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Transfusiones

Antología Poética

s ebastiánVítola p abloCamus
-serie roja-
g uillermoRoqués
Colección: Transfusiones.
Directores de la colección: Pablo Camus y Guillermo Roqués.
©Texto: Sebastián Vítola, Pablo Camus y Guillermo Roqués.
©Diseño: Guillermo Roqués.
©Dibujos: Sebastián Vítola.
©Maquetación: Guillermo Roqués.

©De esta edición: Transfusiones -serie roja.


C/ Guardia Civil 22, esc 2 pta 33.
15015 Valencia.
e-mail: elgescolo@hotmail.com
Registro de la propiedad intelectual. Número de solicitud: V543-09
Primera edición: 2009
Tirada: 100 ejemplares.

Ninguna parte de esta publicación, incluidos el diseño de la portada, las fotografías


y las ilustraciones, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera o
medio alguno, sin permiso previo de los editores/autores.

Este libro fue impreso en Valencia en Marzo de 2009


Transfusiones
Antología Poética

SEBASTIÁN VÍTOLA ..................................... 3


(MONTEVIDEO. uruguay. 1975)

PABLO CAMUS ..................................... 49


(LA SERENA. chile. 1980)

GUILLERMO ROQUÉS ..................................... 89


(VALENCIA. españa. 1981)

-serie roja-
s ebastiánVítola
(MONTEVIDEO. uruguay. 1975)

Humanamente nos matamos (Matarife)


u rgente

Vinieron desde abajo guisando el terrible amor,


en la misma olla donde se hierve la derrota.
Aerosoles chorreando la ternura roja y gris,
paredes que latirán imágenes como única metralla
antenas blanco y negro gritando en el aire
clandestina canción…. esperanza que se debe.

Ahora son, un puñado de asteroides


vacas migratorias volviendo a la carne.
Se fritan las manos en aceite quemado,
buscan el ocre en la camilla de Frida
y el músculo de la palabra babeando el veneno que dispara la lengua.

Sólo queda hallarnos por estas calles…


Quedan pocos aguantando el chaparrón
desde la vereda de los sueños…

Sólo queda reconocernos en las esquinas, urgente.

[ 5]
e clesiastés

Nuevo tiempo ahora siempre llueven bombas


donde nunca fuimos pero hablamos nunca hablamos,
pero vemos en la tele la sonrisa y le creemos.

Nuevo tiempo ayer hoy lo mismo salpica sangre,


en la misma otra tierra dromedarios y mandriles
trafican dinosaurios lavadoras y le rezan al dios mierda.

Nuevo tiempo mundial orden y encandilan,


brillan tenues el neón alumbrando nueva roma
y casi casi, los estúpidos comandan.

Nuevo tiempo viejo hoy ayer lo mismo,


hay un virus prostituto mal parido de los libros
gordos santos remojando barbas en petróleo.

Nuevo tiempo ahora nunca siempre hoy ayer lo mismo,


llueven bombas dinosaurios hay un virus dios petróleo
rezan mierda.

[ 6]
p ara que respire el Pozo

Un hermano busca
bajo el humus y el erizo
huesos de alguien,
alguien que fue invisible
fue pájaro y tuvo sueño.

Un hermano hace un pozo


en lo terrible,
en el inhumano lugar que nadie dijo.
Sus manos buscan el milímetro de vida
que separa la tierra al fémur,
la raíz de la clavícula,
mandíbula quebrada…

La humedad del cráneo es último submarino


que miran las manos al omóplato y su astilla,
tristeza de una media y lo sintético
como ropaje único abrigo del subsuelo.

Un hermano encuentra a alguien,


pozo de un esqueleto azul fundido en la tierra,
lo abraza y le habla sin los labios,
rescata una memoria y nos rescata.

[ 7]
A mi hermano también le duelen los huesos
y se alivia cuando quita
la tierra para que
respire el pozo.

[ 8]
a brir la Boca

La hélice del árbol, la canción que falta


abriendo el cielo, partiéndonos.

La garganta del tero, el que no supo el pie


brillar la noche, persianas abiertas y
no entra luz.

El casi amigo de todos, por qué no, mostrar los dientes


el amarillo sonriendo y no hay opacos.
El que recorta y pega, se esconde y lo encuentran
masturba se, masturba y ríe.

La pantorilla del mono cruel, la rata su gracia


en el pelaje que abriga.
La franquicia del veneno en el costillar,
partiéndonos y que entre luz.

La casa del sur perdida en la duna, la casa


del fondo y sus fantasmas. La rabia encendiendo
la vela el incienso y el copal.

[ 9]
e uropa Europa

Todos fuman y hablan raro, fuman rarezas


en cajas de veinte plumíferos de cáncer,
hablan veinte razones de humo anómalo
llenando el cenicero de rubios
y mechones negros pájaros de ceniza.

En sus bocas dialécticas razones,


raros peinados y sones nuevos en la lengua,
Europa está lejos más lejos el hombre
lejos sus casas de colores y el humo saliendo
de la ventana del pecho.

[ 10 ]
e banismo

Encolar al viejo desayunando palomas,


sus canas sus pliegues su bastón.
Pegar sus dientes a los recuerdos que lleva
su encía y las treinta y dos razones de morder.

Encolar a la abuela, mueble viejo en el rincón


y su cadera después del arrebato,
el vestido de flores las bolsas del mercado y sus miserias.
Pegar al perro fiel embalsamado en el sofá.

Encolar al hombre del pretil,


saber de su accidente su cuerda su corbata.
Al hombre de las medias lunas negras debajo de los ojos,
al trapecista y su viento, al antihéroe y el vino.
Encolar al hombre atravesado
por el cuervo blanco sin alas.

Mirarse adentro y encolar al niño roto,


despertarlo de la siesta y de su sueño.
Bajarlo del árbol quemado y curarle las heridas
con las misma saliva que besamos.

[ 11 ]
d iálogo en Blanco y Negro

Él dice - la película que rodamos


en blanco y negro parió un árbol-.
Es verdad, un árbol en el cráneo
llegando al cielo, la flor detrás
siguiendo el fruto.

Ella huele.

Ella dice – mi mano es un ave


derretida, mi pelo un faisán que ve
con mis ojos, por eso no puedo oirte-
No es mentira, un pájaro sudando
de sol y pena mirando el piso,
tramando el vuelo.

Él muestra la pelvis la cal,


cartílago y limpias entrañas.
Ella se abre de pecho aleteando,
huele la flor y su remedio.

[ 12 ]
g regorius Blata Orientalis

Habla Gregorio y es cucaracha frívolo y nonato espina escucha y cartón,


valiente casi sordo del ojo izquierdo y tose amor por todos los agujeros
de la cara. Gregorio despierta llorando sin el crujir de las antenas, esa
piel no le combina repitió toda la noche, repitió el ajo eructando cañerías,
no hay consuelo dijo, incluso llora. Fuma Gregorio repelentes espirales,
viscosas son sus manos mordidas extrañando las cloacas, extrañando
el oscuro rincón, tuberías turbias son las venas sus antenas blátidas y
su mamá también hinchada en el desagüe. Gregorio bebe fumigándose
del frasco de la abuela teje los sueños en la cama donde muere cada día
un centímetro más. Un centímetro más cada día se hunden los pies del
cascarudo, hecho hombre horror qué pena.

[ 13 ]
r équiem para una Hambruna

Desayuno

Abunda un cha cha cha violento mercado


trágico sicario verso perverso pobre
dejando todo violeta una parra sin respeto,
los días ecuánimes pasan y son alfileres sin huella.
Si hubiera comido tomaría cafeína
dos de azúcar y un eructo,
no hay oxígeno en la sangre ni migas
en la solapa en el estante vacío.
Vacío estomago rumiante ni en el pasto
una pradera llena de vacas poemas, amarillas,
entre la muela y los caninos entre la encía vacía
entre los dientes poemas, amarillos no hay nada..

[ 14 ]
Almuerzo

No hay plato ni óxido hierro proteína


vitamina azúcar limón ni huevo ni recitan
los cebúes bellas constelaciones,
no hay pan harina cebolla entonces
en la mesa por lo menos un trozo de algo costillas,
vísceras del perro viejo carne de antaño
enlatada lata ensardinados sueños,
sopa tarro sal para condimentar un hueco
para aliviar el pozo cargado en el lomo
de la mula apaleada,
orégano lechuga pollo muerto de frío y tosiendo
algo por dios en la muela, las traseras el atún
la memoria del pescado los dientes del cráneo
del cerdo celeste, si hay cerdo todavía en el cajón
alimentar al niño que dibuja cuervos
por dios algo en la dentadura del alma
que por costumbre muere el simple mortal.

[ 15 ]
Cena

Si hubieran restos de ayer habría carroñeros


lamiendo hoy ojos del suelo,
carroñeros del tiempo y de los carnívoros
visitantes antirosas de este rock
miliciano hambre del funeral,
y hay rebajas rebajando al hombre mísera sombra
y hay bulimia también cosa de locos
y hay locos comiendo locos hospitales y hay locos
comiendo locos tienen hambre.

[ 16 ]
d ías y Flores (La Concha de tu Madre)

Que los borrachos duelan su cántico azul


su pan de tristeza, su mansedumbre violeta
igual que el diente del vino carcomido.
Que los sudados beban sombra del árbol
follaje y el barro, cargando en sus hombros
grises la calles farol arruinado. Beban la sed
el viento enfiebrado temblor de los días, marasmo
toser piedritas mojadas, canción desalmada textura
sin seda te pincha las manos la fibra de vidrio,
alquitrán y cemento y engrudo los hombres.
Que los pinceles duelan bigotes de Frida aguafuerte
de Goya mujer del Guernica, canción de Sansueña
estribillo atornilla la imagen del pecho, te sangran
los ojos y no te das cuenta quizás mañana te venga
la fiebre, te lleven de vuelta retorno sin horno felices
los días y una perdiz acribillada junto al árbol se lame.
Que el testarudo necio que habita se queja la rabia de
siempre siempre encendida, la rabia asomando después
de la bomba juntamos pedazos de alguien no importa
total hay mas pobres jugando en el lodo, total nadie
es nadie y hay un carnicero arriba del mapa, la rabia
se asoma detrás de la puerta entra y se queda mirando
la tele, mirando la luz que quema retina y una calle
afuera pare pingüinos enfermos perdidos, pare infectados
temblando las manos pidiendo limosna puñados de sueños.

[ 17 ]
p araguas

Qué pensarás del karma, el hilo de plata


y la escafandra en el abismo.
Qué pensarás de qué, que crees en algo
que no sabes como se nombra.
Que tiene pólvora y un abrazo al puto mundo.

Si la canilla funciona bien en casa y en la noche.


Si hay buen olor en la punta de los dedos.

Quién escribirá sobre accidentes,


esos que no vemos ni olvidamos,
lo que duerme al lado y no entendemos.
Si lo que llamamos casa es un nicho
donde nos enterramos lentamente,
porque seguimos creyendo en lo que brilla.
En el disturbio de la raya de la mano,
la orquesta banal, triunfante en la pantalla.

Si de la nevera caen las calorías y el champú.


Si el koala que apadrinamos nos librara de la culpa.

Qué le vas a hecer si naciste


abajo del águila que abre el culo
y no hay paraguas para tanta mierda.

[ 18 ]
i nfinitamente Tristemente hay una Fila

Hoy lloro por vos y por la fila


de muertos que cargo en el ala
amputada del omóplato.
Lloro la ausencia, el reloj desecho
sin México cerca y sin leña,
hay un hueco ahora entre las sombras.
Los acordes simples de cuatro hijas negras
acompañaron la perra canción, amamantando
nostalgia, noche vino y grapamiel.
La plaza y los muchachos de ojos enfiebrados,
el sótano y una antena trasmitiendo la dulce
tristeza en las diapositivas de los trenes.

Hoy lloro por vos y por la fila


inédita de muertos, cadáveres están
abrigando los huesos, acariciándolos.
Lloro porque me sale del escroto un llanto escueto,
porque sí, porque toda muerte hace al hombre
más efímero más pigmeo y es fugaz.
La poesía en el ladrillo entre el cemento y la idea,
música anidada en la maraña de acordes
trasnochando en una nube.

Un sarpullido de sueños empezaron


a picar mañana.

[ 19 ]
g asolinera

El combustible que nos damos en la esquina,


la palabra que falta en tu mirada y un farol
lleno de bichos atónitos y perplejos,
es sólo un espejismo del espanto.

Dice un amigo que todo lo que brilla duele,


que todo daño del pasado está más adelante,
que mañana es ayer atragantado en el precipicio
y nos tienta y encandila.

Dice también que el pájaro de barro húmedo


en su nido de hierbas fumada por un viejo
sos vos recostado en el murito de tu casa y los escombros.

El combustible adulterando la vid,


una botella girando en la mano de los monos
y el vino que se traga en la mañana es el milagro
del agua y un pez acribillado en la vereda.

El combustible que nos damos en la cama,


llenar el tanque de hormigas blancas de hormigas.
Nos hace hijos parientes misma sangre,
piedra y humo coágulo y laurel,

[ 20 ]
nos hace bípedos los callos de la noche
la sarna que nos gusta llorar y hundir el filo.

Nos hace balbucear mover los brazos y entender


sin comprender la rectitud del aire y los puntos
suspensivos sin llenar.

[ 21 ]
a lmanaque

Suponiendo que te vas como llegaste,


martes junio treinta y nueve en qué vereda
están tus manos,
en cuáles pies tu esquina está y en qué esquina
tu sombra llora.

Una jaula el placard la azotea tus libros.

Suponiendo que entran las moscas sin permiso


por la desdentada boca por la herida del costado
por la puerta del fondo,
suponiendo que están todos de acuerdo
en que la geometría de un toro viejo y en
el esternón del pavo atómico proyectil.
Banal del tiempo están los que alzan la manito
y saludan la sotana.

Espantapájaros y cuervos cantan bebiendo maíz.

La altura del piso donde salta la esperanza


el honor del indigente la risa del colibrí,
los que andan de alpargata los que andan
moldeando barro con las uñas de los pies
tienen pan y misma hambre,
mismos muertos fusilados sin sueño.

[ 22 ]
Una jaula el placard la azotea tus libros.

Suponiendo que vuelves como se fue tu sombra,


sábado agosto mil novecientos setenta y algo
de qué lado está tu omóplato,
tu ojo marrón tu esqueleto llevándote lejos
al mismo lugar de siempre y duelen
todos los muertos.

Una jaula un placard la azotea tus libros.

Volviendo a suponer… dos mil algo odisea


en el espacio abunda la basura
y siguen guerreando los hombres tristes.

[ 23 ]
m i Abuelo Pez

El llanto en la azotea secándose al sol,


junto al almanaque amarillo tachado con crucecitas.
Mi abuelo sosteniéndose el esófago,
la septicemia latiendo al lado del perro
que cayó de la escalera.

Un pescado estúpidamente gris,


de ojos estúpidos y redondos parió la espina.
Una espina negra después del pan,
después del vino, entró en silencio
en la mitad de la niñez.
Guardando desde entonces, abejas en el frasquito
del pecho y el caballo del Guernika
desbocándose en la calle.

Ahora mi abuelo desde la casa del fondo


boquea los pinceles que quiero y sangran.

[ 24 ]
t ranquilo y Limpio

Si el aire volviese a ser tranquilo, limpio.


Si se llenaran los zapatos de carne nueva,
dos talones de acero sosteniendo un puente entre el cielo
y el cielo.
Si el mamífero sólo tuviera la gripe
y no leyera el horóscopo deteniéndose
en el cangrejo que produce la calvicie.

Un pájaro estornuda,
tose el alpiste transgénico
que lo convertirá en caníbal
y nunca sabrá que la jaula está abierta
y en la intemperie hay tierra para todos.
Si las vértebras fueran de madera,
la columna sería un rojo árbol,
un faro en la noche, un astrolabio
calculando el azufre de las estrellas,
un camino de migas para no perdernos.
Siempre hay, arriba de un muerto un ciprés verde,
soberbia que enluta la tarde de melancólica luz.
Si la espera no tuviera tantas agujas ni arena,
los bancos de las plazas no serian tan largos
y las palomas no rapiñarían la viruta de un pan duro.

[ 25 ]
Salada negra catarata,
atrae libélulas que pronostican
con su aleteo el automático llanto
del cielo
que
se cierra.

Un río atraviesa la mejilla,


sordomudo y sin brazos cae quemando la mandíbula,
avisando o recordando que vivimos
en un ascensor sin espejo
que
desciende.

[ 26 ]
s umisión en la Granja

En fin, todo este tiempo en vino,


nada en vano, van de la mano los días
son una hilera de arbustos incandescentes
que faltan, fumaré de nuevo otro tucán
lagañas del tercer ojo y escribiré sobre
la mujer austera,
sobre sus pechos cargados sobre su vientre vacío.

En fin, nada nuevo bajo el sol,


bajo el terrible dial sobre el remoto control
nada nuevo en el asfalto, rápido pasan los coches,
pasa la maquinaria el hombre orquesta enlutado
el hombre réquiem el hombre réquiem…
Que dirá tu anatomía tu tronco blando enramado,
la filantropía en desuso, la arquitectura el cimiento
fortificado tu nombre.
Quién fracturó miles de huesos, estandarte proyectil misil
endiablado, ojo de astronauta,
ojo de vidrio enfrascado, ojo de libro amarillo
verde lleno de moscas, verde pestaña asesina
verde mejilla de loro parlota casi se entiende casi…

Verde no te quiero verde, azul.

[ 27 ]
En fin, calle sin nomenclatura sin generales ni árbol,
sin la vejez del perro tuerto su rodilla rebosada.
Colgada de una rama alto abedul la más alta empinada
astilla… dieron las diez en la plaza y nunca vimos un pueblo.
Las vacas por leche mugen, las caderas se fracturan,
cantan violentos violines y pastan pasto y estopa
y stop… en la esquina de la granja
el cerdo napoleón con los humanos cena.

[ 28 ]
s i volviésemos a despiojarnos

Si volviésemos a despiojarnos,
hablarnos con las manos que nos comemos,
no dejar los abrazos en la percha,
los vinos que no bebimos que olvidamos y bebimos.

Si volviésemos a creer en algo,


en lo curvo, lo ingrávido, lo imperfecto,
lo que duele y no lastima,
la risa sin caries ni hematomas.

Si volviésemos al amniótico lugar que pertenece,


al principio al barro al espejismo,
si volviésemos de los escombros con la camisa limpia,
con la sombra planchada y los ojos abiertos.

Si volviésemos a vernos más viejos más hijos,


más alfabetos y no nomenclatura,
escudriñándonos en serio cuando hablamos…

[ 29 ]
f rente Marchita

Nos miraremos de nuevo vuelta


a la esquina mi barrio, a la esquina,
que parió negro gato candelabro apagado
crisantemo flor quemada muro del cementerio,
betún atún de la lata traficando magín
corvina seca en la orilla hay más peces
de branquia cansada y sin luz.
Nos miraremos al fin, pupila del benteveo
calle abierta una ventana el primate de la esquina
solapado mira el cielo, y se hurga en el bolsillo
la estrella menos lujosa.
Ovejeros y corderos son hermanos lastimados,
rezándole al enfermero santo televisor
garabatea la mano fumando en un vaivén.
Nos miraremos retorno, es otoño en estos días
es tarde llueve y es tarde, llueve Montevideo y llueve,
abajo los hombros debajo de mi niñez,
llueve Montevideo y llueve,
infancia azotea el fondo buscan los ojos que fui.
Reconociéndose en el pájaro caído
y en la vaca amarilla que nos amamanta en la noche
llueve Montevideo y llueve…

[ 30 ]
a cumulaciones

El silencio acumula estepas y todos los rincones


de esa casa son tuyos, igual que la luz rota de la cocina.
Son tuyos los dibujos que no parió el monigote,
oscura tintilla en el claro lienzo de los días
fatales que nos tocan bajo.
El silencio acumula polvo en la madera y es tuyo
el polvo que nos hace humanos y un poco tiernos,
un tanto hambrientos de sed, del útero jugo
picante condimento en la rutina.
El silencio acumula tigres y rayas del hocico,
titirita el colmillo el sarro un bandoneón balando
hecho añico abajo del escenario, abajo los pies
andando en la espesura de lo áspero.

Son tuyos de esa casa los rincones,


las esquinas los vértices los huecos sin llenar
los umbrales las persianas, la ventana que da a la calle
que entra el gato imaginario siempre negro,
siempre soberbio el amarillo iris en la noche.

El silencio acumula migas de un pan crudo,


harina y sal y conservantes para mantener
latiendo la carne a fuego lento.

[ 31 ]
La carne y el hueso, el tendón la falange
los nervios acumulando cal y el agua tose,
la dorsal de la espina, el hígado borracho en la cuneta
adicto a Escocia, la tráquea verde llena humo
y te donan las córneas cuando quedes ciego.

Porque son tuyas también las vísceras,


las vísceras ardiendo desde el talón al torpe cráneo
desde la yema a la caricia, desde el balcón al gris,
desde la yema a la caricia.

[ 32 ]
á lgebra

Dos por tres llueve adentro y se multiplica


la tristeza, se divide en cuatro la sombra
de un logaritmo de carne vísceras y verbo.
La geometría de alguien se extiende, se pliega
calcula los tildes del número negro
y la ventana y su perímetro la ecuación
de la azotea los centímetros del miembro.
Enumera si reirá los lunes, si morirá un jueves
hallando la cuadrada raíz del árbol que crece
en la circunferencia del hombro.
Suma empecinado en restar, suma en el ábaco
de huesos resta números rojos suma caídas.
Dos por tres alguien se acostumbra a morir
hallando el polinomio del infinito monomio
y es lógico calcular la aritmética del pájaro,
la trayectoria del puente la profundidad
de la torre el área del pozo.
Piensa y razona bebe y respira midiendo el día que falta.
Matemáticamente será padre
buen hombre vecino cristiano moral regla
de tres, clavos madera carne que camina
siguiendo sumando restando la falta balanza
la estafa al final de la cuenta.

[ 33 ]
v allejo Blues

Anestesiado aire copula en la narina,


en la marina nariz del desconsuelo
en el orificio azul de los pulmones.
Vallejo abre la ventana de mi cuarto
y duele el sol apenas estirar el brazo y duele
el cuarto las cortinas transparentes,
duele la casa, toda su cimiente el ladrillo
atroz de alguien que ya no almuerza.
Vallejo abre la ventana de mi cuarto
y el sol es sol, es un círculo amarillo
un hueso redondo incendiado hombre astroso de fuego,
tiernas muertecitas manchas y el sol
tiene cara de pobre, de estufa de querosén.

Anestesiado oxigeno los insectos


terodáctilos ambiguos del mal tiempo,
los hijos desayunados a vapor que pare un río en París.
Vallejo abre la ventana de mi cuarto
y el árbol duele apenas el viento
duele su cara de obrero, su corteza savia su pinocha
y anida el árbol en un pájaro y es un hombre de madera
doliendo la astilla la rama del jueves.

[ 34 ]
Vallejo abre la ventana de mi cuarto
y en las claras orejas de su burro peruano del Perú
perdono su tristeza, a la amarilla madre su hermano,
también perdono
a su prisión, a su terrible ternura
abril Paris del treinta y ocho triste y azul
emocionado lo abrazo.

[ 35 ]
n o tiene

Tiene la mirada rota…


casi despacito cae la lluvia
empozándose en el pecho.
Llenando la jofaina de basura,
la palangana de callos
y la piel muerta en el costillar de un pez.

Pero tiende a sacudir las alas


del testaferro búho,
idiota de las manos destrozadas,
tiene la suela y el pelaje,
el vómito de pétalos margaritas
de los locos,
tiene dos puertas en frente,
durmiente lapacho, viejo que abre
las persianas del mañana..

Pero tiende a salpicar las paredes


de la otra ciudad del ladrillo
y de los puentes.

[ 36 ]
b olchevique love

Toda el agua que nos queda en el pecho


lloverá más adelante compañera,
lloverá casi en la noche derramando
peces vadeando la utopía.
Somos la grieta que más tose la ternura,
en el áspero día nido de abrazos,
trinchera invisible entre las balas y el vendaval.
Bastión aguantando el peso, el metal que se oxida
acribillada esquina de amor, giran farolas
revoloteando en el cielo luciérnagas de azufre.

Todo el miedo que ingerimos por las venas


compañera sanará más adelante,
sanará aunque late cicatriz, aunque sea noche
la noche aunque nadie esté mirando el cielo.
Somos pájaros humanos vuelo torpe y volvemos a caer
contorsión en las baldosas, extendiendo
los huesos de la mano para mendigar el amor
que se nos debe.

Dale luz a los ojos pálidos y amarillos,


dale luz, tu frente es un sol vivo en la carne
peregrina del misterio.

[ 37 ]
g allos del Uranio

El silencio es un perro negro sin garganta,


ladra con los ojos a la ballena flaquísima
que carga en su lomo un puñado de esqueletos sin sombra.
Sus miradas se enredan con la rectitud del horizonte,
frío que los hace transparentes y funde el miedo
tratando de armar la palabra humano.

Un gallo de alambre,
seis metros de bisturí y luces de hospital separa el tiempo.
Quién le da maíz lo afila,
mientras el hombre sin nombre se desangra en la cresta.

Mastica uranio un niño iraquí


y cuenta con los dedos que le faltan tiburones en el cielo…
otro por los escombros de lo que será tu casa…
llora frente a la abstracta geometría de las pieles.

[ 38 ]
a utorretrato de un Perro

Mi hocico moquea escama deja caer su linaje,


su negro paladar, sus babas, sus caninos amarillos
deja caer su Chihuahua atropellado por un tren.
Mis ojos ovejeros saliendo de las ranuras,
manto negro cuidando un rebaño muerto
cuidando lana de vidrio de una ciudad inconclusa.
Mis orejas sordas sabuesas manchadas,
mi tímpano alerta sucio de gatos mis amigos
perro que ladró burgués y salvaje,
que muerdo mi tibia canina y mi peroné.
Mi esqueleto pálido fósil siniestro,
mi esperma olfateando perras mi celo que aúlla
lunas y veredas, mi efímera huella hociqueo
un árbol las ruedas de un coche.
Mi pelaje mis pulgas queridas mis heridas,
la perrera al acecho la sarna sirena rojeando
paredes, orino portales orino azoteas,
-no da la patita no hace el muertito- orino la vereda
de tu frente, vuelo entonces olfateando lo que pierde
el agujero, el trigo del pozo la luna terrible,
compañera invisible escapo por dulce noche.
Mi embalsamado mastín rabioso de puro miedo
el barril del San bernardo, fiel compañero borracho
fiel animal ladrador, que labra la esquina siempre
que ladra al círculo blanco brillando en el triste cielo.

[ 39 ]
t odo el personal que habita en mi Entrecejo

Al idiota que me habita torpe y fiel a la vagancia,


al que se rasca el testículo con el meñique del pie,
al buda bajo la parra acariciándose el abdomen
contando pelusas viejas extirpándose los piojos
de la ingle y la razón.
Al proletario que viste mi overol sindicado,
mi traje de fajina chorreando sudokus por la axila
y crucigramas por la punta de los dedos.
Al obrero del verbo defecando versos descarrilando
un tren, descarrilando su sombra una mañana cualquiera.
Al burgués hinchado por un pan horneado por otras manos,
al que traga cansado el humo de abril y fuma
un pájaro de cartón, traga cansado el vino tinto
rincón un tetra brik enlutado iluminando la esquina del esqueleto.
Al moribundo acostado en mi hospital,
en la camilla incendiada diagnosticando la abulia,
al que bebe barbitúricos batracios del orinal
al enfermero del fondo pariendo algo oscuro
en el quirófano.
Al imbécil que recorre los pasillos de la frente
tropezando en la escalera, al que hurga en mi nariz
pedazos de tristes noches y milonguea los viernes tango
rayitas y escocés.
Al que se cree gigante y proyecta la sombra
de un pigmeo en la vereda, al que se cree poeta maldito
de los días y balbucea te amo por no juntar fracasos
en el izquierdo motor, en el músculo del pecho
y le duele al acostarse las palabras que no dijo.

[ 40 ]
Al que conduce un camión y se estrella con la luna,
al que colecciona muertos al costado del camino
y arma con sus huesos peluches para calmarle el sueño.
Al equilibrista del pretil de mi azotea,
al que disparó en la sien hiriendo al pájaro oscuro
bajando al patio con un acento extraño,
aliento a pez putrefacto a margaritas masticadas por un loco.
Al que ama con locura a la criatura que trajo
al que sabe tres acordes y transpira mi guitarra
y canta Ernesto efe pálidas canciones.
Díganle que lo amo y lo aborrezco, que le quiero cuando
llora y entristece, cuando se retuerce de amor,
que le odio cuando del viento hace un panfleto,
cuando no encuentra la palabra bisturí y se hunde en el sofá
y lo vuelvo a querer cuando se acuesta bajo la sombra
del árbol quemado.

[ 41 ]
c uando caiga el cielo Envenenado

Humanamente nos matamos,


sal en la herida
sortilegio estúpido patriota.

Humanamente forjamos la reja,


fraguamos la celda y el pasillo
sellando el canto desnudo.

Hablaremos del error cuando


caiga el cielo envenenado.
Hablaremos si podemos si respira
el protozoario, renacuajo en el milagro
sangrando las buenas nuevas.

Humanamente plantamos ladrillos


miedosos que llueva gente.
Cuidado que nos roban los extraños,
sudor del huerto naranja negra.
Extranjero lomo envasa el tranquilo sueño
el petróleo y el sofá, el bienestar de la nube
supura el dolor de otro.

Hablaremos si podemos si respira


la mujer incendiada en el cajero,

[ 42 ]
si respira la memoria en el baúl
del barco, mi madre niña mi abuelo
echado por rojo sueño.

Hablaremos del error cuando


caiga el cielo envenenado.

[ 43 ]
u n tajo Maravilla Carbón

Hoy escribo desde el lugar que me vio parir


otro día estornudando mariposas
y la tos retumbaba en mis paredes
y en las gargantas de los niños perros ladran.

Escribo desde el pliegue último sonrisas,


del primer aluvión de moscas
las alas de libélulas caen y crujen.
Pliegue último sonrisas escribo desde
los ojos del ciego sin sueño paracaídas y pienso
que estás cicatrizando.
Pienso en vos masticando margaritas
acribillada pétalos, bastión, bastón mi muleta
en la axila desprende un hedor y anoto los clítoris
en mi libreta y anoto el teléfono de mis partículas.

Llegaron abriendo paraguas poniéndose el saco


golpearon no entraron y escribo y siguieron
lamiéndose el aire y escribo sobre la lluvia.
Llegaron camino pájaro abierto nido la rama
gris nube camino llegaron al puerto,
recorte y pegue y escribo sobre cuando decimos amor.

Escribo pensando que existo en tu vientre


embarazado de un muerto y anoto los respiros
de nuevo en mi libreta y anoto que es terrible
lo que duerme en mi costado y escribo.

[ 44 ]
Anoto que mañana en la tostada el trigo olerá
a estiércol de mamut a sartén a sexo y brujería
y te desenredarás el pelo.
Anoto sobre los hombres que tienen caspa que
tienen hijos ojean las nalgas de los caballos,
ojean sus días escurriendo la esponja sombra
su esqueleto su andamio amarillo,
que dicen salud tu pecho esta inundado de ranas
de arquetipos paralelos tipos tristes acodados
hay hielo en las ranuras de las caras.

Llegaron machete lápiz en mano te rajo


de un tajo carbón maravilla.

Escribo que ayer pudimos ser felices


y anoto comprar una libreta.

[ 45 ]
c arta Umbilical

Madre, estoy ya sabes en el negro útero


que te parió y te tosió, donde creció el fémur
haciendo efímera huella tu sandalia,
donde tu boca empezó andar y balbuceaban tus pies
numeritos en la escuela.
Estoy en el lomo de un toro estoqueado,
sangrando arena y sal de un triste mar sangrando
pan pinceles y grafitos.
Por suerte sangro tinta óleos viscerales tuétanos
palabras trigo y divagues,
la risa siempre en la carie aunque llovizna
en el costado que mira al sur con la lupa
y sigo siendo invisible llevando el barrio en el pecho.
Madre, por suerte hay híbridos entre luna y Lorca
fusilados y amarillos en la sombra de un olivo,
apartan el cáliz beben el vino y anotan
los monstruos paridos de la razón.
Hay hermanos debajo de las piedras supurando
versos tallando el cielo,
hay mujeres exprimiéndose el ovario escribiendo
con el jugo nueva trova, nuevos vientos un tornado
piloteados por un rengo.
Madre, estoy borracho nuevamente, perdón, también fumando
girasoles y de noche trago el humo de una oreja,
trago el humo de Picasso lo que soñaba el abuelo,
una mujer llorando tristemente cubista.

[ 46 ]
Trago el humo de los otros, perdedores del naufragio
la derrota el paredón, la cuesta adoquinada húmeda,
pájaros quebrados en la absenta del árbol justo
y un nido para todos.
Estoy en el lomo de una cabra envenenada,
en el anca del cerdo en la mula esteparia
farisea amnésica pezuña.
No te olvides de tus muertos de tus hambres,
de la fiebre tifoidea, de las lloronas de negro,
de las mujeres rapadas del chivateo más bajo
de la vergüenza, no te olvides del bombardeo
que dejo a la abuela analfabeta y el sueño entre los escombros.
Madre, estoy en la bodega del barco que te trajo
atravesando una lluvia, cruzando un inmenso charco.

[ 47 ]
p ablo Camus
(LA SERENA. chile. 1980)

Placajes íntimos
e n la Soledad

En la soledad se descubren
los relámpagos del infierno y el placer
de la razón descuartizando a la locura,
se abren las persianas
de la penumbra
el cuartel de la sombra anclada
a la pornografía de un trueque de silencio.

En la soledad se extinguen las marcas


y la debacle de un andén arañado de cariño,
de un sofista estremecido por el parto.

En la soledad se entretejen los dormitorios


las posturas y las intrigas de una biblia.

[ 51 ]
e xplanada de la Existencia

Hoy se escribe un último libro tartamudo,


un libro libre de auto-análisis y
libre de la incomprensión de los hijos ya paridos,
de los clavos enterrados en un eclipse.
Hoy se libran las batallas del silencio y
la resistencia del desierto a la mitad de una gota,
a una magistratura de ensoñación casi amada,
casi desvestida por el último libre molar:
héroe sofista en la inmensidad de los pechos de la tierra.
Hoy se entierran los resquicios de la sangre,
de la miel y la miseria empapada de iris,
empapada en las planicies del semen,
en el hombre farero de lo turbio,
en ese escaño de mar y en la mitad de la existencia.

[ 52 ]
p eriferia de una Herejía

Aquí…
amiga de oxígeno y vapor de muerto,
origen de la ráfaga
y estocada en la imaginación de los burdeles.

No recuerdo el derrame de tu rostro,


el holocausto de la piel,
y a ti… túnica vestida de almanaque
no recuerdo al lunático desvestir de la palabra,
los orígenes y fragmentar la tormenta entre ojo y ojo
no recuerdo los colores de la costa en los pliegues,
en los embalses periféricos de las trompas.
Una soledad bulliciosa no recuerdo
más la aguja de un poeta
atravesando mi herejía en su demencia.

[ 53 ]
s ólo para Dos

Se derramarán los canales de otro canto,


el tsunami, de tu pozo, en la riberas del diafragma
se esparcirá, el capricho del poeta
labrador de lagrimales domesticando
la robótica de una lágrima.

Hincharé de mi nombre tus pupilas y la serpentina


de los oídos bajarán para abrazarte,
te envolverán a puñados y trozos
por la médula reinventada de mi canto...
criatura de la delicia,
espero en la escarcha a la muchacha
diosa de huesos sujetando mi ventana,
pastelera de la memoria y dulce contorsión de un monumento.
Las paredes me cantan la ópera del arado,
una ópera que dibuja una alameda
una estatua petrificada de ti,
momia de un recuerdo
de un naranjo sembrado de nutrias.

Espero cosechar tus horas de soliloquios,


de aprendiz de aprendices y tus gestos,
mientras… beso la sombra carnívora,
aquella psicosis de nube roja que sentencia
el último cristal adormecido de tu labio.

[ 54 ]
p legarias del Torso

Tráquea de los pálpitos,


y se apersonan latidos entre rejas,
el discurso carcelario de un palacio de huesos,
los contornos de una cicatriz de cabello de doncella,
una puta de ataúd que gime tras el calcio disfrazado de castillo,
una mueca en la espiga, en la lengua que respira el torso,
una clavícula a lo lejos y la pornografía del fémur,
una tibia que provoca en la contorsión profundidades,
cinturas atiborradas de éxtasis,
cuádriceps intoxicado de letras en los durmientes.

Se escuchan plegarias tras huesos, gemidos de tortura


y una rebelión de las estructuras de los músculos,
esos dioses que no se alcanzan, blandos como el pan de misa,
y sigue gimiendo tras los huesos el sepulturero de la sangre,
la puta que desparramó su humanidad,
que reveló los huesos a una plegaria de miércoles ceniza,
día del hueso que se burló de su blandura…

[ 55 ]
d esayuno

Contestadores de manos en el manto,


aprecio y elocuencia, la arruga que lo envuelve,
que trepa en la ingle de luz en las pupilas,
retinas que se palpan al estrechar las piernas a otra carne,
a otro olfato, y se mira el acordeón entre los ojos,
se mira la techumbre anquilosada,
una masa de aire que se derrama de amanecida,
y huele féretro, besos mientras se incorpora el hueso que se viste.

Al dormitar las pulsaciones, un animal ruge la pérdida


de su inconsciente,
el que mata y besa las contorsiones de una bestia,
tribulaciones de los acuerdos mamando el pecho,
inocencia del crepúsculo mientras se duerme en Estalingrado,
subsuelo de la barbarie que se entumece,
que recorre los párpados violetas del que sigue besando,
incólume, erecto, en el sueño del laberinto,
promesas de los secuaces amando prójimos,
a la amante del cura del bautismo,
rezo que se perdió en la espesura del bosque,
en la contorsión de una postura en estado de coma…

[ 56 ]
e scenografía del Olvido

Espera la sangre… y borbotones desbordan


el cuerpo y las alas que lo llevan
donde nace el canto de una niña.

Tiempo en tiempo se añora a la letra


que golpea con sonrisas
el recuerdo de un momento,
de unos ojos indagando en el poeta,
de una palabra blindada para romper el hielo
de focas que se atesoran en la marcha.

Olvido del rostro…


de la sílaba
y la mano del acento que es morfina en un paisaje de clínica.

(Paladín de pechos en el lacado de un verso).

Extraña sensación de escribir


con el rostro sin rostro y la metáfora…

[ 57 ]
r egalo

Y te regalo las espuelas,


aquellas redondeses de mi átomo,
epicentro de la mirada en el rincón
donde crecen las palmas y el fruto del crepúsculo.
Y busco el arenal más próximo,
aquel desierto donde vivo y miro
y circuncido los miedos.

Te busco en la colmena,
zarzamora que duele de reojo,
en las horas vivas de un maestro
albañil de pájaros heridos.
Y te encuentro…
y los aromas del sentido emergen
suicidados en el delirio
el fuego de esa historieta felizmente yodada.

Escucho la cigarra y cantan mis latidos,


la última marcha de un sueño
en la cavidad del tórax,
en la contemplación circundante
de la forma más hermosa
y la proclamación de un pensamiento.

[ 58 ]
e cuación de la Genialidad

Admito la vagancia del nada ni del nadie,


de no saber cómo se lee
la ecuación de otros para otros,
la suspicacia de una cátedra
en la mitad de un encéfalo adicto,
de una encarnación marxiana
y la fatiga de saber en la garganta de un científico parque,
de un sendero que emerge
al décimo primero discípulo de Roma,
consejero de la pluma,
del ave que mutiló el ala para ver nacer
una pirámide entre lóbulo y lóbulo,
entre lo plausible y la obstinación del errático tomista,
de la gangrena esparcida en la ecuación
y en la voluntad del genio.

[ 59 ]
i ntrospección

Descubro soledades en los pasos,


en la dislocación de un exilio que derramo entre escrituras.
Señalo la barbarie de morir respirando el polvo que se cría
en los rincones,
en los vacíos dormitorios que me resguardan,
que se olvidan de la caída libre
que desgrava sillones y unos cantos que se imaginan.
Se espera una llamada,
la mitad de unos pechos desnudándose a los pies de mis pupilas,
en la escarcha solitaria de unos libros,
de una filosofía que se encorva y se cae por la ventana,
por el caldo que se prepara para almorzar los dolores de la guerra,
del ciudadano que se entumece en mi aberración,
en la inconsciencia cuando miro el ansia de tener romance
y un escalón marchito,
una losa que me descubra los pañuelos de luz,
un caricia de bosque que me llame,
que debata la muerte de un poeta en la rigidez de su estructura,
una melancólica sonata que se clava en el pecho de mi noche,
piernas de mujer que ahorcan en la frente.

Un Cristo mira los cortes del desánimo,


y no creo en los tablones cuando miro
se cree en los clavos de la tibieza,
en el agua que bebí para santiguar los talones del frío,
las mejillas coloradas de soledad entre pantallas,
entre teléfonos animadores de huesos,

[ 60 ]
la saliva que se enferma, que se nutre
de nostalgia en el caminar del poeta
una linterna para cabrear ligamentos,
los que unen la tragedia de vivir sonando en los papeles,
en los bancos de escuela, recuerdos que se amalgaman al descubrir
al pirquinero que se funde,
y vuelco el ansia, la tozudez de mis plegarias,
esas que se viven mirando principito,
a la obra de un Dante que sofoca,
que se estira de tiempo
y parte la elocuencia de la insignificancia,
y revivo de muerto,
me lanzo nuevamente por la ventana,
me extirpo las ideas
y se las regalo al papel entraña de un bosque que me espera,
que sigue entre las orejas para clavar las hojas del retiro,
de ese canto cuando se parte, la irritación
y descubrir los pasos en la neblina
el síncope que se desglosa en la poesía…

[ 61 ]
d e lo Marchito y el Poeta

Cianuro y canto a los amigos poetas, esos que vienen marchitos,


dislocados en los cuentos de la urbe, repletos de manojos en el pe-
cho. Hoy canto a unos dedos y a la soledad del escritor cuando se
alimenta en el quebranto, en la fractura de los cuartos cuando se
recorre, y fuma el antaño de los cuerpos, la médula de los pelos
que se dejaron en la camiseta de los truenos que parieron la noche de
la prosa. Hoy canto a los telares que resistieron la mano y la poesía
de un poeta en su camal, una muerte con sonrisa en la garanta, en la
sanción que se inspira para fusilar al fusilado. Hoy le escribo a los
poetas que se amparan, que se degüellan desnudando a la noche, en
el paraíso del olvido y en las cuerdas que ahorcaron a un cadáver
sin metáfora, sin estruendo de piel en los aposentos desnutridos, ali-
mento de un labio cuando se recita la carne de las murallas, la saliva
del armario que arrimó las nalgas, al que se fundió en la arteria de un
verso, en la pose literaria donde fornicar los cuentos de una alcoba.

[ 62 ]
e lecciones en la Patagonia

Suena la piel,
el pánico de un cerebro en crecimiento,
brotes ataviados en las fauces de un enano,
agonía de un brote impregnado de camanchaca,
estrechez de la vista de una jíbara de alcoba,
la transfiguración estremeciendo los brotes de una tecla,
matemática del dedo, letanía de las uñas con el cuerpo tartamudo,
un libro,
la estantería sofista perdida en el rincón de los deseos,
tribulación de la tribu esparciendo sus encuentros,
triturando el dogmatismo pipas en la tierra,
danza donde cantan los tambores,
donde percusionan los rostros de las hojas,
donde el rastrillo abandona la sonrisa,
la orgía de los árboles, plantaciones de posturas que pisotean el goce
de los vientos,
la pampa regurgitando el hielo del olvido.

[ 63 ]
v iajero

En la vejiga los anhelos,


extravagancia del viajero que recuerda
animales de paso y letra,
pitar teléfonos fusilando soliloquios,
amoríos en la espera
y las ansiedades que se rectan en la huida.
Pensar sentado en las colinas que se pasan,
en la mujer del anciano
que lo aturde en atención y la costumbre,
y sigue rodando,
en cada paisaje se traga el abandono,
serpentinas de recuerdos
cascadas en la cara,
huellas que se quemaron en el límite
en las sendas desnutridas,
en las colinas de un pie que se derrumba.

[ 64 ]
p erturbación de un Tac Tic

No hay lecho, un tac tic de carne


presenta las obscenidades del tacto, y el desplazamiento
de un tic de tac, polvoreando lunas.
En el tic, se respiran los funerales de un trueno,
la tormenta golpeando, robles de primavera.
En el tac, se encarcela al perturbado y al clínico de granja,
un tac de tic, fornicando los caminos extirpados,
la ciudad beligerante, y al espacio
tiritando en el tejado del cielo,
tic tac,
se roza, el tintineo y las olas ajeadas, de tac de tic
en un grito afiebrado de espacios,
de cuerpos, de silencio y fracturas, bebida de inviernos,
y el púrpura taconea, rumiar de hombres, el oleaje,
las perturbaciones, un tac de tic que fermenta
en la música tac tic, las extremidades de un verso.

[ 65 ]
p or favor... una Pregunta

Va comiendo el solitario sus letras de luna


y la pila que no envejece
en sus frutales de silencio.

¿Será el silencio una rosa


desnuda acariciando sus lamentaciones,
el silencio cuatro frases que se esperan
pisando una espiga de texto,
será que se extingue la mordedura de una vela
que vio fundirse al clavo justo al centro de un escritorio,
será la puna de la montaña la droga de un útero canonizado,
será, la luz pornografía de un viajero de cuatro frases?

Se desvisten las caricias del silencio,


la multitud de gaviotas
y la cópula entre velas y la pascua de una prostituta.
Se apuesta y la risa se ríe del silencio
en la curvatura que emerge a la sombra de un murmullo.

Así… ¿se apuesta por el tetamen


y los mil cuentos lubricados por una cáscara que cae y cae?

[ 66 ]
v iaje de Silencio

Recuerdo un dolor de luna,


la trastienda en la alcoba
y un niño que abraza un juego eterno.
Me recuerdo de costado
bajo el aire que acaricia
una gota de lluvia
y unas porciones de nostalgia,
de escopetas estallando
en los cuencos de mi garganta…
Y hoy regreso del paraíso,
cabalgo letras divorciadas de las manos,
enraizadas en la cabeza de un hombre
que amasa el silencio entre tostadas de aceite…

Una margarita arranca labios de canción contenida


y los gritos mutilados en la cincha de mi tórax…

[ 67 ]
f ontanería del Miedo

De mañana respiro las cañerías


y el recuerdo de la palabra que llega en adoquines,
en traviesas toneladas
incrustadas en el costado de mi lengua,
llegan ladrando,
vestidas de colmillo
en la esquina ortopédica soporte de todos los miedos,
llegan famélicas
descuidadas en el nauseabundo cerrojo de una ciudad
que guarda melenas enquistadas,
en los jarrones donde la enredadera crece
y dispara agonías en el cauce que arrastra
las estaciones de una úlcera.
Y se vierte el sulfato para aderezar la llovizna,
la tortura aviadora de todos músculos,
la quimera atolondrada en el espejismo
de una novia saludando un milagro para un ciego irreparable….

[ 68 ]
g argantas que flotan en Huidrobro

Vuelve la oscuridad,
el caudal de una garganta,
la cumbre de unos ojos de estrella,
nubes que dibujan los miedos
de un pájaro aprendiz del infinito, una constelación torturada de letras.

Devorados los instintos el buitre se lastima,


se hiere de muslos, tramo analizado en el propio aliento,
polvos esparcidos en los huesos de los títeres.

Queda la caricatura de una última crecida,


últimos versos que se responden con el canto sin rostro,
olvidada sinfonía de un mar sin olas…
aguaceros de humo en la agonía del llanto
y en la última idea de un marítimo contorno.

[ 69 ]
g laciares

Cuando se derriten los glaciares,


se pernocta en la escasez, en la tempestad del ceño,
en el gesto donde se atiborran lagunas de miradas,
señuelos de un hombre que se sienta a cosechar ríos de mejillas,
cantos fluviales en la espesura de las torres,
en el embalse donde se acumulan los truenos de una etnia
y la calvicie,
del que vino a golpe y se estremeció en el segundo tiro,
el que no pudo descargar la furia de la planicie en su cabeza.

Una especie en el supuesto peca de teoría,


de contabilidad en los dedos del oráculo,
donde el poderoso se deprecia en ambigüedades,
y se brinda en el establo, en la orilla de un palto
que llueve aguacate cuando quiere, y se recta
en la penumbra, en la solemnidad de una muchacha
que recia su envoltura,
la caústica palabra entre dos mitades, la niebla y los glaciares
que se alzan
en el puchero, en la fregona que respira en el vientre,
en la quietud de los fantasmas, saliva de un espectro que presiona
las axilas del trueno, el llanto de la querida que agoniza,
que destripa funerales de amor,
gemidos desérticos en un río de oxígeno,
una sensación de cabellera y rostro a media tarde,
a medio pulmón, a medio sembrando los dientes del espanto.

[ 70 ]
m edio Centro

En el medio centro de una mesa se aturden las palabras,


la dictadura de un acento, visión en la elocuencia,
el expulsar los sarpullidos de una caja en lo rancio,
una marea de ojos, pupilas que se extravían en el océano de un libro,
lengua que estrangula la saliva,
la libertad de un folio herido de bolígrafos,
hoja pulida en polvos de agua, filo donde rebota el deseo la escritura,
el medio centro desnudando el óleo, los pigmentos de la agonía,
rutina encarcelada en el ego, que todo lo revienta,
que todo lo disfraza de atuendos mercenarios,
un rapto de luces, al crepuscular la tarde,
medio centro que se empacha, que lloriquea las falacias lo esencial
de las falencias,
un matutino en la rabieta, columna y estructura de un paladar de escuela,
filosofía curandera en el ritual de un manifiesto,
sueño de un mamífero puliendo
la totalidad el todo la libertad del margen,
un cero coma y cinco milímetros más de espacio en la caligrafía
que lo inunda,
que lo transgrede estupefaciendo la tarde.

Llegó el momento de agrietar las amígdalas,


los balbuceos inconscientes de una pared,
gemas que atascan el mosaico, conurbación que le da vuelta a la tecla,

[ 71 ]
impresión del tejido emancipado, estruendo donde se aparcan
los tiques del encierro,
el escarnio disfrazado de tortura, la retina que palpita la cólera
el papel de la memoria.

[ 72 ]
a l Alba aparecen los Chamanes

En los huesos, el soldado el aterrizaje espera,


claveles de la madre
espera la evangelización de los que protestan
los males del enfisema que los mata.

Un grabado de grises al hierro,


al escritor, a la tecnocracia de los sumideros,
esas prácticas de hacer tinta mientras se piensa
escritor en el olimpo, un embutido de letra
pernocta la ensoñación entre lienzos
donde se silencia a los que miran de costado,
hombres que resuenan la escritura
y el ejercicio que derrumba los señuelos del espíritu.

En el centro de la tierra una raíz,


se fecunda, en la tinta un ser de letras,
un chasquido de apariencia
de estética forjada en pantanales de savia,
en la masturbación del hombre y los clavos de occidente.

Hinchado en las campanas descubre la profundidad


de las uñas, vestigio colonizador de cabalgatas sonámbulas,
dibujo de los camastros en los cuencos,
en las grietas de espanto donde se fornica
la imaginación y unas olas de pantano.

[ 73 ]
Se construye una esfinge de hormigón en las orejas,
en el pensamiento abolido en la esgrima
y en el filo de los hombres,
en el arco de un puño teñido en el púrpura,
en los colores de la pampa donde se grita Chaman al
espejismo literario…

[ 74 ]
a nidando la Razón

Se desliza desde el calor la razón


y se precipita en el filo de la consecuencia,
se cae de nuca,
cae a la consonante que la irrita,
al charco que la conmueve
en el seño donde los rascacielos le palpan
la incertidumbre a la indiferencia enrostrada,
la humanidad carmesí.
Historia y reproche de la fiebre en lo hondo,
opaco de un rito corrompido
orgulloso de una virgen,
evangelio fornicado
en los senos despuntados por la pupila,
unos ojos pálidos de embeleso,
el cáustico grito matutino,
la masturbación roja
enrojecida en la pulpa de una mirada.
Festejo donde se acaricia el tapete de la piel,
los clavos dispuestos sobre las sienes,
sobre los charcos del dolor…
Vientre verde y unas horas de tejido,
versos que rompen la neblina
ahí donde los poetas nidan lunas para la historia.

[ 75 ]
u mbicalidad y Poesía

Se cuelan las nauseas de hambre


y entresijos,
la umbicalidad derramada
entre los dientes,
pasillo del vidrio
donde se agrietan las caras,
y se pernoctan los delirios
y el oblicuo de un discurso sumergido
de oraciones,
de rodillas besando las estampas
de una margarita,
la proyección de la catarsis
de la carne,
la estirpe emergiendo
de un sicario acechando la conciencia,
al pobre de la idea y a la palabra tras los brotes,
al creacionismo de barrio entre los zapatos,
a la espera de Cyranos cuando llueve,
cuando se imaginan los pasos afónicos
dardos mareados de altamar
en el semblante de la epopeya,
en las cuerdas que sostienen
la tinta que gotea entre los dedos,
saliva que demarca los trazos
de la noche,
un pliegue de sábana que graba
las extremidades encorvadas,

[ 76 ]
el pecho de los textos
convulsionando en las cerillas,
civil guerra con la escritura,
con el ejército nacido de los ponchos,
acequias explotadas en el olvido,
creación y señuelo de una estrofa,
una lápida vertida de angustia
en la estatua moribunda donde van
a parar los senderos de unas letras.

[ 77 ]
e l Dolor de un Molino

Un molino da pasos y sueña en la palabra una estructura,


bujías donde condensar la esperanza,
un reclamo de hierba y grados
y seguir consumiendo el viento de los ojos,
las mejillas que se ríen en la palabra
donde se navega la barbarie de los labios.
Un molino saluda a su nostalgia
y se hunde y renace en su propio paso,
se ríe del desierto,
se bate duelo de poniente, y le clava un puñal a su alegría,
a la materia insomnio que lo turba,
que lo desgrana de ansiedades
en un ir por los pasillos que se retratan,
que se esculpen, en la rabieta de los ciclos,
en la inmadurez de una pradera que lo insulta,
y lo acaricia turbando la consagración de un cáncer…

[ 78 ]
l a Herencia de un Convicto

Un pájaro marcha entre camisas de fuerza,


el doblez de su tabaco
estruja la saliva y el tropiezo
de los corderos estériles de aire,
y viene dios sollozando
flancos, consolando vírgenes
y se bebe un consomé de capillas
entre las sillas esculpidas de huesos.

Prófugo de tumbas
la sombra y la víbora
rondan la siembra de un bocado,
y en las colinas dios se disfraza de costillas,
el jadeo se toma las esquinas
y se hunde el bronce entre los hombros,
el hielo se cae sobre los genios de la república
y un convicto se tumba en las astillas del oráculo.

Un árbol pinta un ahorcado en su brazo


y el verdor de un traje oyente entre la bruma…

[ 79 ]
d e Regreso al Norte

Fantasmas hipotéticos entre sur y norte, entre el pan,


el niño, y el oro que inspira un chapuzón de tierra
donde nace el juicio de la incontenible
marcha del principio que ya se esfuma.

Mandíbulas de Sabella estremeciendo los dientes de la fiebre,


de los callos hinchados por la retina:
mirón de manos en un segundo infinito que destierra la salmuera.

Se quiere tanto, tanto…


al tomate enrojecido,
a la tuna,
teta de luz que resuena a la hora de la partida,
sepa del sudor que emite la fragancia del hombre,
sosiego que destila las nalgas y los atardeceres.

Fantasmas hipotéticos entre sur y norte,


aire seco y de pelo liso que viste las pulgas
para trasnochar el mosto,
un último caldo para la arenga de la plaga,
una última intifada al nicho de agua ardiente que deja respirar
a la madre,
al concilio entre hemisferios donde se cuece la rapsodia.

[ 80 ]
Se desea tanto, tanto…
ir y venir y sudar la nalga en el pájaro biónico,
sensación de abeja en flor y en otra flor,
de la canoa golpeando el océano al pez
y solloza en la contradicción del mutante en la apertura del cráter.

[ 81 ]
e l poeta no renuncia al Pensamiento

El poeta no renuncia al pensamiento,


le otorga imágenes a las arterias que le gritan,
se desnuda ante una bandeja de fruta
y se retuerce con el niño que se despega en una franja,
no renuncia a los clavos que le lloran,
a la sangre de la selva,
preludio que se esconde en la reforma y el trabajo.
El poeta no renuncia al pensamiento,
a la superestructura no renuncia,
el poeta no vence en la imagen sin sentido,
no glorifica en el ritmo circense que a veces lo confunde,
al sindicato y al grito de reforma en las horas
que mata de humanidad a la familia.
El poeta no renuncia al pensamiento,
a un enamorado de otro hombre,
a la mujer besando la margarita de otros pechos,
de otra feminidad irrenunciable,
el poeta no renuncia al pensamiento,
a la fragancia de la mujer en sus trincheras,
a la alfombra capitalista de las letras capitales.
El poeta no renuncia a la guerra social,
es combatiente de mutantes en las entrañas de la guerra,
y el poeta se come los misiles sangrantes en las pupilas,
bebe la filosofía del asfalto,
la teoría de la resistencia y el poeta no renuncia, al pirquinero,
a los almácigos de la tierra no renuncia.

[ 82 ]
El poeta no renuncia al pensamiento,
fascina la hospitalidad de la granja,
es campesino subsidiado en la miseria
el poeta, y no renuncia a la violación entre posos petroleros,
es camarada del verso y la granada en la semántica.
El poeta se viste de hielo para preservar el gélido del hambre,
contundencia del bolígrafo encaramado en el temporal,
obrero cuando se germina el polvo,
sucedáneo de la política disfrazando los cuarteles,
la injusticia de la clase dominante.
El poeta no renuncia al pensamiento,
no renuncia a la bandeja de fruta
y sin clase fructifica repartiendo la tragedia,
la barbarie de ser hombre entre los árboles,
ser alga entre marejadas y dormir en las crestas
entre mantos de agua,
esclavos de los embalses que lo nutren,
que lo rasgan de colores,
que lo difuminan en la esclavitud de la intemperie,
desnudez donde el poeta no renuncia, se encadena.

El poeta se vuelve estrafalario sedante para el amor social,


una vacuna para las ratas pensantes,
y el poeta no renuncia a su escondrijo,
se encamina entre roedores para falsear su resistencia.
El poeta no renuncia al pensamiento,
no renuncia a construir barcas de amapolas,
de contagiar su libertad y su anarquía,
y se bebe el autoritarismo,
se peina con independencia
y hurga anhelos caminos que se inflan,
que le ensanchan la vía férrea al disco duro de su tórax.

[ 83 ]
El poeta no renuncia al pensamiento,
el poeta es hierro inamovible, al pensamiento no renuncia,
escarba cada día,
se titula asesor de pájaros desalados,
sepultura de un desierto que enviudó, y que lo visita cuando quiere,
el poeta no renuncia a su anarquía,
besa la maestría pero no basta,
se desayuna la vida de otros cantos,
el padecimiento en la montaña que recuerda al bárbaro suplicando
mares de comida, agua de músculo para enfrentar la hierba entre
sus dedos
y el poeta no renuncia a ser bastón y silla de su bastón,
a engullir la obra más sencilla de su brazo.
El poeta no renuncia al pensamiento,
no renuncia a la esclavitud de la mudanza,
no renuncia al financiero que lo ahorca,
que lo visita entre dardos acentuados,
líricas flechas de nuestro siglo,
y el poeta renuncia a los pies descalzo roedor que lo viste de mañana,
una letrina en la pestaña y en la congoja que lo aguarda entre pañales,
contorsiones de la piel pensando en viajes de luna y lágrimas piadosas.
El poeta no renuncia al pensamiento,
no renuncia al grito del exiliado cuando le despojan hojas, tallos,
raíces donde encausar el río que le recorre,
el poeta no renuncia a Recabaren,
a la muerte por fusil de una carne entrelazada,
a los hijos abandonados en los causes de la pólvora,
estirados en los recintos,
arrumados en las cavernas de un mutante uniformado,
el poeta no renuncia a las praderas de los huesos,
al detenido que resistió lujurioso la venida del gatillo,
que se vistió de muerte en la arena de un norte,
en la quebrada donde lo vieron por última vez,
flor que crece con un litro de rocío y se muere al caer la tarde
llovida de salitre.

[ 84 ]
El poeta no renuncia al pensamiento,
no renuncia al mineral del burgués que se entraña en la matanza,
la lucha de influencia en la nuca del vocablo,
pero el poeta no renuncia al rompe olas,
a la planicie de las alas,
elocuencia del chaleco anti balas para derretir la guerra que habita
entre sus pómulos.
El poeta no renuncia al pensamiento,
no renuncia pintor de omóplatos que se esmera,
que exige justicia al tiempo y al sueño del arte,
a la herida de hormiga que vive bajo alas que se corrompen,
y el poeta no renuncia a leer a una paloma,
a mirar como detiene temblores en el río,
el poeta no renuncia al azuloso que lee sobre los timbales,
a la pequeña que desarma las imágenes de maestros inconformes,
y los almácigos resuenan con la primera luz,
con la primera carne abierta de mañana y con el vientre,
y el poeta no renuncia ni a la hoguera ni a un lamento de la Amazonía,
se retuerce con la raíz despoblada del gentío,
con la nevera vacía entre sus ojos,
no renuncia a la madre que se arruga en la tortura de un hijo de plata,
a la matanza del decreto no renuncia,
a la repartición de los talentos y al puritanismo de la ideología.
El poeta no renuncia al pensamiento,
se derrama en la naturaleza de la cánula,
en los alucinógenos que se beben en las salas orgías de política,
erotismo de hambre si se quiere,
la radiación de gas a la médula del pueblo,
al detenido de una isla olvidada que mastica los dientes del hermano,
al sin tierra que se constipa con la Patagonia,
tierra de la tierra que rasguña la oscuridad.
El poeta no renuncia al pensamiento,
renuncia al que renuncia
no renuncia al cataclismo de la existencia,
a la erupción de la pobreza disfrazada de lava,

[ 85 ]
disfrazada de nieve y los tendones
simulando Aquiles sucumbiendo a las puertas de un supermercado,
sucumbiendo de razas: negro, amarillo y gris gruñendo por un
pedazo de tierra,
porción de letras que el poeta no renuncia,
castigo y rescoldo con látigos de versos,
con la pluma que viste los últimos paisajes de su garganta,
la congelación del verso en sus arterias,
un escupitajo a la revisión de su válvula comandante,
motor donde un campesino riega los paltos
en la entrepierna del río que lo circunda,
y no renuncia,
el poeta no renuncia a la abdicación de las aletas,
al vaso de leche para un lactante lastimoso
que se obstina en el sarpullido de los cementerios olvidados,
en el cobre que pinta la cara de un perro,
el que labra las terrazas cogidas de su ombligo,
y el poeta no renuncia al mastique de la coca,
calvarios de caminante mientras un médico lo observa,
le mide el cabello negro regado en la bacteria de su altura,
estacas semimuertas abasteciendo la esclavitud sobre el precipicio
de las espaldas.
El poeta no renuncia al pensamiento,
por eso no renuncia a la ignominia de su puño,
izquierda en los dedos estrujados por la propia fuerza,
señales de un intelecto tardío lejos de la tierra donde la niebla
se acomoda,
la pobreza en un vaso de agua para ungir los sacramentos,
y el poeta no renuncia a la carne inmaculada,
profundidad con que se mira a unos tacones,
señas del que mira en la parábola y zozobra la prolijidad,
el canto que naufraga en la tormenta de la filosofía,
y el poeta se parte de brazo,
no renuncia a la escritura para nacer después en la crítica del músculo,

[ 86 ]
en el tendón que anuncia sombras de madrugada,
hinchazón del prejuicio que ahorca los zapatos en las mejillas,
y el poeta no renuncia a la farmacia sonámbula que reparte,
que despliega el antibiótico en la periferia de la renuncia,
terremoto de la tinta cuando el poeta resuena entre los folios,
percusión de los discípulos cabalgando en el sonido de la locura,
pentagrama y verde seño de su pulso,
el ajedrez donde poeta no renuncia a su embestida,
es panorámica del contraataque de la palabra,
desentierro de códigos exprimidos en su pecho,
rótula del ciudadano literato,
arquitecto y masajista del miocardio de la poesía,
y el poeta no renuncia a la medicina de las letras,
a la terapia del acento,
mesa de una espiga que ensaya el relumbrar
de bolígrafos entumecidos, rudos, estrafalarios,
sanguijuelas de la idea y de la música,
una cuestión metafórica para besar el derrotero,
huellas de pies y nata y el poeta no renuncia a la vagancia de su diestra,
al resumen de una escuela que se encarna,
vanguardias de horror en la distancia
de un verso que se olvida
y muere de hambre en las sandalias de un teclado…

[ 87 ]
g uillermo Roqués
(VALENCIA. españa. 1981)

El show de los Violentos


p lato Combinado

Don Aberrante mira el plato,


volante que conduce de la baba al higadillo,
frugal volante,
rueda de la noria circundante de su flema,
lunar atropellado y palma estomacal para el recuelo.

Don Aberrante y boca,


como dos hermanos sin cordón ni conjeturas,
de la baba
al hueso en las blanduras de una cama compartida,
un pelín pelaguisantes y un mondado aliento en servilletas…

Don Aberrante y boca,


boca y plato y plato roto y cucharilla.

[ 91 ]
b anquete

…Alarma, el lacteo está a punto de explotar,


nitrato y calcio, esponjas corrosivas.
Hay carne roja en la despensa donde un moho se ramifica
y he dicho alerta, una empanada
ha sido atropellada deliberadamente,
un plástico espectral la cubre,
la leche fluye de su boca a borbotones,
hay dos buitres pendulares en mi sopa,
en el salón hay dos fiambres…
…la mostaza está tan sola y tan al borde de llorar,
alarma, alerta, no se muevan,
el alma del banquete es un cuchillo jamonero,
los últimos pescados en la red se orbitan, mueren lejos
pesados y objetivos, en el mantel la proteína se evapora
y un diente se ha clavado en el trasluz
de un espagueti, las migas bailan,
se cogen de sus manos de virutas,
bailan cantan gimotean, como escarchas de maíz
se cogen de sus parcas limaduras
y adoran un limón, radiante,
el huevo es una luz en la nevera y dentro de su yema
un embrión de fuego se acomoda,
la esbelta mantequilla se aquilata
a una burbuja de bambú
que aguarda con dentera una cuchara…

[ 92 ]
…Alarma, tanto gritos exasperan
el verdor de una lechuga, las estrías de su holgada timidez
de fortaleza le hacen una aldaba a la alcachofa…
…las migas bailan
bailan danzan vitorean, gritan,
un trozo de frambuesa se ha lanzado
a masticarse irremediable en las esquinas
colorante y azafrán, el agrio pepinillo y sus espasmos,
ácido y la piel de un pollo por el plato y telaraña…

[ 93 ]
l os Santos Fatales

El cielo en qué momento fue tan gris


si tuvo que rodar cara la tierra
un domingo sobre el mundo.
Si tuvo que pasar a pocas bocas de la boca,
débil filo, un tazón de triste oscuro como el alma,
desde el tiempo acuartelado se despierta en agujeros.

[ 94 ]
i niciación al Fuego

Me tiene el frasco, la sustancia en un buen puño,


mirando bien que no quebraron los vacíos,
me tiene la rutina todo el tiempo en este lado inútil…

Soplan cristales la hinchazón de su tallado,


mirando bien las huellas
los estáticos
y los metales,
un hueco en cada esquina arde
en cada soplo…
Mirando bien el rastro de migajas la avenida,
si el hueso se hipoteca de sus bienes y le arrancan los enseres,
mirando si suspiran sus calambres la humedad
y si en su puño se le agrieta tanto tacto que aprisiona…

Tacto seco y ¡ya! - qué triste.


Un rostro en la ventana del que cuelguen
las últimas satisfacciones,
me tiene la estrechez en un buen filo
la mudanza en su costumbre
me tiene declamando los transcursos y las grietas…

Me tiene con los lirios derrochados,


la piel con que se cubre mirándome las manchas,
las dobleces,

[ 95 ]
los cajones que almacenan cal impávido
sin responder la aparición
con sus cadencias cardinales
se desmonta el suelo que acumula…
la tizna de una curva perentoria que limita las facciones
y busca su candil correspondiente
en los ángulos abruptos.

Me tiene coordinando los abrazos desde el talle,


me tiene por el gesto y por la arruga,
la manilla que sujeta el sutil desempolvaje
en el ruido por que expande y se contraen los nuevos ciclos.

Se matarán los gritos


locos,
no hay con que cubrir los claros y las dudas,
mirando bien se apagarán en su cojín de los pigmentos.

Me tiene este destierro el tragaluz


de luz manchado
en un buen puño.

[ 96 ]
a lbor

Ya es ostra el nuevo día,


ya es ostra y ya es aceite,
la araña pica su rectángulo de cal detrás de las pupilas
hasta nueva orden.
La brizna de un limón tirita en la ventana,
su yema mineral se infla y se sofoca,
se licua tras la hebilla de la luz un espectral arándano
de esporas leves.
Se vierte un pez espeso desde el bronce y se evapora,
se triza como restos de papel de una alegría.
Poroso por andamios vaga un sol y hay tanto amor
que cada estribo es una llave.
Radiante en los desastres de la luz y sus dislates
radiante en los murmullos de un tizón de tibias redes,
se cuaja un nuevo ser dorado entre las brasas,
la pulpa de algún fruto inenarrable que se oxida.

[ 97 ]
c entinela

Luz de sentina,
un hombre celebra sus 33 clavos con los nombres de piedad, ur-
gencia, estancia, ojiva, núcleo, fósil, mastodonte, madrugada, es-
carnio, alubia, elogio, andamio, mueca, estrecho, pálpito, Danubio,
emblema, cal, cuchilla, glúteo, arenque, mascarilla, semen, drama,
dromedario, anfeta, sastre, rémora, cuatrero, alambique, esponja,
cábala, desastre...
Su voz le tiembla como el blanco en la tormenta.
Un hombre le hace guardia (el centinela) la boca se le abre compla-
ciente al carcomer, con una pica, la carne del anillo y del barrote.

Del borde del gran pincho brota el agua, es la verdad, la vena es una
fuente ensordecida sobre láminas de lengua. Los dos hombres son
hermanos, hijos del polvo y de la noche, oliendo a cromosoma por
la ropa en los desnudos del óleo. El gas oblicuo arde en sus cuerpos,
en la verruga, el hombre abierto en sus estigmas se balanza con la
forma de un juguete (si el hombre alarga el brazo a estrangular el
cuello de la luz se hará de plástico un instante).

Una hembra de vapor, de incienso, cueva y tubo y naúseas y barco


de papel entra en escena. Lleva en el regazo de partera el sumidero
de su seso en lata.
Un puñetazo está enmarcado encima de la cruz,
reposan sábanas de aliento, esquirlas y el vuelo curvilíneo de
una alondra.

Luz de óseo y remolacha.


Un puñetazo está enmarcado encima de la cruz, es importante.

[ 98 ]
El centinela se congela en un asome de tinaja,
la mujer vierte la menta de su lata y brinca un grito. Dios I baja del
telón y el rostro le envejece hasta una almendra incandescente, los
clavos se convierten en diademas y del borde del gran pincho brota
un cisne (es el milagro del filete en el ojal de la ascensión).

Dios II baja del telón y se desinfla al tocar suelo. Un caucho joroba-


do, un neumático de fiebre y de mutismo. Dios III cruza el escenario
mirando el suelo, le sigue la tropa de los ángeles mellizos, trenzados
colegiales de rodillas desgastadas y dolor de muelas por el elixir del
mármol.
Dios IV asoma la cabeza por un hombro y un cuerno de materia le
cercena (es el misterio del carnero eyaculado).

Un puñetazo está enmarcado encima de la cruz, perenne.

Luz de madera y sal, al fondo el Gólgota, la costilla de un mamut,


inalterada, los ciclos desde el agua al fuego, desde el agua al fuego.
La hembra, sanguijuela de la córnea, está compuesta de ascuas y
grafito.

Luz de magnesio, tres bultos se aceleran en escena, el centinela mas-


ca un chicle de altitud y el hombre altera lo sangrante de sus clavos,
un trozo de pared se infla en el recuerdo y su empaste áureo es por
momentos caracola, mansión de nácar y azulejos enquistados.

La lata cae al suelo. La mujer está compuesta de betún, una sémola


rugiente la amordaza; el hombre grita.

La luz se apaga, bruscamente.

[ 99 ]
m e levanté con la Quimera

Me levanté con la quimera del animal abstracto,


del animal abstracto que no sueña, pero deshace la cama.
Que no se alimenta, pero vacía el plato.
Que no avanza, pero se desplaza.
Me levanté con la quimera que busca en cada hora un poco más de
sí para ganarse su retorno, que busca con paciencia los órganos hacia
su boca, hacia sus pies.
El animal abstracto que no tiene perfil ni huella pero cuyas paredes
pueblan siempre las mismas serigrafías, para recordarle por qué no
sueña, porque no se alimenta, porque no avanza, porque del lado de
su puerta canta el ente inacabado, porque le estorban los objetos, la
palabra allá en la punta de un deseo o de un dolor, que sólo esconde
otra palabra.

[ 100 ]
c apitel del Baile de mi Hermano el Literato

Fíjate en el capitel del baile de mi hermano el literato,


en su triunfo muerto de aluminio en una copa,
en su sonrisa mojigata que me tiene tanto ver
narco dado o xupa-pulpa rasca mojigato
y su vientre peludo.
Fíjate bien en esa mancha en la caldera,
qué llaga de destino en esa facha, ni siquiera lo disfraza la trifulca
y el trajín que lo acompaña, mendigo en su platillo botarate de corneta
que afinen bien los que le escupen.

[ 101 ]
m uerte simulada de un Ser Querido

Se le murió la madre de la hoja y ahora es huérfano,


ahora se gira,
ahora está solo en todo lo ancho de la página.

En algún punto se le ha muerto, él o ella, se le han ido muriendo


poco a poco,
de golpe,
entre los brazos, entre los dientes, entre los gestos se le han ido
deshaciendo
y ahora ocurre,
ahora es cierto.

Se le murieron tantas veces que ya no piensa que exista


un único dolor,
si hubiera un único dolor se nacería y moriría de una vez,
si hubiera un solo
viento toda la casa la podría sostener un solo muro,
si hubiera un solo
amor no viviría en el afán de superficie y la gente no sabría nunca
nada,
nada, nada…

Se le murió el padre, el hermano de la hoja,


y hasta el amigo, la cultura y las finanzas se le han muerto…
Ahora se gira,
ahora le ocurre,
ahora está solo en todo lo ancho de la página.

[ 102 ]
t ango de Adán

Quise decir que te odio y que te quiero,


que debato con la almohada las roturas y le cuento mis simplezas a
los peces,
que las islas de la ruina se estremecen en tu piel
cuando descubro una razón para evadirte…

Espera
quise decir las horas pasan, desgañito fruslerías,
que se me irá el día degollando mi estrechez hartado en una mesa,
que se me acordona la garganta y te llevo inmersa en mí,
buceadora,
que te llevo acorralada todo el vientre,
que me llevas masticando lo que llevo aquí de pie,
maldita,
y me hieres la visión como los ángeles devoradores.

No fue eso,
quise decir que si me esperas, si estás ahí, atenta, tal vez pueda
explicarme,
que si todavía sabes leer mi mismo idioma y no te achicas será pronto,
será muy pronto y demasiado
te encontraré y si en el momento nos descubre alguna luz desearé
cosas comunes.
Pasearemos por el parque de una frugal indiferencia heridos
a las manos.

[ 103 ]
Quise decir que no te echo de menos,
que me congestiono de tenerte tan adentro
que si tengo que arrancarte me quedaré con tu raíz, seguro,
dando vueltas,
que si te corto por el tronco en mi ahora mismo siempre sonarán
tus pataletas
y me escuece en cada abrazo los mechones de tu crisma,
que si te encuentro años después encontraré en verdad
una cruz en un aniversario o una vela en un entierro,
tus ojos serán las límpidas ecografías
de una concepción forjada en el abismo.

Porque si no te vas, si me esperas,


pareceré el dormido satisfecho de sus sábanas las noches,
podré engullir la envidia que te tengo y por el celo que me tienes
haremos que macere la franqueza en la semilla de este amor
escatológico.

Te llevo tan sumida,


tan colgante,
que a veces me sorprendo por tu cama cuando salgo de mi boca,
que en ocasiones suspiran tus vacíos en mis horas muertas,
que soy patético y tacaño y como transparencias y dobleces,
que tu canción sincera desentona en mi rubor humilde
y en tu madriguera mi desorden,
que te llevo tan al fondo de mi única salida
que desvivo por la luz,
que desvivo por costuras…

Por la estructura sazonada se me agrieta el sentimiento


más multicolor
de mi instantánea ósea.

[ 104 ]
Que se me enfría la comida por el plato que no llega,
que a veces eres la sombra acartonada de un despido
y te llevo tan a cuestas como un hombre anuncio
a la puerta de un motel que no me admite.

Porque si te vas, si te dejo ir,


saldré de vago en mi aridez lunar, absorto en el paisaje…
Las huestes que me piden que las beba.
Que desconché toda la tarde trazando abolladuras,
que te llevo tan caliente que mi rostro es salpicón en tu cuchara,
que te llevo tan encima que me enturbio al caminar
tratando de cambiar de mano,
que si escupo mi sustancia
creceré en cualquier lugar del mundo
y no seré tu plancton otoñal
en que mastiques dulce los horrores…
Que te llevo tan atrás, quise decir,
que en el recuerdo cicatrizo
y en la pútrida nostalgia afloro…

Gravito el incolor constante en la instantánea fósil.

A veces me pregunto qué sería de mí sin conocerte,


y me miro las entrañas de un romance añil
que huele a cañonazos…
En esa tajadura dulce, aún sin conocerte,
hablo con seres de mi cuerda y como flores, eructo satisfecho,
preconizo y hasta mido más y más en los talones de mi tumba.
A veces, sin haberte conocido, rebusco en el lugar
en que te guardo satisfecha,
donde no mezclan los olores y el sabor
no es un equívoco constante.

[ 105 ]
Porque si te quedas, si no olvidaste descifrar majaderías,
te sellaré a mi escupidera
y a mi gozne,
serás el poso de un adiós que se retuvo,
una tristeza irresponsable en mi bártulo de pequeñeces,
blanquearé las sombras por tenerte
y las opacidades desnutridas se sabrán y ya sabré,
si todavía logras entenderme y respondes a tu nombre…

Trenzarte en la vejez a mi ala negra.

[ 106 ]
m edidas para una Habitación al Fondo

De la pared al fondo vi crecer un animal del surco


y por la izquierda hallé su roto
por donde se han ido los amigos.

Claro que por esta mecha voy y sigo y me destrozo


el capital, voy y sigo dando cuerda a una garganta.

En la pared de la derecha se ha formado un nuevo día


y se ha desecho en los matices de otro molde,
y por la espalda se ha venido lentamente
construyendo un espinazo innominal,
los cubículos de mi apariencia…
Por qué no iba a enderezar mi poso a mi ansiedad
y en ese centro, alicatado, inmemorial y apenas lánguido
se desbarata todo el techo hacia las caras transformadas.

Claro que por esta mecha que dilato voy y sigo y me alborozo,
me consigno un talismán,
voy y sigo dando cuerda a una garganta.

[ 107 ]
m edidas para una Habitación Persecutoria

Porque tengo algo acoplado Porque voy de mi punto A


en los kilómetros, lejos al punto B, equidistante
en distancia mis espejos flujo y tez desde el instante
con mi otra forma, acotado que mi cuerpo flota, da
de mirar el troquelado con aire y vuelca. Por la
por ventanas ya las car- mente irregular que muta
tas me darán nombre, par- frena y busca y ejecuta
tir si he de partir o quiebra su traslado en la encimera,
el hilo dócil de mi hebra rota en su mitad cualquiera
del tejer del lento hilar. inmóvil, fósil, enjuta.

Porque busco lo común Porque siento la dureza,


que germina de las fuentes, de repente, lo mullido,
las entrañas transparentes el aroma repetido
lo húmedo que nutren y un de la lluvia en la corteza
motor, ya la lluvia que hun- de la piel, una tibieza
de en la tierra sus postizas que me lame con su lima
garras llevará en sus trizas vespertina y aproxima
la respuesta, de los sables el foso, trepo el costal
que le cuelgan, de los cables hermoso por el rosal
de su ardor… de sus cenizas. de las edades... su enzima.

[ 108 ]
Porque busco el nombre justo Porque escupo en los claveles,
de mis padres en nostálgicas el madrigal es-tupido
facturas, y por neurálgicas no me desdibuja, mido
blanduras se posa el busto y pido en los paneles
de mi estirpe. Porque el susto de esta vida y los pinceles
de mirar abajo, atrás purgatorios, porque escapo
y hacia delante, urge más la acuarela y de su harapo
ventricular que el vientre siempre encuentro la fractura,
ajeno, que mi flujo entre- un diagnóstico sin cura
cortado entre los demás. de su horror, de su gazapo.

Porque me han madurado hijos Porque escapo de la mano


en los sobrededos, desde que se tersa y no revelo
huecos por donde los desde- mi vacío, porque el hielo
ño y nunca transito, fijos de los huesos es tan cano
a la par en escondrijos como hiel, porque repta un sano
que transformo y alimento pésame y se torna carga
al caminar, por el lento de los siglos y su larga
ayer, mijos de la vida, persistencia nos devora,
del crecer, guijos, florida se dilata, se demora
senectud de mi fermento. en su circunstancia amarga.

Porque resto mi deber Porque habito el despertar


lo que sumo de existir en la mañana, en la noche
por esta charca, elixir vivo de la sombra, broche
del sexo y este poder misterioso en el ajuar
que persiste para ser del cuerpo. Salgo a andar
la ajada huella de los años por la línea que camino
en los vidrios, de los paños vertical al tiempo y fino
que trafican y resultan surge de mi lapso un ave,
tantos, donde van y escrutan círculo de un sol que cabe
lo común en los extraños. en los márgenes de un trino.

[ 109 ]
Porque mi colchón desnuca Porque el rústico cerebro
el sueño, arma en la vigilia es un juncal que crepita
del futuro que se exilia por su cuesta, es una ermita
desnudando puertas, truca- para asegurar el quiebro
da su esperanza, caduca del orangután que enhebro
en un dintel. Porque atados desde un árbol que he perdido
a mi voz van los costados por la sangre, que he partido
de una nueva boca ingrávida para dar sermón locuaz
en las venas, ardiente, ávida y hoy vive su embrión vivaz
de restos, y de trazados en mi oquedad, mi latido.

Porque mudo y envejezco Porque la profundidad


y soy igual que aquel, porto es la escalera, los ruidos
de la trama un fin absorto la costumbre, conmovidos
para parecer que crezco, cantan en su soledad
salto, dilato, aparezco descalzos, en calidad
con la cara de un cordel de agua desvaída lamen
descaminado, burdel un rincón, oscuro examen
bajo la luz de unos neones de su masa clara, signan
que revientan los crespones sus dos patas, no persignan
con sus bocas de cincel. su memoria a su velamen.

Porque vivo del calor, Porque el ascua en cigarrillos


del combustible, esta brasa se consume vertical
que me calzo es argamasa a su pasada, y su erial
para respirar vapor se plantifica por brillos
en los pulmones, ardor repentinos, porque grillos
en la entrepierna y pavesa cantan en la oscuridad
en los residuos. La espesa su misa con la orfandad
pulsación en nuestro fuego de un sagaz sepulturero,
hacia delante, hacia el ego porque añora el ser primero
compartido... la promesa. su remota claridad.

[ 110 ]
e l nudo del Proletariado

Si, contado con sus dedos del derecho, sabe de sus restas,
toma su refresco y sol cuando termina,
al borde de una siesta de silencio tararea,
sigue el paso del de alante
y calla y come simplemente,
calla y come.

Y si ya se satisfizo con su hermana, hábil costurera,


perdió la mercancía en cada embarque,
la blusa suavemente
el jarrón que le acompaña con las cuentas de las compras
y hasta el ascua de un chupete.
Si está encerrado en ígneo cucharón de barro
donde ensaya las encías,
se rasca en la pared el glande para conservarse,
pura praxis,
para ensayar el orificio.
Vive el hay y el hoy tan de repente,
va del nudo de la vid al nido del cadalso
y son sus piernas dos manojos lastres de la siega,
aprendió su arte en el herrar, la coz en el caballo de su nombre,
aprendió del padre y del padre de su padre las dos patas de la mesa
que comulga
y el serrín de la calvicie...

[ 111 ]
Se eternizará zanjando el zulo,
paja de roer, simiente desgreñada,
pompa de migaja sobre trechos del camino parturiento
sin lubricidad ni oficio...
sin lubricidad ni oficio.

[ 112 ]
l a Mansión del Marinero

El sol, como una lata, moscón prieto, caldero en la retina...


El céfiro que sopla en un cartílago de aire,
tentáculo de plasma, cefalea.

En los óseos de lechosa remolacha un cántaro de piedras gime,


se trufa de un runrún de anclaje la corriente,
va el bajel como cuchilla
roturando de impaciencia una espalda milenaria...
Un astuto marinero, valiente ligazón, meón, tenaz, barbilampiño,
se levanta hinchando un tórax de violetas que exorciza su joroba.
Sopla el viento, se costura, palidece.

Pétrea sigue en su mansión de nafta el oleaje,


pétreo a su albornoz de sal y arcilla,
en las dunas, solitario, un gusano de cemento, zurce,
por los diques,
una túnica de semen.

Una muchacha se levanta, molusco de perfume,


y toma de la espuma que le envuelve una babosa...
Sabe, sub-buza en los espejos, que la base de un buen cutis
es la correcta hidratación...

-Pregúntenle a Ofelia-

[ 113 ]
Mitad sirena y mitad escapulario,
invertida en su velamen nota que la cera sedentaria
de su rostro cicatriza,
la envuelve la cabeza una húmeda toalla,
caen las redes y se toca el cuerpo como un ave muerta
sin encontrarse nunca el pico.
Y, la piedra, batracio inmóvil, trasunto de su polvo,
larva de un albatros, cebo de sustancia y titán de esponjas huecas...
la piedra sabe adormilar hasta una flor, momificarla,
la sabe laminar de talcos a una orilla...

Caen las redes, un hálito de pompas como peces de mercurio...


Y es un asco si la música,
si la antesala...
Y es un asco.

Al barco de Jonás se lo traga su retrete...esa es la historia.

Un polizón allí donde se asfixia,


mitad aljibe y piel de pandereta,
mitad urdimbre en su quimera lubricante,
carente en su derecho al ser, a su alga autista,
al corazón y al pan celeste.

Un sajado ballenero se levanta, pulgar enajenado,


y busca entre sus sábanas
un ángulo abisal de sangre.
No hay mejor manera de subirse hacia uno mismo,
endocrínico vigía, que asomándose a los bordes...

- Pregúntenle a Narciso -

[ 114 ]
Un cetrino ballenero, trasunto de un Ajab, un Nemo capitán,
una mitosis,
flagrante en su cuchilla,
latente en su derecho al ser,
a su lacayo de salitre, al remo que se astilla en la marea,
a curvas de dureza como un garfio,
lentejas del océano, su estanque.

Sopla un huésped de metal, torrado eclipse,


vira el velcro de la arcana digestión,
se cierra el mar de cuajo, se diluye...

Y es un asco si detrás del cielo en calma está


el arcángel de la siesta,
persistiendo,
los rubíes de la caricia.
Y es un asco.
El agua como un yugo en cada escama,
el agua nunca hace su licuaje entre los restos de naufragio
para ver aún el más allá,
está oxidada
enjuta
transparente...
Y es un asco.

Por eso está el pescado entretenido en sus dos besos al sedal,


por eso tiene forma de alacrán su espina,
y cuando se congela, como un feto de colérica materia inapetente
piensa tanto en su otro padre.

[ 115 ]
e l Atasco del Edén

Nadie, no ni en el recorte de la chinche, nadie,


en su clínica barata, se resume, claro, tantas veces,
de camino, indemne, a ningún sitio.
De camino en tanto dame y date y toma y tengo y vuelve cuando
quieras,
vuelve, así, de tales modos, vuelve, y se diluya...
Nadie se concluye de un infarto decimal,
de no poder llevar las cuentas claras, bueno, en el sacude,
siempre, suele, y sin embargo...
A la novia de un Pascual le tienen al teléfono toda la noche,
con sus síndico de lorzas, mientras dura, siempre, toda la noche.
Cogida del hilar, el drama verde, las comunes, date, meretrices, date,
zángano y marmitas...
A la novia de un Pascual o a nuestra novia, cisne o gorrión, eccema
o cúpula cetrina,
cisne o presa tulipán, tulipa, ténue, rincón estrafalario, presa, guillotina
y dong, diana.
A la novia con el date y quiero y ponme y sigue y vente y dame y
quiero nuevamente y sigue,
al onírico vestido, en la entrepierna, siempre, por la cama,
en la des-sábana, membrete y sol, el ciclo capilar, ferviente uva.
Y a la madre de una novia, crujiente salvia, su nefrítico sobrino,
entero,
en la vuelta en tanto pan, el crónico crin pan, el pan de vuelta migas
pan, sin migas, pan, sin migas fenecido.
Ahora, nadie, por la punta agraz de su zapato, se termina de repente,
nadie.

[ 116 ]
Ni el señor ni el caballero,
ni en la entrada de su pecho fantasmal, en plena noria,
su intralengüa, su cabello más dorado, su finura tatapadre o su bizhi-
jo, finiquito, nefertito, pubis, escafranda, alubia.
Nadie por el pubis, pero hay casos, siglos de afinar la lira,
rayos despeñados de su cueva, en ocasiones,
trenes que no paran, nunca,
esposos estresados, pájaros sin sombra, col, macarios de sofá,
sartenes, bilis...
Y eso que si nadie, y eso que el trayecto y tierra y aire y fuego...
Cómo que si nadie y no, por qué, si nadie,
estando en el jamelgo de su dite y toma y vuelve y quiero y llama y
ponte y vete,
va a la miniatura de su cana en el cepillo y quiero,
va de bruces hacia el glóbulo dental, que pide y vuelve, nadie, a re-
ducirse así, de tal manera, desde cuándo, entonces, vino alerta, ya, si
nadie,
cómo.

[ 117 ]
e l Ayayayay de la Vecina

Y Ayayayayay que hay, de la vecina,


en el buen ver, qué hay.

Que si su marido la marea, mea,


que si en el bendito comedor, un roedor,
que la metáfora, por Dios que la metáfora...
Qué hay del mundanal recorte,
porte de su sísifo sentido, por su bici, en monocruce, monocorde,
monoinsomne, balbucea,
en los calzones, del sillón, tó el santo día, se pasea y va,
con su compás, y todo el ayayayayay de la vecina.

Periquito, come,
periquito, que si engordas, dice,
come, que si engordas.

Ayayayayay, de tanto ay qué hay,


de la vecina.

La vecina tiene un niño gay


un niño guay llamado Blay y tal,
Un papanatas, latas de su ombligo
latas tantas latas
que conserva, observa, y ya qué bien,
qué tontería,
del ayayayayay, de su entrehigo.

[ 118 ]
Niño, dice, niño coliflor,
niño de cloro, niño ven pa cá, que hay y que no hay
manchitas chiquititas de cositas fritas,
pitas pitas pitas,
ven que digo, ya, que digo, ven qué bien que ven con tus releches.

Ayayayayay, se prueba la vecina una etiqueta,


prieta, sale hacia la treta de su traje,
yace, vive en un herraje contubernio,
cierto, muere de un infierno del asome,
come.
Y muy prieta yace es cierto como come y come...
Come, periquito, come,
que si engordas, dice, vamos, come,
que si engordas.

Zar de la lozanas bragas bravas,


y ayayayayayay en el endémico plis plas que da,
por tanta paz, en su entrefino.

Niño, dice, niño coliflor,


niño arrecife, ven pa cá y vete allá que no te pudo soportar ya más
y tal y cual
y qué paciencia vecinal en el umbral donde convive, en fin,
que compadece.

La vecina tiene un ayayayay, un guirigay,


su ayer, su hoy, su espray de creatina en la retina,
su morfina, trina y trina y va soltando en el agüero.
Y ya no puede más porque hace mucha mal la sien
y le hace bien algunas veces, le hace mal,
la entente herida y hay un ayayayayay que la maneja donde hay
y donde no hay ya tanto ay
la mortifica.

[ 119 ]
Hay un ay quebrado en el escalera, hay un grito enano de bonsai,
¡es el caray! ¿qué hay?
del ayayayayayay de la vecina.

[ 120 ]
l a Zombra der Zurdo

Zepa que yo, por zer quien zoy,


no me zanganeo por lo ajeno,
no me zizo de lo hazido en el hazer, como ze dize,
pero er zurdo ezte me tiene... ¿zabe?
Er zurdo ezte ez otra coza.

Zepa que yo, por zer tan zalamero,


me quito hazta er zombrero
por zi acazo zu zeñora ze dezdize,
me tomo la cerveza der almuerzo
como er zol baña zu zanja ,
dezpazito, pazo a pazo,
no me vaya a zozobrar tanto trabajo
y agotarme er zarandeo.
No me vaya a inestrezar, como ze dize,
que yo prefiero zambullirme en los curreles
como reza la canzión, de poco a poco.

Ñasca que te doy, te digo, !ñasca¡,


queste zurdo ez otra coza.
¿zi o nooo?, te digo ¿zi o noooo?,
y mi niña, zi me haze argo de cazo
ponle un poco de azafrán y de canela,
!mi niñaa¡, que azi zale mu zozo,
que azi no tiene regustillo
a ajillo ni a romero,

[ 121 ]
que azi ze ve mu fea la hortaliza
y no me enzarza er corazón... ¡mi niñaaa!

Pero er zurdo ezte ez otra coza,


no le goza al zipizape
ni es zumbón como un zoltero,
pero el zurdo ezte me tiene... ¿zabe?
No gano para zanto y no trabajo,
¿zi o no?, poquito a poco,
zin tanto zacrifizio ze termina
en mizmo plazo
¡y zin zufrir¡, azí le digo yo
que zepo de mi ofizio
en zingular idiozincrazia,
que ya dezde la infanzia
tuve un tío zizanero.

Y ezo que yo, por zer dezde mi mozo como zoy,


me tomo mi zieztita hasta la zinco
como er zol baja pabajo,
mandando todo pal carajo
y zenzurando hazta la uzura,
como ze dize... ¿zi o no?

Pero er zurdo este ez otra coza,


no le guzta ni la moza zeñidera
ni el zinzón de la ramera,
le haze acco hasta la Roza
que está mu tiabuena y está zana,
que tiene una cadera de manzana
y un tizón de pura lana entre la piernas.

[ 122 ]
Zepa que yo, y azí le digo,
no me zanganeo por lo ajeno,
no me zizo de lo hazido en el hazer, como ze dize,
pero el zurdo ezte me tiene... ¿zabe?

No ez que le zizee la nuez marrana al zeñorito,


ez que el zurdo ez otra coza...
Dizen que ze zurze calzetines con laneras,
dizen que ze plancha la corbata
y haze zumo de ziruela y zarmorejo en zeta amarga...

Y ezo que yo, por zen quien zoy,


no hago cazo de quien dize, zin razón,
pero que dize...
Pero ez que er zurdo ezte ez otra coza,
que ze lo digo yo, ¡ñasca!
¿zi o no?
Ez otra coza...

[ 123 ]
e l Indio de la Doña

Ya está buena de beber la doña...


Tanto que se empeña y va la doña, ¡coña!,
dando cabezadas por su empeño.
Año ha, de su niñato y su niñera y año ha,
que tengo una boñiga por zapato.

Hasta las eñes de beber, me tiene,


gruñido y ceño aparte,
que contesto con el puño en mi muñón de la muñeca,
quieta, eaaa, y año ha, y año se viene con sus doñes
domeñando en su quijote de añoranza su castillo de doñana.

Buena está la doña y buena está, de tanta coña,


su paño se le escoña en su riñón de plañidera,
viene de llorar que de hasta el moño
va la doña con su coña y su retoño en el mondongo que se ciñe,
riñe, y eaaa, buena va la doña cuando empaña su calaña y se descoña.
Buena va, y el año viene en su cañón
sin decir eaaa, que allá voy, que aquín me tiene,
y viene la morriña del otoño en su maraña que destiñe.

Que no me refunfuñe, eaaa,


va la doña dando coña en su perfume de mañana,
que tengo una boñiga por zapato y mondadientes,
que tengo una niñita asín, asín asín, que no me habla
el castellano de castilla y no me come la papilla,
que el caño balancín se le escoñea en cada empeine que le taño,

[ 124 ]
que sucio tengo el baño y eaaa,
de coña el balancín que señorea la muy doña.

Buena está la doña y bien tacaño el muy don don de su retoño,


¡coño!, que empeña hasta el muy moño de la doña en su ponzoña
de moñato,
que va muy chato el muy don don, con su señera,
y yo con mi zapato de boñiga.

Ya que sueña la muy eaaa, oiga y vea,


que ya está buena de beber su doña doña sin rasgarse ni un rasguño,
cuño pa beber le da, pues oiga y vea
que el menisco en tanta coña me hace daño, año ha, y aquí me tiene,
un don sin don tiene sus años y pocilga que doñea,
si hasta un tan dondironcete va de don no me rebañe ya la doña
mi roñita de la uña, que me hace daño el muy don don
del muy menisco cuando apaño su vidriera, eaaa,
que tengo una niñita que se mea
y la boñiga por zapato,
que ya está buena de beber, que ya está bien,
que estoy hasta la oblea del don dios,
con el coñazo que doñea, la muy don
de la muy doña.

[ 125 ]
l a Situación del Congo

Hilo de pollo entre los dientes,


la situación es dramática en el Congo.

No el Congo del Bongo sino el Congo,


el puro congoleño, con sus botas rotas, sus gafotas rotas,
sus manotas de tocar el Chongo Longo
por la hoguera...
El Congo del conguito grave, hueso en la garganta, nuez concisa,
Congo
de la fresa dolorosa.
No el Congo del hongo
ecologista del adusto congoleño sino el Congo,
el hueso de marfil quebrado, el Dédalo amarillo.

La situación es dramática en el Congo,


hilo intestinal de un pollo
en la despensa,
la situación ya viene siendo dramática desde hace un tiempo.

El Congo del Bantú y del Catanga, El Congo del Lingala y el


Kikongo, el tigre recostado, pigmentos nebulosa,
batracios los osarios de tomar esparto y lija,
el puro congoleño como el humo en lo intangible.

No el Congo de la vid Sebastopol, no el Congo

[ 126 ]
del vermut sino el quilombo,
cebo de rugiente, escombro
inacabado. No el robótico
kingkong sino el conguito, cuchara de lo breve,
pulga en todo y machacón redoble del oblongo,
el Congo
y Leopoldo quasipombo
por Bruselas, maquetas de un dulzongo
precipicio, rey Congo
en la paleta de los sarros, duodenos resonantes catacumba de los
Congos...

Aroma de moler mirar por donde sale el sol,


y a cada hora de tesón lo oscuro esconde
como un loro inextinguido un pombo
fiel, un golpe de toser en el tambor de nicotina.

El Congo del almuerzo demorado, plato corto, comba al Congo,


no el Congo
de David, de pantomima, el hondo poso
de la sonsa al son, pañales de cuneta y tórridos herbáceos de un bocado
que posterga.

La situación es dramática en el Congo,


el puro congoleño dramaturgo,
el hilo medular del pollo atroz.
Pero veamos...
ya lleva un tiempo así, ya lo sabemos.

[ 127 ]
l a Educación de los Infantes

Yo, soy el hombre devorador de niños;


en tornos a las cuclillas del osario me aquilato, que si pie,
salto, en la mandíbula batiente,
bocado del enteco
y tomo, a trago lento, de un infante barbitúrico.
Soy el hombre devorador de niños.
Yo, Herodático juglar
que juega al balancín en mi incisivo y mi molar, genital concupisciente,
corriente de mascadas sustantivas en donde se enternece el más
arisco de los sarros.

En ocasiones, pronombre ducho de la cuevas,


le dejo envejecer al nene en mi mentón la carcajada.
Cuando llega a reírse de verdad la calavera es sujeta a su babosa de
silencio,
cejijunta,
es sujeta a su babosa.
Es sujeta a su babosa de silencio y hueso de aceituna
en dura pasa nacarada
de un frutón pulverizado.
En ocasiones, cuando cambio de postura,
juego al metacarpo y la espectral inanición azucarera,
le leo un runruneo de la glotis,
un cuento de mininos,
le río el pillo y pillo, dulcífero y sediento entre las patas pátinas de mí,
enclenque,
y le rapto y le devoro...
en ocasiones, cuando llega a reírse de verdad la calavera...

[ 128 ]
Soy el hombre devorador de niños,
presidiario por querer en el cacao de las repúblicas infanticidas,
prohombre inacabado,
que mandó de esquela en el coser, del frasco su porción, de fosa a
bofetadas,
expectorante tutor del estertor en conjetura,
un globo seminal en el ardor no-conceptivo.

Así, en ocasiones, saco a pasear mi relicario


como las ovejas nocturnas de algún sueño sepultado,
como si el leño del hogar
fuera la carne del humor que se desinfla entre los dedos.
En el hogar de lana de las tundras, en ocasiones, deshiladas majestades,
juego al leo por la cuenca con el niño y le devoro,
en la mandíbula batiente,
y le dejo envejecer al nene en mi mentón su rostro en polvorones.

Grisante cicatriz del año nuevo, del año venidero que se herrumbra,
en la sublime naranja que devoro con la sarna,
le leo un cuento de mis ninos,
en la sublime naranja que devoro
arrastro y mondo...
Soy el hombre devorador de niños, yo,
sustantivo caperuza en el armario
bajo tierra
con la costra de un cuaderno en las axilas y el estómago cuajado.

[ 129 ]
e l Pan de Cada Día

Se nace de repente, al borde de una carretera,


sobre la escarcha de otro fuselaje,
-algunos lo llaman sombra-
en estirada línea, en estirada línea...
Otros lo llaman, viruta de sentina o pozo ciego,
lagrimal de un hueso enorme que el patriarca del gran templo suda.
Se nace de repente, un cuerpo nace, desde la inmensa huella que gravita,
y comienza a caminar hacia los montes y comienza a caminar
y anda y anda... próximo al cercado donde siembra su rosario y la
moneda,
extrayendo tulipanes de la bocas de los muertos
y un collar de médula voraz para la amada.

Otros lo llaman la venerable acción de gracias donde se despluma


con torpeza al Gallo Augusto,
un fénix del calor que un sádico simplón barrunta,
y en los viejos almanaques, la grieta de la carne se acomoda y merodea:
tiene brazos esa oruga que comienza a acostumbrarse a la persona,
pendida de su óvulo bullente, tiene dientes,
se reza el pan de cada día por la harina de una superficie lenta
y el bípedo comienza a caminar.... y anda y anda y anda.

Así, cómo explicarlo, cuando de noche el frío con sus témpanos se


cuaja,
las frutas se contraen, y un ángel de vapor golpea su esporádico ala delta
en las afueras...
Nacidos del betún, la pasta discontinua, desde una manivela
donde un trozo de metal suspira su alimento de cobaya con los ocres,

[ 130 ]
cómo explicarlo cuando el cielo escupe su frenética lombriz,
inesperadamente,
va la reina madre de los vivos
horadando con su azada y los callos le revientan por su tanto trabajar.
Mucho, mucho, mucho, muchísimo,
hasta que su honrado pálpito revienta.
En los umbrales de la luz se mustia un muslo gris, rollizo,
y el conserje del amor espera, satisfecho, su patada.

Y así, cuando rayanas a la cuna las mujeres duermen, es un milagro,


una sopa inolvidable en la corteza de la vida,
es un milagro...

Otro los llaman, el caldo rojo de la angustia,


el sádico café de la paciencia y barco de papel de la memoria.
Nacemos de repente, al borde de una carretera,
estirada línea que busca acurrucarse y que transpira,
al borde de una pira, justo al borde, como lóbulos precarios
de un peñasco indescifrable.
Se nace en la cuneta, frontera en que las manos frotan y se purgan
como un carbón de pubertad y de vejez donde la piel se cuece
inútilmente, limítrofes al tacto y a la arruga, al sarampión de luz
bajo la llanta de su túnel.

El aire esconde por su peine un arbolado


y una aguja que se extiende por los siglos, desguazada, que se extiende,
cronómetro de dura caridad subliminal
con que se amasa su raíz de larva ingobernable
y luego huye.

[ 131 ]
e l Espíritu de la Pesadez

Pero aquí está… es el espíritu de la pesadez,


es el esternocleidomastoideo de la berenjena indoeuropea,
las mancuernas cenicientas del copón crepuscular,
el hígado titán atado al Caúcaso, y en cada luna de espetec,
devorado en el paté de codorniz de domingueros.
Es la latosa urticaria, la urticaria de un encéfalo de marca
y falo electrocardiograma que ensaña su carmín restituyente,
es el fantasma de las cosas graves,
el chupito de silencio con que el mudo se hace amigo de su sombra,
el primate de Altamira rebañando sabañones de su tibia…

Hace ya más de 1.000 siglos, muchos más, desde que el batracio


obtuvo su paraguas,
la pelota de cemento desinfló los mares y un capullo de gusano
se endulzó por la cereza de las bocas.
Ante todo esto un abogado regurgita su café de trapos sucios,
un tendero se masturba con su pierna de madera,
un marica bosquimano planta un dolmen por su patio.

Hace ya más de 1.000 siglos, y desde entonces la arena


sigue retozándose a sus anchas en las suelas,
no hay mejor metal que el negro para cincelar los bises de los cuervos,
el grafito de los lápices se rompe, terregoso, en su frágil Himalaya,
y a las lanchas del desastre van primeros las mujeres y los niños.

Hace ya más de 1.000 siglos desde esto...

[ 132 ]
Mientras,
la patrulla del perfume lincha a un hombre calvo en la avenida,
la barba de un guerrero se fermenta en los folletos de un museo,
un puente comunica el reciclaje de los cuerpos por el mundo,
y en los plácidos hogares,
los pájaros espían, los perros montan guardia, los gallos carraspean,
las ovejas mean balas descargadas de futuro,
y un búho tartamudo en su ojeriza de resaca, eructa,
en cada órbita estatal de Venus, pendido de su rama en ciernes, sofocado,
su ulterior clarividencia.

[ 133 ]
l o que no te espera

La larva de tu iris, o el asomo de una lágrima perenne.


Todo lo demás:
el esqueleto emocionado de tu abuelo,
las manos que se doblan como un loto entre las aguas,
o las noventa escalinatas del palacio de Saigón,
el dorado a media tarde sobre el Monte Sinaí,
el compás de un tren de brumas en las ciénagas del Nilo,
la cordura, tal vez, el desarraigo,
esto no es lo que te espera.

Hay leña allá de sobra en los infiernos,


el cometa Halley gira, los metales van de mano en mano alfombrando
un soliloquio de bacterias y alimentos sólidos,
un pecho de muchacha se derrite en el primer presentimiento
de los últimos orgasmos.
Y qué, y que más da,
la cartilla de salud, la dieta de los soles consumiendo para Kepler
la materia oscura,
el violín de Brahms defenestrado entre los mirlos,
el púrpura de un labio, la paciencia nuclear de las espigas.

Todo lo demás:
la tos del décimo Borbón como un machaque de basura,
las pátinas de almohada en la ascensión bisoña
de una madre hacia la ojera,

[ 134 ]
ni tan siquiera los largos hospitales
donde la médula del bienestar se pronostica para el siglo XXI
o las escuelas donde un viejo se fermenta
en los perfumes del pasado.

La larva de tu iris, o el asomo de una lágrima perenne


por las negras gafas del anfibio.
Todo lo demás:
solapa, tenedor, antena o cráneo,
no es lo que te espera...
Hay leña allá de sobra en los infiernos.

[ 135 ]
e l Show de los Violentos

di violento ¿amas las FLORES? Mucho.


di violento ¿te gustan los PELUCHES? Mucho.
di violento ¿cómo suena la BRISA? Ssssssssssssssssssssssssssssss

Los amén habituales permanezcan Sintonados - Novedades -


Buenasnuevas
en nuestras prácticas inhibiciones.

Habrá que seducir a ese lustroso ejecutivo,


a los brillos galardones del primero en aeronaútica,
al manoble panadero que nos done las chapatas gratis....
No se hunda no se hunda
fiel barquera de la posibilidad remota.
Para qué para qué
quedarse encerrada
en ascensores
de lo amante
cuando tiene
a mano
las tijeras
de
los
cables.

No se hunda no se hunda,
en exclusiva sufra su accidente su trauma y su postrauma

[ 136 ]
comparta con su amante una camilla en su plácido apartado y rayos X
de su cómodo radiofológico.

di violento, ¿te gustan los CANICHES? Mucho.


di violento ¿bailas bien el CUMBAYÁ? Mucho.
di violento ¿cómo suena la CIGARRA? Cricricriiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Perfumes lavanda / huelen pajaritos / complementos


/ para tu gatito Miau.

Aquí y en exclusiva:
no se hunda no se hunda,
adquirí el cómodo pack de cuatro pinzas y yo misma hice
un apaño con los frenos de su coche.
Ahora come mis papillas
y me llama ¡OH MAMASITA!

Silencio.

di violento, ¿te gustan las PAPILLAS? Mucho.


di violento ¿cómo engullen los RICACHOS?
Ñammmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm

Silencio.

Más fotos del multimillonario Niño Flores


en nuestras cómodas tarifas familiares.
PORQUE
los archimultimillonarios también se alimentan de LECHE...

di violento da tu nombre, Miau,


di violento ¿cuánto pesas? Miau,
di violento ¿a que sitios vas a divertirte? Miaumiaumiauuuuuu

[ 137 ]
di violento alza la patita
di violento mueve el rabo.
¿lloras en otoño? Mucho.
¿cómo te costipas? Pfffffffffffffffffffffffffff
di violento (oh aplausos oh),
di violento ¿cómo sueñas? ( (()) )
¿sueñas con ti mismo sueñas? ¿sueñas con los puños
o sueñas sueñas sueñasssssssss?

SILENCIO.

(cuánto lloro ay diosmío cuánto lloro ----


silenc)
i
i
o!

Mucho menos de lo mismo


ya accesible desde ahora
en nuestra sección-de-bricolaje.

[ 138 ]
í ndice

SEBASTIÁN VÍTOLA 3

Urgente...................................................................................... 5
Eclesiastés................................................................................. 6
Para que respire el pozo.............................................................. 7
Abrir la boca.............................................................................. 9
Europa, Europa.......................................................................... 10
Ebanismo................................................................................... 11
Diálogo en Blanco y Negro.......................................................... 12
Gregorius Blata Orientalis........................................................... 13
Requiem para una hambruna...................................................... 14
Días y Flores (la concha de tu madre).......................................... 17
Paraguas.................................................................................... 18
Infinitamente tristemente hay una fila........................................ 19
Gasolinera................................................................................. 20
Almanaque................................................................................ 22
Mi abuelo pez............................................................................ 24
Tranquilo y limpio....................................................................... 25
Sumisión en la granja................................................................. 27
Si volviésemos a despiojarnos..................................................... 29
Frente marchita.......................................................................... 30
Acumulaciones........................................................................... 31
Álgebra...................................................................................... 33
Vallejo Blues.............................................................................. 34
No tiene..................................................................................... 36
Bolchevique love........................................................................ 37
Gayos del Uranio........................................................................ 38
Autoretrato de un perro.............................................................. 39

[ 139 ]
Todo el personal que habita en mi entrecejo................................ 40
Cuando caiga el cielo envenenado............................................... 42
Un tajo maravilla carbón............................................................ 44
Carta Umbilical........................................................................... 46

PABLO CAMUS 49

En la soledad.............................................................................. 51
Explanada de la existencia.......................................................... 52
Periferia de una herejía............................................................... 53
Sólo para dos............................................................................. 54
Plegarias del torso...................................................................... 55
Desayuno................................................................................... 56
Escenografía del olvido............................................................... 57
Regalo....................................................................................... 58
Ecuación de la genialidad........................................................... 59
Introspección.............................................................................. 60
De lo marchito y el poeta............................................................ 62
Elecciones en la Patagonia.......................................................... 63
Viajero....................................................................................... 64
Perturbación de un Tac Tic.......................................................... 65
Por favor...una pregunta............................................................. 66
Viaje de silencio.......................................................................... 67
Fontanería del miedo.................................................................. 68
Gargantas que flota en Huidobro................................................ 69
Glaciares.................................................................................... 70
Medio Centro............................................................................. 71
Al alba aparecen los Chamanes................................................... 73
Anidando la razón...................................................................... 75
Umbicalidad y Poesía................................................................. 76
El dolor de un Molino.................................................................. 78
La herencia de un convicto.......................................................... 79
De regreso al norte..................................................................... 80
El poeta no renuncia al pensamiento........................................... 82

[ 140 ]
GUILLERMO ROQUÉS 89

Plato combinado........................................................................ 91
Banquete................................................................................... 92
Los Santos Fatales..................................................................... 94
Iniciación al fuego....................................................................... 95
Albor.......................................................................................... 97
Centinela................................................................................... 98
Me levanté con la quimera.......................................................... 100
Capitel del baile de mi hermano el literato................................... 101
Muerte simulada de un ser querido.............................................. 102
Tango de Adán........................................................................... 103
Medidas para una habitación al fondo......................................... 107
Medidas para una habitación persecutoria.................................. 108
El nudo del proletariado.............................................................. 111
La mansión del marinero............................................................ 113
El atasco del Edén...................................................................... 116
El ayayayayay de la vecina......................................................... 118
La zombra der zurdo................................................................... 121
El indio de la doña...................................................................... 124
La situación del Congo................................................................ 126
La educación de los infantes....................................................... 128
El pan de cada día...................................................................... 130
El espíritu de la pesadez.............................................................. 132
Lo que no te espera..................................................................... 134
El show de los violentos.............................................................. 136

[ 141 ]

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