Está en la página 1de 15
ALASRU ASOCIACION LATINOAMERICANA DE SOCGIOLOG/& RURAL ¥ CONGRESO LATINOAMERICANO DE SOCIOLOGIA RURAL GLOBALIZACION, CRISIS Y DESARROLLO RURAL EN AMERICA LATIVA MEMORIA DE SESIONES PLENARIAS eee gs oe) essa rant in El punto central de discusién y polémica en torno a la situacion de Ja agricultura en el mundo y el desarrollo rural, es el fendmeno supranaciona! de la ilamada globalizacién. Los cambios que ha inducido en la Produccién agropecuaria han incrementado el numero de personas que viven en pobreza extrema en e/ mundo, subordinando Jas decisiones de los Estados y (eel eat LetoaRe MACS Leo Oe Ee RM) z=) oT UIP Ta Tel (SoM sealer eM NAC (6 gee &I proceso de globalizacion ha creado una profunda dependencia alimentaria, subordinada al patrocinio de corporaciones que resultan arbitros en el sistema global de alimentos. Ello permite transferir los costos de fas crisis globales a los paises menos desarroliados, cuya poblacion recibe la carga de la globalizacién. Ante ello, y de manera particular en las sociedades Fe ie) eae eae ole = 2) Ce fincados en identidades diversas han venido surgiendo y planteando no sdlo un cuestionamiento de las consecuencias de la globalizacidn sobre familias, comunidades y producciones, sino que también generan propuestas y alternativas que procuran cambios en favor dé una sociedad incluyente y democratica. SOBREVIVIENTES Historias en la frontera Armando Bartra Instituto Maya. México 1. Ninguneos Dijo fa Duquesa: ¥ la moraleja de esto es..."Sé lo que pareces ser”... 0, si prefieras que te lo diga con palabras simples: "Nunca te imagines que eras de otra manera distinta de como a les demas les pareces, que lo que fusras 0 pudieras haber sido es distinto de lo que t habrias sido si a los demés les hubieses parecido distinta...” Lewis Carrol. Alicia en el pais de las maravillas, Attn por la apabullante iconografia indianista la imagen campesina se desvanece Los rusticos mexicanos tuvieron que hacer una revolucion para salir a la luz y reinventar su rostro, Del exotismo condescendiente de los pizcadores y tlachiqueros fotogra- fiados por Waite a los alzados labradores del muralismo hay una guerra popular; una triunfante insurreccién campesina cuyos ecos se miran en la escuela mexicana de pintura, pero también en los grabados y carteles del Taller de la Grafica Popular, las rancheros de calendario de Jestis Helguera, el cine de Gabriel Figueroa, los aires rurales del nacionalismo musical, la invencion del mariachi. La industria cultural posrevolucionaria imposta lo campirano a fuerza de estereotipos; ante todo el charro cantor calcado del payo jaliciense, pero también un campesino amestizado, vagamente asimilable a la tipologia del altiplano, al que denuncian el sombrero y el calzén de manta o el rebozo y las “naguas” floreadas. Rancheros ensarapados y labrado- V Congreso Latinoamericano de Sociologia Rural res de guarache que emparejan la diversidad rural diluyendo las diferencias de origen y mestizaje. En la galeria posrevolucionaria de iconos rurales figura el "indito", pero es poco frecuente el indio étnicamente discernible y cuando se le muestra es en el exotisma del rito Y, de repente, cual vampiros legendarios, los campesinos se borran del espejo, La representacion antropolégica, que por mas de medio siglo se engolosiné en hieratismos de joronga y rebozo, hoy los ningunea. Es abrumadora en cambio la iconografia del "México profundo" Los indios se han aduefado de la imagen de lo rural. Dos de cada tes hombres de! campo son mestizos, pero a contrapelo de la demografia en el fin del milenio la repre- sentacién de lo rustico y comunitario deviene patrimonio exclusiva de la etnicidad. Los quinientos ahos de terca resistencia y el neozapatista llamado de la selva, se encadenaron en. una década de intenso trajin indigena, que asociado a un repentino revival de lo autoctono en un sector de la clase media ilustrada, puso a los pueblos indios en la avanzada de la insurgencia popular, en e| mero, mero centro del espectro politico. Hoy no ser indio como que es ser menos; menos profundo, menos mexicano, menos campesino. Y no. No, porque el excluyente protagonismo indigena es logro meritorio de los pues por luchones, pero también pasajera moda intelec- ual Sobrevivientes - Historias en la frontera 2, Una clase esquiva Comprender es complicar. Lucien Febvre. Estudio sobre el espiritu politico de la Reforma Las clases acaecen al vivir los hombres y las mujeres sus relaciones de produccién y al experimentar sus situaciones... con una cultura y unas expectativas heredadas, y al moldear estas experiencias en formas culiurates. Be modo que, al final, ningdn modelo puede proporcionarnos fo que debe ser la ‘verdadera” clase. La clase se define a si misma en su efectivo acontecer. E. P. Thompson. Lucha de clases sin clases? Soslayado por la mirada sociologica reciente, €l campesino, como e! vampira, esta ahi, en la sombra. Con una invisibi- lidad que no proviene sdlo del selectivo punto de vista del observador sino también de su propia, elusiva, condicién Porque el campesino es esquivo por naturaleza, su verda- dera imagen, como su concepto, son dificiles de capturar. El terrateniente posee tierra, el burgués tiene un capital en produccion y el proletario es vendedor de fuerza de trabajo éY el campesino? {Qué posee, qué produce, que vende? Es su ingreso una renta, una ganancia o un salario? El campesino puede tener tierra y hasta un modico capital, vende o se come lo que cosecha y si por ratos contrata jornaleros en otros se malbarata él mismo por un jornal El campesino es un poco como el terrateniente, como el burgues y como el proletario. Es un fantasma polimorfo definido por su intrincada complejidad. Y no es la natural plasticidad de todos los grupos sociales, el suyo es un polimorfismo sustantivo, estructural El campe- sino, a diferencia de otras clases, tiene un soporte material multiple, diverso, entreverado. La presencia social de terratenientes, capitalistas y proletarios se podria hacer derivar de sus univocas bases economicas: la tierra, el capital y el trabajo. El campesino, en cambio, aparece primero como evidencia social; como protagonista de movimientos reivindicativos, como proyecto y utopia, como socialidad rural, camo discurso, como imaginario colectivo, como nostalgia. Sujeto de tadas las V Congreso Latinoamericano da Sociologia Rural Paradojas, en la lucha por la tierra que libran los jornaleros, el campesino aparece como deber ser, como carencia y aspiracion. No conformes con su polimorfismo perverso, los campesinos son anacronicos y uldpicos: una clase desahuciada por la economia y por la historia, condenada a muerte en todos los tribunales de la modernidad. Las revoluciones burguesas debieron enterraria junto con el feudalismo, el desarrollo capitalista tiende a descomponerla en empresarios agricolas y proletarios del campo, y el socialismo la combate como semillero de indeseable burguesia rural. Tampoco los libros les auguran nada bueno. Las teorfas sociales mas pres- tigiosas los remiten al pasado con otras antiguallas del viejo régimen, o los expulsan a la periferia del sistema como remanentes precapitalistas. Pero quiza por su ubicacién fronteriza, por su condicién de eternos marginados, en tiempos de darwinismo social y exclusién cesbocada los campesinos devienen emblema de resistencia y opcién de socialidad solidaria. En el fin del mi- lenio una nueva reforma agraria se pone a la orden del dia tanto en los paises de Africa y América Latina, donde nunca se hizo y persisten oligarquias latifundistas, como en aquellos donde si se realiz6 —México o Bolivia pero esta siendo revertida por las contrarreformas neoliberales. Y también cobra fuerza en palses socialistas de mercado, como China y Vietnam, y postsocialistas como los de Europa del Este, donde los campesinos se liberan del cooperativismo autoritario de Estado y demuestran la vita- lidad y eficiencia de la agricultura familiar, al tiempo que reconstruyen formas asociativas voluntarias y reclaman politicas agricolas comprometidas con el empleo, la seguridad alimentaria y la preservacién del medio ambiente Los propios labradores de la Unidn Europea estan enfrascados en una posmoderna reforma agraria antipro- ductivista que quiere sustituir el modelo intensivo y depre- dador por una agricultura familiar compatible con la salud ambiental y alimentaria y preservadora de la cultura campe- sina y el paisaje rural. Escamada por el componente autoritario de muchas conver- siones agrarias del pasado, que repartieron tierra a cambio de sujecion economica y politica, la nueva reforma se com- promete de inicio con la democracia societaria y ciudadana. 4 Sobrevivientes - Historias en la frontera Y este movimiento internacional, comprometido con la seguridad alimentaria, con el ambientalismo y con la demo- cracia es, ante todo, un movimiento de los pequefos y medianos preductores rurales. En el fin del milenio los labradores regresan de la tumba y apuestan por el futuro. Ya lo observaba Barrington Moore al historiar los origenes sociales de la dictadura y de la democracia: "Los campe- sinos han constituido la gran base social del radicalismo... los manantiales de la libertad humana no estén sdlo donde los vio Marx, en las aspiraciones de las clases ascendentes, sino tal vez mas en... una clase que la ola del progreso esta a punto de arrollar." Tan alientan los campesinos mexicanos que hicieron una revolucion, arroparon al cardenismo hist6rico, dieron lastre agrarista al sistema politico y, en la presente crisis, han sido yehementes protagonistas de la insurgencia popular. Los campesinos de hoy son esos que invaden fincas en Chia- pas, que bloquean pozos petroleros en Tabasco, que pelean los precios del maiz y el famento del café, que desfilan airados en el aniversario luctuoso de Emiliano Zapata. Son los que calientan la convergencia llamada Alianza Campe- sina 10 de Abril, los del unanime voto verde por el PRI que hoy deviene amarillo-cardenista. Campesina es la pobreza extrema y campesina la cultura oral que recorre la periferia de las grandes ciudades; como campesino es el rostro productivo de casi todos las indios. Son la cuarta parte de los mexicanos, algo asi como cuatro millones de familias. Pero, qué tienen en comin estos veinticinco millones de compatriotas que responden al nombre de campesinos. Qué comparte el acriollado lechero de los Altos de Jalisco con el "oaxaquita" que pizca jitomates en el valle de Culiacan y tiene un coamil en la Mixteca; qué hermana al infimo maicero que teje petates en la montafia guerrerense con el cultivador de hortalizas “organicas" de exportacién en Baja California Sur. Y en el extremo: qué tiene que ver el maya henequenero de la caliza planicie yucateca con acuel otro maya que atiende un hato de borreguitas en los Altos de Chiapas. Qué mas dispar que las mondtonas siembras costeras del irrigado noroeste y los vertiginosos tlacololes y coamiles de las sierras; que la coa y el tractor, la recoleccidn y la biogenética. Sierras, costas y planicies, coyotas, corundas y tayudas; redova y pirecuas; 5 V Congreso Latinoamericano de Sociologia Rural tezguino, jaranda y comiteco, pulque y xtabentin, pozol y cartones de Victoria. Diversidad, Participar €n un encuentro nacional campesino es meterse €n un cajon de sastre, convivir con un muestrario de Pluralidad fisonémica, indumentaria, lingi‘‘stica, danzante, canora, culinaria, espirituosa... y, por que no, econdmica, politica y gremial. Pero los encuentros -va en su nombre— son también la prueba mas contundente de la unicidad profunda del campesinado, por disparejo, transfuga y desbalagado que parezca. Y es que la pluralidad de lengua, enfasis y acento no impide reconocer las voces de orden: tierra y trabajo, crédito y precios, justicia y democracia libertad y autonomia, respeto, dignidad... : Las tercas luchas de los sin tierra sobrevivientes a la enmienda del articulo 27 constitucional, impulsadas aun por la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA); los force- Jeos librecambistas en defensa de la produccién en que estan empefiados los agricultores modestos vinculados a la Unién Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autonomas (UNORCA); la dificil resistencia de los jornaleros y jomaleras rurales; los airosos combates por la autonomia de las comunidades y pueblos indios agrupados en el Congreso Nacional Indigena y las reivindicaciones democraticas y libertarias de los ciudadanos rurales contra los caciques, el autoritarismo y la represion, son vertientes de! amplio cuanto desparramado afan de las mayorias laborantes del campo, del variapinto trajin que bien podemos llamar movimiento campesino. Y es que la condicion campesina tiene muchas caras: el Pequefo productor agricola sustentable de cardcter familiar podraé ser un "campesino medio”, pero no el campesino tipico. Como no lo es el flacololero deficitario que jornalea una parte del afio, ni tampoco el demandante de tierra, aunque por ser labrador ponga su vida en prenda. Campesinos son todos, pero ninguno es el campesino por antonomasia, La diversidad histérica y econémica, étnica y productiva es el verdadero rostro del campesinado. Desventaja cuando estaban de moda las clases de overol, debidamente uni. formadas, pero franco mérito en tiempos de pluralismo, cuando la diferencia es virtud. ; 6 Sobrevivientes - Historias en la frontera En términos econdémicos, campesino es un trabajador rural por cuenta propia y por tanto con algun acceso a la tierra. Pero en México esto rara vez significa equilibrio productivo y autosuficiencia. Al contrario, por estos rumbos la mayoria de los pequefios agricultores cosecha menos de lo que requiere para subsistir y esto la empuja a la artesania, al comercio y sobre todo al jornal. Segtin censos y encuestas de 1990, alrededor de medio millon de campesinos, el quince por ciento, practica una agricultura comercial, se auxilia con peones y mas que sembrar maiz y frijol se ocupa de cultivos industriales como el café, la cafia, el tabaco, las hortalizas y los frutales. Este sector tiene mayores y mejores tierras que el promedio, incluyendo areas de riego, y esta uncido al crédito, los insumos comerciales y los circuitos de la agroindustria. Paraddjicamente estos campesinos, privilegiados y antes bonancibles, han sido los mas revolcados por la crisis; si alguna vez pensaron en solicitar su admisién al club de los empresarios agricolas hoy, ahorcados por las deudas, alinean con El Barzon. Entre uno y medio y dos millones de agricultores, el cuarenta y cinco por cienta, producen para comer y vender, combi- nando el maiz de autoconsumo con cultivos comerciales o ganaderia en pequefio, en parcelas ligeramente mayores que el promedio, que atiende la familia con auxilio de algunos peones durante la cosecha. Alguna vez calificados de "transicionales" por suponerles potencial para acceder al empresariado han encontrado en la politica agraria neo- liberal la oportunidad de transitar... pero a las filas de los campesinos arruinados. Un sector de los otrora optimistas agricultores "medios" ha rentado su tierra, mientras que otro tecala en el maiz para autoconsumo y el jornaleo, mientras junta para su viaje a la tierra prometida allende ta frontera. El resto de los campesinos, alrededor de un millon y medio de familias que conforman cuarenta por ciento del total, tiene milpas infimas y ariscas en las que no cosecha lo suficiente para subsistir. Estos tlacololes y coamiles abruptos y erosio- nadas, y los pueblos fantasmales de las cercanias, son el ancla comunitaria de los ejércitos de trabajadores "golon- drinos" que cosechan los cultivos comerciales del pais. Son el rostro campesino de los jornaleros agricolas. Junto con los que de plano no tienen tierra, este sector, duefio de ¥ V Congreso Latinoamericano de Sociologia Rural parcelas pobres e insuficientes, aspira a un reparto agrario que el gobierno de Carlos Salinas y la demografia se encargaron de cancelar. Entre tanto suefia con cruzar el rlo Brava pera no puede pagar el precio del "pollero" Pero aun esta diversidad tipolégica es engafiosa, pues aparenta una homogeneidad de los sectores que no existe. Campesino comercial, por ejemplo, es un concepto desba- lagado que engloba desde los productores de origen Aahfiu asociados para cosechar café arganico en la brumosa sierra de Motozintia, hasta los ejidatarios sorgueros de Sonora, Sinaloa o Tamaulipas con tierras de riego mecanizadas, pasando por los pequefios ordefiadores veracruzanos ama- rrados a la Nestlé, Detras del término jomaleros agricolas se ocultan, desde los trabajadores permanentes de las empre- sas del noroeste hasta los pizcadores guerrerenses de la montafia, que en la Costa Grande cosechan el café de otros agricultores mas afortunados. Sin olvidar el sustrato cam- pesina que subyace tras de la proletarizacién urbana de numerosos grupos étnicos; risticos de banqueta que desde el Distrito Federal, Chicago o Los Angeles y en segunda o tercera generacion, mantienen entrafiables vinculos con sus comunidades de origen. Y es que a la compleja base material del campesinado hay que afiadir la pluralidad social, la multiplicidad étnica, la diversidad de clima, de paisaje, de historia, de lengua, de cultura Campesinos son todos, pero ninguno es "el campesino”. Y una clase sin uniforme es dificil de capturar. A veces sale en la foto pero no sabemos cual es: si el cholo purhépecha apenas reintegrado a su comunidad, el nortefia de botas y sombrero alto que mira a la camara, la mixe descalza que acarrea lefia entre los cerros vertiginosos o el chavo de tenis y computadora que baja del Internet las ultimas cotizaciones del café. Sobrevivientes - Historias en la frontera 3. Mudanzas ‘No se confunda en modo alguno con la nostalgia reaccionaria del pasado, ni con B retorica hisane reaccionaria so pretexto de una supuasta “ovilidad a campesina” inmovil y ahistortca... ‘2 memoria de la comunidad tiende involuntariamente a enmascarar los cambios. A /a relativa plasticidad de ._Ja vida matenal comasponde una acentuada inmovilidad de la imagen del pasado. Las cosas siempre han sido asi; ei mundo es lo que es. Carlo Guizburg, El queso y los gusanos. Al campesino -como al indio~ se le atnbu \doso - tigio de la permanencia, el discutible ae Sa 2 Milatid A los agricultores domésticos y sus comunidades se les mira como reliquias de tiempos pretéritos, haciendo de ello una virtud. Y no; na me definas compadre, y menos de una vez para siempre. La condicién campesina no es reiteracion sing mudanza; un modo. especifico de cambiar. Con frecuencia se pretende al Productor doméstico anclado en la tradicién y a la comu- nidad agraria siempre idéntica a si misma, como si por variar Se corrompieran. En realidad pocos dmbitos sociales hay tan plasticos como el rural. Pese a las diferencias en la indumentaria y los modelos de los automéviles en una foto de los cincuenta identificamos facilmente a la ciudad de México. Pero vaya usted al pueblo di ita. g conocible, verdad? n oy Svea aIne La técnica agricola cambia deprisa y | i apoltronan. Cierto, no toda RTOVSCH GS Oe Ta re canizacion a ultranza, como los paquetes tecnolégicos dures, indujeron un absurdo consumisma campesino de insumos agricolas que propicié la degradacion de los suelos, la ingobernabilidad de la economia familiar y la sustitucion de los clasicos sombreros tejidos por gorritas de la Massey Ferguson y similares. Pero también hay cambios tecno- légicos virtuosos é incluso mudanzas inspiradas expresa- Mente en la produccién doméstica; tales son las policultivos, la agroforesteria y la agricultura organica, que haciendo virtud de la carencia sustituyen agroquimicos y maquinaria Por recursos naturales disponibles, por trabajo doméstico y, Sobre toda, por iniciativa campesina, por creatividad rural. V Gongreso Latinoamericano de Sociologia Rural Una huerta veracruzana donde se entreveran palmilla, cafetos y otros frutales de sombra en tres niveles de cultivo o una explotaci6én doméstica chiapaneca, minuciosa y diversificada hasta la autosuficiencia y basada en composta y control organico de plagas, pueden parecer tradicionales, casi prehistoricas, pero estan en la punta de la tecnologia verde, son el colmo de lo que hoy llaman sustentabilidad. Para los citadinos, que las miran fugaces y de perfil, todas las milpas son iguales. Pero la cultura agricola campesina es plastica y diversa. A veces para mal y otras para bien, siempre se transforma. Y con ella muda el campesino, que antier fertilizaba con bosta de vaca, ayer se engolosinaba con fosfatados y nitrogenados y hoy se afana con las compostas y los abonos verdes. El que se pasma se queda atras, fuera de la jugada, en la obsolescencia tecnoldgica, pues. Pero el cambio en las practicas agricolas no es nada; vertiginosas las mudanzas econdmicas y sociales, sobre todo las provenientes de nuestras volubles politicas publi- cas. En veinte aiios los pequefios productores mas reman- tados pasaron del usurero a Banrural, de Banrural a la Union de Crédito administrada por cuenta propia y de la Union de Grédito, hoy quebrada, al usurero. Cierto, en ello no hay progreso, pero por mudanzas no paramos, En una generacion los campesinos transitaron de la presencia gubernamental restringida a los distritos de riego y algunos cultivos de plantacién, a la virtual estatizacion de la agricultura toda, y de ahi a la atrabancada “desincor- poracion": una desbandada de fideicomisos y paraestatales que dejé el puro tiradero. Como quien dice del "coyote" al burécrata y de vuelta al "coyote". Claro que no mejoran, pero sosiegos tampoco estan Otros cambios no se abonan a la “cuenta corta" de las moadas sexenales sino a tendencias profundas de la historia. En la perspectiva que da la "cuenta larga", es claro que el campesino del fin del milenio ya no se circunscribe ala pequefia y mediana agricultura domestica, también se de- sempefia en el sector asociativo de la economia empre- sarial. 10 ‘Sobrevivientes - Historias en la frontera Este transito, que en Europa se dio de antiguo por la ruta del cooperativismo, es una variante campesina de la integracion sectorial y regional de la economia agricola que en otros sitios operaron el Estado burocratico o el gran dinero. Pero, én la perspectiva de la produccién doméstica, la formacion de colectivos medianos 0 grandes no responde sélo al apro- vechamiento de las "economias de escala", tan caras al totalitarismo agrario como al capital transnacional. Mas que una simple puesta al dia tecnoldgica y administrativa es un nuevo frente de lucha, otra manera de resistir. Porque el desafio de las flamantes empresas sociales autogestivas no se ubica tanto en lograr la necesaria eficiencia operativa, como en competir y a la vez mantener el talante campesino. En un pals como el nuestro, de tradicion indigena y reciente pasado agrarista, el campesino es una célula_ socio- econdmica -la unidad doméstica- pero también un tejido social mas extenso cuyo centro de gravedad es la comunidad agraria. Los ritos y festividades, indigenas o mestizos, como las formas tradicionales de gobierno, si las hay, remiten a una sociabilidad especifica. Pero casi siempre existen también formas mas 0 menos intensas de economia comunitaria: rotacién convenida de parcelas, areas comunes de pastoreo y recoleccién, intercambios na monetarias de trabajo, como la “mano vuelta", y labores colectivas de beneficio comun, como e! "tequio” y la "getza” El campesino no es, pues, la persona o la familia, sino ese entramado de relaciones econdmicas y sociales cuyos nudos son el barrio, la comunidad, el gremio agricola, la region... Estos usos y costumbres vienen de muy atras, y si en unos lugares se reaniman; en otros estan achacosos, desgas- tados, a veces perdidos. Pero sobre este arioso sistema de relaciones se han venido edificando nuevas estructuras organizativas locales, nacionales y hasta transnacionales, tanto de indole praductiva como de caracter social, politico o cultural, Agrupamientos campesinos reivindicativos como las innume- fables alianzas, frentes y uniones regionales; conver- gencias gremiales de cafetaleros, maiceros y silvicultores entre otros; asociaciones de uniones de crédito rurales, de Consumidores de insumos agricolas, de deudores; coardi- nadoras nacionales de diferente sesgo y signo ideoldgico; W V Congreso Latinoamericano de Sociologia Rural consejos étnicos y congresos permanentes de todos los pueblos indios; organizaciones binacionales que enlazan a los migrados a los Estados Unidos con sus comunidades de origen; ejércitos "posmodernos" emperiados en el cambio pacifico; guerrillas campesinas que celebran la participaci6n electoral, son algunas muestras de esta nueva, heterodoxa y creativa socialidad rural; los usos y costumbres del fin del milenio. El fervor asociativo es viejo, amancé en la inmediata posrevolucién con la organicidad derivada de la reforma agraria. Pero, por décadas predominaron las estructuras gremiales y productivas impuestas por el Estado mexicano; un ogro filantrépico o despético que tomd por su cuenta la edificacion de la "sociedad civil" y terminéd engendrando monstruos corporativos Lo de ahora es distinto. En las ultimas décadas la voz de orden ha sido autonomia, y si bien sobreviven los clien- telismos, domina una brisa emancipadora que al extenderse del movimiento social a la gesti6n econémica y de ahi a la insurgencia civica, anuncia inminentes vendavales liber- tarios. En un fin de siglo marcado por el productivismo, los cam- pesinos no pueden quedarse al margen; la nueva socialidad tural ya no solo tiene sus nudos en barrios y comunidades, también en proyectos y aparatos econdmicos gestionados por las arganizaciones. Las empresas medianas o grandes de caracter asociativo son parte del nuevo perfil campesino y los conocimientos y habilidades necesarios para operarlos. se estan incorporando a su cultura. Los campesinos no han dejado de ser las productores familiares de siempre, pero hoy son también gestores colectivos de empresas de servicios 0 agroindustriales; emplean afosos sistemas de cultivo, lo que no les impide coquetear con la mas novedosa biotecnologia, pueden cosechar maiz, frijol y calabaza para el autoconsumo al tiempo que abastecen el mercado gourmet de Nueva York. El nucleo duro de la socialidad campesina esté atin en la comunidad agraria, pero su mundo ya no termina a orillas de la aldea; las relaciones econdémicas, gremiales politicas o culturales que anima se extienden por la regién, recorren el pals, cruzan las fronteras nacionales... 12 Sobrevivientes - Historias en la frontera La vida campesina sigue respandiendo a una teleologia moral. En su trajin doméstico y comunitario se entreveran valores ‘econdmicos, sociales y culturalas en una racio- nalidad integral que contrasta con la estrechez econdmico- lucrativa del capital. Pero en los dias que corren, la con- dicidn campesina engloba al milpero y al empresario social al petatero del tianguis aldeano como al director del combi- nado agroindustrial, al yuntero como al banquero asociativo. En escala doméstica 0 echandole montén, los campesinos han aprendido a vérselas con el capital. Slo que en su caso la acumulacion se subordina a objetivos socioculturales, ala ganancia se antepone el bienestar. Los remendados y Chirriantes aparatos econémicos construidos por los campe- sinos pueden ser imperfectos pero trascienden la miopia de la empresa privada, una maquina de ganar quiza eficiente pero desalmada. Y lo mismo sucede con la socialidad aldeana; cuando las comunidades campesinas rompen el cerca que trata de mantenerlas como desolada reservacién de marginales y se abren al mundo, constituyen un envidiable modelo de convivencia. La economia moral del campesina no siempre es "com- petitiva", pero su eficiencia social es muy superior a la del empresario. Las empresas asociativas, capaces de admi- nistrar un capital al tiempo que asumen las necesidades colectivas, trascienden con mucho la estrecha légica gerencial. En la medida de su emancipacion, el pequefio Productor rural liberado y creativa no es aforabie anticualla sino paradigma de un nuevo orden social con rostro humano. El campesino no es reliquia sino proyecto. V Congreso Latinoamericano de Sociologia Rural 4, Raza errabunda Mostramos al campesino medieval... como “ericerrado en ef hortzonta de su pueblo privado de cualquier posibilidad de cambiar...” amontonar... una extraordinaria cantidad de anacronismos, ¢Esiaba e! ‘campesino “encerrado"? ¢Es que Seignobos no ‘encontré nunca en Ios textos ese prodigioso ejército de vagabundos, fugitivos, efrantes, ndmadas que recorrian los campos, frecuentaban los bosques, respandian al lamado de fos labraciores...? Lucien Febvre. Entre Benda y Seignobos. Es que en México est de la chingada si uno no fone ierra. Pizcadar mexicano de fresas en Watsonville, California. Las clases no son sdlo economia, también calor de hogar, socialidad, cultura. Y el campesino carga con su condicién a cuestas cuando, separado de su economia doméstica, migra en vaivén o de plano se avecinda en las ciudades, Porque e! campesino es pata de perro, viajador como pocos, y adonde arriba vacla su itacate de usos y costumbres: el mundo magico y las fiestas, pero también la familia ampliada y a veces desperdigada, la cultura oral y las estrategias de sobrevivencia. Mas alla del folclore mercantil y adocenado, en su diaspora el campesino fertiliza la cultura nacional, aporta sus inconfundibles sefias de identidad al perfil del mexicano. Por su gusto el campesina serfa sedentari disfruta los entornos conocidos y las rutinas anuales de su comunidad agraria. Pero se puede cada vez menos. Desde hace mas de un siglo los seguros horizontes aldeanos han sido rotos por las urgencias del capital. Nunca de agrado, siempre por fuerza, los campesinos se han uncido a las necesidades de una agricultura de plantacién que los reclama en tiempo de cosecha y los expulsa de nuevo fuera de temporada. A fines del siglo pasado casi todas las migraciones se hacian a pie y las mas largas suponian unas semanas de penosa marcha, aunque algunos infortunados eran arrastrados por los enganchadores a todo |o largo del pais rumbo a las fincas y monterias del sureste o se les trasladaba en barcazas desde Tuxpan hasta los hulares del rio Hondo en Quintana Roo. Sobrevivientes - Historias en la frontera El desarrollo de los medios de transporte y la reubicacién de la mas demandante agricultura comercial en los valles irrigados del noroeste, alargaron los flujos migratorios y cambiaron sus destinos. Las rutas se han modificado, pero los campesinos siguen nomadas. Y de un tiempo a esta parte los enganchadores ya no necesitan emborracharlos o comprarlos por docena en las prisiones, van por su voluntad y a veces se pagan el viaje. La economia doméstica ya no da para vivir; la tierra nomas no alcanza. El reparto agrario, que reintegré latifundios a sus antiguos poseedores y a nuevos solicilantes, fue sdlo un respiro momentaneo. Y es que no todo se repartio, y des- pués hubo otros acaparamientos: de tierras, de cosechas y también del esquivo y novedoso “excedente econdmico". Ademéas, las parcelas no crecen y si la familia campesina. Pero no nada mas la demografia y el nuevo latifundio expulsan a los lugarefios, también influye el creciente monetarismo de la economia rural. Una cada vez mas profunda insercién de los campesinos en el mercado, que se expresa en la tendencia al monocultivo. De una agricultura multiple que aprovechaba intensivamente los recursos naturales intentando el pleno empleo de la capacidad familiar de trabajo, se ha cambiado a un modelo especializado, ambientalmente depredador e incompatible con la disponibilidad doméstica de brazcs. Cultives como el algodeén, la cafia de azucar, el café, la copra, las hortalizas y los frutales, engendran una agricultura que poco tiene de campesina, pues casi no emplea la capacidad laboral doméstica y depende de jornaleros estacionales. En estos casos el ingreso es una "renta", un derecho de propiedad tan miserable que con frecuencia no alcanza para sobrevivir. Y los campesinos a la vez que contratan peones para su cosecha, emigran ellos mismos en busca de empleo asalariado. Asi, quizé una de cada tres jarnadas de trabajo en las parcelas domésticas es mercenaria, a la vez que mas de la mitad de las familias campesinas complementa su ingreso agricola desempefiando trabajos a jornal. El salario pagado o recibido es consustancial a la vida campesina por lo menos desde el siglo diecinueve, y se intensifica con los nuevos patrones de cultivo. Obligados a un constante deambular por una demanda laboral agricola 15 V Congreso Latinoamericano de Sociologia Rural dispersa e itinerante y un empleo urbano desperdigado, los campesino-jornaleros devienen una clase errabunda que en Su peregrinar provee de experiencias cosmopolitas a las comunidades agrarias. La dispersian y el aislamiento de los pueblos rurales ha sustentada el mito sociolégico que postula a un campesino localista de visién estrecha y cortos alcances. Circunscrito a su region y enfrascado en los problemas de la comunidad, el campesino tipico seria la papa enterrada en su agujero de la que un mal dia hablara Carlos Marx. No hay tal. Los campe- sinos son hoy el sector de la sociedad mexicana de mayor movilidad geografica Fn los trabajadores del campo encar- na la experiencia social mas rica, variada y sofisticada que pueda darse entre nuestras constrefiidas y arrinconadas clases subalternas. Lejos de estar reducidos a un micro- cosmos lugarefio, el Ambito de muchisimos campesinos es la reptblica entera y parte de los Estados Unidos. Pocos citadinos, aun clasemedieros, pueden presumir de lo mismo. La existencia seminémada impuesta por la busqueda de empleo, pero también por las necesidades de una produc- cian cada vez mas comercial y hasta por los requerimientos del tramite y la "concertacién" con las instituciones guber- namentales, han roto con el aislamiento de las comunidades Turales mas remontadas. Parte de esta migracion es definitiva. Se calcula que en los afios recientes un promedia de 170 trabajadores rurales abandona todos los dias la actividad agricola. No van con garantia de empleo sino con su fracaso campesino a cues- tas y la mayoria no ingresa a una fabrica, ni siquiera a un trabajo estable, sino que se incorpora al sector mas precario de la economia informal, al desempleo, a la mendicidad. Los menos pobres y mas acomedidos juntan para el viaje y el “pollero" y escapan de este infierno al purgatorio vecino. Hay en Estados Unidos unos seis millones seiscientos mil migrantes "documentados” nacidos en México, de ellos alrededor de cuatro millones llegaron ahi después de 1980. A esto hay que agregar unos dos millones de migrantes “indocumentados". En total, entre legales e ilegales tenemos. cerca de nueve millones de compatriotas trasterrados en el vecino pais. Ni las peores guerras ocasionan tal delirio migratorio. 16 Sobravivientes - Historias en la frontera Los tres lustros del tine! neoliberal han producido alrededor de seis millones de migraciones econémicas. No demasiado exitosas, pues unos cuatro millones de los trasterrados son pobres, lo que representa la totalidad de los "indocumen- Hat y la mitad de los legales que migraron en los ultimos anos. Ahi del otro lado esta una buena parte del campesinado mexicano. Ubicado en ambitos laborales y sociales ajenos a sus raices, pero vinculado en lo familiar, étnico y cultural a su matriz de origen. Con sus aztequismos de nedn y homenajes a los estereotipos; con sus pastiches posmoder- nas y su hibridez, la cultura chicana és el espejo trans- terrado de nuestra cultura campesina, tan legitima y 'profunda" como la de quienes atin comen y duermen en la vecindad de sus muertos. Pero no todo es diaspora en la vida rural, las comunidades son aun la entrafiable cobijita, el asidero de la existencia campesina. Los pequefios pueblos son punto de partida pero también de regreso, fuente de fuerzas centrifugas pero también centripetas. Y es que el peregrinar campesino se cumple en un medio hostil. La estrechez econdmica y la desesperanza llevan al labrador a recorrer el pais en calidad de paria o a abandonarlo como "mojado". Entonces la comunidad de origen, aun la mas arida y estrecha, deviene afiorado terrurio; patria chica a la que se regresa una y otra vez en una suerte de milenio cotidiano. Y es que la comu- nidad materna es fuente de una socialidad que el noma- dismo regatea; de una intima sensacion de pertenencia que hay que preservar a toda costa; como nostalgia, como esperanza, como mito. V Congreso Latinoamericano de Sociologia Rural 5. Mascaras Nuestro sigio es una gran vasija en donde todos los tiempos hist6ricos hierven, se con'unden y mezelan. Octavio Paz. El laberinto de ia soledad En la hora de los indios, la imagen campesina se desvanece. Incapaz de reconocerlos en los mestizos que hoy también son, la mirada antropoldgica le reserva a las etnias los rasgos inmutables antes atribuidos a los campe- sinos en general: rusticidad productiva, apego a la tradicion, hieratismo fisondmico, exotisma indumentario, testaruda persistencia, pobreza extrema... Habria que decir que también la étnico es cambiante, que las comunidades autéctonas acogen novedades, que los indios de ahora ya no son los de antes. Pero este es otro pleito. Lo que aqui me propongo es recuperar para los campesinos la visibilidad perdida, seguir el rastro de una imagen extraviada a fuerza de diversidad, mudanzas y migraciones. No es la primera vez que se nos traspapelan. En los afios veinte, al tiempo que se exalta el heroismo campirano en la reciente revolucién, muchos de los campesinos realmente existentes -los que la bola alevantd y terminaron en las grandes ciudades- se disfrazan de obreros y "pelonas"; ellos cubriendo su camisa de manta con el proverbial overol y ellas sacrificando al casquete corto sus procelosas trenzas También en los cincuenta la prediccisn autocumplida de nuestra modernizacion, demanda el exorcismo del México bronco. En tiempos de Miguel Aleman se quiere dotar a los campesinos de rostro civilizado a fuerza de electrificacién y llevando hasta las mds remotas rancherias el foco y la xew, la licuadora y el refrigeradar; la puntita del american way of life, pues. Pero cuando despertaron el México profundo aun estaba ahi. El campesino es demografia, geografia y produccion. Pode- mos ubicarlo sin lugar a dudas en la seccidn de agricultura de los informes econémicos del Banco de México y en las encuestas, censos y planos del Instituto Nacional de Estadistica Geografia e Informatica. El campesino es movi- miento, conflicto; lucha gremial que a regafiadientes reflejan los medios de comunicacién, de preferencia en la nota roja. Pera el campesino es también un sordo rumor, un color local 18 Sobrevivientes - Historias en la frontera que devino nacional, un fantasma sombrerudo que recorre México. Es el olor a milpa y mazorcas asadas que despierta el apetito de la patria. El campesino ronda por ahi, embozado. Se cuela en los bailes, tercia en las conversaciones, irrumpe en los pleitos y aflora en todas las borracheras. Gran parte de la cultura oral que sustenta nuestra iletrada identidad, viene del campo. En venganza por la paulatina urbanizacion de las comunidades turales, los usos y costumbres campesinos se avecindan en todas las periferias urbanas. El “canal de las estrellas" transmite hasta Tlacoachistlahuaca las baladas cachon- donas de Alejandra Guzman, pero en justa compensacién los migrantes de la comunidad aclimatan los corridos costefios en Ciudad Nezahualcoyotl Nuestro mestizaje de barro y plastico es proclive a las dualidades. El chavo banda suburbano de San Andrés Totoltepec, igual se discute un slam en las tocadas roque- ras, que participa en las danzas de "moros y cristianos” durante las fiestas del Santo Patrono. En las represen- taciones rituales, las mascaras de a tradicién se entreveran con disfraces de hallowin, de cine gore, de Carlos Salinas. El sentido magico de la pintura cora se traslada al maquillaje a la kiss y a la mascara circense de los payasitas de crucero. La hermana del punk anda de conchera. Regresiones, pastiches, hibridez. A falta de fachas con marca de fabrica tendremos que suponer al México rural detras de embozos, maquillajes y caretas. Porque el campesino de estos tiempos es un travestido cuya verdadera identidad esta en los disfraces que lo ocultan y lo ba/conean. Extraviado su rostro profundo, el México del fin del milenio es un baile de mascaras. V Congreso Latinoamericano de Sociologia Rural 6. Vidas en vilo El banco tiene que recibir constantemente dividendos. ‘No puede esperar. Moriria... E/ banco no es como un hombre... 6s el monstruo. Las (campesinos) gritaron: “Quizé nosotros podamos malar @ jos bancos. Quiz tengamos que luchar pare conservar nuestra tierra, como lo hicieron nuestros padres y nuestros abuelos" John Steinbeck. Las vias de la ira. Arrimado a la naturaleza y a sus ciclos, el campesino lleva una existencia que se antoja recurrente, monétona. No lo es. Su cotidianidad esté empedrada de decisiones en que se juega la vida. Para empezar la naturaleza es voluble, y elegir el cuando y el donde de la siembra, asi como de otras labores agricolas, no es asunto sencillo ni trivial. Arriesgar o no un cultivo de invierno atenido al ertatico temporal de la estacién; aguantar un poco mas la cosecha de hortalizas confiando en que no caiga la helada; adivinar los calores de la vaca para alquilar oportunamente al semental; decidir entre ordefiar o dejar que el becerro se crie a toda leche, son el tipo de elecciones ctuciales que mantienen en la cuerda floja al productor sate y que no enfrentan ni el obrero fabril ni el empleado urbano. Pero no todo es sembrar y cosechar adivinandole los capri- chos a natura. Hay encrucijadas mas dificiles de discernir y donde tuerce el rabo la sabiduria agricola de los campe- sinos; son los enigmas del mercado, los intringulis de la eco- nomla globalizada, la escalada de la tasa de interés, la Proporcién costo-beneficio de las nuevas tecnologias. Vender la cosecha a lo que ofrezcan o esperar mejores tiempos, haciendo changuitos para que no entre una importacion a precio de dumping que derrumbe las cotiza- ciones; llevarsela con semillas criollas o apostarle a un hibrido que sale caro y quizd no aguante un veranito prolangado... son interrogantes con las que el campesino tradicional no esta familiarizedo. En los tiempos que corren el labrador se gula por las cabafuelas pero también por las bolsas de Chicago y de Nueva York. Sobravivientes - Historias en la frontera La mas arriesgada y vertiginosa de todas las elecciones es e| camino a la modermidad. Encontrar una puerta al cambio sin extraviar la vocacién campesina; un acceso a la efi- ciencia sin venderle el alma a la tecnologia. El modelo empresarial no sirve; conduce a la ruina de los mas, pero también a la condenacion de los menos, que vencen en la carrera de ratas pero sacrifican autonamia y libertad El que en su parcela produce para satisfacer necesidades humanas de vestido y alimento no transige por la buena con una economia mercantilista donde sdélo cuenta la tasa de retorna. El reservorio de los valores de uso en un mundo de valores de cambio, no puede creer, asi nomas, que el mercado nos volvera libres y la competencia nos hara jus- tos; no puede aceptar la via librecambista de emancipacion que pregonan los sacerdotes neoliberales del milenio. En su ingenuidad, el campesiro quisiera producir alimentos para comer y fibras para vestir, no mercancias para lucrar. Y si en algunos aforantes esto deviene nostalgia por el trueque y la economia natural, en otros es lance y utopia. El campesino con proyecto y vocacién.de futuro reclama una economia con alma; una modemidad con rostro humano. Alma y rostro que la produccién doméstica no ha extraviado por completo. La disyuntiva campesina es, .en verdad, la encrucijada nacional. Enfrentados a los limites de una modernidad a la gue nunca ingresamos del todo, los mexicanos necesitamos emprender dos transitos en uno. La economia demanda @ficiencia y perspectiva global, pero son impostergables la equidad y el sustento interno que las formulas neoliberales tiraron por la borda. Nuestros institutos politicos comienzan a ser competitivos, justo cuando en el mundo estan de capa caida los partidos y se buscan formas alternas de represen- tacion, Nos urge formar el gremialismo fuerte y autonomo que nunca tuvimos, precisamente cuando el mercado de trabajo se flexibiliza y los sindicatos tradicionales se tornan anacténicos. Estamos comenzando a hacer valer el viejo "sufragio efectivo", cuando ya nos queda chica la inédita democracia representativa y requerimos nuevas formas de participacion social directa. Al término del milenio los mexicanos necesitamos saldar cuentas con el siglo veinte al tiempo que ingresamos en el 21

También podría gustarte