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ESTRUCTURA DEL ESTILO INDIRECTO EN LATIN ¥ EN CASTELLANO. PROBLEMAS DE TRADUCCION INTRODUCCION El concepto de estilo directo es tan transparente que nunca ha planteado problemas de definicién. El estilo indirecto es mucho menos claro y los autores discrepan hondamente al intentar definirlo. En un libro bastante extenso, consa- grado todo él al estudio del estilo indirecto latino, se distinguen nada menos que ocho formas de estilo indirecto, sin que tantos dis- tingos hayan contribuido demasiado a clarificar el problema’. Generalmente se admite como correcta definicién del estilo indi- recto una férmula como la siguiente que tomamos de Meillet-Ven- aryes*; «Se denomina estilo indirecto un tipo sintdctico en el cual las palabras o los pensamientos atribuidos a alguien son transmitidos bajo la forma de oraciones subordinadas a un verbo de- clarativo expreso 0 sobreentendido». (El espaciado es nuestro.) Esperamos demostrar que la férmula no es adecuada para definir el estilo indirecto tfpicamente latino, aunque s{ podria valer para definir (jlo que es muy distinto!) el «llamado» estilo indirecto del castellano y de otras muchas lenguas (antiguas 0 modernas). Normalmente, para explicarse el estilo indirecto latino, todos los estudiosos lo han opuesto al estilo directo y han tendido a acentuar los rasgos que los separan, sin reparar en aquellos otros no menos esenciales que los aproximan. Por otra parte, todo el campo sintac- tico que queda fuera del estilo directo no es uniformemente «indi- recto», 1 Ch. Hyart, Les origines du style indirect latin et son emploi jusqu’a Vépoque de César, Bruselas, 1954, pags. 1923. 2 Traité de Grammaire Comparée du Gree et du Latin, Paris, 1927, § 919. 260 LISARDO RUBIO En nuestra opinién y tratandose del latin, hemos de fijar clara- mente no una frontera tinica, sino dos fronteras: una frente al estilo directo, y otra, no menos importante, frente a la subordinacién, Por no reparar suficientemente en esta segunda frontera, se com- prende que el estilo indirecto latino se haya definido fundamental- mente y ante todo como un tipo de subordinacién, como una subor- dinacién maxima: y se comprende igualmente que pueda llegarse @ extremos como el del antes citado Hyart, que ensancha el con- cepto de estilo indirecto latino hasta englobar précticamente toda la subordinacién: la Hamada interrogacién indirecta, las oraciones completivas (con wt, ne, quominus, quin, etc.), las oraciones de infi- nitivo, todo esto cae bajo la nibrica de su estilo indirecto, enocién —dice— que se extiende a todo el Ambito de la subordinacién» (cf. passim toda la obra, pero muy especialmente pags. 18-19 y 29-88), IL. LAs FRONTERAS ENTRE EL ESTILO DIRECTO, EL ESTILO INDIRECTO Y LA SUBORDINACION Si estudiamos atentamente los hechos podemos comprobar que un mensaje directo cualquiera (impresivo, interrogativo o asevera- tivo) admite en latin dos posibles transposiciones no-directas: ‘MODALIDAD DE LA TRANSPOSICIONES NO DIRECTAS ESTILO DIRECTO : a RASH Tipo A: Modali-|—oanaNr: onasant: ORABANT VE dadimpresiva.| averiva noms | avartivec ers | AVXILIVSCExS FERRENT. ERIE. FERRENT. Suplicaban que les ‘Suplicaban: ‘Suplicaban: prestaran ayuda, Prestadnos ayuda! Tipo B: Modali-|vovirva | toovrrva aRANIVS: | LoOVITVR AFRANIVS dad interroga-|amantvs: | avis veNrsser/avem | quaerit avis VEXERIT. tiva. | ours vent? ‘VENISSE? Habla Afranio: Habla Afranio: | Habla Afranio: | pregunta que quién eQuién ha ve| é. ha venido. nido? Tipo C: Moda-| arrantvs ppor: | arRaxrvs pox: AFRANIVS DET SB SE TIVRVM ESSE. TIVRVAE ESSE. lidad asevera- i Afranio dijo que irfa, tiva, ESTILO INDIRECTO EN LATIN Y EN CASTELLANO 261 Lo primero que puede observarse es que la estructura directa y la no-directa I son comunes al latin y al castellano. Basta com- parar el texto de una lengua y su traduccién en la otra para ver que el molde sintdctico es idéntico en ambas, En cambio la estruc- tura no-directa I, por carecer de paralelo castellano, presenta graves problemas de traduccién, Por de pronto no hemos aventurado en nuestro esquema ninguna traduccién; dedicaremos al problema el iiltimo apartado del presente trabajo. La dificultad de la referida traduccién es ya una buena muestra de Ia originalidad de dicho tipo sintéctico latino. Y precisamente para ese tipo sintdctico reservaremos nosotros en adelante la denominecién de «estilo indirecto latino»: la transposicién no-directa II seré, para nosotros, sencillamente «subordinacién», Pero en espafiol y en la generalidad de nuestras lenguas europeas modernas (e incluso antiguas) suele Hamarse «estilo indirecto> a Ia estructura no-directa II, y es natural, ya que no conocen Ia otra. Sobre este punto y con relacién al castellano puede verse el recien- tisimo libro de G. Verdin Diaz, Madrid, C. S. I. C,, 1970. Por tiltimo los latinistas que, segiin dijimos, ensanchan la nocién de estilo indirecto hasta englobar mds o menos toda la subordinacién, lo que hacen es unificar bajo el mismo concepto y la misma denomi- nacién de «estilo indirecto» las dos transposiciones no-directas. Ello entrafia un grave riesgo, porque entonces es imposible captar la ori- ginalidad del tfpico estilo indirecto latino y se cae inevitablemente en la confusién de dos estructuras sintécticas hondamente diferen- ciadas como vamos a ver a continuacién, a) Verbo introductor; pausa y particulas subordinantes; unidades melédicas. — El estilo indirecto latino es un intermedio entre el estilo directo y la subordinacién: tiene caracteristicas comunes con ambos extremos y rasgos especificos que lo hacen inconfundible con ellos. Hay tres series de factores a tener en cuenta aqui: a) Verbo intro- ductor; pausa y particulas subordinantes; unidades melédicas. b) Modalidades de la frase y modos (morfoldgicos) verbales; y c) Trans- posiciones temporales, pronominales, adjetivales y adverbiales. La primera serie une al estilo directo y al indirecto a la vez que separa a ambos de la subordinacién; la segunda serie de factores separa al estilo indirecto del directo y a la ver de la subordinaci6n; 262 LISARDO RUBIO y sélo la tercera serie aproxima el estilo indirecto y la subordinacién frente al estilo directo, Los factores de la serie a) no pueden considerarse aisladamente ya que todos ellos se condicionan recfprocamente. 1) Ast, el estilo directo y el indirecto tienen en comtin Ja misma pausa entre el verbo introductor y el discurso reproducido. Hay, Por Jo tanto, dos unidades melédicas; en cambio, en la subordina- cién (completiva) desaparece dicha pausa. En su lugar aparece nece- sariamente, y como relleno, una conjuncién; las dos unidades melé- dicas antes mencionadas se funden en una sola: orabant ut sibi auxilium ferrent tiene la misma curva melédica que orabant auxilium. Podemos fijar estas ideas en el siguiente esquema: ESTILO DIRECTO E INDIRECTO: Dos unidades melédicas. Sey || sen none Srabant aGxilium nobis ferte. orabant auxilium eis ferrent. SUBORDINACION: Una sola unidad melédica. ofSbant ut sibi auxilium ferrent. Ahi tenemos ya una clara frontera entre estilo indirecto y subor- dinacién. 2) Pero los rasgos anteriores arrastran a otros paralelos. El estilo directo y el indirecto admiten ambos por igual: a) una misma variedad de férmulas introductoras; b) la misma ilimitada extension y la misma variedad de contenido en el discurso introducido. El discurso directo y el indirecto pueden extendere sin dificultad a varios capitulos; es un hecho igualmente claro que en el estilo indi- recto cabe toda la gama de contenido que puede haber en un discurso directo, a saber: mensajes aseverativos, deliberativos e impresivos. La razén de estos hechos nos parece evidente: puesto que la pause da una gran independencia al discurso introducido con rela- cién a la expresién introductora, la seméntica de esta expresién intro- ductora es poco exigente con lo que haya de seguir después de la pausa. En cambio, en el estilo no-directo subordinado, la estrecha unién entre verbo introductor y su complemento directo, excluye la inmensa ESTILO INDIRECTO EN LATIN Y EN CASTELLANO 263 mayorfa de las expresiones introductoras del estilo directo e indi recto y exige, por el contrario, un verbo introductor especifico: el verbo decir (o un sinénimo) si ha de seguir una aseveracién, el verbo preguntar (0 un sinénimo) si ha de venir una interrogacién, y el verbo mandar (0 un sinénimo) si ha de venir una orden. ‘Todos los discursos directos 0 indirectos que hay en los autores latinos podrian traspasarse al estilo opuesto sin cambiar para nada la expresién introductora; pero si pretendiéramos pasarlos al estilo no-directo subordinado, nos veriamos obligados a cambiar la mayoria de las expresiones introductoras para hacer posible la correspondiente «oracién completivay. En los modelos que damos para las dos estructuras no-directas frente a la tnica directa, hemos tenido que hacer un esfuerzo para hallar verbos introductores tinicos para las tres estructuras (orare y dicere). Pero lo normal es que no valga el mismo verbo introductor. Ello puede comprobarse en nuestro modelo B), en el que Afranius loquitur admite sin la menor violencia el estilo directo 0 el indirecto, pero necesita alguna especificacién para dar paso a la subordinacién tanto latina como castellana: Loquitur Afranius quaerens... 0: Loqui- tur Afranius: quaerit Las mismas causas arrastran todavia estos efectos paralelos. Tras un verbo dado, la subordinacién excluye la variedad de contenido: tras un verbo de «decir» sélo caben aseveraciones; tras un verbo de «preguntar» sélo pueden venir interrogaciones, etc. En estas condiciones no es posible «un largo discurso indirecto subordinado»; a lo sumo que puede aspirar la subordinacién es a un mosaico de

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