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rape) Ke [Be > 5 = = = 3 2 5 “a 2 z < a = = A Seecién: Clhisicos Antologia de la poesia lirica griega (Siglos vu a. C,) Seleccidn, prélogo y tradvecién de Carlos Garcia Gual EL Libro de Bolsillo Alianza Editorial Madrid Primers edicin en «EL Libro de Bolillon: 1980 Sextareimpresin en «El Libro de Bolillon: 1998 Rescrvades todos ks derechos El eontenide de esa obey es protesido pls Ley, que stablece pense prison yo nuts aes is > Fresponitentes indemniziciones por das y peruiies, para quienes re freien pga, diigo comunar publansrs en to en pr una asa a etic sansa ‘on Interpretaein o gecuidn ast jada en cualquier tipo de 50 porte communica «través de cuslguier medio, sin la precepiva sto Fein © Deletmineény prog, Caos Gar Gu © EdsCans Alan orl SA Madi 1990, 1985198199 198 CJ gai ca deo 52827 Mail 9199685 InN Seu 72-2 Depp ML 2806-1998 Imperoen Cras OroyeS-Palpa pen rnc deanna ei) aie at Prélogo ‘Traidor el tracuctor, como dice el adagio italiano, lo es siempre. La traduccidn e3 oficio de exactitud imposible, y en Ja versidn de una a otra lengua siempre se pierden cosas y st afaden, en el arduo trasvase, Pero el traduetor de poesia, ée si que es un traidor redomado, eien veces traidor, al querer nombrar con otras palabras, al evocar con otros sones, Jo que el poeta express con precisisn irepetible, con pasién licida, con hiriente acuidad. Como decia Mallarmé, In poesfa esté he. cha con palabras, no con ideas ni con pensamientos, Reside en l matiz, en In evocacién, en In prestancia de frases y sonidos ue, Inevitablemente, van unidos a la lengua original, Fl tea. ductor de poemas esté condenado a la traicidn y al frscaso. Y, sin embazgo, algo queda en el tortuoso empeito de verter 4 otra lengua unes poemas. Se difumina el color, e tono no tiene Ia. acendrada alegria, la tersurn fGnicn ni In rmusicalidad el original; pero, con todo, tal vex se reseate en nuevas pala- bras el dolorido sentir, ls imagenes esencises, la petsonelidad individual del poeta originario, Tal vez, en fin, la tenicién valpa la pena, si lo rescatado es supetior a lo perdido, si la defor. ‘macién no es excesiva, si la palider. prossica de la nueva versiin 8 Carlos Garcia Goal no impide la leecura admirada ni el entendimiento emotivo. El traductor, falsifieador convicto y confeso, encuentra sus discul- pus, diciendo, diciéndose, que esté sirviendo a una comunicm Gi6a universal, que colabora en la difusién de la poesia por fencima de las barreras de las lenguas como barrerus locales, que In tates de leer a todos los poetas en su idjoma de origen seria imposible, etc. Todo traidor tiene sus excusas; de alguna val dex, puede ser Por otta parte, Ie distancia enire las dos lenguas implicadas cen el proceso de la traduccién puede hacer mis sensible o me- hos ese proceso de trasvase postico, En e) caso de verter unos poemas compuestos en priego antigua, con una antigiledad de tinos veinticinco siglos de lejania a nosotros, lo perdido inevi- iablemente es mucho la sonotide y Is sass eras, ya que el griego antiguo era una lengua de acento musical, ¥ ET mo estaba based en lo altemancia marcada de sflabas largas y breves, segrin unos esquemas métticos que no coinck den con los de nuestra métrica tradicional, y ademds [a ma- yoria de estos poemas se cantaban con unas tonadas que no Conocemos, al son de instrumentos como la lira, que ha setvido para dar nombre a este tipo de creacién Titeraria, elfica». Por ‘otra parte, Ia inconmensurabilidad entre los campos seménticos ddl griego antiguo y el castellano actual es tremenda; Jos vocs bblos utilizados por los viejos poetas helénicos tienen unas con: rotaciones sociales y culturales que es imposible reproducir en tina yersidn, y que s6lo comprendemos mejor a través de una serie de estudios y notas eruditas de que aqut no podemos echar mano. Seamos conseientes de toda esa distancia antes de abordar el arduo ejercicio de Ja lectura de estos poemias ver~ tidos con un sincero deseo de fidelidad al origina. En nombre de esa fidelidad, de reducit la teaicién a To indis- pensable, prescindamos de pedir galas prestadas a la traducci6n No es del todo preciso, ereemos, que las tradueciones de poesta, esas Aelles infideles, compren mis belleza a costa de mayor infidelidad, No vale Ia pena apartarse del sentido del original pata tomar prestedos adornos —nuevos metros, eufonias de nuevo cufio, rotundidacles expresivas modernas, ete-—, caso sean més bellas sin excesivos adomnos, y mejor que sean bellas Prélogo 5 tun tanto descoloridas que demasiado pintadas, © que lo inten ten ser asf all menos. Por otra parte, la oposieién que algunos estudiosos del tema han querido sefslar entre Ja estricta fidelidad al texto original y lx traduccién con libertad y estilo elegante me parece que se larciesga a incurtir en una fécil exageracion, La cxactitud toral 3 imposible, como cualquier teorin de la traducckin suele des- fear, porque [as estructuras sintdcticas y las redes seménticas entte dos lenguas diversas difieren. Pero bay ciertos limites de precisién, modos diversos de presentar en otras palabras los tismos contenidos, de sugerit los mismos efectos, etc. Bl pro- Blema de la traduccién no debe plantearse mis que en términos relativos. Cada lengus tiene sus recutsos, y éstos cobran un valor que Buede vasiar segin el contexto y el sistema en que se encuadran, (Bor ejemplo, esté claro que el hipérbaton y el libre orden de palabras tienen en las lenguas clésicas un valor expresivo muy notable que las lenguas roménieas no- pueden eprodicir con elaridad, pero también es evidente que el caste Ilano con un otden de palabras de telativa libertad en compa racién con ottas lenguas modernss, tiene unas posibilidades e presivas que no debe desaprovechar el tradvctor.) Bien, no qui- Sera alamgarme més en estas reflexiones generales, que podsfan coneluir en dilemas obvios o en la repeticién de mis perogre: Iadas. Sélo quiero apuntar agus, inicialmente, una cautela: la tersGn de Tos pormas de be Ica reps ean reflejo pl do de lo que fueron esos poemas, Como a las viejas esta tuas, nada puede devolverles sus colores frescos, ni los miem- bros perdidoss sin embargo, todavia es posible gustar de Ta acia de sus sontisas arcaivas y los ojos almendrados y de la inimitable elepancia de unos bucls, peinadas al desgatre lace quinientos aos, y de unos pliegues de la tinica ribereada de rojo que deja entrever un pecho o el garbo de un andar resutoso, ‘Queda por tratar un segundo tema; Ia posible arbitrariedad fen la seleccién de poemas de una antologla como la presente. No voy a intentar justifcarla por extenso, Tan slo quisieta aclarar algunos puntos. He preferido ofrecer los posmas mas antiguos de la lirica griega, deteniéndome en el umbral de la poca helenistica. En cuanto a le litica arceica he traducido frag. o Carlon Gare Gol mentos a veces muy breves, restos exiguos de femosos poems, que nos han Hegado como briznas sueltas, pequetias piezas de Ja tesela de un mosaico perdido descle muchos siglos atris. Ast doy casi todos los fragmentos de los poetss arcaicos, al menos aquellos que suponen una frase sugestiva 0 un par de versos, de Arqutloco, Safo, Alceo o Siménides. En otros poetas, como en el caso de Teognis o de Pindaro, doy una muestra, esco- endo algunos de los poemas que me parecen mas significativos: de su obra. Por lo reducido del espacio de esta antologia he dejado de incluir en ella pasajes liricos de los grandes tnégicos atenienses, y también he prescindido de Arisifanes, aunque los cantos corales del teatro ateniense sean, en cierto modo, la més clara muestra de In Kriea coral elfsica, junto con los epini- ios de Pindaro, tan extrafio a nuestra sensibilidad en algunos tespectos. Ese Criterio personal que me ha puiado es, lo sé may bien, muy dlscrible. No ofrece una wsin cabal del dena trollo de ls poesia lirica griega, pues ge6mo olvidar que algu fos pastes bomércos, como el encuenito de Hector y Andis mact en el Canto VI de la Iiada, merecen figutat, con todo derecho, en cualquier muestra de a poesia helénica de tema amoroso 0 sentimental? ¢Cémo imaginar que se conoce 1a poesta lirica priega, prescindiendo de In de época helentstiea, cuyo re finamiento y preciosismo supone Ia coronacién de Ja txadicién Iiriea precedente? No voy a defender esta breve seleccisn con- tea quien quieta reprocherle algo como eso. Pero tenia a mi Gisposicién un espacio limitado y he deeidido optar por lo més arcaico, y por los frogmentos mis trunces, peto mds sugerentes en su misma sencillez de leve resto tuinoso. He pensado ade- mis que al lector interesado en la poesia de autotes con una ‘obra mas extensa, por ejemplo en Euripides 0 en Tedctito, le ce mds conveniente leer traducciones mas completas y no con- tentarse con unos cortos pasajes. En el caso de Pindaro, autor de especial dificultad, 1o he incluido aqui porque es imposible preseatar una antologia de 1a poesla helénica donde no figure quién es su méximo exponente en el campo de la lirica coral docia, (Por otra parte, creo que no existe en castellano nine guna treducciéa completa de su obra poética que tenga una mediana calidad.) Prélogo " Para la seleccién de los fragmentos de la poesia arcaica el traductor moderno no encuentra grandes facilidades. Es tan mi- rnimo lo que nos queda de esa gran época creadora que no puede ficilmente recogerlo casi todo. La tradicién de copistas ¥ fildlogos antiguos @ los que debemos In conservacién de lo ue conocemos hoy de la literatura antigua, se ba mostrado, a | partir de Ia époea postalejandrina, muy desdefiosa de esos viejos oetas. Sus poemas eran dificiles, muy lejanos —por su fres- cura, su sencillez, su cinismo, su ebscenidad incluso— a la con | cepeidn literatia de los lectotes de los primetos siglos cristianos, | ya los del pericdo bizantino. Los monjes doctos o les copistas |e oficio encargados de Ja transmisién de los textos antiguos no tenfen interés en consetvar esos lamentos liticos tan poco edu Cativos, tan escandalosos y tan ininteligibles para ellos, Platén, _Atisidteles, los oradores, etc.,tuvieron una atencion secular de {Ia que catecieron los viejos liticos, los primeros poetas liticos del Occidente, La desidis, 1a censuta y el olvido dejaron redu- | cida la lirica griega a unas pavesas, a chispas y reilejos perdidos ‘ened almacén de ta tradicidn cldsica, Bajo el epigrafe general de elfticay reunimos varios géne- 0s posticos que los griegos distinguian con precisién, diversos tanto por su origen como por su méttica y por st represent ign sociel. La elegia, el yambo, la mélica, los poemas moné- dicos, Jos corales, las ods y los epigramas, alternan en las pi fiaus heteropenets y hospitals de esta breve ancologta, La rica gricga cubria, como sefialamos, géneros muy varios, El adjetivo fyrikd indice sélo que tales poemas podian eantarse al son de In 4yra. Pero luego cada poeta componia segin las nox mas de un género muy bien definide formalmente, en unas onvenciones formales que tienen un sentido histérico y una sig- nificacién social muy determinada. Probablemente la poesfa mis cercana a Jo que en un sentido actual lamariamos «litica» es el melos edlico, es decir, la poesin personal de Safo, Alceo y Anacreonte, micnitas que resulta, al pronto, chocante conside- tat lfrieos los epinicios pindatieos, destinados a un coro festive [que conmemora teligiosamente una victoria adeportiva», De to- [dos modos, no es éste el momento de sefialar los tipos de [metros y los contexios histéticos de unos u otros poemas, Vo- _ Themos prescindido de todo aparato erudito, de 2 Carlos Garefa Gual Jas notas explicativas y de zeferencias arqueolégices. (Tan sélo hhemos compuesto unas Iineas muy contadas de introduccién a cada posta, que pueden omitisse en una ripila lectura.) Ni sie Quiera hemos enotado vasiantes de cierto interés. Tan sdlo he: mos dejado los puntos suspensivos que marcan lagunas, tan repetidas y tan incontables, en Ia transmisién de estos pocmi- las maltrechos, Nuestra entmeracién de los poemas y fragmen 105 de cada autor no. tiene, y es obvio comentario, ninguna pretensién filoldgica, Es slo tin modo tosco de facilitar la pre- Sentacién. Entre paréntesis se da cl mimero del poema en le edicion de E, Diehl, Antbologia Lyrica Graeca, edicién antigua y superada en vario’ zespectos, pero que resulta La mas eSmoda para citar en todos los casos, sin vatiar las teferencias a mis ediciones. Las bellezas de Ia forma méttiea, el ritmo y Ia sonoridad de estos poemas antiguos desaparecen en cualquier version moder- tna, No nos hemos empefiado en sustituir con algin recurso fo- niético 0 sitmico de nuestro idioma la eadencia ni Ia forma mé- trica de los versos griegos. Tan sélo, y de modo casual y acce- sorio, en algunas elegtas hemos preferido un cierto orden de neentos que recuetda In entonacidn dactiica del verso griegos pero no nos hemos esimerado en este artilugio. Confiamos, en. cambio, cue si hemos sido fieles al sentido de las frases y de los poemss, en la medida de nuestto saber. a scleccién refleja, me parece, la riqueza de motivos de Ia lirica arczica y eldsica, una poesfa que no tiene atin el ama- netainiento ni el rebuseado refinamiento de Ja poesia helents- tica, y sf, en cambio, una espontaneidad y un frescor inigua- lables. La pocsfa lirica es, como toda Ja poesia griega, un pro- ucto muy ajustado a unas normas formales muy fijas, y esté muy encorsetada por unas pautes tradicfonales preijadass es, fn cierta medida (aungue menos que la épica) wna poesia formu- Jat, muy influida por la diccién homécies y por us Jenguaje I terario un tanto artificial. Pero, por encima de todos esios tas: 0s convencionales y por encima de los esquemas prefjados, por encima de lo tfpico de algunos motivos y escenas y epletos iméigenes, es de una estupenda originalidad, que tefleja la personalidad de cada uno de estos primeros poetas de Occiden- te. Ya los latinos, como los europeos posteriores, imitaron a sus Proiogo B ‘ejemplos griegos. Poetas que muchas veces, como sucede con Anacreonte, por ejemplo, son més conocidos por su influencia que por las briznas de su obra auténtica; que se nos aparecen, tal Safo o Empédocles, como figuras casi miticas, quedan repre- sentados en esta antologia con fidelidad Creo que, alin a través del pilido reflejo de Ia versién de tan tmutilados y menudes restos, puede percibir el lector la claridad postica de ese mundo literario, que es el alba de la poética ‘occidental. Es una poesia ingenua y sencilla, con unos motivos esenciales que se teiteran: Ia muerte, el mat, Jas lanzas, los es variopintos, los caballos, las muchachas de graciles to- killos y parpados pintados, el elogio de la juventud, la fuga dad del tiempo, los colores brillantes, las ‘lores y la Tuna de Safo, el reclamo de la gloria, el fulgor del oro y del sol, la nos- talgia, Ja invitacién al goee, el amor penetrante, el vino que da alegefa y olvido, ete. Podemos admirar la gracia de las estatuas: arcaicas directamente, la de esas koraé y kouroi de ojos almen- dados y sontisa perenne, que son muestras del arte contem- porfneo esta literatura que conocemos a uavés de la media. cién de otto idioma, ¥ el asombro y Ia admiracién ain es posi- ble suscitatlos al acercarnos a eson viejos maestros Pero algo hay en la poesla que nos llega, maleré tout, con ‘un impacto impar. ‘Tal vez Ja sensacién de la queja contra el tiempo, de la urgencia de la pasién, de lo irrepetible del indi- viduo, se pronuncia aqui con tonos més audaces y sincezos, y Jas palabras posticas guardan un aroma que perdura y un color que las estatuas han perdido y que las prosas transmiten mi- tigado, No olvidemos que Jos griegos consideraban la poesia como algo muy importante para la comprensién del mundo y la vida, Se tomaban muy en serio a sus poetas. Ellos eran los primeros ‘educadores del pueblo, en una sociedad sin dogmas reliziosos ni sacerdotes con libros sagrados ni tradiciones rigidas, La poe: sia servia de cauce para expresar doctrines e ideas nuevas, ¥ para conservar los mitos y criticarlos, y se cantaba en las fiestas if Jos banquetes privados, Los primeros fildsofos fueron tam- rién poetas. Luego los filésofos mds abstractos y profesionales trataron de descartar a sus viejos competidores en la tarea edu- cativa. El filésofo platénico querfa vetar a los poetas y echarlos 4 Carlos Garefa Gual de la Reptibice, por herejes. Pero la mayoria de los griegos hhasta la époea final del helenismo pensaban de otro modo. No nos vamos a alargar sobre estos temas ahora. Sélo qui siera insistir en el color y In vida que estos poemas, estos troz03 —supervivientes en citas ceasionales de eruditos, 0 en fragmen- tos de papiro restituidos por las arenas egipcias tras muchos siglos— conservan. Un colorido chillén y sugestivo, como el que evocan unas lineas de E, Faure, con Tas que voy a concluir este vago prélogo: No hay colorido sin costumbres turbias y_volentes, En todo cao, Grecia colores a sus, dioses durante cl deserollo de ste atts, 0 2619 Hasta que sicaaaron so pent, sino muy probablemente hes a una fis, Jepeados de topos sales sof, tan llenoe de vida como la jeresy fos hombtes se animabun con el dla, eccbraban las feaas de a Uber nd cn des ans ean seo satin. Eran de os gue ballin bajo In Aerépolis, gente de fos pocttos orientale, arena, suldora, fence y Tomlin sla Ce fice cll, mando de pertos vapabindow que se diaputan restos de em feafas, pone songrantes de eabato 7 cordero en loe mosictdore, frm, pecier amontonadar, tla tees, biter de gritos 9 de lama, de lores « tina destaSos,equlvoton merendere, marneron esriddon pot hw lee ton, mujeres de ofr pintalory ropes chiles. Los temples y monumen- tos estdn cabiertos de ocre de beracll6n, de aml y de oro cm Ics tonos dl del, con lor tonoe pirparay verdowos que fnvaden el espacio a: fino, violets y szules del tat, con Jos tonos de Ja ter, de po wesido de pobre Iavsntnn 9 cle planter sca, lechowoe oleates, pret negro, Sel ey eet a cua eric soe ee Sener de os sinus golfony de Is caus.» C. Garcia Gual, eneto 1980. Nota bibliogrética minima 1. Béiciones de los textos griegos: E, Diehl, Antbologia Lyrica Graece, Leipzig, 1954, 3. ed. E, Lobel & D. Page, Poetarum Lesbiorum Fragmenta, Oxford, 1955, D.L. Page, Poetae Melici Graeci, Oxford, 1962, H. Diels ee W. Kranz, Fragmente der Vorsokraviker, 1, Berlin, 1961, 10." ed M. L. Wese, lami ee Elegi Gracci, 2 t., Oxford, 1971-1972. Prélogo 15 2. Traducciones castellanas: J, Fetvaté, Liricos griegos arcaicos, Barcelona, 1968. F, Rodriguez Adrados, Flegiacos y yamrbdgralos arcaicos, I-11, Barcelona, 1956 y 1959 F, Rodriguez Adrados, Lirica griega arcaica, Madrid, 1980 3. Estudios CM. Bowra, Greek Lyric Poetry, Oxtord, 1961, 2." ed C.M, Bowra, Pindar, Oxford, 1964 €.Calame (ed. del vol. col.), Rito e poesia corete in Grecia. Gui a storica e critica, Basi, 1977 M, Ferndndez Galiano, Safo, Madrid, 1958 H, Fraenkel, Dichtung und Philosophie des frilben Griechen tums, Munich, 1969, 3." ed. A. Koll, Masit und Dicbtung im frien Grichentum, Berns, 1963. A. Lesky, Historia de ta titeratura griega, trad, esp., Madrid, 1968. J. 8, Lasso de la Veua, De Safo a Platén, Barcelona, 1976 H, Machler, Die Auffassung des Dichterberufs im friiben Gri. chenturs, Gotinga, 1963 A, Ortega, El desperter dela lirica en Europa, Salamanca, 1974 F Rodvguer Adtados, Origenes de ta Uric griega, Mad, 7 W. Schadewalds, Safo, trad. esp., Buenos Aires, 1973, M, Treu, Vor Homer zur Lyrik, Munich, 1953 ©, Tsagarakis, Self Expression in Early Greek Lyric Elegiac and Tiambie Poetry, Wiesbaden, 1977. Quisiers recordar ol lector que me be limitedo en esia nota a las caliciones bisieas (por descontado hav muchas més, e inchiso mis rcien Me yeas par ators elo), fas, veins cians a, pportantes y amplias (existen otras mé antigues 0 de algin pocta sucha), ¥ a for estadios que amt me parecen rnde imetesuntes obre low ditinios aspects de este tadicién pois. (La bbllogratla crudita sobre In lirica Griega es amplsims. He evitado mencionar articulos tecogidas en. tevistes ean rca car Lv hb ge an coc wot fs fopdaentales 0 fon que propocones una iframe Y mcial) [Note de C Gace Gua) ALIN ¥ TIRTEO Las clenlas de Calino y Tirteo tienen un mismo tema: son cantos de texhortacién al combate, poeala pattdtien. Hay en ellos muchos ccos, en fexptesiones formulary y en topicor, de, la poesia homériea, Pero tae frtas referencias intencionadas a la teadiisn Epica lala nuevos acentce: fo del esptitu cindadano de ln époex boplitica, No ve train de eelebrar es aa Inde us foc uc cman poe poo Tionot y un botin personal; eino de dar dalimo « aquellos que van a ex Boner Gu vida por salvar a Ia ciudad, las mujeres y a los nifios. No isimicd el éxito de Ia batalla la furla de lot nobles. desendientes de Tos -dictes, ni serén los 9 Gen el triunfo o le derroca; sino la resistencia de los que traban como Jun muro sus redondos escudas en formacion cersada, los soldados de f pie que, con un pesado arnés meulico, avansan en usa lenta falange, fempalmando sus escudos y etizando sus lanzas. 1a gloria o-el deshonot seri cl premio que la ciudad acuerde a eu comsje © au cobuscla. «Mort ‘x vanguardia es para un joven hetmosom, dice el leme patriético cue fnarbolan estos poeta, recoplendo de Homézo el ideal de ala bella mies tes, ¥ lo més terrible es el exlio y la huida infamante, Propaganda Dliea, pero poesia también, al serviclo de una ideologta pollen. lino en Ffeso, y Ticteo en Esparta pregonan art fs ideales béliens cde una edad que no es ya la de los héroes, tino In de_ los chudadanos ue Tichan por gut hogare patel camo’ lo bacta Héctor on Ye Te lam, prometiendo una plsia que se funda en la memorie coleciva pare ‘Guienes eumplen con #4 deber, Al fector modesto esta pocsla le revalta emaslado conocids, pero en el siglo Vit a. C. etn algo nuevo, » Poesia Iitiea greg (Vict a. .) cALINO DE £PESO Fi. alrededor de 650 4. C.) 10D) Hasta cudndo estaréis asi echados? ¢Cuindo tendréis, much cho, fnimo de combate? ¢Vergiienza no sentis ante vuestros vecinos de tan extremo abendone? Asi habl6. Bn seguida sc ale6 el padre de Héctor La not Mlegé en Ia cidad de anchas calles a todos ientes y al punto las gentes de Llién aprestaron " Poesta lice mricyn (vee 0, G) las mulas al pie de los eartos ligeros. Monte el topel de iaujeres y muchachus de suaves tobillos. “Apatte también las hijas de Priamo.. Los jvenes ante los catzos uncieron caballos, los mozos solteres.. 1. avanza hacia Troya. Yl flauta de dulce tonada mezelaba a Ja eftara y al repicar de los erétalos sus sones, Las j6venes ‘antaban su pura canciéa, y aleanzaba al étet su ceo infinito, y risas,.. Habia a lo largo de todo el eamino... Y jarros y copas..., mitra, canela ¢ incienso mezclaban su aroma, Todas las mujeres mayores gritaban Ia Haman los dioses y los hombres con digno sobrenombre Y Tiros que el desmayo produce, a ella no se acerea La Iricn mondien 12 @D) Hermes Salve, of té que reinas en Cilene, pues mi dnimo quiere en himno celebrarte, ati a quien en santas cimas parié Maya, tras unirse al Crénida en todo soberano, 13 46D) ‘Me desconcierta la revuelta de los vientos. De agui Mega rodando una ola y por allé otra, y nosotros en medio arrastiados hnos vemos en nuestra nave negra, afigidos por la muy enorme tempestad, E] agua de Ja sentina ya cubre el pie del mastl ‘Toda la vela estd ya cransparente, y cuelga en grandes jirones su tela, no logran asideto las anclas, y el timén. mis dos piecnas se afizmen en las jarcias y slo esto me mantiene a salvo. ‘Toda Ia carga arrastrada fuera 14 @D) Eros el més terrible de los dioses, al que dio a luz Tris de bellas sandalias, tras de unirse a Céfiro de dutea cabellera 15 (39D) ‘Abora hay que emborsacharse y beber hasta el colmo, jque ha muerto Mirsilo! 16 (10D) EL vino, pues, es el espejo del hombre 17 @1D) No hay que abandonar el énimo a los males Pues nada avanzaremos con apenarnos, oh Bicquis, y no hay mejor remedio ‘que mandat a por vino y embriagarnos. 18 (97D) No plantes ninguin érbol antes que la vid. je borda va. 0 Poesia lirica griega (vitww a. Gy | 19 (90D) Zeus hace lover, baja del cielo ‘una enorme tormenta y estin helados Ye cutvor dela agua Desprecia la tormenta, aviva el fuego, ssazona, sin escatimarlo, el vino dulce como miel, y luego zeclina ‘us sienes sobre un blando eojin, 20 (6D) Bebamos. 2A qué aguardar las candelas? Hay un dedo de di, Descuelga y true lag grandes copas pintadas, en seguida. Porque el vino lo dio a los humanos el hijo de Sémele y Zeus para olvido de penas. Eseancia mezclando uno y dos cazos, y Ilena los vasos hasta el borde, y que una copa empuje a Ja otra... 21 64D) Bafiate Jas costillas en vino, que ya vuelve Ja estrella, ¥y es penosa la época, y todo est sediento y con ardor, y suena el son de Ia cigarta en el follaje; eon sus alas derrama su fuerte y continua cancién en el verano ardiente... Florece el cardo. Ahora son mucho mas pesadas las mujeres y eu los hombres, porque Sirio abrasa su cabeza y seca 204d) Si vas a decir lo que quieres, también vas a oft To que no quieres. 25 (138) Qué péjaros son éstos de un pafs del confin del Océano, ue vienen como gansos de largo cuello y amplias alas? 24 (67D) Al malnacido Pitaco de esta ciudac desdichada y cansina, le han hecho tirano, después que todos lo elogiaron mucho. La Lirica monéalica 81 35 GoD) «Has venido del confin de Ja tierra, trayendo recubierts de oro Inemputiadura de marfil de ts expada, y cumplisie una gran bazaia peleando con los babilonios, y los libraste de agobios, al matar a un guerrero tremendo a quien sélo un palino faltaba para medir cinco codos reales, 26 (64D) Destella Ia enorme mansién con el bronce; y esti todo el techo muy bien adornado con tefulgentes cascos, y de ellos ccuelgan Jos albos penachos de erines de caballo, que engalanan el arnés de un guerrero. De ganchos que ocultan {que estin enganchadas las grebas brillantes dle bronce, defensas del mas duro dardo, los coseletes de lino reciente ¥-e6neavos escudos cubren el suelo. Junto « ellos estén las espadas de Céleide, ¥j muchos cintos y casacns de guerra ‘Ya no ¢s posible olvidarnos de ¢30, luna vez que a la accidn nos hemos lanzado, 27 (101 D) Pues cuentan que una vez Aristodama dijo en Esparta una frase indiscutible: «EI dinero es el hombre; ningan pobre resulta hombre valioso ni apreciado.» 28 (92D) Bien, venga cualquiera a ponemos al cuello Jas guimaldas trenzadas de flores de ants, y luego desrame Ja mirra olovosa ‘en nuestro pecho. 2 Pesta Iitca griens (vitw a, C) 29 (142D) Cruel, insufrible dao es la Pobreza, que @ un pueblo arande somete a Ia par de su hermana, la Impotencia 30 (66D) El vino, caro amigo, es también Ja verdad, 31 (99D) Ruego que alguno invite al precioso Menén, si quiere que yo tenga mi gozo en el banguete, 32 (65D) iAbre, que vengo de ronda, abre, te lo pido, te lo pido! 35 (65D) (Coronada de violetas, sontisa de miel, santa Safo! ANACREONTE DE TEOS (Fl, alrededor de 530 a, C.) 10D) A tite suplico, cazadora de cietvos, hija tubia de Zeus, Sefiora de las ficras monteses, Artemis soberana Ta que ahora sin duda, sobre las aguas torbulentas de] Leteo, velas desde arriba por la ciudad de intrépidos guerreros, alegre, ya que no pastoreas un rebaiio de ciudadanos salvaje. 2.4sD) Venga ya, tréenos, muchacho, Ja copa, que de un trago Ja apuro, Echale diez. cazos, cde agua, y einco de vino, para que sin excesos otra vex celebre la fiesta de Baco, La lrien monéaicn 8 Vamos, de nuevo, sin tanto esirépito y griterio ahora Dractiquemos el beber con vino, ‘no al modo escita, sino brindando al compas de hermoses himnos. 3@D) Oh Soberano, compsiicro de juegos de Eros seductor y de las Ninfas de pérpados azules y de le purpérea Afrodita, tii que recorres, las clevadas cumbres de los montes, A ti te implero, y t4 benévolo aciidenos 4 escu ‘nuestro rego agraciado. Sé ni de Cleobulo un buen consejero, y que acepte, oh Dioniso, mi amor 46D) Echdndome de nuevo su pelota de prirpura Eros de cabellera dorada me invita a compartir el juego con Ia muchachs de sandalias de colores, Pero ella, que es de la bien trazada Lesbos, mi cabellera, por ser blanea, desprecia, y mira, embobada, hacia alguna oita, 53D) A Cleobulo yo amo, por Cleobulo enloguezco, de Cleobulo ando prendado. 66D) Oh nifio con mins de donee, te persipo, y tii no me escuchas, ignorando que de mi alma td conduces lus riendas. 8 Poesia lirica grigga (vitav a. C) 7@D) Yo ni la cornucopia de Amaltea quertia ni ciento eincuenta aos set rey en Tartesos 8 69D) ‘Almoreé pellizeando un poco una ligera torta, y apuré una jarra de vino. Ahora suayemente toco la seductora lira festejando a mi quetida nif. 9a7D) Saltando de nuevo desde La roca de Léucade, en el blanco oleaje me sumerjo, ebrio de amor. 10 62D) Remonto chore mi vuelo hacia el Olimpo con alas ligeras para quejarme de Eros. Pues no quiere el nifio compartir su Tjuventud conmigo, 1 GHP) Eros, que al ver que mi barbs encanece, centre brisas de sus alas de reflejos de oro me pasa de largo volando. 12 G4D) El que antes unos trapos anudados Hlevaba por tabardo y unas tablillas de madera en las orejas y un cuero pelado de buey para tapar sus costillas, mugtiento forro de un mal escudo, y que trataba con mozas de mercado y prostitutas, el pfearo Artemén, Hlevando una vida de bribén, 41, que puso muchas veces en el cepo su cuello, y en Ia rucda, y a quien muchas veces le azotaron el lomo con el litigo,, tras de raparle el cabello y Ia barba, ahora monta en carrora con pendientes de oro, el hijo de Kika, y leva una sombrillita de mari tivalizando asf con las: mujeres La Iitiea monéaica fA 15 44D) Canosas ya tengo las sienes y Hlenquecina la cabeza, asd ya le juventud graciosa, ¥ tengo los dientes viejos; del dulee vivir el tiempo que me queda ya no €s mucho Por eso solloz a menudo, estoy temeroso del Tértaro. Pues es espantoso el abismo del Hades, y amargo el cumino de bajada.. Seguro ademés age el que ha dexendide no wielve, 14 (14D) Trae agua, trae vino, muchacho, y tréenos coronas de flores, ve y tréelo, que ahora contra Eros boxeo. 15 5D) -. Guimnaldas tefidas con flores de loto s¢ enrosearon al pecho. 16 (4D) Son las tabas de Eros delirios y rencillas 17 45D) De nuevo Eros me golped como un hetrero eon un enorme hacha, y me puso a lavar en un tempestuaso torrente 18 @sD) Portilla tracia, gpor qué me miras de reojo, y sin piedad me huyes, J. penmis que no of nade ssbio? fen por seguro que a ti muy bien yo podrfa echarte el freno, ¥ycon Ins riendas en Ia mano dar vuelta a Ins lindes del estedio, Pero ahora paces en los prados

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