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Capituto I LAS REPRESENTACIONES SOCIALES ASPECTOS TEORICOS Jean-Claude Abric La nocién de «representacién sociab» aa que aqui nos referimos corres- ponde @ Ia teoria elaborada en 1961 por S, Moscovici. Ignorada durante ‘mache tiempo por fa comunidad cientifica, esta teoria reconocida finalmen- te desde hace tres lustros constituye desde entonces una referencia insorteable no s6lo en psicologia social, sino también en otras ciencias, sociales, como To testimonian coloquios y obras interdisciplinarias que le han sido consagradas. Incontables son los trabajos de historiadores, cetnélogos, sociélogos o economistas que confirman su importancia en el andlisis de los fenémenos sociales (cf: Belisle y Schiele, 1984; Jodelet, 1989) Este éxito de la tooria es testimonio elocuente del renacimiento del inte- rés por los fenémenos colectivos y ins precisamente por las reglas que ti- ‘gen el pensamiento social. El estudio del pensamiento «ingenuo», del «sentido connin se torna esencial en adelante. La identificacién de la «vi- sin del mundo» que los individuos © grupos evan en si y utitizan para actuar o tomar posicién es reconocida como indispensable para entender la dinimica de las interacciones sociales y aclarer los determinantes de las. cas sociales, Luego de recordar las bases teéricas de la nocién, intentaremos presen- lar el estado actual de los conocimientos acerca del funcionamiento del sis- n tema representacional y los intentos de validacién recientes sobre todo ex- perimentales— de esta teoria, 1. LA TEORIA DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES Lo que para nosotros consttuye el punto de partida de esta teoria es el abandono de Ia distincién clasica ~desarrollada fuertemente en los acer- camientos behavioristas- entre sujeto y objeto. En efecto, la teoria de las representaciones plantea «que no hay dstincién alguna entre los universos exterior ¢ interior del individuo (0 del grupo). EI sujet y el objeto no son fundamentalmente distintos» (Moscovici, 1969:9). Ese objeto esta inscrito nun contexto activo, concebido parcialmente al menos por la persona o el _Brupo, en tanto que prolongacién de su comportamicnto, de sus actitudes y de las normas.a las que se refiere. Dicho de otro modo: el estilo y la res- ‘puesta son indisociables. Se forman en conjunto, Estrictamente una respuesta ‘no es una reaccidn a un estimnlo, Esta hasta cierto punto en el origen del mismo. Es decir que en gran parte éste es determinado por la respuesta Si, por ejemplo, un individuo (oun grupo) expresa tina opinién (es de cir, una respuesta) respecto a un objeto 0 a una situacién, dicha opinién en cicrta forma es constitutiva del 2bjeto, lo determina, El objeto reconstruido es entonces de forma tal que resulta consistente con el sistema de evahua- cién utilizado por el individuo, Es decir, por si mismo un objeto no existe, Esy existe para un individuo oun grupo y en telacién con ellos. Asi pues, Ja felacién sujeto-objeto determina al objeto mismo, Una representacién siempre es la representacién dealgo para alguien. Y como lo dice Moscovi- ci (1986:71), esta relacién, «este lazo con cl objeto es parte intrinseca del ‘vinculo social y debe ser interpretada asi en ese marco». Por tanto, la re- presentacién siempre es de caricter social Esta hipétesis, el abandono del corte sujeto-objeto, leva a otorgar un status nuevo a To que se identifica como «realidad objetivay y que es deti- rida por los componentes objetivs de la situacién y del objeto, Planteare~ ‘mos que a priori no existe realidad objetiva, pero que toda realidad es representada, apropiada por el individuo o el grupo y reconstruida en su sistema cognitive, integrada en su sistema de valores que depende de su historia y del contexto sociale ideol6gico que le circunda. Y es esa reali- dad apropiada y reestructurada que para el individuo 0 el grupo constitu- ye a realidad misma, Toda representacién es asi una forma de visién global Y unitaria de un objeto, pero también de un sujeto, Esta representacion re- estructura la realidad para a la vez permitir una integracién de las carac- {eristicasobjetivas del objeto, de las experiencias anteriores del sujeto, y de nD su sistema de normas y actitudes. Esto permite definir a la representacién ‘como una visién funcional del mundo que permi.e al individuo o al grupo Confer sentido a sus conductas, y entender la reclidad mediante su propio Sistema de referencias y adaptar y definir de este modo un lugar para si Es «una forma de conocimiento, claborada socialmente y compartida con ‘un objetivo prictico que concurre ala construccién de una realidad comin para un conjunto sociab» (lodelet, 1989-36). Es ala vez «producto y proce so de una actividad mental por la que un individeo o un grupo reconstituye Ja realidad que enfrenta y le atribuye una significacién especifica» (Abric, 1987-64), La representacién no es asi un simple reflejo de la realidad, sino una organizacién significante, Esta significaciér depende a la vez de fac~ tores contingentes (de «circunstancias», dice Flament) -naturaleza y obli- gaciones de la situacién, contexto inmediato, firalidad de ta situacién~ y factores mas generales que rebasan la situacién misma: contexto social & {ideol6gico, lugar del individuo en la organizaciéa social, historia del indi ‘viduo y del grupo, desafios sociales. La representacion funciona como un sistema de interpretacion de la rea- lidad que rige Tas relaciones de los individuos con su entomno fisico y so- cial, ya que determinard sus comportamientos o sus précticas. Es una guia ‘para la accién, orienta las acciones V las relaciones sociales. Es un sistema de pre-decodificacién de Ia realidad puesto que determina un conjunto de anticipaciones y expectativas. 1, LA REPRESENTACION COMO SISTEMA SOCIOCOGNITIVO. &s errado decir que las representaciones sociales son sociocognitivas», afirma Moscovici (1986:73). Afirmacién que podria dar lugar a errores de interpretacién y que merece ser aclarada. Las representaciones en efecto no son exclusivamente cognitivas, tan bién To son sociales, lo que hace precisamente su especificidad en relacién ‘con otras producciones o mecanismos cognitivos. El andlisisy la compren sin de as representaciones sociales y cle su funcionamiento supondrin asi, siempre, un deble enfoque, un acercamiento que calificamos de sociocogni~ tivo y que integra los dos componentes de la representacién. * Su componente cognitivo primeramente: la representacién supone, 10 hemos dicho, un sujeto activo, y tiene desde ese punto de vista una «textu- ra psicol6gica» (Mascovici, 1976:40), sometida a las reglas que rigen los procesos cognitivos * Su componente social en S05 cognilivos esta d uida: la puesta en préctica de esos proce~ srminada directamente par las condiciones sociales a ‘en que una representacién se alabora o se transmite. Y esta dimension so- ‘ial genera reglas que pueden ser muy distintas de la «l6gica cognitive Las representaciones sociales tienen asi esta caracteristica especifica, que por otto lado dificulta su andlisis: estan sometidas a una légica doble: la Togica cognitiva yla ldgica sccial, Pueden ser definidas como construccio- nes sociocognitivas, regidas por sus propias reglas. La coexistencia de ambas permite dar cuenta y comprender por ejemplo por qué la representacién jntegra ala vez lo racional y ls irracional. También por qué tolera e integra contradicciones aparentes y for qué los razonamientos que genera pueden. parecer como «il6gicos» 0 incoherentes. ‘Pero esas contradicciones 0 ilogismos en realidad s6lo son aparentes, ‘puesto que pensamos que una representacién seguramente es un conjunto organizado y coherente, Son las reglas de funcionamiento especifico por descubrir que estin en la in-erseccién de los procesos cognitivos y de la légica social. Veremos a continuacién cémo nuestros propios trabajos (ef. “Abric, 1987), los de Grize y de su equipo (¢f. Grize, ef al., 1987) ylos de Flament (en esta obra, cap. 2) han intentado aclarar ese funcionamiento especifico de las representaciones sociales, interndndose en la via de ese estudio cognitivo de los fenémenos mentales colectivos que Jodelet (19892) desea. 2, LA REPRESENTACION COMO SISTEMA CONTEXTUALIZADO Hemos afirmado anteriormente que uno de los componentes fundamen tales de la representacidn era su significacién. Y ésta es determinada do- blemente por efectos de context. Por el contexto discursivo primeramente, es decir por Ia naturaleza de las condiciones de produccin del discurso, a partir del cual serd formula dda o descubierta una representacién. En la medida en que, en la mayoria de los casos, son producciores discursivas que permiten entrar a as repre sentaciones, es necesario analizar sus condiciones de produccién, y tener fen cuenta que la representacién recabada se produce en situacion, para un ‘auditorio, a quien pretende argumentar y convencer (cf: Grize et al., 1987) ¥y que la significacién de la representacién social dependeré por Jo menos cen parte de las relaciones concretas que se verifican en el tiempo de una interaccién (cf: Mugny y Carugati, 1985:23). Por el contexto social et: seguida, es decir por una parte por el contexto ideoldgico y por otra por cl Ingar que el individuo o el grupo respectivo ocupa ene sistema social, «La significacién de una representaci6n social esté centrelazada o anclada siempre en significaciones ms generales que inter~ “ ‘yienen en las relaciones simbéticas propias al campo social dado» (Doise, 1992:189). Este efecto doble de contexto implica, pare entender el contenido y 1a dindmica de una representacién, cuna referencia necesaria al contexto so- cial y no solamente discursivo» (ef. Flament enesta obra). En efecto y como to demuestran bastante bien Guimelli (1988) y Flament (en esta obra), los clementos de una representacién pueden ser activados 0 no en un contexto dado, y tener contradicciones aparentes, 10s componentes «extrafios (lament) de la representacién, pueden estar ligados directamente a sus efectos de contexto, Es precisamente el tomar en cuenta estos efectos lo que ddeberia permitir descubrir el principio organizador de Ia representacién. ‘cultado por la imposicién de un contexto particular. 3, FUNCIONES DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES ‘i, como pensamos, las representaciones sociales desempetian un papel fundamental en las précticas y en la dindmicade las elaciones sociales, ¢s porque responden a cuatro funciones esenciales: 3.1. Funciones de saber: permiten entender y explicar la realidad El saber practico de sentido comiin ~comole llama Mascovici- permi- tea los actores soclales adquirir conucimientos ¢ integrarlos en un marco asimilable y comprensible para cllos, en coherencia con su funcionamien- to cognitivo y con los valores a los que se adhieren. Por otro lado facilita “incluso es la condicién necesaria de— la comunicacién social. Define et arco de referencia comiin que permite el infercambio social, Ia transmi- sin y la difusién de ese saber «ingenuo». Manifiesta asi ese esfuerzo per~ ‘manente del hombre por entender y comunicar del que Moscovici (1981) piensa que constituye la esencia misma de la cognicién social 3.2. Funciones identitarias: definen la ideniidad y permiten la salvaguarda de la especificidad de los grupos ‘Ademas de la funcién cognitiva de entender y explicar, «las repre- sentaciones tienen también por funcién situar a los individuos-y alos gru- ‘pos en el campo social... permiten] elaborar una identidad social y personal sratificante; es decir, compatible con los sistsmas de normas y valores 8o- cial e historicamente determinados» (Mugny y Carugati, 1985:183). Esta funcién identitaria de las representaciones les da un lugar primor- dial en los procesos de comparacién social. Las investigaciones sobre el 15 > saad papel de las representaciones er las relaciones intergrupos presentadas por Doise (1973) ilustran y confirman bien esta funcion. Asi Ia representaciOn de su propio grupo es siempre marcada por una sobrevaluacién de algunas de sus caracteristicas 0 de sus producciones (Mann, 1963; Bass, 1965; Lemaine, 1966), cuyo objetivo es salvaguardar una imagen positiva de su grupo de pertenencia. La referencia a representaciones que definen la identidad de un grupo ‘yaaa desempefiar por otro lado un papel importante en el contro! social ejer~ cido por la colectividad sobre cada uno de sus miembros, en particular en ls procesos de socializacion, 3.3. Funciones de orientacién: conducen los comportamientos y las précticas El sistema de predecodificacién de Ia realidad que constituye la repre sentacién social es, como hemos dicho antes, una guia para la accién. Este ‘proceso de orientacién de las cenductas por las representaciones resulta de tres factores esenciales: La representacién interviene directamente en la definicidn de la final dad de la situactén, determinando asi, a priori, el tipo de relaciones per- tinentes para el sujeto pero también eventualmente, en una situacion en ‘que una tarea es por efectuar, el tipo de gestién cognitiva que se adoptari. Hemos podido demostrar asi (ef. Abric, 1971) que la representacién de la tarea determina directamente el tipo de gestién cognitiva adoptado por el grupo, asi como la forma en qve se estructura y comunica, y eso indepen- dientemente de la realidad «obyetiva» de la tarea. Codol (1969) en la mis~ ‘ma perspectiva puso en evidencia cmo otros elementos dela representacién. de la situacién (representacion de si, representacién de su grupo o del otro grupo) desempefian un papel similar en ta determinacién del comporta- miento, La representacién produce igualmente wn sistema de anticipaciones y expectativas, Es asi, pues, una accién sobre la realidad: seleccién y filtro de las informaciones, interpretaciones con abjeto de volver esa realidad conforme a Ia representacién. La representacién por ejemplo no sigue; no & depende de la evolucién de una interaccién, la precede y determina. ‘Asi, pudimos demostrar (cf: Abric, 1987) cémo en las situaciones de interaccién conflictiva, el mismo comportamiento efectivo de un colega ppodia ser interpretado en forma radicalmente diferente (cooperativo o com- pelitivo), segiin Ia naturaleza de la representacién elaborada por el sujto. La existencia de una representaci6n de la situacion previa a la interaccién 16 sisma hace que en la mayoria de los casos clos juegos estan hechos de antemano>, las conclusiones son planteadas antes incluso de que inicie In Finalmente en tanto que representacién social, es decir reflejando la na- turaleza de las reglas y de los lazos sociales, la representacién es preseriptiva de comportamientos o pricticas obligadas. Define fo licito, tolerable 0 in- ceptable en un contexto social dado. Volveremos y sobre todo C. Flament ‘mis extensamente en esta obra, sobre el aspecio prescriptive de las repre sentaciones sociales, 3.4. Fumciones justificadoras: permiten justificar a posteriori las posturas y los comportamientos Acabamos de ver cémo antes de la accién las representaciones desem- pefian un papel esencial. Pero intervienen también Iuego de la accién, y permiten asia los actores explicary justficar sus conductas en una situa- cidn o en consideracién a sus colegas, Asi sucede por ejemplo, en las relaciones entre grupos. Avigdor (1953), Wilson y Kayatani (1968) citados por Doise (1973) demostraton cémo las representaciones intergrupos tienen por funcidn esencial ustificar los com- portamientos adoptados respecto de otro grupo. En funcién de la naturale 2a de las relaciones establecidas con éste y su evolucisn, se canstata que Jas representaciones del otro grupo evolucionan. Asi, en situacién de rela- ciones competitivas serin claboradas progresivamente las reptesentaciones del grupo contrario, con el objeto de atribuirle caracteristicas que justifi- 4quen un comportamiento hostil en su contra. Estamos asi ante un caso de figura interesante para estudiar las relaciones entie representaciones y prcti- cas, on el que la representacidn es determinada por la prictica de las relacio- tes, Desde este punto de vista, aparece un nuevo papel de ls representaciones: elde fa persistencia o refuerzo de la posicién social del grupo involucrado, Larepresentacién tiene por funcin perpetuar y justificar la diferenciacién social, puede ~como los estereotipos~ pretender la diseriminacién o man- tener una distancia social entre los grupos respectivos, 4. VALOR HEURISTICO DE LA TEORIA DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES I andlisis de las funciones de las representaciones sociales demuestra bien cémo elas son indispensables en la comprensién de la. dinamica so- ial. La representacién es informativa y explicativa de la naturaleza de los lazos sociales, intra © intergrupos, y de las relaciones de los individuos con 2 2 2 2 a su entomno social, Por es0 es un elemento esencial en a comprensién de [os eterminantes de los comportariientos y de las pricticas sociales. Por Sus faneiones de elaboracion de un sentido comin, de constmecion de la iden tidad social, por las expectativas y las anticipaciones que genera. est en el trigen dein prictica sociales. Por sus funciones ustisicadors, adaplador’s sue diferencineion social, depende de las circunstancias exteriores ¥ de tas prcticas mismas. Es modulada o inducda por las pricticas Rei oe revela —regresaremos a esto en la iitima parte de esta obra- un doble sistema de determinacion entre representaciones sociales y précticas ccuyo andlisis queda por hacer en gran parte IL ORGANIZACION Y ESTRUCTURA DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES ‘Asi defini, la representacin es consttuida pues de un conjunto de in- formaciones, de creencins, de opiniones y de actitudes al propésito de wn objeto dado, Ademis este conjunto de elementos es organizado y eS! {urado, El anilisis de una representacion y la comprension de su fun cemmamiento necesitan asi obligatoriamente una doble identificacién: fa de fu contenido y la de su estructura. Es decir, los elementos constitutivos dena representacion son jerarquizados, asignados de una ponderacion y re rnienen entre ellos rlacioacs que determinan In signficacién, y el Iu gar que ocupan en el sistema epresentacional, Esta caractersticaimpicars Bari verernos en el capitulo 3~ una metodologia especifica de recolesciOn 4 de anilisis. Todos los autores después de Moscoviciestin de acuerdo ton esta definicién de fa representacién como conjunto organizado, pete srosotras hemos avanzado (cj. Abric, 1976) una hipdtesis respecto de esta Srganizacién interna: Lahipétesis lamada del micleo central que puede st ormulada en estos términos: a organizacion de una representacién presenta tint modalidad particular, especifica: no (inicamente los elementos de 1a ‘epresentaign son jerarquizados sino adems toda representacion est o- gunizada alrededor de un nicl central, constituide por uno o vars ele- mentos que dan su significacién a la representacion. |. LOS ORIGENES DE LANOCION DE NUCLEO CENTRAL La idea de centralidad, como la de micleo, no es nueva. Desde 1927, y en une de los primeros textes de F, Heider -respecto al estudio de los fend Trenos de atribucién~ se encuentra la idea que las personas tienen tenden- aa atribuir los eventos que sobrevienen en su entorno a niicleas unitarios, condicionados de forma interna, y que son, dealgin modo, Jos centros de fe testura causal del mundo», En el mismo sentido, dice Heider, cuando [e fndiamas las percepciones dl entorno soci por los individuos, perca- famos de que cuando tn individuo percibe su entorno social, se esforzara it dar un sentido ala diversidad de estimulos inmediatos. Esta operacin Po el objeto de encontrar un sentido se operaré mediante una focaliza- Sion sobre esos micleos unitarios de los que aecbammos de hablar. ¥ son esos ‘iicleos unitarios los que atribuirin la significaciOn de Jos hechos espera- fos. En ese proceso de percepcién social aparecen asi, pues elementos cen- {tales al parecer constitutivos del pensamienta social, que permiten poner ‘cn orden y entender la realidad vivida por los individuos o los grupos. Sobre este tema de la percepcion social, y bastante interesante para noso- tuos, los trabajos de Asch (1946) refuerzan esta idea de organizacién cen ttalvzada, Recordemos que, en su célebre investigacién, Asch propone a los sujetos un conjunto de siete rasgos que supuestamente describen a un indi ‘duo, ¥ que analiza cémo se forman las impresiones, los juicios emitidos obre las personas asi caracterizadas. Lo que Asch estudia de algiin modo ‘nosotros asi lo interpretamos- es como se constituye la representacion, la jmagen que nos hacemos del otro a partir de un conjunto de informacio- nes. Lo que se nos hace particularmente interesante en estos resultados es ‘como se evidencia que entre los siete rasgos de caricter propuestos, uno Ge ontre ellos (expresivo/frfo) desempefia un papel determinante en el sen- tido de que genera la naturaleza de la porcep:ién. Este elemento, y vinica- tente él, desempefia un papel central, determinando Ia percepcién del petsonaje de forma significativamente més irportante que todos los otros. Se constata, de nuevo, la presencia de un elemento central determinando la significacién del objeto presentado ~en este caso otro individuo, La je- rarquia entre los elementos produce y favorece la centralidad de uno entre ellos. ¥ Ia simple transformacion de este elemento central ocasiona un cari~ bio radical de la impresion. La idea del micleo, como la de la centralicad, esté por lo tanto bien pre- sente en trabajos dela psicologia social que hzblando con propiedad no con- ciernen a las representaciones sociales. Pero la encontraremos, en el trabajo de Moscovici (1961) sobre el psicoaniliss, yal propésito de la génesis de las tepresentaciones tal como este autor la postula. Para Moscovici, el paso del concepto «psicoanilisis» a su tepresentacion social se efectia a tra ‘és de operaciones, de etapas sucesivas. La primera fase de a elaboracién. de esta representacion consist para los individuos involucrados en re~ tener de manera selectiva una parte de la informacion que circula en la sociedad al propésito del psicoandlisis, para desembocar en un arreglo 19 particular de conocimientos respecto a este objeto. Este proceso llamado de abjerivacién permite pasar ~dice Moscovici-de la teoria cientfica a lo que denomina por un «modelo figurativo», o «aiicleo figurativon, esquema- tizacién de la teoria que se sustenta sobre la seleccién de algunos elemen- tos concretas. Ademiis de que son clasificadas y seleccionadas, los elementos del niicleo son igualmente «dezontextualizados», es decir disociados del contexto que los produjo, adquiriendo asi una autonomia mayor, que au- ‘menta su posibilidad de utilizaciOn para el individuo. Luego el niicleo es simple, conereto, grifico y coherente, corresponde igualmente al sistema de valores al cual se refiere el individuo, es decir que lleva la marca de la cultura y de las normas del entorno social ‘Toma para el sujeto el status de evidencia, Para dl es la realidad misma. Constituye el fandamento estable alrededor del cual se construiri el con- junto de la representacién. El proporcionara el marco de categorizacién & interpretacién de las nuevas informaciones que flegan al sujeto, volviés dose asi «contenido activo sirviendo para conducir la conducta y dar un sentido a Ios hechos» (Moscovici, 1961) Los ottos elementos de la repre- sentacién serdn pues retenidos, categorizados ¢ interpretados en funcién de Ja naturaleza del nicleo figuraivo. ‘Veremos que la teoria del nicleo central retoma en gran parte los and sis de S, Moscovici, pero no limitando ese niicleo simbélico a su papel ‘gonético. Por nuestra parte pensamos que el niicleo central es el elemento esencial de toda representacién constituida y que puede, de algun modo, ir ms alld del simple marco de objeto de la representacién para encontrar directamente su origen en valores que To superan, y que no necesitan as- ppectos figurativos, esquematizacién, ni concrecién. 2, LA TEORIA DEL NUCLEO CENTRAL (ABRIC, 1976, 1987) Tada representaciOn estd organizada alrededor de un nitcleo central. Este sel elemento fundamental dela representacion puesto que a Ta vez deter- mina la significacién y la organizacién de la representacién. El nficleo central 0 néicleo estructurante— de una representacién garan- tiza dos funciones esenciales: ‘© una funcién generadora: es el elemento mediante el cual se crea, se transforma, Ja significacién de los otros elementos constitutivos de Ia re- presentacién. Es por su conducto que esos elementos toman wn sentido, un valor, * una funcién organizadora: es el nicleo central que determina la natu- raleza de los lazos que unen, entre ellos los elementos de la representa~ 20 cig. Bs, en este sentido, el elemento unificadr y estabilizador dela repre- sentacién, Por ota parte tiene una propiciad, Constinye el elemento mis estable y+ della representacién, el que garantiza la perennidad en contextos movibles y evolutivos —_ Seri en la representacién el elemento que més resistid al cambio, En efecto cualquier modificacién del micleo central ocasiona una transforma cidn completa de la representacién, Plantearemos asi que la identificacién, ese nile central permite el estudio comparativo de las representacio- | nes. Para que dos representaciones sean diferentes, deben estar organiza.“ das alrededor de dos nicteos centrales distintos. La simple identificacién del contenido de una representacién es pues insuficiente para reconocer!a y éspocificarla, Es la organizacién de ese contenido que es esencial: dos representaciones definidas por un mismo conterido pueden ser radicalmente diferentes si la organizacién de ese contenido, y luogo la centralidad de ciertos elementos, es distinta, Por otra parte, la centratidad de un elemento no puede ser Hlevada ex- clusivamente a una dimensién cuantitativa, Alcontrario, el nicleo central tiene antes de ms una dimensién cualitativa, No es la presencia importan- tede un clemento que define su centratidad -to que lo diferencia asi de los —) ‘«prototipos» de Rosch (1967)~es el hecho que otorga su significacién a la representaciu, Pudemos perfectamente concebir dos elementos cuya im pportancia cuantitativa es idéntica y muy fuerte—aparecen por ejemplo los dos muy frecuentemente en el discurso de los sijetos~ pero uno esti en el nicleo central y el otro no, Si la frecuencia de eparicién no es ast un crite- ‘io suficiente para determinar la centralidad, ls wtimos trabajos de Guimelli y Rouquette (1992) abren nuevas perspectivas interesantes. Segiin estos Autores ~y sus primeros resultados verfican esta hip6tesis-, a importan- cia cuantitaiva de algunos lazos (induccién) que mantienen un elemento con el conjunto de los otros aparece como un indicador pertinente de a con- tralidad, EI modelo de fos esquemas cognitivos de base que utilizan permi- ‘een efecto calcvlar «la valencia» de cada item de la representacién, Esta valencia es definida «como la propiedad de un item de entrar en un ‘mayor 0 menor niimero de relaciones de tipo inductive», Puesto que un cle- ‘mento central determina la significacin de los otros elementos su valor debe ser pues significativamente més elevado que el de los items periféri- 0s. Guimelti presenta en esta obra resultados que van en este sentido, su brayando asi que el andlisis de una represemtacién seguramente debe ser estructural Este micleo central esté consttuido por uno o varios elementos que en Jaestructura dela representacién ccupan una posici6n privilegiada: 9on ellos Jos que dan su significacién a la representacion, Es determinado en parts ‘por la naturaleza del objeto representado; por otra parte por larelacion que el sujeto -o el grupo- mantiene con dicho objeto, finalmente por el siste— sma de valores y normas sociales que constituyen el entorno ideol6gico del momento y del grupo. Segin Ia naturaleza del objeto y la finalidad de la situaci6n, el micleo central podri tener dos dimensiones distintas. "Ya sea tina dinensién funcional, como por ejemplo en las situaciones con finalidad operatoria: seta privilegiados entonces en la representacion. ¥ constituyendo el nicleo central fos elementos més importantes para 1a {ealizacién de la tarea. Es lo que confirman, por ejemplo, los trabajo de COchanine (1981), que demuestran que en una actividad profesional las «imé ‘genes operativas» que conducen el comportamiento del operador som de= formadas funcionalmente, y que los elementos sobrevalorizados en la representacin permiten Ia eficacia maxima desempetiando un papel deter- ‘minante en Ja realizaci6n de la tarea. Asimismo y en otro dominio - (ef. Flament, 1989208), La importancia de estos esqus- mnasen el ficionamicnto de la representacion resulta detresfunciones que les asigna * Son primeramente preseripvores de las cmporiamientos y nosotros atiadimes, de las tomas de posicion- del sujeo indican en efecto lo que es normal de hacer o decir en una situaci dada, teniendo en cuenta la sige nificacign y la Finalidad de esta situacién, Permiten asi conducir instan- tineamente la acciéno las reaciones dels sujtos, sin tener que acudir a las sigaificaciones centales En seguida,permiten una modulacién personalizada dels represen tacionesy de ns conducts que les estin asociaas. Una representacion nica “organizada por tanto alrededor de un nile central- puede dar lugar asi a diferencias aparents, relacionadas con Ia apropiacién individual o con contexts especficos,y que serén tradicdos pot sistemas periféricos yeven- twalmente por comportamientosrelativamente diferentes; por supuesto a condicién que esas diferencias sean compat bles con un mismo miicleo central + Finalmente, los esquemas periféicosprotegem en caso de necesidad, al micleo central Encontramos aqui la funcién de la defensa de Ia que ya hemos hablado, Yendo mis lejos con et ants, lament pone de relieve uno de ls procesos que se establecen cuando wa representacin es atacada de manera importante. Es decir, cuando su nicieo central es amenazado Los esquemas normales drectamente asociades al nicleo se transforma nlonces en «esquemiasestafios>,definides per cuatro componentes: «La exocacién de lo normal, la designacin del elemento extranjero, | macim de una contradiccién ento esos dos términos, la propuesia de una racionalizacén que permita soportar (por un tiempo) la contraiccin» (cf. Flament, 1987-146). Veremosen esta obra (cf. Flame, cap 2) los itis avances de esta hipétesis y cémo las nociones de «condicionalidad, ‘ceversibilidad de la situacién», y ebvenos mativosy permiten ifastrar un aspecto nuevo e interesante de las relaciones entre el sistema de repre- senlaciény las practicas sociales que le esti zsociadas, pero también del problema central de la dinsmica y de la trarsformacion de una repre- senlacién, Dejemos a Flament cl cuidado de dsarollar su tora en el ca- pitalo que signe pero sefalemos que por lo menos una de sus intuiciones aka de recibir una confirmacién experimental Ens trabajo mis recien- te, Moliner (1992) acaba cfectivamente de verfcar un punto esencial de la 25 q tworia de Flament y que actars los respectivos papeles del nécleo central y de los elementos periféricos e2 el funcionamicnto de la sepresentacién: «Los esquemas centrales (el micleo central) son normativos en ef sentido en que expresan la normalidad. pera no la exactitud, cuando las esquemas periféricos condicionales expresat lo frecuente, a veces lo excepeional, pero munca lo anormal» (Moliner, 1992:328), 4, LAS REPRESENTACIONES COMO DOBL! ISTEMA Las representaciones sociales y sus componentes; nicleo central, elemen tos periféricos funcionan asi, en efecto, como una entidad en Ia que cada parte tiene un papel especifico mis complementario de la otra. Su organi= ‘zacién asi como su funcionamiento es regide por un doble sistema (cf. Abric, 1992), In sistema central (el nicleo central), cuya determinacién es esen- cialmente social, refacionado 2n las condiciones histéricas, sociolbgicas e ideologicas, Directamente asociado a los valores y normas, define los prin cipios fundamentales alrededor de los cuales se constituyen las repre~ sentaciones, Es la base comiir propiamente social y colectiva que define la homogeneidad de un grupo mediante comportamientos individualizados que pueden aparecer como contradictorios. Desempefia un papel esencial en la estabilidad y la coherencia de la representacién, garantiza su perennidad y conservacién en cl tiempo: seinscribe en la duracién y par eso entendemos que evoluciona -salvo circunstancias excepcionales~ en forma muy Ienta, demas es relativamente independiente del contexto inmediato en el que cl sujeto utiliza o verbaliza susrepresentaciones; su origen esti en otra parte: cen el contexto global ~histérico, social, ideolégico~ que define las normas y los valores de los individuos y de los grupos en un sistema social dado, in sistema periférico caya determinacién es ms individualizada y contextualizada, bastante més asociado a las caracteristicas individuales yal contexto inmediato y contingente en que estn inmersos fos individuos, Este sistema periférico permite una adaptacién, una diferenciacién en fun- cién de lo vivido, una integrecién de las experiencias cotidianas. Permite modulaciones personales en forno a un nicleo central comin, generando representaciones sociales indlvidualizadas, Mucho mvis flexible que el sis- tema central, de algin modo lo protege al permitirle que integre infor- tmaciones y hasta prcticas diferenciadas, Permite la aceptacion en el si de represemtacién de una cicrta heterogeneidad de contenido y de com- portamiento, Este sistema periférico no es, por tanto, un elemento menor 26 ide la representacién. Al contrario, es fundamental puesto que asociado al sistema central le permite anclarse en la realidad. Pero entendemos tam- bign que la heterogeneidad del sistema periférco no pueda avalar 1a fencia de representaciones diferenciadas. En cambio -y la aportacién de Flament al fespecto nos parece fundamental-el andlisis del sistema pet férico (por ejemplo la identificacién de las «esquemas estraiios» y de los «cesquemas Condicionales») constituye un elemento esencial en la édenti- ficacion de las transformaciones en curso, puede constituir un fuerte in- tdicador de las modificaciones futuras de la representacién, un sintoma indiscutible de una evolucién en las situaciores en que la representacién esté en proceso de transformacién. Es Ia existencia de ese doble sistema lo que permite entender una de Ins ccaracteristicas esenciales de la representaciOn social que podria aparecer como contradictoria: son a la vez estables y méviles, rigidas y flexibls. stables y rigidas porque estén determinadas ror un micleo central profun- damente anclado en el sistema de valores compartido por los miembros del grupo; moviles y flexibles porque som alimentadas de las experiencias in- dividuales e integran los datos de lo vivido y de la situacion especifica, la cevolucidn de las relaciones y de las pricticas sociales en las que los indivi- duos o los grupos estan inscritos. La concepeién de las represemtaciones sociales aqui presentada permite jgualmente borrar algunas criticas emitidas 20r autores como Bourdieu, Chamboredon y Passeron (1968) que le reprochan el depender «de las ingenuidades de las filosofias sociales del consenso». En efecto: una segunda caracteristica esencial de las representaciones sociales tal como las consi~ ramos ~que todavia aqui puede aparecer conto contradictoria~es que esas representaciones sociales son aleanzaudas por consenso y a la vez marca- as por fuertes diferencias interindividuales, Porque come lo seitala muy bien Doise (1985:250), «la identidad de los principios de regulacién no impide en forma alguns la diversidad de las tomas de posicién que se ma- nifiestan por medio de actitudes y opiniones... Una multiplicidad aparente de tomas de posicién producida...[tal vez}... a parti de principios organi- zadores comunes». El estudio de las representaciones sociales debe, por tanto, tener en cuenta las diferencias interindividuales pero también per- rmitir descubrit si esas diferencias son esenciales; es decir, i se sustentan sobre divergencias fundamentales relativas a su significacién profunda y central o si manifiestan aprehensiones del mundo desde luego diferentes pero que no se refieren alo esencial, Para nosotros, asi como al parecer para lament (cf. cap. 2). la homogeneidad de una poblacién no se define por cconsenso, pero si por el hecho de que su representacién se organiza alrede- dor del mismo niicleo central, del principio generador, de la significacién ‘que otorgan a la situacién o al abjeto al que estin confrontados, Es en este sentido que el estudio de las representaciones sociales nos parece esencial con psicologia social, porque offece un marco de analisisy de imterpretacion que permite entender Ja interaccién entre el funcionamiento individual y las condiciones sociales en que los actores sociales evolucionan, Permite centender los procesos que intervienen en la adaptacién sociocognitiva de tos individuos a las realidades cotidianas y a las caracteristicas de su entor- no social ideoléxico, III. VERIFICACIONES DELA TEORIA ero de trabajos y de investigaciones sobre las representaciones ahora considerable, como lo demuestra el inventario efectuado por De Rosa (1990) o la bibliografia al respecto de este tema (Jodelet, 1989a), ‘Nuestra ambicién no es de presentarlos aqui, pero si de extraer de entre ellos Jos que buscan explicitamente la verificacién de algunos aspectos teéricos ‘© que los ilustran directamente, privilegiando las investigaciones experi- ‘mentales que por definicién tienen la vocacién de verificar Ia validez de las hipétesis, 1, VERIFICACION DE LAS FUNCIONES DE LA REPRESENTACION La primera funcién de las representaciones: constitucién de un saber ‘comin nos parece que ha sido suficiente y brillantemente demostrada por {trabajos como los de Moscovici sobre el psicoanlisis (1961) 0 de Jodelet sobre la enfermedad mental (1989b) de ahi que resulte innecesario volver sobre ello. Pasa lo mismo con la segunda funcién: la de la orientacién dle las conductas y comportamientos, que dio lugar a gran nimero de inves- ligaciones experimentales cuyos resultados son concordantes, Ya sea en situaciones de interaccién conflictual (cf. Apfelbaum, 1967, Abric, 1987), ‘en selaciones intergrupos (ef Daise, 1969) 0 pedagégicas (cf Gilly, 1980), esti demostrado que el comportamiento de los individuas © de los grupos 8 determinado directamente por los cuatro componentes de su represen- tacién de la situacién, que toman una importancia relativa segun el contex- toy lafinalidad de la misma, Estos cuatro componentes son: representacion de si, dela tarea, de los otros y del contexto en que actiian y determinan Ia significacién de la situacién de fos sujetos e inducen por eso los comporta- gestiones cognitivas Vel tipo de celaciones interindividuales 0 ‘aunque generalmente enunciada, es raramente demostrada, Son, a nuestro entender, los trabajos de Mugny y Carugati (1985) los que permiten mejor verificar esta importancia. Dichos autores estudian la representacién social de Ia inteligencia en algunos grupos sociales en lalia y Suiza, a partir de nina metodologia de encuesta, Demuestran primeramente la existencia de representaciones diferentes en varios grupos extudiados, determinadas por la accesibilidad de estos itimos a la informacién sobre ese tema (que se traduce en carencias informacionales mas 0 menos fuertes) por los intere- ses especificosy las preocupaciones particulares que varian segin las inser- ciones sociales, asi como por Ia experiencia vivida de las diferencias de inteligencia entre individuos. No son estos resiltados, por interesantes que sean, los que consideraremos aqui, pero si un amilisis que se refiere par- ticularmente a las representaciones elaboradas por los docentes. Esta cate= sgoria social presenta, en efecto, una caracteristica esencial para nuestro propésito. Estd compuesta por individuos que tienen miiltiples insercio- res sociales, que eventualmente pueden contradecirse, Es el caso de docentes que también son padres, por ejemplo. La idemidad de ese grupo puede ser corisiderada asi como multidimensional. El doble estatus de dacente/padre os, desde luego, susceptible de generar conflicis identitarios. Y uno de los resultados mas importantes le Mugny y Carugati, en todo caso el mis ori- ginal, concierne precisamente al papel que desempefiaron las representa- Ciones de la inteligencia en la regulacion de ese contlicto identitaro, y en Ja proteccién de la identidad personal. Las representaciones sociales de la inteligencia, que son producidas, tienen una doble vocacién: «la construc- cidn de un universo mental inteligible y coherente y la elaboracion de una identidad social y personal gratficante» (Mugny y Carugati, op. cit, 183). Y por eso presentciamos en esos grupos la elazoracion de una representa- cidn muy organizada en que la teoria del don desempefia un papel bastante importante «porque ella permite una protecci6n ficil de la identidad perso- nal puesto que esta naturalizacién declina ampliamente la responsabilidad de los padres y a la vez de los docentes» (p. 182). Asimismo la inteligencia es definida tanto como conformismo a las reglis sociales como asociada al desarroilo intelectual y cognitive. Concepcion multifactorial que permite implicar tanto (0 en ciertos momentos unas mas que les otras) los docentes como fos padres o la sociedad. Aqui tambicn la representacién permite re- gular Ios confictos identitarios relacionados con la dable pertenencia en el Sentido en que permite mantener en cualquier caso wna identidad personal {ratificante. Sélo presentamos aqui una parte de los resultados de este es- {dio pero a nuestro parecer ifustran bien cémo la representacién desem= Pefla un papel esencial en la constitucién de ura identidad social y cma se » construye en funcién y para reducir eventuales conflictos identitarios, o en todo caso cuando el objeto de la representacion est en relacién directa con ppricticas importantes para el grupo. 'En cuanto a la cuarta fimcién de las representaciones, la justificacién de los comportamientos y de las tomas de posteién, fue particularmente ‘puesta en evidencia ~como lo hemos subrayado ya-en las investigaciones sobre las relaciones intergrupes. Doise (1969) por ejemplo, pide a grupos, despues de haberlos familiarizado con la sitwacién experimental, que se describan entre sy a ellos miss sobre una escala de motivacién. Se cons~ tata entonces que antes incluso de la interaccién, los sujetos elaboran una representiacién del otro grupo centrada en la dimensién compettiva. Esta re- presentacién facilita y genera comportanientos coercitivos o competitivos respecto del otra grupo, Sobre odo permite al grupo tener la conciencia lim pia; la representacién negativa del otro grupo justfica el comportamiento hhostil adoptado para con él y eso independientemente del comportamicn- to real del grupo «contrario». 2, VERIFICACION DE LA HIPOTESIS DEL NUCLEO CENTRAL La teorfa del micleo central conocié estos iltimos aifos un cierto mime 10 de confirmaciones, tanto de investigaciones empiricas como de trabajos experimentales. 4a, Verificacién de la existencia del nicleo central Realizamos sobre un tinico abjeto, el artesanado, dos investigaciones dis ‘tintas, uilizando diferentes metodologias. Adems, por supuesto, del obje~ tivo de conocer el contenido de esta representacién, pretendiamos asi poner 1 prueba la hipétesis de que la representacién estudiada se organizaba al- rededor de un micleo central. Est claro, en efecto, que si se oblienen idén- ticos resultados por dos equipos distintos, utilizando uno una gestion experimental, y el otro una excuesta de terreno, estaremos en posibilidad de afirmar que esta concordancia constituye una verifica importante de esos resultados. * La encuesta de terreno realizada en el Sur de la Francia con una pobla- cién de no-artesanos, se apoyaba en cuarenta entrevistas conducidas a las ue se affadieron ochenta cucstionarios (ef: Abric, 1984), permitiendo asi ‘un acercamiento a la vez cualitativo y cuantitativo. El tratamiento de los datos por anilisis de similitud permitié entonces extraer la estructura de la representaci6n del artesano, S2 nota claramente questa representacién esti organizada alrededor de cuatro items, que dan a la representacién su signi 30 snd tal constinjendo al nile cea: des ems carci Acad shana cheeadoryconscazso, ooo coaciern a produce, si a Seats dl rane eal = i lo cxpineil Abie 185) conte en peda 92 cn piverbnd de Ajo cfelen dr Ups fe res Una cen fre pai del tei indo = am) on seul ssa arbcar men Cf cp te cas cr) a pte a nia aor, Daporer enone prada es i eee ca fnenncn de ape enlasaociocinsy sora a peed or is sce, Camo ef eran 1 capitulo metodolégico de esta obra, cl cileulo de Ia correlacién entre ~+ ia recuencia el rango permite extraer los elementos cenraes de la repre- sentaion Tos resultados son nny interesantesy musstran que se oben aqut los nanos elementos centrale qv ls evidencatos por el extdio empiric Creatvo,consienzudoytrabajador manta él el aspeco precio clevado to aparece, I que se explica por el métdo uilzado que nicamente evo- taba al artesana y no al prio artes El acereamiento plurimelodoldgico proporciona pues resultados con- vergentes que permiten confirmar I existenci de ese milo central. Cons- tye desde este punto de vista una validaion d= nuestra hipétsis. Asi como el echo de constatar que varias investiaciore eectuadas sin referencia f nuestro marco tebrico desembocan en el descubrimiento de ese nucleo generadory organizador que nosolros amamos nleo central y que para ésos autres es denominado distntamente pero corresponde a la misma nocidn: cel nicleo organizador» dela representacin del trabajo, eviden- Ciado por Grize, Verges ySilem (1987); el anicleo estructural latentey de Ia epresentacin del loco y de la locur identificdo por De Rosa (1987) Ing eneleos durosy dela representacién del intcigenca analizados por Mugny y Carugat (1983), o los mle de a epresentacién de Ia empresa para los alumnos (NRP.986, b, La verificacion experimental de las earacteristicas del micleo central Laiinyestigacién experimental sobre cl artesinado, que acabamos de des- cribir, abarcaba wna segunda fase que ahora vamos a presentar y que tenia por objetivo ~una vez. extraido el nicleo central-verificar su cardoter esta- ble y organizador. Los sujetos debian aprende: entonces una lista de trein- ta términos, asociados al artesano, y reconstrur esta lista inmediatamente después del aprendizaje (memoria inmediata) o después de algunas horas (memoria diferida), Dos variables experimentales son entonces aplicadas y analizadas: la presencia 0 no en la lista de elementos centrales, la refe- rencia 0 no al objeto estudiaco (representacién invocada 0 no). Los resul- tados obtenidos (cf. Abric, 1589) son interesantes, Muestran por una parte que los elementos centrales son mejor memorizados que los periféricos (y de forma todavia mas importante en Ia memoria diferida), Por otro lado constatamos que cuando los sujetos restituyen una lista de términos aso- ciados al artesano (representacion evocada)y en Ta que no figuraban los elementos centrales, estos tltimos ~aunque no aprendidos— son restituidos, es decir reinventados por los sujetas; cuando en cambio Ia representacién no es invocada, esos términos centrales son significativamente menos reintroducidos. Asi se verifica el papel generador de sentido del micleo central. Al restituir una representacién, los sujetos son «obligados» a pro- ducir por ellos mismos el nicleo central eliminado por el procedimiento experimental establecido, para que esta representacion encuentre su iden- (idad y su significacién Una investigacién realizada por Moliner (1989) confirma otro aspecto importante de la teoria det nicleo central, que postula que la transforma- cién efectiva de una representacién tinicamente se realiza siel mismo nii- cleo central es puesto en causa. Se presenta a los sujetos ~con la ayuda de ‘un pequefio texto Ia descripeién de un grupo ideal, cuyo miicleo central es perfectamente conocido desd: los trabajos de Flament (1982), Despugs en lun segundo tiempo es introdueida tna informacion nueva que pone en causa yasea un elemento de! niicleo central (ausencia de jerarquia), 0 un elemento importante, mis periférico, de esta representacion (identidad de opiniones). Se constata entonces que si el nicleo central es atacado, 79 por ciento de Jos sujetos consideran que el grupo en cuestién ya no correspond a su re~ presentacin de grupo ideal. En cambio el ataque del elemento periférico determina s6lo un 37 por cieato de cuestionamiento de la representacién Por lo tanto la transformacién del nicleo central genera el cambio de re- presentacién. Sefialemos finalmente que se desarrollan toda una serie de investi- gaciones cuyo objetivo es cor solidar este acercamiento tebrico, Es el caso de los trabajos de Gimelli y Rouquette (1992), presentados en esta obra por Guimelli. Pero también los de Moliner (1993), de los que hablamos en el capitulo 3, y Finalmente los de Dorat (1989), de Aissani, Bonardi y Guelficci (1990) y de Aissani (1992), ‘Hemios dedicado deliberadamente poco espacio en este capitulo a una ‘cuestién importante sobre la que pensamos que nuestra tearia offece pers- pectivas interesantes: la de la dinimica y evolucién de las representacio- nes sociales, Ser ésteesencialmente cl objeto medular del siguiente capitulo,

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