Observemos bien la estrella de David. A primera vista no es mas que
una estrella de seis puntas, pero si la miramos mejor, notaremos que es la superposición de dos triángulos, uno con el vértice hacia arriba y otro con el vértice hacia bajo. Esta es la síntesis perfecta de la Magia: "Lo de arriba igual a lo de abajo", el bien y el mal juntos, de cuya fusión surge el verbo, la fuerza poderosa y desbordante que somete a toda fuerza a su voluntad, que domina en eterno devenir, la esclavitud de la sombra es derrotada, la suprema voluntad divina imprime su sello en el Universo, completando, creando y transformando todo su diseño. Cada uno de nosotros guarda una centella divina, Dios esta en nosotros y por eso nosotros somos Dios. Si lo queremos de forma sincera y constante, podemos llegar a todo, nos es concedido elegir entre el bien y el mal, al bien le seguirá el bien, al mal no podrá seguirle otra cosa que su equivalente, el mal mismo. El poder oculto y Extrasensorial, por tanto, es lo que perdura de nuestra fuente angelical, todo eso se ha quedado adormecido en nosotros y tenemos que buscar la forma adecuada para volver a sacar a flote este gran don. El triangulo es una valencia mágica, por tanto, podemos actuar con el tanto en el bien como en el mal, y los resultados obtenidos son materialmente tangibles.