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LA ANTROPOLOGIA EN MICHOACAN Seleceién de articulos de La antropologia en México ‘VOLUMEN I Varios autores: Coordinacién de la obra original Carlos Garcia Mora Coortinador general ‘Arturo Espafia Caballero Vol. 3 Lina Odena Guemes Vols. 9, 10, 11 Mercedes Mejia Sanchez Vols. 7, 8, 13 Marfa de la Luz del Valle Berroeal Vols. 5, 6 Martin Villalobos Salgado Vols. 4, 15 Antologadora de esta obra ‘Angelina Macfas Goytia Coordinadora de esta antologia Lorena Mirambell Silva INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGIA E HISTORIA Nota del editor La presente antologfa es una seleccién de articulos tomados de la obra colectiva La antropologia on México, panorama histérico. Esta fue publicada en quince voliimenes, entre 1987 y 1988, por el Instituto Nacional de Antropologia ¢ Historia en su coleccién Biblioteca del INAH, con la coordinacién general de Carlos Garcia Mora y la particular de Arturo Espaiia Caballero, Lina Odena Gitemes, Mercedes Mejia Sanchez, Maria de la Luz del Valle Berrocal y Martin Villalobos Salgado. Ellos ¥ algunos colaboradores solicitaron, compilaron y editaron los articulos de entre los cuales se seleccionaron aqui los relativos al estado de Michoacan. Primera edicion: 1997 © Instituto Nacional de Antropologia e Historia Cérdoba nim. 45, col Roma, CP 06700, México, D.F, ISBN 968-29-4507-0 Obra completa (968-29-4536-6 Volumen | Impreso y hecho en Mévien 7 ‘Angelina Macias Goytia. 16 LOS HECHOS ¥ LOS DICHOS La antropologia en Mézico: presentacién ‘y preliminares “, ‘Carlos Garcia Mora... iia 1 LAS DISCIPLINAS ANTROPOLOGICAS La antropologia fisioa Carlos Serrano y Maria Villanueva 121 La lingitistioa ‘Benjamin Pérez Gonzélez 131 La arqueologia ‘Alba Guadalupe Mastache y Robert H. Cobean www 147 Laetnologia Barbro Dahlgren Jordéin.. 195 La etnohistoria J Jestis Monjards-Ruiz, Emma Pérez-Rocha y Perla Valle 223 194 Alba Guadalupe Mastache y Robert H. Cobean ‘Sequences in the Valley of Mexico", American Ant- ‘ropologist, The American ical Asso ciation, no. 40, pp. 535-73. ‘VALENZUELA, JUAN 1938 “Las exploraciones efectuadas en los Tuxtl Veracruz”, Anales del Museo Nacional de Mé ‘México, INAH, 5a. ép., no. 3, pp. 83-108. ‘Wauchope, RoBert (ED.) 1964." Handbook of Middle American Indians, A 1971 University of Texas, vols. 1-4, 10-11. Witty, GorDon R. 1953 Prehistoric Settlement Patterns in the Viru Vall Peru, Washington DC, Smithsonian Institutis ‘Bureau of American Ethnology Bulletin no. 1f WILLEY, GoRDON R. v JEREMY SABLOFF 1974 Allistoryof American Archacology, San Franci W.H. Freeman and Company. 1980 A History of American Archaeology, San Fr co, W.H. Freeman and Company, 2a. ed. La etnologia ‘BARBRO DAHLGREN JORDAN Por etnologia mexicana se ha entendido tradicionalmente los ‘studios que se centran en aquellos grupos de mexicanos que por diversos factores se han considerado como indigenas, indi- ‘cando con ello grupos o comunidades que no estan ni se sienten Identificados con la sociedad nacional, o lo estan slo I. mente. Los factores que han contribuido a tal estado de cosas son multiples, tanto histéricos como culturales: demarginalidad \detipoecondmico, lingtisticos, sistemas de valores ycosmovisién. ‘Aqui cabe agrogar otro eriterio més: son quienes por las razones lunteriores y por carencins de educacién, atencién médica y ddofensa legal, seencuentran mas indefensos ante una despiadada explotacién por parte de la sociedad mestiza de sus centros ectores, 1a cual, por conveniencia propia es en gran parte rosponsable de haber impedido una incorporacién racional del jncigena a la sociedad nacional. Un mal que se arrastra desde ns estructuras econémicas de la Colonia hasta nuestros dias. ixprosiones locales, y para poder aprovechar las experiencias ypirieas acumuladas por generaciones dentro de su habitat, 196 Barbro Dahlgren Jordan Laetnologia 197 Aqui cabe sefialar el importante papel desempefiado por Dnvectigadores, sodedades clantifiens y mia tarde ia Sociedad u ‘ilo Alumnos de la ENAH, que a través de sus revistas y pu- blicaciones supieron brindar nuevos y més espontiineos medios "lo comunicacién y discusién, estimulando a la vez la participa- jin de cierto mimero de aficionados, como aquellos que por mneraciones fueron contagiados por el ingeniero Weitlaner, mediando asi la triste o inexistente etnografia que hasta fines do los treinta se refleja a través de los Anales de! Museo. (De icaso consuelo sirve constatar la bajisima participacién de et- \grafos y etnélogos en los Congresos Internacionales de Ame- ‘icanistas: deocho trabajos presentados entre 1800 y 1980, tres ‘pueden clasificarse como folklore y dos como etnolingiiistica). i fue como en México surgieron Ethnos, fundado por Gamioen 1920, El México antiguo, érgano de la Sociedad Alemana Mexi- ‘unista en 1919; de 1925 a 1933 Frances Toor edita Mexican Folkways. Luego el renacimiento que experimentan las cien- lus antropolégicas al fundarse en 1937 tanto la Escuela Nacio- hnal de Antropologia e Historia como la Sociedad Mexicana de Katudios Antropoldgicos, hallasu mejor y més dgil expresion en lu revista de la Sociedad. A partir de 1941 aparecen América indiigenay el Boletin del Instituto Indigenista Interamericanoy, ligados a Ia Escuela de Antropologia, Tlalocan (1943), Acta ‘nthropolégica (1945) y Tlatoani (1952) asi como Yan (1954). Si bien unos fueron efimeros y otros esporadicos, sulabor desintere- ud contribuyé significativamente al desenvolvimento de las nuevas generaciones de antropélogos. En este sentido pueden también incluirse las Notes on Middle American Archaeology and Ethnology publicadas por el Instituto Carnegie de Wa- shington entre los afios de 1940 y 1957. Las revistas y publicaciones de instituciones oficiales, uni- vorsidades y sociedades cientificas extranjeras con esferas de interés mucho més amplias, se incluirdn al referirnos a sus rospectivas éreas de estudio. Una posible excepcién seria Acta umericana de la Sociedad Interamericana de Antropologia y Geografia (1943-8) en cuyo primer comité editorial figuran mexicanistas como Ralph Beals, Jorge A. Vivo y Rubin de la Horbolla y en cuyo primer ntimero Kirchhoff publica “Meso- américa”. Las Actas de los ya citados Congresos de America- {tas ofrecen contribuciones significativas a partir del congreso volebrado en México en 1939. Por su parte la Revista mexicana de sociologia del Instituto de Investigaciones Sociales de la en tiltima instancia, tienen sus raices en izaciones florecientes y, en algunos casos, b Uantes. En otras palabras, antes de romper las antiguas turas que se han formado durante siglos, conjugando legado prehispénico con una serie de elementos de orig colonial y otros mas recientes, hay que conocerlas asi como! ethos que las ha sostenido frente a tantos amagos. Lo que: equivale a una idealizacién roméntica o ciega. Este trabajo es un primer esbozo en el cual trataré de d ‘algunos lineamientos de los avances logrados por la invest cion etnogréfica dentro del territorio mexicano, desde 18 hasta mediados del presente siglo. Es decir, a partir de lo q podemos llamar la etnografia empirica hasta contar México. una etnologia propia bien establecida. Durante este lapso suceden o llegan a coexistir investigadores pertenecientes diferentes tradiciones y escuelas europeas y estadouni aun hay quienes aqui desarrollan nuevos enfoques te marcando asi etapas significativas. Del lado mexicano, més estén sefialadas por la creacién de instituciones como Escuela Internacional (1910), el Instituto de Investi Sociales de la Universidad Nacional Auténoma (1935), la Nacional de Antropologia (1937), el Instituto Indigenista Instituto Nacional Indigenista. En términos generales, el panorama que presenta la ot gia de México es de un acervo considerable en cuanto al de trabajos. Estos, sin embargo, expresan na gran desigua fen calidad, en el tiempo, en localidades y grupos estudi Ademds hay que agregar una gran variedad de enfoques reflejan no sélo escuelas y finalidades cientificas distintas, también intereses individuales y modas. Si bien, visto en conjunto, el resultado es bastante desarticulado, existen bién areas con una sélida documentacién que abarca uno om decenios como la maya, partes de Oaxaca, la purépecha y' tzeltal-tzotail, para mencionar las mais conspicuas. Pero lad lado quedan sireas o grupos que tan sélo cuentan con trab islados o incidentales como son apuntes hechos por investi dores y estudiantes dedicados a otras ramas de la antropologi por viajeros y escritores locales. El valor de tales ano reside en datos que permiten comparaciones sincrét diacrénicas, importantes para el tipo de investigaciones. Jas de Vogt en Zinacantan— que exploran una creciente vat dad de aspectos de la cultura de una comunidad. 198 Barbro Dahigren Jordan Iedmkats itt UNAM publica desde su primer volumen (1939) un inform anual de trabajo de campo entre grupos indigenas. Hablando ‘términos bibliograficos existe, finalmente, un fondo consi ble de materiales inéditos, n forma de tesise informes depo han sido publicados gracias a la labor editorial desarrollada el Instituto Indigenista Interamericano y el INI, de muchos. sélo estamos enterados a través de bibliografias en libros articulos de reciente publicacién. ‘Las modernas ciencias antropoldgicas, basadas en trabajo. ‘campo en etnografia, antropologia fisica y linguiistica, asi com algunas observaciones arqueoldgicas, datan de la ultima del siglo pasado y la primers cel presente. Durante este lapso por encargo de museos y universidades estadounidenses y ropeos, media docena de hombres de ciencia llevaron a eabo ur serie de recorridos que, sumados, abarcan casi la totalidad las tierras indigenas, ya que cubren toda Ia Repiblica excepci hecha del norcentro y del noreste. Varios de los investigadore ‘como luego sucedera también en México, provenian de ott disciplinas, lo que explica la gran variedad de datos consign dos. Su etnografia, ya que debian adquirir objetos para sus n 8608, se concentra en la cultura material, pero contiene ad um rico fildn de datos sobre temas religiosos. En la mayoria. Jos casos se dan los términos correspondientes en el auttenc de dona ota coral ‘empiri 0 dec te pobre en aspectos de organizacién social. Aqui como 1 través de toda la historia del desarrollo dela etnogréfica etnoldgica, hay que juzgar a los investigadores trode su tiempo y de las escuelas a que pertenecieron. Con las aportaciones de estos precursores son de un valor i ble, porque a través de sus datos, dibujos, fotografias y colee nes documentan toda una época que de otro modo permai desconocida, confiriendo asi a la etnografia mexicana una p pectiva en el tiempo. Esta etapa se iniciacon la llegada de Leén Diguet (1889-190. quien reanuda las investigaciones de las misiones cientifi francesas. Diguet, un quimico, pero con un gran interés ‘etnografia, recorre Ia mayor parte de Baja Californi primero en reproducir las hoy famosas pinturas rupes tarde visita a coras y huicholes, dejando un valioso trabaj colecciones que se encuentran en el Museo del Hombre;. siguiente articulo versa sobre la Mixteca Alta y escribi asi mo un gran tratado sobre las cactéiceas de México y su aprove- ‘chamiento. En 1890, Carl Lumboltz, naturalista noruego envia- do por el Museo Americano de Historia Natural, emprende la primera de una serie de expediciones a la Sierra Madre Oceiden- {ul. Allé convive con y estudia a varios grupos del noroeste: ipagos, tarahumaras, tepehuanes, coras y huicholes. Bn 1894 wresenta un primer informe y en 1902 aparece su libro clisico If icico desconocida, que fos traducido east inmodiatamen (0, no asi su obra fundamental acerea del Simbolismo huichol 1900), como tampoco ninguna de las obras de los demés inves- nas delos vallescentrales, Oaxaca ylaSierra iguiente le tocé el turno a los grupos mayen- ‘Yucatsin, pero visite ademés ire 17 grupos indi fo Puebla. AL ow deChiapas Ls sp scas rabliendanen den iformen (601.1008): a 1804, irl Sapper, gedgrafoy etndlogo aleman Universidad deTubin- i), y uno de los mejores conocedores de los grupos mayenses de Huntemala y México, recorrié a pie Yucatan. Gracias a sus va- osisimos informes sobre los cacicazgos independientes de los jayas refugiados en Quintana Roo, se conoce la existencia del Askanha, cereano a la frontera con Campeche; imy uultan también sus noticias de Chan Santa Cruz. (1895). Su yticulo sobre los lacandones es fechado en 1897; otro mais y que sran sobre la etnolingiiistica y la localizacién de los grupos de sy chorties, aparecié en 1906. :ntretanto principian también las investigaciones monogrs con la de W.J. McGee sobre los seris de la isla de Tiburon, ‘esa en 1898, El autor trabajé igualmente entre paipagos ¥ \cnpas, La siguientees lade Alfred Toazer sobre los lacandones | Lacanjé, a quienes visite entre los aiios de 1903y 1905, época Wy importante ya que hacia menos de cineo aiios que éstos 200 Barbro Dahigren Jordin rerosy chicleros. Su informacion es: sobre los aspectos religiosos. Mis tarde publicaria una gran tica lacandona. Otro tipo de investigacidn, ya centrada en un tema especifico esla que emprendeel etnélogo K-T. Preuss, especialistaen el ‘tudio de religiones de la escuela alemana conocida como la “ tral”. Intrigado por los datos de Lumholtz acerca del simbolism huichol, pasa gran parte de los afos de 1905 y 1906 entre ras, huicholesy el corpus reunido entre los coras con su traduccién alemani pero ademas discute varios aspectos de la religién cora y de huichola a través de una docena de articulos publicados en ot tantas revistas especializadas. A su muerte sus textos huicho- les y mexicanos habian quedado inéditos, hasta que hace aiios el Museo de Berlin edité el volumen correspondiente a mexicanos de San Pedro Jicora, Durango. Pasemos ahora a los investigadores mexicanos y, mente. hay que constatar que estos precursores no parece haber estimulado a sus colegas mexicanos, excepeidn hecha doctor Nicolis Ledn, quien en 1905 emprende un viaje popolucas. Elinforme que rindees parte histérico, parte ara lgico y trae desde luego datos lingitisticos que quiza que en aquel entonces mas apasionaba a los investigadores; e ‘cuanto a Ja etnografia su aportacién es mas bien escasa. Si se daba tanta importancia a la clasificacién linguistic durante las dos primeras déeadas del siglo, hay que consid ‘un paso necesario ya que, atin en nuestros dias, Ia agrupacié en dreas y subdreas netamente culturales esta todavia en eso; en forma sistemiitica fue elaborado por Weitlaner (1 para los grupos del norte de Oaxaca y se toma como un hecho: hablarde aquellos de la Sierra de Puebla, de los Altos de Chi y de la llamada “rea tarasca”, Igualmente hay que ‘que, al apuntar en el idioma una serie de términos relativos aspects sociales y religiosos, dejaron pistas inequivocas futuras investigaciones. A los trabajos ya citados pueden dirse el de Daniel Brinton sobre el problema de los di grupos de chontales y popolucas (1892) y los de Hirdlicka y J. ‘Mason sobre tepecano versus tepebuan (1903, 1919). Lacetnologia 201 Volviendo a las investigaciones desarrolladas por el Museo Nacional, donde el doctor Ledn impartia clases de etnologia, hemos escogido tres informes publicados en los Anales. El primero, por Carlos Macias y Alfonso Rodriguez G., se refiere a os nahuas de'Tuxpan, Jalisco en el afio de 1907, Se trata de una pequefia monografia de 20 paginas, correcta en cuanto a los datos etnograficos pero que presenta un concepto més bien despectivo de la cultura indigena. Muy distintos por su enfoque social, més acordes con los tiempos, son los“ Apuntes etnograficos sobre los otomies del distrito de Lerma” (Anales, 1911) de Pablo Henning, colector de documentos etnogréficos del Museo Na- cional. Aunque gran parte del trabajoesta dedicado a demostrar —con amplioconocimientode los cronistas—el claro sincretismo expresado en los objetos de culto que descubrié dentro de dos adoratorios secretos en unos cerros cercanos, registra el niimero de hablantes de otomi, discute su precaria existencia y relaciona ambos con una nula escolaridad. Concluye con un breve resu- men de la cultura material. Otra breve monografia, esta vez sobre los “Cuicatecos actuales” de Santa Cruz Teutila y San Andrés Teotilalpan, es publicado en 1922 por Elfego Adan, hndscrito al Museo por lomenos desde 1908. Demencionarse son los datos que recabé sobre curaciones, creencias y ritos religio- 0s. Si bien su enfoque es predominantemente etnohistérico, el aarticulo sobre el “Santuario de Chalma’ tiene especial interés por ser el primer trabajo con cierta tendencia etnogréfica-fol- cidriea que Miguel Othén de Mendizabal publica en los Anales ‘on 1925. Todos los trabajos arriba citados van acompaiiados de buenas fotografias. Esta etapa que perdurd durante los afios veinte concluye en 1934 con otro trabajo del doctor Leén, “Los tarascos del lago de Paitzeuare”, un recorrido por todos los pueblos riberefios, ha- ciendo memoria de todos los productos que los diferentes gru- pos aledaiios oftecfan en el mercado de Pitzcuaro en el aiio de 1900, datos que permiten reconstruir una antigua economia regional. La ciencia etnogrifica-etnolégica contempordnea nace en plena Revolucién. El primer paso fue la fundacién, en 1910, de ln Escuela Internacional de Arqueologia y Etnologia, entre cayos directores figuran antropélogos profesionales de la talla «le un Eduardo Seler y un Franz Boas. También se encuentra en Mexico el insigne etndlogo Paul Radin dedicado en aquel enton- os a estudios del folklore y la linguiistica de los grupos oaxa- 202 Barbro Dahlgren Jordin Lactnologia 208 quefios. Intimamente ligada a esos antropélogos, se inicia formacién cientifica, primero en la Universidad de Colum Tuego en la Escuela Internacional del doctor Manuel Gé quien serd el fundador de una nueva antropologia mexicana qi hoy llamariamos comprometida, Su vasta obra es de sobra, nocida, sélo mencionaremos como caracteristica que al fun Ethnos pone como subtitulo “Revista mensual para la rizacién de estudios antropolégicos sobre México y Cer América’. En 1922 aparece la obra fundamental sobre ‘poblacién del Valle de Teotihuacan, fruto de la primera in tigacién interdisciplinaria de antropologia regional en el mm do, efectuada bajo direccién suya. Poco después se exili poralmente en Estados Unidos donde se dedica a est situacién de los inmigrantes mexicanos, perfiléndose su. social que, de regreso a México, seré dedicada al indigeni Por otra parte, entre los aitos de 1925 y 1926 Carlos Ba realiza tres temporadas de trabajo de campo entre los. humaras, cuyos resultados da a conocer en 1929 a través dew bien documentada monografia. Esto fue el inicio de su obra. tres vohimenes sobre La poblacin indigena de México publicaria en 1940. De ella se siguen citando sus estudios: los purépechas de Chilchota, sobre mixes y zoques, china y triques. Hijo de hacendado, en aquellos tiempos don ‘tenia una mareada ventaja en el trabajo de campo sobre tros pobres mortales: era un consumado jinete. Claro que’ lento deambular y las frecuentes paradas, constituian forzosa familiarizacién con el paisaje y con cada rancheri ‘otros, como Carrasco, preferian de plano andar a pie. hacondado era también don Miguel Othén de Mendizabal ‘cuanto al doctor Gamio sabemos que de joven pasé dos una hacienda, lo que hace pensar que la raiz del hondo: social de ambos se encuentra en sus intimos conocimientos: vida en el eampo mexicano. A travésde articulos y notas publicadas en El México ant y Mexican Folkways, se palpa el interés que esta despertand ‘antropologia, En ellos colaboran lado a lado una serie d vestigadores, profesionistas de otras disciplinas, folkloris eneleaso de Mexican Folkways, los grandes artistas dela: con grabados sobre temas indigenas. Como ambas revistas; Dilingties, resulta que a varios de los que serdn grandes m canistas como Redfield y la doctora Parsons, se les facilit ‘enviar articulos en inglés relacionados con su trabajo de: {y que son un anticipo menos formal de sus obras Tepoztln y Mi- Hla. Basauri da los primeros informes sobre los tarahumaras en 1027 y el vate Nutez y Dominguez sobre la fiesta de Corpus ‘on su nativa Papantla. Por las paginas del México antiguo des- {ilan Pedro Hendrichs, maximo conocedor del area cuitlateca de Guerrero, sobre la cual publicaria mas tarde dos voliimenes {ntitulados Por tierras ignotas (1945), el ingeniero Weitlaner y ‘muchos otros que presentardn alld trabajos de primera mano. Entre ellos resulta de especial interés “El culto a los oratorios ‘ontre otomies y mazahuas de la regidn de Ixtlahuaca” (1936) tlonde Jacques Soustelle da.a conocer una forma de compadrazgo Jigado a las capillas familiares, tema que no seha vuelto a tocar, jo obstante que tales capillas existen también en otras dreas ‘tomies, Otro trabajo valioso pero poco conocido es el de David ‘Amvam sobre los lacandones (1942). Mientras tanto, se experimentan también nuevas tendencias ‘on el Departamento de Etnografia del Museo Nacional, y los ‘Anales del afo de 1983 incluyen trabajos de Weitlaner y de Men- {lizdbal, quien junto con Jiménez Moreno elabora una serie de Mapas lingiisticos dea Republica que serian bisiens para futu- os investigadores. Con la llegada de Robert Redfield y su estancia en Tepoztlén entre 1927 y 1929, y la de Ia doctora Parsons en Mitla, donde jusa casi tres afios a partir de 1990, asi como los nueve meses {lo trabajo de campo efectuados por Bennett y Zingg entre los \urahumaras, disponiendo, por qué no decirlo, del tiempo, el dinero y el entusiasmo necesarios, comenzaron los ya tan fnmosos estudios de comunidad inspirados por la escuela uncionalista de Chicago. En el caso de la doctora Parsons, su principal motivacién era poder aleanzar una mayor compren- hin de la cultura de los indios pueblo a través del estudio de la Vida religiosa de un grupo mesoamericano, Al aiio siguiente publica, junto con Ralph Beals, un articulo en tal sentido: “Los }ayasos sagrados entre los indios pueblo y entre los mayo- Yaqui" (1934), En este mismo aio Robert Zing emprende sus \mportantes estudios sobre los huicholes de Tuxpan, Jalisco, primero bajo el patrocinio de la Universidad de Chicago y Alospués del Laboratory of Anthropology de Santa Fe, que por ‘orto tiene la custodia de su gran coleccién etnogratfica doble- Jnente valiosa por ser documentada por su obra The Huichols: mmitive Artists (1988). La obra en sha sido ninguneada por teoria funcionalista, escuela Malinowski y durkheimiana 204 Barbro Dahlgren Jordin mal elaborada; sin embargo, los conocedores del medio la h clogindo por la excelencia de su trabajo de campo, Pienso algo hay que criticarle, seria més bien un excese de ider ion y una sobreestimacién de los valores culturales hui Bajo la influencia de Redfield, Julio de la Fuente el su monografia s lag y, mas tarde y bajo la infh Inds directa do Sol Tax, Pozas{ wuya solve Sastfatn El valor de estas investigaciones piloto es incalculable; por: Primera se logra una visién de conjunto de cada una de vVariantes locales estudiadas de la cultura del indigena mexicg no y su diverso grado de aculturacién y participacién en. cultura indomestiza; serin pues, marcos de referencia futuros trabajos. Aqui, y también por vez primera, se emp ‘métodos y téenleas que permiten un control cientifico de ‘A partir de 1930 Redfield se dedicard por estudio de los mayas de Yucatén, de Guatemala y de Chi Enel primer caso, contintia con los estudios de comunidad, ahora con la finalidad tedrica de probar la continuidad proceso de aculturacisn (ode cambio cultural) a través dec niveles. Después de varios recorridos se selecci los guientes pueblos: Tusik, en la selva chiclora de Quintana. Perteneciente a uno de los grupos mis cerrados de los anti sublevados; Chan Kom, de campesinos tradicionales de la dn boscosa; Dzitas en in zona maicera y comunicada por fe earvil y, finalmente, Mérida. Para la investigacisi Kom, Redfield pudo contar con la colaboracién de Alfonso Vill Rojas, entonces un preparatoriano deMenda que trabajaba al como maestro. En el libro de Chan Kom (1935) es interes notar que se incluye el diario llevado por Villa acerea de la vid cotidiana de los campesinos. Luego, y como conocedor del ma, Villa se encarga del arriesgado estudio de Tusik, donde ra permanecer durante diciembre de 1952, Mas tarde, en 198 ¥ 1996, y bajo circunstancias menos dificiles, puede establec Por un lapso de ocho meses; su monografia se publics en 19 A través del trabajo de campo, bajo Ia direccion de Redfi alternado con estudios en la Universidad de Chicago, Villa jas llega a ser uno de los etndlogos mas capaces y cono dela cultura maya. En cuantoa Dzitas, Margaret Park Redf ealiza un buen estudio sobre In funcién de los mitos y Jeyendas en aquel pueblo (1935) y otro sobre medicina p Con base en el material reunido—el de Mérida nunca se edit (1941). Los siguientes trat Guatemala, pero a través de Sol'Tax se emprenden investigacio- Laetnologia 205 Redfield puede redactar su libro sobre cultura folk de Yucatan 18 de Redfield se centrarin en nes etnoldgicas en los Altos de Chiapas y mas tarde encargaré tres estudios sobre cosmovisién, el de Calixta Guiteras sobre los tzotziles, el de Charles Leslie sobre Mitla, y otro sobre Atitlén, Guatemala, por Mendelson. Otra corriente viene de Ia Universidad de California, en Berkeley, donde Kroeber y sus discipulos van paulatinamente ‘extendiendo sus minuciosas investigaciones sobre los indios de |n Alta California, hacia el neroeste de México. Principian por lun resumen sobre los seris del propio Kroeber, tras una brevi- sima estancia entre ellos (1923). Después se pasan a la Baja California y aparece el trabajo de E.W. Gifford y Robert Lowie sobre los alewa'als o paipai (1928), las notas de Gifford sobre los ‘cucapé (1933) y 1a monografia de P. Meigs sobre los kiliwa (1939). En el area Sonora-Sinaloa, el grupo edhita (yaquis y mayos) les ama poderosamente la atencién por su rica vida ceremonial y sus paralelos con los indios pueblo, tema del ya citedo articulo de 1a doctora Parsons y de Ralph Beals. con datos obtenidos en 1981. Durante los aiios de 1930 y 1931 Beals habia trabajado entre los mayos principalmente, pero no seré hasta 1945 que editaré el resto de sus materiales: The Contemporary Culture of the Cahita Indians. Jean B. Johnson, también de Berkeley, visité varios grupos de Sonora, los yaquis de Vicam, pimas y 6patas. Su libro The Opata: An Inland Tribe of Sonora (1950) es ante todo una reconstruceién etnohistérica de la cultura, De aqui en adelante los intereses de estos etndlogos de Berkeley se concentrarén primero en Oaxaca y luego en el drea purépecha. Las décadas de 1920 y 1930 vieron también realizarse in- vestigaciones individuales enfocadas a regiones y dreas més ‘umplias. Asien 1925la Universidad deTulane inicia sus explora- ‘iones centroamericanas con la expediciin del arquedlogo Franz Blom y del etnélogo Oliver La Farge, quienes recorren desde los uxtlas hasta Guatemala. Su libro Tribes and Temples (1928- 27) contiene una serie de apuntes y fotografias etnograificas, en ‘special denahuas y popolucas del surde Veracruz y detzeltales de la regién de Bachajén y Sicava, pero también de Cancuc y otros pueblos de los Altos. De octubre de 1929 a mayo de 1930, el doctor Leonhard Schul- wo-Jena, gedgrafo alemdn, realiza en el este de Guerrero la 206 Barbro Dahigren Jordin primera de tres investigaciones mesoamericanas. Alld pasa mes entre los nahuas de Zitlala, otro entre los mixtecos Cabuatachi y tres meses y medio entre los tlapanecos de Mi inaltepec. Quiso conocer el habitat y la cultura material y, relacién a ellos, la vida espiritual de estos grupos casi descor cidos, tal como se mantenia viva en el idioma. Para ello se si de una serie de textos cortos, leyendas, plegarias y mitos qu publica en 1938 con su transcripeién al aleman. Luego efe su segundo trabajo de campo entre los pipiles de Izaleo, Salvador, donde recoge abundante material mitolégico publi doen 1936 y de gran interés comparativo para los mexicani cespecializados en los nahuas del sur de Veracruz. Jacques Soustelle llega a México a fines de 1932 para diar los grupos otomianos, y desp mientos en los estados de Hidalgo, Querétaro y México, esco Ja region de Ixtlahuaca como la mas prometedora. Su obra La famille otomi-pame du Mexique central (1937), si bien, ne un capitulo sobre cultura material, es ante todo lingtiistic establece las relaciones internas entre los diferentes grupos o mianos y elabora un valioso mapa de su distribucién por dades. Para ello pudo contar con el asesoramiento del inger Weitlaner, quien llevaba ya afios trabajando con el otomi y: tos publican un estudio acerca de “Canciones otomies” dei: quital (1985). Sobre la vida sociorreligiosa versa su ya cit articulo del culto a las capillas familiares. Después de una primera y muy pintoresca visita a los candones del grupo de Jetja en 1933, Soustelle quedé enar rado de la selva y sus moradores y en 1934, junto con su esp Georgette, se instala en el caribal de San Quintin. Ambos escrito sobre la vida material y religiosa de este grupo, por ch elmismo que visitard David Amram por primera vez este mis aiio, para luego volver al aiio siguiente, y de nuevo en 199 1941. Aparte, Jacques Soustelle edita México, tierra india ( 1971) que a primera vista podria tomarse como uno més: tantos libros de viajeros, pero que en el fondo resulta un trat sobre relaciones interétnieas tanto observadas como mentadas a lo largo de dos aiios de trabajo de campo. ‘Noséloeminentes arquedlogos mayistas como Tozzer y ‘Thompson (Mayas de Belice, 1930) empezaron su carrera ciendo investigaciones etnogrficas —debido a que en m universidades la arqueologia formaba parte de la etnologé sino también historiadores como Howard Cline con un Lactnologia 207 sobre mitos y deidades lacandones (1944), o lingiiistas como Robert Bruce, quien desde hace diez afios esta contribuyendo significativamente al conocimiento de la mitologia lacandona. En el medio antropologico mexicano suele hablarse, mitad en broma mitad en serio, de feudos, como el de Gertrudis Duby de ciertos grupos lacandones sobre los que viene publicando des- de 1944. De gran importancia resulta el fondo bibliogrétfico que Franz Blom reunié en ciudad Las Casas y que después de su muerte fue codido al Estado Etndlogodela Universidad de Paris es también Guy Stresser- ‘Péan, quien escoge como su campo de investigacién una de las sireas menos conocidas del pais, In Huasteca. Alla trabajé entre 1936 y 1938 y después de la guerra lo visita afio con aio. Aun- que hasta la fecha ha publicado relativamente poco, puede decirse que sus conocimientos sobre los huastecos y grupos co- lindantes son casi enciclopédicos. Otro francés, Robert Gessain, se instala al sur de la Huasteca entre los tepehuas y en 1938 aparece un estudio suyo sobre *“Cultos y ceremonias indigenas de la regién de Huehuetla, Hidalgo: los ‘mufecos’, figuras rituales”, Culturalmente los tepehuas se ligan con la Sierra de Puebla, area de extraordinaria riqueza etnografica que, a partir de 1987, fue dada a conocer por Bodil Christensen a través de una serie de articulos sobre varios aspectos de la cultura de los olomies —quienes junto con nahuas y totonacas constituyen los componentes étnicos del drea—, como son bailes autéctonos, craciones, fabricacién de amate para los citados “mufiecos’ textiles, pesca, eteétera, Mds tarde y durante varias temporadas de campo (1952, 1953, 1954, 1961), la religién tepehua seré objeto de una investigacién de Robert Williams G. (1963). Entre 1061 y 1963 J. de Jestis Montoya estudia el sistema de valores de los nahuas del pueblo de Atla (1964), En cuanto al componen- lw totonaca, si bien no le tocard su turno hasta mas tarde, sera investigado en forma intensiva; aqui sélo adelantaremos la noticia de los trabajos de Alain Ichon desazrollados entre 1963 y 1066 y el trabajo del equipo de Beaucage dela Universidad de Montreal en los afios de 1969 y 1971. Si ahora pasamos a las investigaciones llevadas a cabo den- vo del mareo institucional mexicano, tenemos los trabajos pio- heros desarrollados entre los otomies del estado de Hidalgo por ‘Miguel Othén de Mendizabal y su equipo del Instituto de Inves- \igaciones Sociales de la Universidad; iniciados en 1935, Men- \inibal continus trabajando en ellos hasta su muerte en 1945. 208 Barbro Dahlgren Jordin Reunidos posteriormente, forman parte de su monuments estudio sobre "La evoluctin econdnticn y social del Valle de Mezquital”, publicado junto con 20 cuadros estadisticos y do ‘monografias cortas sobre Santa Maria Tepeji y Capula en Obras completas (1947, VI: 256). Pocos etnélogos han lograi ‘trazar un cuadro mejor integrado y mis fehaciente de la ‘cotidiana de los indigenas en una de las zonas més desval del pais. nize los investigadores del mismo Instituto figuran Silvay Rojas Gonzilez, quienes durante varios. reconocimientos entre distintos i huaves, coras, etcétera); los informes correspondientes cieron de 1939 en adelante en la Revista mexicana de so En 1997 se funda la Escuela de Antropologia con el Otro estimulo lo constituia la Sociedad Mexicana de. gia que en aquel entonces funcionaba como un verdadero de informacién, donde cada antropélogo tanto mexicano extranjero presentaba sus investigaciones en curso. Por parte, desde sus primeros aiios la Escuela celebré una serie convenios con diferentes instituciones y proyectos de in cién, con el fin de que los alumnos pudieran participar en | trabajos de campo. Luego, pero muy paulatinamente, ingresando al Departamento de Etnologia. ‘Dos serdin las regiones donde el Departamento de Etno —mis tarde Investigaciones Antropoldgicas— concentrard s cesfuerzos: Oaxaca y Guerrero occidental. De Oaxaca, ‘mosaico lingiistico y cultural y alto porcentaje de indi puede afirmarse que desde 1934 hasta la fech: mayor omenor intensidad y con distintos enfoques y final continiia siendo uno de sus campos predilectos. En Guerrero, la mayor parte de las investigaciones so-de ron entre los afios de 1939 y 1947. Durante Semana Santa de 1994 el ingeniero We emprende su primera entrada al centro de la zona chi Aclla ha de volver afio tras afio hasta conocer su wiltimo rit y haber indagado acerca de cada aspecto de su cultura. De su larga y meritoria obra etnoldgica hay que destacar. articulos (1939, 1940, 1951, 1952, 1953) y libros sobre la nantla, Mayuitianguis y Tlacoatzintepec (1953) y Usila (i Laetnologia 209 ‘estos dos tiltimos escritos con la colaboracién de Carlo Antonio Castro; el manuscrito de un tercer libro, sobre Ojitlin, espera ‘ain su publicacién. Luego, tomando a la cultura chinanteca como marco de re- ferenela, poco a poco va abordando los grupos vecinos hasta lograr establecer el area de los grupos del norte de Oaxaca, conformada por mazatecos, cuicatecos, chinantecos y mixes ¥ que dara a conocer en 1961 bajo el titulo Datos diagndsticos para la etnohistoria del norte de Oaxaca. Para el estudio de los mazatecos, ademds de estar familiarizado tanto con este grupo como con los euicatecos, contaba con una serie de articulos sobre \liversos aspectos de la cultura de Jean B. Johnson (1939) y de George y Florence Cowan (de 1946 a 1952) del Instituto Lingiiis- tico de Verano en Huautla, y con el libro de Villa Rojas, Los mazatecos y el problema de'la Cuenca det Papaloapan (1955), ‘enfocado principalmente hacia la zona baja de Soyaltepec donde 1 autor permanecié durante los afios de 1952-53 como ° ddo de la Oficina de Reacomodo de la Poblacién. Parte del libro ‘std dedicada al material etnolégico ya mencionado y al recaba- do en el campo por el autor, Francixen Plancarte y el maostro Alfredo Barrera Véizqueg; el resto, como indica el titulo, a pro- blemas de antropologia aplicada. Como epilogo tenemos un Interesante informe presentado por el doctor Aguirre Beltrén ‘con base en datos de 1957 (de Williams G. y Juan Hasler, de la rocién fundada Escuela de Antropologia de la Universidad Veracruzana) sobre la productividad en los cereanos pueblos de Viejo y Nuevo Ixcatlan (1958), que nos permite percatarnos del ‘lo en que factores de persistencia y cambio habian operado estos pueblos afectados por el reacomodo. Por su parte Woitlaner ya habia estudiado con anterioridad algunos aspec- owe Ia cultura mazateca como el ealendario(1948)y formas de uracién (1952), Los cuicatecos habian permanecido ignorados por las cien- ‘olnw antropologicas hasta 1957 cuando, como parte de la prepa- ion para la Mesa Redonda de Oaxaca, Weitlaner hace un ‘jrolongado recorrido por la parte central de su territorio. En s0lo se disponia del ya citado informe de B. Adin sobre Cruz Teutila y San Andrés Teotilalpan, situados en la sjuina nororiental (1922). El material recabado contiene da- valiosos sobre la organizacién sociopolitica tradicional y Fo muy sugestivos acerea de la persistencia de conceptos igios0s prehispainicos dentro de diversos contextos de la 210 Barbro Dahigren Jordan cultura, como el uso de cuchillos arqueol6gicos de sacrificio pa degollar animales durante ritos de curacién (1958). Unrest general de la cultura fue preparado como “guién” para el Mi de Antropologia (1962) y otro para el Handbook (1969). Por! afios de 1962 y 1963 Eva Verbitski de Hunt (ENAH y Chi realizé temporadas de trabajo de campo en la regién de PSpalos, a Ia vez. que encargé una investigacién en archivo Un tema que suele tratarse aparte, es el uso ritual o agri de distintos tipos de ealendarios de origen prehispénico. F ra del territorio maya, Irmgard Weitlaner de Johnson (Ur sidad de California, Berkeley) fue Ia primera en descubrir ur calendario de 18 meses y 5 nemontemi en uso, en tres pueblos! los chinantecos orientales (1936); durante otro viaje, el nim de tales pueblos aumenté a diez. Luego se encontré también’ versién mazateca (Weitlaner e IW. Johnson 1946) y mas: Pedro Carrasco, W. Miller y Weitlaner dan a conocer otra’ (1959), seguida en 1963 por las “Nuevas versiones sobre cal darios mixes” de Weitlaner e LW. Johnson. Aqui inclui también lo referente a calendarios entre los zapotecos del En 1949. al participar Carrasco en un reconocimiento econ ‘0 del estado, hallé de paso que los zapotecos de los ‘conservaban una cuenta ritual de la cual dio a conocer algu caracteristicas (1951), ya que la prenmura no le permitié dar en el asunto. Por invitacién del doctor Caso, Wei ‘encargé de seguir la pista y pudo profundizar sobre el rio en uso (1958) y, ademas, establecer una jerarquia de dioses (1960). ay grdfica y culturalmente forman de Oaxaca, en lo lingiistico pertenecen al grupo de los z0q los popolucas del tronco mayense, grupo que, por un constituia el foco de interés de los investigadores de la Us sidad de California, Asi en 1933, el doctor Beals pas t ‘ses entre los mixes como base, efectud vi en total. La monografia correspondiente, que es enteram tradicional, no fue publicada hasta 1945; sin embargo, ya escrito sobre la organizacién familiar (1936) y, en un arti ra América indigena (1942) ofrece ocho recomendacio mejorar la suerte de los mixes occidentales en extremo pa Lego llega Georges Foster yen 1940 y 1941 dediea dos radas de trabajo de campo a los popolucas de Soteapan | Buena Vista, Ver. Sobre ellos ha publicado una investi il resto de los pueblos de la zona, do Laetnologia 211 ‘econémica muy detallada (1942), otra sobre el folklore y creen- cias (1945), En un articulo de 1943 discute la posicion geograf- a, lingiiistica y cultural de este grupo y sefiala la existencia de tres subgrupos bien definidos entre ios llamados “popolucas de Veracruz”, sus relaciones y localizacién. Otro articulo ma versa sobre términos de parentesco (1949). En cuanto a los oques estamos frente a otro de los grupos ignorados, pero desde Juego no marginados. Sin embargo, el libro de Donald y Dorothy Cordry sobre trajes y textiles de los zoques (1941), ofrece una buena documentacién complementaria sobre varios aspectos histricos y culturales, y gracias al doctor Wonderly se cuenta ‘con varios textos de Copainald sobre nahuales y otras tradicio- hes locales (1946, 1947, 1949). Volviendo ahora a los mixes, entre los afios de 1936 y 1951, Walter Miller, del Instituto Lingiiistico de Verano, pasé 32 meses fon el pueblo de Camotlan de la regién oriental, donde pudo Founir el material para su importante volumen Cuentos mixes, publicado por el INI en 1956, Ademas de cuentos y mitos Sontiene una amplia seccidn sobre creencias y costumbres, asi ‘“omo una introduccién de Villa Rojas sobre In condicisn cultural ‘io los mixes. Sefuala Villa que aqui se trata no sdlo de un caso de sobrevivencia de mitos prehispénicos hecho que habia sido egado por Beals—, sino de su vigencia como normativos de la ‘onducta. Miller, sin embargo, asegura que por la influencia de \vn progresista maestro rural, los jévenes ya no quieren saber Hsia del folklore tradicional. La investigacién més significativa emprendida por el Museo fines de los treinta, fue la de Julio de la Fuente entre los iyotecos del drea de Yalilag y Choapan y a la cual dedieé 21 ewes, 11 de ellos en la Villa de Yaldlag. Publica articulos tanto ieraficos (1939, 1947), como etnohistdricos (1947) y etnolé- eo» (1952) sobre varios aspectos de Ia cultura de la regicn, asi pmo un libro, Yakdlag: una villa zapoteca serrana (1949). Elenfo- i de éste sigue el modelo de Tepozticin de Redfield y a través “un informe etnogrifico adicionado con ...unas conclusiones hyre el proceso en una comunidad local, es decir, de una Jodad “india” en “mexicana”, quiso contribuir “al estudio ge- val del cambio sociocultural”. Para ello De la Fuente se sirve 214 Barbro Dahigren Jordan la organizacién sociorreligiosa del pueblo de Chilacachap La encuesta se verified en 39 pueblos manejando 1700 ra 200 de los cuales fueron puestos en mapas. Para sefialar importancia, por ejemplo para un estudio de la muy mal conoci da alimentacién de los indigenas, basta decir que registra po sunombre 30 variedades demaiz, 20 de rijol, asi como 50 cl de vogetales que se consumen en tiempo de escasez. En Ch cachapa descubre una extensa red de peregrinacién que liga entre si a habitantes de tres estados. En 1940 Beals y Borbolla elaboran un proyecto interd plinario, el Programa Tarasco, en el cual participarsn la versidad de California, la Escuela y Asuntos Indigenas. A fin del mismo aho, Beals y varios colaboradores efectuaron reconocimiento del area. Sin embargo, Ins investigaciones d etnografia tradicional y de geografia cultural no se pusieron marcha hasta 1944; para entonces se contaba, ademés, con. atrocinio del Instituto de Antropologia Social de la Smit nian Institution. De aqui en adelante el area purépecha ‘una de las mas estudiadas de México. De los trabajos reali durante aquella primera etapa se han publicado Cherdn (19 de Beals, como ejemplo de una comunidad indigena rel mente autosuficiente; Tzintzuntzan (1948) por George Fo con la ayudantia de Gabriel Ospina de Ia ENAH, como pr ‘mestizo pero a la vez. heredero de la antigua capital puré Quiroga: a Mexican Municipio por Brand (1951), con la pacién de varios estudiantes, es un intento de un estudio ‘mas amplio que la comunidad. Robert West, Cultural Ge hy of the Modern Tarascan Area (1948), es él tinico que pr atencién a la interdependencia de comunidades con e especializada y quien enfoca tipos de asentamiento y méto agricolas dentro de un mareo regional. La ausencia de tal que en los estudios de comunidad es la principal eritica h por Julian Steward en su evaluacién "El Programa ‘Teoria y préctica del estudio de areas” (1955). En cuanto a los alumnos de la Escuela, el convenio rin amplios frutos: una tesis doctoral, otra de maestria y un Ensu “Tarascan Folk Religion” (1952), cuyo material recog 1944, Pedro Carrasco establece las principales for izacién religiosa entre los indigenas tanto tra catslieas, ylas analiza ala luz de procesos histéricos, nacio y regionales, desde el papel de las haciendas hasta la politi agraria, frentea movimientos religiosos como.el de los “cris Lactnologia 215 y politicorreligiosos como el de los sinarquistas. Pablo Veléz~ {quez se inicié en la antropologia como informante, luego pasé a la Universidad de California en Los Angeles y de alla a la Es- cuela de Antropologia donde se recibié en 1950 con un trabajo sobre la hechiceria en Charapan, su pueblo natal y donde tavo saeceso a una informacién que para otros hubiera sido vedada. ‘También oriundo de Michoacén es José Corona Nufiez quien primero trabaj6 con Brand en Quiroga y mas tarde fuera su ‘colaborador en el estudio de Coalcomadn. Un trabajo suyo sobre a antropogeografia de Cuitzeo (1946) fue publieado por la So- ciedad de Alumnos de la ENAH. Enel futurohabra mas estudios sobre el area purépecha, si bien la gran mayoria serin de antropologia aplicada, los hay también etnoligicos como el de van Zantwijk acerca de la organizacién religiosa en Ihuatzio (1967), Bs en parte un intento, que en algunos casos resulta forzado, de interpretar instituciones contempordneas a través ‘ie datos prehispsnicos. Siguiendo la moda impuesta por Oscar Lewis en Tepoztlén, Foster decide que a los trece afios de su primer estudio, Tzintzuntzan también amerita ser “reestudi do". Con este fin y auxiliado de ocho discipulos que instala en Erongaricuare,'Técuaro, Patzcuaro, Tzintzuntzany La Pacanda, ‘omprende una segunda temporada entre los afios de 1959 y 1966. Durante ella, Foster desarrollara y publicaré una serie de ideas acerea de mecanismos de interrelacién y de conceptos como “envidia" y “limited good", ejemplificados por la sociedad campesina de Tzintzuntzan; todas ellas se encontraran inclui- das en su segundo libro sobre Tzintzuntzan. Mexican Peasants Ina Changing World (1967). Para 1947, la Smithsonian Institution habia dado por te ninado el Programa Tarasco, pero no asi el convenio con Kicuela, y bajo la direccién de Ia doctora Isabel Kelly 1 \voatigacién etnolégica es trasladada a los totonacas de El Tajin fon In costa de Veracruz; més adelante dirigiré trabajos de fantropologia social y aplicadaen Santiago Tuxtlay Villa Cardel. Durante las primeras dos temporadas en El Tajin (1947 y 1948) riciparon, entre otros, losestudiantes Maria Cristina Alvarez, Angel Palerm y Roberto Williams. En 1952 Kelly y Palerm pu- blican la primera parte de los Totonacas de El Tajin, que compren- {io historia, subsistencia, habitacién y tecnologia. La parte ‘nografica ‘es ejemplar, tanto por los datos recabados —men- ‘#ionnremos en especial las secciones de etnobotinica y de técni- ‘ agricolas—,como por su presentacién. En cuantoal material 216 Barbro Dahlgren Jordin (1966), asi como en el articulo de I. Kelly y H. Harvey Handbook (1969). ae ac Laregién central de los nahuas esta formada por los valles d ‘México, Puebla-Tlaxcala y Morelos, desde donde se extienden: se hacen participes de otras sireas culturales como son, por ado del Golfo, la Sierra de Puebla, el sur de la Huasteca, cent ysurde Veracruz y, porel lado del Pacifico, Guerrero occidents costa de Michoacan y partes de Jalisco. Empezando por periferia, hemos sefialado ya las investigaciones correspondie tes a Guerrero y a la Sierra de Pucbl Para el centro de Veracruz se cuenta con una exter ‘monografia del pueblode Zongolica (1958) por Georgette So le y basada en trabajo de campo llevado a eabo por 1940. cuanto a los naluas del norte de Veracruz y que Stresser- ha clasificado como huastecos nahuatizados, acontoce que lo materiales recabados por los etnélogos de la Universid Veracruzana desde 1954 en adelante, sélo se han dado a conoo parcialmente. De sus investigaciones en el municipio de Cl ‘contepec, Roberto Williams ha publieado dos articulos aceres de aspectos rituales; el primero, del ciclo de vida (1957) y segundo, del ciclo agricola (1966). varios pueblos del Istmo, como Cosoleacaque y Pajapan Veracruz y otros que se encuentran enclavados en el centro ‘Tabasco, todos ellos poseedores de una cultura ligada a. lo antiguos popolucas. A partir de 1967 varios de estos serdn estudiados por el lingaista A. Garcia de Ledn, quie ‘oriundo de Ia regién es, a la vez, conocedor de muchos de su aaspectos etnogrificos (1969). Durante la década de los veinte, los nahuas de Teotifu y Tepoztliin habian sido objeto de estudios excepeionalm importantes, no s6lo para la etnologia mexicana, sino mun ‘mente, lo que dio lugar a deseos por parte de varios inve dores de actualizar 0 profundizar en algunos aspectos de: altura. Asi fue como Oscar Lewis dedica cerea de tres aii Laetnologia 217 "Tepoztin (1943-1944, 1947-1948y 1956-1957). Margarita Nolas- co analizard en 1960 la tenencia de Ia tierra en el municipio de ‘Teotihuacan (1962) y mas adelante, Guido Munch indagaré acerca de los antecedentes coloniales del mismo problema (1970). ‘Antes, sin embargo, en 1934, Carlos Basauri retine el material para.una sencilla pero bien documentada monografia del pueblito de Ocotepee, aledatio a Cuernavaca (1940). En cuanto a Lewis, su proyecto era patrocinado por el National Indian Institute y el Instituto Indigenista Interamericano, pero durante su primera temporada en ‘Teportlin logré ademds la colaboracién de la Secretaria de Salubridad y del Departamento Agrario que le asignaron dos médicos, dos trabajadores sociales y dos agréno- mos para que prestaran sus servicios en la comunidad. La Escuela partieipé enviando cuatro estudiantes; ademas, duran- te las dos primeras temporadas pudo contar con la ayuda del doctor Alejandro Marroquin, asi como con la erudita asesoria del historiador Luis Chavez. Orozco. Para estudiar los cambios ope- rados en Tepoztlan desde tiempos de Redfield, Lewis y su equipo se sirvieron de diversas técnicas: historicas, como en el caso de In tonencia dela tieren; extadisticas, para datos demogréficos ¥ econémieos; y psicolégiens, como el test de Rorschach para me- dlr las relaciones interpersonales, que fue aplicado a los miem- bros de veintitin familias, estudiadas intensivamente en tanto representativas de los diferentes barrios, y de diferencias socioe- ‘con6micas; todo ello fue incluido en un primer libro (1951). Des- pués de su tercera temporada de trabajo de campo, Lewis publics otro libro, Tepoztlan, Village in Mexico (1960), en el cual redondea su definicion de los campesinos en paises econémica- mente subdesarrollados. En el pueblito de Tecospa, perteneciente a Milpa Alta, D.F.y situado a unos 40 km del centro de la ciudad de México, William Madsen realizé durante los afios de 1952y 1953 una muy reve- Jndora investigacién acerca del papel que juega el sincretismo Jpngano catélico, tanto en la cosmovisién como en la vida diaria ‘lo sus 800 habitantes (1960). Un tema andlogo, el de los “grani- cores” del Iztaccthuatl, seré mas tarde abordado por Guillermo Honfil (1988). En la eabecera de Milpa Alta existe, al igual que ‘on Tepoztlén, un pequetio mimere de personas poseedoras de fiorta educacién y que quisieran revivir el nahuatl clisico, undando pequefios periédicos de efimera vida; este grupo fue ‘ostucliado por Van Zantwijk (1960). Posteriormente A. B. Hellbora publicars su investigacién acerea de la posicién de la mujer 218 Barbro Dahlgren Jordén entre los campesinos y tejedores de Chiconcuac, Estado de México (1967). Desde 1959 Hugo Nutini (Universidad de California, Los Angeles, luego Pittsburg) empez6 a investigar la organizacion_ social y familiar entre los nahuas del municipio de San Ber- nardino Contla, Tlaxcala, euya cabecora de 4 000 habitantes albergaba en 1950 a un 60% de hablantes de nahua (1961, 1965, 1968). A partir de 1964, primero Cholula y mds tarde el area Puebla-Tlaxcala, ha constituido el proyecto interdisciplinario piloto del INAH. El doctor Kirchhoff fungia como coordinada de la etnologia y bajo su direccién elaborara Guillermo Bonfil su tesis doctoral sobre los cargos religiosos en Cholula (1971 Mercedes Olivera publicara un estudiode Tlaxcalancingo (1 'y Margarita Nolasco investigaré la evolucion del set Cholula mientras que alumnos dela ENAH recabardn materi les para sus tesis, como Roberto Cervantes sobre el min dio (1966) y Lilia Gonazilez sobre el pueblo de Cuauhtlanci (1972). ‘Nos resta ahora volver a aquellas dreas que, como el noroest y el occidente, fueron las primeras en explorarse etnograti ‘mente y que mucho despues, en la década de los treinta, fueron el campo experimental donde se apliearon diversos tipos estudios etnoldgicos, desde etnohistéricos, tradicionales y comunidad, hasta funcionalistas durkheimianos. Desde lie; hhan sido también objeto de nuevas investigaciones, pero de notarse que ahora se perfilan principalmente investigaci nes individuales sobre temas especificos y dadas a conocer revistas cientificas estadounidenses, aunque no faltan conta buciones mexicanas de marcada seriedad. Si volvemos a emp zar por Baja California y Sonora, resulta que tales estudios refieren a grupos que viven a ambos lados de la frontera in nacional y que las investigaciones en suelo mexicano consti yen, por regla general, la etapa final de un proyecto més: ‘Asi, el primer articulo de William H. Kelly de Harv trabajo con los cucapa entre 1940 y 1947, enfoca su posi cultural a través de la organizacién social de los grupos hi nos (1942); su tesis doctoral versa sobre la influencia ecolégi enlacultura (1944); otro articulo suyo sobre actitudes religio: 949). Aunque sélo tocan de refilén a México los estudios Ruth Underhill acerca de los pipagos, son indispensables quien quiera compenetrarse de las culturas del desierto (1936 1939, 1946), Edward Spicer, en la actualidad la maxima autor Laetnologia 219 dad de la cultura yaqui, se inicié estudiando un pueblo yaqui de ‘Arizona (1940) y en 1954 publieé su libro sobre el pueblo de Po- tam, Sonora. De singular importancia resultan las ponencias sobre areas ecolégicas y culturales presentadas por Kirchhoff, Beals, Underhill y Spicer en un simposio sobre el Greater South- ‘west, del cual forma parte el noroeste mexicano (1954). En 1963 y como parte de la planeacién del Museo de Antropologia, Mar- ‘garita Nolasco habria de emprender una serie de investigacio- nes en Sonora, y de acuerdo con tales finalidades publicara una “sintesis monogrifica” de los paipagos que permite poner al dia nuestros conocimientos de aquel grupo (1965); posteriormente ceditard otra sobre os seris (1967). El primer estudio especializado sobre los tarahumaras es un amplio y valioso articulo de Herbert Passin, de Chicago, acerca del rol del parentesco en la organizacién social (1943). Jacob Fried (1953), al igual que lo hiciera Zingg en 1942, se ha preo- cupado por la relacién entre el sistema de valores y el eomporta- ‘miento cotidiano tarahumara. En 1954, el INT edita Elproblema indigena tarahumara de Francisco Plancarte. Este libro, resul- tado de los trabajos de planeacién de un futuro centro coordi dor, contiene una amplia seccién monogréfica fundada en anos de estancia, parte de ellos como jefe en una Normal para ‘maestros indigenas que en 1938 funcionaba en Guachochi —lu- gar predilecto de todos los investigadores desde tiempos de Lumboltz—, y en ocho meses de recorrido, el gedgrafo C. W. Pennington publica dos libros excepeionalmente bien documen- tados sobre el medio geografico y la cultura material y en los cuales documenta indirectamente muchos més aspectos de su cultura:el primero que se refiere a los tarahumaras aparecié en. 1963; el segundo dedicado a los tepebuanes, en 1969. Posterior mente publieé ademas un articulo en América indigena (1973) sobre las plantas medicinales de los pimas, donde discute quién ls usa, contra qué enfermedades, asi como el origen de éstas. Sobre los tepehuanes del sur de Durango tan sélo contamos con los breves articulos de Carroll Riley, el primero sobre un movimiento nativistico surgido en 1956; en el segundo, mucho mis ambicioso, intenta una reconstruceién de su prehistoria usando, entre otros, datos etnogriificos sobre alfareria y tipos de construceién (1963) Los temas especializados entre los huicholes y coras princi- plan a tratarse en las “Notas” del psicdlogo Otto Klineberg (10934), seguidos de varios trabajos sobre parentesco, Weitlaner 220 Barbro Dahlgren Jordin (1945), y Arturo Monzén (1945), Joseph y Barbara Grimes, “Semantic Distinctions in Huichol Kinship” (1962). En 1955, Evon Z. Vogt hace una primera evaluacién de la aculturacién entre coras y huicholes. Acerca del sincretismo entre coras y huicholes han escrito Dahlgren (1964) y Hinton (1970). Thomas _ Hinton presents su tesis doctoral (1961) con el tema: “La jerar- quia pueblerina como un factor en la aculturacion cora”, y en 1964 publicé un articulo sobre un tema semejante: “El p cora. Una jerarquia civico-religiosa..." A partir de 1965 Peter Furst se ha adjudicado el estudio del arte y la religion de los” huicholes; para ello, ha podido contar con la ayuda de - Anguiano de la ENAH, quien ha realizado varios trabajos d campo en distintas partes de la sierra, Para finalizar este repaso por areas y grupos lingiiisticos, na toca ahora volver a los otomianos. Como parte de los estudio exploratorios encomendados por el Instituto Indigenista Ir ramericano en 1950, existen en esta institucidn tres mant 7 tos sobre el Mezquital: el de Sergio Morales sobre los otomies d San Nicolas, situado en la sierra; el de Roberto Williams sob Cardonal en la region semiarida y el de Ratil Guerrero sobre | miquilpan, el centro rector del Mezquital. En cuanto a los p ‘mes, podemos afirmar que, etnogréficamente hablando, habian quedado desconocidos hasta que Antonio de la Maza, mé historiador potosino, hace un primer intento de reunir d acerca de “La nacién pame” en general, y en especial de ta Maria Acapuleo, SLP (1947). Diez afios més tarde, ‘México, resulta que en el archivo etnoldgico del INAH ‘sa un bien documentado informe sobre los ocuitecas, elabo dopor A. Rodriguez il en elaiiode 1907, parcialmente utilizad por Manrique en su articulo para el Handbook; este pequeiiis ‘mo grupo no volverd a ser estudiado hasta que J. Bushnell b en él su interpretacién de la cultura folk (tesis doctoral 19 Entre 1962 y 1965 Alicia Iwanska convivis periédicamente Jos mazahuas del Valle de Ixtlahuaca y sobre ellos publicar primero.un articulo(1965) ymastarde un libro muy estimuli (4971, 1972). Como parte de un proyecto de Fernando Cams Lacetnologia 221 sobre la organizacién religiosa folk, vista a través de cuatroni- veles de participacién, entre 1987 y 1971 varios dise{pulos suyos emprenderdn investigaciones en el Valle de Toluca y lugares aledaiios. Los resultados del proyecto fueron dados a conocer por Ciimara en la Mesa Redonda de Cholula (1972) y ademas, fa través de las tesis de J. Miranda acerca de la mayordomia en (1969), deG. Andrade sobre el santuariodeChalma (1970) y de E. Cortés sobre los oratorios entre los mazahuas de San Simén de Ia Laguna (1970). Un capitulo aparte deberia dedicarse a estudios cuyo tema central es una técnica; de éstas, las que més atencién han me- recido son la cerdmica y los textiles. Aqui tan s6lo sefialaremos Jos nombres de los investigadores que a nuestro juicio han contribuido mas significativamente. Asi, para la cerémica tene- ‘mos los trabajos de George Foster (1956), el de la doctora Ana Shepard sobre técnicas y distribucién de la cerdmica de los va- lies de Onxaca (1961) y, con un enfoque mas etnolégico, los de Silvia Rendén entre alfareros del Estado de México (1948) y de Yueatén, En cuanto als enicas textile, contamos con ns merosas y muy valiosas contribuciones por parte de Irmgard Weitlaner Johnson; su obra global sobre artes textiles de los in- «ijgenas mexieanos se encuentra en prensa. Y, ligado a este te- ‘ma, el libromonumental y estupendamente ilustrado de Donald y Dorothy Cordry, Mexican Indian Costumes (1968), fruto de treinta afios de viajes y estudios. Finalmente, para la metalur- gia, hay un estudio muy completo emprendido en 1966 por Maria Luisa Horeasitas entre los cobreros de Santa Clara, Michoaedn (1972). Desde luego esta sintesis dista mucho de ser exhaustiva y en cuanto alas tltimas déeadas hemos optado por sefialar, siquiera de paso, eémo, poco a poco, se va integrando el panorama del ‘estudio de las culturas indigenas mexicanas. Si bien correspon- «lo a los antropélogos sociales hacer el balance de gran parte de lus investigaciones levadas a cabo durante tal lapso, esto no quiere decir que la etnografia/ etnologia se encuentre en deca~ tdencia ni fuera de moda, sino, como lo demuestran las numero- us investigaciones emprendidas y publicadas por los diversos proyectos que operan en Chiapas, no sélo puede sino debe co- ‘oxistir al lado de la antropologia social y aplicada; sélo que para ollo necesita contar con las facilidades necesarias para que en Mexico se vuelvan a desarrollar trabajos de la profundidad y ilo lu seriedad de un Julio de la Fuente. En tal sentido creo que 222 Barbro Dahlgren Jordin resulta ilustrativo y saludable citar dos juicios, el de Benja Colby (1971) acerea de lo que debe ser la etnogeafia y el de Osea Lewis (1960) acerea del valor de los estudios de comunidad. ‘Seguin Colby, un buen estudio etnogréfico debe tomar cuenta los siguientes criterios: “1. Los datos deben ser d dos, comprensivos y precisos’, 0 sea, deben ser del tipo ‘una monografia de comunidad, abarcando idealmente todos aspectos significativos de su cultura. “2. El material debe presentado en tal forma que permita verificar las interpn taciones del autor”; en otras palabras, debe aportar los d que apoya sus interpretaciones para dar asi ta posibilidad aceptarlas orechazarlas. “3. Debe incluir datos que proporci un sentido de la vida real, de Ins metas, los valores. y principales preocupaciones de la gente”, lo que se puede a través de datos biograficos, transcripciones textuales d respuestas de los informantes, estadisticas de casos, ete La opinién de Lewis es interesante por haber sido exp enna fecha en que predominaba la tendencia de consi estudios de comunidad como algo anticuado; dice: .i bien es importante estudiar al pueblo como parte d sociedad mas grande, generalmente la nacin, hay que en lodentro deestecontexioy determiner céme estéafectado instituciones nacionales y por la historia nacional. El est un pueblo aislado en un pais predominantemente agricola, ta también importante y nos permite entender muchos do In nacién como entidad, porque refleja muchas tend nacionales y enfoea nitidamente algunos de los problen graves de México. Los eambios que se han operado des Revolucién son tipcos para grandes éreas, sus problemas de miles de aldeas mexicanas. Una de lan ventajes, al tales pueblos dentro del marco de uno soo, es que perm claramente, las interrelaciones entre factores goograicos,| ¥icos, econémicos, sociales y psicoligicos. h yytudios sobre el Mapa de Sigtienza, el Cédice Boturini, el (oulice Ramirez, Los anales antiguos de México y sus contornos, La etnohistoria Jesus MonsarAs-Ruiz, Emma Pérez-Roca y Peta VALLE Bl término etnohistoria empezé a usarse en México desde prin- ios de la década de 1950, en especial para designar estudios sobre historia antigua y etnogréfica de México. Como resultado del surgimiento dela antropologia mexicana y del desarrollo de los estudios histéricos en varias instituciones hhicionales, en décadas anteriores ya se habian llevado a cabo Investigaciones ahora consideradas como etnohistoricas; enton- ‘os, el termino todavia no se acufiaba y el enfoque, las materias lo estudio y los planteamientos te6ricos estaban implicitos en ‘lls. Empero, ya se contaba con antecedentes de mayor anti- sjuedad en este campo de la investigacidn, representados por los, umerosos trabajos de los precursores del siglo XIX, con los que fo sentarian las bases para el desarrollo del nacionalismo y del indigenismo en el presente siglo, asi como con diversos estudios olive el México prehispanico y colonial, antecedentes directos {io los estudios etnohistéricos. Entre ellos, se pueden mencionar Jos siguientes: José Fernando Ramirez (1804-1871), biblisfilo y oleccionista de documentos y cédices; en varios de sus trabajos Jropuso ol manejo alternative deestas fuentes, su comparacién confrontacién, lineamientos que siguié en sus trabajos sobre ntes pictogrdfieas. Entre otros, pueden mencionarse sus | Codice Telleriano-Remensis y los Anales de Cuautitlan. En ios de estos eseritos plantea nuevos enfoques que destierran {))tiguos prejuicios religiosos y proponen interpretaciones miis phjotivas. También realizé inves .ciones bibliograficas sobre

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