eh pero el argumento de es opuesto al de z; esto es, b--% 104 SISTEMAS DE _NUMEROS car. 2 ‘Naturalmente, cl argumento de z no est determinado univocamente, ya que puede sumarse o restarse a un Angulo cualquier maltiplo entero de 360%, sin que esto afecte a la posicién gréfica de sus Iados. Asi, p. ej me +860, p+ 720, 9 + 9 — 8605, 9 — 720», g — 1080 representan todos graficamente el mismo angulo. Utilizando el médulo py el argumento g, el niimero complejo z puede eseribirse en la forma FS Et Yl = please + fen gh ) en efecto, por definicion de seno y coseno (véase Cap. VI, I, 2), Fapcsp, ympseng. Por ejemplo, para z= i,p = 1,9 = 90%, de manera que i= = 1 (cos 90° + i sen 90°); para po VE p= 455, de modo que 14 fm VE (eos 45" + fs0n 459); para p~vhe--« 4e modo que 1 = 3 (00s (459) + i sen'( 4559}; pera r= 14 v3, o~2e- e forma que <1 + VBE = 2(c08 120° 4 isen 120%), El lector puede comprobar estas igualdades por sustitueién de los valores de las funciones trigonométricas. La representacién trigonométrica [8] es de gran interés en el caso Por consiguiente, ao = op (cos (p+ g)-+ (sen (p+ sec. v] NUMEROS COMPLESOS 105 Esta es la forma trigonométrica del niimero complejo de médulo pp" y argumento ¢ icar dos niimeros ‘complejos se multiplican sus médulos y se suman sus argumentos (figu- ra 24), Vemos asi que la multi- plicacion de nimeros est relacionada con la opera- cidn geométriea de rotacién. més precisiOn, denominemos al segmento dirigido que une el ‘igen eon el punto z vect jud de éste seré p=|z entonces, al mul z por z' el vector z gira un ngulo igual a 9’. Si 9” #1, la puede comprobar graficamente estos hechos, haciendo el pro- ducto de varios nimeros por 2: = i (giro de 90°); z, = —i (giro de 90° cuando z = 2’, pues en este caso resulta 28 = pH(cos 2p + Fsen 29). Al multiplicar de nuevo por 2 obtenemos tap 19 + (sen 39), Y si se contimia indefinidamente en esta forma, 28 = p%cos ng + {sen.np) para cualquier entero n. 110) En particular, si z es un punto de la circunferencia unidad, p = 1, ‘obtenemos 1a formula dada a conocer por el matemiético inglés A. De Moivre (1667-1754): (cos 9 + {sen 9)" = cos ng + {sen np. wy Esta formula es una de Jas mas notables y itiles de las matemati- cas clementales, segiin vames-a poner de manifiesto con un ejemplo.

También podría gustarte