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Defensa de Sucre
(ellceelo NRE Na Sle E Nate)PRESENTACION
Para que los héroes de la Independencia his-
panoamericana cumplieran casi exactamente con
las condiciones que la antropologia exige de esos
personajes excepcionales, apenas hubo que esperar
a que sus propios compateros de armas, sus mis-
mos conciudadanos y los pueblos por ellos libera-
dos se encargaran de hacerles la vida imposible y
desbarataran sus mejores proyectos de organiza-
cién civica. Unos tuvieron que abandonar el man-
do y salir al destierro; algunos padecieron cons-
tantemente injurias y atropellos; otros, como el
general venezolano Antonio José de Sucre (1795-
1830), simplemente fueron asesinados porque su
existencia era una amenaza para quienes iban a
beneficiarse del desorden, las haciendas y poderes
de los paises independizados por los libertadores.
Evidentemente, las actuaciones publicas de Sucre
como primer jefe de Estado de Bolivia, los mismos
Servicios prestados a Ecuador, su destacada actua-
ciédn como militar y organizador de la guerra y la
paz en Venezuela, Colombia y Pert prepararon el
terreno para que fuera sacrificado. La posteridad
le consagré el culto que también necesitan los hé-
roes antropoldgicos para ser tales, al igual ciclos
de negacién y ofensas. En 1850, veinte aos des-
pués de su asesinato, veintiséis después de haber
sido el indiscutible jefe patriota de la batalla de
Ayacucho, la que puso fin al poder espatiol en
América y terminé un larguisimo periodo de gue-
rra continental, algéin anénimo y malintencionado
5colaborador del periddico El Comercio de Lima
puso en duda sus méritos y tergiversé los hechos.
Un sobrino suyo por el lado materno, Domingo
de Alcala, emprendié entonces una especie de «en-
cuesta» a fin de que los testigos de la actuacion del
Mariscal testimoniaran la verdad. Estos documen-
tos epistolares fueron impresos en Lima, el mismo
ano, con el titulo y amplios subtitulos que se co-
pian a continuacion:
PARA LA HISTORIA
DE LA AMERICA DEL SUR
Los beneméritos vencedores en Junin y Ayacucho
y sus contemporaneos, puestos en pie ante la his-
toria imparcial, defienden la memoria y reputacion
de su gran capitan, General en Jefe del Ejército
Unido Libertador
D. ANTONIO JOSE DE SUCRE
Confirmando que es digno de personificar las glo-
rias de sus compateros de armas llevando el titulo
de Gran Mariscal de Ayacucho, por recompensa
de sus eminentes servicios en la guerra de la Inde-
pendencia de la América del Sur.
LIMA: 1850.
Impreso por José Maria Monterola.
Estos trabajos, con su retérica propia y su aire
de época, abordan los lugares mas caracteristicos
que hacen de Sucre, primero un gran ciudadano de
América y después un héroe: su capacidad de es-
tratega militar incomparable, sus dones personales
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