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El autor ha desaparecido de los textos, los estudiosos de la literatura lo corroboran, lo tematizan; aceptan la muerte, pero suplen el hueco que

deja. Al llenar ese vaco que es huella realizan un encubrimiento: lo remplazan con las nociones de obra y escritura. Obra no es cualquier papel, guarda una marca que remite al creador; obra es siempre lo que alguien produjo, pero no todo lo que alguien produjo es obra. Analizar obras es un desplazamiento: la nocin de autor descansa en el fondo. Ver la escritura como texto descontextualizado es un acto de sacralizacin del texto; Al pensar que contiene la Verdad en s mismo se mitifica su origen. Entonces se ve que el vaco del autor contiene presencia. Habra que considerar cmo se instaura dicho espacio en los textos. El nombre de autor, adems de guiar hacia el nombre propio, cumple una funcin: remite a ciertos textos que se agrupan en torno a l (obra) y no a otro. El que un texto posea autor lo diferencia de otro cualquiera. El nombre de autor, ms que designar a una persona, establece una propiedad del discurso que lo posee: no todos los textos tienen funcin de autor. El autor no remite a la persona real ni a su biografa, pero tampoco se refiere al narrador, es ese punto medio entre lo de afuera y lo de adentro. Hay textos cuya funcin de autor es transdiscursiva, esto es que instauran discursos capaces de generar otros discursos que, a su vez, en un acto de regreso al texto instaurador, pueden dotarle de otros significados. El autor como problema terico remite a otro que es la necesidad de delimitar lo que corresponde al adentro y al afuera de los textos. Se tienen que establecer cercos al campo de accin. Aqu, el autor es una funcin que se sita en el medio y que instaura una marca que da unidad a ciertos textos y que, por existir, determina que sean ledos de cierta forma. Opino que el adentro y afuera de un texto se pueden colocar en otros lugares y entonces la funcin sera otra y, por lo tanto, otra la lectura.

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