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Introduccion a la SOCIOLOGIA SCDSOOOOOOOH SOHO S OOH HSHOOOHSOOOOOOOOO pant vemeoncpescece ea tmecycotowALAsoco:00% & INDICE Prévo90 i 0, mL WV. v vu vim. La sociclogia como un pasatiempo individual La sociologia como wna forma de conciencia Apéndice explicative: Alternacidn 9 biograx fia (0: Cémo adquirir un pasado fabrica- do de antemano) La perspectiva socioligica: BI hombre en le sociedad La pegspectiva sociolégica: La sociedad en ‘al Nombre La perepectiva seciolégica: Ef drama de la sociedad [Apéndice explicativo: Maguiavelsmo y étca ‘ociolégicos (o: Cémo adquirirescripulos y mantener el engaiio) La sociologia como una diseiplina humanie ‘Contenransos mtsoaRAricos n 8 133 173 au 29 27 261 SPOOOOOHHHOOHSHHOHOHOHHOHOHOHOOOOCOESD ere mmo Asrna 4 sem Ieido, no etudiado. No es un libro de texto ni un intento de crear un see rma teéric Es una ir ~— PROLOGO vitacién awn mundo Intlecteal que personal mente consilere. profane Gaments extant sige Iifcatve. Al hacer una invitacion como ts, & necetio dese el mundo al que estamos nvitando al cor, aun Gue es evident gue ete time tendrh que ir minal de tse bro oe decide tomar enero la nvitacn. En ota palabras, bo eth ddiado a quienes, por wna u otra xi, han Legado a sentir cio © a hacen preguntas acerca de la soil. SupongD que cnire tas Pavone enentrarinexodiancs que pueden ‘Siar acaiciando la idea de decane setiamente a In 30- Cilogia, al igval que miembras mis maduros de xa tntidad algo mtlégica lamada “el piblio.educado” Supongo tambiin que alguneywcitlgoe pueden senine atridon pore bro, aunque te podra deciles muy pos fons que no sepan ya, pursto que todos norton seniot teria satiaceign narcita cuando obvervamos un cundeo fenel que aparece nucsra imagen. En vista de gue elie std dedicado a un piblico Basante amplio, he evitado en cuanto me ha sid posible a dletotenico pore que toe soiloger se han ganado una dudote notoredad. Al 7 ‘mismo tiempo, he evitado el hacer callar al lector, princi palmente porque considero que esto nos coloca “en una ‘poricin repugnante, pero también porque particularmente, ro deseo invitar a este juego a personas, inchiyendo estu dliantes, a quienes nos sintimos ebligado a tratar de re ducir al silencio, levantando mis la voz. Debo admit francamente que entre las distracciones académicas de que disponemos en Ia actualidad, considero Ia sociologia ‘una especie de “juego superior”: generalmente, no invita: mos avn torneo de ajedrer a aquellas personas que son incapaces de, jugar domin Es inevitable que en una empresa como éta se pongan de manifieto ls prejuicios del autor respecto a sw propio ‘campo de accién. También esto debemos admitile fran- ‘camente desde el principio. Si otros socibloges leyesen este libco, especialmente en les Estados Unidos, es un hecho inevitable el que alguncs se irriten por su orientacién, que esapruchen algunos de los puntos de su argumento y aque sientan que las cosas que ellos consideran importantes han sido excluidas. Todo lo que puedo decir es que me Ihe esforzado por mantenerme fiel a una tradicién central ‘que data de les clisicor de esta cisciplina y que creo firmemente en el valor ininterrumpido de esta tradicisn. ‘Mi preocupacién expecial en el campo ha side la socio- logia de In religién. Tal vez esto se ponga de manifesto por loe ejemplos que uso a causa'de que son fos que vienen ands fAcilmente a mi memoria, Sin embargo, fuera de eso, he tratado de evitar hacer hincapié en mi propia especia: lidad. He querido invitar al lector a una regifn bastante extensa, no a la aldea particular en la que casualmente Al excibir ste libro me enfrenté a Ia alternativa de interealar miles de notas pie de pagina, o no insertar prét0so 9 absohutamente ninguna. Me decidi por esto tiltimo, con- siderando que se ganaria muy poco con dar al libro la apariencia de un tratado teuténico. En el texto se citan nombres alli donde las ideas no forman parte de un amplio cconsenso en ef campo. Estos nombres se mencionan de nuevo en los comentarios bibligréficas al final del libro, cen donde el lector encontrard asimismo sugerencias rexpec: to a leeturas adicionales, En todes mis eonceptos sobre el campo de estudio de amis preferencias se reflejan las ensefianzas de mi maestro Carl Mayer, eon quien he contraido una inmensa deuda de gratitud. Si Gl leyese este Tibro, me imagino que babré algunes pasajes que To hagan arquear las cejas. Sin em- Dargo, espero que no juzgard el concepto de la sociologia aque presentamos aqu como algo muy parecido a una pa- rodia de la idea que él ha transmitide a sus alumnes, En tuna de los capitulos subsiguientes afirmo que todas las faves del mundo son el resultado de conspiraciones. Lo ritmo puede decirse de los aspectos que atafen a una dis pling humanists, Por Gltime, me gustaria expresae mi agradecimiento a tres personas que fueron mis compaferos de conspiracién a través de muchas conversaciones y con- troversas: Brigite Berger, Hansfried Kellner y Thomas Luckmann. En més de un lugar de las siguientes paginas ‘encontrardn los resultados de esas ecasones. Perex L. Benore Hastford, Connecticut COCOOOCOHOOOOOOHOHOOOOOO OOOO OCOOOOOOES POOCOCHEHSEHOSCEHHOHOOSHSOOEOOEOOOLOES 1 EXxisTeN Muy Pocos chistes respecto a los 20 logos, Esto ha de pro- Gucies ceria deepcii, La sociologia como especialmente si te un pasatiempo ‘comparan con sus primos ee segundos mis favorecidos, individual los sicbloges, quienes casi hhan Negado a ocupar por completo ese sector del humorimmo estadounidense que solian ocupar los clérgos. Un siedlogo, presentado como tal en una reunién, se conviere inmediatamente en el blanco de una gran atencién y de una molesta bilaridad En la misma cireunstancia, es probable que un sociélogo tno despierte mis reaccién’ que si le hubiese presentado como un vendedor de seguros. Tendré que conguistar la atencién con grandes dificultades, exactamente como cual- quier otra persona. Esto resulta molesto € injusto, pero también puede ter instructive, Por supuesto, la excatex de chistes acerca de los socidiogts indica que no participan fen tan gran medida en la imaginacién popular como han Hegado a hacerlo los sicblogos. Pero probablemente indica también que existe cierta ambigiedad en las imégenes que de ellos se ha formado la gente. Asi pues, puede ser un buen punto de partda para nuestras consideraciones 1 ‘obiervar més detenidamente algunas de ettas imigenes ‘Si preguntainos a los estudiantes aiin no graduades por qué se estin especialando en sociclogia, a menudo 2 memonLcid 4 La soctotoctn recibimos la respuesta: “Porque me gusta trabajar con la gente”, Si seguimos entonces preguntando a estos estudian tes reapecto al futuro de su ocupacién, tal como ellos Ia imaginan, a menudo excuchames que s¢ proponen partic par en el trbajo 0 accién social. De esto hablaremos en breve. Otras respuestas son mls vagas y_generales, pero texas indican que el estudiante en cuestidn preferira tatar con gente que con cosas. Las ocupacionts mencionadas ‘2 este respecta incluyen manejo de personal, relaciones fhuvrangs en la industria, relaciones piblicas, publicidad, planificcién de la corminidad, o labor religioa del tipo feglar, La suposiién comin es que en todas estas class de esfuerzos se podtia “hacer algo por la gente”, “ayudar ‘a la gente” o *hacer una labor provechosa para la co- rmunidad”, La imagen del socislogo implicada aqui pods desribrse como una versién secularizada del liberal Cl +0 Protestante, proporcionando quizé el secrotario de la YMCA (Asociaciin de Jévenes Cristianes) el vineulo de enlace entre Ia obra social sagrada y la profana. La so- ciologia se considera como una moderna variacion a la ‘esis elisica etadounidense de la “elevacién del nivel de vida", Se sobreentiende que el ssti6logo-es una persona interesada profesionalmente en actividades edificantes a favor del individuo y de toda la comunidad, ‘Uno de estos dis tendré que escribirse una gran no- vela estadounidense sobre el desengafio brutal que este tipo de motivaciin esti destinado a suftir en'la mayoria Ge las ocupacicnes que acabamos de mencionar, Existe un rasgo patétco que infunde compasién en el destino de ests simpatantes de la gente que Pparticipan en Ia diree- cién de personal se enfrentan por primera vera las reax Tidades humanas de una hvelga que deben_combatir ppermaneciendo en un lado de Ia lina de batalla fieramente [ON PASATIENO INDIDUAL 13 twazada; 0 de quienes entran en un trabajo de relaciones plas y descubren exactamente qué eso que se espera. Ge ellos en Io que los expertes on este campo han Hamado “la ingenieria det consenso”; o de quienes ingresan en ‘obras de la comunidad para empezar una instruccién cruel en la politica de especulacién en bienes races. Pero lo que ‘estamos interesados en tratar no es el despojo de la inocen= cia, sino mis bien una imagen particular de} socilogo, imagen que es al mismo tiempo errénea y engaiora [Naturalmente, os cierto que algunos tipos de explorador (Boy Scout) se han convertide en socidlogos. También es cierto que un interés benévolo en la gente podria ser el punto de partida biogréfico para los estudies seciolégices. Pero es importante sefialar que una actitud malévola y risantrépica podria servir exactamente para el mismo fin, Los conocimientos sociolégicos resltan valioses para cualquier persona interesada en una actividad dentro de ls sociedad. Pero esta actividad no necesita ser par mente humanitaria, En Ia actualidad, algunce sociélogos tstadounidenses son empleados por organismas guberna- mentales que tratan de proyectar comunidades mis hae Ditables para la nacién, Otros rocidlogor ertadounidenses son empleados por organismos gubernamentales interesa- oe en borrar del mapa a las comunidades de naciones hostile, siempre y cuando fuese necesario. Cualesquiera aque puedan ser lat inferenciae morales de sue respectivas actividades, no existen motives para que no se puedan practicar en ambas interesantes estudies sociolégicas. De manera similar, la criminologia come un campo especial Gentro de la sociotogia, ha puesto al descubierto una valio- sa informacién acerea de los procescs criminales en Ia teciedad moderna. Esta informacién resulta igualmente valiosa para las personas que tratan de combatir el delt sla * nermopuceién a La soctonocia ¥ para las que estén interesadas en fomentarlo. El hecho de que haya sido empleado un mimero mayor de cximi- nélogos por la policia que por los “gangsters” puede atr- Duirse al prejuicio ético de los propios criminéloges, a las relaciones pablicas de la policia y tal ver a la falta de refinamiento cientifico de los “gangsters'. En resumen, “urabajar con la gente” puede signficar mantenerla ale- jada de los barrios bajos o meter en la cfrcel, venderles propaganda © quitarle el dinero (ya sea legal o ilegal- mente), haciendo que fabriquen mejores automéviles 0 ‘que sean mejores pilotos de bombarderos. Por Jo tanto, como imagen del sociélogo, Ia frate deja algo que desear, ‘aun cuando pueda servir para describir al menos el im- plo inicial, como reiultado del cual alguna gente recurre al estudio de la reciologia Se requieren algunos comentarios adicionales a prop: sito de una imagen estrechamente relacionada del socilogo como una especie de tedrico de la labor social. Esta imagen resulta comprensible en vista del desarrollo de la socilogia fn los Estados Unidos. Cuando menos una de las raices de le sociologia estadounidense ha de encontrarse en los apuros de los trabajadores sociales al tener que afrontar lee problemas masivoe que surgieron a raiz de Ia revo- lucién industrial: el répido crecimiento de las ciudades y de los barrios -bajos que surgieron dentro de ellas, la inmigracién en masa, los movimientos masivos del pueblo, Ja desorganigacién de les medios de vida tradicionales y la deorientacién resultante de lot individuet atrapadee en estos procetos. Se ha estimulado gran parte de la inves: tigacin sociol6gica debido a esto. Y asi, ain es bastante hhabitwal que los estudiantes no graduados planeen ingresar fen el trabajo social para expecializarse en sociologia. [UN PASATIEMPO DEMDUAL, 5 En realidad, ol trabajo social extadounidense ha, reci bido mucha més influencia de la sicologia en el desarrollo de su “teoria. Es muy probable que este hecho tenga cierta relacién con lo que dijimes antes acerea de la posi- cién relativa de la socilogia y Ia sicologia en la ima «ginacién popular. Los tabajadores sociales han tenido que ‘ibrar durante tiempo una penoss batalla para que se ks reconczta como “profesionales" y para lograr al prestgio, fl poder y (no mencs importante) Ia renumeracién que fentrafia tal reconocimiento, Butcando en torno syo un ‘modelo “profesional” que emulae, encuentran que el del siguiatra es el més natural. Y por ello oe trbajadores so- ciales contemporineos reciben a sus “cliente” en una ofi- cna, mantienen con ellos “entrevista clinics” com una duraciin de cincuenta minutes, archivan Ine entrevstas por cuadruplicado y las discuten y analizan con una je- rarqula de “supervisores". Al adoptar las gules externas el siquiatra, adoptaron también, naturalmente, su ideo- Toga. Ast, Ia teria del trabajo tcial extadounidense con ‘temporineo consste en gran parte en una versién algo rmutilada de la sicologla sicoanalites, una especie de freudianismo de Ice pobres que sirve para legitimar el derecho del trabajador social a ayudar a la gente de ma- nera “cientfica”. En este libro no estamos interesadot en investigar la vaider “ciemtifiea" de esta doctrina sinttica, Nuestra opinin es que esta no solamente tiene muy poco gue ver con la sociologia, sino que en realidad demuestra ser singularmente obtusa en relacién con la realidad socal La identifcacidn de la socilogla con el trabajo social en Ja mente de muchas personas es hasta cierto punto un fendmeno de “retraso cultural”, que se emonta a la época fen que los trabajadores sociales “pre-profesionales” te oct 6 inemmonyeciin a La socioroctin paban todavia de la pobreza en vez de abordar Ia frustra- ‘iin libidincea y lo hacfan sin valerse de un dictéfono, "Pero aun quando el trabajo social estadounidense no Ihubiera. seguido Ja corriente de la sicologia popular, la {imagen del soeilogo come el mentor tebrico del trabajador social resaltaria engafiosa. El trabajo socal, cualquiera que sea au justiicacidn racional teérca, es una frdctica positiva cen Ia sociedad, La sociologla no es una préctica, sino un (ento por comprender, Tndudablemente, esta comprens sin puede ser de utlidad para el practicante, A. este respect, afimariamas que una comprensién més profunda e ia socologia seria de mayor utilidad para cl trabajador secial y que tal comprensién evitaria la necesidad de que féstedetcienda alas profundidades mitol6gica del “subcons- ciente” para explicar cuestiones que por regla general son totalmente conscientes, mucho més simples y, en realidad, dde una naturaleza social. Pero no existe nada inherente a la ‘empresa tocioldgica de watar de comprender a la sociedad aque Hleve foracramente a esa préctica 0 a cualquiera otra, La comprensién socilégica puede recomendarse a los trabajadores sociales, pero también a los vendedores, a Jas enfermeras, a los evangelistas y a fos politicos: en realidad, a cualquier persona cuyos ebjetivos comprendan el manejo de gente, con cualesquier propétito y justfica moral Esta concepeitin dela actividad socioldgica se encuentra implicita en la alirmactén clésica de Max Weber, una. Ge las figuras més importantes en el desarrollo de este campo, en el sentido de que la socilogia exté “exenta de valores”. Puesto que més tarde seri necesario retormar vatias veces a este punto, conviene explicarlo més ar pliamente a evtas alturas. Evidentemente la declaracién de Weber no significa que el socidlogo no tenga ono deba UN FASATIrO INDIVIDUAL 0 tener valores. En todo caso, resulta casi imposible para ‘un ser humano existir sin poseer valores algunos, aunque pueden haber enormes variaciones en los valores que poda~ ‘mos mantener, Normalmente, el soci6logo poseerd tantos valores como un ciudadano, un particular, el miembro de tun grupo religioro 0 como un adepto de alguna otra asc- iacién de personas. Pero dentro de tos limites de sus actividades como sociblogo, existe tinicamente un valor fundamental: el de la integridad cientifica, Por supuesto, incluso en exe respecte, el socidlogo como ser humano tend que tener en cuenta sus convicelanes, sus emociones ¥y prejutios, Pero forma parte de su disciplina intlectual fl que trate de comprender y controlar estas tendencias como predisporiciones que eben ser climinadas, hasta donde sea posible, de su trabajo. Se sobreentiende que feto no siempre e fil, pero no es tampoco imposible. El tocidlogo trata de ver lo que hay. Puede abrigar esperan- as 0 lemores respecto a lo que pueda averiguar. Pero) Uwataré de observarlo todo sin tamar en cuenta sus espe- ranaas o temores. Por tanto, este es un acto de percepcién pura, tan pura come To permiten los recurses humanamente Timitados, que la sociologia se esfuerza en llevar a cabo. ‘Una analogia puede servir para dejar esto un poco nis claro. En cualquier conflcto politico o militar, r- sulta ventajoso capturar Ia informacién empleada por los forganismos de espionaje del bando contrarie. Pero eto ces asi Gnicamente porque un buen conocimiento se compo- ne de informacién libre de prejuicios. Si un espia presenta su informe en términoe de la ideologia y ambiciones de sus superiors, sus informaciones carecen de utilidad no sélo ‘para el enemigo, en el cato de que éste las capturas, sino también para el propio bando del expia, Se ha sostenido ‘que uno de los punter débiles del mecanismo de espionaje SOCHOHSHOHSHSSSHOHSSHSHOSSHSSHOSESSCSEHOLEEEE 18 IeTRODUCEIEN A 1A socioLonin de les estades totalitaris es que los espns no informan lo ‘que descubren sino fo que sus superires descan oir. Este 6s, sin duda alguna, un mal espionaje. El buen espia in- forma la verdad. Ouros deciden lo que deberé hacerse como resultado de su informacién. De manera muy simi- lar, el socidlogo ex un expla, Su labor comsiste en informar. tan correctamente como le sea posible, acerca de un medio social determinado. Ouras personas, 0 € mismo, en una funcién diferente a Ia de socislogo, tendrin que decidir Jos pasos que deben dante en este campo. Quisiéramos recalear enérgicamente que el decir esto no significa que 1 socidlogo no tenga obligaciém alguna de averiguar los objetives de sus superiores, 0 el partido que éstos sacarén e su trabajo, Fero esta no. una averiguacién sociolégics. Equivale a formular las mismnas preguntas que debe formu- larse cualquiera respecto a sus actos en sociedad. De la ‘misma manera, el conocimiento biolbgico puede emplearse para curar 0 para matar. Eslo no quiere decir que et Diblogo esté exento de toda responsabilidad respecto al uso que s dé a sus conocimientos, Pero cuando se interroga 2 si mismo acerca de esta responsabilidad, no esté for- rmulando una pregunta biolégica tra imagen del socidlogo, relacionada con las dos ‘que ya hemos expuesto, es Ia del reformador social. sta imagen tiene también rales histéricas, no sélo en los Esta- dos Unies, sino también en Europa, Augusto Comte, el filésofo francés de principios del siglo xix que invent cl nombre de Ia. disciplina, pensaba que la sociclogia era Ja doctrina del progreso, una sucesora secularizada de la teologia come la maestra de las ciencias. Segén este punto de vista, el socidlogo desempefia el papel de arbitro de todas las ramas del saber para el bienestar del ser humano. Esta ides, aunque despojada de son pretensiones més fan= [UN PASATHEBEFO INDIDUAL 19 ‘steas,dej6 una ella profunda en el desarrollo de la sociclogia francesa, Pero tuo también sus repercusiones fn los Estados Unidos, cuando en los albores de la soci login etadounidense, algunoe dicipuls transatlintices de Comte sugireron formalmenteen un memorindam sl pre- sidente dela Universidad de Brown que todas las seciones de esa ima deberan ser reorganizadas como suborina- dds ce In faccad de socologa. Actualmente may pocot sociblogcs, y probablemente ninguno en exe pais, cons Ceraran de esa manera su papel. Pero algo de este con- ceptosobrevive cuando te espera que los sociogos apare an con eopias de unos mimos planos para hacer reformas fen cierta némezo de problemas sociales Desde ciertos puntos de vista vais (inloyendoalgu- os del autor) resulta atsfactri que ls ideas socicigicas hayan sido de utilidad en algunos sot para mejorar la suerte de algunos grupos de seres humans, poniendo al desubier cireunstancias moralmenteofensvas, dispando ‘siones colectvas © demostrindo que podian cbtenere resultados socalmente convenient en forma més humana. Por ejemplo, podriamor indicar ciertas aplicaciones del conocimiente socolgico en el sistema penitencasio de los paises occidentales. © podeianos mencionar la utilidad aque se hn dado a lor estadiossocolgicos en la decisén ‘Mopiada por la Corte Suprema en 1954 respecto a la segregaciéa racial en Ins escudas piblicas. © podrlamos onsderar las aplicaciones de otros etudios secclgios a 1 plnifcaciin humana del nuevo desarrollo de zonas urbanis, Indudsbiemente, el socilogo moral y politea- rente senile obtendr4 grandes satisfacciones de cstos tjemplor, Pero, una vez mis, conviene tener presente que Jo que se encuentra en disputa en este libro no ena comprersidn scilépea como &ta sino eras aplicaciones a vrnopveciéx A LA soctoxoatn de esta comprensén. No es dilcl imaginar la manera en ‘que podria aplicare la misma comprensién con intenciones ‘opvestas. Por lo mismo, la comprensién socioligica de la ingmica del prejui puede ser apticada efieaz- mente tanto por las personas que estimulan el odio entre Jos grupos, como por ls que desean propagar la tolerancia. ‘In comprensin socioligica del earSeter de la solidaridad humana puede emplearse al mismo tiempo al servicio de los regiments totalitaris y de los democriticos. Resulta seniato dare cuenta de qve los mismos procesos que or- sginan un consenso pueden ser manipulades por un trabaja- dor social de grupo en un campamento de verano en los imacizos Adirondacks y por un comunista lava-cerchros en sun campo de priioneros de China. Pacilmente podemos admitir que en algunas ocasiones el sociélogo tiene la obii- ‘acin de presentar su consejo cuando se trata de cambiar Ciertas condiciones sociales que se consideran poco conve- nientes. Pero la imagen del sociélogo como un reformador social adolece de la misma confusién que su imagen como trabajador social Si todas estas imagenes del socibloge suponen a su respecto un elemento de “retrao cultueal", podemes pasar ahora a algunas otras imégenes de fecha més reciente y atribuitias a los desarollesactuales de la disciplina. Una de exta imagenes es la del sociélogo como un recolector de cstadisticat acerca de la conducta humana. En este punto cl socidlogo te considera cencialmente como un ayudante de una méquina IBM, Va a su asunto con un cuestionario, ‘entrevista a personas seloceionadas al azar, desputs regresa 1 casa, asenta sus tabulaciones en innumerables tarjetas {que acto seguido son intreducidas en una méquina. Por fupuesto, en todas.estas operaciones es: asistido por un ‘equipo numerowo y por un preupuesto muy grande. En 40) LUN Pasarieaino INDIBUAL a cesta imagen esté comprendida la deduecién de que los resultados de todo este exfuere son de-poca monta, una reafiemaciin pedante de lo que de cualquier manera todo fl mundo sabe. Como sefalé expresivarente un obser. vador, un sociloge es un individuo que gasta_ 100,000 délares para deseubrir el camino que lleva a una casa de mala reputacién. Bra imagen del socilogo ha sido fortalecida en la mente del piblico por las actividades de muchos orga- nismos que bien podrian Hamarse parasociol6gicos, prin- Cipalmente organiemos interesados en la opiniGn piilica y fen las tendencias del mercado, La persona encargada de hhacer encuestas se ha convertide en una figura muy co- rocida dentro de Ia vida estadounidense, importunando ‘ala gente acerca de sus opiniones desde la politica exterior hasta el papel higifnico. Puesto que los métode: emplea- dos en las tareas de la persona que realiza encvestas mues- tran un gfan parecide con la investigacién sociolégica, e esarollo de esta imagen del sociSlogo es bastante compren~ sible. Los estudios Kinsey de la conducta sexual estado- tunidense probeblemente han aumentado muchisimo la influencia de esta imagen. La pregunta socialigica fun- damental, lo mismo si atafe a los contactos amorosos antes del matrimonio que 2 les votes republicanos o 2 la incidencia de los acuchillamientes entre las panillas, supone siempre que es: “zcudntas veces?” o “zcusnto?" Incidentalmente, las escasas bromas o chistes circulantes acerca de Tos sociblogos, generalmente se relacionan con cesta imagen estadisticn (es-mejor dejar a la imaginacién del lector cules son estos chistes) Debemos ahora admitir, aunque con pesar, que esta imagen del sociélogo y de su oficio no es enteramente producto de la fantasia. Comenzando poco después de Je DVESSCOSOSHSOHHSEHHOOHHOHOHOHOHOLOOES 2 vrmopucqén 4.14 soctoxoain Primera Guerra Mundial, la. socjologla estadounidense se desvié bastante resueltamente de la teoria hacia una intensa preoeupacién por los estudios emplricas estrecha- mente circunscrites. En relacién con este giro, les socié- logos perfeccionaron cada ver més sus tenicas de inves: Uigacién. Naturalmente, entre éstas, la técnicas estadisicas ‘cuparon un lugar prominente. Desde poco més o menos Ja mitad de la década de 1940, ha habido un renacimiento Gel interés en la teoria socolégica, y exsten indicaciones de que esta tendencia a alejarse de un empirismo estrecho continia ganando impulso. Sin embargo, sigue siendo cierto que una parte considerable de Ia labor sociol6gica fen este pals consite atin en extudioe insigificantes de frag- rmentos oscuros de Ja vida social, irelevantes para cus quier interés teérico més amplio. Una mirada al indice dde las principales revstas sociolégicas, 0 a la lista de disercaciones leidas en las convenciones seciolégicas, con- firmaré esta afiemacién, La estructura politica y econdmica de la vida estar dounidense estimula esta norma y no sélo =n lo que ee refiere a la sociologia. Los colegios supeticres y_universi- dades son administrados normalmente por gente muy ocu pada que dispone de poco tienpo 0 inclinacién a ahondar en las cuestiones esotéricas introdueidas por sus doctes em- pleados., No obstante, esos administradores estén obligados 9 tomar decsiones acerca de contrataciones. y despides, ascentos y posesién de.cargos del personal de su facultad. Qué criterios deberian usar para tomar estas decisiones? No, puede esperarse que lean todo lo que escriben sus pprofesores, en vista de que no tienen tiempo para estas actividades, especialmente en las disciplinas més. técnica, ccareciendo de los requisites necesarios para jurgar el ‘material, Las opiniones de.los colegas inmediatos de los 14) [UN PASATIEMERO INDIVIDUAL 2 profeores en cuestiin reaultan sapechosas @ prior, por ser la insinucién académica normal una selva donde se ‘scenfican Iuchae enconadas entre los bandos del profe- sorado, en ninguno de los evales puede confiarse para que cemitan un juicio objetivo de los miembros de su propio ‘grupo 0 de alguno de los bandos opuestos. Averiguar las opiniones de los estudiantes seria un procedimiento atin mds inseguro. AS\ pues, se deja a los adminstradores cierto rnémero de opciones igualmente malas. Estos pueden re- currir al principio de que la institucién es una familia feliz, cada uno de cuyas miembros asciende constantemente Ja excala de periciones haciendo caso amiso de sus mézitos. Ene sistema se ha venido ensayando bastante a menudo, pero cada ver se torna més diflil en una época de com- petencia por el favor del piblico y por los fonds de las fandaciones. Otra de las opciones es contar con el consejo dde una camarilla, sleccionada sobre clertas bases mis 0 ‘menos racionales. Esto origina claras difcultades poiticas para el administrador de un grupo erénicamente a la. de- fensiva de su independencia. La tercera alternativa, la ‘mds comin en la actualidad, es la de echar mano del ex- terio de la productvidad tal como se uta en el mundo de los negocios. Puesto que es realmente dificil juzgar Ia produetividad de un erudito en cuya especialidad no se fst’ Io suficentemente familarizado, se debe tatar de descubrir de alguna manera lo grato que es el erudito para sus colegas imparciales en este campo, Bn tal caso, se da por sentado que dicha aceptabilidad puede deducire del rémero de Lbroe 0 articulos que lot editores o directores de publicaciones profesonales estin dispuestos a aceptar del erudito en cuestién. Esto obliga a los erudites a con- centrarse en un trabajo que puede convertase fil y ré- pidamente en un artculo:bastante bueno que probable- 2 stmosveasx A 14 soctonocia mente sea aceptade para su publicacién en una revisa profesional. Para lot socidloger esto significa un estudio empiico insignificante de un tema estrechamente limitado. En Ia mayoria de los casos, tales estudios exigiin la apli- cacién de ténicas estadisticas. Puesto que se sspecha que Ja mayor parte de las revistas profesionales en esta espe- cialided publican arfcules que no contienen siquiera cier- to material estaistico, esta tendoncia se ha fortalecido atin és. Y asi, jovenes e impacientes sociSlogor varades en insttuciones en alguna parte del interior del pais, anhelando Jas praderas més ricas de las mejores universidades, nos abastecen con una continua corrente de pequefios estudios ‘estaisticos de las costumbres computadas de sus estudiantes, e las opiniones polities de los natives circunvecines, o del sirtema de cle de alguna aldea situada a cierta distancia de los terrenes de la Universidad. Podriamos afadir aqui {que este sistema no es tan terrible como pudiers parecer al reciénllegado a este campo de la cieneia, puesto que sus condiciones rtuales son bien ccnecidas para todes Ios inte- resads. En consceuenci, la persora sensata lee las public ‘aciones socicligicas principalmente por las riticas de libres y ls noticias obituaras,y asiste a Tas reuniones sociolégicas cexclusivamente evande busca un trabajo © quiere ocuparse de otras intigas, La prominencia de las téenicasestadistias en la socio- logfa estadouridense de nuestros dias tiene, por tanto, cer- tas funcionesrtuales fcilmente comprensibles en vista det sistema de gobierno dentro del cual tienen que practicar su profesign Ia mayoria de lo socislgos. En realidad, la mayor parte de los socslogos poseen un conocimiento de las estax inicas un poco mayor que el de un libro de cocina, dis curiende sobre elias poco més © menos con Ia misma smeacla de temor reverente, igorancia y timido manipuleo 12 LUN PASATIENPO INOKDUAL 2% ‘con la que discuriria el sacerdote de una pobre aldea sobre Jas potentes medulaciones latinas de la teolegia tomista, ‘Sin embargo, una vez que nos dames cuenta de las de estas cosas, debera ser evidente que la tocinlogia no debe jusgane [por estas aberraciones. En tal eato, nos tornames, por, ecirlo as, sociolégicamente refinados respecto a la socolo- sia y capaces de observar més allé de las sefales externas cualquier virtud interna que pueda esconderse debajo de cll. Los datos estadisticos en sf mismos no forman la socioe logia. Se convierten en sociologia tinieamente cuando son interpretados sociolégicamente y colocads dentro de un ‘marco de referencia thérico que sea sociolégico. El simple cémputo, o incluso la correlacién de la diferentes cléusulas ‘que umeramos, no es sociologia. No existe pricticamente ninguna sociologia en los informes Kinsey. Esto no quiere decir que los datos de ests estudiae no sean autenticos 0 que no puedan resultar pertinentes para la comprensign socioldgica. Considersindoles por si mismos, estos datos son ‘materia primas que pueden empleare en la interpretaciéa socioligica. Sin embargo, esta interpretacién debe ser mis liberal que los propios datos. De esta manera el socilogo no puede fijar su atencién en los indices de frecuencia del contacto premarital o de la pederatia extramarital. Estee detalles son signifcatives para él sélo en términes de sus inferencias mucho mas amplias para una comprensién de Jas instituciones y valores de nuestra sociedad. Para legar tal comprensin, a menudo el secisloge tended que aplicar téenicasestadisticas, especialmente cuando se ocupa de los fendmenos populares de la modema vida social. Pero la sociologia se compone de estadisticas tan. poco como la fie lologia consste en Ja conjugacién de verbos irregulares 0 SPOOHOHOHOSHOSOHOSHSHOSOOOHOHOOOOOOOOEO 2% xmepuecién 4 LA socronoola la quimica de elaborar perfumes desagradables en tubos de ensayo, ‘Ora imagen del sociélogo bastante comin en Ia actua~ lidad y relacionada muy estrechamente con la del estado, ¢ la que fo coneibe como un hombre intersado principal= rmente en el desarrollo de una metodologia cientifca que ‘puede imponer desputs a los fenémenos humanos. Esta es la imagen gue guardan frecuentemente los humanistas y ‘que se presenta como prucha de que la sociologia es una forma de barbarie intelectual. Ura parte de esta critica de la sociologia por parte de los litérateurs es menudo ‘un comentario severisime sobre la extrafia jerga en la que se cexpresan muchos etritos sociol6gicas, Por supuesto, en con- traste, aquél que hace estas crticas se presenta como un ‘guardiin de ls tradiciones cisieas de la sabiduria humana, Seria bastante posible refutar estas cfticas por medio de un argumento ad hominem. Parcce que el barbarismo intelectual se distribuye bastante imparcialmente en las principales disciplinas eruditas que abordan el fenémeno “hombre”, Sin embargo, es indecoroso argumentar ad hominem, asi que admitiremes de buena gana que, en realidad, es mucho lo que se admite hoy dia bajo el mem brete de socilogia que con toda justia puede calificarse como birbaro, sies que erta palabra intenta denotar una jgmorancia de la historia y la filosofia, una pericia timi- tada sin horizontes més amplios, una preceupacin por las hhabilidades téenicas y una total insenibilidad a las apli caciones del lenguaje, Una ver ms, estos elementos pueden sobreentenderse socilégicamente en trminos de caracteristicas de la vida académica contemporinea. La competencia que existe por el prestigio y por empleos en campos que ee toman cada vez mis complejo, obliga luna especializacién que con demasiada frecuencia conduce [UN PASATIEEPO INDIVIDUAL 2 1 un deprimente jurisdiccionalismo de los interes. Pero, tuna vez mis, seria erréneo identficar la sccilogia con ‘sta tendencia intelectual mucho més penetrante Desde sus principics, la socilogia xe ha comprendido si misma como una ciencia. Han habide muchas oon- troversias acerca del significado precto de exta autodefini- cién, Por ejemplo, los socislogos alemanes han subrayado Ja diferencia entre fa ciencia social y la natural mucho mis enérgicamente que sus colegas franceses 0 estadouni: ddenses. Pero la fidelidad de los sociélogos al genio cien- tifico ha significado en todas partes una buena voluntad 1 verse limitado por cientos céaones cientifcos de con- acta. Si el socidlogo permanece leal a su profesién, debe educir sus afirmaciones por medio de la cbservacion de ciertas reglas de testimenio que permitan a otro compro- bar lo hecho por #1, repetir 0 ampliar més sus descubri- rmientos, Es esta disciplina cienificala que a menudo pro- pporciona el motivo para leer una obra socioégica en vez 4c, digames, una novela sobre el mismo tema, que podria escribir los problemas cn un lenguaje mucho més eficaz y convincente. Cuando los sociloges trataron de desarro= liar sus reglascienifcas de testimonio, se vieron obligados a reflexionar en los problemas metodoligices. Esta es la rrzén de por qué la metedologia es una parte vilida y necesaria de la actividad sociolégica. ‘Al mismo tiempo, es totalmente cierto que algunos socidiogos, especialmente en los Estados Unidos, han le sgado a interesarse en las cuestones metodolégicas a tal sgrado que han dejado de interesarse absolutamente en la sociedad. En consccuenca, no han descubierto nada de importancia acerca de algin aspecto de la vida social, puesto que en la ciencia, como en el amor, el concen ‘trarse en la téenica es bastante probable que condusca ermotoaéy A 1x sociorcota 2% Ja impotencia, Gran parte de esta fijacién en ta rmetedologia. puede explicarse en razén del apremio de tuna disciplina relativamente nueva para encontrar acep- taci6n en el scenario académico. En vista de que la cien- cia es una entidad casi sagrada entre los estadounidenses fen general y los académices en particular, el deseo de ‘emullar Ia conducta de las ciencias naturales mas antiguas fr muy fuerte entre los recin legads al mercado de la erudicién, Cediendo a este deseo, os scélogos experimen- tales, por ejemplo, han tenido un éxito tal que general- Inente sus estudios no tlenen nada que ver con lo que los teres umanos son o hacen, La ironia de exte proceso radica en el hecho de que les propios eruditos en ciencias naturales han renunciado al mismo dogmatism postivista {que tus imitadores estén esforzindose aim por adoptar Pero esto no nos interesa aqul Basta decir que los scidlogos han logrado evitar algunas de las exageraciones mis gro texcas de este “metodisme", en comparacién con clertos campes de estudio estechamente relacionadcs con é&te Como cada ver estin mis eeguros en su condicién acadé- mica, puede experarse que este complejo de inferioridad metodoldgico disminuird ain mis. ‘La acusacin de que muchos soeiGloges esriben en un ialecto basbitico también debe admitirse con reservas s- rmilares. Toda discplina clentfica debe desarrllar una terminologia. Esto © hace patente en cuanto a una disci- plina tal como, digamos, la fisica muclear, que aborda ia- terias desconocidas para la mayoria de la gente y para las cuales no existen palabras en el lenguaje comin, Sin em bargo, posblemente Ja terminologia es adm més importan- te para las ciencias sociales, Smplemente porque la materia de que trata er muy eonocida y porque si existen palabras para designarla, Debido a que eonocemos bien las institu- 1 ——— LUN PASATIENPO INDIVIDUAL ey cones rotiales que nos rodean, nuestra percepcin de ellas ce impreciea y a menudo erx6nea, De manera muy pareci- dda, ls mayoria de nosotros ve veré en grandes dificultades| pata dar una descripcin exacta de nuestros padres, esposes| © exposas, hijos © amigos intimes. Ademis, a menudo ruestro Ienguaje (tal vez afortunadamente) es vago.y ‘confuso en sus alusiones a la realidad social. Tomemos, por ejemplo, el concept de clase, el cual es muy importante en sociologia. Deben haber docenas de siguificados que pueda tener este término en el lenguaje comin: categorias de acuerdo con Tos ingreses,razas, grupos étnicos, camari- Iss del poder, clasficaciones de acuerdo con la inteligencia y muchos otros. Bs obvie que el socélogo debe tener una elinicién precisa e inequivoca del concepto si desea pro- seguir tu trabajo con cierto grado de exacttud cientifica, En vista de estos heches, podemos comprender que alguncs socilogos hayan sentido la tentacién de inventar un con- junto de nuevas palabras para evtar las trampas semanticas del uso vernéeulo, Por lo mismo, afirmarfamos que algu- nos de estos neologismes han sido necesaros, Sin embargo, tostendriamor también que la mayor parte de la sociologia ppuede exponerse en un inglés inteigible con muy poco esfuereo y que una buena parte del “sociologismo” con- temporineo puede considerarse una mixtificacién afectada Exto no obsta a que nuevamente nos enfrentemos aqut con lun fendmeno intelectual que afecta también otros campos Puede haber cierta relacién con Ia gran influencia de la ‘vida académica slemana en un period de formacién en 1 desarrollo de las universidades estadounidenses. La pro- fundidad cientifiea fue evaluada por Ia arider del lenguaje cientifico, Si la prosa cientifca resultaba inintligible para cealquiera, excepto para el circulo reducido de adeptos al campo en cuestén, esto era una prueba ipro facto de su ee SPOOCOHHHSOHOHOHHHOOSOHOOHOHCOOOOROOSD 0 ermonteetéx A LA sectoLosta respetabilidad intelectual. Muchos eseritos erudites est dounidenses se leen ain como una traduccién del alemén, Sin duda alguna, esto es lamentable. Sin embargo, esto tiene poco que ver con la legitimidad de la actividad socol6gica como tal Finalmente, quisiéramos considerar una imagen del so- ciélogo no tanto en su papel profesional como en su exis- tencia, es decir, como se supone que es un determinado Spo de persons. Esta et la imagen del sociélogo como covervador destacado y sardénico y como un frlo mani- ppulador de hombres, Donde esta imagen prevalece, puede representar un trunfo inénico de los propios esfuerzos de! socislogo para ser aceptado como un cientfico genuino, ‘Agi el sociélogo se convierte en un hombre que se designa 4.45 mismo como superior, manteniéndose apartado de la cflida vitalidad de la exitencia comin, encontrando s satisfaccién no en vi Ge les demés, archivindolas en pequefias categorias y, por 10, pasando por alto posiblemente el significado real de lo que observa, Ademis, algunas personas opinan igae, cuando re implica de alguna manera en lot procesos seciales, el socislogo lo hace como un técnico sin compro- miso, poniendo sus habilidades manipuladoras a Ia disposi- cidn de las autoridades. sta Ghlima imagen probablemente no esté muy gene- ralizada. Ex sostenida principalmente por las personas interesadas por razones polities en los abusos existentes 0 posibles de la sociologia en Ine sociedades modernas, No hhay mucho que decir a manera de refutaciin acerea de festa imagen. Como un retrato general del sociélogo con tempordneo es, sin duda alguna, una crasa tergiversacién. Corresponde a muy pocos individues que alguien pueda encontrar en nuestro pals actualmente. Con todo, el pro= sino en valorar frlamente las vie UN PASATIENPO INDIVIDUAL 3 blema det papel politico del cientiico social et auténtico. Por ejemplo, el empleo de sociélogos por parte de ciertas ra- ‘mas de la industria y el gobierno suscita problemas morales los que debe hacerse frente mucho més que hasta ahora, Sin embargo, existen problemas morales que incumben a todos los hombres que ocupan pesiciones de responsabilidad cen la sociedad modems. La imagen del socislogo como ‘observador despiadado y como manipulador sin conciencia no necesita retener més nuestra atencién. De manera ge- eral, la historia produce muy poces Talleyrands. Por lo {que toca a los socidlogos contemporiness, la mayoria de ellos carecerfan de Ja aptitud emocional para desempefiar tal papel aun cuando lo ambicionssen en momentos de fantasia calenturienta Entonces, gcémo debemos imaginar al seciélogo? Al cexponer las diversas imégenes que abundan en la concep. cién popular respecto a su pertoma, ya hemos puesto de relieve cierts elementos que tendvian que entrar en nuestra configuracién. Ahora podemos reunimes. Al hacerlo, edi- ficareros Jo que los propios socidlogos Haman un “tipo ideal”. Esto signifiea que le que describimes no podré encontrarse en Ia realidad en su forma pura. En lugar de tllo encontraremes, en diferentes gtados, aproximaciones ¥y desviaciones de él. No debe considerarse que esto es un término medio emplrieo, Ni siquiera pretenderfamos que todos los individuos que se califican actualmente como socibloges, se reconosean sf mitmor sin reservas en nues tro concepto, ni refutariamos el derecho de los que no st reconocen en él a emplear el calificative, Nuestra ocupa cién no e: la de excomulgar. Sin embargo, afirmaremes {que nuestro “tipo ideal” corresponde a la coneepcién que Sienen de st mismos la mayoria de los sociélogos que se encuentran dentro de la corriente principal de ia disciplina, 2 memoucciSx A LA seciorocin tanto histricamente (al menos en este siglo) como en la actvalidad, Entonets, el socidlogo os una persona que se interesa por comprender la sociedad de una manera diseiplinada. La naturaleza de esta disiplina es cientifiea, Esto sign fica que lo que el socidloge descubre y dice acerca de los enémenos socials que estudia ocurte dentro de un deter- ‘minado marco de referencia defindo bastante estrictamen- te. Una de las caractersticas principales de este marco de referencia cientiico 6s que las operaciones se encuentran Timitadas por ciertas reglas de prueba. Como cientifco, el socidlogo trata de ser objetivo, procura controlar sus pre- ferencias y prejucios personales y pereibie claramente en 1 de acuerdo con una pauta. Por supuesto, ro abarca toda Ia existencia del sociélogo como ser humane, no que se reduce asus operaciones, en ‘se condicién de sciétego. El soci6logo no pretende que su mareo de referencia sea el inico dentro del cual puede considerarse a la sociedad. A este respecto, muy pocos cientifices pretenderian en Ia actwalidad que la manera correcta de obtervar ef mundo es dnicamente la cientifica EE] botinico que mira un narcso atrompetado (daffedil) no tiene razones para refutar el derceho del poeta @ mirar fl mismo objeto de manera muy diferente, Hay muchas rmaneras de llevar ef juego. La cuestién no es negarse a ver Toe juegos de otras personas, sine que estemos seguros e las replat de nuestro propio juego. Por consiguient, el juego del socidlogo emplea reglas cientficas. Como resul- tado de ello, el scci6logo debe estar interiormente seguro del significado de estas reglas; 0 sea, que debe interesarse por los problemas metodolégicos. La metedologia no consti- tuye au objetivo, Recordemos una ver més que éste timo cel intento por comprender a Ia sociedad; la metodologin aia LUN PASATIEMPO INDIBUAL, 3 syuda a alcancar esta meta, Gon el fin de comprender la sociedad, © In parte de ella que esté estudiando en exe momento, el soeilogo se valdra de muchos medios; entre datos ze encuentran as téenicasestaditicas. Las estadsticas pueden ser de gran utilidad para responder cetas pregun- tas seciol6gicas Pero tas ctadisicas no constiuyen la socologia. Come cienien, el scilogo tended que preo- cupare por el significado exacto de los téminos que emplea; esto es, tendr’ que se muy cuidadoto respecto la terminologia, Esto no significa necesariamente que debe inventar un lenguaje nuevo propa, sine que ne puede usar ingenuamente el lenguaje de todos los das. Finalnent, el interés del socislogo ex primordialmente teérico; 0 sa; que ‘std interesado en comprender por mi propio bien. Puede fstar enterado 0 inclusive interesdo en la aplicabil dad prictica y en ls consecuencias de sus descubrimien- tos, pero con exte fin abandona el marco de referencia tociligico y se caslada a ls dominios de los valores, las crencia y Tas ideas que comparte con ottos hombres que 1 on sociogos [No tenemos dudas de que este concepto del scilogo encontrar un consenso muy ampli dentro de la disciplina actaal. Pero quisirames ir un poeo més adelante y formu Tar una pregunta un poco més perional (y por tanto, sin duda alguna, que se presia més a controversias). Nos rustaria preguntar no slo lo que el socislogo hace sino también qué es To que lo empuja a hacerlo. ©, para eplear Ia frase que usé Max Weber respecto a algo parecido, queremos investigar un poco la naturaleza del demonio del sec6logo. Al hacerlo, evocaremas una imagen ‘que mo es un ideal tan tiico en el sentido en que emplen- snos el ténmino anterormente, sino mis confesional en eh sentido de compromizo penonal. Ademés, no nos interesa TOCCSCCOO OT COSC SSCS SEES CEH CSECECSEEOCO % ermopvcci6N 4 LA soctoLoata cexcomulgar a nadie. Ei juego de la sociologia ve desaerola fen un campo may amplio. Tan silo estamos describiendo tun poco més {ntimamente a aquellos que quisiramos in citar a incorporarie a nuestro juego ‘Quisiéramor decir ademds que el sociélogo (esto 3, la penona a la que realmente nos gustaria invitar a nuestro juege) es una persona que se interesa intensa, incesante y Gescaradamente por las acciones de los hombres, Su am- biente natural on todos lor sitios de reunién humana en el ‘mundo, dondequiera que los hombres se congregan. El socibloge puede interesarse en muchas otras cosas, Pero cf interés al que se entrega por completo continia en el ‘mundo de los hombres, en sus instituciones, su historia, us ppasiones. Y puesto que se interesa por los hombres, nada ‘de lo que étos hacen puede resultarle tediowo. Estar naturalmente interesado en los acontecimientos que com: prometen las ereencias fundamentales de los hombres, ex sus momentos de tragedia, de grandera y de &tasis. Pero tambign se sentir fascinado por lo trivial y lo cuotidiano Conoceré Ja veneracion, pero ésta no le impedira que desee ‘observar y comprender. En algunas ocasiones puede sentir rewulién 0 desprecio; pero tampoco éto lo detendré de desear una respuesta para sus preguntas o sus dudas. En su bisqueda de comprensién, cl sociéloge se mueve a través del mundo de los hombres sin respeto por las fronte- ras comunes, La nobleza o la degradacin, el poder 0 Ia ‘orcuridad, la inteligencia y la tonteria, todos son igualmen- te interesante para €),independientemente de lo diferentes ‘que puedan ser de sus valores 0 gustes. Asi sus preguntas pueden conducirlo a todos los niveles posibles ce Ia socie- ad, a los lugares més conocides y a los menos conocidos, a los més respetades y a los mis despreciados.-Y si es un ‘buen socidlogo, se encontrard en todos estos lugares, porque [UN PASATEEDEO ANDIVIDUAL % 18 propias preguntas habrin tomado posesién de él hasta 1 punto de que su Gnicaalterativa es buscar respuestas, Seria posible decir las mismas cosas en un tono mas bajo. Podkiamos decir que el sociélogo, a no ser por el privilegio de su titulo académico, es el hombre que, a pesar suyo, debe escuchar murmuraciones, que s© siente tentado a mirar por el ojo de la cerradura, a leer la corespondencia de otrat personas y a abrir los armarice cerrados, Antes de que algin sodlogo que de otra manera no tendria nada que hacer se prepare ahora a inventar tuna prucba de capacidad para los socilogos sobre la base de una eapacidad de investigacin sublimada, permitasenos decir rhpidamente que estamos hablando sélo por via de analogia, Quish algunos nifios muertos de curiosidad por ‘espiar a us tae solteras en el bafio se conviertan ms tarde en socidloges empedernides. Lo que nos interesa es la curiosidad que se apodera de todo soriélogo frente a una puerta cerrada tras la cual se ecuchan voces hurmanas. Si sun buen socidlogo deteari abrir Ia puerta y saber To que dicen esas voces. Detris de cada puerta cerrada presentiri alguna faceta nueva de la vids humana de la que ain no 1 habia percatado ni la habia comprendido. El socidlogo se ocupari de cuestiones que otros consi- eran demasiado sagradas o demasiado desabridas para fnvestgarlas de manera desapasionada. Encontraré, re- compensa en la compaia de sacerdotes o de prosttutas, no segiin sus preferencias perscnales sino segin las pregun- tas que se encuentze formulando en ese momento. También se ocupara de cuestiones que otros pueden encontrar dema- siado aburidas, Se interesarS en la interaccién humana ue acompafa a la guerra 0 los grandes descubrimientos {ntelectuales, pero también en las relaciones que existen en- tue los empleados de un restaurant © entre un grupo de 6 ermopueerén A 1A soctoLocta nifas que juegan con aus mufiecas. Su foco de atenciéa principal no es el significado esencial de lo que hacen tos hhombtes, sino de la accién en sf misma, considerindola como un ejemplo més de la infinita riqueza de la conducta Inumana. Eso en cuanto ala imagen de nuestro compafero de jnego. [En estas jomadas a través del mundo de lot hombres, et socilogo encontraré inevitablemente otros figgones profe- Sionales como dl, Estos se sentiran ofendidos por su presen- cia, presintiendo que esth invadiendo furtivamente sus ¢o- tos de eaza. En algunos lugares el soci6logo se encontrar con el economist, en otras con el cientifico politico, ¥ otros mis con el sislogo @ el etnélogo. No abstants, hay protabilidades de que las cuestiones que han llevado al socilogo a los mismo sitios sean diferentes de Jas que Jmpulsaron a sus compafieros transgresores. Las preguntas del socislogo son siempre esencialmente las mismas: "gQué sth haciendo aqui la gente?” “Cues son sus relaciones reciprocat?” "gDe qué manera se organizan estas relaciones tn las insituciones?” “Cues son Ias ideas colectivas que Jmpulsan a los hombres y a las instituciones?” Por supuesto, al tratar de responder a extas preguntas en casos especifics, l ocidlogo tendra que habérselas con asuntos poitcas 0 oonémicos, pero se enfrentaré a ellos de una manera totalmente eiferente que el exonomista 0 el cientifeo pal fico. La excena que contempla ela misma escena humana, cen la que se intereran estat otros cientifioos. Pero et éngulo de visin del sociélogo es diferente. Cuando entendemos sto, s© torna evidente que tiene poco sentido tratar de demarcar un tertori especial dentro del cual el socislogo fe ocupa de sus asuntos por derecho propio. Como Wesley, cd socilogo tendré. que confessr que su parroquia e3 ef ‘mundo. Pero a diferencia de algunos wesleyanos de nues- [UN PASATIEMPO INEIIDUAL 37 tros dias, €l ve sentiré contento de compartir con otros su jurisdiceiin, Sin embargo, existe un viajero cuyo caniino tendré que eruzar e} socidlogo con mucha més frecuencia en sus viajes que el de cualquier otro. Este viajero es el historiador, En realidad, tan pronto como e} socidlogo se aleja del presente para internarse en el pasado, es muy Gifel dstinguir sus preceupaciones de las del historiador. Sin embargo, dejaremos esta relacion para qatarla des- puis. Baste decir aqué que Ia jornada sociol6gica sera muy menguada a menos que la salpique freeuentemente ‘eon conversaciones con este otro viajero particular. ‘Gualquier actividad intelectual produce cierta emocién desde el momento en que se convierte en la pista de un ddescubrimiento. En algunos campos de la ciencia, ste es cl descubrimiento de mundos inesperados e incancebibles. Esa emocidn que siente el astr6nomo 0 el fisico nuctear en Jos limites opuestos de las realidades que el hombre es c3- paz de concehir. Pero también puede ser la emocién de la bacteriologia o de Ia geologia. De manera diferente, puede ser la emocién del lingiista que descubre nuevos dominios dde la expresin humana; © del antropélogo que explora las contutabres bumanas en lejanos paises. En tales descu brimientes, cuando ze acometen con ardor, se produce una amplinciin del conocimiento y algunas veces una verdade- ra tansformacién de la conciencia. El universo resulta ‘mucho mas auorsbroso que alguna vez pudimos sofiar. Ge- neralmente, la emocién que produce Ia sociologia es de wn tipo diferente, Es cierto que en algunas ocasiones el socié= logo penetra en mundot que antesiormente habian sido del todo desconocides para Al: por ejemplo, en el mun- do del crimen © en el mundo de alguna grotesca secta religiosa, 0 en el mundo formado por los intereses de cierto ‘propo tal como el de los especalstas médicos 0 los Tideres OP OCOCCOOOOOOOOOHOOHOOHOOCCOOOOOOOEES 38 vrmopueci6n 4 1a soctovoota tow wasaminuvo inowDUAL 39 militares 0 los funcionarios publictaries. Sin embargo, fa hombres: el poder, la clase, la condicin socil, In raza mayer parte del tiempo el sociélogo se mueve en sectores Y los origenss énicos. Como resultado de ello, exite una de experiencia que son conocides tanto para él como para Simplicidad y una evidencia engafosa respecto a algunas Ja mayoria de la gente dentro de su sociedad. Tavestiga Investigaciones sociolgices. Leemos acerea de elas, dor- comunidades, nstitacionesy actividades acerca de las cules ritamos ante la excena familiar, bservames que ya 52 ppodemos ler todos los ins en lox periédios, No obstante, amos todo esto desde antes y que la gente tiene cosas exten otros motives de emocién por ls descubrimienes rmejores que hacer en lugar de perder ax tiempo en axio- que realisa en su investigaciones. No e la emocién de ras: hasta que de repente adquirines un discermimiento encontrarse con lo totalmente desconocido, sino mis bien que nos hace poner en duda radzalmente todo lo que la que produce descubrir lo conocido transformtndose e” Antes suponiamos acerea de eta ecena familiar, Este es su significado, La fascinacén de Ia socologiaradica en cl momento crtico en que el que comenzamos a sentir hecho de que s penpectva nos hace contemplar desde Ja emocion de la socologla tun muevo punto de vista e! mismo mundo en el que hemes Permitatenos emplear un ejemplo espcifico, Imagine. pasado toda nuestra vida, Esto consituye también una smos una clase de socologia en una escuela superior del transformacién de la conciencia, Adem esta transforma- Suren donde casi todes los estudiantes sen blancos, Tma- cién e@ més pertinente para Ja existencia que la que 6 ginemos una leccién sobre el tema del sistema racial del Teva a cabo en muchat otras dicplinas, ya que e+ mis Sur. El catedeitico habla en exe momento de cuetiones ifci separsla en cierto compartimento especial de la ‘que nus alizance conocen deide mi infancia. En realidad, ‘mente. El astrénomo no vive en las remotes galaxias, yy puede ser que los aluranos estén mds al tanto de las minv- fuera de su Inboratorio, el fico nulear puede rel y comer, clas de este sistema que el propio catedritico. Por lo tanto, casare y voiar sin pensar en las interiordades del dtomo. estin totalmente aburidos, “Comidern que el profeoe El gedlogo estudia ls rcas slo en los momentos apropos “injcamente esté empleando palabras més preninwoss para y el poliglota habla inglés com au eeposs. El s0cilogo Aeseribr To que ello ya saben, En ete caso puede usar Ia sociedad, en el trabajo y fuera de € Inevitabie dl iéemino “esta”, empleado cominmene en la actulidad tment, propia vida ef una parte de It materia que et or los soeilogosestadounidenses para desrbir el sistema in. Goma hombres que son, lot wocilogoe también pro- racial de los etados del Sur. Pero al explicar el téemino se ccran separar tus conocimientes prfesonales de sus asun- deavia hacia la sociedad tradicional hind, tratando de tos diarioe. Pero ita es una hazafia muy dificil de levat aclararlo. Continia después analzando las ereencias mi Peabo en buena ley. cas inherentes en los tabis de casta, la dindmiea social El socilogo se mutve en el mundo comén de los hom- | —_de Ia comersalia y el sistema conyugal, los interes eco- bres, muy cerea de Jo que Ia mayor’ de ellos Uamaria némicor ocultos dentro del sistema, la manera en que lt real. Las categorias que emplea en sandlss son nica creencias religions te relacionan con los tabis, los efector fete Ffnanentos de ls ds por las qe vive ones qj tema de cast sobre dearallo india deta 0 vrmonvoctbn 1A socrotcats sociedad y viceversa: en fin, todas las caractersticas de ta India. Pero de repent, la India no parece estar tan lejos. Entonces, Ia Jeecién retorna al tema del Sur. Ahora lo ‘conocido ya no parece tan conocido, Se han sucitado Dpregunas nuevas, formuladas quiza airadamente, pero, de todas maneras,formuladas, Y cuando menos algunos de los ‘estudiantes han empezado a comprender que en este auto Ge la rara se encuentran comprometidas funciones acer ca de las cuales no habian leido en los peridicos (al menos rng en los de sus ciudades natales) y que sus padres no les Ihabian explicado, en parte porque ni los periédicos ni los padres sabian nada de ells. Puede decirse que la méxima principal de la sociologia ces és: las comae no son lo que parecen. Esta afirmacién también es engafiotamente simple. Pero poco desputs deja de ser simple. La realidad social pasa a tener muchos cestratos de significado. El descubrimiento de cada nuevo ‘strato cambia la pereepcién del conjunto. Los antropélogos san el término “choque de civle zacién” para decribir la conmociin de una cultura total- ‘mente nueva sobre un recén Iegado, En un caso extremo, tal conmocién la experimentaré un explorador occidental a quien s Ie dice, a mitad de la cena, que se esti comiendo fla gent anciana con la que estwvo charlando el dia anterior, conmocién a la que pueden pronesticarse conse ‘cuencias pricoligicas, si no morale En ta actualidad, ta ‘mayoria de lot exploradores ya no tropiezan con casos de ‘canibalisno en sus viajes Sin embargo, Jos primeros en- cventras con la poligamia o con lo ritos de la pubertad, 0 incluso con Ia manera en que se manejan los automéviles en algunos pales; pueden consituir realmente una con ‘mecién para un Visite estadounidense. A esta conmo- cién pueden acompafiarla no solamente la desaprobacion 20 ‘UN PABATIEMEO INDIVIDUAL 4 6 el disgust, sino una sensacién excitante al comprobar aque las cosas pueden ter en realidad tan diferentes de lo que zon en nuestro pals. Cuando menos hasta cierto punto, ‘esta e& la emocién que experimenta cualquier persona la primera vez que viaja al extranjero. La experiencia del descubrimiento socilégico puede descrbirse como el “cho- {gue de civilizacién” sin un desplazamiento geogréfice. En ‘otras palabras, el socidlogo viaja en casa, con resultados sexprendentes. Es poco probable que deseubra que se esté comiendo en la cena a una agradable anciana. Pero, por cjemplo, el descubrimiento de que la iglesia a la que per tenece tiene invertido mucho dinero en la industria de proyectiles dirigis, o que a unas cuantas cuadras de su cata exten personas que se entrogan a orgias dedicadas a algin culto, ao puede ser demasiado diferente en cuanto al choque emocional que produce. No obstante, no de- seamos significar que lor descubrimientos socilégicos son siempre, © incluso generalmente, ultrajantes para el senti- riento moral. En absolute. Lo que tienen en comén con Ja exploracin en tierras dstantes es, sin embargo, la sibita iluminacién de nuevas € intoxpeckadas facetas de la exis tencia humana en sociedad. Esta es la excitaci6n, y como trataremot de demostrar posteriormente, Ia justficacién hhamanista de la sociologia La gente a Ia que Ie gusta evitar descubrimientos Aesagradables, que prefiere creer que la sociedad es exacta- mente To que Te ensefiaron en la Escuela Dominical, a la ‘que le agrada la seguridad de las rglas y méximas de lo que hha llamado Alfred Schuetz el “mundo que se da por upuoito", debe permanecer alejada de la sociologia. La gente que no siente tentacion alguna ante las puertas ce- rradas, que no tiene curiosidad respecto a los seres hhuma- not, que te siente contenta de contemplar el paisaje sin SCOCCOOHHHCO OH OHSHO COE OOCOEEOE 2 mvmmapuecion 4 1a sociotocin preguntarse qué clate de gente vive en aquellas casas que © ven al otro lado de ese rio, probablemente deberian permanecer lejos de la sociologia, porque la encontrar Aesagradable 0, en todo caso, poco remuneradora. La gente aque se interesa en los seres humanos slo si puede cambiar- los, convertiee .o reformarlos también deberia. ponerse sobre aviso, porque encontraré Ia socilogia mucho menos Stil de lo que esperaba. Y la gente que se interesa princi ppalmente en sus propias estructuras conceptual hard bien fen recutrir a] estudio de ratoncitos Blancos. La socilogia ser satifactoria, a Ja larga, slo para aquellas personas ‘que no pueden pensar en otra cosa més fascinadora que ‘observar a los hombres y comprender las cosas humanas. ‘Ahora podemos dejar constancia de que, si bien deli- beradamente, hemos dicho s6lo una parte de la verdad en fl tiulo de exte capitulo. Indudablemente, la socilogia un patatiempo individual en el sentido de que a algunas ‘personas Jet interesa y a otras les aburre. A algunas les ‘gusta obervar a Jos seres humanos, a otras experimentar con tatonet. El mundo es lo bastante grande para dar cabida 1 todas las clases y no hay ninguna prioridad logica para cl interés de unas personas comparado con el de otras. Pero la palabra “pasatiempo” es ineficaz para describir lo que ‘queremos decir. La wociologia se parece més a una pa- sién, La perspectiva socjol6gica es més similar a un demo- rio que se apodera de nosotros, que nos empuja apremian- temente una y otra vex hacia las preguntas que le son propias. En consecuencia, una introduccin a la sociologia «una invitacién a'un tipo de pasién muy especial. Ningu- na patién carece de peligros. El sociélogo que vende sus conocimientos deberia cerciorarse de que pronuncia clara- ‘mente una caveat emptor desde. que inicia la transsecin. 2 Si La mnssentaciOn Det capitulo anterior he sido fructuona, serd_ posble seeptar la sociologia co- mo una preocupaciénin- telectual de gran interds para. certos,indvidus. Sin embargo, detenernot 2 estas alurat seria en realidad muy poco sovol6gico. Bl hecho mismo de que Ia socilopfaapareciee como una dixiplina en una. etapa determinada de la historia occidental deberia obligarnos a averiguar con més detalle ebmo e poible que algunas personas se ocupan de ellay cules son los requis para esta ocupacién, En otras palsbras, la socologia no es independiente el tiempo nie una empresa forzta de Ia mente humana. $i admitinos est, surge Kégeamente una interrogante acerca de lot fatores convenientes que hhacen de alla una necesidad para detemminadas person En realidad, guist ninguna actividad intelectual sa eter ra o necestria, Pero la religbn, por ejemplo, ba sido poco menos que universal al inctar una intensa preocus paciin mental s través de toda In historia de la human dad, en tanto que los pensmientos destnados a resolver Jos problemas econémicos de Ja exitencia han sido una scceidad on la mayoria de las cultures bumanas, Sin dda alguna, esto no signiiea que la telogia 0 la ccono- ma, en nue sentido contemporineo, son fenémenos La sociologia como una forma de a

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