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Mallorquines sin patria de salónica

“MALLORQUINES SIN PATRIA DE SALÓNICA”

El que no ha visto a los sefardíes de Salónica, no ha visto un rincón de la España antigua, aún vivo y floreciente en pleno
Oriente, Salónica es la ciudad sefardí por excelencia (Isaac Alcheh y Saporta, Los españoles sin patria de Salónica, 1917).
Hubo en Salónica un Santo Cahal Mayor compuesto por descendientes de judíos mallorquines, de ello avisé hace ahora
quince años cuando publiqué dos notas sobre 1492, una de ellas de los sefarditas. La información la obtuve de un libro
de Beinart que consulté en la Biblioteca de la Universidad de Estambul allá por 1987.

Salónica es la capital de Macedonia Central y la segunda ciudad de Grecia por su largura y demografía. Es urbe
industriosa y comercial que conserva bastantes vestigios de su variopinto pasado. Tuvo su importancia en época
alejandrina y sobre todo en tiempos de los romanos, prueba de ello es el arco de Galerio o la plaza Navarino.
Relevancia que aumentó si cabe en época bizantina y continuó cuando la Señoría Veneciana construyó la famosa torre
blanca. También fue una de las primeras ciudades del imperio turco, pocas veces se recuerda que en Salónica (1881)
vino al mundo Mustafá Kemal Atatürk, el constructor político de la actual Turquía.
Como es archisabido, en 1492 los Reyes Católicos promulgaron el edicto por el cual daban cuatro meses de plazo a los
judíos no convertidos al cristianismo para abandonar España. La orden no se hizo pública hasta el 29 de abril de aquel
año. Es difícil saber siquiera aproximadamente el número de judíos que había en nuestro país en el momento de la
expulsión. Parece que el decreto afectó a unas 40.000 familias. Al final, unos cincuenta mil partieron camino del exilio, diez
mil del puerto de Barcelona; muchos con la vana esperanza de regresar algún día. Técnicamente el 31 de julio de 1492
abandonó su patria el último judío (sobra decir que, bajo sospecha, los judíos “convertidos” se podían
quedar). Muchos de los expulsos se dirigieron a Portugal, otros al norte de África y un buen número de ellos al mundo
otomano, todos buscaban aquella tolerancia religiosa que no se les permitía en Sefarad (=España).
La expulsión según la mayoría de los historiadores, aunque no todos están de acuerdo, supuso un duro golpe para la
economía de Castilla y Aragón. Pocas veces se recuerda, que el sultán Beyazit o Bayaceto II envió la Marina Otomana
para traerse a muchos de nuestros compatriotas. El gran historiador Yitzhak Baer, en su Historia de los Judíos en la
España Cristiana escribe que Turquía fue la única potencia que recibió a los desterrados con los brazos abiertos y sin
poner condiciones o prevenciones excesivas, como cuadraba al conquistador bárbaro, cuyo pensamiento estaba
puesto sobre todo en la elevación de la situación económica en los territorios conquistados y no en sutilezas religiosas.
Recordemos que los sefarditas turcos, agradecidos, fueron fieles al sultanato hasta el último momento, prácticamente
hasta irrupción de Mustafá Kemal y la instauración de la República Turca (1923).
Durante la dominación turca muchos sefarditas pudieron rehacer su vida en Salónica. Aquellos españoles transterrados
trajeron sus homilías y sus libros cabalísticos. El grueso llegó a Salónica entre 1492 y 1536. Se instalaron en casas
abandonadas por los griegos y se organizaron en comunidades “regionales” o cales (plural de cal). Vivían
en mahalas alrededor de cada sinagoga, conservando las costumbres de su ciudad de origen. En Salónica dieron a sus
respectivas comunidades o sinagogas (congregaciones) el nombre de la ciudad de donde procedían: Castilla, Catalán,
Aragón, Mallorca, etcétera. Cada sinagoga tenía, ya en el siglo XIX, su mote o remoquete, considerado tabú por la
mayoría judaica. La de Aragón se llamaba Gato; la de Portugal, Calabaza y la de Mallorca-Mayor-Mayorka, Ladrón, alusión
a la isla de Mallorca apodada la Isla de los Ladrones (curiosa forma de denominar a nuestra bellísima Isla de la Calma).
Hacia 1553 había 20.000 judíos en la capital macedónica y unos 80.000 hacia 1900. Culturalmente el momento más
esplendoroso de la comunidad judía tesalónica fue el siglo XVI, entonces la ciudad era también conocida como la Madre
de Israel. Un impresionante incendio ocurrido en 1917 destruyó buena parte de su céntrico barrio judío: uno los pocos
edificios que quedaron en pie es el que sirve de sede al Museo de la Presencia Judía. En 1941, Segunda Guerra
Mundial, Grecia fue dividida en tres zonas ocupadas por aliados de los alemanes (italianos y búlgaros), sin embargo el
área de Salónica cayó, directamente, en manos de los nazis. Por eso casi todos los judíos (96,5%) fueron exterminados
en campos de concentración polacos, entre ellos, lógicamente, los descendientes de mallorquines. Por cierto, el
cementerio judío de la ciudad es una muestra crepuscular de la gran pujanza que tuvo la comunidad sefardí. Viene al
caso que hace unos diez años había en la capital macedónica un restaurante que se llamaba Maiorica. Qué maravilla
debía ser oír por las calles tesalónicas refranes como: En boca serrada no entran moscas; Más vale páxaro en mano que
cien volando; Cuando el gato no está, los ratones bailan; La piedra que se arroja, atrás no torna, etcétera.
El tema de los judíos mallorquines que llegaron a Salónica está, repetimos, por investigar (historia, costumbres,
gastronomía, etc.). Sobre nuestros compatriotas insulares se piensa incluso que ya llegaron algunos por lo menos en
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1391 (¡antes de la conquista otomana de Contantinopla!, ¿tras las revueltas medievales en Mallorca?) y bastantes más
a partir de 1492, aunque de todo eso no sabemos casi nada. Cuando llegaron los sefarditas o sefardís a Marruecos ya
había núcleos anteriores; o sea, judíos que habían huido de las persecuciones bajomedievales. No es, pues,
descabellado sostener lo mismo respecto a los judíos mallorquines de Salónica. También es muy interesante otra
apreciación de Molho: a raíz de la traducción del talmud-tora al castellano se fue abandonando el uso de las otras lenguas.
Es decir, durante un tiempo se debió oir mallorquín en Salónica. También hubo una comunidad de judíos mallorquines en
Bursa (Turquía). Hay alguna nota recogida por Michael Molho (4) y poco más que sepamos, aunque en este tema todo
está por averiguar. En el libro de Molho apenas hay citas directas de Mallorca, salvo la referencia a los Ladrones u
otra posterior, “Los nombres de las familias de la judería de Salónica ascienden actualmente a 450 ó 500, repartidos
entre las 30 sinagogas de diferentes orígenes: cinco portugueses, catorce italianos, dos catalanes, un aragonés, un
mallorquín, tres castellanos, uno provenzal, un norteafricano, un griego y un askenazi”. Recordemos que Michael
Molho vivió de primera mano el mundo sefardí tesalónico. De hecho, su libro Usos y costumbres lo terminó en 1940, antes
del genocidio nazi. En 1944 comenzaron las deportaciones de judíos tesalónicos, unos 50.000 fueron asesinados. De
modo que la nota anterior y lo de “un mallorquín” se refiere al año cuarenta.
Algún experto tendrá que ir a Salónica y a sus dos centros judaicos importantes que son: el Museo de la Presencia
Judía, emplazado en pleno centro, en la calle Agiou Mina, donde trabaja una magnífica especialista en el mundo sefardí,
Erika Perahia Zemour y el Centro de Historia Judía que se encuentra en la calle Tsimiski y que tiene una interesantísima
biblioteca de temas judíos. Doña Erika Perahia tuvo la amabilidad de mandarme un documento supongo que
completamente desconocido por la historiografía balear. En su carta me decía: I have some information about the Major
synagogue from a book in Greek (where it stood, etc) and a list of familly names of the Jews belonging to that
synagogue, from a book named Les Juifs de Salonique a la fin du XVIe by Michael Molho. I am sending you a scan of
the page about that synagogue. La página en cuestión es la siguiente:

Kehillah Kedoshah Mayor. Les Juifs de Majorque furent contraints de se convertir lors de persécutions de 1391.
Certains s´enfuirent à Salonique où ils fondèrent une synagogue appelée Kehillah Kedoshah des Baaley-Teshuvah
(synagogue des repentis), nom faisant allusion à leur retour vers la religion d´Israël. Cependant, au cours du temps, on la
désigna sous le nom de Mayor (E51). Une importante académie talmudique, dirigée par “le sage ancien“
R. Salomon ben Mayor, y avait son siège pendant la deuxième moitié du XVIIe siècle. De 1877 à 1899, Davida Pipano y
fit fonction de sheliah-tsibbur.
Le 22 Shevat 5650 (1800), les fidèles de la communauté prirent la décision de détruire le bâtiment existant
pour le remplacer par un immeuble de deux étages comprenant deux synagogues, la première étant destinée à l´usage
quotidien tandis que la seconde était réservée aux offices des shabbats, des fêtes et des dix jours redoutables.
L´édifice fut inauguré en grande pompe le premier jour de Rosh ha-Shanah 5651 (1890).

Synagogue Mayor: Aelion, Olivares, Arotchas, Vaena, Basso, Baraja, Beja, Ben Yaesh, Ben Mayor, Ben Santchi, Hirida,
Teyah, Torres, Cohen, Levi, Nahmias, Soto, Soulema, Ferrera, Frances, Cuenca.
Las notas no tienen interés salvo la E51: Une tour avec des canons y surmonte le Heykhal. Dans l´esprit du peuple elle
évoque une prison toute proche d´oú El Kal de los Ladrones !

Por último, no olvidemos que a todos los sefardíes les une un gran amor por su pasado español. Anteriores a la
expulsión de los Reyes Católicos fueron las que se llevaron a cabo en Francia, Alemania y Gran Bretaña, pero ninguna
dejó la memoria y la huella que ha dejado España en los sefarditas y los sefarditas también en España.
Jesús García Marín
Asociado, Arca-Llegat Jueu.

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