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Y, SIEMPRE DE DOS EN DOS Y, siempre de dos en dos ‘Aparentemente todos los dias son iguales para mi. Siempre solo en la entrada de la cafeteria, pero cuando abren la puerta yo sonrfo aunque nadie me dirija una mirada. Todos llegan de dos en dos, unos son rojos y de tacén, otros deportivos, de cordones. Los més habituales son los negros con suela de goma, pero mis favoritos son los de charol. Los rojos y de tacén suelen ser los més puntuales. Acostumbran a llevar unas ‘medias negras cubiertas por una mini falda. Su andar ritmico, se acompasa con el ruido de tambor producido por los tacones. No necesita ni pedir su café mafianero Pedro, el camarero, siempre acude répido con su café caliente acompafiado con una galletita de canela y el bote de sacarina. Su conversacién con Pedro siempre es sobre el tiempo que si ha amanecido nublado, que si hoy tenemos sol, que si cuanto nos durard este calorcito 0 que si el hombre del tiempo anuncia nieves. Pedro, por su parte, siempre le informa de los sucesos de la noche pasada: " Anoche paso veloz una ambulancia", otras veces, le cuenta el altercado entre algtin conductor. Pero lo mas habitual es que comente lo feliz que se siente en esa plaza en la que lleva instalado su negocio mas de veinte afios, y que no le gustaria abandonar ni el dia de su jubilacién. Mientras charla Pedro, han llegado los de cordones con su habitual traje y corbata. Estos siempre tienen prisa: "Pedro tengo prisa ". "iMarchando un chocolate con unos churros! Lee el periédico, mientras moja los churros. Los tacones abandonan el local dejando una moneda en la barra. Con el hombre de los cordones su conversacién es muy breve, normalmente sobre la economia del pais: " Ha bajado el precio de la gasolina" “el precio de la luz ha subido". Y se va. No se dan cuenta de lo que ocurre a su alrededor, s6lo pretenden cumplir con el ritual del café. El resto de la mafiana es un incesante entrar y salir, pero van en grupos y charlan entre ellos. Pocas veces se dirigen a Pedro como un amigo. Slo son respetuosos con todo. A mi me ignoran totalmente y yo tampoco los conozco. Varian de color y forma pero no me son familiares. Los hay bonitos, viejos, cémodos, pero ninguno de ellos me saluda cuando llega. ‘A veces me aburro y Pedro me lanza un guifio desde la barra. Otras, viene él hhacia mi y se queda paralizado a mi lado admirando la plaza con sus abuelos, con las. sefioras del carrito con sus verduras y, cOmo no, el puesto de churros. Cuando se acerca la una, vuelven los amigos de Pedro. Entran los deportivos que van con una bolsa de Adidas y su raqueta. Pide un bocadillo de tortilla de patata. Su conversacién generalmente es de deportes: " Otra ver Nadal lesionado, Messi como distraido.” “El Madrid -le dice Pedro- al fin esta el primero; menuda lo que nos ha hecho sufrir el Barca”. Cuando acaba el bocadillo coge su bolsa y hasta mafiana que volveré por su tentempié. A partir de las dos llegan los zapatos planos, siempre hablan de lo mismo. Su preocupacién es la pérdida de un papel, el diagndstico de la abuela Maria, No se detienen mucho, toman su blanco y hasta mafiana, Hasta las cuatro hay un momento de tranquilidad. Entonces legan los clientes de la tarde a tomar su café o copita, como ellos dicen. Todos son de suela de goma negra, con su andar lento y acompafiados de un bastén. Siempre se sientan en la ‘misma mesa, ypiden su café o su botellin de agua. Pedro les lleva el tapete con las cartas 0 la caja del domin6. Apenas si hablan, solo se observan para conocer sus cartas co fichas. YY ya por fin llegan mis favoritos: los de charol, que se piden una tostada con mermelada. Su conversacién es sobre que los nifios estan todo el rato con el mévil Pedro conoce a todos, son amigos desde hace afios y casi todas vienen solas. Hablan dde cémo ha cambiado la plaza siltimamente. Ya no ves casi ningin nifio corriendo por la plaza, no es como cuando yo era pequefia que estaba todo el dia corriendo. Cuando acaba con la tostada dejan la moneda y se van. Hoy ha sido todo diferente porque ha llovido mucho y la mayorfa de ellos han ido acompafiados de un paraguas. Asi todos los han depositado en miy me han dicho de todo. Pero yo solo deseaba que se acabara el dia. No veo nada y a veces estoy totalmente empantanado por el agua que escurren los paraguas. Ademés, que incémodes son algunos. Por su escaso tamafio, se entremezclan unos con otros, asi que cuando el duefio los saca de mi interior, me tambaleo tanto que casi voy al suelo. Pero ast es la vida de un paragiiero, observando lo que hacen los demas desde el suelo. En verano o en primavera no se ven ni los rojos de tacén, ni los de charol. Sino ‘que se ven sandalias, manoletinas, las chanclas. Cada afio cambian, a veces predominan las de color marrén, otros las doradas, con hebillas, con cadenas, Pero ‘todas muy lindas. Ahora ya no se acompafian de medias, son reemplazadas por la piel bronceada por el sol, y los vestidos con estampados alegres: topitos o cuadros. Las sandalias son muy bonitas suelen ir con un vestido largo y liso hasta alguna vez Neva pintadas las uftas pintadas de colores como rosa, rojas, violetas, azules y de més. ‘Siempre se pide una limonada con unas aceitunas. No suele tener conversacién con Pedro porque se sientan muchas en una mesa para hablar de cosas de nifias. Las manoletinas caminan alegres le acompafia un maletin de flores que me recuerda ‘os jardines de plaza; se pide un batido de fresa y platano. Los viernes por la tarde vienen las manoletinas y unas playeras juntas se piden una copa de helado de chocolate y nata con un zumo de naranja. Las chanclas vienen cubiertas de arena y, claro, yo estornudo, Entran con otras cuantas chanclas cada vez més pequefias y mas pequefias. Se piden una cerveza, un café y tres ‘efrescos y alguna vez algin polo. Las chanclas mas grades hablan con Pedro de la wuelta al cole: " Que si hay que comprar los libros, que si el material". Pedro le ‘comenta "qué se le va hacer, pero site sacan buenas notas... merece la pena’: A finales de septiembre, Pedro siempre se coge sus vacaciones. Unas veces va a Benidorm y otras a Torremolinos. Yo entonces quedo aparcado en la trastienda, hasta ue se inicia la nueva temporada de otofio. Entonces Pedro hace algunos cambios y Feemplaza algunos objetos. Creo que este afio me va tocar a mi. Tengo agujeros en el fondo y esté cansado de ponerme platos viejos y seguir haciendo aguas. Pero estoy reparado para coger rumbo hacia la planta de reciclaje y empezar una nueva aventura donde pueda conocer y ver a otra gente, como cumple cada dia con su costumbre.

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