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Intencionalidad y Palabra

En ella se pone en juego toda la multiplicidad de las vivencias de la vida anmica, pero deja
de ser una simple nota para el conocimiento del sujeto psicolgico, para convertirse en hilo
conductor para la exploracin del mundo objetivo al que se refiere la vida de la conciencia.
El ser-en-el-mundo originario del hombre es un dirigirse a un horizonte temporal-espacial,
cuyo mirador es el Leib, el punto en el que el sujeto est inserto en l.
La intencionalidad asume entonces originariamente un contexto de horizonte, que significa
un mbito indefinidamente ampliable en el que se da el sentido de las cosas, como entes
trascendentes a la conciencia. La intencionalidad tiene, para decirlo en el vocabulario de
Husserl, la forma de la temporalidad, porque surge originariamente de un yo no puro sino
encarnado en un cuerpo-viviente.
Las palabras, como otras imgenes pertenecen a ese proceso del percibir, y como las
cosas mismas configuran la trama de un devenir en el que se hace presente el sentido de
las cosas. El pensar humano es intrnsecamente temporal porque es un pensar hablante. El
comprender y el hablar estn por lo tanto ntimamente relacionados entre s, y con la
temporalidad del sujeto hablante.
A pesar de que Husserl insisti a menudo en que para el sujeto humano hay un solo mundo,
ste va moviendo constantemente su lnea de horizonte, el mbito que separa lo visto y
nombrado de lo todava no nombrado puede variar y cambia de continuo. El sello de
espacial-temporalidad que marca los distintos modos de intencionalidad, por estar
originariamente ligados a la corporeidad-viviente, abre siempre la va a un posible ms all
respecto de lo que abarca actualmente nuestro horizonte vital. Ahora bien, sostenemos que
el lenguaje es co-protagonista, desde el sujeto hablante, de este descubrimiento progresivo
de un horizonte de mundo.

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