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410 18 Disecsibn ectvit: RB. A, Proyectos Editovales, A al Struc and Fun Introduccion Alfred Reginald Radcliffe-Brown es uno de los mis impor- tantes antropdlogos del presente siglo. La cualidad innovadora de sus investigaciones de campo, la altura y el rigor de sus enisa- yos metodolégicos y el magisterio que ejereid a To largo de inu- chos afios de actividad docente configuran la magnitud de gna aportacisn iniprescindible en el proceso —tan reciente, desde un punto de vista historico— de constitucién de la antropoldgia como ciencia. | Del magisterio de Radcliffe-Brown, ejercido en Gran Bre- taia, Estados Unidos, Australia y Sudéfrica, fundamentalmente, baste decir que es semejante al que desempefiaron Franz Boas ¥ Marcel Mauss —el primero en Norteameérica y el segundo. en) Francia—. Se trata de una labor fundacional en los tres casos, que ha tenido por resultado la formacién de tres de las mas vi- gorosas escuelas antrapoldgicas contemporaneas, Por lo que hace a fa influencia de Radcliffe-Brown, es ne cesario decir que ha sido considerable en cantidad y en calidad Para muchos, el antropdlogo briténico cs un directo precursor del estructuralismo de la escuela francesa de Lévi-Strauss —lo cual, de por sf, habla de Ja pureza teorica de buena parte de la obra de Radeliffe-Browo—. Para otros, este nombre es insepa~ rable de la difusion que en Gran Bretafia, en Estados Unidos y en general en el mundo anglosajén han tenido las doctrinas. de la sociologia positivista francesa, en particular las de Durkheim. Peto donde la influencia det magisterio de Radeliffe-Brown aparece como determinante es en la escuela briténica de antro- pologia social. Los nombres de ©. E. Evans-Pritchasd, D, Forde, P. Eggan, M. Fortes, S. F. Nadel y L. Mair, entre muchos otfos. estan directamente ligados a las ensenanzas de Radcliffe-Brown, ast como las investigaciones que la mencionada escuela britsnica ha levado a cabo en el campo de tos sistemas de parentesco (a {e respecto conviene sefialar el volumen colectivo Sistemas afrt canos de parentesco y matrimonio, editado por Radcliffe-Brown, m1 en colaboracion eon Dy Forde), el toremismo, ta religion, ka ma- gia y el derecho en las sociedades primitivas. Por no hablar de Jas invyestigaciones en el importante campo de las primitivas for~ mas de organizacion politica, que ya en 1940 salieron a la luz en los Sistemas politicos africanas «de M. Portes y Evans-Pritchard Eq el debate, yu clésico, que los antropdlogos han mantenido ent-e yolumen 1, p. 253). ©” Quisiera tratar de esta teorfa en el presente trabajo; pero mi intencién no es repetir las objeciones que cliversos critt- 0s han expuesto contra ella en los tltimos afios, ni sumar- me a tales criticas. La critica puramente negativa no sirve al progreso de la ciencia, El vinico modo satisfactorio de desha- cerse de una hipétesis insatisfactoria es encontrar otra me- jor. Propongo, por tanto, exponeros una hipétesis alternativa, | y si consigo, aun sin probar mi hipétesis, demostrar que da {na posible explicacién de los hechos, habré refutado al = menos la opinién de Junod de que la explicacién que él acep | ta es ela tinica posible». Sobre muchas tribus africanas no tenemos informacién de este tipo. No porque las costumbres no existan, 0 no FA. Lefdo ante Ja Asociaciéni Sudatricana para, el Progreso de 1 Ciencia, 9 de julio de 1924, y-publicado en «South African Journal of © Sciences, vol, XXI, pp. 5265S. 2s sean importantes para los propios natives, sino porque el estudio sistematico y cientifico de los nativos de los patses en cuestién probablemente no se ha empezado todavia. Me te} feriré, por tanto, principalmente a las costumbres de 168 bathonga, que Junod estudié (figuran en el primer volumen | de la obra antes citada, pp. 225 y ss., ¥ pp. 253 y ss.). Algunas de las mds importantes costumbres de los bathonga pueden resumirse como sigue 1. E} sobrino uterine es objeto de culdados especiales por parte de su tfo durante toda su vida, 2. Cuando el sobrino esti enfermo, ef hermano de la madre sacrifica en su nombre. 3. Se permite al sobrine tomarse muchas libertades cén el hermano de su madre; por ejemplo, puede ir a casa de su tio y comerse todo lo que se habia preparado para la comida | de éste, 4. El sobrino reclama parte de la propiedad del herma no de su madre cuando éste muere, y a veces puede reclamar alguna de las viudas. 5, Cuando el hermano de la madre ofrece un sacrificio sus antepasados, el hijo de la hermana roba y consume la parte de comida o cerveza ofrecida a los dioses. No tiene pot qué suponerse que estas costumbres son pe- culiares de los bathonga. Est4 demostrada la existencia de costumbres similares en otras tribus africanas, e igualmente en otros pueblos de distintas partes del mundo. Costumbres de este tipo han sido descubiertas, en Africa misma, entre los hotentotes nama, por Mrs. Hoernle, El hijo de la herma~ na puede comportarse con gran libertad hacia el hermano de su madre y puede tomar cualquier animal particularmente bueno de su rebafio, 0 cualquier objeto especial que él] pueda poseer, Por otfo lado, el hermano de la madre puede tomar del rebaio de su sobrino cualquier animal deforme © decrépito o cualquier objeto gastado 0 roto que posea. Me parece particularmente interesante el que en la zona de Polinesia que mejor conozco, es decir, la de las islas Tonga y Fiji, encontramos costumbres que guardan un gran parecido con las de los bathonga. También alli se permite al hijo de la hermana tomarse muchas libertades con el her- mano de la madre y tomar cualquier bien de su tio que pueda apetecerle, También encontramos alli la costumbre de 26 que cuando. su tio hace un sacrificio, el hijo de Ts hermana F coje la parte ofrecida a los dioses y puede comerla, En este H (gabajo me referiré, por tanto, ocasionalmente a las costum: ; bres de los tonga. Estos tres pueblos, bathonga, nama y tonga, tienen ins: tituciones patrilineales o patriarcales; es decir, los hijos per tenecen al grupo social del padre, no al de la madre; y la propiedad se hereda por linea masculina, pasando de un hombre a cu hijo y a los hijos de su hermana, Es un error suponer que podemos comprender las ins- lituciones de la sociedad estudiéndolas aisladamente de offas instituciones con las que coexisten y con las que estan relacionadas, y yo quisiera lamar la atencién sobze la corre: Jacién que parece existir entre las costumbres referentes al | hermano de la madre y aquellas otras relativas a la hermana | del padre. Hasta donde pueden Megat _las informaciones de gue ahora disponemos, alli donde el hermano de la_madre es importante. 1 gntramos con. que a ‘TRermana del, padre,.aunque de un modo diferente. La cos- ‘Tdtibre de permitir al hijo de la hermana tomarse liberte | des con el hermano de su madre parece estar acompafiada | generalmente por la obligacién de particular respeto y obe- diencia hacia la hermana del padre. Junod apenas nos infor- ma sobre la hermana del padre entre los bathonga. Hablan- do del comportamiento de un hombre con su pariente (su rarana) dice tnicamente: «Le demuestra un gran respeto. No es, sin embargo, en mado alguno, una madre (mamana)> (op. cit. p. 223). Tenemos mas informacién sobre los ho- tentotes nama, y alli la hermana del padre es objeto del mayor respeto por parte del hijo de su hermano. En Tonga esta costumbre esta muy claramente definida. La hermana del padre de un hombre, es la pariente a la que éste ha de respetar y obedecer por encima de todos los demés. Si ella te elige-esposa, ha de casarse con la elegida sin aventurarse siquiera a manifestar objecién alguna; y asf durante toda su vida, La hermana de su padre es sagrada para él. Su pa- obra es ley: y una de las mayores ofensas de que puede ser culpable seria la de mostrarse irrespetuoso con ella. ‘Ahora esta correlacién (que no se limita, por supuesto, a estos tres ejemplos que he mencionado, sino que, como he dicho, parece ser general) ha de tenerse en. cuenta en cual- quier explicacisn de las costumbres relativas al hermano de a madre, pues las costumbres correlacionadas no son, si 2 eo de la hermana de su madre han de ser @ijctamente igual que hermanos y hermanas. E Este principio, no obstantc, no nos da de inmediato nor, ‘alguna ni para el ‘hermano del padre ni para la herma- de la madre. Seria posible, por tanto, tratar al primero omo a un padre y a la ultima como a una madre, y tal parece haber sido el sistema adoptado en algunas socieda- B des. Podemos encontrar una tendencia en esta direccion en ‘algunas partes de Africa y de Polinesia, Pero es taracteris: fico de sociedades cn las cuales cl sistema clasificatorio de fparentesco no est totalmente desarrollado o ha desapa- fecido parcialmente. © Donde el sistema clasificatorio del parentesco alcanza un ‘alto grado de desarrollo o elaboracién aparece otra tenden- ‘cia: Ja tendencia a desarrollar normas para el hermano de Ja madre y Ia hermana del padre, considerando al primero ¢omo una especie de madre masculina y a la iiltima como fina especie de padre femenino. Esta tendencia aparece Fa yeces en el lenguaje. Asi en Sudéfrica, el término comin Cpara designar al hermano de Ia madre es maluine 0 uma. Jume, que es una combinacién formada de Ja raiz de madre “Sma— y el sufijo que significa «masculinor. Entre los bax thonga, la hermana del padre recibe cl nombre de rarana, ‘término que segun la explicacién que Junod da, significa “padre femenino». En algunos idiomas sudafricanos no exis- ‘te un. término especial para la hermana de! padre; as; en {lengua xosa, se la denomina mediante un término descripti- yo udade bo bawo, literalmente chermana del padres. En “Tuli se Ja nombra con un término descriptivo similar, 0 simplemente se habla de ella como ubaba, epadre», del mis- © mo modo que de los hermanos del padre. En las islas Tonga el hermano de la madre puede ser denominado con un tér- ‘thino ‘especial, tuasina, o puede ser Hamado fa'e tangata, Jiteraimente «madre masculina». Tal similitud entre Sudafri- Yea y Polinesia no puede, segiin creo, considerarse como acci dental; no obstante, no existe conexién posible, entre los f idiomas polinesios y Jos bantus, y considero muy dificil con- f cebir que las dos regiones hayan adoptado la costumbre f de llamar al hermano de la madre por un término que sig- F nifica «madre masculina», toméndola uno del otro, 0 de una fuente comin. ‘Vamos a ver ahora si podemos deducir cudlés sor las normas de comportamiento hacia el hermano de la madre tados _de un sistema; y ninguna explicacion de una parte del sige [Tema es satisfactoria si no armoniza con -un andlisis. del sistema como un todo. : En la mayoria de Jas sociedades primitivas, las relaciones, {sociales de los individuos estén. reguladas ampliamente en: base al parentesco. Esto se debe a la formacién de nornias | de conducta fijas y mas o menos definidas para cada uno de] los tipos de parentesco conocidos. Existe una norma espé cial de conducta, por ejemplo, para un hijo hacia su padre, y otra para un hermano mas Joven hacia su hermano mayoi Las normas particulars varian de una sociedad a otra; pero i: exisien ciertos principios o tendencias fundamentales, que aparecen en todas las sociedades, o en todas aquellas que | corresponden a un tipo determinado. Descubrir y explicar i estas tendencias generales es la labor que corresponde a la Be antropologia social. a Si tratamos de describir el parentesco a partir de cierto. | graco, nos encontramos con que el mimero de las diferentes | clases de parientes es muy elevado, En la sociedad primitiva’| i se evita esta dificultad por un sistema de clasificacién, me: j diante el cual los parientes que podrian considerarse ‘légi: camente de diferentes tipos, se clasifican en un ntimero de, tipos muy limitado. El principio de clasificacién més comin. mente adoptado en la sociedad primitiva puede establecerse como el de equivalencia de los hermanos. En otras pala: | bras, si yo tengo una relacién particular con un hombre, considera que tengo el mismo tipo general de relacién con su hermano; ¢ igualmente con respecto a una mujer y su hhermana. De este modo, el hermano del padre llega a ser. considerado como una especie de padre, y sus hijos son. considerados, por tanto, parientes del mismo tipo que los | hermanos. De modo analogo, la hermana de la madre es. considerada como otra madre, y sus hijos como hermanos y hermanas. Este sistema se encuentra entre las tribus ban- tis de Sudafrica y entre los hotentotes nama y también en | las islas Tonga. Mediante este principio, las sociedades pri- 4 ‘mitivas pueden Hegar a normas definidas de condueta hacia | tios y tias y primos de determinadas clases. La conducta de” un hombre hacia el hermano de su padre puede ser del mis; mo tipo general que la que tiene respecto a su propio padre, y ha de comportarse con la hermana de su madre segun se comporia con st propia madre. Los hijos del hermano de su 28 29 flombre ha de tratar al hermano mayor de su padre con iis respeto que a su propio padre.) De modo inverso, un Hombre puede tratar al hermano de su madre, que es de fa migmo sexo, con un grado de familiaridad que no podria Epermitirse con ninguna mujer, ni siquiera con su propia ‘madre. La influencia del sexo en el comportamiento de los iparientes se ve mejor en las relaciones de hermano y her- mana, En las islas Tonga y entre los nama, un hombre debe gran respeto a su hermana, especialmente a la mayor, y |fo puede nunca permitirse familiaridades con ella. Y creo que lo mismo ocurre entre los bantis sudafricanos, En muchas sociedades primitivas la hermana del padre y las hermanas mayores son objeto del mismo tipo general de @ comportamiento, y en algunas de éstas ambos tipos de pa- rientes se Clasifican juntos ¢ incluso se denominan del mis | mo modo. / Del principio supuesto, hemos deducido una norma de F) conducta para con Ja hermana del padre y para con el her- mano de la madre. Y tales normas son exactamente las mis- ‘mas que encontramos entre los bathonga, entre los hoten- totes y en las islas Tonga. La hermana del padre ha de ser Tespetada y obedecida por encima de todos los demas pa jentes. El hermano de la madre es el pariente del que se espera mds indulgencia, con el que se puede ser mas fa B miliar y tomarse ms libertades. Hay, pues, aqui una « f sible explicacién» alternativa de las costumbres referentes y hacia la hermana del padre en una soctedad-patril Sobre Ia base del principio o tendencia que, segin he Aalado, aparece en tales sociedades, Para hacerlo, hemos di conocer primero las normas referentes al padre y 2 la madre | respectivamente, y considero que quizi sea mis razonableé | acudir a la definicién que Junod da de ellos, ya que sus | observaciones de seguro no habrén sido influenciadas pot | la hipotesis que intento demostrar. 4 La relacién del padre, dice Junod, «implica respeto, e | incluso temor, El padre, aunque no se preocupa mucho de’ fi sus hijos, es, sin embargo, su instructor, quien les reprendé | y castiga. E’ igualmente los hermanos del padre» (op. cit, pagina 222). Respecto a la madre de un hombre, dice: «Ella es su verdadera mamana, y esta relacin vs muy profunda y tierna, combinando respeto y amor. No obstante, el amor. excede generalmente al respeto» (op. cit., p. 224). De la rela | cién de la madre con sus hijos, leemos: «Es generalmente | débil con ellos, y el padre, a menudo, la acusa de mimarlos.s | | Existe cierto peligro en las férmulas condensadas, pero | creo que no estaremos muy equivocados al decir que en [una sociedad fuertemente patriarcal, como las que podemos | { hallar en Sudéfrica, el padre ha de ser respetado y obedeci- | do, y la madre es de quien se espera ternura e indulgencia. Os emostraria, si fuera necesario, que lo mismo es ciert | para la vida familiar de los habitantes de las islas Tonga. Si aplicamos ahora el principio que, segtin he indicado, funciona en estos pueblos, se seguira que la hermana del | padre ha de ser obedecida y tratada con respeto, mientras que del hermano de la madre se espera indulgencia y cari, fio. Pero existe otro factor que viene a complicar el asunto, | Si consideramos la relacién de un sobrino con su lo y th aparece el problema del sexo. En las sociedades primitivas | existe una notable diferencia en el comportamiento de uf | hombre con otros hombres y su comportamiento con las mujeres. Aventurando una ver més una férmula, podemos ff) vosotros. Todo lo que puedo hacer es subrayar ciertas lineas decir que en general un grado considerable de familiaridad fp, de estudio que creo que proporcionaran tal verificacion, se permite, en sociedades como la bathonga, unicamente|p Lo primero y mas obvio es estudiar con cetalle el com. entte personas del mismo sexo, Un hombre ha de tratar af, portamiento del hijo de la hermana y del hermano de la Sus parientes femeninos con mayor respeto que a sus pa J) madre entre si_en las sociedades matriarcales. Por desgra- rientes masculinos. En consecuencia, el sobrino ha de tra J) cia, no contamos prdcticamente con ninguna informacién tar a la hermana de su padre incluso con mayor respeto sobre el tema, en cuanto a Africa, y con muy poca de otras que a su propio padre. (Y exactamente del mismo modo, | partes del mundo. Ademés existen algunas ideas falsas res- debido al principio de respeto a los mayores o ancianos, un [¥ pecto a la distincién de las sociedades en matriarcales y 30 F ralelas respecto a la hermana del padre. Esto nos lleva, sin embargo, no al final sino al principio de nuestro andlisis. Es bastante simple inventar hipétesis, Lo realmente im- ‘cil empieza cuando iniciamos su verificacién Ei Me resultaré i:aposible, en el breve tiempo disponible, hacer intento alguno de verificar la hipdtesis. La he expuesto ante au pattiarcales, Jo cual exige una aclaracién antes de seguir adelante En todas las sociedades, primitivas o avanzadas, el pa- rentesco es forzosamente bilateral. El individuo se relacio- na con ciertas personas a.través de su padre, y con otras a través de su madre, y el sistema de parentesco de la so- ciedad se basa en lo que debe ser el cardcter de sus rela- Giones con sus parientes paternos-y sus parientes maternos respectivamente, Pero la sociedad tiende a dividirse en seg- mentos (grupos locales, linajes, clanes, etc.), y cuando se acepia el principio hereditario, como sucede en la mayoria de los casos, como medio de determinar la pertenencia a tun segmento, se hace necesario elegir entre descendencia paerna o materna. Cuando la sociedad se divide en grupos Toa la norma de que los hijos pertenecen al grupo del pa- fire, tenemos descendencia patrilineal, mientras que si los hhilos pertenecen siempre al grupo de la madre, la descen- dencia es matrilineal. Existe, por desgracia, gran libertad en el uso de los tér- minos «matriarcale y «patriarcal», y por tal razén muchos antropélogos los rechazan, Antes de usarlos, pues, hemos Ge definirlos exactamente. Puede denominarse patriarcal una Jedad cuando la descendencia es patrilineal (es decir, los hhijos pertenecen al grupo del padre}, el matrimonio es pa” tillocal (es decir, la mujer se traslada al grupo local del marido), la herencia (de la propiedad) y la sucesion (del tengo) se transmiten’ por linea masculina y la familia se rige por el sistema de la patria potestad (es slecir, que la autoridad sobre todos los miembros de la misma es ejercida por el padre o sus parientes). Por otro lado, puede deno- Ininarse matriarcal una sociedad en la cual descendencia, he- rencia y sucesiOn se transmiten por linea femenina, el ma- trimonio es matrilocal (el marido se traslada a casa de su jnujer) y la autoridad sobre los hijos es ejercida por los rarientes de la madre. Si se acepia la definicién de estos términos opuestos, re- sulta evidente que gran mimero de sociedades primitivas no Son matriarcales ni patriarcales, aunque algunas puedan in- dinarse a wn lado, y otras hacia el otro. Ast, si observamos fee tribus de Australia oriental, de las que se habla a veces como matriarcales, veremos que el matrimonio es patrilo- fal, ya que la pertenencia al grupo local se hereda por i 2 ca maceutina, a autoridad sobre los hijos se halla prine cipalmente en manos del padre y de sus hermanos, la pro- piedad (lo que existe de ésta) se transmite’ principalmente por linea masculina, mientras que no existe problema de sucesién, ya que el rango no se reconoce, La tinica institucién matrilineal es la descendencia del grupo totémico, que va a través de la madre; de modo que estas tribus, lejos de ser matriarcales, se inclinan més bien al lado patriarcal. Entre ellos el parentesco es totalmente bilateral, pero para la ma- yoria de los fines es mas importante el parentesco paterno Que el materno. Existen, por ejemplo, pruebas de que la Obligacién de vengar a wn muerto recae en los parientes por linea masculina mas que sobre los de la linea femerina. Hallamos un interesante ejemplo de bilateralismo (si asi puede Hamarse) en Sudafrica, en la tribu ovaherero, Los hechos no estan totalmente comprobados, pero parece ser que esta tribu esta subdividida en dos series de segmentos que se entrecruzan, Para uno de estos grupos (crraanda) Ia descendencia es matrilineal, mientras que para el otro (otuzo) es patrilineal. Un nifo pertenece a la eanda de su madre y hereda el ganado de los hermanos de su madre, pero pertenece al ortizo de su padre y hereda sus espiritus ances: rales, La autoridad sobre los hijos parece que se halla en manos del padre y de sus hermanos y hermanas. Espero que ahora esté claro que la distincidn entre so ciedades patriarcales y matriarcales no es una distincién ab- soluta, sino relativa. Incluso en la sociedad mds profunda- mente patriarcal se concede cierta importancia social al pa- Fentesco a través de Ia madre; y a la inversa, en las socie- ades més radicalmente matriarcales, el padre y sus parien tes tienen siempre alguna importancia en la vida del indi- viduo. En el sudeste africano tenemos un grupo de tribus que se inclinan manifiestamente al patriarcado, tanto que de hecho podemos hablar de ellas justificadamente como pa- triareales, La descendencia del grupo social, la herencia de Ja propiedad, la, sucesién a la jefatura, todo funciona por linea masculina; el matrimonio es patrilocal y la autoridad familiar es fuertemente patripotestativa. En el norte de ‘Africa, en Kenia y en los paises limitrofes, hay otro grupo ide pueblos fuertemente patriarcales, algunos de idioma ban- i y otros nildticos © hamiticos. Entre estas dos regiones patrinrcales existe una faja de pueblos que se extienden de Bate a Oeste sobre el nivel de Nyasalandia y Rhodesia det 3B Norte, cuyas instituciones son tendencialmente matriarcales. La descendencia det grupo social, 1a herencia de la pro: piedad y la sucesién al mando o jefatura se transmiten por linea femenina. En algunas de las tribus el matrimonio pa- rece ser matrilocal, sino permanentemente, al menos ‘de modo. temporal, es decir, que un hombre casado ha de vivir-con el pueblo de su mujer Si queremos comprender algunos temas, como el tratado aqui, necesitamos urgentemente informacion sobre: estos pueblos y sus cosiumbres. Tenemos una deseripein media- namente completa de una tribu de esta regi6n, en el traba- jo de Smith y Dale (The Iaspeaking People of Northern Rhodesia, 1920), Por desgracia, sobre la mayorla de los pun- tos de que ahora estamos tratando la informacion es escasa y muy incompleta, Hay, sin embargo, dos puntos que qui- Siera exponer. Se refiere el primero a la conducta del her- inano de la madre con respecto al hijo de su hermana. Se nos dice que «el hermano ue la madre es un personaje de gran importancia; con un poder incluso sobre ta vida y la muerte de sus sobrinos y sobrinas que ninguna otra rela- cidn, ni siquiera la de los padres, tiene; ha de ser consi derado incluso por encima del padre. Esto es avunculi po _testas, que entre los baila es mas que patria otestas Para relétit al hermano de la madre es habitual usar un titulo | honorifico dado a las personas mas respetadas» (op. cit., vo- lumen I, p. 230). Este tipo de relacién entre el hermano de Ja madre y el hijo de la hermana es evidentemente la que cabe esperar en una sociedad profundamente matriarcal. Pero, entonces, considerando la teoria de Junod, ¢cémo po- demés explicar el cambio que ha de haberse producido desde este tipo de relacién hasta Ja que existe actualmente entre los bathonga’ Esto me lleva a otro punto que no sera posible discutir con detenimiento, pero que tiene un importante peso en esta demostracion, Hemos estado considerando Ja relacién del hijo de la hermana con el hermano de su madre; mas para llegar a una explicacion realmente concluyente, he- mos de estudiar también el comportamiento de un hombre con respecto a Jos demas parientes por parte de su madre ¥ con el grupo materno como un todo, Aciualmente en. las jslas Tonga la relacién peculiar entre el hijo de la hermana y el hermano de la madre existe también entre el hijo de ia hija y el padre de su madre, El hijo de Ja hija ha de ser 34 honrado por su abuelo. Es «un jefe» para él. Puede tomar la propiedad de su abuelo y puede levarse la ofrenda que ‘su abuelo hace a los dioses en una ceremonia kava. El padre de la madre y el hermano de la madre son objeto de las mismas normas de comportamiento, de Jas cuales el rasgo Gestacado es la indulgencia por un lado y la libertad que se permite por otro. Actualmente existen pruebas de que lo mismo ocurre entre los bathonga, pero también en este caso earecemos de la informacién completa que necesitamos, Ju: nod escribe que un abuelo «es mas indulgente con los hijos de su hija que con los de su hijo» (op. cit, p. 227). A este respecto es significativa la costumbre de llamar kokwana (abuelo) al hermano de la madre. Hay algo que parece imposible explicar con la teoria de Junod. En una sociedad profundamente matriarcal el pa- fare de la madre no pertenece al mismo grupo que su nie- to, su propiedad no puede ser heredada, ni ejerce autori- dad. No puede darse explicacién satistactoria alguna de las libertades permitidas con el hermano de la madre, a menos que tal explicacion aclare a la vez las libertades similares hacia el padre de Ia madre que hallamos en Polinesia y, al parecer, en cierto grado, en Sudatrica, Tal explicacion no la proporciona, ni puede hacerlo, la teorla de Junod. Pero en la hipétesis que he adelantado, el asunto resulta bastante simple, En la sociedad primitiva hay una tenden- cia fuertemente marcada a absorber al individuo en el grupo al que él o ella pertenece. El resultado de Jo cual, con rela- cién al parentesco, es a tendencia a extender a todos los miembros de! grupo un cierto tipo de comportamiento que tiene su origen en la relacién con un miemdro particular del grupo. Asi, en la tribu bathonga la tendencia seria ex tender a todos los miembros del grupo de la madre (familia fo linaje) una cierta norma de comtducta que se deriva de la norma especial que rige el comportamiento de un hijo para con su madre. Ya que es de su madre de quien espera carifio € indulgencia, espera el mismo’ trato de toda la gente que pertenece al grapo de su madre, es decir, de todos sus pa- Tientes materns, Por otro lado, a sus parientes paternos debe respeto y obediencia, Asi, pues, las normas que surgen de la relacién con el padre y con la madre se generalizan y extienden hacia todos los parientes de ambas partes, Creo que si tuviera tiempo podria demostraros de modo bastante concluyente que éste es realmente el principio que rige las 35

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