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1 ae | Lenin come - yla aur? | Filosofia, 7 Primera edicién en francks: 1959 Titulo original: Lénine ef la philasophie © Librairie Franco's Maspero. Paris Tradycelbn: Felipe Sarabia Derechos reservados en lengua espafiola ‘©1970, Ediciones Era, S.A. Avera 102, México 13, DF. Impreto y hecho en México Printed and Mode in Mexico Quiero agradecer a esta Sociedad el alto honor que ita tenido a bien hacerme, al invitarme presentarle Io que ella Hama, desde que inicié su existencia y Hlamari sin duda alguna por mucio tiempo todavia, con un término conmovedoramente nostilgico: una comunicacién.” Un cientifico presenta con pleno derecho una comunicacién ante una sociedad cientif- ca, La comunicacion y Ia discusién son posibles tinicamente cuando son cientificas Pero, jpodriamos decir to mismo cuando se trata de una comunicacién filosdfica, y una discusi6n filoséfica? 1 Esta comunicaciin fue presentada ante la Société Francaise de Phifosophie el 24 de febrero de 1968 y fue teproducida con 1a aquiescencia do. su. presidente Tear Wahl. Comunicacién filosbfica. Esa expresién se- guramente hubiera hecho refr a Lenin, con esa risa entera y franca en la cual los pesca- dores de Capri reconocfan que era de su raza y de su campo. Sucedi6 exactamente hace 60 afios, en 1908. Lenin estaba entonces en Capri, en compaffa de Gorki, del que gusts- ba la generosidad y apreciaba el talento, pe- ro a quien trataba sin embargo de revolucio- nario pequefiloburgués. Gorki lo habia invita- do a Capri para participar en discusiones filos6ficas con un pequefio grupo de intelec- tuales boleheviques, cuyas tesis compartia, los ofzovistas, 1908: eran los tiempos que siguieron a la primera Revolucion de Octu- tre, la de 1905, el reflujo y Ia represion del movimiento obrero. Era también la confu- sién entze los “‘intelectuales”, incluso entre los inteleetuales bolcheviques. Algunos de ellos habfan formado un grupo conocido en la historia como los otzovistas. Politicamente los otzovistas eran izquier- distas, propugnaban medidas radicales: retiro (otzovat) de los representantes de la Duma, rechazo de todas las formas de accién lega- les, paso inmediato a la accién violenta. Pero esas proclamas izquierdistas encubrfan posi- ciones tedricas de derecha. Los otzovistas se habfan encaprichado con una filosofia de moda, 0 una moda filos6fica, el “empiriocre ticismo” cuya forma habia renovado el eéle- bre fisico austriaco Ernst Mach. Esta filoso- fia de fisico y de fisiélogo (Mach no era un advenedizo: su nombre tiene un lugar en la historia de las ciencias) no dejaba de ser afin con otras filosofias fabricadas por sabios, como la de Poincaré, e historiadores de las ciencias como Duhem y A. Rey. Son fendmenos que empezamos a conocer bien. Cuando ciertas ciencias suften impor tantes revoluciones (entonces ocurria asi en las mateméticas y la fisica), siempre se en- cuentran filésofos de profesién para procla mar que la “crisis de la ciencia", o de las matemiticas, 0 de la fisica, esté abierta. Es- tas proclamaciones de los filsofos son, por decirlo asf, naturales, ya que toda una cate goria de filésofos pasa el tiempo predicien- do, y por lo tanto acechando, la agonia de las ciencias para administrarles los. dltimos sacramentos de la filosofia, ad majorem glo- riam Dei. Pero lo mas curioso es que se encuentran al mismo tiempo sabios que hablan de la crisis de las ciencias y se descubren brusee- mente sorprendentes vocaciones filoséficas ~con lo cual piensan convertirse stibitamente €n filésofos, cuando nunca dejaron de “*prac- 9 ‘ticar” filosofia—, con lo cual creen proferir revelaciones, cuando s6lo repiten lugares co- munes y antiguallas que pertenecen a lo que la filosoffa esté obligads a considerar como su historia. Nosotros los filésofos, que sin embargo somos del gremio, nos inclinarfamos a pensar que en cuanto 2 “crisis” esos sabios padecen, con motivo dei crecimiento de una ciencia que toman por su conversion, una crisis filo~ sofica visible y espectacular, como se dice de un nifio cuando padece una crisis de fiebre. En ella su filosofia esponténea, cotidiana, se yuelve simplemente visible para ellos mismos. El empiriocriticismo de Mach y todos sus subproductos bogdanoviano, lunacharskiano, bazaroviano, etc., era una crisis filos6fica de este género. Se trata de sucesos crénicos. Para dar, por otra parte en las mismas condi- ciones, una ligera idea contemporanea del asunto, diremios que {a filosofia que ciertos cientificos estén fabricando hoy alrededor de la “informacién”, es una pequeia “crisis” filos6fica de este género, en este caso eufbri- a. Pero lo notable en estas crisis filos6ficas padecidas por sabios, es que siempre estin filos6ficamente orientadas en un solo y mis mo sentido: vuelven a tomar, remozdndolos, 10 viejos temas empiristas o formalistas, es de- cit, idealistas; asi pues, tienen siempre por adversario al materialismo. Los otzovistas eran, pues, empiriocriticis- tas, pero como etan marxistas (siendo bok cheviques), decian que el marxismo debia desembarazarse de esa metaffsica precritica que era el “materialismo dialéctico”, y que debfa, para convertirse en el marxismo del siglo XX, darse finalmente la filosofia de que siempre habja carecido; precisamente es ta filosoffa idealista, vegamente neokantiana, remodelada y autentificada por unos sabios, el empiriocriticismo, Algunos de tos bolehe- viques de este grupo querfan ya integrar al marxismo los valores humanos “auténticos” de la religion, y para ello se autonombraban os “Constructores de Dios”. Pero dejemios €s0. La intencién de Gorki era, puts, inviter a Lenin @ discutir de filosofia con el grupo de los filésofos otzovistas. Lenin puso sus con- diciones: querido Alexéi Maximovich, isé a verle con gusto, pero rechazo toda discusién filoséfica. : Se trataba, por supuesto, de una actitud thetica: lo esencial era la unidad politica entre los bolciteviques emigrados, y no habia que dividirlos con una discusion filoséfica. i Pero, en esta téctica, podemos discernir mu- cho més que una tactica, 1o que Hamarfa una “prictica” de Ia filosofia, y la conciencia de to que significa practicar la filosofia; en una palabra la conciencia del hecho brutal, pri- mero, de que la filosofia divide. Si la ciencia une, si une sin dividir, la filosoffa divide, y no puede unir sino dividiendo. Se compren- de entonces Ia risa de Lenin: no hay comu- nicacién filoséfica, no hay discusion filosofi- oa, Hoy me propongo solamente comentar la risa de Lenin, que por si sola es una tesis. Me atrevo a esperar que esta tesis nos Hlevard a alguna paste. Inmediatamente se me plantea la pregunta ineludible: si no hay comunicacién filosSfica posible, ,qué discurso podré pues pronun cia? Es evidentemente un discurso ante fir {osofos. Pero asi como un habito no hace al monje, no son los oyentes los que hacen el discurso. Mi discurso no seri, pues, filosoft co. ‘Serd_no obstante, por razones necesarias que dependen de} punto de la historia tebr- ca en el cual nos encontramos, un discurso dentro dé la filosofia. Pero este discurso dentro de la filosofia no seri enteramente un discurso de Is filosofia. Sera, © més bien 12 quisiera ser, un discurso sobre Ja filosoffa, Ello significa que vuestra Sociedad se adelan- taba a mis deseos al invitarme a presentas ante ustedes una comunicacién. Lo que quisiera intentar decir podria en efecto merecer este titulo si, como espero, pudiera comunicarles algo sobre la filosofia, en una palabra elementos radimentarios para Ja idea de una_teori ilosoffa. Teoria: algo-ate-se_antisipa-encierto modo # una cieneia. Es asf como les pediria ofr mi titulo: Lenin y la filosoffa. No Ia filosofia de Le nin, sino Lenin sobre la filosoffa, Creo en efecto que lo que debemos a Lenin, lo cual quizi ya tiene precedente pero cuyo valor resulta inestimable, es algo con que empezar a poder pronunciar una especie de discurso que anticipa lo que seré tal vez un dia una teorig no-filesifica de la filosofia, ut Si tal es ef mayor mérito de Lenin respecto a nuestra intencién presente, podemos quiza empezar por resolver répidamente una vieja cuestién pendiente entre la filosofia universi- taria, incluida la filosoffa universitaria fran- 13 cesa, y Lenin, Como soy también universita- io, y ensefio filosofia, soy de los “entende- dores” a quienes Lenin dirige sus “palabras”, Que yo sepa, aparte de Henri Lefebvre, que le consagré una obra excelente, la filoso- ffa universitaria francesa no se ha dignado interesarse por un hombre que diigié la ma- yor revolucién politica de la historia moder- na, y que, por aftadidura, analiz6 larga y concienzudamente; en Materialismo y emp riocriticismo, las obras de nuestros compa- triotas H. Poincaré, H. Duhem y A. Rey, para hablar solamente de ellos. Que me perdonen aquellos de nuestros maestros a quienes olvido, pero no creo dis- cernir en el medio siglo que acaba de trans curtir —fuera de los articulos de filésofos cient{ficos comunistas—, mas que algunas pé- ginas sobre Lenin: de Sartre en la revista Les Temps Modernes de 1946 (“Matérialisme et révolution”), de Merleau-Ponty (en Les aver tures de Ia dialectique ) y de Ricoeur (en un articulo de la revista Esprit.) Ricoeur habla con respeto de El Estado y la revolucién, pero no me parece haber trata- do de Ja “filosofia” de Lenin, Sartre afirma que Ia filosoffa materialista de Engels y de Lenin es “timpensable”, en el sentido de un Unding, un pensamiento que no puede 14 afrontar la prueba del simple pensamiento, pues es una metafisica naturalista, precritica, prekantiana y prehegeliana, pero le reconoce generosamente la funcién de un “mito” ple tonico que ayuda a los proletarios a ser revolucionarios. Merleau-Ponty se desembara- za de ella con una simple palabra: la filoso- fia de Lenin es ua “expediente”. Sin duda seria una impertinencia de mi Parte iniciar, aunque fuese con todo el tacto requerido, el proceso de la tradicién filosdfi- ca francesa desde hace 150 aios, puesto que el silencio con que la filosofia francesa ha cubierto este pasado vale por todos los pro- cesos abiertos. Debe ser una tradicién cuyo especticulo es dificil de sostener puesto que ningdn filosofo francés conocido se ha atries- gado inasta hoy a escribir piblicamente su historia, Se necesitaria en efecto cierto valor para decir que la filosofia francesa, de Maine de Biran y Cousin, a Bergson y Bruinschvicg, pasando por Ravaisson, Hamelin, Lachelier y Boutroux, s6lo puede salvarse ante su propia historia por los grandes filésofos contra los cuales se encarnizo, como Comte y Durk- heim, 0 que sepult6 en el olvido, como Cournot, Couturat; 0 por algunos concienzu- dos historiadores de Ia filosofia, historiado- 1s res de las ciencias y epistemdlogos, que han trabajado con paciencia y en silencio para formar a aquellos a quienes nuestra filosoffa francesa debe, en parte, desde hace treinta alos, su renacimiento: entre’ estos tiltimos, que todos conocemos, permitaseme citar Gnicamente a los desaparecidos, Cavaillés y Bachelard. ? zt Después de todo, esta filosoffa universita- ria francesa, desde hace 150 afios profunda- mente religiosa, espiritualista y reaccionaria, luego, en el mejor de los casos, conservadora y a filtima hora liberal y “personalista”, esa filosofia que ha ignorado magnificamente a Hegel, Marx y Freud, esa filosofia universita- ria que slo se puso a leer seriamente a Kant, luego a Hegel, y Husserl, a descubrir la existencia de Frege y Russell desde hace unas decenas de afios, 0 a veces menos, jc6- mo iba a interesarse por ese bolclievique, ese revolucionario, ese politico que es Lenin? ‘Ademis de las aplastantes razones de clase que pesan sobre sus tradiciones propiamente filosdficas, ademés de la condena formulada por sus espfritus més “libres” contra el “im- pensable pensamiento filos6fico precritico de Lenin”, la filosofia francesa de la cual he- 2 Desgraciadamente, hemos de afadir a esta sta el nombre de Jean Hyppolite. 16 mos heredado vivié con Ia conviccién de que no puede tener nada filoséfico que aprender de un politico ni de la politica. Para tomar un solo ejemplo, no hace mucho que algunos filosofos universitarios franceses se pusieron a estudiar a los grandes tedricos de la filoso- fia politica, Maquiavelo, Spinoza, Hobbes, Grocio, Locke, y hasta Rousseau, “nuestro” Rousseau, Hace apenas treinta afios, esos aue tores quedaban abandonados a los “litera- tos” y a los juristas, como bagazo. Sin em- bargo la filosoffa universitaria francesa no se equivocé de manera alguna en su rechazo radical de aprender algo de los politicos y de la politica, por lo tanto también de Lenin. Yo lo que tiene que ver con la politica puede ser mortal para la filosofia, pues ésta (tive de aquélla, Y si acaso Ia filosoffa universitaria ley a Lenin, es preciso decir que éste le correspon di6 en igual moneda y con creces. Escuché- moslo, en Materialismo y empiriocriticismo, cuando invoca a Dietzgen, ese proletario ale- mén de quien Marx y Engels dijeron que habla descubierto, por su parte, solo, como autodidacta, y porque era proletario militan- te, el “materialismo dialéctico”: “Lacayos diplomados, que con sus discur- 80s acerca de la “felicidad ideal’ embrutecen 17 al pueblo con ayuda de su idealismo alambi- cado (geschraubter). Eso son los profesores de filosofia a los ojos de J. Dietzgen. ‘Ast como el antfpoda del buen Dios es el diablo, el materialista lo es del profesor clerical’ (Kathederpfaffen). La teoria materialista del conocimiento es un ‘arma universe! contra la fe religiosa’, y no solamente contra ‘la reli- gion conocida, auténtica, ordinaria, la de los curas, sino también contra la religion purifi- cada, clevada, profesoral, de los enajenados (benebelter) idealistas’. “Dietzgen hubiese preferido de buen gra- do la ‘honradez religiosa’ a fa ‘indecision’ de los profesores librepensadores; por lo menos, en aquélla ‘hay un sistema’, hay unos hom- bres integros que no separan la teorfa de la prictica. Para los sefiores profesores, ‘Ia filo- sofia no es una ciencia, sino un medio de defensa contra la socialdemocracia... Pro- fesores y agregados, todos los que se titu. lan filosofos, a pesar de su condicién de librepensadores, estén més 0 menos hundidos en los prejuicios, en el misticismo. .., todos forman en relaci6n a la socialdemocracia, .. una sola masa reaccionaria... Para seguir el buen camino, sin dejarse desviar por ninguno de los absurdos (Welsch) religiosos y filos6fi- cos, hace falta estudiar el més incierto de los 18 caminos inciertos (der Holeweg der Holz- wege): la filosofia’.” 3 Es un texto despiadado, pero sabe distin: guir entre los ““ibrepensadores” y los “hom- bres integros”, aunque sean religiosos que tienen un “sistema” no solo especulativo si no prictico. Es también Iicido; no por ca sualidad Lenin lo cierra con esta frase sor prendente de Dietzgen: necesitamos seguir un buen camino en filosofia. Pero para se- guir un buen camino, necesitamos estudiar Ia filosofia que es “el més incierto de los cami- nos inciertos (der Holzweg der Holzwege)"4 Lo cual significa en téminos propios: no puede haber buen camino (entendamos: en las ciencias pero antes que todo en la politi- «) sin un estudio y, més alla, sin una teoria de la filosofia como camino que no Weva a arte alguna. En tltima instancia, y més alld de todas ls razones que se acaban de evocer, por ello sin duda Lenin resulta insoportable a la filo- sofia universitaria, y, para no molestar a na- die, ala inmensa mayoria de los fil6sofos, si no a todos los filésofos, universitarios o no. He sido, 0 nos ha sido, en un momento u 2s, “Matrine ¥ eimplriotticimo”. Obras com let, t. 4. Cartago, Buenos bee 3 Ales, 1960, p. 337. 19 otro, filosoficamente insoportable a todos (evidentemente hablo también de mi), Inso- portable porque en el fondo, y pese a cuan- to pueden decir sobre el cardcter precritico de iu filosoffa, sobre el aspecto sumario de algunas de sus categorias, los filésofos perci- ben bien y saben bien que no es ésta la verdadera cuestién. Perciben y saben bien que Lenin se burla profundamente de sus objeciones. Se burl de ellas en primer lugar porque las conoce desde hace tiempo. Lenin mismo lo dijo: no soy filésofo, estoy mal preparado en este ramo (carta a Gorki, 7 de febrero de 1908). Es Lenin quien afirma: sé que mis formulas, mis definiciones son vagas, mal desbastadas; sé que los fildsofos van a acusar al materialismo de ser “metaffsico”. Pero Lenin : éste no es el problema. No te no hago su filosofia, sino no fa_como ellos. Su manera Ge hacer filosofia es gastar tesoros de inteli- { gencia y de sutileza para no hacer otra cosa que rumiar en la filosofia, Yo trato a la filosofia de otra manera, la practico como queria Marx, conforme a lo que es. En esto 0 ser “materialista dialéctico”, Todo eso queda escrito, ya ciaramente, ya entre Iineas, en Materialismo y empiriocriti- cismo. Por ello Lenin filésofo es insoporta- 20 ble a la mayorfa de los fildsofos, que no quieren saber, es decir que se dan cuenta sin confesirselo, que ta verdadera cuestion esti ahi. La verdadera cuestién no consiste en saber si Marx, Engels y Lenin son o no verdaderos fil6sofos, si sus enunciados filos6- ficos son formalmente irreprochables, si di- cen 0 no tonterfas sobre la “cosa en si” de Kant, si su matetialismo es prectitico o no, etc, Pues todas estas cuestiones estin y sie guen estando planteadas al interior de cierta prictica de la filosoffa. La verdadera cues tién se refiere justamente a esa prictica tra Gicional, que Lenin vuelve a poner en entre- dicho al proponer una prictica completa. mente distinta de la filosofia. Esta otra prictica lleva en sf algo como Is promesa 0 el esbozo de un conocimiento objetivo del modo de ser de la filosoffa. Un conocimiento de Ia filosofia como Holzweg der Holewege. Pero precisamente la iltima cosa que los filésofos y Ia filosofia puedan soportar, lo intolerable, es quizis justamente la idea de este conocimiento. Lo que la filosofia no puede soportar, es la idea de una teoria (es decir de un conocimiento ob- jetivo) de la filosofia, capaz de cambiar su prictica tradicional. Esta teoria puede serle mortal, pues vive de su denegacién. 2 La filosofia universitaria no puede, pues, tolerar a Lenin (ni a Marx tampoco) por dos razones, que son una sola y tinica raz6n. Por vuna parte no puede soportar Ia idea de tener algo que aprender de la politice y de un politico. Y por otra parte no puede soportar Ik idea de que Ia filosofia pueda ser objeto de una teoria; es decir de un conocimiento objetivo. Que sea por afiadidura un politico como Lenin, un “ingenuo” y un autodidacta en filosofia, quien tenga la audacia de sostener Ja idea de qu una teorfa de le filosorfa ess | .esencial para una préctica’ verdaderamente_} ~“eoiiselente- y. responsable de la filosotta,-e | evidentemente pasarse de la raya. La filosoffa, universitaria u otra, tampoco se equivoca en este caso: si resiste tan vio- lentamente ante este encuentro de apariencia accidental en que un simple hombre politico le propone algo para empezar a conocer lo que es fa filosofia, es que este encuentro da en el blanco, en el punto de mayor sensibili- dad, en el punto de lo intolerable, en el punto de lo reprimido, cuya filosofia tradi- cionalmente no es sino el rumiar; muy’ preci- samente en el punto en que, para conocerse en su teoria, ta filosofia debe reconocer que | es_sble politics investiga en cierta Yoo, ° — 22 en Clerta la. 4 Ocurre que Lenin es el primero en decirlo. Ocurre también que s6lo puede decitlo preci- samente porque es politico, no un politico cualquiera, sino un dirigente proletario. He aqui por qué Lenin es intolerante con el rumiar filos6fico; tan intolerante, y peso mis palabras, como Freud es intolerante con el rumiar psicolégico. Se ve que no hay, entre Lenin y la filoso- fia establecida, s6lo equivocos y conflictos de circunstancia, ni siquiera las reacciones de susceptibilidad indignada de los profesores. de filosofia a quienes el hijo ‘de-uncmiaestio de primaria, abogadillo vuelto dirigente revo- lucionario, declara sin precauciones que son, en su conjunto, intelectuales pequefioburgue- ses que funcionan en el sistema de educacion burgués como otros tantos idedlogos que in- culcan a las masas de la juventud estudiantil los dogmas, tan erfticos y poscriticos como se quiera, de la ideoiogia de las clases domi- nantes. * Entre Lenin y la filosofia estableci- ~bie“aquelle-mediantee-evetJa-filosofia rele rante_es_herida en el punto sensible de 5 Véase nota pp. 19-81 23 ul “Pero para apreciar debidamente cémo las re- Jaciones entre Lenin y Ia filosoffa Hegaron a este punto, hay que ver las cosas con cierta perspectiva, y, entes de hablar de Lenin y de Ja filosofia en general, fijar el lugar de Lenin en la filosoffa marxista y, asf pues, evocar la situacién de Ia filosofia marxista. No se trata de bosquejar aqui su historia. No somos capaces de hacer su historia, y por una raz6n enteramente determinante: seria justamente necesario conocer lo que ¢s esta X cuya historia se tratarfa de hacer, y st bigndolo, que fugramos capaces de saber si esta X tiene o no una Historia, 0 sea si tiene 0 no derecho a una Historia. Antes que bosquejar, incluso muy imperfec- tamente, “la historia” de la filosoffa marxis ta, desearfa poner de relieve, a través de los textos y de las obras que se han sucedido en ja Historia, Ja existencia de una dificultad sintomatic Esta dificultad ha dado lugar a debates célebres, que atin duran. Podemos sefalar su existencia a través de los titulos mis comur 24 nes de esos debates: jeudl es el fondo de la teorfa marxista?, juna ciencia o una filoso- ffa? jBs el marxismo en el fondo una filo- soffa, “filosofia de la praxis”? , pero enton ces jqué queda de las pretensiones cientifi- cas proclamadas por Marx? ;Es al contrario el marxismo, en el fondo, una ciencia, el materialismo hist6rico, ciencia de la histo- ria? , pero entonces ;qué queda de su filoso- fia, el materialismo dialéctico? Mds ain, si se acepta la distincién clésica entre el mate- Hialismo hist6rico (ciencia) y el materialisnio dialéctico (filosofis), ;cémo pensar esta dis- tincién: en términos tradicionales, en térmi- nos nuevos? O bien: jcuiles son las relacio- nes entre el materialismo y la dialéctica en el materislismo dialéctico? O bien: qué es la dialéctica, un simple método o la filosofia entera? Esta dificultad que do materia a tantos debates es sintomdtica, Con ello quisiera su- gerit que es el sintoma de una realidad en parte enigmética, cuyas cuestiones clisicas que acabo de recordar resultan ser cierto tratamiento, es decir cierta interpretacion, Muy esqueméticamente diremos que las for- mulas clisicas interpretan esta dificultad tni- camente en términos de cuestiones filoséfi- ¢as, por lo tanto en el interior de lo que 25 hemos llamado el rumiar filos6fico —mien- tras que sin duda hay que pensar estas difi- cultades, a través de las cuestiones filos6ficas “Pilas cuales no pueden dejar de dar lugar, en término® completamente distintos: en_térmi- nos de problema, es decir, de conocimiento “objstiva_(por_consiguiente_cient{fico). Solo bajo esta condicién es posible, sin duda, comprender Ia confusién que ha hecho pen- sat prematuramente en términos de cuestio~ nes filoséficas e| aporte tedrico esencial del marxismo a la filosofia, es decir la insisten- cia de cierto problema que tal vez puede producir efectos filosbficos, pero en la medi- da misma en que no es, en altima instancia, una cuestidn filos6fica. Si empleo deliberadamente estos términos, ‘que suponen distinciones (problema cientifi- co, cuestion filosdfica) no es para juzgar a quienes sufrieron esta confusién, pues la su- frimos todos y cabe pensar que era, y es todavia, inevitable —a tal punto que Ia filo- soffa marxista se halla y sigue hallandose dentro de ella, por razones necesarias, Pues, al fin y al cabo, basta dar una ojea- da al teatro de Jo que se ha Uamado la filosofia marsista, desde las Tesis sobre Feuerbach, para observar que ofrece un es pectéculo bastante singular. Si se me quiere 26 conceder que hay que dejar a un Jado las obras de juventud de Marx (sé que con ello pido una concesi6n dificil para algunos pese a la fuerza de las razones avanzadas), y sus cribir Ia declaracién de Marx de que La ideologia alemana constituye “el ajuste de cuentas con su conciencia filoséfica ante- rior”, por tanto una ruptura Yy una conver- sion en su pensamiento, y si se digna consi- derar lo que ocursi6 entre las Tesis sobre Feuerbach (primer indicio del “corte”, 4845) y el AntiDiihring de Engels (1877), no puede dejar de impresionarnos e} proton. gado Iapso de un vacio filoséfico, La Tesis Xf sobre Feuerbach proclamaba: “Los fil6sofos no han hecho mas que inter pretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo,”" * Esta simple frase parecia prometer una filosofia hueva, que ya no fuera interpretacién sino transformacion del mundo. Asf fa leyeron, Por otra parte, mas de medio siglo después, Labriola, luego Gramsci, quienes definieron el marxismo esencialmente como una filoso- fia nueva, una “filosofia de la praxis”. Sin embargo, hay que reconacer Ia evidencia, 6 Mass, “Teis sobre Feuerbach, en Mi 6 sas, werbach", en Mare y Engels, Obras pelts AE Eden Lenguas Exiles Monee ee a7 esta frase profética no ha producido en lo inmediato finguna filosoffa nueva, en todo caso ningtin discurso filos6fico nuevo; todo lo contrario, s6lo abrié un largo silencio filo- sofico. Este largo silencio no fue Toto sino ‘por Io que tuvo todas las apariencias de un accidente imprevisto, aquella intervencién precipitada de Engels, obligado a entrar en la batalla ideolégica contra Dithring, constrefii- do a “seguirlo en su propio terreno” para hacer frente a las consecuencias politicas de los escritos “filos6ficos” de un profesor de matemiticas ciego, cuya influencia se exten- dia peligrosamente sobre el socialismo ale- min, He aqui pues una situacién muy extrafia: una Tesis que parece anunciar una revoke cidn en ta filosofia, luego un silencio fitos6- fico de 30 aftos, y por fin algunos capitulos improvisados de polémica filoséfica publica- dos por Engels por razones politicas e ideo- logicas, en introduccién a un notable resu- men de las teorfas cientificas de Marx. {Debe concluirse por ello que somos victi- mas de una ilusiOn filos6fica retrospectiva al leer la Tesis XI como el anuncio de una revolucién filos6fica? Si y no. Pero antes de decir no, creo necesario primero decir seris- mente si: si, somos en to esencial victimas de una ilusién filosofica. Lo que esta anuh /iese secs Tess Sobre Feuerbach, ea, cnet] “Tenguaje necesariamente filosofico de una de- claraciOn de ruptura con toda filosofia “ine terpretativa”, algo muy distinto a una filoso- fia nueva: una ciencia nueva, la ciencia de la historia, cuyos primeros cimientos, todavia infinitamente frégiles, va a establecer Marx, \en La ideologia alersana ET vacio filos6fico que sigue al anuncio de la Tesis XI, es pues lo pleno de una ciencia, es lo pleno de un trabajo intenso, largo y penoso que inicia una ciencia sin precedente, al cual Marx va a dedicar toda su vida, hasta los iltimos borradores de El Capital, que nunca podré terminar. Es ese pleno cien- tifico que representa la primera razén pro- funda por la cual la Tesis XI, incluso si anunciaba proféticamente un acontecimiento capaz de dejar huella en Ia filosofia, no podia dar lugar a una filosofia, mas. ain, 3 debia proclamar la supresion radical de toda filosofia existente, para poner en primer pla no el trabajo de gestacién tedrica del descu- brimiento cientifico de Marx. : Esta supresin radical de la filosofia esta inscrita, como es sabido, con todas las letras en La ideologia alemana, Es necesatio, dive allf Marx, descmbarazarse de toda mania fi- 28 a losOfica, y ponerse a estudiar Ja realidad po- | sitiva, desgarrar los velos de la filosofia y ver por fin la realidad tal cual es. La ideologia alemana funda esta supresién de la filosofis en una teorfa de la filoso! como-alucinacién y mistificacion, o para de- ciflo més exactamente como suefio, fabricar g-con ré-los restos diurnos de 1g_historia e cones “restos diurnos revestidos de una existendia puramente imaginaria, en la cual el orden de Nas cosas es igvertido. La filosoffa, como 124 Teligion y la moral, no es mds que ideologfa, no tiene historia, cuanto parece ocurtir en/ [ella ocurre en realidad fuera de ella, en I Gnica historia real, fa de Is vida material de los hombres. La ciencia es entonces lo real mis- mo, conacido por el acto que lo descubre destruyendo las ideologias que lo ocultan: fia. ‘Stengamonos en este instante dramético para calificat su sentido. La revolucién teér+ ca que anuncia la Tesis XI es pues en reali- dad Ia fundacién de una ciencia nueva. Ear pleando un concepto de Bachelard, creemos poder pensir ei acontetimiento tedrico que inaugura esta ciencia nueva como un “corte 30 en primera fila’ de esas ideologfas, 1 filoso* epistemologico”. Marx funda una ciencia nueva, es decir clabora_un_sistema de_conceptos cientificos nuevos, alli donde antes s6lo reinaba la di position de nociones ideologicas. Marx finda ja ciencia de Ia historia, allf donde sélo exis- tian filosofias de la historia. Cuando afirma- mos que Marx dispone un sistema teérico de conceptos cientificos en el dmbito donde reinaban antes filosoffas de la historia, teje- mos una metifora que es sélo una metéfora: pues sugetimos que en un mismo espacio, el de la Historia, Marx reemplazé teorias ideo- logicas por una teorfa cientifica. En realidad, este dmbito mismo es modificado. Pero bajo esta reserva capital, propongo conservar pro- visionalmente la metdéfora, y hasta darle for- ma atin mas precisa, Si consideramos, en efecto, los grandes descubrimientos cientificos de la historia hu- mana; parece que podemos comparar lo que Tamamos fas ciencias, como otras tantas for- maciones regionales, a lo que Hamaremos los grandes continentes tedricos. Podemos, con la distancia de la cual disponemos actual- mente, y sin anticipar sobre un porvenir que ng haremos, como tampoco hizo Marx, “co- cer en nuestras marmitas”, tejer nuestra me- téfora mejorada y decir que, antes de Marx, 31 iinicamente dos grandes continentes habfan sido abiertos al conocimiento cientifico por cortes epistemoldgicos continuados: el conti nente Matemiticas con los griegos (por Tales © aquellos que designa el mito de este nom. bre) y el continente Fisica (por Galileo y sus sucesores). Una ciencia como la quimica, fundada por el corte epistemolégico de La voisier, es una ciencia regional del continente fisica: todo el mundo sabe ahora que se inscribe en él, Una ciencia como la biologfa, que acaba de dar fin, hace solamente una decena de aflos, a la primera fase de su corte| epistemologico inaugurado por Darwin y Mendel, integrandose a la quimica molecular, queda comprendida también en el continente fisica. La logica en su forma moderna, entra en el continente matemiticas, etc. Es verost mil en cambio que el descubrimiento de} Freud abra un nuevo continente, que comer- zamos s6lo a explorar. Si esta metéfora soporta la prueba de sJ desarrollo, podemos entonces plantgar proposicion siguiente/ Marx abrio al conoc? jiento~cientifico, un nuevo y tercer conti} nente cientifico, el continente Historia, pci un corte epistemolégico cuyo primer filo| atin tembloroso, estd inscrito en La i glemana/Gespués de haber sido anuncia 32 en las Tesis sobre Feuerbach. Este corte epis- temolégico no es evidentemente un aconteci- miento puntual. Tal vez sea posible por recu- srencia, y sobre algin detalle, asignarle como el imiento de un pasado. En todo Tos signOs, pero esos signos inauguran sola- mente el principio de una historia sin fin. Como todo corte, este corte es en efecto un corte continuado, en cuyo interior se obser- van modificaciones complejas. De hecho, se puede observar empiricamen- te, en la secuencia de los escritos de Marx, la operacién de estas modificaciones, que afec- tan conceptos esenciales, y su dispositivo teérico: en el Manifiesto y en Miseria de la filosofia, de 1847, en la Contribucién a la critica de la economia politica, de 1857, en Salario, precio y ganancia, de 1865, en el primer Hibro de El Capital de 1867, etc... Siguieron otras modificaciones y desarrollos, en las obras de Lenin, en Particular en esa obra de sociologia econdmica sin par, desgra- ciadamente desconecida Por los socidlogos, que se lama Desarrollo del capitalismo en Rusia, El imperialismo, fase superior del ca- Pitalismo, etc. Estamos inscritos hoy, lo aceptemos © no, en el espacio tedrico delimi- tado y abierto por este corte. Como los 33 demas cortes que abrieron los dos otros con- tinentes que conocemos, este corte inaugura una historia que nunca tendrd fin. 7 Wie-aqut por aul no debs fee Ie Tesi, // XI sobre Feuerbach como el anuncio de una| nueva filosoffa, sino como esta declaracién' necesaria de ruptura con la filosoffa que deja | el lugar disponible para 1a fundacion de una, iencia_nueva. FOF ello, desde la supresion radical de toda filosofia hasta el “accidente” imprevisto que provocd los capitulos filos6fi- cos del AnttDiihring, se extiende ese largo silencio filos6fico, en el cual habla anica- mente la nueva ciencia. Naturalmente, es materialista, pero como toda ciencia, y por ello su teorfa general lleva el nombre de “materialismo histérico”. E] materialismo es entonces, sencillamente, la actitud estricta del sabio ante la realidad de su objeto, que le permite captar como dirt} Engels “la naturaleza sin ninguna adicién extrafia”, En la expresion algo rara de “materialismo historico” (pues para designar la quimica no se emplea Ia expresién materialismo quimi- co), el término materialismo registra a la vez la ruptura previa con el idealismo de las filosofias de Ia historia y la instauracién de la cientificidad sobre la historia, Materialis: 34 mo hist6rico quiere decir entonces: ciencia de la historia, Si algo como la filosofia mar xista puede, por lo tanto, nacer alguna vez, parece que sea de lz gestacion misma de esta ciencia, hermana totalmente original sin due da, pero hermana de las ciencias existentes, tras el largo periodo que separa siempre una ‘modificacion filos6fica de la revolucién cien- tfica que la provoca. En efecto, pata penetrar més en las razo- nes de este silencio filosbfico, nos vemos obligados a proponer aqui, sin hacer otra cosa que ilustrarla mediante datos empiricos, tuna tesis sobre las relaciones entre fa ciencia y la filosoffa. Lenin abre su libro El Estado y la revolucién con esta simple notacion empfrica: el Estado no existié siempre; se observa Gnicamente la existencia del Estado en Sociedades de clases. Del mismo modo, diremos: Ia filosofia no existié siempre; se observa tinicamente fa existencia de la filoso- fia en un mundo que lleva aparejado lo que se llama una ciencia o ciencias. Ciencia en sentido estricto: disciplina tedrica, es decir ideal y demostrativa, y no suma de resulta- dos empiricos Y he aquf, en dos palabras, las ilustracio- nes empiricas de esta tesis. Para que la filosoffa nazca o renazca, es 35 necesario que les ciencias sean, Tal vez por ello 1a filosoffa en sentido estricto s6lo em pez con Platén y su nacimiento habria sido suscitado por la existencia de la matemitica gtiega; fue trastornadz por Descartes y sv revolucién moderna provocada por la fisica gilileana; fue refundida por Kant, bajo el efecto del descubrimiento newtoniano; fue remodelada por Hussetl bajo el aguijon de las primeras axiomiticas, ete, Sugiero solamente este tema, que seria necesario someter a prueba, para observar, siempre de modo empirico, que en fin de cuentas Hegel no se equivocaba al afirmar ‘que Ia filosoffa se levanta cuando se ha pues- to el sol; cuando 1a ciencia, nacida al alba, ya ha recorrido una larga jornada. Asi pues, sobre la ciencia que la provoca a nacer en su primera forma, o 2 renacer en sus revolucio- nes, a filosofia leva siempre el retraso de} una larga jornada, que puede durar aftos, dos| décadas, medio siglo o un siglo. Debemos creer que el choque de los cor| tes cientificos no se deja sentir instanténea| mente, que se necesita tiempo para que la filosofia sea modificada por ellos. Debemos concluir también de ahi que el trabajo de gestacién filosofica esté intima mente telacionado con el trabajo de geste 36 cién cientifica, que cada uno trabaja en el otro campo. Queda claro que las categorfas filos6ficas nuevas se elaboran en el ‘trabajo. de la ciencia nueva. Pero es verdad que en ciertos casos Gustamente: Platén, Descartes) Jo que se lama filosofia sirve también de laboratorio teérico en el que se da precision a las categorias nuevas requeridas por los conceptos de ja nueva ciencia. Por ejemplo, jno fue en el cartesianismo donde se elabord Ja nueva categoria de causalidad necesaria a la fisica galileana, que chocaba con la causa aristotélica como con un “obsticulo episte- molégico”? Si se afiade que los grandes: acontecimientos filoséficos que conocemos (la filosoffa antigua suspendida de Platén, la filosofia moderna suspendida de Descartes) welven a plantear manifiestamente la apertu- ta suscitadora de los dos grandes continentes cientificos, la matemitica griega y ta fisica galileana, podemos enunciar (pues todo esto sigue siendo empirico) algunas inferencias so- bre fo que creemos poder llamar Ia filosofia marxista, Tres inferencias: Primera inferencia. Si Marx abrié realmente un nuevo continente al conocimiento cienti- fico, su descubrimiento cientifico debfa pro- vocar algo como una movificacién importan- 37 te en la filosoffa. La Tesis XI quizds se adelant6: anunciaba efectivamente un acon- tecimiento mayor en Ia filosoffa. Este parece ser el caso. Segunda inferencia. La filosofia existe sola- mente en su retraso respecto a la ciencia que la provoca. La filosofia marxista tenia, pues, que estar rezagada respecto a la ciencia mar- xista de la historia. Tal parece ser el caso. Lo atestigua el desierto de 30 aflos entre las Tesis sobre Feuerbach y el AntiDihring, lo atestiguan también algunos tanteos ulteriores que nos detuvieron por largo tiempo, y en os que seguimos demorindonos en numero- sa companiia. Tercera inferencia, Tenemos probabilidades de hallar en la gestacién de la ciencia marxis- ta elementos tedricos mas avanzados de Jo que pensamos para elaborar, con la distancia que nos separa aiiora de su retraso, Ia filoso- fia marxista, Lenin decfa que es en El Capi tal de Marx donde hay que buscar su dialée- tica —por lo cual entendfa la filosoffa mar- xista misma. Debe haber en El Capital con qué perfeccionar 0 forjar las categorias filo- sOficas nuevas: seguramente estin ahi, en “estado préctico”. Tal puede ser el caso. 38 Hay que leer El Capitai iar. ‘La jorada es siempre larga, pero como por fortuna ya esté muy adelantada, he aqui que la noche esté pronta a caer. La filosofia marxista va a levantarse. ponersewtraba- Al tomarlas como perspectivas, estas infe- rencias ponen, por decirlo asi, una especie de orden en nuestra’ preocupaciones y espe- ranzas, y también en algunos de nuestros pensamientos. Entonces comprendemos que la raz6n Gltima por la cual Marx, agobiado como estaba por la miseria, el trabsjo cient fico obstinado y las urgencias de la direccién politica, no escribiera jamas esa Dialéctica (0 esa Filosofia) con que sofiaba, no fur, aun- que lo creyera, que nunca “tuvo tiempo”, Entonces comprendemos que la raz6n iltima por la cual Engels, lanzado de la noche a la mafiana a la situacién de tener, como escri- bid, “su palabra que decir sobre las cuestio- nes filos6ficas”, no pudiera convencer a fild- sofos de profesién, no es lo improvisado de una polémica meramente ideolégica. Enton- ces comprendemos que la raz6n ultima de los limites filoséficos de Materialismo y em- Piriocriticismo no depende solamente de los mites de la lucha ideologica. 39 Ahora podemos decitlo, El tiempo que Marx no pudo encontrar, la “salida” filosét ca de Engels, las leyes de la lucha ideolégica, en Ia cual Lenin tuvo que volver contra el adversario las ‘propias armas de éste, todo e80 son unas cuantas excusis, pero no cons tituyen Ia raz6n altima. La razon Ultima, es que Jos tiempos no estaban maduros, que no habja caido Ia no- che, y que ai el mismo-Marx, ni Engels,_ni Ignin podian todavia escribir esa gran obra fils fica_de_que carece-el-marxis modo u otro, si legaban mucho después de “ta ciencia de Ja cual una filosoffa depende, llcgaban todavia demasiado pronto para una filosofia indispensable, que no puede nacer, sin embargo, més que de un necesario retra- 8 Nea partir del concepte de este “retraso” necesario, todo podia aclararse, todo, incluso la confusion de quienes, como el joven Lu- kacs, y Gramsci, y tantos otros que no te nian et genio de éstos, habian llevado la impaciencia ante esta filosoffa, demasiado enta en nacer, hasta proclamar que ya habia nacido hacia tiempo, desde los origenes, dex de las Tesis sobre Feuerbach, por lo tanto mucho antes de que se iniciara la ciencia marxista misma; y que, para demostrdrselo, 40 ueclaraban sencillamente que, siendo toda ciencia una “superestructura”, toda ciencia existente era, pues, en su fondo positivista puesto que era burguesa, y Ja “ciencia” mar xista s6lo podia ser filoséfica, y el marxismo una filosoffa, filosoffa poshegeliana, 0 “filo- soffa de Ja praxis”. A partir del concepto de este “retraso” necesario, muchas otras dificultades pod/an aclararse también, incluso en la historia poli tica de las organizaciones marxistas, de sus fracasos y sus crisis. Si es cierto, como. fo profesa toda fa tradicién marxista, que el mayor acontecimiento de la historia de la lucha de clases ~es decir practicamente de la historia humana— es la unién de la teoria marxista y el movimiento obrero, se concibe que el equilibrio interior de esta unién pue- da estar amenazado por esas deficiencias de 1k teorfa que se laman desyizciones, aunque éstas sean imperceptibles; se comprende el alcance politico de esos encamnizados debates te6ricos, desencadenados en el movimiento socialista, luego comunista, sobre lo que Le- nin llamaba simples “matices”, pues decia en Qué hacer?, “de un simple matiz pue- de depender el porvenir del partido: social- demécrata por largos, largufsimos afios”, Podemos entonces sentir la tentacién-de 41 pensar, siendo como es la teorfa marxista una ciencia y una filosoffa, y Ie filosofta estando rezagada respecto de la ciencia, que quedé por ello frenada en su desarrollo, que en ef fondo esas desviaciones tedricas eran inexitables, 10 SOSH causa de Is efectos de ae lucha de a 2 Ken lacearla Sine causa de Un —desnivel-interno en la~teoria ~ anism. De hecho, volviendo al pasado del movi- miento obreto marxista, podemos ilamar por su nombre las desviaciones tebricas que con- dujeron a los grandes fracasos histésicos pro- Ietarios, el de Ia Il Internacional, para no citar otros. Estas desviaciones se llaman: eco- nomismo, evolucionismo, voluntarismo, hu- manismo, empirismo, dogmatismo, ete. En su fondo, esas desviaciones son filosoficas, y fueron denunciadas como filoséficas por los grandes dirigentes obreros, emt primerisimo lugar Engels y Lenin, Pero entonces estamos muy cerca de come prender ahora por qué esas desviaciones sux mergieron a los mismos que las denunciaban: jno eran, en cierto modo, inevitables en funcién misma del retraso necesario de la filosofia marxista? Llevemos el razonamiento hasta el final. Si es asf, y hasta en Ja crisis profunda que 42 divide hoy al movimiento comunista interna cional, fos filésofos marxistas pueden estre- mecerse y temblar ante la tarea inesperada a fuerza de ser tan esperada, que la historia les asign y confia. Si realmente, como tantos signos lo prueban, ef retraso de la filosofia marxista puede ser parcialmente cubierto, no serd solamente e} pasado ef que va a aclarar- se, sino también, quizés, el porvenir serd transformado. En este porvenir transformado, se hard equitativa justicia a cuantos hayan tenido que vivir en fa contradiccién de la urgencia politica y el retraso filoséfico. Se hard justi- cia a uno de los més grandes, Lenin. Just cia: su obra filos6fica serd entonces acabada. Acabada, es decir, completada y corregida, Debemos, no ¢s as{?, este servicio y este homenaie.a un © que tuvo ja suerte ‘de nacer_a tiempo para la politica “pero la deg sacia de nacer_demasia, ala Hlosoffa Después de todo, zqui sa » equién escoge Su fecha de nacimiento? és Vv Podemnos ahora, advertides por “la historia” de Ia teoria marxista sobre las razones del “43 retraso de la filosofia marxista respecto a la | ciencia de a historia, ir directamente a Le- nin, y entrar en su obra. Pero entonces nues- tro “‘suefio” filos6fico se evapora: las cosas dejan de ser simples. Anticipo mi conclusién, No, Lenin no ha- bia nacido demasiado pronto para I2 filoso- fia. Nunca se nace demasiado pronto para la filosofia. Si 12 filosofia esta retrasada, si el estar retrasada la hace filosofia, ;e6mo pue- de uno estar retrasado sobre un retraso que no tiene historia? Si es aém necesario hablar a cualquier precio de retraso: somos noso-_ tros quienes estamos atrasados respecto a Lenin. Nuestro retraso no es sino el otro nombre de una confusién. Pues nos equivo- camos filoséficamente acerea de las relacio- nes de Lenin y le filosofia. Las relaciones de Lenin y Ia filosoffa se expresan bien en la filosofia, dentro del “juego” que constituye la filosofia en filosofia, pero esas relaciones no son filosbficas, puesto que este “juego” no es filoséfico. Quisiera intentar exponer los consideran- dos de estas conclusiones bajo una forma, condensada y sistemética, que seré necesaria- mente muy esquemética, tomando por obje- to de andlisis Ia gran obra “filosofica” de Lenin: Materialismo y empiriocriticismo. Diz 44 vidiré esta exposicién en tres momento: 1. Las grandes Tesis filosdficus de Lenin, 2. Lenin y la prictica filosifica 3. Lenive y la posicién de partido en filo- sofia. Con motivo de cada uno de estos puntos procuraré mostrar 1o que Lenin aporta de nuevo a la teorfa marxista. 1, Las grandes Tesis filoséficas de Lenin Por Tesis, entiendo, como cada quien, las tomas de posicién filoséficas de Lenin, regis- tradas en enunciados filos6ficos, Dejo a un lado por el momento la objecion qué ha servido de pantalla o de Pretexto a la filoso- fia universitaria para no leer Macerialismo y empiriocriticismo: la terminologia categorial, Jas referencias historicas, incluso las ignoran- cias de Lenin, Es un hecho, que por sf solo merecerta todo un estudio, que Lenin se sitiia desde muches puntos de vista y desde la sorpren- dente “apertura” de Materialismo y empirio~ criticismo, que nos retrotrae brutalmente a “Berkeley y a Diderot, en el espacio tedrico del empirismo del siglo XVIII, por consi Buiente en una problemitica filosdfica “ofi- 45 cialmente” precritica, si se considera que la filosofia se vuelve “oficialmente” critica con Kant. En cuanto se ha notado la existencia de este sistema de referencia, en cuanto se co- noce su logica estructural, las formulaciones teoricas de Lenin se explican como otros tantos efectos de esta Logica, incluso las in- creibles torsiones que Lenin hace sufrir a Ta terminologfa categorial del empirismo para volverla contra el empirismo. Pues si piensa dentro de la problematica del empirismo ob- jetivo (Lenin dice incluso del “sensualismo objetivo”) y si el hecho de pensar dentro de esta problemética a menudo afecta no sola- mente a las formulaciones, sino hasta a cier tos mavimientos del pensamiento de Lenin, nadie puede negar que Lenin piensa, es decir piensa sistematica y rigurosamente. Es este pensamiento el que nos importa, en cuanto enuncia Tesis. Helas aqui, enunciadas en su esencia desnuda. Distinguiré tres de ellas: Tesis 1 La filosofia no es una ciencia. La filosoffa es distinta de las ciencias. Las categorias filos6- ficas son distintas de los conceptos cientft cos. Esta tesis es capital. Cito ef punto decisivo 46 en que se juega su destino: le categoria de ‘materia, punto_sensible si lo hay para una filosOTitas que aspiran a su salvecion es de” GF TSI MUGTENO obstante Lenin dice con | Yodas Tas “Tetas “que la distincién entre la categoria filos6fica de materia y el concepto cientffico de materia es vital para la filosoffa marxista, “La_materia es una fica, "7 “Porque la tinica ‘propiedad’ de la materia con cuya admision esté ligado el materialis- mo filoséfico, es la propiedad de ser una realidad objetiva...” cm ““SeTinfiere que la categoria filosbfica de materia, que es a la par Tesis de existencia y Tesis de objetividad, jamés puede confundir- se con fos contenidos de los conceptos cien~ tificos de materia. Los conceptos cientificos de la materia definen conocimientos, relati- vos al estado historico de tas ciencias, sobre ef objeto de dichas ciencias. El_coy concepto cier materia cambi desarrollo, ir ta dizaci ngcimiento cientifico. El sentido de la cate- gorfa filos6fica de materia no cambia, pues 7 Lenin, op. cit, p. 8 Ibid, p, 259, ee categoria filos6- 41 que_no se refiere a ningin objeto de ciencia, | _pero_afirma la objetividad de todo conock migntocientifico de yn obdjeto- La categoria de materia no puede cambiar, Es “absoluta”, Las consecuencias que Lenin deduce de esta distincién son capitales, En primer lugar en lo que se llamaba entonces la “crisis de la fisica”. Lenin restablece la verdad: la fisica no esté de manera alguna ent crisis, sino en crecimiento, La materia no se ha “desvaneci do”, Unicamente el concepto cientifico de materia ha cambiado de contenido, y cam- biard sin cesar en el futuro, pues el de_conocimiento ¢sinfinitoen-su-ebjeto, mismo. La seudocrisis cientifica de la ffsica no es mas que una crisis 0 una 20z0bra filoséfice en que unos idedlogos, incluso si son tam bign sabios, atacan abiertamente al materia- lismo. Cuando proclaman que la materia se desvaneci6, hay que ofr el discurso silencioso de su deseo: jque el materialismo se desva- nezca! Y Lenin denuncia y abate a todos esos cientificos filésofos de un dia que crefan Hegada su gran hora, Qué queda hoy de e505 personajes? {Quién los conoce ya? Di gamos que ese ignorante en filosoffa que eta Lenin tenfa cuando menos juicio. ;Y qué a8 filésofo profesional ha sabido, como él, sin esperar ni vacilar, comprometerse tan lejos y con tanta seguridad, absolutamente solo, contra todos, en una batalla aparentemente perdida? Me gustarfa que nos citaran un nombre, fuera de Husserl, aliado objetivo de Lenin entonces contra el empirismo y el historicismo, pero aliado provisional y que no pudo coincidir con &, pues Husserl crefa, como buen “filésofo”, que iba parte”, Pero la Tesis de Lenin va més lejos que la coyuntura inmediata. Si es absolutamente necesario distinguis la categoria filosofica de materia de todo concepto cientifica, se de- duce de ello que los materialistas que aplican Jas categorias filosdficas a los objetos de las ciencias coma si ellas fueran su concepto se han enredado en un quid pro quo. Ejemplo: quien hiciera uso conceptual de Ia dicotomia eategorial materiajespiritu © materia/concien- cig tiene muchas probabilidades de caer en paralogismos, pues “la contradiccién entre la materia y la conciencia no tiene significado absoluto mas que dentro de los limites de un dominio muy restringido: en este caso, exclusivamente dentro de los limites de la cuestion gnoseolégica fundamental acerca de aué es Jo que hay que reconacer come lo “a alguna (ae fa primario y qué es lo que hay que reconocer como lo secundario. Mas alla de estos limites Ja relatividad de tal contraposicién no suscita duda alguna”.? No puedo insistir sobre otras consecuen- cias, de gran alcance, por ejemplo sobre et hecho de que la distincién entre filosofia y ciencias abre necesariamente, en la perspecti- va de Lenin, el campo de una teoria de Ia historia de los conocimientos, que Lenin anuncia en su teoria de los limites histdricos de toda verdad (entiéndase de todo conoci- miento cientifico), que él piensa como teo ria de la distincién de la verdad absoluta y a verdad relativa (en *sta teoria son pensa- das, bajo un solo par de categorias, a la vez la distincién entre la filosofia y las ciencias, y la necesidad de una teorfa de la historia de jas ciencias). Deseo Gnicamente observat to siguiente. La distincién entre la filosofia y las ciencias, tog_sientificos, constituye en-el-fonde-tna toma de posicién_filosofica radical contra vignioy incluso Contra el empirismo y el posi- tivismo de ciertos materialistas, contra el na- 9 Ibid, p. 146. 50 turalismo, contra el psicologismo, contra el pistoricismo (sobre este punto muy preciso, ver la violencia polémica contra el historicis- smo de Bogdinov). Hay que confesar que por parte de un fildsofo a quien deciaran facilmente, partien- do de algunas formulas, precritica, prekan- tiano, no esti tan mal, es incluso més bien asombroso, pues ese dirigente bolchevique de 1908 que manifiestamente no habia lefdo entonces una sola linea de Kant ni de Hegel, pero se habia contentado con Berkeley y Diderot, da muestras, por razones extrafias, de un sentido “critieo” del edversario positi- vista y un_discernimiento estratégicg prodi- gioso en el concierto religioso de la filosofia entonces “hipercritica” de esos tiempos. Lo més sorprendente es que Lenin realiza esa proeza de tomar tales posiciones antiem- piristas en el campo mismo de su problemé- tica empirista de referencia, Que se pueda llegar a ser antiempirista al mismo tiempo que piensa y se expresa uno en las categorias de base del empirismo, he ahi una hazaia paradéjica que ciertamente plantea un pe- quefto “problema” a los filésofos de buena fe que se dignen examinarlo. {Puede significar eso, por castalidad, que el campo de la problemética filos6fica, las 31 > formulaciones categoriales, los enunciados fi- | ria, Ia economia politica y.la sociologia esté loséficos, son relativamente indiferentes a las] constantemente duplicada con, reflexiones epistemolégicas agudas, que vuelve a plantear | de forma general en sus textos filoséficos. | Lo que Lenin pone en evidencia, y una vez més a través de categorias que pueden | ser contaminadas por sus referencias empi 428.(como la categorfa de refleio), es el anit | empltismo de Ta practica clentifica, el papel + decisive de la abstraccion cientifica, més atin, el papel de la sistematicisad conceptual y, de modo més general, el Papel de la teorfa como tal. Polfticaments, tomas de posicién filos6ficas? ;Podrfa indi- cat eso que en el fondo no ccurre nada esencial en lo que parece constituir la filoso- fia? Extrafio. - Tesis 2 Sila filosofia es distinta de tas ciencias, existe entre filosofia y ciencias un nexo pri- vilegiado, Representa este nexo fa tesis mate- rialista de la objetivided. Aqui hay dos puntos esenciales, El primero atafte 1a naturaleza del cono- cimiento cientifico, El autor vuelve a tomar, +. desarrolla y profundiza las indicaciones que contiene Materiatismo y empiriocriticismo en ss los Cuadernos sobre ta dialéctica: tales indi- caciones dan todo su sentido al antiempiris mo y el antipositivismo de Lenin, al interior mismo de la concepeién de la prictica cien- tifica, Bajo este aspecto, Lenin debe también + ser considerado como un testigo que habla de la préctica cientifica en calidad de practi- cant auténtico de ella, Basta leer los textos ES que consagré a El Capital de Marx, entre €/ 1898 y 1905, su anélisis del Desarrollo del capitalismo en Rusia, para ver que su pricti- ca cientifica de te6rico ‘marxista de Is histo- enin es conocido por su itica del “espontanefsmo” que va dirigida, €s conveniente sefialarlo, no contra la espon- taneidad, Jos recussos, a inventiva, el genio de las masas populares, sino contra una ideo logfa politica que, bajo el amparo de una exaltaciéa verbal de Ja espontaneidad de las masas, Ja explota para aventurarla en una politica false /Paro ever Gus; ena concepeion de la préctica, cientifica, Lenin adopta exactamente la misma posicion. Si Lenin escribié que “sin teoria revolucionaria, no hay movimiento revolucionario”, podria haber escrito: ‘sin teorfa cientifica, no hay. Produccién_deS conacimientos ‘cient{ficos,- Su dofensa de las exigencias de la teorfa en la prdctica cientffica coincide exactamente™ con st defensa de las exigencias de ta teorfa | en la practica politica. Su antiespontanefsme | reviste entonces Is forma tebrica del antiem. | pirismo, el antipositivismo y el antipragme-- Jismo—_ Pero asi como su antiespontanefsmo polt- | tico supone el més profundo respeto a la espontaneidad de las masas, su antiespon- tanefsmo teGrico supone el mayor respeto a la prictica en el proceso del conocimiento, Ni por un instante, en su concepcién de la | ciencia © en su concepcién de la politica, cae Lenin en el teoricismo. { © Priiner punto permite comprender el | segundo. La filosofia materialista, a los ojos de Lenin, esté profundamente ligada con la practica cientifica. Es necesario, me parece, | entender esta tesis en dos sentidos. Ante todo, en un primer sentido, extrema: damente clésico, y que ilustra lo que pudé 4 mos observar empfricamente en 1a historia de fas relaciones de toda filosoffa con la ciencias. Para Lenin, lo que ocurre en las 4 ciencias interesa primordialmente a Ia filoso-4 fia, Las grandes revoluciones cientfficas pro-, vocan transformaciones importantes en la fi | losoffa. Es la conocida tesis de Engels: el materialismo cambia de forma con cada gran? 54 Se “55 descubrimiento cientffico; tesis que Lenin defiende mostrando, de otro modo y mejor que Engels, el cual estaba fascinado por las consecuencias filos6ficas de los descubri- mientos de las ciencias de la naturaleza (la célula, la evolucién, el principio de Carnot, etc.), que el descubrimiento decisivo que provoca la modificacién obligada de la filo-_ sofia materialista no viene tanto de las cien- cias dela naturaleza camo de la.ciencia dela historia, del materialismo hist6rico. a En un segundo sentido, Lenin invoca un argumento importante. Ya no habla de la filosoffa en general, sino de la filosoffa ma- terialista, Dicha filosoffa, de un modo que le ‘es propio, est4 particularmente interesada en cuanto sucede en la practica cientffica por- que esta filosofia representa, en su tesis ma- terialista, las convicciones “espontdneas” de los sabios respecto a Ia existencia del objeto de su ciencia, y la objetividad de su conoci- miento. Lenin no cesa de repetir en Materialismo ¥ empiriocriticismo que ta mayoria de los especialistas de las ciencias de la Naturaleza son “‘espontineamente” materialistas, cuando menos con respecto a una de las tendencias, de su filosoffa esponténea. Ala vez que combate las ideologias del espontanefsmo de | | Ja préctica cientifica (empirismo, pragmatis. mo), Lenin seconoce, en la experiencia de la prictica cientff te jdGiicia materials | filosofia marxista. Relaciona entonces las te- sis Matertatistas requeridas para pensar la eg pecificidad del conocimiento cientifico, con Ja tendencia materialista espontinea de los practicantes de las ciencias: como expresan- do a la vez practica y tedricamente una anica y misma tesis materialista, de existen- cia y de objetividad. ‘ Me adelanto al decir que Ja insistencia leninista en afirmar clncxo piesa en, tye_las ciencias_y la filosofia_materiali marxista demuestra que se trata en este caso de un punto nodal decisivo, que Hamaremos, si me lo permiten, Punto Nodal No. 1» Pero justamente, a través de Ia mencién de la filosoffa espontinea de los sabios se dibuja algo importante, que va a ponerot en presencia de otro punto nodal decisivo, de naturaleza completamente distinta. Tesis 3 Ahf también, Lenin vuelve a plantear una tesis clisica que Engels habia expuesto en el Ludwig Feuerbach y el fin de la flosofia clisica alemana, pero le da un alcance sin 56 precedente. Esta tesis se refiere a la historia de la filosofia concebida como fa historia de una lucha secular entre dos tendencias: el idealismo ye} materialismo, Hay que decir claramente que, en su bru- talidad, esta tesis choca de manera frontal con las convicciones de la inmensa mayoria de los filésofos de profesién. Convendrin sin embargo, si se dignan aceptar el leer a Le- nin, y lo leerdn algin dfa, en que sus tesis filos6ficas no son tan sumarias como la Tepu- tacién que se creé alrededor de ellas. Pero mucho me temo que resistan violentamente a esta Ultima tesis que puede. herirlos en sus convieciones més profundas. Les parece, de. cididamente, demasiado basta, y buena Para debates piiblicos, es decir ideolbgicos y polf- ticos. Cuando se afirma que toda la historia de Ia filosofia se reduce en tltima instancia @una lucha entre el tmaterialismo y el idealis- ‘MO, parece que se tiene en. paca estima toda la riqueza de la historia de la filosofta, De hecho, esta tesis consiste en afirmar que, en_lo_esencial, la filosofia no tiene realmente historia. Que WOT 3 reduce a ser la repeticion del choae de dos tendencias fundamentales? Las formas y angumentos del combate pueden varias, pero si toda Ia historia de la filosoffa no es més ST que Ia historia de esas formas, basta Lssieiel fas a Jas tendencias inmutables que TePrese tan para que ta transformacion de esas for mas se convierta en una especie d© /uege gratuito. En el limite, la filosofia no sau storia, 1a filosofia es ese Twgar teatico ex trano donde no ocurre propiamente nada ‘que esta repeticion de 1a nada. re nada en filosofia, & lfemar que Ia filosofia no leva a parte alge wna puesto que no ¥a a parte alguna: ls vies que abse son efectivamente, como ee . Dietzgen antes de Heidegger, unos ole wege”, caminos que no Hlevan a ninguna P te. nada mas Decir que no cut Eso es precisamente Jo que sugiere pricth camente Lenin, quien, desde Tes primeras PE Ginas de Materialisma y empiriocriticiomo, Explica que Mach no ace sino repel” & Berkeley, lo cual opone por ss Pro cuenta su propia repeticion, de Diderot. Peor ain, se da uno cuenta de que Berkeley y Diderot se repiten el wno al ot, puesto ai estan de acuerdo sobre Ja dicotomia ree espiritu, cuyos términos se enuactia fe Gisponer en otra forma. La nada de su fh Nofia es sblo Ia nada de esta inversion de términos de Una dicotomia categorial et F table (materia/espiritu) que representa en la 4 58 seorfa filoséfica el juego de fas dos tenden- cias antagonicas que se enfrentan a través de esta dicotomfa, La historia de la filosoffa no es entonces otra cosa que la nada de esta inversion repetida. Esta tesis volverfa a dar, por afiadidura, su sentido a las famosas f6r- mulas sobre la inversion de Hegel por Marx, ese Hegel de quien el mismo Engels decia que era s6lo una inversién previa. Sobre este punto hay que reconocer sin ambages que la insistencia de Lenin no tiene consideracién ni Umites. Por lo menos en Materialismo y empiriocriticismo (pues sobre este punto el tono cambia en los Cuader nos), echa pot la borda todos los matices, todas las distinciones, las delicadezas, las su- tilezas tebricas mediante las cuales Ja filoso- fia intenta pensar su “objeto”: no son sino sofismas, distingos, argucias de profesores, acomodamientos, compromisos cuya tnica finalidad es disimular cual es el motivo real del debate en que esté comprometida toda filosofia: la lucha de tendencia fundamental entre el materialismo y el idealismo. Como en politica, no hay tercera via, medias tin- tas, posiciones bastardas. No hay en ef fondo mis que idealistas y matesialistas, Cuantos no se declaran abiertamente tales son mate- fialistas 0 idealistas “vergonzantes” (Kant, 59 Re aay nome iaonespe fernerrashicetowa tf Hume). Pero entonces hay que ir més lejos toda via, y decir que si toda la historia de Te filosofia no es mas que machacar argumen- tos en los que se consuma una sola y tinica jucha, la filosoffa es slo lucha de tenden- ‘cias, esa Kampfplatz de que hablaba Kant, pero que nos lanza entonces en la subjetivie dad pura y simple de luchas ideolégicas. Es Gecir que la filosofia no tiene, proplamente fhablando, objeto, en el sentido en que una ciencia tiene un objeto. ‘Lenin llega, 1o cual prueba pertinentemen- te que Lenin piensa, hasta ahi. Declara que no se pucden demostrar los principios lt ‘mos del materialismo, como no se pueden Gemostrar (ni refutar: lo cual irritaba a Dide~ rot) los principios del idealismo. No se les puede demostrar porque no pueden ser obje- to de un conocimiento, entendamos de un - conocimiento comparable al de Ja ciencia, que demuestra las propiedades de sus ob- jetos. La filosoffa no tiene, pues, objeto: pero todo esté relacionado, Si no ocurre nada en la filosofia, es precisamente porque no tiene objeto. Si efectivamente_o% Igo_en_Jat Ciencias, @& porque tienen un objeto, cuyo: Zonocimiento pueden ahondar, lo cual les 60 una historia Como la filosofia no tiene obje- to, no puede ocurrir nada en ella, La nada | de su historia no hace sino repetir la nada de | su objeto. Aqui empezamos a acetcarnos al Punto Nodal No, 2 que se refiere a esas famosas tendencias. La filosofia no hace més que remachar y rumiar argumentos que represen- tan, bajo forma de: categorfas, su conflicto fundamental. Su conflicto, innombrable den- tro de la filosofia, es el que sostiene fa eterna inversion nula de la cual Ia filosofia es teatro palabrero, la inversién de la dicoto- mia categorial materia/espiritu, {Como se manifiesta entonces una tendencia? En el orden jerarquico que instaura entre los tér minos de la dicotomia: un orden de domine cin, Escuchemos a Lenin: “Bingiendo no discutir mas que con Bel tov, y eludiendo pusilinime a Engels, Bogdé nov se indigna por tales definiciones, que son, dice él, ‘simples repeticiones’ de ta ‘for mula’ (de Engels, se olvida afiadir nuestro ‘marxista’) segin la cual para una direccién filosbfica la materia es lo primario y el espf- titulo secundario, y para Ja otra direccién, todo lo contrario. ; Todos los machistas fs 80s repiten extasiados la “refutacion’ de Bog- danov! Y sin embargo, la més ligera refle- 61 xi6n podria probar a estas gentes que no es posible, que en el fondo no ¢s posible dar otra definicion de los dos iiltimos conceptos de la gnoseologia, mas que indicando cual de ellos es considerado como primario. ;Qué es dar una ‘definicion’? Es, ante todo, trasladar un concepto dado a otro més amplio.. . Se pregunta ahora si existen conceptos més am- plios con los gue pudiera operar Ja teoria dei conocimiento, que los conceptos de: ser y pensar, materia y sensacidn, Io fisico y to psiquico. No. Estos son los tltimos concep: tos, Jos mas amplios, mds alld de los cuales en realidad (si no se tienen en cuenta modi- ficaciones siempre posibles de la terminolo- gia) no ha ido hasta ahora la gnoseologta Solamente el charlatanismo o la indigencia intelectual extremada pueden exigir una ‘deft nicién’ tal de estas dos ‘series’ de conceptos Jiltimos que no consista en una ‘simple repe ticign’: uno u otro es considerado como Io primario.”!° La inversion, que es formalmente ta nad: que ocurre en la filosofia, en su discuno explicito, no es nula, o mds bien es un efecto de anulacion, la anulacién de una jerarquia anterior reemplazada por fa jerar 10 Tid, p. 145. a quia inversa. Lo que esta en juego en la filosofia, a_través de Tas _categoniasUltimas_ que_Tigen_todos los sistemas filosAficas, es, pues, ef sentido de esta jerarquia, el sentido & poner una categoria en possi Tomine tg, es ent la filosoffa algo que hace pensar iresistibfemente en una toma del poder 6 una instalacién en el poder, Filoséficamente, de- bemos decir: una instalacién en el poder es sin objeto. Una instalacién en el poder, ges todavia una categoria puramente teérica? ‘Una toma de poder (0 instalacion en ¢} po- der) es politica, no tiene objeto, pone algo en juego, justamente el poder, y tiene un objetivo: 10s efectos del poder. Hay que hacer aqui una breve pausa para ver lo que Lenin aporta de nuevo en relacién con Engels. Su contribucién es enorme, si se detiene uno a medir los efectos de lo que demasiado a menudo se tom6 por matices. En el fondo, Engels, que tiene rasgos de genio pasmosos cuando trabaja sobre Marx, no tiene un pensamiento comparable al de Lenin, Le ocurre a menudo el yuxtaponer sis mas que pensarlas en la unidad de su me relacion, 10 se ha desembarazado verda- Peor atu deramente de cierto tema positivista de La ideologia alemana, Para él Ia filosoffa, cuyo 63 “] ‘profesa seguidor de Engels? El también estu- estudio sistemdtico recomienda sin embargo, | dia lss leyes, digamos tas estructuras del pens debe desaparecer: pues no es més que el | samientol Ricocur\le demostr laboratorio artesans! en donde se forjaron en ie_cra Kani_menos Ot sijete tiiscendental. > el pasado las categorias filos6ficas necesarias | (Evi-StrauSs~no lo ha desautorizado. De he. a la ciencia, Esos tiempos pasaron. La filoso- | cho, si el OBjeto de Ia filosofia es el pensa- fia cumpli6 su mision. Ahora debe ceder e] | miento puro, puede uno apelar a Engels y puesto a la ciemcia. Desde que las ciencias } descubrirse kantiano, menos el sujeto tras- son cientéficamente capaces de presentar e} | cendental. sistema argénica unitario de sus relaciones, | | Se puede expresar la misma dificultad de ya no hay necesidad ni de una Naturphiloso- | otra manera. La dialéctica, objeto de la filo phie ni de una Geschichisphilosaphie, soffa, es {lamada una légica, ;Puede realmen- {Qué queda a le filosoffa? Un objeto: la | te la Filosofia tener al objeto de la Légica dialéctica, las leyes mds generales de la natu- | por objeto? Parece que la Logica esté desde raleza (pero las ciencias se encargan de ello) | ahora prescindiendo cada ver mis de la filo y del pensamiento. Quedan, pues, las leyes | soffa: es una ciencia, del_pensemiento, que so-putdendediicirde | Sin duda, Engels defiende al mismo tiem Ja_historia_de Jas ciencias. La filosofia no} po también la tesis de las dos tendencias, esti, entonces, verdaderamente separada de} Pero materialismo y dialéctica de una parté> fas ciencias, de donde resulta el positivismo | lucha de tendencias y progreso filoséfieo ex- que acecha a ciertas formulas de Enge’s,| cusivamente determinado por los progresos cuando dice que ser matesialista es admitir a | cientificos de otra parte, he ahi algo bien la naturaleza tal cual es “sin adicién extra | dificil de pensar conjuntamente, es decir_d fia”, no obstante que Engels sabe que las] pensar, Engels Jo intenta, pero, incluso si no ciencias son un proceso de conocimiente,| 5° quiere tomaslo al pie de la letra (es lo Por ello Ja filosoffa tiene a pesar de todo un} Menos que puede pedirse tratandose de un objeto: pero paradéjicamente es entonces el] 10 especialista), queda demasiado claro que pensamiento puro, lo cual no desagradar{a al| Ie falta algo esencial. idealismo. Qué hace hoy por ejemplo, se] Es decir que falra algo esencial a su pensa- gin su propia confesibn, Lévi-Strauss, que 7 65 64 miento para poder pensar. Solo gracias a Lenin podemos ver que se trata de una cg. rencia. Pues els carece justamente de I ia Tenin aporta_un pensamiento profunds- mente coherente, donde se sitia cierto ni soluta y la verdad relativa es imprecisa. ¥ yo os contestaré: justamente es lo bastante ‘im. precisa’ para impedir que Ia ciencia se con- vierta en un dogma en el mal sentido de esta palabra, en una cosa muerta, paralizada, osi- ficada; pero, al mismo tiempo, es lo bastante mero de tesis radicales, unscriben_sin } ‘precisa’ para deslindar los campos de} modo duda_vacios, te_vacios_perti'| mds resuelto © irrevocable entre nosotros y nentes En el centro de este pensimiento, esté ia tesis de que la filosofia no tiene objeto, es decir: la filosofia no se_explic por la simple relacién que mantiene con las encias Nos @ercamos al Punto Nodal No. 2. Pe- ro aiin no lo abordamos. 1 fidefsmo, el agnosticismo, el idealismo fi los6fico y Ia sofistica de los adeptos de Hume y de Kant,”"1 “Naturalmente, no hay que olvidar aqui que el criterio de la préctica no puede mun- ca, en el fondo, confirmar o refutar comple- famente wna representacién humana cual- quiera que sea. Este criterio también es lo bastante ‘impreciso’ para no permitit a los conocimientos del hombre convertirse en al- go ‘absoluto’; pero, al mismo tiempo, es to bastante preciso para sostener una hicha im. plicable contra todas las variedades del idea- lismo y del agnosticismo.”!? - ous * Otros textos confirmai 1a posicién de Le- nin. No se trata, manifiestamente, de formu kks aventuradas y sisladas, sino de un pense miento profundo. Lenin define, pues, la esencia titima de la 1 Ibid, p. 135, 12 Ibid, p. 141. 2. Lenin y la prictica fitoséfica Para abordar este Punto Nodal No. 2, vamos ‘a entrar en un nuevo campo, el de la practi ca filoséfica. Serfa interesante estudiar Js prictica filoséfica de Lenin en sus distintas ‘obras. Pero ello supondria que supiéramas qué'es la prictica filosofica com® tal. Pefo justamente, en algunas raras ocasio- nes, Lenin se ve obligado, por las exigencias mismas de la polémica filosbfice, a produciz una especie de definicién de su préctica file séfica, He aqui los dos textos més precisos: “Dirgis: esta distincion entre la verdad ab- 66 6? “Flas definidas; ceslnemnene ota oey a ee }"trazar una linea de demascacién” al interi { \ prictica filos6fica_cor el campo tedtico. Esta intervencién reviste una doble Tonia: ar categ. “definidas; prictica por_la_funcidn de nd was categorias. Tal funcién consiste eh del campo tedrico, entre ideas declaradag verdaderas e ideas declaradas falsas, entre jentifico y 10 ideol6gico. Los efectos de este trazado som Positives en cuanto| sirven a cierta préctica —la prictica cientify ca~, negatives en cuanto defienden ests pFictica contsa los peligros de ciertas nocio- nes ideolégicas: en -este caso las del idealis mo y del dogmatismo. Tales son al menos los efectos producidos por 1a intervenci6s| filosofica de Lenin, in este trazado de una linea de demarcay cion, vemos enfrentarse las dos tendencias fundamentales de que ya se trat6._Es &| filosaf(a_materialista la que—tr Lines dé demarcacién, para_preservar la prd cientifica de los asaltos de 1; | lista To-Gentifice de tos s-de-10 ideoié! gico. Podemos generalizar esta definicion sul: AGI Rosoe-consste er tat (Minea de demarcacién mayor mediante cual sechaza las nociones ideoldgicas de bi] \Gtosottes que representan_ la tendendi 68 opuesta_atla_suya;to-que_esté en juego en ie trazado, por tanta en ta prictica filoss- fice, 3 Ta practica cientifica, la cientificidad, VoWemosatallar aqui nuesteo Punta Nodal No, 1: la telacién privilegiada de la filosoffa con las ciencias. Volvemos a encontrar también el juego paradéjico de Is inversion de los términos en que [a historia de la filosoffa se anula en la nada que produce. Esta nada no es nula: pues pone en juego el destino de las pricti- cas cientificas, de lo cientifico, y de su otro, lo ideoldgico. O bien las précticas cientificas son explotadas 0 bien son servidas por la intervencidn Milosofica. Que Is filosofia tenga una historia y que no obstante no ocurfa nada en ella se vuelve entonces inteligible, Pues la intervencién de cada filosoffa, que desplaza o modifica cate- gorias filosoficas existentes, y por tanto pro- duce esos cambios enlos disoursos filos6- ‘turalgo_para_exhibi istencia, esa inter vencién es indudablemente la nada filosofica cuya insistencia hemos comprobado, ya que efectivamente una linea de demarcacién no es nada, ni siquiera una Iinea, ni siquiera un trazo, sino el simple hecho de demarcarse, por Jo tanto el vacio de una distancia to- 69

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