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11:06

Cosme Peregrino


Tempestades me llamaron trueno, devine en rayo y surqu los tiempos de un instante eterno.
No sin antes desayunarme maanas insensatas, de almohadas clavadas en la sien, ojos necios y
espuma desdibujando mi boca.
Hoy un llanto de alegra entre tanto llanto de perdn.
El sol se esconde para todos, pero slo algunos saben de acumular resplandores para un
anochecer fatal.
11:06, todava detrs del mostrador pensando que es hora de volver a casa. El camino lo
conozco, pero nunca es el mismo.
Despegu del arbitrio de las llanuras confinadas, bail mil rocanroles con los enfermos del atrio
olvidado por la macula del ser. Del ser de los tiempos ligeros. Cantamos melodas deshilvanadas,
de las que suean los cantores tensos para volarse a las nubes de arroz.
En la estrella horadada me encontr un bastn. El cndor de la me dijo que era un regalo de
Dios.
Ahora cual len rescatado del circo que regresa a su trono africano.
El cielo se reg de almas que llovieron de la tierra.
Las 11:06 me indica hora de regresar a mi continente opaco.
Aprend a beber la sangre de la vid. Aprend a amasar la harina que el trigo me obsequio.
Aprend ungirme en los aceites de olivos soberbios.
Tempestades me llamaron trueno, devine en rayo y surque los tiempos de un instante eterno.
En la estrella africana me encontr un bastn. El corazn que derram sangre y agua, me dijo
que era un regalo celeste.
Ahora cual vislumbre que busca la luz madre, madre de la luz del sol.
El cielo se reg de lgrimas plegarias que llovieron de la tierra.

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