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[...] Los cuentos y novelas del escritor Alberto JIMÉNEZ URE (Estado Zulia, 1952) recrean territorios extremos de esta civilización convertida en instrumento de su auto-aniquilación moral. Pero, más allá de señalar lo terrible para quedar a salvo en la acera opuesta, o legar moralejas didácticas, este escritor solo ha querido execrar algún malestar interno en cada obra y ponerse a salvo de su propia naturaleza abraxiana tras reconocerse parte de esta misma «Humanidad» que tanto rechaza [...] (Néstor L. RIVERA URDANETA)
[...] Los cuentos y novelas del escritor Alberto JIMÉNEZ URE (Estado Zulia, 1952) recrean territorios extremos de esta civilización convertida en instrumento de su auto-aniquilación moral. Pero, más allá de señalar lo terrible para quedar a salvo en la acera opuesta, o legar moralejas didácticas, este escritor solo ha querido execrar algún malestar interno en cada obra y ponerse a salvo de su propia naturaleza abraxiana tras reconocerse parte de esta misma «Humanidad» que tanto rechaza [...] (Néstor L. RIVERA URDANETA)
[...] Los cuentos y novelas del escritor Alberto JIMÉNEZ URE (Estado Zulia, 1952) recrean territorios extremos de esta civilización convertida en instrumento de su auto-aniquilación moral. Pero, más allá de señalar lo terrible para quedar a salvo en la acera opuesta, o legar moralejas didácticas, este escritor solo ha querido execrar algún malestar interno en cada obra y ponerse a salvo de su propia naturaleza abraxiana tras reconocerse parte de esta misma «Humanidad» que tanto rechaza [...] (Néstor L. RIVERA URDANETA)
(Alberto JIMNEZ URE. Diario El Nacional. Caracas, 15-11-1999) Por Nstor L. RIVERA URDANETA
Los cuentos y novelas del escritor Alberto JIMNEZ URE (Estado
Zulia, 1952) recrean territorios extremos de esta civilizacin convertida en instrumento de su auto-aniquilacin moral. Pero, ms all de sealar lo terrible para quedar a salvo en la acera opuesta, o legar moralejas didcticas, este escritor solo ha querido execrar algn malestar interno en cada obra y ponerse a salvo de su propia naturaleza abraxiana tras reconocerse parte de esta misma Humanidad que tanto rechaza. De all que la desacralizacin de la vida humana mediante textos crticos que rechazan la fatuidad del ser convertido en valor de cambio, la otredad malfica, la corrupcin poltica y el torcido manejo de las leyes, las relaciones ertico-sexuales como importantes indicadores de poder y de la necesidad de recibir y aplicar violencia en acto de liberacin, vienen a erigirse en la estructura discursiva central de su obra, convirtindolo en un escritor sui generis -e incluso visionario- por su dilatada y proftica toma de conciencia sobre estos elementos. Desde Acarigua, escenario de espectros (Punto de Fuga, 1976) han pasado ms de treinta aos y ya en ese entonces el escritor se neg a encajar en cnones literarios tradicionales; de all que toda la obra jimenezureana ms de una treintena de libros- ha estado al margen de la prosa que vindica lo telrico de la tierra, el realismo mgico y el realismo citadino, originando, en consecuencia, un constante inters por sus escritos, tanto en nuestro pas como en el exterior. Este escritor reconoce que prefiri un estilo propio, alucinante, escatolgico, perverso, inslito, pero a la vez dotado de mensajes narrativos (BARRERA LINARES, 1997), y de planteamientos filosficos, nihilistas. Seres desvalidos y otros demonacos, confrontados en eterna lucha Bien-Mal, deben coincidir para desenmascarar la esencia terrible del Hombre, mientras estn tocados por un afn de renovacin espiritual y fsica que se hace manifiesto en frases contundentes, llenas de calor y de
profundidad (GIL OTAIZA, 1997). As que, reiterar mediante
reflexiones e historias apesadumbradas, desacostumbradas, perturbadoras, el rechazo por el caos en que deriv el ideario de la modernidad, ha sido su principal propsito desde la dcada de los 70 del siglo pasado. Su forma de expresin se nutre no slo de los artificios que emanan de la ficcin, sino que acoge e interpreta los fenmenos sociales suscitados en medio de una amplia diversidad de planos tangibles y verosmiles, acosado e influido por lo presenciado desde la infancia, tal y como revela en tono autobiogrfico en el volumen de textos breves Inmaculado (1982): Tarzio, que haba crecido entre pozos de petrleo y gente hostil a las Artes, flua entre las escrituras cultas y lo nico que admiraba (aparte del Relmpago del Catatumbo) era la Filosofa. Segn l slo un Platn, un Berkeley o un Shopenhauer pueden decir en otro mundo que sus vidas tuvieron sentido en la Tierra. Y buscaba, con avidez, merecer un sentido para su propia vida (pp. 71-72). El autor ha comentado que su trabajo tambin est estigmatizado por lo paranormal y mstico, junto a todas las pasiones y aberraciones humanas en conjuncin. Si atendemos a esto, junto a lo que seala Juan LISCANO en Panorama de la Literatura Venezolana Actual (Alfadil, 1995) acerca de las carencias abismales en la literatura nacional a la hora de abordarse el oficio de escribir, se deduce que JIMNEZ URE ha legado una bibliografa valiosa y orientada, en toda su magnitud, al llenado del vaco que dejaron ciertos bloqueos estilsticos. Cuando en 1976 lleg a sus manos un ejemplar de Acarigua, escenario de espectros (Punto de Fuga, 1976), Liscano (1995) tambin coment acerca de Alberto JIMNEZ URE que su literatura rechazaba el Costumbrismo y el Realismo Urbano, el Actualismo y el Inmediatismo imperantes, la complejidad estructural. Predominaba el Nihilismo sin proposicin alguna
redentora y, sobre todo, construa con ideas y no hechos
existenciales (p.282). Pero, la voz ms esclarecedora ha sido la de Juan CALZADILLA ARREAZA, quien trasciende de la superficie obvia y ubica a JIMNEZ URE en un estadio filosfico intermedio entre BORGES y Lezama LIMA, pero an ms cercano a Juan EMAR. Y va ms all al expresar que no construye, ni desarrolla. Si insistimos en hablar de fantstico, de filosfico, ser forzosamente en un nuevo sentido (p. 35). CALZADILLA ARREAZA sigue hurgando en la extensa produccin jimenezureana y comprende la intencin del escritor zuliano; de all que aseverara: Ms que de construccin () parecera tratarse de destruccin. Sintaxis del antojo que no carece de rigor. JIMNEZ URE practica, sistemticamente, no sabemos si concienzudamente, una especie de caos-anlisis: reducir la realidad apenas representada a una descomposicin posible, a su mxima expresin catica, a sus mnimos elementos aleatorios (pp. 35, 36). Para JIMNEZ URE, escribir ha sido un acto liberador, de expiacin ante el bombardeo constante de cotidianidades que hacen estragos, como si la saturacin de la violencia pudiese engendrar un espacio posible para la conciliacin con el espritu y el lado menos lacerante de la humanidad, para alcanzar la tan ansiada paz interna rechazando a la Babel de la modernidad tarda y, por lo tanto, sus temores apocalpticos (VATTIMO, 1997). (/Fragmento de Tesis de Maestra por la Universidad de Carabobo, Valencia, Venezuela, 01 de julio de 2006)