Slo en medio de la prosperidad pblica y del ocio que proporciona a la gente, pueden florecer y fructificar las bellas artes, la ciencia pura, los estudios desinteresados. La miseria fsica al contrario es la ms mortal enemiga de esas cosas. Y an en un punto adelantado de civilizacin, se necesitan en la Repblica ms sirvientes a la materia que adoradores del espritu, ms hechos que palabras, ms labradores o artesanos que abogados o estadistas. P.162