Ricardo Rodriguez Ponte’
El Banquete de Lacan: una puntuaci6n
de la primera parte del Seminario
sobre la Transferencia
Estas notas apuntan a paliar de algiin modo la demora en
Jadesgrabacién de las reuniones del seminario que llevo adelante
este ano: El Seminario «La Transferencia». Una introduccién.
Pretenden gualmenteproporcionara los partcipantes del mis-
mo una guia de lectura de las 11 primeras reuniones de ese
Seminario de Lacan. No esta excluido que afiadamos mas
adelante las referencias con las que el propio Lacan wuelve a su
comentario del Banquete de PlatOn en las siguientes clases del
mismo Seminario, asf como en tal o cual otro Seminario, por
ejemplo en la clase 24 del Seminario sobre La identificacion, 0
en tal o cual escrito, por ejemplo al final de «Subversion del
sujetoy dialéctica del deseo endl inconsciente reudianoe. Tam-
poco esté excluido que algin participante de mi seminario haga
suyo el proyecto de completar, comentar, incluso discutir, es-
tas notas nécesariamente fragmentarias y aproximativas.
‘Tanto una sumaria como una exhaustiva confrontacién de
Ia lectura que efectia Lacan de este didlogo de Platén con las
traduccienes y comentarios del mismo realizados por los “es-
pecialistas”, vuelve evidente la justificacién del titulo que le he
dado a estas notas: la lectura lacaniana destaca aspectos que
nadie habja destacado antes, como el término y la funci6n del
agalma 0 la funcién deictica del hipo de Arist6fanes cuando se
Jo encadena a los juegos de palabras a propésito del nombre y
discurso de Pausanias, as{ como el sentido “a contrapelo” entre
los enunciados manifiestos de los discursos sostenidos en el
texto de Platén por sus protagonistas visibles y la mas que
verosimil posicién enunciativa de este dltimo a la luz ‘de los
varios deicticos que Lacan fue sabiendo detectar. El banquete
de Lacan, seguramente, no es, no podria ser, no habria interés
Picanalista, analista membro da Escola Freudiana de Buenos Aiees236 Filosofia e Psicandise
en gue lo fuera, El banquete de Platén; pero tampoco es el de
sus muchos comentadores, al que su singularidad, si no su
intencign manifiesta — interrogar qué puede y debe ser el deseo
del analista — , vuelve conjunto.
A continuacién sefialaré, clase por clase — cada una de éstas
indicada con un numero romano ~ , aquellos puntos que a mi
entender llevan # la tesis més 0 menos final relativa alo que El
banquete de Plat6n, segin Lacan, nos puede ensehar respecto
del amor en su relaci6n con el deseo y, mis alls, con el deseo del
analista, dejando de lado lo que en ¢stas 11 primeras clases del
Seminario, a pesar de su indudable interés, no apunte decidida-
mente a esto.
I. En el comienzo era el amor
1.1 - Hablar de disparidad subjetiva de la transferencia
apunta a cuestionar que la nocién de intersubjetividad pueda
‘or si sola suministrar el marco en el cual se inscribe el
jendmeno, y acalificar lo que la transferencia contiene de esen-
cialmente impar. No se trata meramente de una disimetrfa entre
los sujetos en juego en la mal llamada “situaci6n” analitica,
puesto que ~ lo veremos més adelante ~ lo que apunta el deseo
en el trasfondo de la relacién de amor, es a un objeto.
1.2 - Atendiendo a lo que vendra después, conviene
también puntualizar las reiteradas referencias al “exnibilo propio
de toda creacién” en su “intimo enlace con la evocacién de la
palabra”. El contexto previo de esta referencia, asf como el de
su fntimo enlace con la objecién a la idea del Soberano Bien
platénico como meta del eros, se localizara en el Seminario an-
terior, sobre La ética del psicoandlisis. Tgualmente, para las
también reiteradas referencias al entre-dos-muertes y a la fun-
cidn de barrera constituida por la bellezs. Podemos adelantar
que la belleza tendra su funcién aparente en la dialéctica
socritica del Banguete, pero también que el discurso de Alcibi-
ades aportaréaal respecto una interesante vuelta de tuerca. En el
mismo orden de ideas, podemos considerar como ya adquirido
que el dominio de Eros llega infinitamente mis lejos que
cualquier campo que pueda cubrir el Bien, asi como que forma
parte del discurso corriente que la accién del analista no debe
tener como térmiino el bien del paciente, sino precisamente su
eros.EI Banguete de Lacan 2
1.3 ~ El secreto de Sécrates estard detrés de todo lo que
dirg Lacan este aio de la transferencia, En principio, este secre~
to tiene que ver con la diferencia entre el amado y el amante,
que Sécrates sabria reconocer,
1.4~Larelacién analitica, en su fondo, supone el hecho de
aislarse con otro para ensefiarle lo que le falta. Ahora bien, por
la navuraleza de la transferencia, lo que le falta, va a aprenderlo
en tanto que amante
Il. Decorado y personajes
11.1 ~Sécrates es el primero que ha amado a Alcibiades, es
su proto-erastés. Dada esta condicicn previa, una pregunta per-
tinente sera por los esfuerzos de seduccidn que éste, segin
confesaré al final del dislogo, ha ejercido en relacién al prime-
ro: si ya se sabfa amado por Sécrates, épor qué su insistencia en
que &te se lo manifestara, que ie diera un signo de este deseo?
TL2 - Alrededor de la irrupcién de Alcibiades ~ segin
Lacan, quien al respecto se distingue de todos los comentadores
del Banquete ~ gira todo aquello de lo que se trata en El ban-
auee, Por otra partes es ahi que se escarecerd mis profunda-
‘mente, no tanto la cuesti6n de la naturaleza del amor, como la
cuestidn de su relaci6n con la transferencia. Los sucesivos dis-
gursos previos recibirn el golpe de su articulacién con la
irrupcién de Alcibiades y su asombrosa confesién. La propuesta
=no muy argumentada por Lacan, en verdad —es la de conside-
rarel texto de El banguete como una especie de relato de sesiones
sicoanaliticas. La de Alcibiades seria la irrupcién de la vida en
Eriblectica de los discursos.
11.3 - En la sociedad griega antigua, las mujeres tenjan en
el amor el rol activo.
114 - El “amor griego” permite captar una articulacion
elidida en lo que hay de demasiado complicado en el amor con
las mujeres. Nos permite desprender en la relacién del amor
dos partenaires enlo neuteo el erastésy el erdmencs. El amante
como sujeto del deseo, y el amado como aquel que, en esa pareja,
es el tinico en tener alguna cosa, Lo que fleva a la pregunta por
silo que tiene el erdmenos tiene alguna relacién con aquello de
lo que el sujeto del deseo carece [¢f 11.7].Ba Filosofia ¢ Psicandlise
IL5—Elamores un sentimiento cémico. Por lo que sabe-
mos de Seminario anteriores, por lo que podemos adelantar
de este, esta afirmacién se esclarecera por la articulacién del
deseo con la funcién del falo.
11.6 El amor es dar lo que no se tiene.
IL7~ Los efectos del lenguaje sobre el sujeto nos levan a
Ianocién del deseo en tanto que deseo de otra cosa; no obstante,
el deseo se fija ante algo. La dialéctica del amor de Sécrates nos
lievard a ese momento de bascula donde, de la conjuncién del
deseo con su objeto en tanto que inadecuado, debe surgir esa
significacién que se llama el amor.
III. La metéfora del amor (Fedro)
III.1 - E] problema del amor nos interesa en tanto va a
permitirnos comprender lo que sucede en la transferencia De
Alltel interés de distinguir las posiciones del erastés y del
erémenos en la pareja amorosa, como articulacidn esencial del
problema del ainor
TIL.2~Con quienes nos son mas préximos, uno no hace
mis que dar vueltas alrededor del fantasma que sustituye a su
ser verdadero. Ahora bien, este ser, que de todos modos se tra-
tade alcanzar por los caminos del deseo, es el propio. En parte,
esto podria estar ilustrado, en el discurso de Fedro, por lo que
cuenta a propésito de Orfeo, a saber, la diferencia que hay en-
tre el objeto de nuestro amor en tanto que lo recubren nuestros
fantasmas, yl set del otro, en tanto que el amor se interroga
para saber silo puede alcanzar. Es a ese ser del otro que Alces-
tes se sustituye en la muerte. Se trata de una sustituci6n, pero
no es la metdfora que nos interesa lef II1.6]
TIL3- Ena relacin de amor (deseo) el otro noes sujeto,
es objeto, y esto, como se vera mas adelante en el Seminario,
no es lo peor para el otro (peor para él es hacer de él un sujeto).
‘Anticipo de fa nocién de agalma: imdgenes cuyo exterior re
presentaba Un sdtiro o un sileno, conteniendo en su intecior
cosas preciosas”. Es la comparacion que hars Alkibfades de
Socrates, A esto tenderé finalmente nuvstra pregunta, a partir
de uma interrogaci6n por lo que el fenémeno de la transferencia
se presume que imita al maximo, hasta confundirse con él: el
7EL Banquere de Lacan 239
1114 Quien vaal encuentro de un anatista lo hace por
principio de la suposicién de que no sabe lo que tiene, yah
esta la implicacién del inconsciente: un “él no sabe” fun-
damental. Ahora bien, si lo que lo trae al comienzo es un “no
sabe lo que tiene”, al final del andlisis encontraré no un tener,
sino una falta. Consideremos este saber, 0 no saber, en térmi-
nos de la pareja amorosa:
IILS - Lo que caracteriza al erastés, al amante, es
esencialmente lo quele falta (es el sujeto del deseo), pero como
analistas afiadimos: él no sabe lo que le falta (este no saber
resulta del inconsciente). Por otra parte, el erdmenos, el objeto
amado, no sabe lo que tiene, 10 que tiene oculto, y que
constituye su atractivo; lo que tiene es llamado a revelarse en
larelacién de amor. Ahora bien, no hay coincidencia entre los
términos: lo que le falta al erastés no es ese “lo que tiene” que
esti oculto en el erémenos. Ahi esta todo el problema del amor.
W116 ~ El amor como significacién es una metéfora, es decis,
una sustitucién: es en tanto que la funcién del evastés, del que
ama, en tanto que es el sujeto de la falta, viene al lugar, se
sustituye a la funcién del erdmenos, el objeto amado, que se
produce la significacién del amor. El sentido de esta metafora,
para Lacan, est indicado por la referencia a Aquiles, y no a
Alcestes, en el discurso de Fedro: Aquiles, el amado, s¢ com-
.orta como se esperaria que se comportara el amante. Ahi esta
a significaci6n del amor: el erdmenos deviene erastés. Al pasar,
esto introduce la observacién de que en la pareja erética es del
lado del amante, sujeto de la falta, que se encuentra la activi-
dad, lo que, trasiadado a la pareja heterosexual, lleva a esto: es
del lado de la mujer que estéala vez la falta y también, por eso,
laactividad. Del lado del amado esti el objeto.
IIL? ~ Los dioses pertenecen a lo real, es un modo de
revelacién de lo real. La filosofia, el cristianismo (y la ciencia)
llevan a que las revelaciones que el hombre encontraba en lo
real fuera a buscarlas en el logos, es decir en el nivel de una
articulacién significante. Era la exigencia de Sécrates: pasar de
la doxa a la episteme.m0. Filosofia e Psicandlise
IV. La psicologia del rico (Pausanias)
IV.1—A ha pareja de la intersubjetivided, en la que el otro
es otro sujeto, Lacan opone la pareja erastés-erdmenos, que nos
propone otra aprehensién del otro, en funcién del deseo. El
ser del otro en el deseo no es un sujeto, el oro en tanto que
apuntado en el deseo es apuntado ex tanto objeto amado. El
deseo por el objeto amado es comparable a la mano que se
adelanta para alcanzar el fruto cuando est maduro, para atraer
la rosa que se ha abierto, para atizar el tronco que se enciende
de pronto ~ y aqui comienza el mito de Lacan.
IV.2 - La formula metafora-sustitucién del erastés al
erémenos: es esta metéfora la que engendra la significacién del
amor, Lacan retoma su mito: el gesto de alcanzar el fruto, etc,
@5 solidario de la maduraciGn del fruto, ety pero cuando 1a
‘mano ha ido suficientemente lejos en su movimiento hacia el
objeto, si del fruto sale una mano al encuentro de la nuestra,
etc., én ese momento la mano se fija en la plenitud del objeto,
ahi se produce el milagro del amor. Pero no se trata del amor de
enfrente, sino del propio: cuando quien era primeramente
erdmenos, el objeto amado, sibitamente se vuelve erastés, el que
desea.
IV3 -Silos dioses es una manifestacién de lo real [¢f IIL7],
todo pasaje de esa manifestaciéna un orden simbélico nos aleja
de la revelacin de lo real
V4 ~ Pausanias plantea la relacién amorosa como un
intercambio provechoso: belleza por sabiduria. Esto formard
parte del planteo de Alcibiades en su reclamo a Sécrates. Con-
tra la lectura tradicional, Lacan sostiene que no es esa la
propuesta del llamado “amor platénico”. Los juegos de palabras
a propésitto del nombre de Pausanias y el hipo de Arist6fanes
indican que Platon se burla de Pausanias
IVS — Luego del discurso de Agat6n, Sécrates devuelve
Jas cosas.a su rafz: éamor de qué? Del amor pasamos ast al deseo:
a él le falta, es idéntico por si mismo a la falta.
V. La armonta médica (Eriximaco)
Vi - El psicoanalista es un hombre de quien se viene a
buscar la ciencia de lo que uno tiene como mis intimo. En elEl Banquete de Lacan 2a
comienzo del anilisis, esta ciencia, I es supuesto tenerla. De
esta manera, definimos la situacidn en términos subjetivos, en
Ia disposicién de aquél que llega como demandante, Lo que
comporta objetivamente esta situacidn, y que la sostiene, es el
inconsciente. Ahora bien, éeémo esta situacion, definida asi
subjetivamente, engendra algo que se parezca al amor?
V2 ~ Si algo que se parezca al amor parece definir la
transferencia,en verdad la wansferenciacuestiona (pone en eau-
sa) al amor.
‘V3 — Si en un extremo de la partida del andlisis tenemos
que el sujeto va a la busqueda de lo que tiene, y no conoce,
sabemos que, en el otro extremo, lo que va a encontrar es aquello
de lo que carece, y es como eso de lo que él carece que se at
ticula lo que encontrars en el anilisis: su deseo. Ahora bien, el
deseo no es un bien, algo que s¢ tendria,
‘V4—Enel tiempo de la eclosién del amor de transferencia
se lee [a inversién de la posicién que, de la busqueda de un bien,
hace la realizacién del deseo, La realizacin del deseo no es la
posesién de un objeto, sino la emergencia a la realidad del de-
se como tal. Situaremos este momento en el discurso de
Alcibiades.
V5 — Esencial ala posicién médica: la nocién de armonta,
acuerdo, que Eriximaco lleva incluso al plano cosmolégico,
punto sobre el que volver4 Arist6fanes en el siguiente discurso
al relerirse a la concepcién cosmolégica del hombre.
V6 - Conviene atender al intercambio primero entre
Agaton y Sécrates, respecto del pasaje de le lleno a lo vacio
entre dos vasos comunicantes. Contra lo que ilusiona At
cibiades, Sécrates se sabe vacio del agalma: deseante puro, no
puede reconocerse como erémenos.
V7 - En El banquete no hay un solo discurso que no deba
tomarse con una sospecha de cémico, incluido el de Sécrates.
En el de Fedro esto esta claro, cuando habla de la apreciacion
de los dioses, quienes justamente no podian comprender nada
del amor.
VI. La irrision de la esfera (Arist6fanes)
VIA1-Siel universo al que apunta el discurso pre-socsitico
es un universo que trata de volverse universo discursivo, un22 Filosofia e Psicandlise
universo de discurso ~se supone que el universo debe entregarse
al orden del significante, de manera que sus elementos se orde-
nen a la manera del discurso — , de Socrates procede la idea
faueva y esencial de que es preciso garantizar el saber. Lo que
Sécrates llama episteme implica que el discurso engendra la
dimensién de la verdad como tal, Para ello se basa en una com-
binatoria primitiva que, en la base de nuestro discurso, es
siempre la misma: un juego de oposiciones referido al puro
dominio del discurso. (No esti de mis recordar que la
aprehensidn de lo real, en esa época, no era concebida como lo
correlativo del sujeto, asf fuese universal.)
VIL2 - En El banquete, el tinico que habla del amor como
conviene es el cémico Arist6fanes (para Plat6n, un payaso, lo
que no quiere decir que Platén se proponga hacernos reir del
amor). Es el primero que habla dei amor como nosotros: lo
que mas anhelan los amantes es hacer, de dos, uno. Es el amor
como anhelo de fusién. A diferencia de los demés participan-
tes del banquete, Aristétanes, con su estilo cémico, parece
tomar al amor en serio e incluso a lo tragico, y se acerca a noso-
tos, los modernos, en cuanto a la sobreestimacion narcisistica
del sujeto supuesto en el objeto amado. La ilustracién de Aris-
1t6fanes es conocida los seres dobles, cortados en dos por Zeus,
que buscan reunirse con su otra mitad.
VI.3 - En otro nivel, la ilustracién de Aristéfanes
constituye una irrisién de la esfera platénica. Platén se divierte
burlindose de su propia concepcién del mundo. Pero de rebo-
te, apunta al resorte de la fascinacin por la forma esférica: la
curiosa alusién al cambio de lugar de los genitales en ef mito
del andrégino, en el contexto de una redondez sin so-
bresaliencias que tiene sus fundamentos en la estructura
imaginaria, sugiere que la adhesion afectiva a esta dltima se
sostiene en una Verwerfung de la castracién. En ese punto,
‘Aristéfanes habla como Juanito.
V4 ~Siendo el nico lugar de esta sucesin de diseursos
donde se conjugan el amor y el genital, esto confirma la previa
afirmacion de Lacan respecto de que el resoree de lo cémicoesEI Banquete de Lacan
‘Vil. La atopia de Eros (Agatén)
VII.1 ~ La doctrina de Freud implica el deseo en una
dialéctica. E] deseo no es una funcién vital, esti tomado en una
dialéctica porque est4 suspendido, bajo la forma de metonimia,
a.una cadena significante, la cual es como tal constituyente dei
sujeto. Para lo que es del deseo, es esencial que nos remitamos
asus condiciones: el sujero conserva na cadena articulada fuera
de la conciencia, inaccesible a la conciencia; se trata de una de-
manda, gue constituye una reivindicacién eternizada en el
Sujeto- El genio de Freud es haber designado el soporte de esta
demanda, de esta memoria, en la cadena significante, cuando se
refirié al automatismo de repeticion y su carfcter mortifero,
tendencia a ia muerte que articula un deseo que introduce el
desorden en el orden de un viviente supuestamente sumiso ala
adaptacién.
VIL.2 ~ Lo que esté aleanzado, si no prefigurado, en la
tragedia antigua por relaci6n a Freud ~ quien lo reconoce de
entrada como relacionindose con la raz6n de ser que acaba de
descubrir en el inconsciente ~ es el él no sabia, a escribir en el
grafo en la linea de la enunciacién.
VIL3 - Fl misterio de Sécrates es la instalaci6n de lo que
élllama episteme, la ciencia, término que no tiene en él el mismo
sentido que para nosotros. En Sécrates, se trata de la promocién,
auna dignidad absoluta, del signficante como tal lo que im:
pone manipularlo referido a su coherencia interna. Esta
romocién parece coherente con el efecto de abolir en un
Rombre el temor y el temblor ante la segunda muerte. La
coherencia del significance es llevada a una potencia absoluta, a
Ja potencia de tinico fundamento de la certeza. Esta idea de la
ciencia, por otra parte, funda su creencia en la inmortalidad del
alma, creencia cuyos efectos permanecen hasta hoy. 2A qué res-
ponde su posicin, a qué atopia del deseo? En nuestros
términos, dicha atopfa coincide con cierta pureza tépica, en
Cuanto gue ella destgna el punto central donde, en auestra
topologia, el espacio del entre-dos-muertes esta en el estado
puro, y vacto el lugar del deseo como tal. El deseo ya no es
sino su lugar.
VIL4 ~ Lo anterior nos da un primer punto de referencia
para situar nuestra pregunta por la transferencia. La complejidad
de su cuestién de ningtin modo se podria limitar alo que suce-ms. Filosofia e Pscanslise
de en el paciente, por lo que se trata de articular que debe ser el
deseo ded analista, 250 Filosofia e Psicanise
Poco después, concretamente en julio de 1983, se
constituyé en Francia una asociacién cuyos fines explicitos eran
producir, con a transcripci6n critica de un seminario de Lacan,
tun cuestionamiento reiativo al pasaje de la obra hablada de Lacan
através de la escritura ~es que ya entonces muchos discipulos
de Lacan hacian ofr sus voces de disgusto por 'a forma en que
Jacques-Alain Miller, por otra parte designado por el primero
paca cumplir esas funciones, establecfa el texto del Seminario
con vistas a su publicacién en las Editions du Seuil, siendo el
primero publicado el del ano 1964, que conocemos como
Seminario 11 (segtin cuenta Lacan mas de una vez, podria ser
legitimamente numerado como 13),! en 1973,con el titulo ori-
ginal modificado, con el consentimiento de Lacan, para que
terminara denominindose Les quatre concepsondameniaurde
La psychanalyse.’ Con vistas a los fines antedichos, la asociacién
mencionadaal comienzo de este pirrafo eligis el Seminario que
suele circular bajo el nombre de La transferencia, y empez6 por
restituir su titulo original, tal como consta explicitamente en la
primera de las sesiones de dicho Seminario: La transferencia en
su disparidad subjetiva, su pretendida situacién, sus excursiones
téenicas, v fue sacando las transcripeiones eriticas del mismo
en un boletin llamado stécriture, neologismo que forjara Lacan
en el «Postfacio» del primero de sus Seminarios publicados
acompafiindolo de unas consideraciones relativas a la trans-
cripci6n en las que los integrantes de la asociacién mencionada
creian poder autorizarse precisamente para cuestionar la de-
bids a fa pluma de Miller y proponer otra." Pero no pretendo
incursionar explicitamente en esos meandros. Simplemente lo
menciono para advertir que he tenido ante mi todo el tiempo la
versidn del Seminasio publicada en el boletin stécriture para con-
frontarla con la versi6n que, en cambio, y por moxivos que diré
més adelante, he elegido traduci.
En marzo de 1991, Editions du Seuil sacé a la venta este
nario segin el “texto establecido por Jacques-Alain Mil-
ler”? Es la fuente que he tomado como base para esta traducci-
6n. A ella se deben los titulos y epigrafes que preceden a cada
clase del Seminario, todos obra de Miller. En nuestro anexo 2
(of. ms adelante) el lector tends una répida idea de las objeci-
ones que podrian levantarse contra ella; las mismas, més de-
aalladas, resuhasfan de la minuciosa confrontaci6n que hemos
efectuado entre la version de Miller (en adelante JAM) y la ver-EL Banquete de Lacan 251
sin del Boletin stécriture (en adelante ST), si consideraciones
con vistas a la legibilidad del texto final no nos hubieran lleva-
doa una despiadada seleccién de las notas que romamos du-
rante ese apasionante ¢jercicio ~ lo que podria llevarlo a una
pregunta gue juzgamos por demis legitima: épor qué he elegi-
do fa version JAM, y no la versién ST, como text
traduccién? Digamos que es una tentativa, ima;
momento de pesimismo que no ha cesado: entiendo que, entre
el lector corriente, y tal vez entre todos los lectores, ala larga,
como resultado de una trama de citas y remisiones én los arti-
culos redactados por los psicoanalistas, la version JAM preva~
es
establecidos” se hundan en e| olvido, algunos lectores cuenten
con una versin que les facilite el contraste con el “texto esta-
Ulecido” que manejarin sus eventuaesiaterlocutores. Cuando
es el optimismo el que prima en mi dnimo, imagino que esta
versién que propongo ayudars a extender la conciencia de que
habria que desechar todos los “textos establecidos” por fran-
camente cuestionables en su pretensi6n de “tinica edicién auto-
rizada”, y no delegar una tarea que es tarea de Escuela, si es
cierto que “la teoria analiticay la préctica. no pueden disociar-
se una de otra”.'° El tiempo dird,
Una noticia mis. Luego del publicacin de Sei un gra
pode psicoanalistas ligados la école lacanienne de psychanalyse,
asfcomo al anterior intento del Boletin stécriture, confrontaron
Iinea por linea, segdn afirman, la versién [AM con la version
ST. Resultado de este crabajo, al que se le agreg6 un conjunto
de articulos presentados en un coloquio efectuado en Paris, los
lias 15 y 16 de junio de 1991, bajo el titulo sin ambigiedad de
«Para una transcripcién critica de los seminarios de Jacques
Lacan», fue la publicacién, en septiembre de 1991, de un libro
titulado Le transfert dans tous ses errata (en adelante DTSE).."
Por nuestra parte, hemos confrontado también, al traducir, la
version JAM con las variantes que propone este libro.
Asi, los términos que en el cuerpo del texto que
proponemos como traduccién aparecen entre asteriscos, * ®,
provienen de la version DTSE, reservéndonos los asteriscos
dobles, "* "*, para lo que, proveniente de la versién ST, nos
parezca sustantivo aceptar. Si lo incorporado entre asteriscos
‘simples o dobles sustituye a lo correlativo en la version JAM,
los asteriscos sern acompafiados de la indicacién de una nota252 Filosofia e Psicanslise
al pie de pagina, en la que los términos sustituidos de la version
JAM serin vertidos entre corchetes, []. Si en alguna ocasién
‘opto no obstante por la versién de Miller, los términos en
cuestiGn irdn entre corchetes en el cuerpo del texto, yendo en:
tre asteriscos, en nota ad hoc, los términos propuestos por ba
versiones DTSE y/o ST. Cuando no hay nota al respecto, es
que los términos incluidos entre asteriscos o entre corchetes
son incluidos por una s6la de las versiones.
Los términos entre llaves, { }, son en todos los casos in-
tromisiones de esta traduccién.
En cuanto a las referencias al Banguete, de Platon,conviene
recordar que tres cifras y una letra remiten a la paginaciOn, ya
clisica, de Henri Estienne (Lacan lo recuerda en la clase 2 del
Seminario). El lector de francés aprovechard si se procura el
texto establecido y traducido por Leon Robin, que era el que
Lacan utilizaba.
No insistiré en lo que esta version acepté como pérdida
irrecuperable, y que todo lector de las versiones “no
establecidas” de los seminarios ~ aun de aquellas inaceptables
por el niimero y calidad de sus errores ~ captard inmediata-
mente: a incontundible “respitacion” de la frase lacaniana que
sigue como puede y no sin titubeos y contradicciones las vueltas
de un pensamiento ensefiante que se busca a si mismo, que en
modo algune podria entrar en al molde dl ritmo quebrado ya
entonacion asertiva, profesoral, del “limpido” estilo de Jacques-
Alain Miller.
Notas
* Red de Seminarios de la Escuets Freudiana de Buenos Aires, 1999,
+ Jacques LACAN, Seminario VIII, La eransferencia (1960-1961), dos to-
‘mos, vatios traductores, Escuela Freudiana de Buenos Aires, Buezos Aires,
Enero de 1982.
» Laversién que publica Seuil, con texto establecido por Jacques- Alain Mille,
cconsta de 27 sesiones del Seminario. La solucin de este enigma es que ls
versign de la LEB... inadvertidamente, reparte en dos resimenes no fe-
chados la clase 19 del Seminario,Ei Banguete de Lacan 253
“Jacques LACAN, La transference (Seminario 1960/6, readwecin de Jost
Tis Erchevereyy revision tenes de Roberto Harari, Mayéi, nsiucion
Psicoanaltea, Buenos Aires, 198
* Lo que no quiere decir que hayamos dado con una solucién libre coralmente
de confficto, de la que hace doce aiios desesperarmos. Cf. Ricardo E.
RODRIGUEZ PONTE, «La traduccién hacia un significante nuevo,
trabajo presentado en as Jornadas de la Escuela Freudiana de Buenos Aires:
«La formacién del analsta», que tuvieron fugar en el Genteo Culeural Ge-
neral San Martin, el 20 de Junio de 1987; posteriormente publicado en
AAV, La formacién del analista Puncosur editores, Buenos Aires, 1990
“Por ejemplo, véase lo que afirma en Ia primera clase de este Seminatio, as
como lo que aiadimos en nuestra nota ad boc.
? Jacques LACAN, Le Séminaire, live XI, Les quatre concepts fondamentasce
de la psychanalyse, Editions du Seuil, Paris, 1973, Primera traduecién
castellana: Los euro conceptos fundamentals del psicoanalivs, Baral Edi-
totes, Expats, 1977, con prélogo de Osear Masorzs
* "Ustedes no comptenden stéeriture."etf- lap. 253 de a versién francesa,
a ls que remite Ia nota ancerios, 0 pig. 289 dela vers eastellana mis en
citculaién acquafmente: Jacques LACAN, El Seminario, libro 11, Los eue-
tro concepts fundamentales dl pscoandliss, Ediciones Paidés, Buenos Aires,
1986.
» Jacques LACAN, Le Soninsire, livre VIII, Leaner, Eaitons du Sev
Pans 1991
' Jacques LACAN, EI Seminario bro 4, La velacén de objeto, Ediciones,
Psidés, Barcelona, 194, Gf ease de 21 de Noviembre de 1956. 13
"ELLE “Lecranset” dans tons ses eta, seguido de Pour we transcription
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