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Comentario al salmo 144 a partir de Mt 11, 25-30.

Domingo XIV ciclo A

Yo te alabo, Padre, Dios del Cielo y de la tierra (cruz)


Nombre: el nombre de Dios es el Verbo, su Palabra, Jesucristo.
da tras da; en la tierra, en el paso del tiempo, como Mesas
por siempre jams; en la eternidad, como Verbo Eterno, como Hijo de Dios glorificado

el Seor (Jess) es clemente y misericordioso, manso y humilde de corazn


es bueno con todos - no excluye a ninguna de sus creaturas, quiere que todas escuchen su Voz y tomen
su Cruz.
es carioso con todas sus creaturas; ama a todos y quiere que todos lo amen a l,

(por lo anterior) que todos te den gracias, Seor.


Que te bendigan tus fieles; los que son sencillos y humildes, los mansos de corazn, los que escuchan la
Voz del Padre que es el Espritu;
la gloria de tu reinado; reinado desde la cruz
tus hazaas; llevar la cruz hasta la muerte y resucitar glorioso.

el Seor es fiel a sus palabras, sea a la promesa de que su yugo es suave y su carga ligera, ms an, fiel a
que esa cruz nos merece la gloria eterna, la misma que recibi el Hijo.
bondadoso en todas sus acciones, la cruz es la mayor muestra de misericordia de Dios para con
nosotros.
Sostiene a los que van a caer, los sostiene con su yugo, pues vamos atados a l.
endereza a los que ya se doblan; la cruz es recta, vertical, inconmovible; como la columna de fuego, une
cielo y tierra. El que se ata, se clava en ella se endereza al modo de Cristo, se alinea con l, se hace uno
con l en ella.

El cristiano se vuelve fruto cuando asume la cruz de Cristo y se clava en ella, entonces se hace Cristo y en
cuanto tal fruto de vida para los dems hombres. El sacrificio que nos hace otros cristos es ya el premio
mismo, el anticipo de la gloria que nos espera. Nuestra gloria est en reinar desde el trono de la cruz, en
recibir el honor de la corona de espinas, corona de gloria de los santos. El yugo de la Cruz es suave
porque Cristo lo ha llevado hasta el final con su fuerza divina, y su sangre de Dios mezclada con su
sangre humana ungida se mezcla a su vez con la nuestra en nuestro propio Via Crucis.

Mara ese el primer ejemplo, el primer fruto dulce, la primera ofrenda de suave y grato olor al Padre
despus de Cristo Jess. Ella es la priera que lo ha imitado, pero es tambin de algn modo la que ha
anticipado, preparado esa obra de l. Ella ha asumido en s esa sangre divina y la ha mezclado con la
suya antes de que Cristo mezclara la suya con la nuestra.

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