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Cuando la noche eterna anuncia su llegada con el sonar del aire, cuando al amanecer el trinar de los primeros pjaras

anuncia el nacimiento de un nuevo da, cuando las flautas de Dios expresan que ya es al medio da, cuando un ave solitaria cruza el cielo en solitario vuelo, rumbo hacia su nido: oigo tu voz. Cuando la maana clara anuncia el fallecimiento de un segundo, que se marcha para jams volver, cuando los granos de arena juegan a las escondidas movidas por el viento, cuando la inocencia del sol se cuelga de un resquicio en la pared y penetra hasta el alma, cuando el suave viento desenvaina su espada y ataca a los rboles sin herirles y cuando stos mueven sus hojas de un lado para el otro henchidos de alegra y verdor: imagino tu voz junto a mis odos. Cuando la lluvia hace sonar sus tambores y platillos anunciando la coronacin del suelo con laureles de verde ntido, cuando el frio me cubre con su manto helado hasta hacerme tiritar, cuando las lgrimas del

cielo besan las piedras y hojarascas: escucho tu voz, tierna, dulce, encantadora. Cuando las flores se mecen jugando una tras otra, cuando unas alas se baten all en algn rbol lejano, cuando en la oscura noche el triste aullido de un perro anuncia su soledad, cuando las estrellas mareadas de belleza recitan una poesa: imagino tu voz. Quisiera por siempre seguir escuchando tu voz, tu suave voz!, que con su manto de miel, su timbre de ngel y su tierno abrazo meldico, me envuelven hasta conducirme al paraso eterno, donde todo es hermoso. (Eduer Bernilla Rodriguez)

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