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icin facsimilar Una historia de Contorno Ismael Viftas _Juan José Sebreli (que escribié de modo que tal vez puede calificarse de prominente en Contorna, ‘pero que no fre parte de ese grupo), se refere a la publicaciém de un modo que tiene casi, casi azn, al decir en su autobiografia: “Tuvo en su momento reducido tiraje, escaso niimero de colaboradores, un Corto tiempo de aparicidn y una discreta repercusién pero se convirtié, con el paso indulgente del tiempo, ena legendaria Contorno, iniciadora de una nueva époce en la critica de la culeure argentina.” ‘Casi tiene razén Scbreli, porque, por ejemplo, lo de “reducido tiraje” es sélo vilido para el primer inimero, ya que sus trescientos cjemplares iniciales se multiplicaron répidamente hasta llegar 2 cinco mil. Ocuttié lo mismo con el mimero de paginas: el primer ndmero era flaquito, Aaquito, peto fue engordando hasta parecer una revista libro. Y esas fueron las causas de su temprana deseparicién: tiraje relativamente elevado, muchas paginas, se tradujeron en altos costos, y los ingresos por ventas y avisos no alcanzaban a cubrirlos. Se estirs (y esto fue un secreto) hasta donde dieron los fondos que tenfamos Susana Fiorito y yo. Ella era una rica heredera, es cierto, pero eso no quiere decir que tuviera dinero Propio (tenia que trabajar para ayudar a sostener los gastos de la casa). Y yo era un abogado joven de reducida clientela, Tal vez necesite aclarar ahora que éramos compafieros ~que viviamos juntos-, y (esto si) que para sacar el primer niimero tuvimos que vender un rota print. Los recursos de que disponiamos eran tan escasos que los carteles para anunciar la aparicién de la revista ('Comtorna - una revista denuncialisa", declan) los salamos a fjar David y yo, brocha en mano y engruco en dos baldes. Cuando se incorporaron a la publicacién Ramén Alcalde, Noe Jitrik, Adolfo Prieto y Led Rozitchner, el primero crticé el que lo hiciéramos todo nosotros: escribir los artculos, llevar los originales a la imprenta, corregitlos, buscar anuncos, disribuir los jemplares en los lugares de venta. Su critero se impuso sélo parcialmente, porque entregamos la diswibucin a profsionales lo que, por certo, eum ‘Sin embargo, cuando decidimos editarlos Cuademos de Contarna dedicados exclusivamente a la politica, cncargamos su diggramacién a Hilo, que les dio un aspecto mucho més lgero y agradable. Esto, de paso, des- imiente otro mito, que lei hace tiempo en la revista de Altamirano y Sarlo, en un articulo en el que se sostenta que la seriedad de la diagramacién primitiva correspondia a nuestra posicién ideolégica. ;Qué val La revisca podia parecer pesada de tan seria, pro ello se debia a nuestra ignorancia total sobre diagramacos, de tal modo ue hicimos todo del modo més simple posible (despues, con el tiempo, fuimos aprendiendo algo sobre el fico -sobre todo Susana, que llegs a ser regente de la imprenta de la Facultad de Filosofia y Letras). Una empresa familia, como se dice, en el sentido monetario, eso es lo que fue Consor ci toda su existencia, A Tlegar a este punto, me quedo con las manos sobre el segazo, pensando: quiero contar la histo- tia de Contorno vista desde adentro. Pero zle interesard eso 2 alguien? Serin sobre todo minucias, que posiblemente suenen a algo asi como a chismes. En definitiva, los recuerdos de un viejo (tengo 81 aftos al escribir estas lineas) sobre una publicacién que aparecié hace medio siglo. Hace afiares, como diria una de mis pintorescas tias por parte de padre. Un viejo hablando de vejeces. ;Qué puede importar, si Jo que importan son las leyendas, los mitos creados 2 su alrededor? Me levanto. Salgo a dar una vuelta. Y cuando vuelvo estoy decidido: “Si, escribiré sobre Contorno, ‘Tal vez imerese. Y, eu definitiva, ane inceresa a mi, $i hasta llegué a escribir un primer borrador, que encontté los otros dias entre mis papeles”. 6 las ventas. Los origenes inmediatos La aparicién de Contorno esté ligada a la muerte de otra revista, Las ciento y una, cuyo director | a | Ismael Visas os. Atin asi, en el arc era Hector A. Murena. Sélo salié el primer niimero, pues Emesto Sabato (un “famoso y egomaniaco esctitor”, dice Sebreli sin nombrarlo), presioné «la editorial que la fnancizba para que no apareciera cl segundo, ontenfa un articulo critico sobre su obra. A eso, y aun encontronazo que tuvo Murena con David, una tarde en que estaban tomando café en una confiteria de la calle Viamonte, cercana al cdificio de la Universidad Nacional de Buenos Aires y de la entonces Facultad de Filosofia y Letras, (Claro esté que la pelea coreé todo lazo entre David y Murena, y &te desisti6, no sé por qué, de sacar luna nueva revista, David, que vivla por ese tiem2o en casa, hablé conmigo y Susana de lo ocurrido, del proyecto de la revista y de la necesidad y ls posiblidades de sacarla, En realidad, discutimos dos altemna- sivas: o entrar en Contro, la publicacién de los estudiantes de la Facultad de Filosoffa y Letras, en la que esctibfamos con alguna frecuencia, y adaptarla para el caso, 0 sacar una nueva, Decidimos qué era més conveniente esto titimo, Discutimos el nombre. Pedimos algunos articulos, David utiliz6 el que tenfa escrito para Las ciento 7 una, y yo escribi sobre “La traicién de los hombres honestos”, que crticaba a al- unos de los intelecruales més notorios dela época (José Luis Romero, su hermano, el fldsofo Francisco, Borges) a ralz de su colaboracién en una editoriai que publicaba follets de divulgacién. {Silo dela lizerarvera? “Codirector de la mitica revista: Contorne”, dice en la solapa del libro de David que acabo de recibir (Tarsabul o ls sltimos argentinos del siglo XX). Ena solapa de Paralelasy solitaria, el libro de cuentos de Adelaida Gigli, que rec también en estos dias, dice més: “Junto a su marido David Vifias y un grupo de intelectuales funda y disige la revista Contorno y se vuelve mitica expresién de una generacién propo- siendo un proyecto cultural de izquierda, de reflexidn y de discusién de la crftice literaria argentina.” En esa solapa se ratifca lo que dice Sebreli(legendaria es més 0 menos que mitica, sno’), salvo que no di- cen como él “con el paso indulgente del tiempo”, que parece aludira una supuestaescasa formacién de quienes ‘scribfamos,incluido él por supuesto. Otros lo han dicho de modo mds tjante (Catlos Correa, por ejemplo, que tld6 de igrorantes a los colaboradores,incluyérdose, en una entrevista que le hicieron en EY Ojo Moc). Sebreli tiene més razén que la solapa del libro de Adelaida: era més bien un intento de critica de la cultura argentina que tan sélo de la literatura. $i no escribimos explicitamente de politica, por cjeniplo, en los primeros atimeros, es porque no cra sencillo escribir cefticamente del peronismo mientras estaba. en el poder. Hubieran secuestrado la tirada, simplemente; quizds nos hubieran hecho un juicio a noso- lo de Sebreli “Celeste y colorado” se habla de politica, y el tema estd presente ea muchos de los escritos, pues tratdbamos de incorporar esa parte de la realidad a nuestra perspectiva. Sino hablamos mas que de ensayos y novelas, es porque no tuvimos tiempo de incluir otras facetas de la cultura, pero algunos de nosotros lo Fuimos hacieido a través del tiempo. Sebrelies un buen ejemplo, y por eso David ha dicho que “parece ser quien realiza casi todo el programa de la revista", en una entrevista que le hicieron en Punto de vista -noviembre de 1981 pero no es el tinico: Leén Rozitchner lo ha hecho tambien en vatios de sus libros “incluso sobte politica. ¥ el mismo David en sus ensayos. Y Alcalde. Y yo qué no? Y también en clases o seminarios, en universidades y en casas particulares, nos hemos referi- do a varios espectos de la cultura. En mi caso, lo hice tanto en la Argentina, en las universidades de Santa Fe, Cordoba y Buenos Aires (en cursos fuera de programas académicos) como en casas;y en Israel recorri Kibuczim y universidades (con lo que, de paso, conoct el pais hasta en sus rincones més remotos). Me he referido 2 nuestro cuidado de no hablar de la politica concreta de aquellos dias, bajo el gobierno peronista, para cuidarnos de las medidis de represion que podia tomar, Hoy. parece quieés -

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