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Consejo Editor: Director de la coleccién: Domingo Placido Sudrez jel Ferndnder Miranda Antigua: Jaime Alvar Ezquerra (eHistoria Medieval: Javier Fa ‘© Historia Moderna: M: ‘¢ Historia Contemporéner 10, os MEDIEVAL HISTORIA DE LAS SOCIEDADES MUSULMANAS EN LA EDAD MEDIA Eduardo Manzano Moreno x EDITORIAL SINTESIS Introduccién 1. Brabes, arabe e Islam En el lenguaje comiin son frecuentes las confusiones sobre ciertos, ‘concepts que van 2 ocr ampliamonte ullisades on esta obra, Términos tales como Arabes y Musulmanes suelen ser empleados indistintamen. te, lo que da lugar a buen nimero de errores de apreciacidn. Por otra parte, el hecho de que la lengua arabe tenga unas notables peculiarida des, hace muy necesaria la comprensién de lo que dicha lengua signifi ‘ca enol perfodo que aqui tratamos. Una explicacién clara de todas estos ‘conceptos resulta, por consiguionte, una tarea inexcusable antes de adentraros en nuestra materi. ‘Basicamente el término eArabes> se refiere a las poblaciones que habitaban la Peninsula Arébiga en la época en que Mahoma comenzé su predicacién. Ello no significa, sin embargo, que hasta entonces estos ‘pueblos hubieran estado confinados en ese territorio, Desde el siglo Vi antes de Cristo en adelante se puede documentar la infitraciéa de {grupos drabes en las regiones del Creciente Fertil y de Mesopotamia. Este es el origen de los contingentes érabes en los ejércitos de los persas Aquemenidas durante el siglo Via. U.o de las dinastlas de origen 4rabo que gobiernan ciudades de Palestina y Siri, tales como Petra (enclavada en la actual Jordania) o Palmira (on la moderna Siria), con posterioridad a la conquista romana de estas regiones en el siglo 1a, C. Obviamente, estos movimientos de pueblos drabes nunca tuvieron el alcance nil significado que adquiriran més tarde en la época de la gran ‘expansion posterior a la predicacién de Mahoma. Fueron més bien lar {got procesee de omigracién on la zona, que en ooasionos culminaron en Ia sedentarizacién de algunos grupos que fueron asimilados por las 13 RICA EN LA EDAD MEDIA EL PROXIMO ORIENTE Y EL NORTE DE As “4 ppoblaciones urbanas indigenas, mientras que en otros casos se traduje- ron en el control de determinados territories por parte de tribus en ‘estado némada, De esta forma, en visperas de la predicacién de Maho: ma, fuera de la Peninsula Arébiga existian también grupos arabes dis- poteoa on sonae del norte de Siria, al our yal oste de Palestina, asi como fen centros urbanos tales como Damasco o Emesa (actualmente Hom) Como consecuencia de la expansién militar posterior a la aparicién dol Islam, se produjo la gran emigracién de pueblos érabes oriundos de Ja Peninsula Ardbiga que entraron en contacto con poblaciones pertene- clentes a sustratos culturales muy variados. Persas, turcos, eaipcios, bereberes del norte de Africa o el variado mosaico de pueblos que habitaban en el Creciente Férti, fueron cayendo en diversos momentos dentro de la esfera del pujante imperio nacido de las conquistas. Al ‘menos en un primer momento los érabes se diferenciaron claramente de estas poblaciones indigenas sometidas a su dominacidn politica. Ala larga, sin embargo, la propia logica de los procesas histéricos acab6 imperando, y las fusiones, mezclas e interrelaciones reciprocas tendie ron a desvirtuar las diferencias iniciales. Hablar, por consiguiente, de pueblos drabes en sentido estricto cinco o seis siglos después de la Conquista no es del todo exacto desde el punto de vista meramente ‘nico, ya que para entonces las posibles diferoncias iniciales se habian diluido en la mayor parte de los casos, No obstante, el lector deberd tener siempre muy en cuenta un hecho de capital importancia: en estos procesos de fusi6n, el sustrato cultural Jarabe mostré siempre una gran fuerza asimiladora. Esto dio lugar a que la préctica totalidad de las saciedades en las que imperaba la religién ‘musulmana acabaran dofiniéndoso do acuorde con unos «patronos» culturales que pueden ser calificados de cérabes>. Ello fue debido en buena medida a que dicho sustrato cultural estaba intimamente ligado ala propia religién musulmana, ‘Uno de los elementos més signficativos de cultura érabe, la lengua, itustra muy bien esta ligazén, El arabe pertenece al amplio grupo de lenguas semiticas al que también se encuentran adscritas el hebreo © elarameo. Con anterioridad a la época de las conquistas esta itima era fen gus distinos dialactos (tales como, por ejemplo el siriaco) a lengua hablada por gran parte de las poblaciones del Creciente Fértil. En los territories sometides al Imperio Bizantino el arameo coexistia con el cgriego que era el idioma de la administracién. En Egipto, Ia lengua predominante entre la poblacién fue lo que se dio en llamar después el opto, mientas que en el vecino Imperio Sasdnida, era el persa 0 pab- Tavrel idioma dominante, Esta lengua nada tenia que ver con las otras {que se acaban de mencionar: perienecia al ronco indoeuropeo, que se diferencia netamente del semitico. 18 Elhecho trascendental que marcé la historia de la lengua drabe fue la aparicién del Islam, Segin la nueva religi6n, el Corn contiene las Palabras literales que Allah revelé al profeta Mahoma, las cuales le fueron comunicadas en lengua arabe. En el propio Cordn aparecen pasajos en los que se aubraya al hecho de que eata lengua ha sido elegida por la divinidad para comunicarse con los hombres: (Corén, 122; 46:11) En la época inmediatamente posterior a las conquistas, los arabes siguieron haciendo uso de las lenguas «oficiales» que encontraron en los tertitorios conquistadas, fundamentalmente el griego y el pablavt. Fue sélo en época del califa “Abd al Malik (688-708), ciiando el arabe ppasé a convertirse en la lengua de la administracién del nuevo imperio. Paralelamente, el componente religioso determing también que el arabe adquiriera ol cardctor de lengua sagrada, fijada por Allah en su Corén, Ello dio ajeste texto un cardcter normative muy acusado: desde época relativamente temprana, los expertos en Corn consagraron ingontes ‘esfuerz0s para establecer la morfologia y las reglas gtamaticales del «érabe puro», la lengua sagrada quo habia uilizado Allah en su revela ccién, De esta forma acabé estableciéndose un «arabe clasico» (Susha) {que se convirtié en le lengua oficial y de cultura, ¥ que I venide uate teniéndose intacta hasta nuestros dias en todos los «paises rabeso, ese a que el érabe conté con un texto sagrado e inamovible desde sus orfgenes como lengua literara, los procesos de mezcla y de fusion ‘con poblaciones tan diversas y tan alejadas googrdficamente dieron lugar a que la lengua hablada acabara sufriendo cambios muy notables. De esta forma se operé un curioso fendmeno lingistico que ha pervivido hhasia nuestros dfas. y que es conociea can al nombre de disglosia ‘mientras que la lengua literaria y administrativa siguié apegada a las estrictas reglas fijadas en ol drabe clésico, la lengua comun avolucioné notablemente en aspectos tales como pronunciacién, vocabulatio, ein cluso sintaxis, de tal manera que la brecha que separaba a ambas tendio a agrandarse cada vez mAs. En nuestros dias esta peculiar situacién provoca que individuos que poseen el 4rabe como lengua materna, pero que han nacido en latitudes diferentes, y hablan, por consiguiente, dia lecios distintos, puedan llegar a tener dificultades pata comunicarse, a ‘ho ser que ambos posean la educacidn y conocimientos necesarios para entender el drabe clésico: poco puede extraflar, por tanto, que los teéri cos del nacionalismo érabe contempordneo defiendan ardientemente el * as oterocle l Corde constn de doe mimes: el pinero ge rfiere al nero 41a araray of segunda versiouo. Sobel contensoyexiucura de ia CEraied 6 ie. | recurso al érabe clésico como nexo de unin entre pueblos separados por fronteras politicas, En los siglos posteriores a la expansién drabe, el idioma de los conquistadores barrié al. arameo y al copto del mapa lingiifstico del Préximo Oriente con mayor 0 monor rapidet. En ol norte de Africa, Ia lengua bereber y el latin que predominaban antes de la conquista, acabaron también siendo sustiuidas por el 4rabe, aunque hay que seta. lar que el bereber se ha mantenido en zonas como las montatias del Alas en el actual Marruecos, lo que da idea de la lentitud del proceso e arabizacién linguistica en ciertas regiones, En cambio, el 4rabe no llegé a imponerse nunca en los terrtorios de Jaantigua Persia, donde el pahlavt continu siendo la lengua cominmen- te hablada. Pese a que adopté los caracteres de la escritura arabe y experimenté igualmente una marcada evolucién, la lengua petsa ha Continuado siendo hasta nuestros dias una lengua completamente dis- tinta a ésta TI, Nombres y titulaturas en el Islam. Para cualquier lector no especializado la gran cantidad de nombres que aparecen en las obras de historia consagradas al Islam euponen una considerable dificultad: resultan incomprensibles, y no se les puede asociar con onomésticos cercanos a nuestro entorno inmediato. Las lineas que siguen estan destinadas a servir de introduccién al significa do y sentido que tienen los nombres arabes con objeto de familiarizat al lector con una eorie de onoméotices a lea que habremos de referirnos repetidamente en esta obra, Elnombre érabe se compone de cinco partes: 1. El nombre personal (ism) podria corresponderse con nuestro «nombre de pila. Al igual que ocurre con éste suele tener su origen en la tradicién religiosa. Son muy comunes, por ejemplo, nombres de ascen: dencia biblica, tales como Sulayman (Salomén). Ya°qd Jjacab) o Harn (Aaron), o bien nombres puramente arabes, que tienen una especial importancia dentro de la propia religién musulmana: este es el caso del ‘mds popular de todos ellos, Mubammad, derivado de la rate érabe hmd (oars, de dénde Muhammad-eloado»), que es el nombre del Profeta, y ‘que en castellano ha derivado hacia la forma «Mahoma». Otros nombres erivados de la misma rafz son Ahmad, Hazmld o Mahmad, Las rafces de las que derivan los onomdsticos drabes son muy variadas, y entre elles se poctian citar nen ( = bello: Hasan, Musayn), “mr ( = vida: “Umar, ‘Amt), etc. En ot10s casos, el nombre esté compuesto por dos partes " de los cuales la segunda representa alguno de los nombres de la divint dad: son los lamados «nombres teéforos, tales como “Abd Allah («es- clavo de Dios»), ‘Abd al-Rahman (cesclavo del Misericordioso») 0 “Abd abMalik (cesclavo del Rey) 2, Aparte del nombre personal, y generalmente antepuesto a éste, ‘se utiliza un apelativo denominado kunya que suele reservarse para un ‘uato respetuoso. Una kunya tipica es, por ejemplo, Aba “Abd Alla; con ‘lla ge indica que el individuo en cuestign es el epadte de “Abd Allah, ‘el. cual, por lo general, suele sor su hijo primogénito. La palabra «Aba» («padres incluida siempre en la kunya indica, pues, que el portador ha egado 2 la madurez. lo que constituye un signo de honorabilidad. En aquellos casos en los que un determinado individuo no tenfahijos, se le otorgaba asimismo la kunya, pero entonces la eleccién del nombre era siempre mds aleatoria, pudiéndose dar el caso de que «Abt», fuera seguido por un sobrenombre, 3, El nasab indica la fliacién de un individuo siempre en linea pater na, pudiendo equipararse, salvando las distancias, con lo que nosotros. Conocemos como apellido, La filiacién siempre se establece mediante Ja palabra ibn, ehijo de..2, bint en el caso de que la persona designada ‘sea mujer) la cual apareceré abreviada en esta obra con la forma b. De ‘ste modo tendrfamos un hombre tipico como Muhammad b. Abd Allah, que vendrfa @ significar «Muhammad hijo de “Abd Allah». El nasab puede alargarse de forma indefinida, expresando siempre la filiacién patvilineal. Ast, ol nombre de nuestro Muhammad b. “Abd Allah legaria {2 coupar un pérrafo entero si fuéramos atadiendo les nombres del abuelo, bisabuolo, y demas antecesores del individuo siempre en linea ‘masculina, 4. La nisbaes el cuarto elemento del nombre arabe, y expresa, bien la adscripcién tribal de un determinado individuo, 0 bien la ciudad 0 regién de la que es originario. Asi, por ejemplo, al-Qurast, implica que la persona en cuestién era, (0 pretendia ser. dado que las afiliaciones, fioticias son frecuentes), un miembro de la iribu arabe de Quraya: del mismo modo, alQurtubf significa que la persona es originaria de Cér doba, 8, El ultimo elemento del nombre drabe es el eobrenombre o lagab, Podia referitse, bien a una peculiaridad fisica o a un mote del individuo fen cuestién (como, por ejemplo, al Tawi, «el largo»), 0 bien aun cargo Uoficio que desempetiara (al Katib, cel secretarios), En otras ocasiones se trataba de un titulo honorifico tomado por un personaje importante al 8 Negar a posiciones de especial relevancia: el caso de al-Mangar, el Victorioso (e1 conocido Almanzor de nuestra historia medieval) 6s part: cularmente claro en este sentido. Siguiendo en el caso del célebre Almanzor tendriamos. por lo tant, que las cinco partes de su nombre completo son las siguientes: (Aba Air Moammad b “Abd lah b, ABA Maas ab Mangas, Seria ciertamente tedioso incluir os nombres camplatos de tedos los personajes que se citan on una obra histériea. Por ello siempre apare. cen designados con el elemento mas caracteristico de los que compo. nen sus nombres. La eleccién de este elemento no se rige por regias fijas y es, pues, siempre muy aleatoria, Asi, por ejemplo, algunos sobe- anos Omeyas que gobernaron en al-Andalus son conacides por su ism ibd al-Rahmdn, “Abd Allah o Muhammad. En cambio, en el caso del ya citado AlMansdr (Almanzor) es el lagab el nombre con el que este Personaje ha pasado a la historia. El famosa filésofo © historiador fbn Jaldan no es conocido ni por su ism ni por su lagab, sine por una parte de su nasab que ni siquiera corresponde al nombre de su padre, sino al de un antepasado que habfa dado nombre a la familia a la que pertene- cfa ante personaje. Como puede verse, las combinaciones que pueden arse entre las diversas partes que componen el nombre érabe son casi infinitas, y es sobre todo el uso lo que hace que «Almanzor> sea un nombre fécilmonto roconccible, al contrerio de lo que ucutze col Muhammad b. “Abd Allah b. Abt“Amir, IIL. Calendario De la misma forma que en Occidente e] ato del nacimiento de Cristo marca el comienzo de la era cristiana, en el mundo musulman la pred cacion de Manoma sirvié para inaugurar un nuevo eémpute de aos. Ea este caso, sin embargo, no fue el nacimiento del Profeta la fecia elegida para comenzar a datar la era, sino un acontecimiento especialmente Importante en su vida: la Hégira, o emigracién desde La Meca a Medina emprendida por Matioma el 18 de julio del afio 622 d.C. Esta fecha marca el inicio del primer aflo de la era jslémica, En obras de historia referidas al Islam es frecuente, pues, que los acontecimientos aparez. jean datadoa dando el ano de la eva ciistiana y vl ane correspondiente a la era islémica que va seguide de H., abreviatura de Hégira, 19 Elealendario musulman esté basado en ¢afios lunaress, compuestos por doce meses sinédicos. Cada uno de ellos comprende el perfodo que media entre la aparicion de una luna nueva y la siguiente. Los doce moses del calendario musulman son: al Muharram (al comienzo del cual fe produjo la Heégita), Safar, Raby, RAbF I, Fuad |. Pumada I, Raya, Sa‘ban, Ramadan, Sawwal, Da LQa'da y Da Iiiya. [Algunos de estos meses tienen una especial significacion religiosa as, Ramadan es el mes del ayuno musulman que culmina con la «Fiesta de la Ruptura del Ayuno» ("Id alftr) que se celebra en el primer dia de Sawwal; por su parte Du lia es ol mes reservado para la peregrina cién candnica a La Meca que todo buen musulman debe emprender al ‘menos una vez en su vida El afio lunar no tiene el mismo nmero de dias que el calendario solar que rige nuestro calendariojuliano; es casi once dias mas corto y ello ‘provoca que 33 afos lunares se correspondan aproximadamente con 32 fafios solares, Si a ello le unimos que la Hégira se produjo @ mediados del ao 622, podra comprenderse que los aflos do la Hégira suelan ‘ccabalgat» entre dos afios de la era cristana, y que sélo muy ocasional mente coincidan entre si, Es por ello por lo que para conocer la corres: pondencia exacta de una fecha de la Hoyira cou la via crisliana sea preciso conocer el dia preciso del mes en que ocurrié. Para facilitar la Conversién de las fechas de la Hegira a la era cristiana, y viceversa, existen tablas de conversién, cuyo uso es siempre aconsejable si se desean dataciones precisas (M. Ocafia Jiménez, 1981). 20 ie Los origenes del Islam 1.1 Las fuentes y sus problemas de interpretacion Es un lugar comin afirmar que, de todas las religiones universales, cl Islam es el credo cuya aparicién presenta unos periiles histéricos més acusados. La predicacién profética del fundador del Islam, Mahoma, tuvo lugar, en efecto, en una época muy concreta —Ia primera mitad del siglo vi dC~ en un terzitorio que vivia unas condiciones especificas “la Arabia dominada por un medio predominantemente tribal-, y bajo 18 peciliarns civcunatanciashistéricns que determinaroa la actividad politica del citado profeta. Mas aun, una descripcién de los orlgenes del Islam dificitmente puede ignorar los factores historicos dado que el propio dogma musulmén hace especial hincapié oa el hecho de que la revelacién divina a Mahoma se desarrollé paulatinamente a lo largo de la ajetreada vida de este En teoria, pues, al exponer este tema el historiador pose innumera bles datos sobre la vida de Mahoma, y sobre las condiciones paliticas y sociales que existian entonces en la Peninsula Arabiga. Los problemas ‘comienzan, sin embargo, cuando nos interrogamos sobre la cronologia yeel carécter de los testimonios que oftecen un caudal tan extenso de Informaciones. Basicamente, contamas con tres tipos de fuentes para conocer los origenes dol Islam: 1. BI Cotdu es ef lio sayrado de los musulmanes que conte Ja revelacién que Allah hizo a Mahoma alo largo de la vida de 6st

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