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CORRUPCIN.

Un buen da el diamante decidi corromperse


para convertirse en carbn negro y amorfo.
Dej su estructura cristalina para encontrarse
como la arcilla, en las formas mltiples de los artistas.

La transparencia y el bello reflejo de la luz
que permita cumplir, a Descartes y a Snell, en lo micro
y en lo macro, en las condiciones externas,
cambiaron por las leyes de su propia conciencia.

La esmeralda y el rub se mostraron sorprendidos
al ver lo moldeable que ahora era esa piedra negra.
La amatista el zafiro sintieron el miedo de la amorfa
conversin: El ejemplo de lo puro ya no exista.

El cuarzo y el zircn sintieron rabia y miedo
al ver que ahora eran ellos el ejemplo a seguir.
Ya no tienen el derecho a tener impurezas;
tampoco a tener fracturas, mucho menos, libertades.

Ahora el carbn desde su amorfa condicin
puede gritar que fue un puro diamante:
duro y rgido, soberbio y humillante que cambi
gracias al calor de las pasiones y la curiosidad.

Vale ms, ser joya en dedo reina, que brasa
ardiente en el hogar del desvalido?
vale mas, ser ejemplo de pureza, que grafito
con que el nio aprende a escribir su lenguaje?

Sin embargo, aquel diamante hoy carbn
conoce ahora dos mundos diferentes.
En su memoria recuerda su soberbia:
era humillante con sus formas en la opulencia.

Ahora puede ser servil, flexible y blando.
de este carbn se puede esperar cualquier talante;
puede tomar la forma del delincuente maleante
que una buena noche le rob el fuego a los dioses.

Tiene la libertad de la sombra, del camuflaje,
como un paria vaga por todas las regiones;
No necesita escolta ni lleva el peso de las normas;
No necesita cnones; puede ser lo uno o lo otro.

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