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f ¥ AE A? * ‘ae 0 ¥ | Entre La Nostalgia y La Realidad ~ de una Identidad Rota Caudete tras la Guerra de Sucesion _ .. (IOHIE8) 4 * ‘ 4 wat, ate José Azorin Abellén 4 «er PREMIO AYUDAS A.LA INVESTIGACION “VILLA DE CAUDETE” "2008 ve a José Azorfn Abellén. Nacido en Yecla (Murcia) en 1976. Es Ticenciado en Historia por la Universidad de Murcia (2000), lugar donde también ha cursado los cursos e doctorado y obtenido el Diploma de Estudios Avanzados (DEA) en Historia Moderna (2005). En 2004, el TAC “Juan Gil-Albert”, dentro de su programa de “Ayudas ala Investigacién” Ie concede una beca al proyecto que tiene por objeto el estudio de la sociedad villenense del Antiguo | Régimen. En 2006, presenta en la Universidad de Murcia su tesis de licenciatura titulada Reproduccién y perpetuacién social. Familias, ‘comportamientos y relaciones (Villena, 1690-1730), obteniendo la maxima calificacién. Ha participado con ponencias en diferentes seminarios y congresos. Ha sido ganador de la tervera edicién del premio de ensayo investigacion “Faustino Alonso Gotor” organizado por la Comparsa de Estudiantes, Villena (2005), En 2006 fue galardonado con el Premio a la Investigacién en Ciencias Sociales y Humanidades del TAC “Juan Gil-Albert” (Diputacién Provincial de Alicante). En 2007 fue publicado por esta institucién el libro Las “familias poderosas” de la ciudad de Villena en el Antiguo Regimen: andlisis del ascenso, formacion y consolidaciGn de un grupo de poder. ENTRE LA NOSTALGIA Y LA REALIDAD DE UNA IDENTIDAD ROTA Caudete tras la Guerra de Sucesién (1707-1758) JOSE AZORIN ABELLAN PREMIO AYUDAS A LA INVESTIGACION “VILLA DE CAUDETE” 2006 MLL. Ayuntamiento de Caudete masa DIPUTACION DE ALBACETE Este trabajo ha sido realizado gracias a la concesién de una beca de investigacién “Villa de Caudete 2006” por parte del M.I. Ayuntamiento de Caudete yy su publicacién por parte de 1a Diputacién Provincial de Albacete. ENTRE LA NOSTALGIA Y LA REALIDAD DE UNA IDENTIDAD ROTA. Caudete tras la Guerra de Sucesion (1707-1758) © JOSE AZORIN ABELLAN Edita: Diputacién de Albacete Dibujo de cubierta: “Mandamiento del Corregidor de Villena al Lugar de Cau- dete, obligando al uso de moneda, pesas y medidas castellanas”. 1717, Noviem- bre, 30. Caudete. Archivo Municipal de Caudete, Actas Capitulares 1715-1744, Libro 5, Folio, 18r. ISBN: 978-84-96189-31-7 Depésito Legal: AB-237-2008 De nuevo, para ti. INDICE INTRODUCCION... . IL CAPITULO 1. DE VILLA VALENCIANA A ALDEA DE CASTI- LLA. CAUDETE Y LA GUERRA DE SUCESION .. 1.1.Los afios de la guerra de Sucesién en un territorio fronterizo: el Corregimiento de Villena y tierras aledaiias .... 1.2. Las repercusiones de la batalla de Almansa sobre el Reino de Valencia y la villa de Caudete.... 1,3. Las confiscaciones de bienes en Caudete CAPITULO 2. EL PROCESO DE CASTELLANIZACION DE LAS INSTITUCIONES CAUDETANAS, SUS USOS YY COSTUMBREB...... 2.1. Los cambios ocasionados en el ayuntamiento de Caudete 2.2. La castellanizacién de los usos y medidas CAPITULO 3. LA RECUPERACION DEL VILLAZGO Y LOS INTENTOS POR RESTABLECER LA INSACULACION 3.1. Algunas notas sobre la insaculacién .. . 3.2. El modelo de insaculacién en Caudete: cargos y elecciones 3.3. La nueva configuracién de los ayuntamientos en Caudete 3.4. Los intentos de restaurar el modelo de insaculacién en el reinado de Fernando VI 54 CONCLUSIONES ... BIBLIOGRAFIA.... ANEXO DOCUMENTAL ...........5 Anexo I. Indicaciones para el pago por parte de Caudete del Donativo General del Reino de Valencia ..... Anexo II. Venta de la ciudad de Villena por sus comisarios a favor de Don José Cervera y Gasque de los bienes confiscados en Caudete a Gaspar Domingo y Juan Salvador Vinader .. Anexo III. Sobre el uso de moneda y medidas castellanas en el lugar de Caudete en detrimento de las valencianas ........... 94 Anexo IV. Pedimento del lugar de Caudete a Su Majestad para recuperar su independencia de Villena.... Anexo V. Primera eleccién de oficios después de la segregacién de Caudete de su vecina Villena realizada a finales de 1738. Anexo VI. Carta orden del sefior Presidente de Castilla para que se haga nueva eleccién de oficios de Gobierno de esta villa... 106 Anexo VII. Cabildo de 13 de Septiembre de 1746 en que se expresa haber celebrado la proclamacién de 8. M. Fernando Ven la forma que se tiene decretado por esta villa. 114 Anexo VIII. Cabildo de 16 de Mayo de 1747, sobre que se hagan capitulos para Insaculacién... 117 Anexo IX. Cabildo de 14 de Agosto de 1752 sobre respuesta dada al despacho del Corregidor de Villena sobre establecimiento del pésito . Anexo X. Cabildo de 6 de Marzo de 1759 sobre que se recojan los privilegios, mercedes, exenciones, franquezas, libertades y sentencias que a favor de esta Villa haya concedidas... Anexo XI. Acuerdo de 3 de Marzo de 1766 sobre que se consulte y represente al sefior Intendente de esta Provincia en razén del Reglamento de cargos y gastos que el Supremo. Consejo de Castilla ha dispuesto para que de parte a dicha Superintendencia Anexo XII. Acuerdo de 20 de Mayo de 1788, celebrado en raz6n de las Midas de cantaro, medio céntaro y cuartillo que esta Villa usa... INTRODUCCION a Guerra de Sucesién es uno de los aspectos que ocupa un impor- tante lugar en la historia, sobre todo, de las poblaciones levan- ‘tinas de nuestro pais. Ademds, precisamente en este afio pasado de 2007 se cumplié el tercer centenario de la Batalla de Almansa (25 de abril de 1707), que tan grandes consecuencias traeria para el posterior desarrollo de la guerra en la Peninsula y, particularmente, para la zona levantina. Una efemérides que est4 siendo conmemorada con congre- s0s, jornadas, exposiciones, etc., que ponen de nuevo de actualidad esta pagina de la historia de Espafia. Con este trabajo, hemos querido sumarnos a dicho cumpleaiios, pero sobre todo, abrir camino en estudios que vengan a contribuir a escribir la historia local de Caudete, presentando a la comunidad historiografica un anilisis particular y al lector en general los resultados de un trabajo de investigacién sobre uno de los episodios mas importantes de nuestra Historia Moderna, como es la Guerra de Sucesién y sus repercusiones sobre la antigua villa de Caudete. La tarea a veces puede resultar dificil cuando la documentacién para el periodo objeto de investigacién es escasa. Este es el caso que se nos ha planteado, dado que la documentacién generada por la propia villa durante los afios de la guerra no se conserva, y si hacemos caso a las alusiones de documentos posteriores, esta documentacién y la anterior de la época foral, fue destruida en el saqueo, incluido su ayuntamiento, al que esta villa se vio sometida cuando por estas tierras hizo su paso el ejército austracista, perdiéndose asi una documentacién de gran interés para el andlisis de estos sucesos. Esta falta de documentacién se ha vis- to cubierta con referencias de afios posteriores asf como con la comple- mentariedad de otros archivos, especialmente, el municipal de Villena. Haciendo una pequefia contextualizacién de la Guerra de Sucesién, conviene sefialar que ésta enfrenté a principios del siglo XVIII a dos candidatos como fueron Felipe V, sucesor elegido por Carlos II para el -ue trono espaiiol, y al Archiduque Carlos, acreedor de los derechos dinds- ticos de la Casa de los Haugsburgo espafioles, dando como resultado el desarrollo de una guerra que tuvo una importante vertiente interna- cional como nacional. En el interior de la peninsula, el enfrentamiento adquirié unos marcados tintes civiles, lo que pone de relieve las discor- dias entre poblaciones vecinas en muchos casos, siendo esta una de las dimensiones en las que se desarrollarfa la guerra. En este sentido, buena parte de las poblaciones del Reino de Valencia se erigieron en protago- nistas de una causa, la austracista, protagonizando diversos episodios de extorsiones sobre otros lugares, al mismo tiempo que el ejército aus- triaco avanzaba hacia tierras castellanas. El especial desarrollo que la guerra de Sucesién mostré en estas tie- tras limitrofes del Reino de Murcia con el Reino de Valencia marcaré el devenir de algunas de estas poblaciones. En el caso que nos ocupa, la poblacién de Caudete, la guerra supone un antes y un después en la historia moderna de esta villa. La represién con que Felipe V castigé las poblaciones que de alguna forma fueron relacionadas con el sentimien- to austracista, especialmente las valencianas, encuentran aqui un claro exponente. A nivel individual las confiscaciones de patrimonios a reos disidentes fue una de las actuaciones mas generalizadas, por otro lado, anivel colectivo, a las poblaciones se les aplicé la Nueva Planta siendo abolidos sus antiguos privilegios o fueros. Una de las medidas con la que se castig6 en 1707 la actitud mante- nida por la villa de Caudete se traduce en su segregaci6n del Reino de Valencia e incorporacién en calidad de aldea a la jurisdiccién territorial de la ciudad de Villena y su estructura corregimental hasta 1738. Esta fecha, por otro lado, representa el momento en el que Caudete se eman- cipa de esta ciudad y recupera su condicién de villazgo, aunque quedaré vinculada, hasta la divisién provincial iniciada por Javier de Burgos en 1833, al viejo Reino de Murcia y, por ende, a Castilla. En este contexto, y tras la batalla de Almansa, se iniciarfa para Cau- dete el pago de la osadfa de algunos de sus vecinos con la “nostalgica” andadura de esta poblacién fuera de su antiguo reino. Lo mas duro del castigo serfa la distorsién que provocé “romper” con la identidad hist6- rica de un pueblo, la abolicién de sus costumbres, privilegios, etc. Esta actuacién encaminada hacia la implantacidn del modelo legislativo cas- tellano, provocarfa la supresién de sus privilegios o fueros, que tienen que ver con el cambio de moneda, de medidas, de lengua, sistema de eleccién de los cargos de gobierno, etc., con la finalidad de borrar las pricticas de identidad colectiva con las que se gobernaban en el Reino de Valencia, pretendiendo asi hacer desaparecer toda raiz de pertenen- cia valenciana, En definitiva, este trabajo pretende participar en la mejor compren- sién del desarrollo de la guerra de Sucesién en esta zona, contribuir en la construccién de Ja historia local de la antigua villa de Caudete, y ahondar en las causas que concurren a que esta poblacién pase del Rei- no de Valencia al Reino de Murcia, como una circunstancia que tiene su raiz en la propia guerra, hasta su definitiva incorporaci6n en el siglo XIX a la provincia de Albacete. -13- CAPITULO 1 DE VILLA VALENCIANA A ALDEA DE CASTILLA. CAUDETE Y LA GUERRA DE SUCESION. “.que la villa de Caudete, Reino de Valencia, quede reducida a aldea de esta ciudad, segtin y en la forma que lo son las demds aldeas de Castilla...” tiembre de 1707, en presencia del sefior corregidor, el Ledo. D. Juan Fernandez de Caceres, y regimiento de dicha ciudad, se lefa el Real Despacho que contenia las gracias y mercedes que el rey Felipe V habfa tenido a bien otorgar a la ciudad de Villena por los servicios que esta le habia prestado durante el tiempo en que en este territorio, fronterizo al desafecto Reino de Valencia, se habian desarrollado las acciones bélicas hasta la caida del ejército austracista en los Ilanos de Almansa en 25 de abril de 1707 y la consiguiente victoria de las tropas borbénicas. Como se puede imaginar, poco habia sido el tiempo que habfa tarda- do la ciudad de Villena, encabezada por su oligarquia, en vender al Rey su apoyo y servicios prestados hasta esos afios, como de igual modo la respuesta dada, compuesta por una serie de mercedes, concretamente siete, con las que el rey reconocia el esfuerzo de la ciudad y sus vecinos como stibditos leales. Concretamente, la merced mimero cuatro es la que iba a condicionar el devenir futuro de la cercana poblacién de Caudete, aquella que decfa de la siguiente forma: Que la villa de Caudete, Reino de Valencia, que- de reducida a Aldea de esta Ciudad, segtin y en la forma que lo son las demis aldeas en Castilla' . Una sentencia que iba a caer como una losa sobre la propia poblacién, que vio como perdia, ademds de su condi- E: el cabildo celebrado en la ciudad de Villena el dia 27 de Sep- 1 AM(V)illena. AC., Legajo: 418, fecha: 27/1X/1707. -15- cidn de villa, también todos sus privilegios y fueros, quedando adscrita jurisdiccionalmente como territorio afiadido a la ciudad de Villena y, en consecuencia, al Reino de Murcia y a Castilla, en detrimento de su condicién de villa secularmente vinculada al Reino de Valencia. Una situacién de dependencia y sometimiento a la vecina ciudad castellana que duraria durante tres décadas, en las que no se dejé de intentar obtener una clemencia real que le devolviera su antigua con- dicién de villa, hecho que se lograria en 1738, aunque, eso sf, ya no volveria a formar parte del pais valenciano sino que quedarfa adscrita al Reino de Murcia hasta la desaparicién de la estructura de reinos y la consiguiente divisién provincial de los territorios iniciada por Javier de Burgos en 1833, momento en el que quedard definitivamente incorpo- rada a la recién creada provincia de Albacete que es como ha llegado hasta nuestros dias”. 1.1. Los afios de la guerra de Sucesién en un territorio fronterizo: el Corregimiento de Villena y tierras aledaiias. Aunque la guerra no se traslada a suelo peninsular hasta 1705, fecha en el que la concentracién de la flota aliada en Altea, Denia y Barcelona favorece el alzamiento austracista en el Reino de Valencia, ya en afios precedentes la poblacién castellana que de forma general habfa acogido bien al nuevo rey Felipe V, habfa sido alentada a responder a los distin- tos llamamientos del rey, con el fin de contribuir sobre todo de forma econdémica como con tropas al mantenimiento y formacién de nuevas levas y compajifas que pudieran contrarrestar un posible enfrentamien- to en el interior de la peninsula. Esta situacién pone de manifiesto que pese a que el grueso de los ejércitos tanto borbénico como austracista estaba constituido por tropas extranjeras, a las que en el transcurso de la guerra se fueron incorporan- do simpatizantes en uno y otro bando, la participacién de las poblacio- nes fue en gran medida aportando dinero, a través de subsidios extraor- dinarios, y viveres —avituallamiento de tropas-, ya que en lo que a lo 2. Sobre la divisién territorial del antiguo Reino de Murcia véase VILAR, M". JOSE: ‘Los origenes de 1a delimitacién territorial de la Comunidad de Murcia. El desman- telamiento del modelo administrativo tradicional y la introduccién de otro moderno en la transicién del Antiguo Régimen al liberalismo (1788-1836)”, Anales de Historia Contemporiinea, n° 14 (1998), Univ. de Murcia, pp. 297-314. -16- militar se refiere en muy poca medida las levas habian sido constituidas por voluntarios sino que habfan tenido que recurrir, muchas veces, al sorteo de mozos. En este sentido, las poblaciones del corregimiento de Villena, de la que todavia no formaba parte la vecina localidad de Caudete, hicieron un esfuerzo extraordinario pese a lo escaso de sus cosechas en unos aiios, los primeros del siglo XVIII, que se muestran especialmente es- tériles en esta zona -1701, 1702, 1703, 1705-, por lo que cabe entender que poblaciones como Yecla y Almansa se mostraran reacias a estas contribuciones extraordinarias, mientras que otras como la ciudad de Villena 0 Sax mostraban mayor disposicién a dichos servicios mone- tarios’. La Ilegada de noticias al Corregimiento de que se presagiaba una inminente guerra con Portugal alla por 1703, puso en alerta a los con- cejos de estas poblaciones respondiendo favorablemente a la llamada del rey, reclutando efectivos para las levas que se habfan de formar. El concejo de la ciudad de Villena recluté a ochenta soldados a las érdenes del capitén, y alférez mayor de la ciudad, D. Alonso Mifio Valterra y del alférez de dicha compaiifa, el regidor perpetuo D. José Cervera y Gasque, poniéndose asf de manifiesto la fidelidad de esta ciudad hacia el rey Borbén*. El arranque de las operaciones militares en la peninsula tiene su ini- cio, como hemos sefialado mas arriba, en el Reino de Valencia. Alli el sentimiento que més adeptos reuni¢ fue la causa del Archiduque Carlos, un apoyo que se iba incrementando conforme las tropas austracistas iban tomando distintas localidades en su camino hacia la corte de Ma- drid. Algunos de los factores que se citan como causa de la aceptacién de la poblacién por el candidato austriaco como rey de Espaiia, tanto en 3 AMV. AC., fecha: 24/IX/1702. A la ciudad de Villena se le pide la cantidad de 8.000 reales de vellén, cantidad que han de soportar unos 500 vecinos (sobre 2.500 habitantes). Como se trata de una cantidad muy alta la ciudad decide vender las rentas de la dehesa municipal y pedir 2,000 reales a los vecinos, exceptuando a aquellos mas pobres. Comparadas estas cifras con otras es muy probable que se ocultase datos 0 que Jos datos del padrén municipal no fueran muy fiables, ya que segiin distintas fuentes los datos de poblacién que hemos podido recoger oscilan entre 500 y 750 vecinos (es decir entre 2.500 y cerca 4.000 habitantes) 4 AMV. AC,, fecha: 26/VIII/1703. La recluta se hace por sorteo de entre los inscritos en el padrén municipal. Se indica que es sorteado un soldado por cada 10 vecinos. S17= gran parte del territorio valenciano, como en la mayorfa de lugares de la Corona de Aragén, ha sido argumentado sobre los cimientos de quienes vefan en este candidato la esperanza en la proteccidn de su sistema eco- némico y sus redes mercantiles, frente a la prioridad que desde Madrid se habia comenzado a dar a comerciantes franceses, a lo que hay que afiadir también el sentimiento xen6fobo hacia lo francés que embargaba a muchos’. A este respecto, en la memoria tanto de valencianos como de catalanes permanecia presente el bombardeo de Alicante de 1691 y el asedio, bombardeo y ocupacién de Barcelona en 1697, hechos produ- cidos en el marco internacional de la guerra de los Nueve Afios (1689- 1697), cerrandose asi una hostil segunda mitad del siglo XVII entre Francia y Espafia®. Unos hechos -en lo que al bombardeo de Alicante se refiere- que agravé la critica situacién de los franceses residentes en el pais valenciano, cuyas vidas comenzaron a correr un serio riesgo, y que oblig6 a reestructurar la milicia efectiva y la defensa del Reino’. Estos hechos fueron defendidos, entre otros, por gentes del Corregi- miento de Villena con un importante porcentaje de participacién, donde villas como Yecla con 512 infantes, Almansa con 249 hombres y envio de diversas provisiones y Villena con cerca de 100 efectivos, etc., con- tribuyeron a la defensa de esta plaza valenciana més alld de las fronteras castellanas®. Por otro lado, estos sucesos pusieron de manifiesto que las ciudades que demostraron mayor odio a la minoria gala fueran la ciu- dad de Alicante y la ciudad de Jativa, lo que no deja de ser significativo de cara a los acontecimientos que se producirfan durante la Guerra de 5 SAAVEDRA ZAPATER, JUAN C.: “Entre el castigo y el perd6n. Felipe V y los austracistas de la Corona de Castilla, 1706-1715”, Espacio, Tiempo y Forma, serie IV, Historia Moderna, vol. 13, 2000, pp. 469-503 6 _ESPINO LOPEZ, A: “El mediterréneo en la estrategia aliada durante la guerra de los Nueve Afios, 1689-1697”, en El Mediterrdneo: hechos de relevancia hist6rico- militar y sus repercusiones en Espafia, Sevilla, 1997, pp. 681-694. SAAVEDRA ZA- PATER, J. C: “Entre el castigo y el perdén. Felipe V y los austracistas de la Corona de Castilla, 1706-1715”, Espacio, Tiempo y Forma, vol. 13, 2000, pp. 469-503. 7 Conel nombre de milicia efectiva se entendia en Valencia un batallén, compuesto por un ntimero fijo y determinado de hombres, que viviendo en sus casas y dedicdn- dose a sus respectivas profesiones, podfan ser movilizados rapidamente en caso de invasién enemiga, (Ver GARCIA MARTINEZ, S.: Valencia bajo Carlos II, Villena, 1991, p. 289) 8 COZAR GUTIERREZ, R. y MUNOZ RODRIGUEZ, J. D: “El reino en armas. Movilizacién social y <> de la Monarquia a finales del siglo XVII”, Congreso de Historia Militar, Madrid, 9 al 12 de marzo de 2005, (en prensa) -18— Sucesi6n, especialmente los acaecidos con la ciudad de Jétiva que ven- dria a ser por asi decirlo la personificacién de la aversién que la Corona de Arag6n profesaba a Francia y un factor importante en la toma de posicionamiento al iniciarse el conflicto sucesorio en la peninsula’. Pero, en general, el hecho que motivé que muchos lugares valen- cianos se adhirieran a Ja causa austracista no fue mas que el peligro de ocupacién y destruccién que los ejércitos aliados podian proferir sobre las villas y ciudades valencianas, capitulando muchas de ellas para evitar males mayores. Esto pone de manifiesto que, a pesar de la movilizacién de las milicias, el territorio valenciano sin tropas organi- zadas que lo defendiera fue ocupado sin problemas, provocando que el dominio borbénico se esfumara. En este sentido, el caso de Onteniente es muy ilustrativo y puede servir de referencia; a esta poblacién las tropas austracistas llegaron hasta las puertas de la misma exigiendo la rendici6n y el reconocimiento como monarca legitimo del rey Carlos III, bajo la amenaza de entrar con el ejército hostilizando la localidad y sus vecinos, Sin fuerzas para defenderse, no le qued6 otra alternativa que capitular"®, En definitiva, la actitud de cada poblacién iba intimamente ligada a los cambios que en cada momento podfan suceder en el desarrollo del conflicto asf como en las posibilidades de defensa que tuviere, lo que condicionaria mucho la actitud mostrada ante el hostigamiento de un frente de guerra. Por otro lado, la expansién de la causa austriaca por tierras valen- cianas también ha sido entendida como un hecho que se adueiié de las reivindicaciones antisefioriales para propagarse por todo el reino; una cuestién la del movimiento antisefiorial, por otra parte tan arraigado en este lugar durante el Antiguo Régimen, que habria visto en el problema sucesorio, atin sin interesarle la cuestién dindstica del mismo, el vehi- culo necesario para provocar un movimiento que les condujera hacia su emancipacién". A esto también ayudaba que el Archiduque Carlos era visto como su antecesor Carlos II, un monarca que se mostraba respe- tuoso con las libertades forales. 9 GARCIA MARTINEZ, S.: Valencia bajo..., op. cit., p. 283. 10 BERNABEU I SANCHIS, A.: Ontinyent, Vila Reial. De les Germanies a la Nova Planta, Ayuntamiento de Onteniente, 1992, pp. 172-173. 11 DOMINGUEZ ORTIZ, A.: Sociedad y Estado en el siglo XVII espaiiol, Bar- celona, 1976, p. 45. Interpretaciones més recientes, matizan que la Segunda Germania y el movimiento antisefiorial que se da durante los afios en los que se desarrolla la guerra de Sucesién parecen ser la respuesta a las inacepta- bles condiciones establecidas en las cartas pueblas de los territorios de sefiorfo. Aunque todas aquellas promesas de abolicién de los derechos sefioriales hecha en nombre del Archiduque Carlos y la tolerancia del gobierno austracista hacia los vasallos que se resistian al pago de los derechos sefioriales, no fueron sino un espejismo en el largo camino hacia la abolicién del régimen sefiorial'*. En lo que al desarrollo de la guerra se refiere en estas tierras levan- tinas y fronterizas, la actividad bélica pone de manifiesto la constante alerta con la que viven las poblaciones valencianas de la hoya de Casta- Ia como otras limitrofes con el Corregimiento de Villena, por las conti- nuas noticias que egaban poniendo de manifiesto el acecho que sufrian como consecuencia del avance del ejército enemigo. En este sentido, 1706 se convierte en el aiio que la guerra va a tener por escenario la mayor parte de la actual provincia de Alicante. ‘A comienzos de ese mismo aiio, el propio corregidor de la ciudad de Villena, D. Domingo de Ocejo, que sefialaba encontrarse con tropas en la villa de Elche, escribe una carta al concejo de esta ciudad para que envie el dinero que pueda reunir para socorrer a los soldados que le asisten, ya que las vias por donde les llegaba el pan y la harina ne- cesarias para avituallarse habfan sido cortadas por el ejército enemigo. En ese mismo cabildo, se daba razén de las noticias que el comisario nombrado por la ciudad, D. José de Cervera, habia expresado al Obispo Belluga donde se citaban las urgencias y esfuerzos que la ciudad de Villena estaba realizando para socorrer a los lugares del Reino de Va- lencia que permanecfan fieles a Felipe V, como eran las villas de Jijona, Biar, Onil, Castalla, Ibi y Tibi. Poblaciones valencianas, cercanas a la raya fronteriza de ambos reinos, que hacfan de escudo defensivo por esta zona levantina sobre la ciudad de Villena, motivo por el cual esta ciudad sentfa la obligacién de defender y ayudar a estas poblaciones si no queria ver el avance de las tropas enemigas a sus puertas. Ante esta situacién el propio D. Luis Belluga, que en el afio anterior de 1705 ha- bia llegado a la capital murciana para erigirse en presidente de la Junta 12 PEREZ APARICIO, C.: “Reivindicaciones antisefioriales en el pais valenciano. De la Segunda Germania a la Guerra de Sucesién”, Estudis, n° 24, 1998, pp. 247- 279, de Defensa y obispo de Cartagena, ascendido en el de 1706 a virrey de Valencia y capitan general de Valencia y Murcia, tomé la iniciativa de marchar con mil quinientos hombres hacia la villa de Elche para unirse a las tropas de dicho corregidor, para después marchar hasta la citada ciudad castellana"’. Esa posicién de retaguardia inexpugnable en la que habfa de con- vertirse Villena junto al resto de poblaciones de su corregimiento, es perfectamente entendida desde el punto de vista estratégico que supo- nfan estas tierras como puerta de entrada a territorio castellano para el ejército enemigo en su camino hacia la corte de Madrid. Una circuns- tancia que también tenfa en cuenta el propio obispo Belluga, quien a su legada a la ciudad de Villena pone inmediatamente en marcha un plan de defensa que detenga los avances del ejército enemigo. Para ello, el propio obispo pasa a comandar junto a sus tropas, las reclutadas en se- iialado corregimiento, mientras que el corregidor pasarfa a encabezar la tropas reclutadas en las villas proborbénicas que constituian la Alianza del Reino de Valencia, formadas por las poblaciones de Biar, Castalla, Onil, Ibi, Tibi, Elda, Petrer, Monovar, y otras de nueva agregacién como eran las villas de Caudete, mostrando asf esta poblacién su opcién por elrey Borbén, Fuente la Higuera y Salinas, que todas juntas aportaban un importante numero de efectivos'*. El objetivo de esta Alianza era tomar las villas rebeldes del Reino de Valencia y detener asi el avance de los austracistas. Como se puede observar no todos los municipios valencianos rin- dieron sus armas al pretendiente austriaco, y la lista de poblaciones premiadas por Felipe V por su fidelidad es bastante amplia. Poblacio- nes como Castalla, Biar, Bafieres, Fuente la Higuera, etc., obtuvieron el privilegio de incluir una flor de lis en sus respectivos escudos como prueba de su lealtad' Un ejemplo de la decidida ofensiva sobre los territorios castigados por los rebeldes y enemigos de la causa borbénica es la expedicién que ordena el obispo Belluga que forme el capitan D. Alonso Mifio Valterra, teniente de corregidor y alférez mayor de Ia ciudad de Villena, donde en sesién del concejo propone al resto de capitulares la necesidad de acordar que salgan cien hombres armados para acudir en socorro de la 13 AMV. AC., legajo 418, fecha: 12/1/1706 14 AMV. AC., legajo 418, fecha: 27/1/1706 15 BERNABEUI SANCHIS, A.: Ontinyent..., op. cit., p. 173. -21- cercana villa de Fuente la Higuera, del Reino de Valencia, fiel a Felipe V, la cual se encuentra acechada por los ataques que esta recibiendo de los enemigos rebeldes que se encuentran comandados por el cabecilla D. Juan de Tarraga desde la cercana villa de Mojente, distante a no mas de dos leguas de dicha poblacién'®, De igual modo, en 1708, una vez pasado ya en estas tierras los peores momentos, seria encargado al capitén D. Alonso Rodriguez de Navarra que acuda con una compajifa de ochenta hombres en auxilio de la ciudad de Jijona, aceptando asi la peticién de socorro hecha por esta ciudad ante el temor de invasién por parte del ejército enemigo, quien en este afio intentan de nuevo llevar a cabo ofensivas sobre distintas poblaciones valencianas"’. Ante la cercanfa con la que se hallaban las tropas enemigas y las ac- ciones de los rebeldes, y en consecuencia las peticiones de ayuda desde el corregimiento de Villena, esta comienza a canalizarse, en la medida de lo posible, mediante la Ilegada de armas. Asi a la ciudad de Villena Iegan 196 fusiles desde la villa de Almansa para su defensa ante un po- sible ataque"’. En Junio de 1706 la situacién comienza a ser de extrema peligrosidad por el avance de las tropas enemigas hasta el punto de que D. Daniel Mahoni, gobernador y comandante de las Reales Tropas en esta zona fronteriza ordena al corregidor de la ciudad de Villena, que en el castillo de la ciudad se haga repuesto de viveres ante un posible intento de toma de la misma, ya que ante la gravedad de la situacion las tropas del conde de las Torres habian retrocedido por orden del rey, y los rebeldes del Reino de Valencia con el apoyo de las tropas comandadas por Lord Peterborough se encontraban muy extendidas por la mayoria de lugares del dicho reino, siendo la ciudad de Villena en el avance de los enemigos uno de los principales objetivos'’. Conforme va transcurriendo el citado aiio de 1706, la situacién, lejos de ir mejorando, se va a complicar por momentos en el corregimiento 16 AMY, AC., legajo 418, fecha: 12/11/1706. 17 AMY. AC., legajo 418, fecha: 12/X/1708. 18 AMY. AC., legajo 418, fecha: 20/VI/1706. 19 AMY. AC., legajo 418, fecha: 26/VI/1706. D. Daniel Mahoni, gobernador y ‘comandante de las Reales Tropas en estas fronteras, previene y ordena a la ciudad de Villena ante un posible ataque que en el castillo de esa ciudad se haga repuesto y pre~ vencién de dos 0 tres mil arrobas de harina, quinientas o més de vino, la mayor por- cién de carnes saladas que se pueda, cien arrobas de aceite, cincuenta de aguardiente, cien carros de lefia, doscientas espuertas y cestones, dos cargas de alquitrén, veinte fanegas de sal, algunas de habas y arroz, seis molinos de mano, ete. -2- de Villena, lo que requiere un estado de alerta continuo en el que la re- lajacién no tiene cabida. Asi las peticiones del obispo Belluga desde la ciudad de Murcia dirigiéndose al teniente de corregidor de la ciudad de Villena, D. Alonso Miiio Valterra, para que mande tropas con urgencia ante el acecho que sufre 1a capital del reino por los enemigos que Ile- gaban por la zona de Orihuela, no pueden ser atendidas, viéndose en la necesidad de contestarle que no puede mandarle tropas porque dejari: descubierto el paso de la hoya de Castalla, como tampoco puede desva- necer las tropas que mantiene esta ciudad en la villa de Jijona, como las que se mantienen en el castillo de Alicante, pues quedarian desguarne- cidas y libres para el avance de los enemigos”. Unas amenazas que alla por el mes de septiembre de este mismo afio se traducen en una carta enviada por el conde de Peterborough, general de las tropas inglesas, desde la ciudad de Alicante a la propia ciudad de Villena, en la que le pide le rinda obediencia. La respuesta que obtiene por parte de la ciudad castellana es que su obediencia la tiene dada y jurada a Felipe V, por quien va a dar toda su fidelidad hasta las tiltimas consecuencias*', Los efectos de esta decisién se traducen en la ofensiva que acometerén las tropas austracistas sobre las villas valencianas fieles a Felipe V en su camino hacia tierras del corregimiento de Villena. Mientras tanto, a principios de Diciembre el corregidor de esta ciu- dad se quejaba de la profunda extenuacién a la que estaba llegando la misma, tanto la economia de los propios vecinos, como el posito y arcas municipales, situacién que resume el esfuerzo que jugaron tanto villas como ciudades que debieron asumir buena parte de la financiacién de la guerra en la que se vieron inmersa™. Un desgaste que se habfa potencia- do a comienzos de 1706 con el mantenimiento por parte de los vecinos de tropas que se habian acuartelado en la propia ciudad durante el tiem- po que permanecié en ese lugar el obispo Belluga. Que se habia agra- vado mas cuando a mediados de afio, por parte del duque de Berwick, general del ejército espaiiol y francés, instalado en la villa de Albacete, habfa asignado a la ciudad de Villena, contribuyera diariamente con 14 fanegas de harina y 35 de cebada para la manutencién de las tropas 20 AMV. AC., legajo 418, fecha: 29/VIII/1706. 21 AMV. AC., legajo 418, fecha: 14/TX/1706. 22 RODRIGUEZ DE GRACIA, H.: “La Guerra de Sucesién, El crecimiento de los impuestos y sus consecuencias en Jaén”, en La Guerra de Sucesi6n en Espaiia y Amé- rica. X Jomadas nacionales de Historia Militar, Sevilla, 2000, pp. 737-752. -3B- borbénicas que andaban por esta zona, aportacién que a finales de aiio alcanzaba las dos mil fanegas de trigo y otras tantas de cebada; a lo que habia que sumar el dinero dedicado a las obras de fortificacién realiza- das tanto en el castillo como en las estropeadas murallas de la ciudad, asf como afiadir la imposibilidad de recoger el fruto de las cosechas en partidas alejadas como los Alhorines por el sabotaje que esta suftia por parte de vecinos procedentes de la villas de Caudete y, sobre todo, de Onteniente, poblaciones con los que lindaba dicho paraje. El temor de invasién que se presagiaba a finales de 1706 se mate- rializa alld por el mes de febrero de 1707, cuando el teniente de corre- gidor de la ciudad de Villena, D. Alonso Mifio Valterra, sefiala que los enemigos que se encuentran en el Reino de Valencia y, especialmente, las tropas inglesas que habfan desembarcado en el puerto de Alicante, se habian logrado acercar hasta la villa de Jijona, leal a Felipe V, puer- ta de entrada a la hoya de Castalla, viéndose precisados los vecinos y guarnicién que la custodiaban a abandonar dicha poblacién, apoderdn- dose de ella los enemigos. Del mismo modo, tropas enemigas se habfan aproximado hasta la villa de Ibi, en el mismo lugar, también una de las villas valencianas fieles a Felipe V, y préxima a Ja ciudad de Villena a no mas de tres leguas; el acecho sobre esta villa terminé con la toma de la misma por los enemigos, sin apenas poner resistencia, ya que esta villa no estaba guarnecida. Para entonces otras poblaciones valencianas también habfan sido tomadas por el marqués de Rafal como era el caso de Elda, Novelda y Elche. Ante esta situacién, por parte del teniente de corregidor y la propia ciudad se acuerda pedir ayuda al Caballero D’Asfelt, teniente general del ejército borbénico, que se hallaba acam- pado en la villa de Yecla, asf como al sefior D. Domingo de La Robinier, brigadier y gobernador comandante de esta plaza para que ayuden a defenderla como también el resto de villas fieles a Su Majestad.en la hoya de Castalla”. El avance de las tropas austracistas, como se ha podido observar, hasta casi las puertas de las comarcas manchegas del Reino de Murcia, habfan dejado muy poco margen de maniobra a las guarniciones locales que defendian su territorio. Mientras tanto, en la comarca de Yecla-Al- bacete se fueron concentrando un importante nimero de tropas borb6- nicas comandadas por el duque de Berwick, con crecidos almacenes de viveres en la zona de San Clemente, donde se esperaba la llegada del 23. AMV. AC., legajo 418, fecha: 19/11/1707. =24- duque de Orleans, a quien Luis XIV habia nombrado como comandante en jefe para Espafia’*. Este esfuerzo de concentracién de tropas tenia como objetivo frenar el avance austriaco a las puertas del Reino de Murcia y evitar el avance por tierras castellanas en el objetivo de llegar hasta Madrid. En los meses venideros los enemigos se van a introducir en el Corre- gimiento de Villena, siendo Sax la primera villa saqueada y a continua- cién la ciudad de Villena. También la villa de Yecla fue saqueada por los ingleses que dirigia lord Galway, junto a holandeses y portugueses”*. Ala ciudad de Villena Ilegaron las fuerzas aliadas dirigidas por el por- tugués Marqués de las Minas, que segtin el escribano de Ia ciudad de Villena, Juan de Mellinas Rodriguez Navarro, comandaba un ejército que estaba formado por mas de treinta mil hombres, unas cifras que a nuestro entender nos parecen un tanto exageradas, pero que no escon- den tras de sf la realidad de un importante contingente de tropas con las que se estuvo sitiando la ciudad durante varios dias en los que ademas de intentar tomar el castillo, donde se habia atrincherado la poblacién, algo que no consiguieron, saquearon y quemaron casas, igle: yun- tamiento, posito de la ciudad e, incluso, robaron el reloj piiblico; en los campos los dafios también fueron de importante consideracidn, donde se talaron drboles, arrasaron cultivos en la huerta, destrozo de molinos y quema de casas de labor, etc® Tras ocho dias de saqueos y ocupacién de la ciudad de Villena las tropas del Marqués de las Minas marchan el 24 de abril para la villa de Almansa con la intencién de tomarla, pero se encuentran con el ejército franco-castellano que le derroté en los Hanos préximos a esta villa, lo que supuso un importante descalabro. En lo militar, las cifras que llegan de Madrid a la ciudad de Villena hablan de seis mil muertos y diez mil prisioneros, ochocientos de ellos oficiales”’. Por otro lado, esta derrota suponia un importante revés en las aspiraciones del Archiduque Carlos de avanzar en su cruzada por conseguir el trono espafiol, como por la 24 LEON SANZ, V.: Carlos VI. El emperador que no pudo ser rey de Espaiia. Ma- drid, 2003, p. 114. 25 RODRIGUEZ LLOPIS, M.: Historia de la Regién de Murcia. Editora Regional de Murcia, 1998, p. 304. 26 AHPNV, Escribano Juan de Mellinas Rodriguez Navarro, fecha: 26/1V/1710, folios: 36r-44v. AHMV. AC., legajo 418, fecha: 23/V/1707. 27 AMV. AC., legajo 418, fecha: 30/V/1707. =25- nueva situacién que se iniciaba, pues esta batalla abria las puertas a las tropas borbénicas para recuperar el Reino de Valencia. 1.2. Las repercusiones de la batalla de Almansa sobre el Reino de Valencia y la villa de Caudete. La batalla de Almansa (25 de abril de 1707) habia abierto una nueva dimensién sobre el desarrollo de la guerra en la zona levantina penin- sular, muchas cosas comienzan a cambiar en esta zona a partir de este momento. Si desde 1705 momento en que empieza a ser tomado el Rei- no de Valencia por tropas austracistas, y sobre todo 1706, afio en el que el territorio valenciano es ampliamente ocupado por tropas y seguidores del Archiduque Carlos, ser a partir de finales de abril y mayo de 1707, cuando las tropas borbénicas comiencen a controlar la situacién en los distintos lugares del Reino de Valencia. Una de las primeras medidas tomadas para este territorio serd la aplicacién de la Nueva Planta (decreto de 29 de junio de 1707) como medida para reducir todos los territorios de la monarquia a la unifor- midad de unas mismas leyes, usos, costumbres y tribunales, tomando como modelo las castellanas. Este nuevo ordenamiento politico en la zona vendria a sustituir, previa abolici6n, los fueros y costumbres con que se habfan regido durante siglos las poblaciones valencianas, es de- cir, se pretendia dejar atras décadas y décadas de una forma particular de entender y regir el gobierno de ciudades y villas, dando paso a un nuevo organigrama politico homogeneizador. En este sentido, una de las primeras medidas a Ievar a cabo habia de abordar una nueva divisidn del territorio valenciano, en este caso, en corregimientos, algo que se consideraba desde la administracién del Estado como indispensable para establecer un nuevo régimen munici- pal en esta zona. Se trataba de establecer, al modo castellano, toda una serie de corregimientos que hiciera mucho mis factible el control y pa- cificacién del territorio, a la cabeza de los cuales se situaria un delegado regio: el corregidor. De esta forma, desde el primer proyecto de divisién elaborado por Larreategui, presidente de la nueva Chancillerfa de Va- lencia, se presentaba un mosaico corregimental para el territorio valen- ciano, en el que desde el principio primaba la figura de los corregidores de capa y espada sobre los de letras, es decir, personajes instruidos en las armas, I6gico si de lo que se trataba era de pacificar y poner orden en los territorios recuperados; funcionarios que a lo largo del siglo XVII y fruto de las sucesivas reformas, irfan siendo sustituidos por goberna- dores militares. En esencia el proyecto de Larreategui respondfa al criterio piramidal que fundamentaba el nuevo sistema de poder, aquel que desde la nueva Chancillerfa se articulaba entorno a una serie de corregimientos con un delegado regio a la cabeza de cada uno de ellos, y al que se le habia de encargar la misién de proponer el ntimero de regidores en los concejos de las poblaciones mds importantes de sus demarcaciones*, asf como iniciar los pasos conducentes a la cooptacién del personal que debfa ocupar las regidurias en los ayuntamientos valencianos, algo que en algunas localidades constituy6 un autentico suplicio encontrar personas que pudieran ejercer estos cargos®. Sin embargo en todo este reordenamiento territorial y jurisdiccional que se lleva a cabo en el Reino de Valencia, Caudete qued6 totalmente al margen pese a haber sido una villa valenciana, ya que antes de pro- ducirse todos estos cambios, esta poblacién habia quedado agregada a Villena por merced real otorgada a esta ciudad. Es por tanto, que en todos los nuevos proyectos de reorganizacidn del Reino de Valencia en corregimientos, Caudete no va a participar de ninguno de ellos, quiz4s lo mas légico de haber quedado dentro de la estructura del Reino de Va- lencia es que hubiera sido anexionada al corregimiento de Onteniente, pero como es sabido esto no fue asi. Como hemos sefialado en paginas anteriores, numerosas poblacio- nes valencianas mantuvieron una posicién bastante ambigua durante los afios de la guerra; el posicionamiento a favor de un candidato u otro dependié, en muchas ocasiones, de las tropas que anduvieran cercanas a sus términos. Lo cierto es que en el punto de partida, la muerte de Carlos II y la proclamacién de Felipe V como rey de todos los reinos de la peninsula, habfa sido la posicién que inicialmente las poblacio- nes valencianas habfan tomado, incluido con juramentos de fidelidad hacia el Borbén, pero la situacién cambié cuando la contienda llegé 28 GIMENEZ LOPEZ, E.: “El establecimiento del poder...”, art. cit., p. 216. 29 GIMENEZ LOPEZ, E., IRLES VICENTE, M*. C.: “Los municipios de realengo valencianos tras la guerra de Sucesi6n”, Estudis, n° 17, 1991, pp. 75-114. En poblacio- nes como Onteniente, Jijona, Pefiiscola 0 Aleoy resultaba dificil encontrar a personas que aceptaran formar parte de los concejos, lo que obligaba a la Audiencia a buscar individuos cualificados dispuestos a implicarse en los asuntos de gobierno. -77- a suelo peninsular a finales de 1705 y, concretamente, con la invasién del Reino de Valencia por parte de las tropas austracistas dirigidas por Lord Peterborough provocando con su avance que muchas localidades, ante el temor de ser hostigadas por mantener su fidelidad hacia Felipe V, y ante la falta de fuerzas que las defendieran se pasaron a la causa austracista otorgando juramentos de fidelidad al rey Carlos III. Hemos sefialado anteriormente que este fue el caso de Onteniente por ejemplo, pero también de otras poblaciones que cayeron en manos de los aliados en cuanto cayé la capital del reino, Valencia, provocando esta un claro efecto dominé sobre otras poblaciones que répidamente capitularon en manos de los aliados: Alzira, Denia, Alcoy, Villajoyosa, etc: Por otro lado, el caso de Caudete es un episodio mas de esas pobla- ciones valencianas que fueron leales a Felipe V —recordemos su incor- poracién a la Alianza del Reino de Valencia- pero que ante la imposi- bilidad de defenderse sufrié el saqueo de las tropas del Archiduque en 1707 poco antes de la batalla de Almansa, momento que algunos de sus vecinos aprovecharon para pasarse al contingente austracista, como veremos més adelante. Hechos estos, que al igual que en otros luga- res, se desarrollaron desde mediados de 1706 y la primavera de 1707, cuando las tropas austracistas se hallaban por esta zona tan préximas a las comarcas manchegas y en las que las noticias que Ilegaban de luga- tes fieles a Felipe V, como la hoya de Castalla, eran de claudicaciones de algunas villas por la invasién de que habian sido objeto por parte de los austracistas -caso de Jijona-, asi como también las noticias que llegaban de otras localidades valencianas préximas como Fuente la Hi- guera u Onteniente que también se habian rendido, pasandose muchos vecinos a apoyar el bando aliado, y en contrapartida otros por apoyar la causa borb6nica se habjan tenido que exiliar en Castilla. Algunos datos que hemos podido constatar en la documentacién consultada hablan de que la villa de Caudete fue invadida y saqueada por las tropas austracistas. En este sentido, en 1759 ante la conside- racién que realiza la villa de recoger todos sus privilegios por escri- to, se recoge en el acta levantada por el escribano en dicha sesién que “..dicha Villa -Caudete- padecié muchas persecuciones trabajos por lindante con el reino de Valencia, que sufrié con constante y acrisolada fidelidad, y rendida solo a la fuerza incontrastable de los enemigos, de que ni en general, ni en particular pudo defenderse, en cuyo tiempo es constante y ptiblico fueron quemadas muchas casas, menaje de ellas y ~28- el Archivo de esta dicha villa...” . Como se puede observar en este comentario, el rastro que dejaron las tropas austracistas en este lugar fue también desolador, pero conviene que se tomen estas palabras con cierta cautela y mas cuando habjan pasado mds de cincuenta afios desde que hab{an sucedido los hechos cuando son escritos estos comentarios. El tema de la quema de archivos fue una cuestién muy recurrente y uti- lizada por los concejos, individuos, etc., para reclamar ciertos derechos © privilegios que sefialaban habfan sido pasto de las Hamas. La ciudad de Villena, por ejemplo, reivindicard se le vuelvan a redactar ciertos privilegios que habia perdido por la quema de su archivo cuando esta fue saqueada*'. O el caso de las familias yeclanas que utilizaron este argumento para proclamar su hidalgufa aprovechando una sesién del cabildo*. Pese a que la villa de Caudete se habia manifestado proclive al can- didato borbénico, fueron varios los vecinos que se pasaron al bando austriaco, lo que parecié ser motivo suficiente para ser tachada esta po- blacién de austracista. A esto hay que afiadir también que las acciones de extorsién que algunos vecinos de Caudete cometieron sobre hacien- das de vecinos de Villena al tiempo que esta fue invadida por las tropas aliadas, fue un hecho denunciado por esta ciudad, que se utiliz6 para reforzar una opini6n contrariada sobre la villa de Caudete, pero que sirvi6 para ser tachada de austracista, lo que le vali¢ el castigo de Felipe V. En este sentido, se manifestaba el escribano de la ciudad de Villena en 1710, quien sefialaba que numerosos vecinos de la villa de Caudete haciendo gala de la enemistad que mantenian con sus vecinos de Vi- llena habian contribuido durante el saqueo de la ciudad “...en el robo de ganados, talas de campos y quema de casas de la referida ciudad y su término” convirtiéndose en “...los vasallos mas disidentes y los que con mayor fuerza habian seguido el partido de los enemigos...” 30 AMC. AC., Libro 6, fecha: 6/II1/1759, s.f. 31 AZORIN ABELLAN, J.: Las familias poderosas de la ciudad de Villena en el Antiguo Régimen: anélisis del ascenso, formacién y consolidacién de un grupo de poder, IAC “Juan Gil-Albert”, 2007, p. 49 32 MOLINA PUCHE, S.: La construccién de una élite local. Poder, familia y redes sociales en la Yecla del siglo XVI, Murcia, 2003, p. 32, 33 AHPNV. Escribano Juan de Mellinas Rodriguez Navarro, fecha: 26/IV/1710, folios: 36r-44v. Este tipo de argumentos que muestra mas los motivos de un enfren- tamiento civil entre vecinos de distintas localidades, fue, sin embargo, utilizado por la ciudad de Villena como arma arrojadiza para contra- atacar a su vecina de Caudete; unos sucesos que encajan mds en sus particulares enfrentamientos que se venian dando secularmente por cuestiones de amojonamiento, mas que por fundadas acusaciones de austracismo a nivel general. Entre tanto, el treinta de Mayo de 1707 se hacfa lectura en el concejo de la ciudad de Villena de una carta que habjan recibido de parte del Excelentisimo Sefior Presidente de Castilla, D. Francisco Ronquillo, en la que mostraba su gratitud y abierta disponibilidad por los servicios que esta ciudad habia ofrecido al Borbén durante los pasados aconteci- mientos que se habian producido en esta zona, por lo que sefialaba su predisposicién a elevar al Rey las demandas que la ciudad le pidiere en calidad de gratitud y pago™. Tenidas en cuenta estas palabras la ciudad de Villena pronto nombré por comisarios a D. Crist6bal de Mergelina y aD. José de Cervera y Gasque, regidores de la ciudad, para que eleva- ran un memorial del servicio que habfa Ilevado a cabo la ciudad durante el tiempo de guerra. Entre otros aspectos indicaban el socorro realizado sobre la plaza de Cartagena cuando intent6 ser invadida por la armada inglesa, como también los realizados sobre distintas villas del Reino de Valencia y en otras que se sublevaron, asf como defenderse la propia ciudad ante el intento de ocupacién de las armas enemigas, expresando las innumerables extorsiones cometidas sobre la ciudad y su término*. Por extensién, la fidelidad a la causa borb6nica en los territorios del Corregimiento de Villena, como en otros lugares, fue premiada por el monarca con la confirmacién répida de privilegios y otras concesiones como ferias, 0, incluso, titulos a las poblaciones, etc’. En este sentido, poblaciones como la villa de Albacete recibieron la dotacién de una feria franca, y otras como Yecla el titulo de Muy Noble, Muy Leal y Fidelisima; en este sentido, la ciudad de Villena, entre otras mercedes, agregé al titulo que ya tenfa de Muy Noble y Muy Leal, el de Fidelisima 34 AMV. AC., legajo 418, fecha: 30/V/1707. 35 AMY. AC., legajo 418, fecha: 27/IX/1707. 36 RODRIGUEZ LLOPIS, M.: Historia de..., op. cit., p. 305. ~30- y recibié el privilegio de organizar una feria franca todos los afios en septiembre por espacio de ocho dias”. Pero sin duda, la merced concedida por el Rey de incorporar la villa de Caudete reducida a aldea de Villena y sometida a la jurisdiccion te- rritorial de esta, es la que mas daria que hablar y pleitos suscitaria por parte de ambas poblaciones en los afios venideros. Sobre esta polémica decisién se inicié un enconado enfrentamiento entre ambas poblacio- nes traducido en pleitos durante los siguientes afios, que por lo que a Caudete se refiere no obtuvo ningtin provecho y sf crecidos gastos monetarios. Si de forma secular el enfrentamiento entre Villena y Caudete habia sido por incluir en sus lindes parte del paraje de los Alhorines®, ubica- do junto al término de la valenciana poblacién de Onteniente, ahora la cuestién se complicaba afiadiendo més lefia al fuego. Es decir, Felipe V habia concedido a la ciudad de Villena la oportunidad de redactar un memorial estableciendo una serie de peticiones con las que esta ciudad se sintiera pagada por los servicios realizados durante la guerra. Entre ellas habia pedido al Rey que los bienes de propios, es decir, montes y dehesas de la villa de Caudete pasaran a ser incluidos en los de la ciudad de Villena para ser aprovechados econémicamente por esta, a lo que el rey respondié incorporando la propia poblacién caudetana a su jurisdiccin. Sobre esta decisién habria mucho que hablar, es decir, cabria la po- sibilidad de realizar diversas preguntas sobre si realmente lo que pre- tendia la ciudad de Villena era que se le agregase la vecina poblacién de Caudete o simplemente los bienes de propios para recompensar sus esfuerzos econdmicos, o si por el contrario la incorporacién de esta po- blacién valenciana como parte del término y jurisdiccién de la ciudad de Villena fue una merced concedida por el Rey como castigo hacia Caudete por su rebeldfa. A estos interrogantes, Jose M*. Soler, sefiala 37 AMY. AC., legajo 418, fecha: 27/IX/1707. Junto a las arriba expresadas otras mercedes que recibe la ciudad de Villena es la exencién del pago de impuestos por tiempo de seis afios, la patente de capitanes que reciben los capitanes de las doce com- paiifas con las que ha servido la ciudad, el escribano del ayuntamiento es nombrado escribano de todos los Reinos y Sefiorfos de S. M., asi como la confiscaci6n de bienes de los rebeldes de Caudete y otros disidentes. 38 SOLER GARCIA, J. M*.: “Aportacién al estudio del pleito de los Athorines”, Primer Congreso de Historia del Pais Valenciano, vol. III, Univ, de Valencia, 1976, pp. 11-45. -31- que Villena no tuvo nada que ver en que Felipe V al final le diera la jurisdiccién sobre Caudete, cuando los villenenses sélo habian pedido parte de las dehesas y montes de dicha poblacién®. Por otro lado, no es raro encontrar noticias en las que otras poblacio- nes valencianas por su enconada rebeldia corrieran la misma suerte 0 fueran propuestas para que recibieran este mismo castigo, ser reducidas aaldeas. Si nos fijamos en el disefio del primer proyecto de planta co- rregimental para el territorio valenciano elaborado en 1708 por Pedro Larreategui y Colén se contemplaba que aquellas villas que habian sido infieles podian ser reducidas a aldeas, mientras aquellas otras que se habian mantenido fieles debian de recibir un trato generoso. De esta forma, al igual que Caudete, Cullera habia de recibir el mismo trato, pues durante la toma de Denia por los austracistas habfa colaborado con Baset, asf como tras la batalla de Almansa no se rindié al ejército borbénico y hubo de ser tomada militarmente. De igual modo fueron propuestas para correr la misma suerte Almoradf, Callosa del Segura y Villajoyosa por haber mantenido una clara actitud rebelde. También Vilareal y Burriana fueron propuestas para ser reducidas a aldeas”. Es por tanto que Ja accién de reducir estas poblaciones a aldeas for- maba parte del castigo al que podian ser sometidas, lo que, sin duda, repercutia en el desprestigio a las poblaciones, y una opeién finalmente Tlevada a cabo. De la misma forma, la situacién que se plantea en Ia vi- lla de Caudete hay que entenderla como la de un castigo recibido por su supuesta postura proaustriaca durante parte de la guerra de Sucesién. Como es sabido el 14 de septiembre de 1707, Felipe V decreta la agregacién de Caudete como aldea de la ciudad de Villena. La compo- sicién del mapa de este corregimiento se ve modificado con esta nueva incorporacién. Caudete pasa a formar parte del término municipal de Villena y la jurisdiccién del corregidor recae sobre esta poblacién en los mismos términos. Entre tanto, la incorporacién efectiva como aldea no se hizo hasta el 1 de Octubre de 1707, una posesién que primeramente se realiz6 en el concejo de la ciudad de Villena, y posteriormente en el consistorio caudetano con la presencia del corregidor y los capitulares villenenses D. Cristbal de Mergelina, D. José de Cervera, D. Diego de 39 SOLER GARCIA, J. M*.: “Sobre la agregacién de Caudete a Villena en 1707", Congreso de Historia de Albacete (8-11 diciembre de 1983), vol. ITI, Edad Moderna, Albacete, 1984, pp. 179-192, 40 GIMENEZ LOPEZ, E.: “El establecimiento...”, art. cit. —32- Selva y Mergelina, juntamente con el escribano de su ayuntamiento, Juan de Mellinas, y en el que se procedié a hacer nombramiento de los nuevos alcaldes pedaneos y sus regidores“', De igual modo, se hacia un informe a Larreategui de los cambios producidos en la antigua pobla- ci6n valenciana de Caudete, como de los bienes que procederian a em- bargar de los disidentes de este lugar“; también se procedia a contestar, una vez establecidas las vias administrativas al sefior D. Juan Ferndén- dez de la Puente, superintendente del Reino de Valencia, informando que la nueva aldea de Caudete en adelante habia de presentarse para el cabez6n de impuestos ante el superintendente de San Clemente, que era donde la ciudad de Villena pagaba sus impuestos, y no ya como antigua- mente en la ciudad de Valencia*. En este sentido, también se procedia a responder al sefior D. Francisco Rocafull Folc de Cardona, Gobernador de la ciudad de San Felipe (antigua Xétiva), donde se le indicaba que la poblacién de Caudete quedaba eximida del pago del Donativo General del Reino de Valencia, y por ende del pago de la cantidad de mil ciento cuatro libras valencianas que era el monto que se le repartia, por haber quedado tras la batalla de Almansa anexionada jurisdiccionalmente a la ciudad de Villena por mandato real‘. Ciertamente su ubicacién territorial la hacfan un apéndice valencia- no en tierras castellanas pero su arraigo al Reino de Valencia no dejaba dudas. Sobre esto, los del lugar argumentaban el poco sentido que tenia el que la villa de Caudete hubiera sido relegada a aldea, cuando habia sido una de las doce villas valencianas que habjan pertenecido al Real Patrimonio antes de los sucesos de la guerra, habiendo votado siempre en séptimo lugar en las Cortes valencianas. Incluso sefialaban indigna- dos cémo se podfa aplicar dicha condicién de aldea cuando contaban con una poblacién de mas de quinientos vecinos (unos dos mil habitan- tes), en la que ademas se contaba con un vicario fordneo, rector-cura y doce sacerdotes residentes en la iglesia parroquial de este lugar, asi como con dos comunidades de religiosos, una la de Nuestra Sefiora del Carmen y otra de Capuchinos sitas extramuros de la localidad, dando a 41 AMV. AC,, legajo 418, fecha; 1/X/1707. 42. AMV.AC., legajo 418, fecha: 7/X/1707. 43 AMV. AC., legajo 418, fecha: 9/X11/1707. 44 AMV. AC., legajo 418, fecha: 23/VIII/1708. =33=, entender cémo a una poblacién de esas caracteristicas se le podia tratar de esa manera’. En consecuencia, todas estas dispo: nuevo status para la pobl: en su devenir historico. jones ponfan de manifiesto un cién de Caudete que iniciaba una nueva etapa 1.3. Las confiscaciones de bienes en Caudete. Otro de los aspectos interesantes tras la batalla de Almansa fue la confiscacién de los bienes de reos disidentes que habfan apoyado y se- guido la causa austriaca. Muchos fueron los que por su decidido apoyo sobre uno u otro candidato tuvieron que mal vender sus propiedades de forma apresurada, sobre todo aquellos que siguieron al Archiduque Carlos cuando vieron que las opciones de este candidato se iban des- vaneciendo“; también el secuestro de haciendas supuso un importante ntimero de propiedades sustrafdas a sus duefios, siendo utilizadas por parte de Felipe V como pago de recompensas 0 mercedes", La mayor parte de las cuales terminaron siendo vendidas y con Jo recaudado por los concejos evaron a cabo parte de sus reconstrucciones 0 sus reposi- ciones en almacenes y pésitos. Otra de las mercedes concedidas a la ciudad de Villena habia sido el derecho de apoderarse de todos los bienes que fueron confiscados por la Corona en la vecina poblacin de Caudete. En este sentido, se requisaron los bienes de varios vecinos. Tal fue el caso de las haciendas de los disidentes D. Gaspar Domingo Cebrié, Juan Salvador Vinader, Luis Golf, Luis Amorés, Gaspar Terol y José Benito, cuyas propiedades comenzaron a ser vendidas en 1710. Sobre la figura de D. Gaspar Domingo Cebrid, ya habfamos tenido la oportunidad de conocer alguno de los episodios de su vida y concre- tamente su postura durante los afios de la guerra de Sucesion. En 1708, 45 AMC. AC., fecha: 26/IV/1731, folios: 116v-119r. 46 También se protagonizaron requisamientos de haciendas por parte de | tracistas en los territorios que fueron ocupando. Para ampliar esta informacién ver PEREZ APARICIO, C.: “La politica de represalias y confiscaciones del Archiduque Carlos en el Pais Valenciano, 1705-1707", Estudis, 17, 1991, pp. 149-196. 47 LEON SANZ, V., SANCHEZ BELEN, J. A.: “Confiscacién de bienes y repre- sién borbinica en la Corona de Castilla 2 comienzos del siglo XVIII”, Cuadernos de Historia Moderna, n° 21, 1998, pp. 127-175. —34— D*. Raimunda Armengot y Minuarte, vecina de Caudete, otorga su tes- tamento, y en una de las disposiciones del mismo indica que su hi Matilde Figueroa y Armengot estaba casada con D. Gaspar Domingo Cebrid a los que acusa de haber cometido “...el crimen de haberse pasa- do a los enemigos con su familia, con quien se hallan...” motivo por el cual deshereda a su hija, poniendo asf de manifiesto la posicién enfren- tada, durante la guerra de Sucesién, de unos y otros. Este caso pone de relieve un ejemplo mas de los muchos episodios que se protagonizaron en tierras valencianas en el seno de muchas familias de cierto calado que quedaron divididas por la cuestién sucesoria. Volviendo a la cuestién de las confiscaciones, entre los bienes que fueron incautados a D. Gaspar Domingo Cebrid habia unas casas de ha- bitacién y morada que tenfa en la poblacién de Caudete en Ia calle Ma- yor, lindantes también con la calle que Hlamaban de Ortufio las cuales fueron vendidas por la cantidad de cinco mil ochocientos veinte reales. De igual modo fue vendida una heredad de casa de campo con su era de pan trillar y pozo de agua conocida como la heredad de la Mora, que estaba formada por diferentes trozos de tierra blanca como de vifias. Unas propiedades que se encontraban libres de todo gravamen, y que fueron valoradas en més de veinte y ocho mil reales. Por lo que se refiere a los bienes de otro disidente, Juan Salvador ‘Vinader, a este le fueron confiscados diferentes pedazos de tierra en la huerta de Caudete, ubicados en el camino que llamaban de los Postigos y camino de la Jorneta asi como también en el camino de la Ermita de Nuestra Sefiora de Gracia, y en la partida de Bogarra. Bienes que fueron valorados en més de once mil reales de velldn. Todas estas propiedades fueron compradas por un regidor de la ciudad de Villena D. José Cer- vera y Gasque por las que pag6 més de treinta y nueve mil reales de vellén®. EI resto de bienes expropiados fueron vendidos por los regidores perpetuos D. José de Mergelina Bolimbro y D. Diego de Selva y Mer- gelina, Comisarios para tal fin nombrados por esta ciudad. La venta de aquellas propiedades se pregoné en la aldea de Caudete para el dia diecisiete de febrero de 1711, obteniendo una buena respuesta por parte de los vecinos. 48 AHPNV. Escribano Juan de Mellinas Rodriguez Navarro, fecha: 26/1V/1710, folios: 36r-44y. Entre los que compraron propiedades confiscadas ese dia lo fueron Mosen Jacinto Gallur, presbitero y vecino del lugar de Caudete que adquiri6 una casa en la calle del Arrabal valorada en 2250 reales de vell6n, ademas de tres bancales por valor de 1072 reales, propiedades que habfan sido de Juan Vinader “...reo disidente que actualmente se mantiene con los enemigos de la Real Corona..." . Otro vecino, José Carrién compré tierras en la partida de la Hoya, vuelta del Camino, partida de Bogarra y en la de Villares de Bogarra, mas una vifia en la partida de las Lomas que habfan pertenecido al disidente Juan Vinader, asi como la adquisicién de una casa en el pueblo sita en la calle de las Moreras que habia pertenecido a Luis Golf, todo ello en precio de 2355 reales de vellén®. De igual modo, Ambrosio Vinader de Figuera, vecino de dicho lugar, compré una casa de morada en la calle Ancha de la po- blacién que también habia sido propiedad de Juan Vinader®!. Bernardo Olivares, vecino de este lugar, compré la mitad de una casa en la calle de la Prensa que habia pertenecido a José Benito, a quien también se le habfan confiscado sus propiedades, por valor de 300 reales de vellén’, También Nicolas Plaza, vecino de dicho lugar, adquirié un pedazo de vifia de dos mil cepas en la Torre de Bogarra, partida de la Balsilla, que habia pertenecido al reo disidente Luis Amords, vecino también de aquel lugar, por la que pagé la cantidad de 705 reales de vellén®. Lorenzo Arraez, vecino de aquel lugar compré una vifia de 3020 cepas en la partida de Miran, las cuales habjan pertenecido al disidente José Benito, por valor de 1050 reales de vellén™, O el caso de Francisco Golf que compré una vifia formada por 3200 vides en la partida del camino de Villena, en precio de 1050 reales de vellén, mas unas tierras 49 AHPNV. Escribano Juan de Mellinas Rodriguez Navarro, fec ios: 21r-23v. 50 AHPNV. Escribano Juan de Mellinas Rodriguez Navarro, fecha: 17/11/1711, fo- ios: 24r-26v. 51 AHPNY. Escribano Juan de Mellinas Rodriguez Navarro, fecha: 17/11/1711, fo- lios: 271-28v. 52. AHPNY. Escribano Juan de Mellinas Rodriguez Navarro, fecha: 17/1/1711, fo- lios: 291-30v. 53. AHPNV. Es lios: 31-32v, 54 AHPNY. Escribano Juan de Mellinas Rodriguez Navarro, fecha: 17/1/1711, fo- lios: 331-35v. : TAVITA, fo- ibano Juan de Mellinas Rodriguez Navarro, fecha: 17/1/1711, fo =36= de huerta por valor de 1725 reales de velldn, tierras que habfan sido del disidente Luis Golf*. Sobre el tipo de adquisidores que compraron estas tierras confisca- das todo parece indicar que fueron como se ha podido ver vecinos de la propia poblacién de Caudete, gente humilde y labradores en todos los casos, salvo el caso del presbitero, que vieron en estas ventas la posibilidad de anexionar a sus propiedades otras, como también la po- sibilidad de adquirir algunos inmuebles urbanos como casas. Puede que esta respuesta tan favorable a la compra de bienes confiscados tuviera que ver con que se realizasen por debajo de su precio real, lo que pudo haber animado a muchos, invirtiendo en unas cantidades que no todos disponian, porque en la mayor parte de los casos los pagos se hicieron en tres veces, a raz6n de plazo por afio®. Un mes después de las ventas, el concejo de la ciudad de Villena procedié a realizar las escrituras per- tinentes a cada uno de los compradores. También se hizo recuento del montante de dinero obtenido oficializandose la cifra de 55. 679 reales de vellén y 17 maravedies. En Caudete también formaron parte de las ventas realizadas por Fe- lipe V tierras o bienes inmuebles que habian pertenecido al patrimonio real. En muchos casos estas ventas, realizadas impunemente por el mo- narca fueron hechas oficialmente como reparaciones de guerra aunque fueran concedidas a titulo personal para pagar la fidelidad y servicios de sus vasallos durante la guerra. En la carrera del villenense D. Luis Anto- nio de Mergelina muchas fueron las recompensas que recibié por parte del monarca, y sus peticiones siempre fueron bien satisfechas por el rey. En este sentido, en 1722, D. Luis Antonio de Mergelina consiguié que el rey le vendiera todos los molinos, hornos y huertas sitos en Caudete, bienes que formaban parte del Real Patrimonio y que administraba el Bailio de la ciudad de Valencia en nombre del rey. Sin embargo, en esta venta no se habia tenido en cuenta que estas propiedades por privilegio antiguo de los reyes de Aragén no podian ser separadas de la corona y por ende del patrimonio real, algo que habia sido obviado. No seré hasta la Ilegada al trono de Carlos HI cuando se inicie la reintegracién de buena parte de los bienes del patrimonio real que habia sido enajenado por sus antecesores, integréndolo de nuevo a la Corona. 55 AHPNV. E: lios: 361-38v. 56 AZORIN ABELLAN, J.: Las “familias poderosas”...., op. cit. ibano Juan de Mellinas Rodriguez Navarro, fecha: 17/11/1711, fo -37- Ante esta circunstancia y los perjuicios que aquella venta de entonces habfa ocasionado durante tantos afios a los vecinos de Caudete, que ha- bian visto como el monopolio de la molienda del trigo y de los hornos de pan cocer habfa recaido en manos privadas en detrimento de la ges- tién municipal, con la cantidad de rentas y beneficio que esto generaba, ahora se intentard que esos bienes vuelvan de nuevo a la jurisdiccién de la villa o se reintegren en el patrimonio real”. En definitiva, en Caudete, como en otras muchas poblaciones del Reino de Valencia, tras 1a batalla de Almansa, las confiscaciones de bienes patrimoniales fue la forma con la que la Corona hizo frente a las reparaciones de guerra en muchos lugares. En este caso, como se ha po- dido observar, el monto de lo recaudado por la venta de bienes confis- cados en Caudete fue a parar a la vecina ciudad de Villena como una de las concesiones otorgadas por el rey en septiembre de 1707, destinada a reponer todo lo que habia sido dajfiado en esta ciudad. 57 AMC, AC., Libro 6, fecha: 2/XII/1761, s. f. ~38- CAPITULO 2 EL PROCESO DE CASTELLANIZACION DE LAS INSTITUCIONES CAUDETANAS, SUS USOS Y COSTUMBRES. “que ninguin vecino, estante y habitante en este lugar de Caudete, firme ni haga trato, ni obligacién en libras de moneda valenciana, sueldos, ni reales de ella, si no es en reales de vell6n...” i en lo territorial Caudete habia sido sustraida de su estado natural de territorio del Reino de Valencia para pasar a formar parte del Reino de Murcia y por ende a territorio castellano, en lo institucional va a sufrir una profunda remodelaci6n que responde a lo que podriamos sefialar como una castellanizacién tanto de su prin- cipal institucién, el ayuntamiento, como de los usos y costumbres que se utilizaban en esta poblacién. Ese proceso de castellanizacién que po- demos sefialar result6 ser la incorporacién de Caudete a la jurisdiccién de la ciudad de Villena, se produce en un contexto semejante al que se dié en el Reino de Valencia con la aplicacién de los decretos de la Nue- va Planta. Pero ese proceso de adecuacién a las nuevas medidas esta- blecidas por Felipe V, en el caso de Caudete, fueron conmutadas con la implantacién y sometimiento a la jurisdiccién de su vecina castellana. Partiendo de las medidas tomadas que indicaban su adecuaci6n a la legislacién castellana como fue el advenimiento de Caudete a la condi- cién de aldea, adecudndose como indica el propio documento a “...la forma que lo son las demés aldeas de Castilla”, otras irfan destinadas en contra de su propio autogobierno y su privilegio de insaculacién, como también contra otros usos y costumbres arraigadas en este lugar. La anexi6n a la jurisdiccién de la ciudad de Villena, automitica- mente la dejé sin autonomfa y desplazé todo su modelo gubernativo, desterrando asi sus propios privilegios forales, para implantar el mo- —30- delo castellano que se venfa utilizando al otro lado de la frontera, sin tener en cuenta los agravios que se podian suscitar sobre la vecindad como para la propia municipalidad, al tener que cambiar unos habitos y costumbres que habfan sido desempefiados durante décadas. Esto en lugares donde se regfan a través de fueros, privilegios y_ costumbres suponfa una gran ntimero de perjuicios para la propia poblacién. Este tipo de actuaciones fueron un claro exponente de la total independencia con la que podian actuar los soberanos absolutos, més si cabe, cuando se trataba de aplicar un castigo. 2.1. Los cambios ocasionados en el ayuntamiento de Caudete. Una de las primeras consecuencias de la agregacién de Caudete a la jurisdiccién de la ciudad de Villena es la pérdida de todos los mecanis- mos legales de autogobierno. Asi, el consell 0 ayuntamiento que pasa ahora a denominarse con- cejo sufre una serie de cambios sustanciales en su composicién que lo adecuan a las instituciones concejiles castellanas. La configuracién del nuevo ayuntamiento caudetano tiene un perfil peddneo lo que le Heva a ser, en cierto modo, dependiente del de Villena, al menos para la elec- cién de cargos de gobierno como para la tasacién de impuestos ordina- rios y extraordinarios a pagar en la contaduria de San Clemente, donde Villena pagaba sus impuestos, etc. Por otro lado, Caudete también va a quedar sometida, como aldea de Villena, a la jurisdiccién del Corre- gidor, delegado regio encargado de hacer cumplir e impartir justicia ordinaria en tierras de realengo como estas”. En cuanto a los cargos de gobierno, éstos van a ser modificados y reducidos en néimero, nombrados por la ciudad de Villena de forma anual, climinando asi el antiguo modo de eleccidn de los oficios de go- bierno basado en el sistema de suertes que conllevaba la insaculacién, que se habfa venido realizando, al menos, durante toda la época foral moderna. Los cargos de justicia y de jurado primero fueron sustituidos por la figura de los alcaldes ordinarios; para este nuevo cargo se elegfan dos personas de las més instruidas y con capacidad de gobernar e impartir 58 Sobre las funciones del corregidor ver MOLINA PUCHE, S.: “El gobierno de un territorio de frontera. Corregimiento y corregidores de Chinchilla, Villena y las nueve villas: 1586-1690", Investigaciones Histéricas, n° 25, 2005, pp. 55-84. —40- justicia y actuaban bajo la supervisin del corregidor. Para no solaparse la actuacién de los alcaldes ordinarios, siempre prevalecia la decision del primero, siendo la capacidad del segundo alcalde mas asimilable a la de un regidor, pues de hecho tenfa voto de regidor®. Por otro lado, el oficio de regidor, cargo que reunia la capacidad de voz y voto en el ayuntamiento, sustitufa a los jurados; para este cargo serfan nombrados tres ediles, El resto de cargos que participaban en las sesiones concejiles se completaba con la figura del sindico y procurador general, cargo que tenia como misién defender los intereses del Comin, y que subsistia a la época foral; este cargo, como el de alguacil mayor, de nueva implan- tacién y encargado de vigilar el orden piiblico, completaban el resto de oficios concejiles. Estos nuevos cargos hab{an dado al traste con el resto de oficios que se habfan utilizado durante la época foral como el de ju- rado segundo, jurado tercero, almotacén, sobreacequiero y baile. De esta forma la estructura del nuevo concejo no diferia en lo funda- mental de otros como pudiera ser el de Villena®, Sax, Yecla®' 0 Alman- sa por hacer referencia a otras poblaciones que formaban parte de aquel corregimiento, y que por la composicién de sus ayuntamientos podrian valernos como modelos castellanos. En cuanto a las sesiones, el establecimiento del nuevo concejo no determinaba qué dias se habian de hacer los ayuntamientos, quedando esto de forma un tanto aleatoria, hasta que en 1738 se establece el miér- coles de todas las semanas como el dia escogido para las celebraciones ordinarias del ayuntamiento. Entre los meses de abril a octubre las se- siones quedaban convocadas para las ocho de la mafiana y para el resto de meses del afio, a las nueve. La nueva eleccién de los cargos se hacia en sesién ordinaria del con- cejo villenense presidida por el corregidor, en la que los capitulares pro- 59 AMC, AC., Libro 6, fecha: 16/V/1747, s. f. Sobre la funci6n de los alcaldes ordi- narios se dice: “...se acordé que respecto de haber dos alcaldes y ser iguales en la ju- risdiccién, y cosa monstruosa que un cuerpo como es la villa en su ayuntamiento tenga dos cabezas, y de esto resultar algunas discordias en las aprobaciones de sus cabildos, se determina que el primer alcalde sea el que presida y apruebe los ayuntamientos y el segundo tenga solo vor y voto como capitular para todas las determinaciones de la villa entendiéndose s6lo en lo econémico y gubernativo del ayuntamiento, porque por fuera ha de tener su jurisdiccién de mero mixto imperio.” 60 AZORIN ABELLAN, J.: Las “familias poderosas”..., op. cit. 61 MOLINA PUCHE, S.: La construccién de una élite local. Poder, familia y redes sociales en la Yecla del siglo XVI. Academia Alfonso X el Sabio, Murcia, 2003. -41- ponfan los candidatos; los més votados eran los elegidos para ostentar el cargo durante un afio. Seguidamente los votados para el ayuntamien- to caudetano eran nombrados por el corregidor y ocupaban sus cargos por espacio de un afio. El dia de las votaciones era aleatorio, no habia un dia fijado exclusivamente para esto, sino que més bien se dejaba para cuando la cuestién tuviera cabida en las sesiones concejiles, aunque normalmente los nuevos nombramientos se hacfan entre septiembre y noviembre de cada afio; luego se hacfa acto de toma de posesién en el concejo de Caudete. Precisamente el primer ayuntamiento para Cau- dete constituido por el concejo de Villena se realiz6 el 1 de octubre de 1707. Este sistema de nombramientos por votacién fue la norma seguida durante todo el tiempo que Caudete estuvo sometida a la ciu- dad de Villena, es decir, durante algo mas de tres décadas; incluido los nombramientos de 1738 afio en el que Caudete recupera su villazgo. Para el buen ejercicio de los cargos, asf como para vigilar la gestién realizada, los cargos salientes eran sometidos a los juicios de residencia cada dos afios; auditorias, por decirlo de algtin modo, en las que el co- rregidor tomaba declaracién de cémo habia sido la actuacién de estos cargos. Sin embargo, esta adecuacién de los cargos al modelo castellano no desarrollé la formacién de un grupo oligdrquico perpetuado, como su- cedia en la mayoria de poblaciones castellanas, que ejerciera un im- portante poder de mediacin en la localidad. En esto, sin duda, habia tenido mucho que ver que todos los cargos de gobierno fueran de ca- récter anual, no permitiendo que el sistema diera la opcién de elevar peticiones a la Camara de Castilla para pedir regidurias, previo pago, que permitiera el asentamiento de determinadas familias en el poder, 62 AMV. AC,, fecha: 1/X/1707, s.f. En este cabildo, la ciudad de Villena con la potestad que le da una real cédula de Su Majestad sobre que agregase a esta ciudad la villa de Caudete haciéndola su aldea, Ilev6 a cabo su toma de posesién con sus caballeros capitulares y su escribano Juan de Mellinas, de forma quieta y pacifica sin ninguna alteracién y se procedié a la eleccién de alcaldes pedaneos y regidores. En este ayuntamiento se procede a hacer efectiva la agregacién de la villa de Caudete a Villena, Para ello el seiior D. Cristobal de Mergelina y D. José de Cervera dan cuenta de tal asunto al seflor corregidor. De esta forma pasaré a la aldea de Caudete el Corre- gidor, D. Cristébal de Mergelina, D. José de Cervera, D. Diego de Selva y Mergelina y el escribano del ayuntamiento D. Juan Mellinas para dar fe de ello. -42- asf como el desarrollo de mecanismos que permitieran la transmisién de los mismos®, Quizas lo mas cercano a propiciar una situacidn de este tipo, y nada tiene que ver con los oficios concejiles, fueron algunos intentos de ob- tener tratos de favor por parte de algunos individuos. Este es el caso por ejemplo de D. Jeronimo Cebrid, vecino de Caudete, que en 1756 pretende quedar exento de pagar pechos y cargas concejiles por ser hijo de D. Francisco Cebrid y Malferit. Este individuo que habia sido vecino del lugar de Caudete y residente en la ciudad de Villena, se habia casado con D', Beatriz de Cervera y Fernandez en 1712, hija del regidor de Vi- lena D. Juan de Cervera y Gasque y D*. Ana Fernandez de Medina. Sus contactos y relaciones le habian permitido lograr en 1732 la obtencién del reconocimiento de una ejecutoria de hidalgufa por parte de la Real Justicia de la ciudad de Villena, resultado que se habfa visto favorecido por tener entre los capitulares de ese ayuntamiento un cufiado regidor y otros familiares, lo que le habia allanado el camino para obtener el reconocimiento de pertenecer al estado de los hijosdalgo. Sin embargo, en todo este montaje, la voz del sindico se encargarfa de negar rotunda- mente el intento de ennoblecimiento de este individuo, justificando un origen humilde™. 63 Como es sabido en Castilla la transmisi6n de los oficios se hacia efectiva a través del mecanismo de las renuncias, asf como también a través de los vinculos patrimo- niales. Para este aspecto véase HERNANDEZ BENITEZ, M.: A la sombra de la Co- rona, Poder local y oligarqufa urbana (Madrid, 1606-1808), Madrid, 1995; TOMAS Y VALIENTE, F: “La venta de oficios de regidores y 1a formacién de las oligarquias urbanas en Castilla (siglos XV-XVIID”, en Gobierno e instituciones en la Espatia del Antiguo Régimen, Madrid, 1982, pp. 151-177. 64 AMC, AC., Libro 6, fecha: 16/VI/1756, s. f.*... a instancia de dicho Procurador Sindico dijeron: en fuerza de la conferencia que tuvieron sobre el asunto que abajo se dird que por cuanto se sigue perjuicio a el comtin de vecinos del Estado general, el que se exente a Dn, Jerdnimo Cebrid, de los pechos y cargas concejiles por el Estado de Hijosdalgo que se dio a Dn. Francisco Cebrid, su padre, en el dfa cinco de junio del afio mil setecientos treinta y dos, por la mucha mano, amistad y correspondencia que tenfa con la Real Justicia de la ciudad de Villena, a donde por entonces se hallaba su- jeta esta villa, poniendo Tusticias y Regidores a su modelo y que de la Resistencia, les hubieran vejado y molestado como notoriamente y con frecuencia experimentaron en diferentes ocasiones, que no les complacfan en aquello que era de su empefio y gusto, por el motivo de tener un cufiado Regidor y diferentes parientes en el Ayuntamiento de dicha ciudad de Villena, siendo asf que dicho Cebrié no era tal hijodalgo, ni descen- diente de tales por ser de hombres buenos des estado general, pagando y contribuyen- do los pechos y cargas que se repartian a los del expresado estado general..." = 2.2. La castellanizacién de los usos y medidas. Testimonio de alguno de los cambios originados por la implanta- cién de la jurisdiccién castellana en Caudete es el nuevo reglamento de moneda y medidas a utilizar en este lugar, teniéndose que adecuar a la nueva realidad y al uso de Castilla. En este sentido, el corregidor de la ciudad de Villena, el Licenciado D. Simén Berenguer, mandaba se publicase en la plaza ptiblica de Caudete el reglamento de normas que establecia®. El cambio de moneda seria una de las principales modificaciones acometidas introduciendo las monedas de curso en Castilla: ducados, reales y maravedies. Con esta modificacién se advertia que ningtin ve- cino de esta poblacién “...firme ni haga trato, ni obligacidn en libras de moneda valenciana, sueldos, ni reales de ella, si no es en reales de vell6n y reales de a ocho, de a quince reales de vellén cada uno; y todas las dichas obligaciones que se hubieren hecho antes de la publicacién de este en las dichas libras, sueldos y reales de moneda valenciana, se ha de entender que para su pago a de valer cada libra sesenta cuadernas de dineros haciéndose en dicha moneda valenciana que corresponde a la de Castilla quince reales de vell6n...”; para quien no aplicara esta nueva medida podia recaer una pena de cuatro ducados y un mes de carcel. Sobre las medidas de peso se establecia lo siguiente: “Que se haya de medir todas especies de granos con medias fanegas, celemines, medios celemines y cuartillas castellanas, refinadas con los patrones y medidas que para ello tiene este lugar, excepto por lo que mira a la paga de los diezmos, que s6lo para esto se ha de poder hacer la medida por cahfces y barchillas, con la medida que Haman barchilla, bajo dicha pena”. En este sentido, cuando habia que pagar en barchillas se acudia al fiel de la tercia, cargo que se encargaba de pesar los diezmos y que en este lugar, se decfa, era el que mds entendia en esta medida. Por tiltimo sobre las medidas de capacidad se establecfa: “Que se haya de pesar y medir el vino, aceite y demas géneros con la medida de arroba, media arroba, azumbres, medias azumbres y cuartillos, pesos y pesas castellanas y no del Reino de Valencia, céntaros, cuartas ni otras semejantes, bajo la dicha pena arriba expresada”. 65 AMC, AC., Libro 5, fecha: 30/X1/1717, s. f. —44— Estas medidas hechas piblicas a finales de 1717 ponfan de manifies- to que pese a la abolicién de todo lo que supusiese normas del estado anterior a la entrada en vigor del reglamento castellano, los vecinos del lugar de Caudete seguian utilizando en sus transacciones la moneda va- lenciana, asf como también sus antiguas medidas tanto de peso como de capacidad, que eran las que habian utilizado siempre. Esta situacién que podria considerarse hasta casi normal, pues se necesitaba de un tiempo de adaptacién que incluso podia llevar afios como podemos observar con este ejemplo, forma parte de lo dificil de cambiar las mentalidades, el arraigo a unas costumbres que de la noche a la mafiana quedan abo- lidas. Fruto de la dificultad de aceptacién de los nuevos cambios es el ca- bildo celebrado en 1788, es decir acercdndonos a finales de siglo, en el que todavia por parte del concejo es necesario reiterar el cumplimiento de las normas establecidas en relacién a las medidas, ya que los vecinos de Caudete segufan utilizando medidas valencianas, lo que indica que un gran numero de transacciones comerciales realizadas entre los pro- pios vecinos como las que seguian realizando con villas y ciudades del Reino de Valencia segufa utilizando los patrones de medida anteriores a Ia abolicién de sus fueros. En este ayuntamiento se trata como por parte de algunos vecinos habian elevado quejas de que no se estaban utilizan- do las medidas correctas, sino que se estaban utilizando con arreglo al medio céntaro que se usaba en la ciudad de Alicante, lo que habia dado pie a que el concejo tomara cartas en el asunto y procediera a efectuar las diligencias oportunas®. Una nueva medida, que denota los cambios establecidos, fue la in- troduccién del papel timbrado. El establecimiento de aquel impuesto (timbre) seria aplicado obligatoriamente a todos los documentos de uso legal como, también, en los libros de los cabildos. En este sentido, el papel sellado para confeccionar los libros capitulares, donde se recogia todo lo contenido en las sesiones iba cargado con veinte maravedis. También se puede destacar que perduraban algunas costumbres anti- guas en esta poblacién pese a que se supone debfan estar abolidas 0 ser prohibitivas, pero todavfa en el siglo XVIII encontramos algunas de es- tas viejas costumbres que se habia practicado siempre, incluso cuando la poblacién de Caudete dependia de la ciudad de Villena. 66 AMC, AC., Libro 8, fecha: 20/V/1788, s. f. = AS Este es por ejemplo el caso de las vecindades. En 1730, D. Marcos José Enriquez de Navarra, vecino de la villa de Almansa y terrateniente en el lugar de Caudete, pretende avecindarse por considerar que en el término y jurisdiccién de esta poblacién tiene diferentes propiedades que para su mejor administracién es mejor que esté empadronado en este lugar, por no ser incompatible con la vecindad que tenfa en la villa de Almansa. Tras las gestiones necesarias el concejo caudetano lo ad- mite por tal vecino guardandole las exenciones de caballero hidalgo, es decir, las del pecho de su hacienda e impuestos de alcabalas, millones y de la sal, pero, por el contrario, si debe pagar el repartimiento de es- cuela y doctor, por ser costumbre antigua en este lugar. Como se puede observar el concejo habia sido inflexible ante ese tiltimo repartimiento el cual todos los vecinos del lugar de Caudete pagaban desde antiguo sin hacer distincién de estado. Una medida tan arraigada que no cabia la posibilidad de ser pasada por alto puesto que formaba parte de las costumbres practicadas en este lugar. Cinco afios mas tarde, 1735, D. Marcos José Enriquez de Navarra, decide que se le borre del padrén de vecinos de Caudete, argumentando que sus tierras estén bien cultivadas y administradas por persona que esta al cargo de ellas, asf como por el incremento que le supone tener que pagar las contribuciones que como tal vecino se le reparten, a lo que hay que afiadir lo contraproducente que para la honra de un hidalgo suponia estar inscrito en un padrén de repartimientos”. No contento con esta situacién, D. Marcos en 1746 se presenta ante el escribano de la villa, José Rey de Medina para que de testimonio de verdad de una ejecutoria de hidalguia que presenta expedida por la sala de Hijosdalgo de Granada con fecha 19 de diciembre de 1744, en la que se manda a los concejos y justicias de los lugares y jurisdicciones donde presentaren dicha ejecutoria se les tenga por eximidos de todo tipo de pechos™, Pero para entonces, visto el precedente que se habia intentado crear en Caudete en los afios anteriores, la villa en 1743 decide que lo que venia siendo una préctica desde tiempo inmemorial a esta parte de origen consuetudinario, tomase forma de real facultad, para resguardo de dicha costumbre, gesti6n que encargan al apoderado de Ia villa en 67 AMC, AC., Libro 5, fecha: 16/VII/1735, s. f. 68 AMC, AC., Libro 6, fecha: 15/XII/1746, s. f. —46— Madrid, D. Francisco Javier Fernindez Bustos para que solicite dicha facultad en la Camara de Castilla®. Dentro de los cambios ocurridos fruto de la abolicién de los fueros y costumbres en Caudete, conviene mencionar la supresién del modo de la tradicional gestién de las aguas que se realizaba a través de un tri- bunal al estilo del de las Aguas de Valencia, en el que estaba reglamen- tado todo el ordenamiento de reparto de las mismas, formas de riego, acequias, conducciones y balsas que habrfan de regar toda la huerta de esta poblacion. Con esta abolicién se habfa dado por acabado con una institucién que se habia creado a mediados del siglo XVI (1548) y cu- yos artifices habian sido los componentes del concejo en ese momento, a saber Gabriel Diaz, justicia de la villa, Salvador Bonete, Bernardo Golf y Miguel Juan Tallada, jurados, Juan Tallada, almotacén y Diego Sanchez, sobreacequiero, quienes se encargaron de redactar el primer corpus del “Libro del Sobreacequiero”, unas ordenanzas que constaban de treinta y ocho articulos”. Tras los cambios mencionados, la figura del “Sobreacequiero” 0 juez administrador de las aguas, fue sustituida por la del “Alcalde de Aguas”, cargo que recafa en el primer regidor que se nombraba en las elecciones anuales de cargos. Esta interinidad en el mismo tenia como todo su parte buena y su parte mala, es decir, la brevedad del tiempo en el cargo no permitia que estos alcaldes planearan delitos, tratos de favor 0 un aprovechamiento ilfcito del agua; por otro lado, el corto espacio de tiempo en este cargo no permitfa a quien lo regentaba poner en marcha planes de mejora en las infraestructuras y formas de riego, asf como velar por su mantenimiento. En este sentido, en la junta de herederos —regantes- del agua de “Arriba” celebrada en 1717, estos se quejan del estado en el que se encontraba la balsa, sefialando que tenia mucho tarquin e importantes pérdidas de agua, por lo que se decide contratar a tres personas que la limpien y subsanen dichas pérdidas”'. De igual modo, en 1725 se re- tinen los herederos de las aguas de “Arriba” y de “Abajo”, y en ella se decide limpiar las acequias, minados y balsa de Bogarra para evitar las pérdidas de agua; en esta misma junta se solicita al alcalde de aguas, 69 AMC, AC., Libro 5, fecha: 12/X/1743, s. f, 70 BANON MARTINEZ, A.: “Gobierno de las aguas de riego caudetanas”, Bailes del Nifio, 2003/2004, Caudete. 71 AMC.,AC., Libro 5, fecha: 4/IV/1717, s. f, -47- que se instaure la figura del arrendador de las aguas, cargo que ya habia debido existir y dado buenos resultados, para que mantenga siempre en perfecto estado las acequias y balsas como el establecimiento de las tandas de agua para el riego de plantaciones”. Ante estos problemas y otros de mayor gravedad, que se venfan suscitando desde hacfa ya unos cuantos afios relacionados con el mal gobierno de las aguas y el uso ilicito que se hacia de las mismas por parte de los regantes, cediendo a favores, dando agua a quienes no les pertenecfa sobre todo en el momento de las siembras, 0 haciendo un aprovechamiento ilegal para beneficio propio proporcionando las que- jas de muchos vecinos que indicaban como estos regadores Ilenaban los graneros de sus casas tanto de panizo u otras gramineas como de cereales. En 1726, a propuesta del concejo se decide elevar estas quejas al corregidor de la ciudad de Villena proponiéndole que acepte recupe- rar la figura del arrendador de las aguas a lo que el corregidor accede. Como se puede adivinar, la idea de implantar el oficio de arrendador de las aguas era para tener una gestidn mas transparente de este recurso. Ademis se recordaba que, en otros tiempos, es decir cuando esta pobla- cién habia gozado de su propia autonomfa y privilegios, para el buen gobierno y reparto de las aguas, efectivamente, ya se habia utilizado esta figura. Las medidas tomadas por parte del concejo de Caudete sera la de nombrar tres arrendadores, cargo que habria de recaer en personas de “toda ciencia y conciencia”, uno para las aguas de “Bogarra” por el que recibirfa un sueldo de treinta pesos, asf como el impedimento de sem- brar ticrras que fueran regadas por esta agua; otro para el agua de las “Suertes”, por el que recibirfa un sueldo de catorce pesos, y en este caso sin que la persona escogida pudiera tener bancal alguno en la zona re- gada por esta agua; por tiltimo, el tercer arrendador se harfa cargo de las aguas de “Arriba” con un salario de dieciocho pesos, de igual modo sin poder tener tierras dentro de la zona regada. Estos arrendadores, como asf quedaba establecido, no podfan tener bancal alguno dentro del radio de riego que albergaban dichas aguas, de forma que si esta norma se incumplfa perderfan los frutos cosechados en esas tierras. Por otro lado, los arrendadores se obligaban a cumplir todas las normas a través de una fianza que habfan de depositar en el concejo. Las multas econémi- 72 AMC.,AC., Libro 5, fecha: 21/X/1725, s. f. —48— cas que se pudieran derivar de estos arrendadores serian destinadas en parte a la limpia de acequias y balsas de dichas aguas, asi como también ala Real Camara. A estas medidas aprobadas por el concejo caudetano, se opuso uno de sus regidores, Pedro Gallur, quien sefialaba no estar de acuerdo en la forma en la que se habfan de hacer los llamamientos para el riego por considerar, como asf guardaba alguno de los capitulos de las viejas ordenanzas del agua, que para el buen gobierno de ellas “se habfan de rematar con candela encendida y a voz de pregonero, dando a entender que de otra forma las aguas se llevardn de balde, como de pocos afios a esta parte se ha visto.” ”. Por lo que al tema de las festividades se refiere, no parece que se albergaran demasiados cambios en lo que venia siendo costumbre fes- tejar, quizds porque en temas de la iglesia mejor no meterse 0 quizs porque la nueva situacién tras 1707 no tenfa por qué contravenir el ejercicio eclesial y las costumbres de los feligreses, las cuales por de- cirlo de algin modo, seguian otros derroteros. En este sentido, en la poblacién de Caudete desde tiempo inmemorial se venia celebrando todos los ocho de septiembre la festividad de Nuestra Sefiora de Gracia, patrona de dicho lugar; una festividad que se encargaba de recoger en romeria a su patrona desde su ermita y trasladarla hasta el pueblo. En estas procesiones, al igual que en otras, la villa representada por los miembros del concejo conservaba el derecho que resaltaban de inme- morial de evar las varas del palio en todas las funciones o darselas a personas de primera distincién que les pareciere. Por otro lado, en lo que se refiere a las festividades votivas de San Miguel y la de los santos de la piedra, San Abdén y San Senén, que eran considerados santos pa- tronos y protectores, durante el tiempo que estuvo esta poblacién bajo jurisdiccién de la ciudad de Villena estas festividades perdieron mucho interés y casi se realizaban a la fuerza, por cuanto se entendfa que mien- tras durase la situacién de sometimiento a dicha ciudad no tenia mucho sentido el realizar actos votivos a unos santos que se les consideraba auxiliadores. Sera con el fin del sometimiento a la ciudad de Villena, cuando estas festividades recuperen de nuevo su interés por parte del vecindario. Entre otras funciones que indican que en lo referente a las costumbres eclesiales que se venfan realizando en Caudete desde hacia mucho tiempo, no parecfan haber cambiado, se puede resaltar la facul- 73 AMC, AC., Libro 5, fecha: 24/11/1726, s.f. tad que los obispos de Orihuela, sede episcopal a la que pertenecia esta poblacién, habfan concedido a la entonces villa del Reino de Valencia para nombrar mayordomos y ermitafios en las ermitas del lugar con la funcién de cuidar de las mismas asi como de cobrar los caudales asig- nados a cada una de ella para su mantenimiento, como asf constaba en os libros parroquiales desde antafio. Un ejemplo de esta continuidad es el que encontramos en 1724, en el que D. Fray José Rodriguez de Cas- telblanco, obispo de Orihuela, como patrono de todas las ermitas del lugar, da la orden al concejo para que nombre personas beneméritas que cuiden de estos santuarios. En este sentido, para la ermita de Nuestra Sefiora del Rosario se nombra a D, Esteban Garcfa, presbitero, para la de San Sebastién y San Roque a D, Antonio Conejero y Ruiz, también presbitero, y para la del sefior San Antonio Abad a Francisco Carrién, todos vecinos de este lugar”. En definitiva como se ha podido observar, en lo fundamental de una serie de pautas que tenian que ver con transacciones econdmicas, como es el caso de la moneda o patrones de medida, con cambios en la gestién y régimen de las aguas, si se produjeron cambios con respecto al estado anterior a la incorporacién de la poblacién de Caudete a la jurisdicci6n de la ciudad de Villena, cambios que como se puede imaginar afectaban al quehacer diario de los vecinos de esta poblaci6n. Por otro lado, en lo que se refiere a otra serie de costumbres como es lo referente a las vecindades 0, sobre todo, las relacionadas con la iglesia se siguieron mas 0 menos su curso normal. Con todo, los cambios 0 aboliciones del estado anterior no Ilevaron a cabo Ia reaccién exaltada de los vecinos, quizés porque en el fondo siguieron perviviendo algunos usos forales que permitieron la transicién de un estado de cosas a otro sin demasia- das alteraciones. En este sentido, concluyen también algunos autores que han analizado algunos casos particulares”. 74 AMC.,AC., Libro 5, fecha: 23/1/1724, s. f 75 MORENO NIEVES, J. A.: El poder local en Arag6n durante el siglo XVIII. Los Regidotes aragoneses entre la Nueva Planta y la crisis del Antiguo Régimen, Zarago- za, 2004, Algunas de las conclusiones de este trabajo, entre ellas el por qué de la falta de reaccién ante la abolicién de un sistema politico de tan largo arraigo, se encuentra en la pervivencia de usos forales a escala local con el mantenimiento de la mayoria de las “ordenanzas municipales” a pesar de los intentos de adecuarlas a las nuevas directrices politicas, =50- CAPITULO 3 LA RECUPERACION DEL VILLAZGO Y LOS INTENTOS POR RESTABLECER LA INSACULACION. “...en las elecciones de los oficios de Justicia, Regidores y demas oficiales que componen este ayuntamiento, tenia estilo de tiempo inmemorial a esta parte de usarlos por encantaramiento y sorteo, encantarando de cuatro en cuatro aitos, aquellas personas mas titiles, prudentes, hdbiles e idéneas de esta villa para dichos empleos, con divisién de sacos...” 1 pleito seguido por Caudete contra la ciudad de Villena para la restitucién de su autonomia fue un camino duro en el que paralelamente existié la negociacién entre ambas para llegar a un acuerdo que compensara a las dos partes, pero al que nunca se Ile- 6". Tuvo que ser el fallo de los tribunales el que decidiera sobre esta cuestién; un veredicto que fue fallado por el Consejo de Castilla el 27 de septiembre de 1736, aunque no seria hasta el 1 de enero de 1738 cuando las actas capitulares se refieran a esta poblacién de nuevo como la villa de Caudete. Un aiio mas tarde, 1739, fue declarada, de nuevo, Villa Real restituida a sus antiguos privilegios, con total jurisdiccién y eximida de la ciudad de Villena, aunque seguiria agregada al Reino de Murcia. Para llegar hasta este momento, el camino recorrido habia comen- zado hacia ya bastantes afios. Con motivo de la paz de Viena -1725- en la que, entre otros puntos, se concreta el proceso de normalizacién y devolucién de bienes confiscados por ambas partes del conflicto”, es el momento también aprovechado por Caudete -1726- para pedir su sepa- raci6n de la jurisdiccién de la ciudad de Villena y restablecimiento a su estado anterior, no encontrando la respuesta deseada. Posteriormente, en 1731, de nuevo, lo volvié a intentar pidiendo que al menos se le devolviese su jurisdiccién ordinaria y condicién de villa aunque tuviere 76 Ver SOLER GARCIA, J. M*.: “Sobre la agregacién...”, art. cit. 77 LEON SANZ, V., SANCHEZ BELEN, J. A.: Confiscacién de bienes..., art, cit. —51- que quedar agregada al corregimiento de la ciudad de Villena, a lo que tampoco obtuvo una respuesta favorable”. Como hemos sefialado, no ser hasta 1736 cuando la poblacién de Caudete obtenga una real provisién que albergue el fallo favorable en su contencioso con Villena. Sin embargo, para llegar hasta aqué, la villa habia tenido que hacer un importante desembolso econémico”. Por otro lado, la emancipacién de este lugar va muy estrechamente unida al nombre del presbitero Luis Golf, vecino y natural de esta villa, quien permanecié durante cuatro afios en la corte de Madrid defendien- do los intereses de Caudete. Esta misma gratitud fue la que le quiso de- mostrar la propia poblacién de Caudete, que a través de los capitulares de la misma, mandé hacer un retrato del susodicho para ser colocado en la sala capitular de la villa, donde habfa de quedar perpetuamente para conocimiento y orgullo de las futuras generaciones de caudetanos"®, ademas de pagar todos los gastos que el propio presbitero se habia gas- tado durante su estancia en Madrid®. La recuperacion de la condicién del villazgo por parte de Caudete, iniciaba una etapa de desempefio de su propia jurisdiccion y autonomia como también el final del pulso que habfa mantenido con la ciudad de Villena durante todo este tiempo. Por otro lado, este logro fue entendido 78 AMC.,AC., Libro 5, fecha: 26/1V/1731, s. f. En esta acta se hace por parte de los capitulares de Caudete una propuesta de elevar al rey la peticién de que le devuelva a su estado anterior, librindole de la independencia de Villena. 79 AMC., AC., Libro 5, fecha: 21/V/1738, s. f. En este cabildo se sefiala que en afios pasados se gand por parte de esta poblacién una Real Provisién a cambio de pagar sus vecinos la cantidad de 6000 reales para el seguimiento del pleito contra la ciudad de Villena para eximirse de su jurisdiceién. Otra cantidad para que no se repartiese por parte de Villena el pecho que todos los aiios se pagaba a esta ciudad. Otra para que las elecciones de oficios de gobierno se hagan por el dia de Santo Tomas Apéstol; otra para que las hierbas de su término fuesen comunes a todos sus vecinos y Ja titima para que se done a esta villa la posesiGn de la jurisdicci6n ordinaria y demas privilegios que antiguamente tenia. 80 AMC.,AC., Libro 5, fecha: 1/1X/1738, s. f. 81 AMC., AC., Libro 5, fecha: 18/XII/1738, s. f. Por otro lado, a cambio de los gastos que le habja producido su estancia y el propio pleito, todo ello valorado en 257 libras de moneda valenciana, Ia villa le dio a titulo de venta, un pedazo de tierra situado en la Rambla de Malverde. En 1750, el Intendente de Marina de la ciudad de Cartagena manda restituir dicho pedazo de tierra que se le da a Luis Golf a los propios de Ia villa por no haber pedido permiso para hacer dicha donacién, ~52- como una oportunidad que se le brindaba a la villa para recuperar viejos privilegios y, en cierto modo, volver a la condicién anterior de 1707, lo que tampoco podia ser porque los tiempos que transcurrfan a las puertas de Ja cuarta década del siglo XVIII eran totalmente diferentes a los del comienzo de siglo. Efectivamente, el desenterrar alguno de sus privilegios, que habian quedado derogados y en desuso por el sometimiento como aldea de Villena al que habfa sido sometida por la administracién borbénica en aijos anteriores, suponia recuperar cierta porcién de algo con lo que se identificaban, y, en este sentido, la insaculacién, modelo con el que habjan Ilevado a cabo la eleccién de sus cargos de gobierno durante la época foral, era algo que resarcfa con creces sus esperanzas. Induda- blemente, autonomia e insaculacién eran entendidas por los lugarefios como dos aspectos inseparables, que habfan de caminar juntos en la nueva andadura que se habfa de iniciar; aunque lo que no esperaban es que el intento de recuperar la insaculaci6n les iba a traer tantos quebra- deros de cabeza. 3.1. Algunas notas sobre la insaculacién. Haciendo un poco de memoria, el desarrollo de la insaculacién se sitda en el reinado de Alfonso el Magnénimo y su implantacion tendria que ver con el intento de pacificar los municipios en la dificil coyuntura comprendida entre finales del siglo XIV y primer cuarto del XV. Sus inicios se sitéan en la zona de Aragon, Catalufia, Mallorca e incluso en algunos municipios valencianos. En estas tierras es a partir de la segun- da década del siglo XV cuando se comienzan a detectar las primeras manifestaciones de la insaculacién™, generalizandose en aiios posterio- res asf como durante el siglo XVI y XVII por numerosas poblaciones del Reino de Valencia. El mantenimiento de sus privilegios 0 fueros desde antiguo proporcioné que muchos de los municipios valencianos heredaran, en buena medida, los rasgos caracteristicos del municipio bajomedieval, perfodo en el que gozaron de tan amplias competencias 82 Xétiva obtiene el privilegio de insaculacién en 1427, Villajoyosa en 1443, Ori- huela en 1445, Alcira en 1446. =53— que incluso, han Hegado a ser calificados para este periodo de “estados en miniatura”. En la practica la adopcin de la insaculacién se consideraba la me- jor opcién barajada para reformar institucionalmente los municipios y poner fin a las rivalidades municipales, al nepotismo del racional, al malestar politico y a la creciente autonomfa y manejo de poder de las oligarquias y, en contraposicién, ampliar asi la base de electores**. Aunque también es cierto que a la larga este sistema desarrollé vias paralelas para acabar asentando a grupos oligarquicos que terminaron controlando el poder municipal mediante el control efectivo de la rafz de este sistema, es decir, a través del endurecimiento de los requisitos exigidos a los candidatos para poder formar parte de los insaculados**. Uno de los principios que establecfa la insaculaci6n era el caracter anual de los cargos, elecciones que se hacfan sobre la base de una bolsa de insaculados que cada cuatro afios se iba rellenando para cubrir las bajas producidas, normalmente, por fallecimientos. Segtin los lugares, aunque més 0 menos de forma generalizada, los requisitos que se esta- blecian para poder formar parte en estos sorteos exigian estar casados, residir en la localidad u otro lugar del reino, no desempefiar un cargo hasta transcurridos dos afios desde la ltima eleccién, etc. La renta tam- bién constituia un importante requisito para poder formar parte de la bolsa-de insaculados y a menudo el mfnimo de renta anual establecida para poder optar a estas elecciones situaban la cantidad en cuatrocientas libras mas o menos. También estos documentos de insaculacion podian contemplar la prohibicién para los candidatos de ejercer oficios viles 0 mecdnicos, e incluso de presentarse a la misma vez miembros de una familia. 3.2. El modelo de insaculacién en Caudete: cargos y elecciones. Por otro lado, el fallo de aquel veredicto a favor de Caudete que también le resarcia de sus privilegios, rapidamente puso en marcha a la 83 ALBEROLA ROMA, A.: “Autoridad real y poder local. Reflexiones en torno al desarrollo del procedimiento insaculatorio en los municipios valencianos durante la época foral moderna”, Pedralbes, n? 12, 1992, Univ. de Barcelona, pp. 9-38. 84 FELIPO ORTS, A.: Insaculacién y élites de poder en la ciudad de Valencia, Alfons el Magnanim-IVEL, Valencia, 1996, p. 13. 85 ALBEROLA ROMA, A.: “Autoridad real y...", art. cit. —54— villa para recuperarlos. Quizas las ordenanzas del privilegio de insacu- lacién, fueron las que més rapido se intentaron restituir, lo cual puede ser entendido como una forma de querer dar a entender que Caudete habia recuperado las riendas de su propio autogobierno. Por ello, se volvié a instaurar el sistema de eleccién de gobierno que habia sido usado hasta el afio de 1707, recuperando una forma de dar los cargos por sorteo como se habia utilizado en Ia villa al menos desde 1604, por privilegio de insaculacién segtin los datos que nos ofrecen algunos au- tores®®, aunque en cualquier caso, lejos de las primeras concesiones de este privilegio que se dan en torno a la segunda década del siglo XV en la zona valenciana’’. Entre tanto, para la eleccién del ayuntamiento anual de 1739, que como todos los anteriores se habfan venido realizando a finales de di- ciembre, en este afio de 1738 se realizan los nombramientos segtin lo mandado por las ordenanzas de la insaculacién, lo que constituye un estupendo ejemplo para conocer cémo se habian dado los cargos de gobierno hasta 1707. En primer lugar, se recordaba que habfa que constituir el saco 0 bolsa de insaculados, que se habia de hacer para cinco afios, y la que habia de albergar siempre a las personas mas idéneas, habiles y acaudaladas de la villa. Por otro lado, en la conformacién de esa bolsa siempre habia que guardar, en todos los casos, los huecos y el parentesco entre insacu- lados. De esta forma se procedfa a elegir los cargos del consell, érgano municipal donde se reunfan en sesiones de gobierno las figuras de justi- 86 Véase TORRAS | RIBE, J. M.: “El procedimiento insaculatorio en los munici- pios de los reinos de la corona de Aragén, entre la renovaci6n institucional y el so- metimiento a la monarquia (1427-1717)", en Jer6nimo Zurita. Su época y su escuela. Zaragoza, 1986, p. 342. ALBEROLA ROMA, A.: “Autoridad real...”, art. cit., pp. 20-21. El conjunto de poblaciones que consiguen el privilegio de insaculacién antes de 1604 estarfa formado por Liria, Biar, Pendguila y Caudete. 87 Conviene recordar que Ia andadura de Caudete dentro de la Corona de Aragén se inicia en 1422, siendo posteriormente adquirida por la villa de Onteniente en 1446; véase LOPEZ SERRANO, A.: “En torno al término Burrihardn en la frontera entre Castilla y el Reino de Valencia.”, Revista del Vinalopé, n° 8, 2005, pp. 63-88. -35- cia, jurados, almotacén, sobreacequiero y sindico procurador general y baile, estos dos tiltimos nombrados por los delegados del rey**. Sin embargo, pese a utilizar el sistema de insaculacién en este afio de 1738, estos antiguos cargos no fueron recuperados, quizds porque no tenfan sentido en los nuevos tiempos, en los que, como es sabido, la villa se encontraba jurisdiccionalmente unida a territorio castellano e incorporada al esquema administrativo y municipal de Castilla. El desempolvar cargos que, se quisiera 0 no, formaban parte de un tiempo pasado, era algo que no estaba acorde con las nuevas circunstancias y por ello el tipo y la nomenclatura de los cargos utilizados fue la vigente en Castilla, es decir, se siguieron manteniendo los cargos que hasta ese momento se habjan utilizado en Caudete siendo ésta aldea de Villena. La costumbre mandaba que se formaran tres sacos de insaculados, diferenciados normalmente por su color; los “encantarados”, término utilizado para denominar a aquellos que formaban el grupo de esco- gidos y que cumplian los requisitos exigidos en las ordenanzas de las elecciones para un periodo determinado, en este caso cuatro afios; se- rian las personas que en ese intervalo de tiempo podian salir sorteadas para ocupar los cargos de alcaldes y regidores. En el primero de los sacos se ponfan diez redolines con el nombre de diez personas; el primer nombre sorteado en este saco serfa para designar el cargo de primer alcalde ordinario, y el segundo para primer regidor conllevando también el cargo de alcalde de las aguas, cargo que equivalfa al antiguo “sobreacequiero”; de igual forma éste también 88 Los principales drganos administrativos, tanto colegiados como unipersonales, de estos municipios son similares, aunque ello no impide detectar cierta heterogenci- dad de unos municipios a otros. El modelo de la capital del reino fue el que irradié al resto del territorio valenciano. Con algunas diferencias encontramos siempre simi- ares cargos unipersonales y organismos colegiados en las diferentes poblaciones. El consell, érgano supremo de representaci6n del municipio en el que oscila el niimero de representantes y la extracci6n social de sus miembros. El justicia o justicias, junto con Jos jurados se erigian en los oficios de mayor rango en virtud de las atribuciones de gobierno, justicia y gestign que tenfan encomendadas. El almotacen 0 mustagaf co- rrespondian amplias competencias que iban desde Ia verificacién de pesos y medidas hasta la vigilancia urbanistica, pasando por el control de la calidad y precios de los alimentos. Racional o clavario, claves en el organigrama municipal, les correspondia la vigilancia y control de los ingresos y gastos. En Caudete el organigrama municipal estaba formado por: justicias, jurados, almota- cen, acequiero, sindico y baile. = 56- serfa el encargado de tomar la vara que antiguamente Ilevaba el almota- cén, erigiéndose asf ademés en juez de pesos y medidas. En el segundo saco se ponian cinco redolines con el nombre de cinco candidatos; de este saco salia la persona elegida como segundo alcal- de. En el tercer saco, se colocaban quince redolines con el nombre de otros tantos candidatos, de donde salfan los sorteados para regidores, concretamente tres. Si en el transcurso del afio de ejercicio del cargo, alguno de los electos fallecia se habria de reponer con otro sorteado de su respectivo saco. También, en esta eleccién de 1738 se eligieron dos nuevos cargos, que no habfan aparecido durante el primer tercio del XVIIL, como eran el de alguacil mayor, tipico cargo que se podia encontrar en los conce- jos castellanos, asf como el de la figura del sindico procurador general, una especie de defensor del pueblo, cargo éste que sin embargo si habia aparecido en el periodo foral de la villa. Estos dos cargos eran elegidos a propuesta del nuevo concejo entrante. Por otro lado, el privilegio de insaculacién preveia que ninguno de los insaculados podia ejercer oficio vil o mecénico alguno, asi como fal- tar al cumplimiento de sus obligaciones 0 cometer delitos o malos pro- cedimientos, como tampoco deber a la villa porcién alguna de dinero. En cambio, para poder optar a ser insaculados en el primer y segundo saco, es decir para los oficios de alcaldes ordinarios y primer regidor y alcalde de las aguas, los mas importantes, habia que tener una renta igual o superior a seiscientos pesos, y los del tercero, es decir para los cargos de regidor, de al menos trescientos, sin incluir en ninguna de ellas las rentas que pudieran aportar sus cényuges. Obviamente, con estas condiciones la criba de vecinos que podian optar a ser insaculados y por tanto poder participar del ejercicio del poder municipal era muy grande, quedando reservado, tan s6lo, para un reducido grupo de indi- viduos que podian demostrar la renta econémica exigida, es decir, las riendas del gobierno quedaban a manos del grupo social més adinerado de la villa. La exigencia de poseer un minimo de renta para poder for- mar parte de la bolsa de insaculados era entendido como un requisito que permitfa a cualquiera de los posibles electos poder atender con toda dedicacién las tareas de gobierno de la villa. En esta primera eleccién de cargos tras la recuperacién del villazgo, de la que tanto se congratulaba el sector que con més empeiio se habia opuesto a las negociaciones con la ciudad de Villena, y que constituia S= una numerosa parte del grupo de vecinos que ese dia concurrian a las elecciones, dieron un golpe de autoridad constituyéndose en el tinico grupo que podfa formar parte en el sorteo de constitucién del nuevo ayuntamiento, dejando patente que exclufan de ser insaculados a todos aquellos vecinos que no les habfan ayudado en el pleito seguido contra Villena. Esta reaccién produjo un malestar en el resto de vecinos, lo que facilité que se produjeran en estas elecciones algunos altercados. Tras el acto de eleccién del nuevo ayuntamiento, ese mismo dia 22 de diciembre por la tarde se hacfa la toma de posesién, acudiendo al mismo los nuevos cargos electos que se habfan de hacer con las riendas de la jurisdiccién ordinaria y del gobierno de la villa. En ese acto en el que se procedfa a jurar la lealtad a los cargos, una de las consignas que se establecfan era defender todos los fueros y privilegios de la villa. De esta forma, los cargos electos quedaban de la siguiente manera: las alcaldfas ordinarias recafan en Pedro Golfe y Pablo Verdti Menor, primero y segundo alcaldes respectivamente, Pedro Gallur tomaba la posesién como regidor y alcalde de aguas y juez de pesos y medidas, Miguel Conejero Ruiz, Carlos Dfaz y Domingo Roca, regidores®. El primer ayuntamiento formado de nuevo, tras tres largas décadas, por privilegio de insaculacién, se habfa constituido, 3.3. La nueva configuracién de los ayuntamientos en Caudete. La nueva situacin que se habia iniciado en Caudete con la eleccién de sus gobernantes a través del procedimiento de la insaculacién, todo un simbolo de la recuperacién de su autonomfa e identidad en lo que parecfa ser una nueva andadura iba a suftir un serio revés cuando por parte del presidente del Consejo de Castilla, el Cardenal Molina, remite una carta al sefior D. José Martinez Villanueva, corregidor de la ciu- dad de Villena, donde se le hace eco de los desérdenes que se habjan producido en la villa de Caudete en la eleccién de oficios de justicia y gobierno para el aiio de 1739, donde sefiala que se habfan contravenido totalmente las leyes del Reino, argumentando que no se habian guar- dado los huecos ni parentesco debidos, haber hecho insaculacién de personas para las elecciones de cargos estando prohibida y haber nom- 89 AMC., AC., Libro 5, fecha: 22/XII/1738, s. f. —58- brado un regidor mas de los que tenfa, cuando no disponfa de facultad para ello”. Esta posici6n del presidente del Consejo de Castilla dejaba en franca contradiccién la resoluci6n del pleito seguido con la ciudad de Villena, sobre todo en lo referente a la recuperacin de sus privilegios, ya que la insaculacién era uno de ellos, cosa que no parece aceptarse. Por otro lado, segtin la resolucién de este pleito la jurisdiccién del corregidor de Villena ya no alcanzaba sobre la jurisdiccién ordinaria de Caudete, ni en ningin otro dmbito, pero atin asi el presidente del Consejo de Castilla manda que pase el corregidor a esta villa y cese en sus cargos a los alcaldes y regidores elegidos por insaculacién para el afio de 1739, poniendo de manifiesto la prohibicién de antiguas pricticas forales, y la convocatoria de nuevas elecciones de cargos presidida esta vez por el justicia mayor de Villena en los términos que sefialaban las leyes del Reino. De esta forma quedaba de nuevo prohibido y finado el uso de las insaculaciones, asf como reducido a tres el ntimero de regidores en el ayuntamiento caudetano, anulando la figura de un cuarto regidor que los del lugar habian elegido para equiparar el ntimero de capitulares con los antiguos cargos forales; por otro lado, se manten(a la figura del sindico procurador general, encargado de defender los derechos del co- mtin, asi como la figura del alguacil mayor. Estas Grdenes establecidas se aplicarian casi de inmediato para la constitucién del nuevo ayuntamiento, asf el mismo dia que se daba lec- tura a la carta del presidente del Consejo de Castilla en el ayuntamiento de Caudete se procedia a la anulacién del mismo y al nombramiento de la nueva corporacidn. A esa sesién asistié el propio corregidor de la ciudad de Villena en calidad de representante regio y como juez de co- misiOn expresamente designado por el cardenal Molina para velar que se cumplieran las leyes del Reino en materia municipal. Como se puede percibir la autoridad real, tan lejana y a la vez tan cerca, canalizada a través de la figura de ministros y delegados regios se hacia presente en la villa de Caudete, poniendo de manifiesto el especial celo con el que se habfa de hacer cumplir las nuevas leyes municipa- les impuestas por los Borbones en la Espaita dieciochesca, asf como la eliminacién de cualquier resquicio de privilegios forales que pudieran comprometer 0 contradecir las nuevas leyes del estado. Estas medidas también serfan aplicadas, aunque con otras caracteristicas, al otro lado 90 AMC. AC., Libro 5, fecha: 15/11/1739, s. f. —59- de la frontera castellana donde se harfan presentes a través de la apli- cacién de los decretos de Nueva Planta; serfa el ordenamiento juridico- politico castellano el que provocarfa un cambio brusco y cualitativo en la composicién social de las instituciones locales dando al traste con los antiguos cargos. En resumen, la abolicién de los fueros se inscribfa en un amplio programa politico en el que la centralizacién era el corola- tio de la unificaci6n legislativa puesto en marcha por la administracién borbénica”'. Volviendo de nuevo a la escena caudetana, para los nuevos nombra- mientos se reunié al ayuntamiento que habia gobernado en 1738, tilti mo que se habia constituido en Villena, y que habia estado formado por os sefiores Francisco Carrién y Dfaz y Francisco Golfe como alcaldes ordinarios de la villa, Jacinto Conejero, regidor y alcalde de las aguas, Pablo Verdi Menor y Agustin Figuera Roca también regidores. Estos serfan los encargados de nombrar a los nuevos capitulares siguiendo una serie de indicaciones recibidas de parte del corregidor quien ac- tuaria como juez de comisién. Los nuevos cargos habian de poseer la habilidad y suficiencia necesarias para desempefiar los oficios de go- bierno. De igual modo, habrian de ser hacendados, es decir, importantes propietarios de tierras y otros bienes que les proporcionaran Ia renta suficiente para mantenerse con la “decencia” que exigfan los cargos de gobierno, evitando asf la devaluacién social de los oficios. Con estas condiciones, los cargos que habia que nombrar eran dos alcaldes encargados de la justicia ordinaria, mas tres regidores, uno de ellos encargado de la gestin de las aguas, misién de la que se encarga- rfa a través del ejercicio del cargo de alcalde de las aguas, més la figura ya mencionada de un sindico y un alguacil mayor. En estos nombramientos de nuevo se exigfa que se guardaran los huecos y parentesco pertinentes, es decir, que los cargos salientes no podian clegir para los nuevos cargos entrantes a familiares como padres, hijos, hermanos, cufiados, “...ni otros de la naturaleza de estos enlaces inmediatos...”” para evitar asi la aparicién de bandos y corruptelas que entorpecieran el buen funcionamiento de la institucién concejil y de los gobernantes. 91 GARCIA MONERRIS, E.: La Monarquia absoluta y el municipio borbsnico (1707-1800), CSIC, Madrid, 1991, p. 111 92 AMC., AC., Libro 5, fecha: 15/II/1739, s. f. = 60- En este sentido, los cargos salientes se obligaban a hacer una elec- cién transparente sobre los més adecuados para servir al rey y al bien de la “repiblica” -la villa- sin entrar en motivaciones partidistas y sf en las cualidades de los candidatos. Este perfil que se recomendaba tenia, por otro lado, una serie de inconvenientes como era que no abun- daban demasiados hombres que pertenecieran a importantes familias, asi como que destacaran por su destreza en asuntos de la res publica; buen ejemplo de esto era la contratacién que la villa hacfa de asesor, es decir, de hombre de leyes que se encargara de encauzar y resolver los asuntos de tipo juridico que se presentaran, y normalmente siempre era alguien de fuera de esta poblacién®. La mayorfa de los vecinos de la vi- Ila, como los mismos sefialaban, se ocupaban “...los mas del cultivo de sus campos, Viiias y arboledas, y estar separados de la concurrencia que habilita la politica para la mayor inteligencia y manejo de las cosas del gobierno” * . Como ejemplo de la condicién de alguno de los cargos es el caso de Agustin Figuera Roca, uno de los alcaldes ordinarios, que era labrador; oficio que lo encontramos ejerciendo en 1752 en una heredad sita en la cafiada del Pulpillo, termino municipal de Yecla, que habia tomado en arrendamiento de manos de D. Francisco Ortufio, vecino y regidor de esta villa. Volviendo a la citada sesién para la constitucién de nuevos cargos para 1739, se hizo eleccién de nuevos individuos. Para los cargos de alcaldes ordinarios se nombraron, en primer lugar a Juan Herrero Tor- tosa y como segundo alcalde a Francisco Herrero Ferrer. Como primer regidor y alcalde de aguas se nombré a Bartolomé Amorés Samateu, persona de la que se decia ser habil ¢ inteligente y que encajaba perfec- tamente para el gobierno de las aguas, ademds sus electores lo tildaban de “...un hombre hacendado y de las primeras familias de este pueblo”. Con las mismas caracteristicas se procedié también al nombramiento de dos regidores mas, José Sanchez de Cristébal y Juan Conejero Ortufo, en quienes sefialaban concurrian también las habilidades y calidades necesarias para desempefiar dichos oficios. También fue nombrado el cargo de sindico en la cabeza de Pedro Sanchez Almodévar y para al- guacil mayor a Jaime Algarra y Golfe. Con estos nombramientos se 93 AMC.,AC., Libro 6, fecha: 16/V/1747, sf. En este cabildo se indica que el ase- sor nombrado por los capitulares de la villa es el Licenciado D. Miguel Mufioz Ortega, Abogado de los Reales Consejos y regidor perpetuo de la villa de Yecla. 94 AMC.,AC., Libro 5, fecha: 15/1/1739, s. f. -61- cubrian los cargos de justicia y de gobierno necesarios para poner en marcha el nuevo ayuntamiento. sta forma de elegir a los cargos recordaba en cierto modo la de nombrar los ediles y alcaldes pedaneos de Caudete hasta 1738 por parte de los capitulares de la ciudad de Villena, y ponia de manifiesto cudl iba a ser la dindmica en los afios sucesivos. Los cargos salientes all por el veintidés de diciembre de todos los aiios Ievarian a cabo los nuevos nombramientos de justicias y regidores del afio siguiente, y asf sucesivamente. Se trataba pues de un sistema diferente al que habia implantado en el resto de Castilla 0 el que se pretendia implantar en las poblaciones de la Corona de Aragén y en las vecinas localidades valencianas. Aunque para el nuevo sistema de eleccién de gobierno caudetano, hemos de seftalar, que dichos cargos se fueron adecuando a un determinado perfil social que coincidfa con los individuos y fa- milias mas acaudaladas, hacendadas y socialmente reconocidas en la villa, grupo este sobre el que el sistema se adaptarfa adecudndolo a un proceso rotativo, lo cual significaba la exclusién de la mayor parte de los vecinos para el gobierno. Esta forma de acceder al poder como sefialébamos mis arriba no era la que se usaba en el resto de Castilla, donde como es sabido, y mas a la altura del siglo XVIII, en la mayorfa, por no decir todas, las villas y ciudades, los cargos se hallaban patrimonializados en manos de un reducido grupo de familias que en su momento habfan participado en procesos de compra de cargos, cuando estos habian sido enajenados por parte de los reyes, especialmente, durante los reinados de los Austrias Menores®’. Ademis estas familias se iban sucediendo en el poder a tra- vés de mecanismos como el uso de las renuncias sin dar opci6n al resto del vecindario. También este sistema terminé siendo un procedimiento injusto socialmente aceptado. Del mismo modo sucedié en la Valencia 95 Paral caso de Villena ver AZORIN ABELLAN, J.: Las “familias poderosas”..., opus cit., especialmente el capitulo TI. Para observar ejemplos castellanos ver MOLI- NA PUCHE, $.: La construccién de..., opus cit. HERNANDEZ BENITEZ, M.: A la sombra de la Corona, Poder local y oligarqufa urbana (Madrid, 1606-1808), Madrid, 1995, Sobre la venta de oficios ver TOMAS Y VALIENTE, F:: “La venta de oficios de regidores y la formacién de las oligarquias urbanas en Castilla (siglos XV-X VII)”, en Gobierno ¢ instituciones en la Espafia del Antiguo Régimen, Madrid, 1982, pp. 151- 177. DOMINGUEZ ORTIZ, A.: “La venta de cargos y oficios ptiblicos en Castilla y sus consecuencias econémicas y sociales”, en Instituciones y sociedad en la Espafia de los Austrias, Barcelona, 1985, pp. 146-183. -62- postforal donde entre 1739 y 1742 se otorgaron doce plazas de regidor por juro de heredad® siguiendo en este aspecto el modelo castellano. Esto tampoco fue lo que sucedié en Caudete porque en ningtin mo- mento los oficios de gobierno fueron incorporados a patrimonios parti- culares, ni habia habido tradicién de esto en Ja época foral. En ningin momento en las décadas posteriores a la recuperacién del villazgo he- mos podido percibir que se iniciara una carrera por parte de familias de Caudete para incorporar los oficios de gobierno a sus patrimonios a través de la compra de estos, cosa que por ejemplo no podemos decir lo mismo en Io referente a casos en los que se intenta obtener la condicién de hidalguia’”. Sobre no haber elevado ningiin individuo peticiones a la Cémara de Castilla para obtener regidurias en propiedad, cosa que sucedfa en otras localidades castellanas sin ningtin reparo, podria haber incidido, como sefialébamos mas arriba, el peso de la tradicién de la insaculacién en este lugar donde los cargos no fueron patrimonializados sino que eran propiedad de la villa; por otro lado, también la vigilancia con la que se habia seguido la nueva andadura de Caudete como villa a partir de 1738 y los sucesos acaecidos y denunciados por el Cardenal Molina, presidente del Consejo de Castilla, durante las elecciones para el afio de 1739, es seguro que condicionaron el camino a seguir sobre posibles peticiones para obtener regidurfas por juro de heredad. Volviendo a la insaculaci6n, ésta vieja formula para elegir los cargos de gobierno que se habfa intentado de nuevo implantar en 1738 adap- téndolo a los nuevos tiempos y cargos, no seria admitido por las nuevas leyes del reino, cuyos principios se encontraban en la Nueva Planta mu- nicipal como ya hemos comentado, siendo en consecuencia, de nuevo, apartada como modelo para elegir los ayuntamientos. Buena prueba de querer hacer desaparecer todo lo que recordara al privilegio de insaculacién es la medida ejemplarizante que se toma de inutilizar los sacos que se usaban en estas elecciones asf como la vara del almotacén, signos materiales de un tiempo pasado en los que los fueros y costumbres reglaron la vida cotidiana. En este sentido, bajo la atenta mirada del corregidor de Villena se abrié el arca que servfa de 96 GARC{A MONERRIS, 97 Tales el caso de D. Francisco Cebria que se pasa varios afios pleiteando con el coneejo de Caudete para que este le reconozca la condicién de hidalgo que asegura haber ganado en la sala de hijosdalgos de la Chancilleria de Granada, La monarquia absoluta..., opus cit., p. 126. -63- archivo de la villa, ubicada en la misma sala capitular, y de ella “...se sacaron tres sacos en que habia unos redolines y en ellos unas cédulas con los nombres de diferentes sujetos vecinos de esta villa, las que se rasgaron arrimando los sacos para que no sirviesen, ni dichos redolines para el efecto que estaban preparados. Y asf mismo, una vara alta con cuatro cabos de plata que era insignia de los fieles almotacenes confor- me a las leyes y fueros de Valencia, se recogié en dicha arca para no usar més de ella para dicho efecto.” **. De esta forma se crefa escribir el epitafio de un privilegio que la villa pensaba que habfa recuperado cuando se enajené de la ciudad de Villena; otra realidad muy distinta, fue que lejos de creer recuperarlo cuando esta recobré su autonomia, se encontré que las nuevas leyes municipales habrian de castellanizar, aunque con pequefios matices, el concejo de esta villa. 3.4, Los intentos de restaurar el modelo de insaculacién en el reina- do de Fernando VI. La muerte en 1746 de Felipe V supondria la llegada al trono espafiol de su hijo Fernando VI, un rey con un talante mas conciliador y mas accesible a todos; prueba de ello es que restaura la vieja costumbre de las audiencias ptiblicas que habian sido desterradas por su padre, lo cual de cara a su pueblo lo hacfa més cercano. Un nuevo aire de esperanzas se habria con Ia llegada de este rey al trono, Aquella consigna de “a rey muerto, rey puesto”, ahora més que nunca iba acompafiada de renovadas ilusiones y esperanzas para los vecinos de la villa de Caudete en su ya largo camino recorrido por recu- perar sus antiguos privilegios. La villa en este nuevo perfodo volverd a la carga con su pretension de recuperar el privilegio de insaculacién, y para ello no habia mejor momento que la Ilegada de un nuevo rey al trono de Espafia. En sus reivindicaciones sé van a acoger a la real provisién dada por Felipe V en 1734, La noticia de la proclamacién de Fernando VI fue difundida por la villa de manos de un agente de la corte, ya que a fecha de 17 de agosto de 1746 de forma oficial todavia no habia Ilegado la vereda del corregi- dor de la ciudad de Murcia que hiciera ptiblica esta noticia, ni los actos 98 AMC.,AC., Libro 5, fecha: 15/11/1739, s. f. que se debian evar a cabo por dicho nombramiento, por lo que los capitulares de la villa decidieron que en los sucesivos dias se celebraran una serie de actos aprovechando que se encontraba en la villa el obispo de Orihuela. Como era costumbre en Castilla, la subida al trono de un rey era recibida con la celebracién de proclamas, vitores y festejos que preten- dian expresar la fidelidad, lealtad y amor con el que el pueblo recibia a su nuevo monarea, y eran actos en mayor o menor medida celebrados y concurridos en muchas villas y ciudades de los reinos hispénicos. En este sentido, especialmente ruidosas fueron las jornadas festivas que dedicé la villa de Caudete a la proclamacién de Fernando VI, a la que acudieron numerosos visitantes de lugares de alrededor. Entre los actos que se Ilevaron a cabo hubo desfiles en los que participaron el clero de la villa, encabezado por el obispo de Orihuela, acompafiado de Jas comunidades religiosas de Nuestra Sefiora del Carmen y de Capu- chinos, asf como del clero de la parroquial, y de otro lado, la nobleza, personas de “visible honrosidad”, asf como el resto del pueblo y los capitulares de la villa. Estos tiltimos salieron de las casas consistoriales alzando el real estandarte que se encargé de llevar el alcalde ordinario Pedro Sanchez, comitiva que era acompajiada por un cuerpo de fusi- leros que fueron disparando salvas durante todo el recorrido al mismo tiempo que acompaiiaban el carro engalanado que portaba la efigie de Fernando VI hasta la plaza mayor de la villa, donde se acumulaba el grueso de la multitud. Alli tras continuadas vueltas a la plaza y gritos de aclamacién para el nuevo rey, el decano de los regidores Francisco Gol- fe tomé la palabra para exclamar: “...oid, atended, escuchad, Espafia, Castilla, Caudete, por nuestro Rey y Monarca, el Sefior Don Fernando Sexto...°. Esta exclamacién clasica en la proclamacién de un nuevo rey, en este caso, iba cargada de intencionalidad poniendo de manifiesto algu- nas cosas importantes en las que conviene que precisemos. La villa de Caudete con esta proclamacién pretendfa mostrar y dejar fuera de todo tipo de dudas, a estas alturas del siglo XVIII, su castellanizacién y dar una imagen de villa fiel a su rey, iniciando asi una nueva etapa de recon- ciliacién que era la tinica forma de poder, en algtin momento, arrancar alguna merced real que le beneficiara, asf como mejorar las relaciones con la Corona ya que durante el reinado anterior de Felipe V las cosas 99 AMC., AC., Libro 6, fecha: 13/IX/1746, s. £, ~65- no habfan ido muy bien. Proclamas de este mismo tipo también habjan servido para limar asperezas en otros lugares donde se pretendia lavar la imagen que se habfa podido dar en los acontecimientos de la guerra de Sucesién. Este, por ejemplo, habia sido el caso de la ciudad de Ali- cante cuando subié al trono de Castilla el joven Luis I, en 1724, donde el regidor decano de esta ciudad grit6 por tres veces “jCastilla y Alican- te por el Rey nuestro Seftor D. Luis I!” 100, Siguiendo con los festejos, los vitores lanzados a favor de Fernando VI fueron seguidos de repetidas descargas por parte de la compafifa de fusileros como del lanzamiento de sombreros. La procesién discurrié por la calle Nueva, la calle Ancha y la calle Mayor, a cuyo paso se po- dia observar el engalanamiento de ventanas y balcones de las casas con colgaduras y adornos creando un bonito escenario. También durante la noche prosiguieron los festejos, esta vez con el lanzamiento de fuegos artificiales, luminarias y descargas de los fusileros. Asi, durante tres noches seguidas hubo fuegos artificiales en honor al monarca. De esta forma pues, la villa de Caudete quiso recibir la Ilegada al tro- no de Espaiia de Fernando VI, y demostrar su fidelidad. Como hemos podido percibir, ese juramento popular se hizo a favor del nuevo “rey, de Caudete y de Castilla”, una formula utilizada como sinénimo de fidelidad y unidad. De esta manera podemos apreciar como el paso de Jos afios, cuarenta desde su incorporacién a la Corona de Castilla, habia ayudado a conformar un nuevo lenguaje mucha mis conciliador. La subida al trono de Fernando VI, fue recibido, como hemos po- dido ver, por la villa de Caudete con gran juibilo porque para esta po- blacién representaba una nueva oportunidad de poder recuperar ciertos privilegios que durante el anterior reinado se les habfa negado. En este sentido, de nuevo se vuelve a la carga para recuperar el privilegio de insaculaciOn que les permitiera elegir a sus gobernantes segtin las vie- jas ordenanzas que regfan este sistema, y que en cierto modo suponia volver a recuperar parte de sus fueros y costumbres. La cuesti6n pues 100 MAS Y GIL, L.: La casa consistorial y las proclamaciones de los Reyes del linaje Borbén en Alicante, Alicante, 1962, pp. 69-75. Estos ejemplos muestran que el lenguaje utilizado levaba incorporado el ideario de unidad entorno a la Corona que habia intentado implantar las leyes uniformistas y centralizadoras que habfan surgido del decreto de Nueva Planta ¢ implantado en los territorios de la Corona de Aragén. Un lenguaje que al menos de cara a la galeria pre- tendfa dar a entender un mensaje de unidad. ~66— era de gran dificultad en una Espafia, la que se acercaba a mediados del siglo XVII, que se habia marcado enterrar todas estas cuestiones referentes a privilegios y fueros antiguos que impidieran la accién real, sobre todo en aquellos lugares de la Corona de Aragén. Sin embargo, en el cabildo celebrado en 16 de mayo de 1747 los capitulares de la villa esa mafiana reunidos plantearon la posibilidad de volver a la carga para intentar recuperar el viejo sistema de la insacula- cidn, lo que significarfa recuperar un apreciado signo de identidad. Para ello proponian que nunca mis se repetirfan los incidentes que habfan sucedido en las elecciones del treinta y ocho, primeras en las que la villa habia clegido a sus gobernantes tras haber recuperado su autono- mia y condicién de villa, en la que entre otras cosas, se habia intentado rescatar viejos cargos de gobierno forales asf como Ia incorporacién de un regidor mas al gobierno de la villa lo que fue sancionado por la Camara de Castilla obligéndoles a desterrar de sus elecciones la insa- culacién pasando a un sistema de nombramientos por votos. Por otro lado, también argumentaban que la nueva eleccién de oficios por vo- tos habfa Ilevado a propagarse por entre los capitulares “...discordias, odios y malas voluntades que se originan en votar los regidores en su Ayuntamiento...”"°! , y que por tanto no era la mejor forma para elegir los gobernantes de un pueblo porque era muy propenso que esto deri- vara en banderfas y posiciones partidistas que pudieran conducir a una oligarquizacién del poder". Por todo ello incidfan una vez més en recuperar la vieja formula de la insaculacion para nombrar los cargos de gobierno que al estilo castellano tenia asignados la villa, de un modo que consideraban més justo como era a través del encantaramiento de una serie de personas que durante un periodo determinado serfan elegidos a suertes de entre tres sacos diferenciados que albergarfan los nombres de los més apro- piados y habiles para ocupar cargos de gobierno. Para evitar fraudes en este tipo de elecciones los cdntaros que guardaban los nombres de los candidatos serian custodiados en el areén que servfa de archivo y que se hallaba cerrado con tres Ilaves, una que guardaba el primer alcalde, 101 AMC., AC., Libro 6, fecha: 16/V/1747, s. f. 102 Sobre la formacién de bandos ver LEMEUNIER, G.: “Una gente belicosa y de dnimos altivos. Sobre los bandos murcianos de la época moderna”, en Economia, sociedad y politica en Murcia y Albacete (siglos XVI-XVII), Academia Alfonso X el Sabio, Murcia, 1990, pp. 267-296 ~67~ otra que custodiaba el primer regidor y una tercera que guardaba el es- cribano de la villa. Para mas detalles sobre la formula de eleccién de cargos de gobierno que se queria recuperar por parte de la villa de Caudete, en ese mismo cabildo los capitulares redactaron una serie de reglas con los criterios que se habian de seguir en las elecciones para que la Camara de Castilla pudiera percibir que se trataba de un sistema justo. En primer lugar, sefialaban que en un mismo afio no podfan ser sorteados individuos con un grado de parentesco cercano como era el caso de padres, hijos, hermanos, suegro, yerno, cufiados, etc., de forma que si alguno de estos salfa sorteado para alguno de los cargos, no podrfa salir ese mismo afio elegido cualquier otro pariente suyo que se encontrare encantarado en alguno de los otros dos sacos. De igual modo, para evitar la continuidad en los cargos de las mismas personas y evitar sus posibles abusos de po- der se establecia que para el oficio de los alcaldes ordinarios, los cargos de mayor responsabilidad de Ia villa, los que lo habian desempefiado no pudieran ser sorteados hasta cumplidos los tres afios desde que lo habian sido, y para los regidores quedaba establecido el mismo criterio aunque el periodo de tiempo que debfan estar apartados de estos oficios se reducia a dos aiios. Sobre el escribano se sefialaba que este no podfa optar a ocupar ningtin cargo, apartando asi este oficio puiblico de la ges- tidn politica de la villa para evitar suspicacias de posibles corruptelas. Sobre los encantarados se concluia que por parte del ayuntamiento se habfan de hacer las gestiones pertinentes para elaborar informaciones que declararan la suficiencia, capacidad y otros atributos (‘*...madurez, celo, cristiandad y caudales...”) de los candidatos, para estar siempre seguros de que elegian a las mejores personas que podian Ievar las riendas de la villa. Por otro lado, una vez sorteados los nuevos ayunta- mientos del aiio venidero, el nuevo concejo nombraba la figura del al- guacil mayor que se habria de encargar de auxiliar a los cargos de justi- cia que desempefiaban los alcaldes ordinarios, y no tenfa ni voz ni voto en el ayuntamiento. Para transmitir mayor sensacién de transparencia en el sorteo de los cargos se obligaba a que el ayuntamiento convocara a seis personas de las més acreditadas de la villa para que asistieran en calidad de testigos. De igual modo, también se indicaba que para elegir a las personas que podian formar parte de los encantarados habia que presentar un aval econémico que era diferente para cada uno de los sacos, es decir, 68 fT que iba acorde con la importancia de cada uno de los cargos, y tenia como finalidad que Ia persona que desempefiara cargos se mantuviera con la dignidad y decencia que representaba su oficio, y que en el caso de que pudiera cometer algiin agravio pudiera responder con sus bienes. En el caso de que los encantarados cometiesen algtin delito, esta seria causa suficiente para ser apartado de las elecciones y por supuesto de ostentar cualquier cargo de justicia 0 de gobierno en la villa; también serfan apartados aquellos que estuviesen debiendo dinero a las rentas reales 0 a la villa. Tras exponer todas estas buenas intenciones a la Camara de Castilla, sorprendentemente, obtuvieron una respuesta favorable. Esta vez, hubo més suerte y todas estas propuestas fueron concedidas, poniéndose de nuevo en vigencia la insaculacién. Asif, entre 1747 y 1758 todos los finales de afio se sortearon los ayuntamientos del afio siguiente con esta férmula, un tiempo que sirvié para creer en el afianzamiento de esta medida y en la recuperacién de una parte de su identidad particular. Pero la muerte en 1759 de Fernando VI, y la subida al trono espa- fiol de Carlos III, coinciden con el fin también del modelo de eleccién de cargos por insaculacién en Caudete. La nueva estructura disefiada para el ayuntamiento caudetano dotaba a esta institucién con el cardcter de “junta municipal”, y a los regidores de “comisarios diputados”. De nuevo, estos ayuntamientos tenjan la vigencia de un afio, transcurrido el mismo se realizaba eleccin para formar un nuevo gobierno para la villa, al igual que sucedia en el estado anterior a 1747, en el que los gobiernos eran elegidos por votaci6n. Estos cambios producidos vendrian a sustituir el anterior y efimero sistema insaculatorio, y a disefiar lo que iba a ser la estructura concejil y el procedimiento de eleccién de cargos para la segunda mitad del siglo XVIII; el punto de partida seria el afio de 1759. Ese mismo ajio, también, se intentaba sacar copia de todos aquellos privilegios, merce- des, exenciones, etc., que le hubieren sido otorgados a la villa, ya que sefialaban que durante los affos de la guerra de Sucesién estos habfan sido pasto de las llamas en aquellos graves incidentes que tanto prota- gonismo tuvieron en estas tierras'™. 103 AMC.,AC., Libro 6, fecha: 6/111/1759, s.f. Cabildo en el que se pide se recojan los privilegios, mercedes, exenciones, franquezas y sentencias que a favor de la villa de Caudete haya concedidas. -69- Hasta aqui el esbozo de la problematica de un nuevo camino iniciado a rafz de las consecuencias producidas por la batalla de Almansa, unos aiios que sirvieron para formar los pilares de una nueva villa para los aiios venideros. Los dejados atras, habfan sido los de navegar a con- tracorriente, los de empecinarse en no ver la realidad que tan grande sombra le hacfan los recuerdos del pasado foral. —10- CONCLUSIONES lo largo de estas paginas hemos abordado los afios que cubren la primera mitad del siglo XVIII en Caudete. Un tiempo que se yresenta como fundamental para conocer las bases sobre las que se cimienta la época postforal, como también para conocer la evolucién de esta villa tras un acontecimiento de tan gran repercusién como fue la guerra de Sucesi6n en esta zona. El inicio de las operaciones militares en la Peninsula tiene su parti- da el afio de 1705 en el Reino de Valencia. Pronto, buena parte de las poblaciones de este reino seran reducidas por las tropas austracistas, en su avance por la zona levantina hacia la corte de Madrid. 1706 y los primeros meses de 1707 se recordarén como los afios en los que el avance de las tropas aliadas puso casi a las cuerdas a las poblaciones castellanas fronterizas de las comarcas manchegas como fue el caso de Villena, Almansa, Yecla, etc. Precisamente el avance de las tropas austracistas seria cortado en los Manos de Almansa el 25 de abril de 1707, obteniendo el ejército borbé- nico una de las ms sonadas victorias en esta guerra y que iniciarfa la recuperacién del Reino de Valencia. El punto de inflexién que marca esta victoria, servirfa también para comenzar a saldar deudas y a paci- ficar territorios con el objetivo de afianzar la administracién borbénica en esta zona por lo que pronto se harfa presente a través del decreto de Nueva Planta (29 de junio de 1707) por el que sometfa a la uniformidad de las leyes castellanas a los territorios de la Corona de Arag6n. Por lo que a la villa de Caudete respecta, las consecuencias de la gue- tra de Sucesién incidieron seriamente en el devenir de esta poblacién. Caudete que habfa formado parte de la Alianza del Reino de Valencia, coalicién que agrupaba a las poblaciones valencianas favorables a Feli- pe V, fue tachada, posteriormente, de austracista ya que algunos de sus vecinos alentados por la propagacién de la causa del Archiduque por -1- tierras valencianas, vieron en este aspirante la mejor opcidén para sus in- tereses, participando en la extorsién de campos y haciendas de vecinos villenenses. Esto facilité la creacién de una opinién distorsionada fuera de esta localidad que envolvfa a toda la villa y que no se correspondia con la realidad, y a la que ayud6 mucho las frias telaciones existentes entre esta y la castellana ciudad de Villena; una relaci6n dificil de am- bas poblaciones que venta dada por una cuestién secular como era el pleito de los Alhorines. La asignada condicién de austracista con la que se visti a la villa de Caudete fue motivo suficiente para ser castigada por la administracion borbénica con la pérdida de su condicién de villa y entregada a la ciu- dad de Villena, en octubre de 1707, en calidad de aldea de su término y con plena jurisdiccién sobre ella lo que supuso la pérdida de autonomfa de esta poblacién, Ademiés, esta incorporacién a la jurisdiccién de su vecina castellana, también sirvié para quedar segregada del Reino de Valencia, y en adelante incorporada al Reino de Murcia de la que ya no se moveria, hasta que la nueva divisién territorial de Espaiia iniciada por Javier de Burgos en 1833 la asignara definitivamente a la provincia de Albacete, a la que se encuentra unida hasta el dia de hoy. Su agregaci6n a una ciudad del Reino de Murcia y la pérdida de su autonomia, conllevé su adaptaci6n a la legislacién castellana lo que re- percutié en la pérdida de sus privilegios, asf como una adaptacién de los usos y costumbres a su nueva condicidn, como fue el caso de adopcién de nueva moneda, sistema de medidas, de gobierno, etc., que derogaba Jo que habfa sido lo cotidiano hasta entonces. Quizds uno de los signos con los que mas se habfa identificado la villa habia sido el uso que hasta entonces habfa hecho del privilegio de insaculacién, facultad por la que la villa elegfa a sus gobernantes de forma anual y por sorteo. Este privilegio usado por Caudete durante toda la época foral moderna, habja sido abolido desde el momento en que esta poblacién fue sometida a la jurisdicci6n de Villena y sometida alas leyes castellanas. En 1738, Caudete en el pleito que seguia contra la ciudad de Ville- na recupera su condicién de villa. Ese importante logro que suponia la emancipacién fue entendido también como una recuperacién de sus privilegios que “tiempo a” habfan sido abolidos. La insaculacién sera el privilegio mas importante que se intenta rescatar como muestra de su autonomia, aunque pronto serd de nuevo abolido por la administracion -n2- borbénica por no formar parte este sistema de eleccién de gobierno en las leyes castellanas vigentes volviendo de nuevo al sistema electivo por votos que se venfa haciendo. La llegada al trono de Espafia de Fernando VI, fue celebrada en Cau- dete como una nueva etapa de renovadas esperanzas en su ya largo ca- mino por recuperar parte de su idiosincrasia. Pronto la villa de Caudete intentar4 vender su privilegio de insaculacién como la forma mis justa de elegir un gobierno, obteniendo esta vez una respuesta favorable pese a incurrir en lo que disponfan las leyes del reino en materia municipal. Tras estas negociaciones, de nuevo en 1747 se vuelve a poner en uso el modelo insaculatorio para la eleccién de gobierno en la villa, practica que se mantendra vigente durante una década. 1758 ser el ultimo afio que se hace eleccién de gobierno a través de este modelo, volviéndose a imponer en 1759 el sistema electivo por votos que se habia venido realizando durante el tiempo que Caudete ha- bia sido aldea de Villena, dindose asi al traste con una antigua practica foral con la que se identificaba esta villa, imponiéndose, de nuevo, los criterios de la administracién borbénica. Para entonces, el pulso mantenido durante la primera mitad del siglo XVIII entre la villa, por mantener sus privilegios, y la administracién borbénica por implantar sus criterios, habia terminado con la progresi- va castellanizacién de la villa. -B- BIBLIOGRAFIA ALBEROLA ROMA, A.: “‘Autoridad real y poder local. 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Diego de Selva y Mergelina, todos caballeros capitulares, trataron y acordaron lo siguiente: En este ayuntamiento se vieron dos cartas de D. Francisco Rocafull Folc de Cardona, Gobernador de la Ciudad de San Felipe, su fecha de diez y nueve y veinte del corriente escritas a los alcaldes y regidores de Caudete previniéndoles acudan a la paga de mil ciento y cuatro libras que se le reparten por el Donativo General del Reino de Valencia a aquel lugar, y que acudan asimismo a encabezarse ante D. Juan Pérez de la Puente por los derechos reales que nuevamente se imponen en dicho Reino y que uno y otro lo cumplan bajo el apercibimiento de que ejecutard las drdenes con que se halla que refiere ser del caballero D’Asfeld y de D. Pedro Ronquillo, cuyas cartas remitieron los dichos alcaldes de esta ciudad para que vistas se diese la respuesta conve- niente y habiéndose conferido sobre todo ello, se acordé se escriban cartas al dicho Gobernador de San Felipe, al caballero D’ Asfeld y D. Pedro Ronquillo haciéndoles presente la merced del rey nuestro seftor expedida por agosto del afto pasado de setecientos y siete a favor de -81- esta ciudad atendiendo a los atrasos que habia padecido con la oca- sién de la guerra para que se restableciese y mejorase le agregé la villa Caudete para que la tuviese por su aldea portdndose con aquella poblacién como las demas ciudades de Castilla con las suyas y que en esta consideracién habiendo ya tomado la posesién y no queddndole al Reino de Valencia derecho alguno sobre aquel lugar a las instancias que para que se encabezase hizo el dicho D. Juan Pérez de la Puente se le satisfizo por esta Ciudad y al mismo tiempo se consultd a Su Majes- tad sobre ello y no se ha dado nueva Real Orden en contrario. Y por lo que toca al Donativo General que dicho lugar de Caudete no puede ser comprendido asi por las razones expresadas, como porque al tiempo que se le repartié no era ya del Reino de Valencia y el castigo de su rebeldta, favoreciendo a esta ciudad Su Majestad con desgradarle de villa y haciéndole aldea y iiltimamente que siempre que conste ser la Real intencion de Su Majestad que cualquiera de las dos cosas expre- sadas sea comprendido Caudete, no especificdndose la mano por donde se les debe repartir y hacer saber esta resolucién a Vuestra de ser a del sefior Corregidor de este partido, por ser de su jurisdiccion y no de la de San Felipe, ni otra alguna y ademés de todo lo referido, que Caudete desde que se dio la Batalla de Almansa hasta de presente ha estado y estd manteniendo con su contribucién al Gobernador del Castillo de esta ciudad y su guarnicin que la hubo veterana hasta que se embarcé el regimiento de Mahoni, habiendo pagado en todo el dicho tiempo por dicha razén mas de mil y quinientos pesos en cuya atencion y la de la en suma pobreza en que se hallan los vecinos, se hubo de levantar el cuartel del escuadrén de caballeria que se puso en dicho lugar. -82- ANEXOII Venta la ciudad de Villena por sus comisarios a favor de Don José Cervera y Gasque de los bienes confiscados en Caudete a Gaspar Domingo y Juan Salvador Vinader. (AHPNV. Escribano Juan de Mellinas Rodriguez Navarro, fecha: 26/1V/1710, folios: 361-44.) Sépase por esta escritura de venta, en esta publica forma como no- sotros Don Joseph de Mergelina y Bolimbro, y Don Diego de Selva y Mergelina, vecinos y Regidores perpetuos de esta Muy Noble, Muy Leal y Fidelisima Ciudad de Villena, y sus Comisarios nombrados con poder y facultad bastante para el otorgamiento de esta escritura de venta, y demds que en ello ira contenido de que por cuanto habiéndose acudido por parte de esta Ciudad, a representar a Su Majestad (que Dios guarde) los servicios que tiene hechos, y sus vecinos, y singular fidelidad con que siempre se a mantenido, y acreditadas operaciones, que a ejecutado, desde el afio pasado de mil setecientos y cinco en que se sublevé la mayor parte del Reino de Valencia, contra Su Majestad de que se habian originado muchos daiios, y extorsiones contra esta Ciudad y sus vecinos, que ejecutaron los Enemigos rebeldes, por su Constante lealtad con que se mantenian y particularmente por el mes de Abril del aito pasado de mil setecientos y siete, en que se apodero de esta Ciudad el ejercito de tropas Enemigas, que se componia de mas de ireinta mil hombres, comandado por el Marques de las Minas, donde se mantuvieron por espacio de mas de siete dias, poniendo sitio, y batien- do el Castillo y Fortaleza de ella, que no pudieron rendir, y saquearon generalmente todas las Casas, sin reserva de algunas Iglesias, talando los Campos y huerta y quemando la mayor parte de las Casas y espe- cialmente, las de Ayuntamiento de esta Ciudad, de donde se levaron los granos del Real Posito de ella, y el Reloj publico, manteniéndose y “83s ejecutando las referidas extorsiones y datos hasta el dia veinte y cuatro de dicho mes de Abril, en que levantaron su Campo, y dicho sitio, y pa- saron a el de la Villa de Almansa, donde se logro la batalla y feliz Vic- toria, que es tan notorio por las Reales Armas de Su Majestad contra las de dicho Ejército Enemigo, que quedo enteramente derrotado. Por cuyos motivos, y otros, que por parte de esta Ciudad fueron represen- tados a Su Majestad se pidié entre otras cosas, gracias, y mercedes, la resancion de dichos dafios, hechos, y causados a esta Ciudad en comin -y en particular, de los bienes que pertenecian a Rebeldes de dicho Rei- no de Valencia, y senaladamente de los de Ia villa de Caudete, que era del mismo Reino, confinante a esta Ciudad, y los que por via de Vinculo posetan en la huerta de ella, Miguel Crespo y sus hijos vecinos de la Villa de Biar, también de dicho Reino, y rebeldes, para con el producto de dichos Vienes reedificar las Casas de Ayuntamiento de esta Ciudad y reintegrar el Caudal del Real Posito de ellas ¥ habiéndose servido ‘Su Majestad de Concederlo ast, segtin Real Provision para que ante el Sefior Corregidor de ella, se Justificase la rebeldia de los Referidos Miguel Crespo, y sus hijos, y de los vecinos de dicha Villa de Caudete; y el valor de sus bienes; y el importe de la reintegracién del Posito, reedificacién de las Casas de Ayuntamiento de esta Ciudad, y demas perjuicios que se habian padecido, con toda distincion, y claridad, y se remitiesen los autos, a manos del Escribano de Cdmara mas antiguo del Consejo; Y habiéndose ejecutado las referidas diligencias, y Justi- {ficaciones, se hall6, y probé que entre los reos disidentes de dicha Villa de Caudete, lo eran, entre otros, Gaspar Domingo Cebrid, y que estaba poseyendo en ella y su termino unas Casas de habitaci6n y morada, en la poblacién de dicha Villa, y una Casa de Campo, era de pan trillar, con pozo de agua, tierras secanos, y vifia, en la partida que llaman de la Mora, termino de ella; ¥ una vifia en la partida de los vifiales. Y Juan Salvador Vinader vecino de dicha Villa, disidente, que también estaba poseyendo diferentes Casas de morada, bancales de hueria en riego y tierras en la poblacién, y termino de ella. Y en vista de todo ello, por Real Provisién de doce de Abril del afio pasado de mil setecientos y nueve, refrendada de Don Bernardo de Solis, Secretario de Su Majes- tad y su Escribano de Cémara, se concedié licencia, y permisidn a esta Ciudad, para que pudiese usar de todos los dichos vienes embargados alos dichos Gaspar Domingo Cebrid, Juan Salvador Vinader y demas disidentes; administrandolos, o vendiendo, a su arbitrio para la reinte- —84— gracién del Real Posito, y reedificacién de las Casas de Ayuntamiento. La cual dicha Real Provision fue hecha notoria a los Sefiores Concejo, Justicia, y Regimiento de esta Ciudad, estando juntos en su Ayunta- miento que la obedecieron con el acatamiento debido, y Decretaron que los dichos bienes, y propiedades, se valuasen, y tasasen por exper- tos inteligentes, y fecho se pasase a hacer venta de ellos, a la persona, 0 personas que quisieran Comprar dichos Vienes, para con su producto, reintegrar en parte el Caudal de dicho Posito, que era lo mas preciso, y necesario para el bien publico, y beneficio comiin de los vecinos; ¥ que respecto de tener noticia de que sobre dichos vienes de dichos disiden- tes de Caudete Gaspar Domingo Cebrid, y Juan Salvador Vinader, no habia cargas, ni censos, se procediese a ejecutar la Venta de ellos, por libres de gravamen, segtin lo Decreté esta Ciudad en su Ayuntamiento en el dia primero de febrero de este presente aito dando, como dio para ello, y otorgar las Escrituras de Ventas necesarias, el poder, y Comision bastante, y que de derecho se requeria, a nosotros los dichos Don Jose- ph de Mergelina y Don Diego de Selva, sus Capitulares, y Comisarios para ello nombrados, y con la facultad de obligar para la seguridad, enici6n, y saneamiento de dichas escrituras los Vienes, propios y rentas de esta Ciudad, y el Caudal de dicho Posito, en el cual se a de conver- tir el producto y valor liquido de dichas tierras, y vienes; como todo lo referido, mas en forma, y largamente consta y parece de dicha Real Provision, ya citada, que su Contexto, a la letra, es el siguiente. Real Provisién. Don Felipe por la Gracia de Dios, Rey de Castilla, de Le6n, de Aragén, y de las dos Sicilias, de Jerusalen, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdefia, de Cordoba, de Corcega, de Murcia, de Jaén, de los Algar- bes, de Algeciras, de Gibraltar, Seftor de Vizcaya y de Molina. Por cuanto por parte de la Ciudad de Villena, se represent a nuestra Real Persona, la singular fidelidad con que se habia mantenido en todo el tiempo de los Gloriosos Progenitores de Nuestra Real Persona, de Cuya magnificencia, habia sido atendida, y premiada con Varios Privi- legios; Y habiendo continuado en todas las ocasiones de nuestro Real Servicio, con particulares, y acreditadas operaciones de que havia re- sultado seguirsele, grandes daitos, y perjuicios ocasionados por los Enemigos, Enfermedades, y pobreza, a que habia venido sus Vecinos, por la Constante lealtad, con que se habian mantenido, y mantenta para que pudiesen Convalecer de los daiios, y extorsiones que habian -85- padecido, Continuar con mas alientos en nuestro Real Servicio, ocu- rriendo a las desordenes que se quisieran intentar, por los desafectos del nuestro Reino de Valencia, respecto de ser Plaza principal de su frontera; pidié se le concediesen, diferentes mercedes, y entre ellas, el que nuestra Real Persona fuese servido dignarse, de mandar resarcir los dafios hechos y causados, a la referida Ciudad y sus vecinos, en comin y particular, por las tropas Enemigas; de los Vienes que perte- nectan a rebeldes del expresado Reino de Valencia, y sefialadamente, de los de la Villa de Caudete, en el mismo Reino, Confinante a la dicha Ciudad, que solo distaba dos leguas cortas de ella, con los cuales, y los que posetan por via de Vinculo en el termino de la misma Ciudad, Mi- guel Crespo, y sus hijos, vecinos de la villa de Biar en el expresado Reino, que eran rebeldes, y dichos vienes importarian, hasta en canti- dad, de quince mil reales de vellén poco mas 0 menos; para reedificar las Casas de Ayuntamiento de la misma Ciudad, reintegrar el Caudal del Posito de ella, y satisfacer los dafios hechos a sus Vecinos, en los Robos de ganados, talas de Campos, y quemas de Casas de la referida Ciudad, y su termino por haber sido los Vasallos, mas disidentes, y los que con mayor fuerza, habian seguido el partido de los Enemigos, sien- do esto motivo para que los Vecinos de la referida Ciudad, pasasen a conquistar la dicha Villa de Caudete, a costa de treinta de ellos, entre muertos, y heridos, por haber sido los de la mencionada Villa, quienes habian causado mds dafio en la quema y saqueo de la dicha Ciudad; Y visto por los del nuestro Consejo, con lo dicho, en razin de ello, por el nuestro Fiscal, y las resolucién de Nuestra Real Persona, a el remitida; Mandaron dar, y se dio nuestra Carta y Provision, para que acudiéndo- se por parte de la dicha Ciudad de Villena, ante el nuestro Corregidor de ella para efecto de justificar la rebeldia de los dichos Miguel Cres- po, y sus hijos, y de los Vecinos de la referida Villa de Caudete; Y det valor de sus vienes y el importe de la reintegracién del Posito de la di- cha Ciudad, reedificacién de las Casas de Ayuntamiento de ella y de- més perjuicios que habian padecido sus vecinos, por la causa y raz6n, susoreferida; Le recibiese la dicha justificacién ejecutdndola con toda distincion y claridad, a cuyo fin, se mand6 que el dicho nuestro Corre- gidor hiciese todos los autos, y diligencias que conviniesen en razén de lo referido, y que los remitiese ante los del nuestro Consejo, y a poder del infrascrito nuestro Secretario Escribano de Camara mas antiguo de los que en el residen, para que se reconociese la cantidad que precisa y = 86- necesariamente se podia aplicar para la reintegraci6n del dicho Posi- to, reedificacién de las Casas de Ayuntamiento y el resarcir los demas daitos, y perjuicios que habtan padecido los Vecinos de la dicha Ciu- dad, por la causa referida, Y en virtud de la Provision mencionada, se hicieron diferentes autos y diligencias, en razén de lo referido, por el nuestro Corregidor de la dicha Ciudad de Villena; ¥ habiéndolos remi- tido ante los del nuestro Consejo, la parte de la misma Ciudad, presen- 16 ante los de el, en cuatro de febrero de este afio, una peticion, en que dijo, que habiendo representado a nuestra Real Persona, los excesivos daitos, ruinas y saqueos que habia padecido en los aftos de mil sete- cientos y seis, y el siguiente de setecientos y siete, por los rebeldes del dicho nuestro Reino de Valencia, como por el Ejército Enemigo, los siete dias que habia estado sobre el Castillo y Ciudad, antes de la Vic- toria de Almansa, en vista de dicha representacion y testimonios que la acompanaban, se habia librado el despacho mencionado; Y que ha- biendo precedido posteriormente la Real Orden publicada en el dicho nuestro Reino de Valencia, para que restituyéndose a sus Casas los Vasallos que hubiesen incurrido en pasarse a los Enemigos, dentro del termino que se les sefalaba en dicha orden, no se procediese contra ellos: En cuyo Cumplimiento, lo habian ejecutado muchos de los com- prendidos de Caudete, por cuya razén, los bienes que habian quedado de los que permanecian en la culpa y rebeldia, no importaban la canti- dad, para la reintegracién de los datos de la referida Ciudad y sus particulares, como se verificaba, de la averiguacion hecha por el nues- tro Corregidor, de ella; Y para que tuviese efecto lo determinado en razén de lo referido, y que la expresada Ciudad, y sus Vecinos pudiesen restablecerse a su antiguo ser, como pedia la gran fidelidad con que los dos aftos mencionados habian sacrificado sus personas, y haciendas, a cuanto habia ocurrido a nuestro Real Servicio, en cumplimiento de la obligacién de tan leales Vasallos, como lo habian procurado acreditar con sus operaciones: En cuya consideraci6n, y de la necesidad, y estre- chez que padecta; nos suplicd fuésemos servido mandar, que el importe de los daftos que habia padecido la Ciudad, por comin, y particular, segtin la justificacién hecha por el nuestro Corregidor de ella, se la reintegrase, y hiciese pago de lo que importasen los bienes que consta- se haber quedado de los rebeldes de Caudete, y de dicho Miguel Cres- po, y sus hijos, que actualmente incidian en su culpa, manteniéndose con los Enemigos, y que la cantidad que faliase hasta el cumplimiento, -87- se le satisfaciese, de los vienes, y hacienda confiscados en Elda, su es- tado, y Ciudad de Alicante, 0 en otras Villas del dicho nuestro Reino de Valencia. Y visto por los del nuestro Consejo, con lo dicho en razén de ello por el nuestro fiscal, por auto que proveyeron, en once de este mes, concedieron licencia, y permision a la dicha Ciudad de Villena, para que pudiese usar de los Vienes Embargados en la dicha villa de Caude- te, a Don Gaspar Domingo Cebrid, Juan Salvador Vinader, Luis Golf, Luis Amorés, Gaspar Terol, y Joseph Benito, reos de disidencia, y a Miguel Crespo, y sus hijos; administrandolos, 0 vendiéndolos, a su ar- bitrio, para la reintegracién del Posito, y reedificacion de las Casas de Ayuntamiento, y Mesén, que en cuanto a la ampliacién, que en vienes confiscados en otros lugares pretendta la Ciudad, por la cantidad que faltase (mediante haberse justificado, importar los reparos de dichas Casas de Ayuntamiento, Reloj, Carcel, y reintegracién del Posito, mas de veinte y dos mil Ducados; y los bienes embargados a los susodichos sesenta y seis mil seiscientos y veinte y seis reales, segun sus tasacio- nes) acudiese la referida Ciudad, a nuestra Real Persona, a proponer esta nueva pretension; se acordé dar esta nuestra Carta. Por la cual concedemos licencia y permisién a la dicha Ciudad de Villena, para que pueda Usar y Use de los vienes embargados a los dichos Don Gas- par Domingo Cebrid, Juan Salvador Vinader, Luis Golf, Luis Amorés, Gaspar Terol, José Benito, y los de Miguel Crespo, y sus hijos; adminis- trandolos o vendiéndolos, a su arbitrio, para la reintegracion del Posi- 10 de la misma Ciudad, y reedificacién de las Casas de Ayuntamiento de ella, sin que su producto, se convierta, ni distribuya en otra cosa, ni efecto alguno, que asi es nuestra Voluntad. Dada en Madrid a doce dias del mes de Abril de mil setecientos y nueve afios. Don Francisco Ron- quillos Don Francisco Riomol y Quiroga. Don Cristébal de Henestro- sa. Don Candido de Molina. Don Gregorio de Mercado. Yo Don Ber- nardo de Solis, Secretario del Rey nuestro sefior, y su Escribano de Cémara, la hice escribir por su mandado, con Acuerdo de los de su Consejo. Regda. Don Salvador Narvéez. Teniente de Chanciller mayor: Don Salvador Narvaez. Prosigue la Escritura. La cual dicha Real Provision Concuerda Con su original de que el Infrascrito Escribano, da y hace fe. ¥ usando del dicho poder y Comision que se nos esta dada, por los Sefiores Conce- jo, Justicia, y Regimiento de esta Ciudad; en su nombre, nosotros los dichos Don Joseph de Mergelina y Bolimbro, y Don Diego de Selva —88— Mergelina sus Capitulares; otorgamos que vendemos en Venta Real, por juro de heredad para siempre jamds, a Don Joseph de Cervera y Gasque, vecino, y Regidor perpetuo de esta Ciudad; para el susodicho, sus herederos, y sucesores, y quien su derecho representare en cual- quier manera; Es a saber los bienes, y propiedades que pertenecian a los referidos Don Gaspar Domingo Cebrid, y Juan Salvador Vinader vecinos de Caudete, reos disidentes, y que les fueron secuestrados, y confiscados, los cuales, y los que por lo que a cada uno toca, sus linde- ros y valores, son como siguen. Bienes que fueron de Don Gaspar Domingo Cebridn. Primeramen- te, nosotros los dichos Don Joseph de Mergelina, y Don Diego de Sel- va, en nombre de esta Ciudad y como sus Comisarios, y apoderados, le Vendemos al referido Don Joseph Cervera vecino y regidor de ella; para el susodicho, sus herederos y sucesores, y para quien su derecho, y titulo aya, en cualquier manera unas casas de habitacién y morada en la poblacion de dicho lugar de Caudete jurisdiccién de esta Ciudad en la calle mayor, que alindan con casas de Joaquin de Requena, Casa de Francisco Herndndez, y calle que Ilaman de Ortufio en precio de cinco mil ochocientos y veinte reales de vellon, libres de toda carga y grava- men. 5820 reales. ftem una heredad de Casa de Campo, con una era de pan trillar, y pozo de agua, que comtinmente se intitula la heredad de la Mora, ter- mino de dicho lugar de Caudete; Con once caizadas de tierra blanca secano, apreciada cada caizada por cuarenta y cinco Reales de a ocho, de a quince reales de vell6n cada uno. Otras doce caizadas de tierra que estén a espaldas de dicha heredad Casa de Campo, y un derramador, en cuatrocientos y ochenta pesos. Una pieza de tierra de diez barchillas de sembradura en veinte y cinco pesos. Una caizada de sembradura, delgada la tierra, en ocho pesos. ¥ una vifa de once mil plantas, que esta muy deteriorada en doscientos y cincuenta pesos. ¥ la dicha casa de campo, pozo, y era de pan trillar, en ciento setenta y dos pesos; que todas las referidas partidas hacen en una suma un mil cuatrocientos y ireinta pesos, que importan veinte y un mil cuatrocientos y cincuenta reales de vellén, que es el valor de todas las referidas propiedades, y alindan con tierras de Jerénimo Sénchez, y la viuda de José Carrion, por la parte de poniente; y por la de medio dia con Camino de Jativa, y por levante con tierras de Pedro Golf, y Francisco Herrero vecinos de Caudete y Almansa; y por la tramontana, con tierras de Cosme Algarra —89- de Bernardino, y Camino de Almansa de por medio; las cuales propie- dades, son libres de todo gravamen. 21450 reales. ftem una vifia de un jornal de tierra secano, poco mas, 0 menos y se compone de cuatro mil cepas, en la partida de los Vittales, termino de dicho lugar de Caudete, que alinda por levante, con vias de here- deros de Casimiro Algarra; y por medio dia, con Damidn de la Jara; con poniente, con Josefa Requena; Y por tramontana, con la viuda de Sebastidn Diaz vecinos de Caudete, en precio de un mil y cien reales de vell6n, libres de toda carga. 1100 reales. Bienes de Juan Salvador Vinader. Y ast mismo le vendemos, como vienes confiscados y que pertenectan al dicho Juan Salvador Vinader, y demds reos disidentes de Caudete; Un huerto de una tahulla, con me- dia herrada de agua, que afronta y alinda con tierras de Juan Vinader, Martin Sarria, Camino de los Postigos, y Bartolomé Amorés, en tres- cientos y treinta reales de vellén, libres. 330 reales. Ttem dos bancales con catorce oliveras que componen medio jornal de tierra con herrada y media de agua; que alinda con Camino de la Jorneta, y tierras de Bartolomé Ruiz, en setecientos y cincuenta reales. 750 reales. Item un jornal de tierra huerta, y tres herradas de agua, que alindan con Camino de la Jorneta, y tierras del Doctor Botella, Bartolomé Ruiz, y Lizdo. Don Alonso Angel presbitero en un mil y doscientos reales. 1200 reales. Item dos piezas de tierra juntas, que componen dos jornales, poco mas, o menos en ocho bancales pequeftos, con seis herradas de agua, que lindan con Camino de la ermita de Nuestra Sefora de Gracia, y por levante con tierras del Reverendo Clero de la Iglesia de Caudete; y por medio dia, con Camino de la Jorneta; y por poniente con Joseph Garcia; en dos mil doscientos y cincuenta reales. 2250 reales. Item medio jornal de tierra huerta que componen dos bancales, con herrada y media de agua, en la huerta de Caudete, que alinda con tie- rras de Pedro Golf, por levante y por tramontana con José Galuiz, y por lebeche con Bartolomé Ruiz, y Diego Roch, en seiscientos reales. 600 reales. Item tres bancales juntos, con algunos olivos, que componen un jor- nal y medio, de tierra, con cuatro herradas y media de agua para su riego, en la huerta de dicho lugar de Caudete, que lindan por la parte de lebeche, con tierras de Miguel Richarte menor, y por levante, con el Doctor Ortuiio, y por trasmontana, con Vicente Herrero, y por ponien- te, con el huerto de Francisca Carrascosa viuda, vecinos de Caudete, en un mil setecientos veinte y cinco reales. 1725 reales. them un jornal de tierra en huerta en la partida de Bugarra, con tres oras de agua, termino de Caudete, que alinda por levante con acequia madre, por lebeche con tierras de la Capellania de Mosen Pedro Angel, y por poniente con Senda de Herederos, y por tramontana, con tierras de la viuda de Joseph Carrién, en precio de novecientos setenta y cinco reales. 975 reales. them tres jornales de tierra en dos piezas juntas, con nueve oras de agua, en la huerta y partida de Bugarra, termino de Caudete, que lindan por levante, con tierras de la viuda de Juan de Huesca, por le- beche, con la huerta del Convento de Nuestra Sefiora del Carmen; por tramontana, con Camino de Biar, y Damian de la Jara por precio cada jornal de novecientos y setenta y cinco reales que importan dichos tres jornales, dos mil novecientos veinte y cinco reales de vellén. 2925 reales. Que todas las referidas propiedades, tienen de valor en una suma, e importan treinta y nueve mil ciento veinte y cinco reales de vellén en que han sido tasadas, y valuadas por personas inteligentes, y expertos que para ello se nombraron y nosotros los dichos Don Joseph de Mer- gelina y Don Diego de Selva, como tales apoderados, y Comisarios de esta Ciudad, le vendemos todas las dichas propiedades, como queda expresado al referido Don Joseph Cervera y Gasque, y sus sucesores, con todas sus entradas, y salidas, aguas, usos, costumbres, y servidum- bres, y demas que les pertenece de hecho, y de derecho, en el referido precio de treinta y nueve mil ciento veinte y cinco reales de vell6n, en que se justipreciaron, y que el dicho Don Joseph de Cervera paga y entrega de contado, en monedas de oro, plata y vellén que lo han importado, y que nosotros los otorgantes, en nombre de esta Ciudad, confesamos haber recibido, realmente y con efecto, de que pedimos al presente escribano de fe. E yo el dicho Escribano da doy, de que en mi presencia, y la de los testigos de esta escritura, la referida cantidad, pasé de mano, y poder del dicho Don José Cervera, a la de los dichos Seitores Don José de Mergelina, y Don Diego de Selva, otorgantes; ¥ de ella, nos los susodichos, otorgamos Carta de pago, y finiquito en for- ma, a favor del susodicho. ¥ declaramos que las referidas propiedades, contenidas, y deslindadas por menor en esta escritura, son francas, ==

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