Dregé,
1996
loro ®
LOS MOROS CREAN EL PRIMER _
JARDIN BOTANICO DE ESPANA
Es de sobra conocido el interés
que hay por el estudio de la escuela
agronémica hispanoarabe y la indole
que adquiris en la Espana
Musulmana del siglo XI.
La importancia de esta tradi-
cién repercuti6 directamente en la
Espafia cristiana ya que en el siglo
Xill se llevaron a cabo traducciones
castellanas de los tratados de agri-
cultura escritos por los toledanos Ibn
Waid e Ibn Bassal.
A finales del siglo X! 0 principios
del XIl, un interesantisimo tratado de
botanica, andénimo, conservado en
un manuscrito de la Real Academia
de la Historia, en el que se encuentra
un primer intento de clasificacién de
vegetales, nos da informacion sobre
plantas exdticas procedentes de la
India, China, Yemen, Arabia y
durasén.
Un botdnico musulmén realiz6
ensayos con plantas indigenas y ex6-
ticas en el jardin def sultan de Sevilla
y también con semillas de mirabélano
indico que habian sido traidas a Al
Mamiin, rey de la taifa de Toledo,
desde la India — septentrional.
Sefalando la importancia de los cul-
tivos experimentales en el siglo XI,
hay referencias al cultivo del granado
salvaje y al de una higuera cuyo fruto
era mitad verde y mitad blanco. En
esta época existieron, por lo menos,
dos jardines botanicos, uno en
Toledo, a orillas del Tajo, y otro en
Sevilla.
Parece ser que en la Cérdoba
califal, antes de 1031, ya existieron
jardines botanicos o campos de expe-
rimentacién destinados a la aclimata-Dregs
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cién de plantas procedentes del
Medio Oriente.
Fi primer Omeya espafiol, Abd
alRahman |, realizé un programa sis-
tematico de aclimatacién de plantas
exéticas en los jardines que rodea-
ban su residencia de la Ruzafa, en
Cérdoba, que de este modo se con-
vierte en el "Primer jardin botanico
conocido en la Esparia Musulmana".
En él se plantaron los huesos
de frutas seleccionadas y las semillas
extrafias que le habian traido Yasid y
Safr, sus embajadores en Siria, hasta
que crecieron en breve espacio de
tiempo gracias a serios esfuerzos y
cuidados adecuados, érboles toca-
dos con el turbante de sus hojas, que
dieron curiosos frutos. Hay que
hacer menci6n especial de una espe-
cie que seria muy famosa, "la grana-
da safari", en recuerdo de Safr, el
hombre que la introdujo en Espafia.
Esta variedad se difundié por todos
los confines de AlAndalus, de tal
modo que los habitantes de este pais
la preferirian a todas las variedades
restantes.
Safr b. Ubayd al Kilai era oriun-
do de Jordania. Se dice que era uno
de los descendientes de aquellos
habitantes de Medina que tomaron
el partido del Profeta, "Dios lo bendi-
gay lo salve", y que llevaron sus ban-
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Oro
deras y estandartes en sus campa-
fias guerreras; este privilegio lo man-
tuvieron hasta el final del Califato
Omeya.
El emir, que era muy agradeci-
do, le entrego a Safr una parte de
estas granadas, resultado del experi-
mento que le habia dejado maravilla-
do.
Abd a-Rahman |, nostalgico de
su patria, Siria, construye un palacio
de la Ruzafa en Cordoba en recuerdo
de las mansiones y jardines que tenia
su abuela Hisham en Oriente. Si en la
Ruzafa cordobesa se realizan ensa-
yos de aclimatacién de plantas orien-
tales, es evidente que la causa es,
una vez mas, la nostalgia del monar-
ca, que pretende rodearse de las
mismas plantas y frutos de su pais
de origen. No cabe duda que esta
aforanza del emir resulté de una
importancia excepcional en la Espafia
Musulmana, lo que nos muestra una
vez mas, lo avanzada que era esta
extraordinaria civilizaci6n.
José Sarria Marti