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DECLARACION DE LA MESA DE UNIDAD DEMOCRATICA

Las relaciones equívocas, ambiguas y dudosas que se han fraguado entre el


presidente Chávez o miembros de su gobierno con las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC -EP), a lo largo de estos últimos once
años, así como con otras organizaciones extra regionales catalogadas de
terroristas por la Comunidad Internacional, al igual que alianzas
geoestratégicas con países considerados “forajidos”, han convertido a nuestro
país, a nivel internacional, en un país sospechoso, ya sea de cooperar con el
narcotráfico como de alentar, propiciar o incluso apoyar movimientos terroristas
internacionales.

Igualmente, la injerencia en los asuntos internos de otros países,


particularmente latinoamericanos, nos han colocado en una precaria postura de
credibilidad pues el discurso se contrapone a la acción, lo que ha provocado
reacciones que han llevado, incluso, a la expulsión o declaración de personas
non grata de nuestros Embajadores así como a investigaciones sobre la
finalidad real de la cooperación del gobierno venezolano, como lo es caso de
las Casas del Alba en el Perú.

Ahora, el juez Eloy Velasco de la Audiencia Nacional Española ha revelado


indicios en su Auto de Procesamiento " que ponen de manifiesto la cooperación
gubernamental venezolana en la ilícita colaboración entre las FARC y Eta, y en
especial de Arturo Cubillas Fontan, que tiene o ha tenido un cargo público en
ese país." Esta ilícita colaboración entre las dos organizaciones terroristas
desembocaría en atentados a una serie de personalidades colombianas,
incluyendo al Ex Presidente Andrés Pastrana y al actual mandatario de ese
país, Alvaro Uribe.

Consecuentemente, el Juez español ha actuado ante su gobierno para que


practique las correspondientes gestiones ante el Gobierno de la república
Bolivariana de Venezuela.

Por lo tanto, el Presidente Hugo Chávez debe explicaciones al Gobierno


Español como al Gobierno Colombiano pero sobre todo y ante todo, debe
explicaciones al pueblo venezolano que tiene que conocer, de una vez por
todas, si con sus actuaciones el gobierno nacional apoya, coopera y respalda a
dos reconocidas organizaciones terroristas, como son la FARC y ETA.

Es fundamental rescatar la credibilidad y buena imagen de nuestro país pues el


Presidente Hugo Chávez, con sus actuaciones internacionales contrarias al
buen entendimiento entre las naciones, nos hace ver, internacionalmente,
como un país sospechoso y poco serio en sus actuaciones.

Por otra parte, es necesario señalar que consideramos fundamental que entre
Colombia y Venezuela existan unas relaciones respetuosas que contribuyen a
la paz, la estabilidad y la seguridad regional, así como a la integración entre
nuestros pueblos. Por ello, nos preocupa de manera muy particular el estado
de deterioro y las tensiones que han alcanzado estas relaciones,
particularmente durante los últimos meses. Se ha perdido la confianza entre las
más altas autoridades y se han afectado los mecanismos políticos diplomáticos
tan fundamentales para fomentar medidas de confianza mutua entre las partes.
El comercio bilateral, que tanto beneficio ha traído a ambas sociedades en lo
que respecta al empleo, ingresos y aprovisionamiento de manufacturas y
alimentos, y que ha crecido extraordinariamente durante los últimos años, se ve
seriamente afectado como consecuencia de las constantes e innecesarias
controversias.

Comprometidos con la paz y unas relaciones estables y productivas con


nuestros vecinos, la Mesa de Unidad Democrática propuso públicamente el
pasado 19 de noviembre de 2009, con el apoyo de internacionalistas y
académicos, el establecimiento de un mecanismo de resolución pacífica de
controversias, como es el caso de la facilitación, apoyada por parte de un grupo
de países “Amigos de Venezuela y Colombia”. Esa propuesta, en razón de la
gravedad de la crisis, decidimos hacerla del conocimiento de los
representantes diplomáticos y de los organismos internacionales acreditados
ante el gobierno nacional, con el deseo de generar una positiva matriz de
opinión internacional para la búsqueda de una eficaz solución a tan delicado
problema.

Es por ello que apoyamos la reciente decisión adoptada por el Grupo de Río en
la Cumbre de la Unidad de Cancún de crear unl “Grupo de países amigos de
Colombia y Venezuela”, bajo la presidencia de Leonel Fernández, Presidente
de la República Dominicana.

Para que la gestión del Grupo de Amigos, pensamos que deben crear las
condiciones para que Colombia y Venezuela convengan en:

1.- Suscribir un Acuerdo que regule las relaciones entre ambos países, el cual
contendría, como mínimo, los siguientes compromisos:

a) Que sobre los distintos temas envueltos en las relaciones entre ambas
naciones sólo declararen públicamente los Presidentes y los Ministros de
Relaciones Exteriores.

b) Que se reactiven los mecanismos de cooperación política a nivel de


Cancilleres y Viceministros de Relaciones Exteriores para mantener un diálogo
bilateral continuo y proactivo.

c) Que se reactive la Comisión Binacional de Fronteras, COMBIFRON, a nivel


de las Fuerzas Armadas de ambos países, con la finalidad de coordinar
acciones de inteligencia combinada y cooperar en la lucha contra el terrorismo,
el narcotráfico y el crimen binacional organizado; así como el Memorándum de
Entendimiento para la Verificación de Incidentes Fronterizos, para hacer más
eficientes los sistemas de coordinación, cooperación y vigilancia entre las
respectivas autoridades civiles y militares.

d) Que se convoque a una Mesa de Cooperación Económica y Comercial, con


participación de representantes del sector privado de uno y otro país, en
particular las Cámaras binacionales, para que determinen y convengan la
forma y manera cómo se desarrollará el intercambio bilateral y otras acciones
económicas, teniendo como base los acuerdos de la Comunidad Andina que
están vigentes hasta el 26 de abril de 2011.

e) Que se adopte un acuerdo bilateral para regular el intercambio comercial


cuando fenezcan las obligaciones derivadas de la Comunidad Andina.

2.- Que se negocie y se adopte un Pacto Bilateral de No Agresión con


mecanismos internacionales convenidos de verificación.

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