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Psicologia Conductual, Vol. 1, N° 1, 1993, pp. 145-155 CORRELATOS MOTIVACIONALES Y DE PERSONALIDAD DE LA REACTANCIA PSICOLOGICA E IMPLICACIONES PARA LA TERAPIA COGNITIVA' E. Thomas Dowd? Kent State University Resumen La resistencia, como fenémeno psicolagico, ha intrigado y desconcertado a los Psicdlogos desde la época de Sigmund Freud. Por qué parecen resistirse, delibera- damente o no, los pacientes a la misma persona, el terapeuta, que estd intentando ayudarles y, al hacer esto, socavan el proceso mismo que se ha disefiado para ayu- darles a alcanzar sus objetivos? Este articulo describe el fendmeno de la resistencia desde una serie de perspectivas tedricas y presenta el inicio de una teorfa cognitiva de la resistencia, asi como la de su pariente intimo, la reactancia. Se describiran in vestigaciones recientes, llevadas a cabo por el autor y colaboradores suyos, investi- Qaciones que proporcionan una base empirica para esta teoria. Finalmente, se dis- Cutiran las implicaciones para la practica de la terapia de conducta y la ‘terapia cognitiva, incluyendo técnicas titiles PALABRAS CLAVE: Reactancia psicolégica, terapia cognitiva Abstract Resistance as a psychological phenomenon has both intriged and baffled psy- chologists since the days of Sigmund Freud. Why should clients, deliberately or Not, appear to resist the very person, the therapist, who is trying to help them and in so doing undermine the very process that is designed to assist them in achieving their goals? This article will describe the phenomena of resistance from a variety of theoretical perspectives and present the beginnings of a cognitive theory of resis- tance, as well as its close relative, reactance. Recent research conducted by the author and his colleagues will then be described which provides an empirical basis for this theory. Finally, implications for the practice of cognitive and behavior the- rapy, including useful techniques, will be discussed Kev worps: Psychological reactance, Cognitive psychotherapy. La resistencia, como fendmeno psicoldgico, ha intrigado y desconcertado a los psiclogos desde la época de Sigmund Freud. ;Por qué parecen resistirse, delibera- * Articulo traducido y adaptado por V E Caballo. ? Correspondencia: €. Thomas Dowd, Kent State University, Kent, Ohio, 44242, US.A, 146 cowD damente o no, los pacientes a la misma persona, el terapeuta, que esta intentando ayudarles y, al hacer esto, socavan el proceso mismo que se ha disefiado para ayu- darles a alcanzar sus objetivos? ¢Por qué parece que los pacientes sabotean sus mejores esfuerzos incluso cuando buscan ayuda para superar sus problemas psico- légicos? Estas actuaciones aparentemente paraddjicas se han constituido en la fuente de una gran especulacién por parte de los terapeutas de muchas orientacio- nes teéricas diferentes. Este articulo describira el fenémeno de la resistencia desde una serie de perspectivas tedricas y presentaré el inicio de una teoria cognitiva de la resistencia, asi como la de su pariente intimo, la reactancia. Se describirén investiga- ciones recientes, llevadas a cabo por el autor y colaboradores suyos, investigaciones que proporcionan una base empirica para esta teoria. Finalmente, se discutiran las implicaciones para la practica de la terapia de conducta y la terapia cognitiva, inclu- yendo técnicas utiles. Teorias sobre la resistencia Las teorias psicodinamicas del cambio psicolégico han supuesto, generalmente, que la resistencia esta causada por conflictos inconscientes y que es una defensa psicolégica contra el conocimiento consciente de cogniciones inconscientes, repri- midas (Nemiah, 1984). Realmente, una técnica terapéutica psicodindmica funda- mental es la exploracién de estos conflictos y la desaparicién gradual de la repre- sion, de modo que los conflictos inconscientes se hagan conscientes y se alcance la tranquilidad psicolégica. Esta teoria hidraulica de la personalidad proviene de la ciencia del siglo XIX y supone que la resistencia es una expresi6n inevitable de los conflictos neuréticos. Cuanto mas sano es el individuo menos resistencia muestra La terapia de conducta o ha ignorado la resistencia 0 la ha atribuido a técnicas terapéuticas inadecuadas o inapropiadas (Jahn y Lichstein, 1980). Sin embargo, se esperaria, tedricamente, que la resistencia mediase la no adhesién a las tareas con- ductuales. Desde un punto de vista conductual, la resistencia se debe al terapeuta, en vez de a variables internas del paciente. La resistencia se ve como el resultado de técnicas terapéuticas incorrectas 0 de la pobre aplicacién de una técnica correcta Desde una perspectiva cognitivoconductual, Meichenbaum y Gilmore (1982) consi- deran a la resistencia como un rechazo a considerar datos que no confirman la pro- pia vision que uno tiene del mundo. Esta es, basicamente, un punto de vista de la resistencia desde el procesamiento de la informacion, en el sentido de que consi- dera que los individuos eliminan, de forma selectiva, los datos que no confirman sus estructuras cognitivas. Para Meichenbaum y Gilmore, un objetivo importante de la terapia consiste en animar a los pacientes a que consideren sus cogniciones como hipétesis que tienen que ser comprobadas continuamente con la realidad. La terapia cognitivoevolutiva, que tiene importantes tintes constructivistas, lleva esta perspectiva un paso mas lejos. En vez de estar basada en un modelo del proce- samiento de la informacién, se fundarenta en un modelo constructivista. Supone que el individuo organiza y construye, de forma activa, sus percepciones del mundo en sistemas significativos conocidos como esquemas cognitivos (Dowd y Seibel, 1990; Liotti, 1989). Estos esquemas constituyen marcos de organizacién cognitiva Reactancia psicolégica 147 que crean y son creados por el punto de vista idiosincrasico del individuo sobre la realidad. Con el tiempo, estos esquemas se organizan estructuralmente en niveles centrales y petiféricos y se desarrollan y diferencian por la incorporacién progresiva de nueva informacién (Liotti, 1989). Las estructuras cognitivas centrales son més re- sistentes al cambio, puesto que se encuentran implicadas estructuras fundamenta- les relativas al significado. Desde este punto de vista, la resistencia es un meca- nismo natural, sano y adaptativo que proteje a los «procesos organizativos centrales (y de aqui, a la integridad del sisterna) frente al ataque reconstructivo ré- pido © arrasadorm (Mahoney, 1988, p. 300). Seguin este punto de vista, se consi- dera que la resistencia proviene de la ocurrencia de un acontecimiento especifico que no confirma el esquema, no pudiéndose incorporar el significado de ese acon- tecimiento en la estructura existente de significados del individuo (Dowd y Seibel, 1990). Por consiguiente, la resistencia no es ni una expresién de necesidades neu. roticas, ni técnicas terapéuticas inapropiadas, ni una perversa falta de voluntad a Considerar puntos de vista alternativos. Es la expresion de la necesidad humana fundamental de proteger a las estructuras basicas relativas al significado frente a los cambios demasiado répidos y a evitar la pérdida de identidad personal en el pro- Ceso. Solo por medio de intervenciones graduales, de baja discrepancia (Claiborn y Dowd, 1985) puede el individuo acomodar lentamente nuevos datos en la estruc- tura cognitiva existente y modificarla. Intervenciones més rdpidas 0 de elevada dis- crepancia pueden dar como resultado una desorientacion y una desorganizacion cognitivas. Teorias sobre la reactancia La teoria de la reactancia psicolégica la desarrollé inicialmente Jack Brehm (1966) y fue elaborada posteriormente por Brehm y Brehm (1981). La teoria pro- one que la reactancia es una fuerza motivacional que se activa cuando se eliminan, 9 se amenaza con la eliminacién, las libertades conductuales percibidas. Esta fuerza motivacional se dirige a la restauracién de esas libertades y puede expresarse a tra- vés de una serie de formas directas o indirectas. Asi, el individuo puede realizar di- rectamente la conducta prohibida, puede observar vicariamente a los demas reali- zando la conducta prohibida, puede realizar una conducta similar a la conducta prohibida, o puede agredir a aquel que ha prohibido la conducta. Deberia sefalarse Que el individuo no tiene que realizar realmente la conducta prohibida para dismi- Nui los efectos de la reactancia, sino que sélo hace falta que perciba la libertad po- tencial de llevarla a cabo si lo desea. De este modo, la reactancia se refiere a la moti- vaci6n para el control en vez de a la motivacién para el logro (Brehm, en prensa). Dowd (1989) ha propuesto que la reactancia proviene de una motivacién para lograr © volver a obtener el control sobre uno mismo y sobre las situaciones. Esta motiva- cién podria implicar una poderosa suposicin cognitiva central de que los individuos deberian controlarse a si mismos y controlar las situaciones. Esta suposicion central puede ser especialmente potente en las culturas individualistas de Norteameérica y de Europa occidental, y la gente en estas culturas podria perturbarse profundamente Por una pérdida de control social y personal. Realmente, Dowd (1976) ha alegado 148 own que sila gente no puede establecer el control de una manera creativa y positiva, ten dera a hacerlo de formas destructivas. De esta manera, la expresion de la reactancia puede estar determinada, al menos en parte, por la pérdida percibida de control ‘Aunque la reactancia psicolégica se consideré inicialmente como una funcion de la situacién en vez de la persona, investigaciones recientes han mostrado que los individuos pueden diferir en su tendencia a expresar reactancia. {Cudles son los ori- genes evolutivos de esta reactancia caracterologica? Dowd y Seibel (1990) han inte- grado las formulaciones de Brehm y Brehm (1981) con la teorla evolutiva de Gui- dano (1987). Basico para el sentido de identidad personal que va surgiendo es el desarrollo de una autonomia flexible. Esta autonomia se ve favorecida por un nivel éptimo de reactancia. Sin autonomia no hay identidad ni tampoco reactancia. La mejor forma de desarrollar esta autonomia es que las principales figuras de apego proporcionen una aceptacién incondicional y unas separaciones seguras, mientras ofrecen, al mismo tiempo, una base segura de apoyo cuando se necesite. Se plan- tea que el uso frecuente del castigo fisico, el empleo de técnicas de control coerci- tivo en vez del razonamiento, las recompensas y los castigos inconsistentes, y una valoracién claramente critica del nifio conducen, més tarde en la vida, a un elevado nivel de reactancia. La expresion indiscriminada de la reactancia puede mantener la autonomla, pero puede que no sea efectiva para desarrollar una identidad verda- dera. El sentido de identidad de un individuo puede convertirse simplemente en el inverso de la identidad de la persona (p.¢j., una figura principal de apego) contra la que esta reaccionando el individuo, y no una verdadera identidad. Por otra parte, un individuo al que las figuras principales de apego castigaban la separacion y la autonomia o al que no proporcionaban una base segura de apoyo puede carecer del nivel necesario de reactancia para desarrollar un auténtico sentido de la autono- mia y de la identidad del adulto. Asi, tanto un nivel elevado como un nivel bajo de reactancia pueden dar como resultado un pobre sentido de identidad Un nivel moderado de reactancia psicolégica puede considerarse como una parte necesaria de un saludable sentido de autonomia e identidad, al menos en cul- turas que valoran una tradicion de control personal. Sin embargo, tanto un nivel elevado como uno bajo de reactancia puedan ser dafiinos para el sentido de identi- dad, de modo que la relacin seria curvilinea. La autonomia parece estar relacio- nada directa y linealmente con el nivel de reactancia. Dowd, Milne y Wise (1991), en el desarrollo de la Escala de Reactancia Terapéutica (Therapeutic Reactance Scale, TRS), han proporcionado evidencias tentativas para la primera relacion. En tres muestras normativas, las puntuaciones de la TRS se han distribuido segin una curva normal clasica, con medias y desviaciones esténdar similares. Puesto que los grupos normativos se componian de estudiantes universitarios de tres universidades estadounidenses, puede suponerse que los grupos se componian de individuos con una tazonable salud psicolégica que poseian un buen sentido de identidad perso- nal. Estos resultados fueron replicados por una distribucién normal similar de las puntuaciones en el Cuestionario para la Medicion de fa Reactancia Psicolagica (Fra- gebogen zur Messung der Psychologischen Reactanz, QMPR, Merz, 1983), una me- dida de reactancia similar a la TRS y desarrollada en Alemania. Los grupos normati- vos, tanto en Alemania como en los Estados Unidos, han mostrado la misma distribucién normal de las puntuaciones. Reactancia psicolégica 149 Investigaciones sobre los correlatos motivacionales y de personalidad de la reactancia. El autor y colaboradores suyos han emprendido recientemente una serie de es- tudios elaborados para determinar los correlatos motivacionales y de personalidad de la reactancia psicolégica, con el fin de construir un sistema nomolégico del con- cepto. En un estudio de regresién multiple, Dowd y Wallbrown (en prensa) obtuvie- ron la regresion de la TRS y del QMPR sobre las 22 subescalas del Inventario de In- vestigacion de la Personalidad (Personality Research Form, PRF, Jackson, 1984). El PRF es una medida de motivacién ampliamente conocida y basada en el sistema de necesidades de Henry Murray. Proporciona medidas de las 20 necesidades, asi como dos escalas de validez, Deseabilidad y Falta de frecuencia, que estan disefia- das para evaluar la deseabilidad social y el responder al azar. Dowd y Wallbrown encontraron una fuerte y significativa relacion entre el PRF y cada una de las medidas de reactancia, aunque la relacién era mas elevada para la TRS que para el QMPR. La TRS:T correlacionaba 0,71 con el PRE, mientras que el QMPR correlacionaba 0,56. Igualmente, el patron de relaciones era similar, aunque no idéntico. Las puntuaciones de la TRS eran predichas positivamente por las nece- sidades de agresién, cambio, exhibicién, autonomia, defensa, dominancia e impul- sividad, y negativamente por las necesidades de proporcionar cuidados, de afilia- cién y de rebajarse. Conjuntamente, estos resultados sugieren que la reactancia psicolégica, tal como es medida por la TRS, esta asociada con la negacion, la defen- sividad, una incapacidad para aceptar las criticas, una naturaleza controladora, enérgica y dominante, una naturaleza determinada por uno mismo, y una tenden. Cla a actuar sin tener en consideracién las consecuencias potenciales del curso de una conducta. Las puntuaciones en el QMPR eran predichas positivamente por las necesidades de defensa, agresién, autonomia e impulsividad y negativamente pre- dichas por las necesidades de apoyo y de deseabilidad social. Conjuntamente, estos resultados sugieren que la reactancia psicolégica, tal como la mide el QMPR, esta asociada con la defensividad y la rapidez a ofenderse, con la renuencia a buscar simpatia y proteccién en los demas, con no presentarse a uno mismo en términos favorables, y con la agresion, la autonomia y la impulsividad. De este modo, la per- sona que reacciona aparece como un sujeto dominante e individualista, que carece de relaciones intimas con otras personas, y que no esta dispuesto a crear una im- presién favorable en los demas. Aunque la imagen anterior tiene un claro tinte ne- gativo, estos individuos pueden ser también lideres enérgicos y efectivos en muchas situaciones. Dowd, Yesenosky, Wallbrown y Sanders (1992), en un estudio similar, hicieron la regresion de la TRS y del WMPR, de forma separada, sobre las Escalas de Concep- tos Populares del Inventario Psicolégico de California (California Psychological Inven- tory, CPI, Gough, 1987). El CPI es un inventario construido para evaluar dimensiones de la personalidad normal, del tipo que la gente emplea en la vida diaria para descri- bir su propia conducta. La TRS:T predecia algo mas de la varianza en el CP| que la QMPR, aunque no mucho més. Sin embargo, cualquiera de las dos medidas de reac- tancia explicaba menos varianza en las variables predictoras que en el estudio sobre motivacién de Dowd y Wallbrown (en prensa). La TRS:T correlacionaba 0,54 con el 150 bowD CPI, mientras que el QMPR correlacionaba 0,50. Dowd et al. (1992) encontraron que las puntuaciones de la TRS:T eran predichas positivamente por la dominancia, el «lo- gro via la independencian, la autoaceptacién y la independencia, y negativamente predichas por el autocontrol, la tolerancia, a buena impresion, el bienestar, la res~ ponsabilidad y la socializacién. Las puntaciones del QMPR eran predichas positiva- mente por la independencia y el «iogro via la independencia», y negativamente por el bienestar, la buena impresion, el autocontrol, el logro via la conformidad, la efica- cia intelectual, la responsabilidad, la socializacién y la tolerancia. Considerados con- juntamente, estos resultados indican que las caracteristicas de personalidad del indi- viduo psicolégicamente reactivo puede incluir el estar mas interesado en ser él mismo que en causar una buena impresion en los demés, el ser menos tolerante ha- cia los demas, el resistirse ante las reglas, las regulaciones y la conformidad, el ser autosuficiente y con recursos, él no preocuparse por los deberes y las obligaciones y tener dificultades para empezar las tareas, el poseer una buena opinién de si mismo, el poseer un fuerte impulso a hacerlo bien en aquellas situaciones que fomentan la iniciativa y la libertad individuales pero no en lugares con expectativas y reglas estric- tas, y el expresar, en vez de ocultar, fuertes sentimientos y opiniones. De nuevo, la imagen no es especialmente favorable, pero estos individuos pueden ser, a menudo, lideres eficaces y vigorosos. De este modo, los perfiles de personalidad y motivacio- nales de la persona reactiva parecen ser razonablemente consistentes, tanto en los dos instrumentos predictores como en los resultados tedricamente esperados. El he- cho de que el PRF, un test de necesidades motivacionales, correlacionase mas con los dos instrumentos de reactancia que en el caso del CPI, un test de personalidad, puede validar la conceptualizacién original de Jack Brehm (1966) sobre la reactancia psicolégica como una fuerza motivacional. Mallon (1992) ha construido recientemente una medida més de reactancia, de- nominada el Inventario de Tendencia a la Reactancia (Reactance Proneness Inven- tory, RP), y ha llevado a cabo una serie de estudios sobre la fiabilidad y la validez de este instrumento, asi como de la Escala de Reactancia Terapéutica (TRS) y la Es~ cala de Reactancia Psicolégica de Hong (Hong Psychological Reactance Scale, Hong y Page, 1989). Aunque habia diferencias entre escalas, los resultados segulan gene- ralmente las predicciones te6ricas. El RPI y la escala de Hong, pero no la TRS, corre- lacionaban de forma significativa con la conciencia privada de uno mismo. La TRS correlacionaba significativamente con una medida de la actividad relacionada con la conducta Tipo A. El RPI y la TRS correlacionaban significativamente con un locus de control externo. La escala de la necesidad de autonomia, del PRF, correlacionaba con las tres medidas, mientras que el deseo de control estaba correlacionado con la TRS y la escala de Hong. La TRS estaba negativamente correlacionada con la necesi- dad de rebajarse, de! RPI. EI RPI y la escala de Hong correlacionaban negativamente con la autoestima. Mallon (1992) afirmé que la TRS segula mas de cerca las predic- ciones tedricas de las correlaciones con las medidas de personalidad, ya que se en- contraron siete de las nueve correlaciones significativas hipotetizadas. La relacion de la reactancia psicolégica con el locus de control es una relacién interesante que necesita de una mayor discusién. Los estudios iniciales (Brehm y Brehm, 1981) mostraban una relacién entre la reactancia y un locus de control in- terno. Estudios més recientes, utilizando medidas de lapiz y papel sobre la reactan- Reactancia psicolégica 151 cia, han mostrado una relacién entre la reactancia y un locus de control externo (Mallon, 1992; Morgan, 1986). Esta confusion no se ha resuelto todavia Los tres instrumentos mostraron distintas correlaciones con varios indices de conductas problema. La TRS y la escala de Hong correlacionaban de forma signifi- cativa con el numero de veces que un individuo tenia problemas con el jefe, mien- tras que las tres escalas correlacionaban con el numero de veces que el individuo Consumia mas de cinco bebidas alcohdlicas en los Ultimos dos meses. La TRS yel RPI correlacionaban con el numero de cigarrillos fumados durante la Ultima se- mana. Mientras que los patrones de las correlaciones con las conductas problemas no son elevados, puesto que sdlo se encontraron siete de las veintisiete relaciones hipotetizadas, todas las diferencias significativas se encontraban en la direcci6n teo- ricamente esperada Algunas cuestiones siguen sin ser contestadas. Por ejemplo, zcomo afecta la Presencia de uno o mas miembros reactivos al ajuste y a la satisfaccién de la pa- reja?, ecémo correlaciona la reactancia con medidas de personalidad més desvia- das, como el Inventario Multifasico de Personalidad de Minnesota (Minnesota: Mul- tiphasic Personality Inventory) y el inventario Clinico Multiaxial de Millon (Millon Clinical Multiaxial inventory)? Algunos aspectos del estilo de personalidad con reac- tancia parecen similares al trastorno antisocial de la personalidad (p.ej., baja ¢ociali- 2acion, baja responsabilidad, bajo autocontrol) y al trastorno narcisista de la perso- nalidad (p.ej., poco interés por causar una buena impresién, elevada aceptacion de uno mismo, baja tolerancia). ¢Por qué la reactancia correlaciona tanto con la inter- nalidad como con la externalidad? También es interesante considerar las implicacio- nes del estilo de personalidad con reactancia Para distintas situaciones interperso- ales. Aquellas situaciones que requieren de cooperacién pueden ser especialmente problematicas para la persona con reactancia. Graybar, Antonnucio, Boutilier y Var- ble (1989) encontraron que era menos probable que los individuos con reactancia siguieran el consejo de un médico, para que dejaran de fumar, si tenia un tono ne- gativo. Sin embargo, Swobodo, Dowd y Wise (1990) y Tracey, Ellickson y Sherry (1989) concluyeron, de forma tentativa, que la reactancia (o al menos su expresién) Puede no ser tenida en cuenta en situaciones que impliquen un elevado nivel de amenaza. Presuntamente incluso los individuos con reactancia puede que no la ex- presen en ciertas situaciones. Nuestro grupo esta actualmente planificando la inves- tigacion de éste y otros temas Implicaciones para la terapia cognitiva A partir de la descripcién anterior del individuo con reactancia, puede verse que a menudo sera dificil trabajar con él en terapia. Debido a que la Terapia Cognitiva emplea el modelo del «empirismo en colaboracion» (Freeman, Pretzer, Fleming y Si- mon, 1990), los pacientes con reactancia pueden plantear dificultades especiales Pueden tender a oponerse a los intentos que impliquen su colaboraci6n en las ta~ reas terapéuticas, incluso cuando esa implicacién sea en su propio interés. En reali- dad, un constructo cognitivo central de la persona con reactancia pareceria ser, «Tengo que oponetme a ti para ser yo!» Brehm (en prensa) ha afirmado que el 152 bowD ejercicio de la autonomia implica, paradéjicamente, el renunciar a la libertad de re- chazar la alternativa preferida. Esto puede constituir la base para el fendmeno sefia~ lado a menudo de los pacientes que jsabotean las intervenciones mismas disefiadas para alcanzar sus objetivos! Asi, el mantener un fuerte sentido de autonomia, do- Thinancia e independencia puede ser necesario para su propia identidad, pero puede obstaculizar el progreso terapéutico. El incorporar nueva informacion sobre si mismo durante la terapia, especialmente informacion muy discrepante, es dificil Hay que recordar la sugerencia anterior de que la reactancia puede relacionarse de forma curvilinea con la identidad y linealmente con la autonomia. De este modo, puede ser necesario un cierto nivel de reactancia para implicarse de manera eficaz en el proceso de colaboracion de la Terapia Cognitiva. Aunque los pacientes con una reactancia optima tienen una capacidad relativamente flexible para asimilar nueva informacion sobre si mismos en las estructuras cognitivas existentes, los pa~ cientes con una elevada reactancia pueden poseer un mecanismo poco desarro- liado para la asimilacion de nueva informacién. Por el contrario, su sentido de iden- tidad depende de la resistencia a la influencia externa, puesto que la nueva informacion se percibe como «no yo» y les produce un profundo temor. Por consi- guiente, cuanto més intenta el terapeuta cognitivo examinar, en colaboracién con el paciente, {a evidencia para varias distorsiones cognitivas, mas puede oponerse el paciente con reactancia a esos esfuerzos, en especial al tener poca necesidad de agradar al terapeuta o de ocultar los fuertes sentimientos negativos. Varias intervenciones terapéuticas pueden ayudar al terapeuta cognitivo a tra- bajar con éxito con los pacientes de elevada reactancia. Primero, hasta el grado en que sea posible, se deberia pedir a los pacientes que tomasen el mando en el des- arrollo de sus propios objetivos y en generar sus propias tareas para alcanzar esos objetivos. Por consiguiente, el terapeuta puede adoptar una posicion que sea me- nos directiva € inquisitiva de lo que suele ser normal en la terapia cognitiva, donde el énfasis se ha puesto generalmente en una posicion activa y directiva del tera~ peuta, De esta forma, el paciente tiene poco frente a lo que reaccionar y puede in- corporar gradualmente nueva informacion en la estructura cognitiva existente, sin una amenaza excesiva para la propia identidad. Desde una posicién cognitivoevolu- tiva, Mahoney (1991) se ha referido a la naturaleza autoprotectora sana y normal de la resistencia y ha defendido que el terapeuta se mueva lentamente para provo- car el cambio cognitivo, especialmente el que implica a los constructos cognitivos centrales. Mahoney (1991) y Dowd y Courchaine (1992) alegan que el aprendizaje implicito, mas antiguo filogenéticamente, incluido en los constructos cognitivos centrales es mas profundo y mas resistente al cambio que el aprendizaje explicito posterior, mas periférico. Asi, se deberia esperar una mayor resistencia/reactancia precisamente cuando estan implicados estos constructos centrales. Segundo, puede que el terapeuta cognitivo desee fomentar el aprendizaje por uno mismo, tanto como sea posible, pidiendo al paciente que desarrolle experi- mentos conductuales alternativos y luego reflexione sobre los resultados. El pa- ciente deberia encargarse del disefio de las tareas y de la reflexion posterior, con el - fin de evitar la activacién de reactancia no apropiada. La tarea del terapeuta con- siste en guiar el pensamiento del paciente por medio de preguntas sutiles y apro- piadas. Esta técnica constituye ya una parte del repertorio del terapeuta cognitivo Reactancia psicolégica 153 (Freeman et al., 1990), pero deberia ser dirigida por el paciente, en vez de dirigida por el terapeuta Tercero, el terapeuta cognitivo puede utilizar lo que se ha denominado técnicas de utilizacion. Estas técnicas fueron desarrolladas originalmente dentro del contexto de la hipnoterapia por Milton Erickson. En esencia, utilizan la conducta ya existente en el paciente al servicio del cambio conductual y cognitivo, y se evita asf el reto di- recto al paciente para que cambie (Dowd y Swoboda, 1984). Goldfried y Davison (1976) han hablado sobre la aplicacién de las técnicas de utilizacién dentro del con- texto de la terapia de conducta, como una manera de vencer la resistencia del pa- ciente. Por ejemplo, el terapeuta puede observar a un paciente en accion e indicar que esa conducta es una sefial de que el paciente esta realizando progresos tera- péuticos. Asi, cualquier conducta del paciente se interpreta como una sefal de progreso. O bien, el terapeuta puede pedir al paciente que tome nota de algo im- portante durante la semana siguiente (sin especificar qué), basandonos en la ‘Supo: sici6n de que el paciente se dara cuenta de algo que sea significativo e importante. El terapeuta puede pedir también al paciente que vigile una determinada conducta problematica, sin pedirle que intente cambiar, obteniendo beneficios del hecho de que es probable que este ejercicio produzca un cambio reactivo en la conducta. Por medio de éstas y otras técnicas parecidas, se deja al paciente con poco o nada con- tra lo que reaccionar. Cuarto, el terapeuta cognitivo puede emplear, juiciosamente, una o mas inter- venciones paraddjicas. Originalmente, Beck y sus colaboradores defendieron que no se emplearan estas técnicas, ya que temian que estropearan el proceso de cola- boraci6n terapéutica (Freeman et al., 1990). Sin embargo, especialmente si se com- parte con el paciente una explicacién razonada de estas intervenciones, eso no tiene por qué ocurrir necesariamente. Aunque originalmente se pensd que el com- partir la explicacién con el paciente haria que la técnica perdiese su eficacia, la in- vestigaci6n y los informes posteriores han indicado que eso no tiene que ocurrir ne- cesariamente (p.ej., Boettcher y Dowd, 1988; Kirmayer, 1990). Se ha hipotetizado que las intervenciones paraddjicas basadas en el desafio son especialmente eficaces con los pacientes con reactancia (Dowd y Trutt, 1988) y Ia investigacién ha indicado que esto puede ser asi (Dowd, Hughes, Brockbank, Halpain, Seibel y Seibel, 1988; Shoham-Salomon, Avner y Neeman, 1989). Esas intervenciones incluyen la prescrio- cién del sintoma, donde se hace que el paciente aumente la conducta problema; el contenerse, donde se hace que el paciente no intente cambiar la conducta pro- blema 0 que vaya més lento de lo que inicialmente deseaba, y el posicionamiento, donde el terapeuta esta de acuerdo con la visién negativa inicial de uno mismo por Parte del paciente. Descripciones mas detalladas de estas técnicas y de su empleo apropiado pueden encontrarse en distintas fuentes. Quinto, las sugestiones hipndticas, especialmente la variedad mas indirecta, pueden emplearse para sobrepasar la resistencia/reactancia consciente. Dowd (en prensa) ha alegado que las sugestiones hipndticas indirectas pueden ser especial- mente eficaces para modificar los esquemas implicitos perturbados que son estable- cidos normalmente en los primeros afios de la vida. Puesto que estos esquemas se forman en una etapa preverbal de desarrollo, no se pueden verbalizar en épocas mas tardias de la vida y, por consiguiente, son especialmente resistentes al cambio 154 bowo El enfoque hipnoterapéutico de Milton Erickson depende también de la capacidad de sugestiones indirectas para sobrepasar la resistencia consciente (p.ej., Erickson y Rossi, 1979). Existe una amplia variedad de excelentes libros sobre hipnoterapia y el lector deberia consultarlos antes de intentar emplear la hipnosis con los pacientes. Quizds se deberian mencionar las técnicas de terapia cognitiva elaboradas para el paciente con una reactancia anormalmente baja. Mientras que la persona con una elevada reactancia puede tener una baja identidad y una alta autonomia, el pa- ciente con una muy baja reactancia puede tener también bajas las dos caracteristi- cas. Por consiguiente, la primera tarea del terapeuta cognitivo podria ser fomentar un mayor aumento de la identidad, la autonomia y la reactancia. El entrenamiento asertivo, el aumento de la conciencia, la terapia diseniada para mejorar el desarrollo y la diferenciacién, el entrenamiento en habilidades sociales y la terapia cognitiva en grupo pueden ser todos ellos atiles Referencias Boettcher, L.L. y Dowd, ET. (1988). Comparison of rationales in symptom prescription. Jour- nal of Cognitive Psychotherapy: An International Quarterly, 2, 179-196 Brehm, J.W. (1966). A theory of psychological reactance. Nueva York: Acadernic. Brehm, S.S. y Brehm, J W. (1981). Psychological reactance: A theory of freedom and control. Nueva York: Academic Press. Brehm, JW. (en prensa). 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