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Traduceidn de ROGER CAILLOIS Jonce Freremo LOS JUEGOS Y LOS HOMBRES La mdscara y el vértigo COLECCION PORULAR FONDO DE CULTURA ECONGMICA MEXICO Pai Tit }o-oripinal: Ler Jeux et ler A 1 1987, Eitiri 186, Fema pr fa Wniversidad, 4 FSEN “S68-16-2481-5 Trmpiteans en Méeice era edicién cu franks, Primers edicién e cxpanal, 1986 ise he, Le magi ef le vertige imam, Paris 1A ECONOMICAL S.A nec. V ) OOO Miexien, Dh. Fe INTRODUCCION ‘Los juegos son Innumerables y de multiples es- pecies: jucgos de sociedad, de habilidad, de azar, juegos al aire libre, juegos de paciencia, de cons- trucelén, etc. Pese a csa diversidad casi infinita ¥ CON una constancia sorprendente, la palabra juego evoca las mismas ideas de holgura, de ries- goo de habilidad. Sobre todo, infaliblemente trae consipo una atmésfera de solaz o de diversion. Descansa y divierte, Evoca una actividad sin apremios, pero tambien sin consecuencias para la vida-teal. Se opone a la sericdad de ésta y de ese mode st ve tachada de frivola. Por otra par te, se opone al trabajo como el tempo perdido - al tiempo bien empleado,\En efecto, el juego no -produce nada; ni bienes ni obras.y/Es esencial- Mente ¢. \Acada nueva partida,“y aunque jugatan_toda su vida, los jugadores_vuclyen a encontrarse en cero. y cn lay mismas condiciones qué en el prople pt jing Los juegos de dinero, de apuesta o de-loterfas no son la excepcién: no Crean riquezas, sing que sdlo las desplazan. Bsa gratuidad fundamental del juego ¢s cla- ramente la caracteristica que mds lo desacredi- ta, Es jambién la que permite entregarse a ¢l despreocupadamente y lo mantiene aislado de las actividades feeundas. Desde un principio, cada tual se Convence ast de que el jucgo noes Ki mas que fantasia agra idable ¥ distraccién Vana, sean cuales fueren el cuidado que se le ponga, las facultades que movilice y el rigor que se exija, lo cual se siente claramente en esta frase de Chateaubriand: “La #cometria especulativa lene sus juegos y sus inutilidades, como las otras ciencias,”* En @sas condiciones, parece tanto més signifi cativo gue hist tudios profund: 20 de observaciones repeti hayan creido obligadag juego tna de los resories sociedades, del desarrollo oMadores cmini Ss, ¥ psicélogos escrupulosas Ine. tes luere de es- das y sistematicag, ce del cspiritu de principales, para-las de las manifestacio- Nes mas elevadas de su_cultura, y para el indi- vidua, de su-edneactin moral y de SUL progreso. intelectual, El contrasie en tre una actividad me- nor, considerada insignificante, ¥ los resultados esenciales que de pronto se inscriben én bene Tgig-suyo, se opone fo suficiente a la verosimi: litud para que nos preeun temos si no s& trata de alguna paradoja mas ingeniosa que bien fun- lade, Antes de examinar tas tesis o las conjeturas dé los paneginstas del Juego, me parcee conve mente analizar las ideas implicitas que se rep ten en Ja idea de juego, tal come aparccen en los diferentes empleos de su_sentide propio; cuando tifora. Si verdaderamente & Ja palabra fuera de $e utiliza como me- | juepo.es‘un resorte Principal de la civilizacién, no pucde ser que gus significados secundarios no En primer lugar, en una di colricates y también mas a resulten instructives. 2 SUS acepciones mas tercanns al -gentide th. propio, Ja palabra juego designa no sdle la ac- tlyidad especifica que nombra, sina tambien Ta- totalidad de Tas figuras, de lo simbolos o de los insttumentos necesarios a esa actividad o. al fun. clonamiento de un conjunto complejo, Asf, se habla de un juego de naipes; conjunto de car. tas; de un juego de ajedrez: conjunte de pieras indispensables para jugar a ese juego, Conjun- tos completo. y enumersbles: un elemento de mas o de menos y el juego cs imposible o fal- 30, 4 menos que el retiro o el aumento de uno Ode varios elementos se anuncie de antemano ¥ responda a una intencidn Précisa;: ssi ocurre con el joker en la baraja o eon la ventaja de una Pieza-en el ajedrez para establecer un uilibrio entre dos jugadores de fuerza desimual. De la misma manera, se hablara de wn fuego de dr gano: conjunto de tubos y de teclas. o de un Juego de velas: conjunia completo de las dife- Tentes velas de un navio, Esa idea de totalidad cerrada, completa en un principio ¢ inmutable, conccbids para funcionar sin otra intervenclin exterior que la ‘energia que lo mueve, ciertamen- te constituye: una innovaciin Preciosa en un mundo esencialmente en movimiento, cuyos ele- Mentos son practicamente infinitos ¥) por otra parte, s¢ transforman sin cesar. La Palabra jew [ivezo] designa ademas e] estilo, la manera de un intérprete, musico o comediante, es decir las ca- Facteristicas originales que distinguen de Jos demas su manera de tocar un instrumento o de inlerprétar un Papel. Vinculade por el texto o Por la partitura, no por ello es menos libre (den: {ro de ciertos limites) de manifestar su perso- 9 nalidad mediante inimitables maticeso vatia- clones. ¢ La palabra juego combina entonces las ideas ‘de limites, de libertad y de invencién), En im Tegistro vecino, cxpresa. una mezcla ndlable en que sé leen conjuntamente las ideas complemen- arias de suerte ¥ de habilidad, de recursos re- cibidos del azar ‘ode la fortuna y de la ‘inteli- gencia més o menos nipida que los pone en aceiin y trata de obtener de ellos el mayor pro- vecho. Una expresiin como avoir beau jeu [ser facil algo a alguien] corresponde al primer senti- do, -y otras como jouer sérré [jugar con cautela} ¥ jouer aw plas fin [darselas de listo] remiten al scgundo; ciras mas, como mostrar su fiiego 6, a la inversa, oculfar su juego se refieren tnextricablemente a ambos: ventajas al princi- ploy desplicgue hibil de una estrategia maestra, Ta_idea de riesgo viene, al punts, a complicar elementos de suyo enredados; Is evaluacién de los. recursos disponibles, el caléula-de lag evere tualidades previsibles se acompafian ripidamen- fe de otra especulacidn, Uta especie. de apucsta que supone une comparacion entre cl riesgo aceplado y el resiltady esperado. De alli las lo- CuCIONEes COMO PaNEr en juepo, jugar en grande, fugerse ef resto, la carrera, la vida, o incluso da comprobacion de que ef fdego Ne vide le calc. {ges decir, que el mayor provecho que puede satarse de | partida es inferior al costo de la luz que lo alumbra, Una ver mis, el fuego aparece como una idea singularmente compleja que-asocia un estado de hecho, un elemento favorable o miserable, en 1a e que el azar es rey y que el juzador hereda para bien o para mal, sin poder hacer nada al res« Bette, una aptitud para sacar el mejor partido de esos recursos desiguales, que un calculo sagaz hace fructificar y que Ja negligencia dilapida y, en fin, una eleccién’ entre la prudencia y¥ la auda- cia que aporta una dltima coordenada: la mie- dida en que ¢] jugador est dispuesto a apostar por aquello que se le escapa mds que por ague- Ilo que domina. Todo: juezo es un sistema de teplas. Estas. de- finen Jo que es 6 no ex fuego, es decir lo permi- tide y Io prohibido, A la vex. esas Convenciones $00 arbilrarias, imperativas inapclables. No pueden violarse con ningun pretexto, so pena de que el juego acabe al punto ¥ se estropee por este hecho. Pues tada—mantione la reple-salvo el deseo de jugar; es decir, la voluntad de respe- tarla, Es. preciso jugar al juego o no jugar en absoluto. Ahora bien, “jugar al juego” se dice Para actividades ‘alejadas del juego e inchise fundamentalmente fuera de él,en las diversas ac- siones o los diversos.intercambios a los cuales se trata de hacer cxtensivas algunas convencignes implicitas semejantes a las de log juegos. Tan- ta mas conveniente es someterse a ellas cuanto que ninguna sancidén oficial casliga al compa- nero desléal, Dejanda simplemente de jugar al J juego, este ha vuelto a abrir el estado natural | ¥ ha permitide nuevamente toda Bxaeenin, toda treta'o respuesta prohibida, que fas convencio- nes précisamente tenfan por objeto suprimir, de comin acuerdo. Esta yer, lo que Mlamamos jue- [| _BO-aparcee como un conjunta de restricciones 11 a Voluntarias y aceptadas de buen prado, que ins- fauran un orden estable, x yeces una legislacion ticita en un universo sin ley. (La palabra wego evoca en fin una idea de am- plitude facile de movimiento, una likertad til, pero no excesiva) cuando se habla del jue 8@ de un chigranaje’o cuando se dice que un navio juega sobre su ancla, Esa amplitud hace posible ung indispensable movilidad. El juego que subsiste entre los diversos elementos per. mite el Funcionamiento de MD Mécanismo, Por Gita parte, cse juego no dehe ser exaperado, la méquing Pareceria desbocada, —Sspacio. citidadosaments calculado impide que 8? Stasquec osc desajuste, Juego significa entan. és libertad: que dehe Imanienerse en el seno del Hgor mismo Para que éste adquiera conser —¥8 su eficacia, Por Iq i la manera siguiente: “Ac. cidn recular combinada de Jas diversas partes de una maquina.” En eftcio, una miiquina es un Puzzle de piezas Sontebidas para adaptarse unas 8 otras y funcionar ¢ (tos sentidos implican 1 arrolla pueden en efecto constituir importantes factores de civilizacién, En general. esos distin: E ideas de tutalidad, de re. glay de libertad, Uno de ellos asocia la presencia de limites con la faciltad de inventap dentro de esos limites,| Olro separa entre Jos recursos. be. ~fedadas de [a suerio y el arte de lograr Ia yicto. Tia con el solo concursa de recursos jntimos & inalienables, que no dependen sine de ki apli cacién del celo y de Ja obstinacion personal, Un fercera opone el cdleule ¥ el riesgo. Oira mids invita a concebir leyes a Is veg imperlasas y sin Gra sancién que no seq su propia destruceidn o tndica que 5 conveniente contar CON chert va- tid o cierta dispemibilidad #n.el centro de la mas =SXActa economia, Hay clertos casos en que los limites se-borran y la regla ye disuelve, otfos en cambio en que fa libertad Ta invenciar estan a Punto de des- aparecer, Sin embargo ul juego significa que ambos polos su | Fo gue entre une y alto 48 mantienc in. El juego propone y propaga estructur abstracias, imagenes de am- bientes cerrados ¥ Protegidos, en que pueden ejercitarse compctencias ideales. Esas estricti: —f85 y 6885 competencias son otros tantes mode- lds de instituciones ¥ de conductas. Con toda se uridad no son aplicables de Manera directa’a la realidad Sitinpre confusa ¥ equivoca, compleja « tanombrable. Interises ¥ pasiones no se dejan dominar fSeilmente en ellas, AIN som moneda Corriente fa violencia ¥ la traicién. Pera los mo- delog que los Juegos ofrecen co sliluyen otras tantis anticipaciones ‘del universo reglamenta- 13 do por el que es conveniente sustituir la anar- quia natural, Esa ts, reducida a lo esencial, la argumenta- cidn de un Huizinga, cuando deriva del espiritu de juego la mayoria de las instiluciones que_or- denan a las soci¢dades o las disciplinas que contribnyen a su gloria. El derecho entra sin discusidn en esta cate; yoria: el eddigo enuncia la regla del jucgo goctal la jurisprudencia lo ex. fiende's los casos de litigia y el procedimiento define la sucesion y la Tegularidad de las juga- das. Se toman precauciones bara que todo ocu. tra tun Ja claridad, Ja Precisién, la purexa y Ia imparcialidad de un juego, Los debates s¢ reali- zany cl fallo’ se pronuncia en un recinto de Justicia, de acuerdo con un ceremonial invaria- ble, que evocan respectivamente el &specto: de- dicada al jueso (campo cerrado, pista o arena, fablero para damas o tablera de ajedrez), la Separation absoluia que debe aislarlo del resto del espacio inicniras dure la partida o la andi: cidn ¥, por fin, el Caracter inflexible y original- Mente formal de las reglas en vigor, En el interyalo de Jos actos de fuerza (enlos que el fuego ya na se f#ega), también: existe en Is politica una Tegla de alternancia que [leva nna a uno al poder, ¥ en Iss mismas condicio- Hes, a lus partidos Opuestos. El equipo gobere Rane, que juega correctamente ol Juego, es de- it, de acuerdo con as disposiciones establocidas # sin-abusar de las ventefas que le da el use. fructa momenténea de fy fuciza, eferce ésta sin aprovecharla para aniquilar al adversario o pri- vatlo de toda Sportunidiad de sucederlo en lag 14 5 formas Jegales 4 falta de lo cual. se abre Ja puer faa Ja conspiracidn o al motin, En Jo sucesivo, todo se resumiria en un brutal entrentamiente le fuerzas que ya no scrian’ atemperada, Por fragiles seavenciones: aquellas que tentan como rensecuencia hacer extensivas ala lucha politi. Ca las levyes claras, distantes © indiscutibles: de las. rivalidades cantenidas, No ecurre otra cose en él terreno estético, En Pintura, Jas Teves de ta Perspectiva son en gran Parte convenciones. Engendtan hahitos qué, al final, las hacen Parecer naturales, Tas leyes de la armonia, en ¢l arte de log ver. sos. las dela prosodia ¥de la métrica, ¥ cualquier otra imposicion, unidad o canon en la escultu. Ta, la coreoprafia o el Mente diversas legislaciones. Mas 0 menos ex. plicitas y detalladas, que a la vez pufan y iimitan al creador. Son como ji que él jucga. Por otra Parte, engendran un es. Tilo comin ¥ Teconocible an que ge concilian y s¢ compensan Ia disparidad de gusto, la prueba de la dificultad técnica y Jos Caprichos del pe. mo, Esas replas tienen algo de arbitvaria ¥, de Pncontrarlas extniias o molestas, cualquiera esta autorizado para Techazarlas y Pintar sin pers- Peéctiva, escribir sin Tima ni cadencia 0 compo- her fuera de Jos acordes permitidos, Al hacerla, Ya no juera a] juego sing que contribuye a destruirts pues, (gual queen el Juego, esas reglas SGlo existen Por-¢l respeto que sé les tiene, Sin iembarge, fegerlas es al mismo tiempo esbazar Jas normas fuluras. de una hueva excelencia, de btro jueeo cuye codigo alin vago serd a su ver 5 | tiranico, domesticara la atdacia ¥ prohibira nue- | ¥amente la Fantasia sacrilega, Toda ruptura que | Guiebre ina prohibicién acreditada esbozard ya | otra sistema, no menos estricto y¥ no menos gra- Tito. La propia guerra no es terreno de Ja violen- cla pura, sino que suele serlo de la violencia regulada, Las convenciones’ limitan las hostili- dades en cl tiempo y en el cspacin. Emplezan por una declaraciin que precisa salemnemente el dia y Ja hora en que entra en vipor el nueve estado de cosas, Termina mediante la firma de un armisticio o de un acta de rendiclon que precisa igualmente su fin, Otras- restricclones excluyen de Jas operaciones a lag poblaclones ci- viles, a las cludades abiertas, se esfuerzan por prohibir el empleo de ciertas armas ¥ garantizan el trato-a fos heridos v a los prsioneros, En €pocas dé guerra Mamada cortés, hasta la ea. frategia €s convencional. Las marchas y¥ contra- marchas se deducen y sc articulan como corm binaciones de ajedrez y llega a suceder que los leoricos estimen que el combate no es necesarin para la victoria, Las puerras de ese tipo se em- Parientan claramente con una especie de Juego: mortifera y destructor, pero regulada. Mediante esos pocos ejemplos, se aprecia una especie de huella o de influencia del principio del juego, o cuando menos una COnVerpencia con fsus ambiciones: propias: Con ella se puede seguir fel progreso mismo de la civilizacion, en la me dida en que ésta consiste en Pasar de un universo ‘tosco’a un universe administrada, que ge apoya 16 | | L jen un sistema coherente y equilibrado, tanta de derechos y de deberes como de privilegios y de responsabilidades, El Jucgo: inspira o confirma ese equilibrio, Continuamente Procura Ia ima- gen de un medio puro ¥ auténomo, en que, res- petada voluntariamente por todos, la regla no favorece ni lesions a nadie, Constituye una isla de claridad y de perfeccién, cierto que siempre infinitesimal. y Précaria, y siempre revocable, que se borra por sf misma. Pero esq duracién fugitiva y c5a rara extensidn. que dejan fuera desi las cosas importantes, tienen al menos valor de modelo, Los Juegos de. competencia desembocan en los rles; los juegos: de imitacién y de ilusidn prefiguran los actos del especticulo. Los juegos de azar y de combinacian han dado origen a humerosos desarrolios de las Matemsticas, des- de el cdlculo de probabilidades hasta |a topa- logia. Es claro: el panorama de la fecundidad Cultural de fos Juegos no deja de scr impresio- ante. Su contribucién en el nivel del individuo Bees Menor. Los psicdlogos les reconocen on Papel capital en la historia de la afirmacién de Sten el nifio y cn la formacion-de: su Cardcier, Tos juegos de fuerza, de habilidad, de calenla, 50n ejercicioa y entrenamiento, Hacen ef cuerpo mis vigoroso, mds flexible y Ms resistente, la vista mas peneirante, cl tacto mas sutil, el espi- rit mas melédico o mas ingenioso, Cada juega tefuerza y agudiza determinada capacidad Fisica O intelectual. Por ¢l camino del Placer o de la obstinacién, hace fAeil lo que en un principio foe dificil a agotador, Contra lo que seafirma con frecuencia, el jue- €0 0 ¢5 aprendizaje de trabajo. Sélo en ‘apa- Mencia anticipa las actividades del aduito, El chico que juege al caballo 08 la locomotora no S¢ prepara cn absoluto para ser jinete o meci- fico, ni para ser cocinera Iq chiquilla: que en platos SUpPUeStos prepara alimentos fieticios con- dimentados con especias ilusorlas, E] juero na Prepara para ningin oficig definido; de una ma- nera general Introduce en [a vida, acrecentando toda capacidad de salvar obstdculos o de hacer frente alas diflcultades. Es absurdo y no sitve fn absoluio para salir adelanie en Ia realidad lanzar lo mis lejos posible un mariilla oun disco metalicu, o bien atrapar'y lanzar intermi- nablemente una pelota con Una Tagueta, Pero es ee! tener musculus fiertes y reflejos ra. E] {Uefo ‘ciertamente supone la yoluntad de ganar utilizando al maximo ceos TeClrsos ¥ pro: hibiendose las Jugadas no permitidas. Pero exi aun Ts; es preciso SUPCrar en cortesia al ad. Versario, tenerle confianza Por principio y com- hatirlo sin animosidad. Ademts es necesario aceptar de antemano el posible Fracaso, la mala sett © la fatalidad, consentir en la: derrota sin cGlera ni desesperacién, Quien se enoja o aah, Tada esta Perdido y, antes que_Trecri- fa ae O desalentarse, p] Jugador tiene la posibi- Wad de redoblar sy esfuerzo, Tan dere invita ¥ tcostumbra a escuchar esa econ del dominia de si y a hacer extensiva 18 $U practica al conjunto de las relaciones. y de Tas Vicisitudes humanas cn que la competencia ya no es desinteresada ni estd circunscrita la fatalidad. Aun siendo evidente y ecstando toda. Wie por parantizar, esa frialdad en el momento de los resultados de la accidn mo es poca vir- tid, Sin duds, tal dominio es mas facil en el juego, donde en cierto. modo es de rigor y don de pareceria que cl amor propio se hubiera com prometide de antemano a cumplir con las obli- Baciones, No obstante, cl juego moviliza las diversas ventajas que cada cual puede. haber recibido del destino, su mejor afan, la suerte im. placable © imprescriptible, la audacia de aries- far y la prudencia de calcular, la capacidad de conjugar esas diferentes clases de juego, que a Su ver es juego y juego superior, de mayor com- plejidad en el sentido de que es el arte de aso- Giar ditilmente fuerzas. dificilmente conciliables, En cierto sentido, nada como cl juego exige tanta atencién, tania inteligencia y resistencia Herviosa, Est4 demostrado que el juego pone al Ser en un estado por decirlo asf de incandescen- cia, que lo deja sin energfa ni resarte, una vex Tebasada Ja cima, consumada la hazafa, una vez alcanzado el extremo como de milagro en la proeza o la resistencia. En lo cual también fs meritorio el desapego, Come lo es aceptar Perderlo todo sonriendo, al echar los dados o al voltear un naipe, Por otra parte, es preciso considerar Jos jue- Bos de vertigo y el voluptuoso cstremecimiento uc se apodera del jugador al cantarse el fatal Merheva-plus, anuncia éste que pone fin a [a+ 19 discrecién de su libre arbitrio y hace inapelable ln Veredicto que sdlo de: ¢l dependia cvitar de Jando de jugar. Tal vez de manera Paraddjica, algunas personas atribuyen un valor de forma. cidn moral a ese desasosi¢go profundo aceptada deliberadamente, Experimentar placer con el pa- nico, exponerse a ¢] por voluntad propia para (ratar de no sucumbir ante dl, tener a Ia. vista la imagen de la pérdida, caberls inevitable ¥ no Preparer otra salida que la posibilidad do afec- fir indiferencia es, coma dice Platén hablando de otra apuesta, un hermoso riesgo que vale ha pena correr, Ignacio de Loyola profesaba que era necesa- fi0-actuar contanda silo COnsifo mismo, coma si Dios no existicra, pero recordanda constan. temente que todo dependia de Su voluntad, El Juego no es una escuela menos ruda, Ordena al jugador no descuidar nada para el triunfe y al mismo tiempo guardar disiancias Tespecto a 61 Lo que va se ha fanada puede perderse @ in- cluse se encuentra destinado a ser perdida. La Manera de venccr es mas importante que la pro. Pla victoria -y, en Cualquier cso, mas impar- ante que lo qué esté en juego, Aceptar el Fracaso fomo simple contratiempo, aceptar la victoria Sin embriagucz ni vanidad, con. ese desapcpo, eon esa ultima reserva respecto dela propia ac. | Siénes Ia ley del Juego. Considerar [a realidad | coma un JUCEO, ganar Mas terreng con esos be | les modales, que hacen tetroceder Ju. tacafieria, j la eodicia ye] odio, es evar a eaho obra de civillzacion, Este alepato en favor del espiritu de juego ‘trae a la mente una palinodia que sefiala bre- yemente sus debilidades y sus peligros. El juego ‘comstituye tina actividad de lujo y presupone Wempo para el ocio. Quien tiene hambre no jueza. En segundo lugar, como no se esta obli- g@ado a él y como sélo se mantiene mediante el placer de jugar, el juego queda a merced del aburrimicnto, de la saciedad o de un simple cam- bio-de humor. For otra parte, el juégo esta con- denado a no fundar nia producir nada, pues en SU propia csencia esté anular sus resultados, a diferencia del trabajo y la ciencia que capitalizan dos suyos y, en mayor o menor medida, transfor- Man ¢l mundo, Ademas, a expensas del conteni- do; el juego desarralla un Tespelo supersticiasa 4 Ja forma, respeto que puede volverse maniaco si simplemente se mezcla con el susto por la ett ta, por el pundonor o por la casufstica, por fe eatamientns dela burocracia o de fos pro ttdimientos. Finalmente, el fuego escoge sus di- ficultades, las atsla de su contexto ¥, por decirlo asi, las irrealiza, Que sean o no resueltas no Wene mis consecuencia que cierta satisfaccién OCierta decepcién igualmente ideales. De habi- Miatee a ella, esa benignidad eNgifia respecto a tudeza de las pruebas verdaderas, Acostume bra considerar sdlo elementos examinados y Tesueltos, entre los cuales la eleccién es nece- Sallamente abstracta, En pocas palabras, el jue- #0 descansa sin duda en el placer de yencer el obsticulo, pero un obstéculo arbitrario, casi fic- feio, hecho a la medida del jugador y_aceptada por él En cambio, la realidad no tiene esas de- ficadezas. 21 Le En-esie dltimo punto reside la debilidad prin- cipal del juego. Pero esa debilidad obedece en ultima instancia a su propia naturaleza y. sin ella, el jucgo estaria igualmente desprovisto de Secundum Secundatum su fecundidad. PRIMERA PARTE 1, DEFINICION DEL JUEGO En 1933, Johan Huizinga, rector de la Universi- dad de Leiden, eligid como tema de su discurso inicial Dos ifmitres del juego ¥ de la sertedad en la cultura, En Homo ludens, trabajo original y -yi- goroso publicado en 1938, retomd y desarrallé sus tesis. Discutible en Ja mayoria de sus afir- Maciones, esta obra, par su naturaleza, no deja ; de abrir caminos sumamente fecundos a la in- vestigacign y a la reflexién, En todo caso, el mérito de Huizinga consists en haber analiza- do magisiralménte varias de las caracteristicas. fundamentales del juego y en haber demosirado { la importancia de su funcién en el desarrollo mismo de la civilizacion, Por una parte, inten. taba procurar una definicién exacta de Ja natu- faleza esencial del juego; por otra,-s¢ esforzaba por arrojar luz sabre esa parte del juego que obsesiona 0 vivil las manifestaciones csencia- les de toda cultura: las artes y la filosofia, Is pocsia y Jas instituciones juridicas + incluso cier- tos aspectos de la guerra cortés, Huizinga cumplid brillantemente con esa de- mosiracién. pero, aunque descubre el juego alli donde antes que ¢l nadie se habia atrevido a Peconecer su presencia osu influencia, descuida L deliberadamente la deseripeion y la clasificacién ih de los propios juegos, dindolas por sentadas, 27 Como si todos los Jucgos respandieran a las THis- Mas Necesidades manifestaran indiferentemen- te Ia misma actitud psicolégica, (Su obra no eq un estudio de log:juegns, sing una investigacién sobre [a Fecundidad del espiritu de juego en el terreno de la cultura}y mds precisainente del espirliu que preside cierta especie de juegos: los juepos de Colipetencia reglamentada, E] exa- men de las formulas iniclales de que se vale Huizinga Pata circunscribir el Tampo: de sus anslisis ayuda a comprender extrafias lagunas de un estudio por lo’ demas notable en todos aspectos. Hujzinga define el quego asi: Resumiendo, pademos decir, por tante, que cl Juego, en su aspecto formal, es una accién fibre ejecutada “como si" y sentidea coma Situada fue. fa de Is vida camiente, pero que, 8 pesor de todo, puede absorher por completa al juyador, Sin gle haya cn ella ningin interés ‘material ni $e obtenga cn ‘ella pravecha algune,/que se xje- cuts dentro de aun determinada tient y de un determinado espacio, que se désarralln en un or den sometida a reglis y que origina asociaciones que propenden a rodearse de misterio.o a disfra. “arse para destacarse del mundo habitual2 ' Homo tudens, wad. del PCE, México, 1943, Fe . + 1» Lat, 3, En la pagina 44 sc entuentra otra attain, sence Tit pero tambidn menus lintitativa: = JUtg0 Gs unm geciin u Stlpacién libre, que se Fis 2 5 a talk OS, Semin reglas absolutamente ahi; Sees, aungue libreiente acoptadas. necidin ae ane aa one eS Y8 Scompanada de un sentinien ¥ alberta. y de la conciane| 4 ‘ ole modo" que cee ee Secale de ‘ser de 2s We simplemente ta: Esta definicién, en que sin embargo todas las palabras tienen gran valor y estan Ienas de sen. tido, ¢s ala vez demasiado amplia y demasiado limitada, Es meritorio y fecundo haber captado la afinidad que existe entre el juego y el secreto 6 ¢] misterio,.a pesar de lo cual esa connivencia~ | no podria intervenir en una definicién del fue- eo, el cual casi siempre resulta espectacular si mo es que astentoso, Sin duda el seeretn, el TMisterio y, en fin, ¢l disfraz, se prestan a una actividad de juego, aunque al punto es conve- iene agregar que esa actividad meccsariamente se cjerce en detrimento de todo secreto. La ac- tividad de jucgo lo expone, lo publica y, en cier- to modo, In gasta, En pocas palabras, ticnde a desviarlo de su naturaleza misma. En cambio, cuando el secreto, la mascara y el traje desem- pefian una funcidn sacramental, se puede estar Seguro de que ‘no hay un juego, sino una insti- tuclon, Todo lo que es. misterio o simulacro por na- turaleza ¢sta priximo al juego: y aun es ne- cesario que se imponga la parte de In ficcidn y de la diversidn, es decir, que el misterio no sea teverenciado y que el simulacro ng sea ni prin: cipio ni signe de metamorfosis y de posesién, En scgundo jugar, la parte de Ja. definiciin de -Huizings que considera al juego como una ac- fetin desprovista de todo interés material exchi- puestas y los juegos de "azar, ts decir, por ejemplo, lot garitos, las casi- Ajnos, las pistas de carreras y las loterfag que, {fara bien o para mal, ocupan precisamente un i 20 lugar importante en la economia ¥ en Ja vida cotidiana de los diferentes: puchlos, cierto que en formas infinitamente Variables, perm en las cuales la constancia de la relacién entre azar y Ganancia ts atin mas impresionante. Los juegos de azar, que son también juegos de dinero, prac Hcamente no tienen cabida en la obra de Hui. 7inga. Y ese es un prejuicio que no carece de Consecuencias. Fero tampoco es inexplicable. Clertamente re... - sulta mucha més dificil establecer ndi- dad cultural de log juegos de azar oe mania juegos de competencia, Sin embargo, Ja influen. fia de los juegos de azar no es Menos aprecia- ble, aunque se considere desdichada. Ademas No tomarlos en consideracidn candice a dar del juego una definicién que afirma o sobreentien- de que el juego no leva comsizo hingin inte. res de orden econdmico, Pues bien, es preciso distinguir. En- algunas de sus manitestaciones, el juego es por ef contrario. lucrative o tuinosa 4 lin grade extremo ¥ esté-destinado a serlo, lo cual no impide que ¢sa carscteristica se avenga con cl hecho de que, incluso en sa forma de JHSES por dinero, el juego siga siendo Tigurosa- inente improductive, En el mejor de los casos FI Suma dé gananctas na podria sino igualar Ia ae de las perdidas de los demas jugadores. ae casi Sltmpre es inferior, a causa de jos ae EBenerales, de los impucstos a de los he. ae eee Smnpresario, inica quc no juega o ee BO esta protepide contra el azar por la y Os praindes mMimerog, es decir, el dmico que no puede tomar placer en «| juego. Hey a0 : ‘desplazmmnicnia de propiedad, pero no produc ceidn de Bienes. Aun mas, ese desplaxamicnto no ‘afects sino a los jugadores: y sdlo-lo hace en la ‘medida en que ellos aceptan, por efecto de una libre deci tialidad de can transferencia. (En cfecto, cs ca- Tacteristico del juego no crear ninguna riqueza, Tinguna obra, en lo cual se distineue del trabajo odel-arte. Al final de Ia partids, todo puede © volver a empezar en cl mismo punto, sin que nada nuevo haya surgido: mi cosechas, ni ‘objeto manufacturado, ni obra tra, a tam poco ampliacién de capitalsE! juego es ocasién gasto puro: de tlempo, ‘de energia, de inge- nio, de habilidad y con frecuencia de diners, para ja compra de-los accesorios del juego o posible- Mente para pagar el alquiler del local. En cuan- to # los profesionales, los boxcadores, los ciclis- tas, los jockeys o los actorey que se ganan la vida en el cuadvildtero, en Ja pisla, en el hipd- drome o en Jas tablas, + deben pensar en ja! Prima, cn ¢l salario o en la remuneracién, esta flaro que en ello no son jugadores, sino hombres de oficio, Cuando juegan, es a algin otro juego, on Tenovada ‘en si. Gn fe la even- Por otra parte, no cabe duda de que el juego se debe definir como una actividad libre y volun: tarta, como fuente de alegria y de diversién, Un juego en que se estuviera obligado a participar dejaria al punto de ser un juego: se constituiria En coercian, en una carga de la que habria prisa par desembarazarse. Obligatorio o simplemente recomendado, perderia una dé sus caracteristi- eas fundamentales: el hecho de que-el jugador al se ees en ae s¢ entreza-a dl espontinecamente, de buen grado 7 Ror su gusto, teniendo cada ver Ia total liber tad de prefcrir el retiro, el silencio, ef recogi- miento, la soledad oclosa o una actividad fecun- da. De alli Ja definicidn qua Valéry propone del JUeED! es aquello donde “el hastfa Puede desli- far Jo que habia ligado-el entusiasmo'"? EI juc- 80 86lo existe cuando los jugadores tienen ganas de jugar y Jucgan, ast fuera el Juego mils absorp bente y mas agotadar, con intenclin de divertir. Sey de escapar de sus Prececupaciones, es decir, Para apartarse de Ja vida corriente, Por Jo demas ¥ Sobre todo, es Preciso que cstén en libertad de inse cuando les plazea, diciendo: "¥a na jue. #6 mis." En ofevia, el juego ey esencislmente una oeu- Pacit separada, cuidadosamente alslada del res- fo de Ta existencia ¥ Tealizada por Jo peneral |Hay un espacia Para el juego: Seguin Ios casing, Ha rayuela, el tablere de ajedrez o el tablera de damas, el estadio, la pista, Ig liza, el cuadril4. fer, Ia @scena, Ig arena, etc. Nada de la que octrre en el exterior de Ta Frontera ideal sc toma en cucnta, Salir del tecinto Por érror, por acei- Mte 0 por necesidad, enviar la pelota més alla del terrena, ora descalifica, ora da lugar a un caatizo, Hay que retomar el juego en la Frontera con venida. Lo mismo ocurre con el tiempo: Ia par- fida empieza ¥ termina 9 unia- sefial. Con fre. * Pag! Valtry: Tet quel, 11, Paris, 1943, p. 2. 32 cuencia, su duracidn. se fija de antemano. Es ) deshonroso abandonarla o Interrumpirla sin cau “Sa mayor (eritando, por ejemplo, “tempo”, come ed ere de ninos). Si es posible, = oe longa, tras acuerdo de los adversarios o on ide un drbitrof En cualquier casa, el poate: a PJuezo es asi on Universo reseryado, cerrado _protegida: lint espacio puro.) yes confusas ¥ complicadas de la vida ore Tia se sustituyen, en ese espacio definide ¥ “durante ese tiempo determinado, por teglas pie isas, arbitrarias ¢ irrecusables, que es pre aceptar como tales y que presiden el desarra Io “currecta dela partida, Si las viola, el ‘tramapeso cuando menos finge respetarlas. No las discu- te: abusa de Ja Iesltad de los demas jugadores. Desde ese punto de vista, se dehe apoyar a ei autores sein los cuales fn Scns Iramposo no destruye el juego, El ade rs fropea es el négador que denuneia lo absurdo dedas replas, su naturaleza puramente conven cional, y se niepa a jugar porque el juego no ticne ningin sentido, Sus argumentos son ay futables. El juego no ticne mas sentido que ¢ JUeZO mismo. Ademas, esta es [a razcin de sue su Teglas sean imperiosas y absolutas: ee eteniran por encima de toda discusidn. No hay ninguna razén para que sean come son y no de Stra tancra, Quien no Tas actpla con ese cardc: fer, Mectsatiamente debe cansiderarlas extrava- Bancio manillests, (sélo se JUefa 51 se quiere; cuando se quiere y el tiempo que se quiere, En ese sentida, el juego fs una actividad libre. Es ademas una actividad Incierta. La duda sobre el resultada debe prolon- garse hasta el fiti) Cuando, en una partida de nai. pes, cl resultadd ya no cs dudoso, se deja de Jugary todos muestran su juego. En Ja loteria en la ruleta, se apuesta a un nimero que puede salir ono. En una prueba deportiva, las fuerzas de los campeones deben estar equilibradas i fin de que cada cual pueda defender sy suerte hasta el fin. Todo juego de hahilidad implica definictén ¥ para el jugador el riespa de allar ta iugada, una amenaza de fracaso sin la cual ef Juego dejaria de divertir, A decir verdad eae a quien, demasiada entrenada o monet Oo hébil, gana sin esluerze « infalible- _Un desarrollo conocida de antemang, sin jo Sibilidad de error ai de Sarpnesa, que conduzea Glaramente a un resultade ineluctable, es ineom- patible con Ja naturalera del Juega. Se necesita Ona Tenovacion constante ¢ imprevisihle de la aituacian, tal como la que se produce a cada paae Of cada respuesta en cserima ooen Ful- ay en cada cambio de pelota cn el tenis o a Uso, en el ajedrez, en cada ocasion que uno Ie los adversarins mueve una pieza, E] juego a le en la necesidad de encontrar, de inven: aa emenie Una respuesta ‘gaye es fibre a es de las reglas. Esa Jihertad ie pee Se Margen concedido-a su accidn ete para el Juego y cxplica en parte ol que suscita, Trualmente ex ta que da ra a4 “gon de empleos tan sorprendentes y significati- ‘vos de la palabra "juego" como los que se apre- cian en las expresiones juego eseénico de un artista G fuego de un engranaje, para designar en un caso el estilo personal de un intérprete yen el otro la falta de ajuste de un mecanismo. Muches juegos no implican reglas, De ese mada, no las hay, o cuando menos no fijas y rigidas, para jugar a las mufiedss, al soldado, a policias 4ladrones, al caballo, a Ia locomotora, al avidn ¥, en general, a los juegos que suponén una libre improvisacién y cuyo principal atractivo se deri- va del placer de representar un papel, de compor- tarse coma si sc fuera aleuien distinto o incluso una cosa distinta, por ejemplo una maquina, Pege al cardcter paraddjico de la afirmacién, debo decir aqui que la fiecidn, ¢l sentimiento del como si sustituye a la regla y cumple exac- tamente la misma funcidnm. Por si misma, la tegla crea una Ficcion. Quien juega al ajedres, al marro, al polo, al bacard, por el propio he- cho de pleparse a sus reglas respectivas, se ve Séparade de la vida corriente, Que mo conoce ninguna actividad que csos jucgos pudieran tra- tar de. reproducir fielmente, Por eso se Juega en serte al ajedrez, a-las barras, al polo o al bacara. No se hace: como si, Por el contrario, cada vez Que cl jucgo consiste en imitar a la vida, por una parte el jugador evidentemente no sabra inven- tar y seguir reglas que-no existen en Ja realidad ¥, por la otra, el juego se acompafia de la con- Ciencia de gue la conducta seguida es Fingimien- ta, simple mimica, Bsa conciencia de la irreali- 35 dad fundamenral del comportamicnio adoptada separa de la vida corrienie v ocupa cl oar de la legislacion’ arbitraria que define peer jue fos, La equivalencia es tan precisa que el Saba: teadar de juegos, que denunciaba lo ahsurdo de las reglas, ge Constituye ahora en aquel que rom- pe el encantamienta, en aquel que 5¢ niepa bry. talmente a acceder a la ifusidn propuesta. en aquel que recuerda al muchacho que no es un aren detective, un verdadero pirata, un ver: adero caballo, un verdadero submarino, o, a 1 chiquilla, que no arrulla a un nifie verdadera 2 que No sirve una verdadera comida a verdaderas damas en su vajilla en miniatura, v Asi, los JUCEOS 10 son reglamentados ¥ Fictici Antes bien, o estan Teglamentados o son fieti. clos, Al Brado. de que si un juego reglarnentade mae fn Clerlas circunstancias como una ac. Re : Seria y fuera de alcance a Guten ignora Dee 28, 65 decir, sl le parece parte de Ia vida rete £se Juego al punio puede seryir al pro. ian ee atttiD ¥ curios de cafiamazo para Simivacre: divertido, Podemes concebir Ricil Mente que, a fin de imitar a las personas a : #OFES, algunos nifas muevan a tontas y a ae Pe ee © sUpucsias sobre un tablerg de ; = Hedeio, ¥ encuentren divertida, por ejem- Dio, jugar a “jugar al ajedrez”. ; Destinada: 4 i ST Precisar Ja naturales el fi t a ‘at, €l maximo Heap denominador de todos los juegos, la ex g : a i taja de poner ag, POS al mismo tiempo Ia ven- E BORED en relieve sy diversidad'y de am- 36 Pliar muy considerablemente el universo que por ee comin se explora cuando se los estudia..En particular, estas observaciones intentan anexar q ese universa dos nuevos Campos: el de las apuestas y los: juegos de-avar, y el de la mimica ¥ [a interpretacidn. No obstante, quedan nume- fosos juczos y diversiones a los que codavia defan de dade oa los cuales se adaptan imper- fettamenie: ellos son, por ejemplo, el cometa v el trompo, los acertijos, los solitarios y lox eru- Cigramas, el tiovive, el columpio y algunas atrac- hones. de las ferias ambulantes. A cellos habra que velver. Por el momento, los andlisis ante Hores permiten ya definir esencialmente el jue- Bo.como una actividad: 1 fibre: a la cual el jupador oo podria estar Obligado sin que el jueeo perdicra al punto:su Haturaleza de diversitn atractiva y alegre; 2" Separuda: circunscrita en limites de espa Gio y de tiempo precisos y determinados por an ticipado: #Ineterta: cuyo desarrollo no. podria estar Préedeterminado ni el resullade dado de antema- ne, por dejarse abligatortamente a la iniciativa del jueudor cicrta libertad en la necesidad de inventar: 4° Tmproductiva: por mo crear ni bienes, ni riqueza, ni lampoce elemento nueva de ninpgu- ha especie; y, salvo desplazamienio de propie dad en el seno del circulo de los jugadores, por: que se Nera «2 una situacidn idéntica a fa del Principio de la partida: Ss! Replamentada: sometida a convenciones que a7 suspenden Jas leyes ordinarias « instauran Tentineamente una nueva levislacién, que ‘a unica que clrenta; a cage 6° Ficticia: acompafiada do una conciencia |s- pecifica de realidad secundaria a de franea in lidad en comparaciin con la vida corriente! Esas diversas cualidades son puramente for: males, No Prejuzgan sobre cl contenida: de los juegos. Sin embargo, el hecho de que las dee Ultimas —la replay Ja ficcién— hayan parecide Casi-exclusivas ja una con respecte a la otra de sass que la naturaleza intima de los Heme: los que ambas tralan de definir implica y tal Wer Exige que €st0s sean a su vex objeto: de una ae que, sta vez, se esforzard por tener +o ne caracteristicas que los oponen en Su conjunto al resto de Ja realidad, si I los distribuyen en | oainabded decididarnen te ieee: Sere Scietneca II. CLASIFICACIGON DE LOS JUEGOS La sevntirun y |e variedad infinitas de los jue gos hacen perder, al comienzo, la esperanza de descubrir un principio de clasificacién que per- tnita distribuirlos a todos en un niimero tedu- cido de categorias bien definidas. Ademas, los juteos presentan tantos aspectos diferentes que hay la posibilidad de miltiples puntos de vista, El vocabulario comin muestra a las claras hasta qué punto permanece vacilante ¢ inciéerta la men- té;a decir verdad, emples diversas clasificacio Tes opuésias, No tiene sentido enfrentar las juc- #06-de naipes a los’ juecos de habilidad, coma tampoco oponer los juegos de sociedad a los jue- gos de cstadio. En efecto, en am caso se escoge come critecrio de distribucién el instrumento de juegor-en otro, la cuslidad principal que exige; ef un tercero, ¢! numero de jugadores y el am- biente de la partida; finalmente, en el ultimo, el fgar en que se dispula Ja’ prueba. Ademas, lo Que viene a complicarlo todo cs cl hecho de que 8 pucde jugar a un mismo juego solo o en gru- po. Un juego determinada puede movilizar di- versas cualidades a la ver o bien no necesitar ninguna. Eh un mismo lugar, se puede. jugar a juegos marcadamente distintos: los-caballos.de madera 33 ¥ el didbolo son diversiones al sire libre: pers tego del examen de las diferentes posibilida- el nitie que jucea pasivamente por el placer de : propongo con ese fin una divisién en cuatro verse arrastrado por Ja rotacién del tiovivo no ~ secciones principales sepin que, en los juegos Jo hace con el mismo *spiritu que quien realiza “eonsiderados, predomine el papel de la_compe- SL IMejor ésfuereo Pata atrapar correctamesite su ‘fencia, del azar, del simulacra o del vertigo, Las diabolo. Por otra parte, muchos Juegos se jue. “Hlamo respectivamente Agon, Alea, Mimiery e Ean Sin instramentos ni accesorigs. A lo cual se Winx. Las cuatro pertenccen claramente al te- Sette que un mismo accesoria puede tencr fun. freno de los juegos; se juega al futbol, a las Clones diversas sertin ul juego considerado, Por ‘eanicas o.al ajedrez (aon), se jaega a la roleta lo general, las canicas son el instrumento en un ala loteria (alea}, se jvexa al pirata como. se juego de habilidad, pero uno de Jos jugadores inferpreta (frances: om jaws] a Nerén oa Ham- pued= tratar de adivinar si e] mimero que sy et (mimicry) y, mediante un movimiento rapido adversario tiene en [a Melno cerrada es par o ‘de rotacidn o de cafda, se jucga a provecar en Jnpar: oy entonces las canicas: son instriments J mismo un estado orpanico de confusidn y de en in juezo de azar. dlesconcierto (ilinx}. Sin embargo, esas desig- Sin embargo, quiera detenerme en esta wlti- ‘haciones atin no cubren enteramente el universo fa expresidn. Por una vez, hace alusién al ca del juego, Lo distribuyen en cuadrantes. cada fatter fundamental de Ena chpecte bien deter- ting de los cuales se rige por un principio origi- Ininida® dr juegos: Sea al hacer una apuesta o “nal, Tielimitan sectores que retinen juegos de la or a loteta, sea en la ruleta ‘o el bacara, es ‘Misma especie, Pero, dentro de esos sectores, log elaro que ef jugador adupta la misma actitud, Ue istinios juegos se escalonan en el mismo or- No hace nada, solo espera la decisidn de la Slerte, Wen, de. acuerdo con una pregresion compara- ae Samblo el boxeadar, el corredor, el jugador ble. Asi, al misme tiempo se les puede situar = dedrer ode. rayuela penen todo en prac. ‘entre dos polos opuestas. Casi por completo, en HC fara ganar. Porm IMporla que esas juegos Gio de jos extremos reina un principio comin SEAN Ora atléticos. ora intelectuales, La actitud de diyersién, de turbulencia, de libre improvi- del jugador es 1s misma: el esfuerza por vencer Sacion y de despreocupada plenitud, mediante 4 un rival colocade en Jas tmismeas condiciones Ja cual sc manifiesta.cieria fantasia desbocada quer Asi al Parccer cesta justificade oponer que podemos designar mediante el nombre de las Mees de azar y los juegos de compelencia. Paidia, En cl extremo opucsto, esa exuberancia Sobre todd, resulta tentador ver st es posible Iraviesa y espontanea casi ca absorbida o, en descubrip a achitudes no menos fundamen: f todd caso, disciplinads por una tendencia com- See fee osiblemente: ofrecerian les titulas de Plementaria, opuesta por algunins conceptes, pero Unw tlsificacian razonada de los juegos, i ho por todos, de su naturaleza andrquica y ca- AD 41 prichosa; una necesidad creciente de plegarla’a Convencionalistnos arbitrarios, imperatives y mo- lestos a propdsite, dé contrariarla cada ver mas usando ante ella tretas indefinidamente cada vez mas estorbosas, oon el fin de hacerle mids dificil llegar al resultado deseado Este sigue sicndo perlectamente indtil, aunque exija una suma ¢ada ver mayor de esfuergos, de paciencia, de habilidad.o de ingenio. A este segundo compo- mente lo amo fads. Recurriendo a estas extrafiay. denominaciones, ho ¢s mi intencion constituir quién sabe qué mi- tologia pedante, enteramente desprovista de sen- fide, Pero, ante la obligacidn de teunir bajo una Misma etiqueta manifestaciones diversas, me ha parecido que el medio mas econdmico de dograr lo'consistia en tomar de tal o cual otra lengua el vocablo a la vex mas significative y més amplio posible, con el fin de evitar que cada conjunto que cxaminemog se vea marcadu de matera uni- forme por la cualidad particular de uno de los elementos que redne, lo que no déjaria de ocu- Frit si-el nombre de este sirviera para designar @ todo.el grupo, Por Io dema medida que tra- te yo de establecer Ja clasificacién cn Ja que me-he empefade, cada cual tendra la ocasién de darse cuenta por si mismo de fa necesidad en que ome vi de utilizar una nomenclatura que no remita demasiada direetamente a la oxpe- Mencia concreta, a la que en parle esta desti- nada a distribujr de acuerdo con un principia inédite. Con la mista intencién, me he estorzade por Az Menar cada secciin con los juegos al parecer mae diferentes, a fin de hacer resaltar mejor su parentesco fundamental. Mezclé los jucgos “corporales y los juegos intelectuales, los que se apoyan-en Is Fuerga y los que recurren a la ha- pilidad’o al caleulo. En el interior de cada cla- ge, tampoco distingut entire los jucpos infantiles y los juczos para adultos: ademas, cada ver que pude, busqué en el mundo animal conductas hemdlogws: Al hacerlo, se trataba de subrayar el principio mismo de la clasificacién propues: ta: sta tendria menos-alcance si no nos di¢ra- qos cuenta de que las divisiones que establece icorrespanden a impulsos esenclales e irreduc- tibles, a) CatmooRTaS FUNDAMBNTALES Agon, Todo un grupo de juegos aparece como competencia, es decir, como una lucha en que Ia igualdad de oportunidades se crea artificial- Meénte para que los antagonistas se énfrenten en condiciones ideales, con posibilidad de dar-un valor preciso ¢ indiscutible al triunfo del vence- dor. Por tanto, siempre se trata de.una rivalidad én torneo dé una sola cualidad (rapidez, Tesis- tencia, vitor, memoria, habilidad, ingenio, etc), que se ejerce dentro de limites definidos y sin ninguna ayuda exterior, de tal suerte que cl ga- tador aparczca comeo-el mejor cn cierla catego- ria de proezas, Esa es la replade las eampeten- cias deportivas ¥ la razon de serde sus miiltiples subdivisiones, ya aporigan a dos individuos o a dos equipos (polo, tenis, futbol, box, csgri- 43 % ma, étc), ya-se. disputen i i determinado de onpamanies ere aaa especie, competencias de tira, de golf, de atle tisina, ete.) - A Ta misma. clase perienecen ad mis Ios Juegos en que los adversarios dis shee al principio de elementos Sxaclamente det mis- feo ape numero, El juego de is 7 fe an, oo j fecios. La bisqueda de la letaldne Gewipene Bede al principiar constituye de manera tan ae one eel de Ja rivalidad 2 ir medio fi entre dos jugadores de fyuerzas iene aoe de la igualdad ‘de oportunidades ee ween Un principio, se prepara una des- igualdad) secundaria, Proporcional a Ja fue. peeve Supuesta en Ins participantes, Es sj nif eo cme cue ae tanto para el deena fr muscular (los encuentros departivas} fOM0. para ef apon de tipo ma aioe ajedrez, Boe Pie Gee J] Or mas dil entay ib de un cahallo o de a ee Neataiy Se eae: ae Suidadosamente ue se trate de conser. ea aea pe neee absoluta no parece sin em. Be eas = ceealouey como i 5 gyedrez, @l hecho de. jug, PEMen da clerta ventaja, pues e83 rioridad Be a ngador favorecido ech pae: alice ae es Potter su estrategia. Por el con. pe : ae juegos de puja, quien ofrece al “i eee ae las indicaciones que le dan pees #6 Uc sus: adversarios. Asimismo, en quet. salir en wltima términa multiplies los recursos del jugador. En los -encuentros de- portives, la exposicion, ¢l becho de tener el-sol de frente oa la espalda; cl viento que ayuda o quecestorba a uno de los dos campos; en las carreras disputadas sobre una pista cerrada, el hecho de encontrarse en el interior o en cl exte- dior de la curva, constituyen, dado el caso, otras fantas ventajas o inconvenientes cuya influencia TQ mecesariamente es infima. Esos incvitables desequilibrios se anulan o se modéran mediante el sorteo de la situacidn inicial, y luego median: te una estricta alternancia de la situacion privie legiada, Para cada competidor, ¢l resorte del juego es el deseo de yer reconocida stu cexcclencia en un te- treno determinads. La practica del-ager supone por ello una atencidn sostenida, un entrenamien- to apropiado, esfuerzos asidues y la voluntad de veneer, Implica disciplina y perseverancia. Deja al competidor solo con sus recursos, fo in- vita a sacar de ellos el mejor partide posible, Jo obliga en fin a usarlos lealmente y dentro de los limites determinados que, siendo ipuales para todos, conducen sin embargo ‘a’ hacer indiscuti- ble la superioridad del vencedor. El ager se pre- senta como la forma pura del meérita personal yosirve para manifestarlo. Fuera, o en los limites del juego, se encuentra el espiritu del agen en otros-fendmengs cultu- rales que obedecen al mismo codigo: el duelo, el torneo, ciertos aspectos constantes y sorpron- dentes de la llamada guerra cortés, 45. En principio, puesto que no conciben limites ni reglas y buscan sélo en una lucha implacable Una victoria brutal, pareceria. que los animales tuvicran que desconccer el agon, Es claro que nO podrisn invocarse ni las carreras de caba- los ni Jas peleas de gallos: unas ¥ otras son luchas en que los hombres hacen enfrentarse a animales adiestridos, de acuerdo con normas que silo ellos han fijado. No obstante, conside- rando cierios hechos, Ios animales al parecer Henen va el gusto de oponerse en encuentiros en que. si bien esté ausente la regla, como es de esperar, al menos hay un limite implicitamente convenida y respetado espontaneamente. Asi ocu- fre sobre todo con los gatos pequetios, los ca- chorros de perro, las focas jovenes v los oseznos Que gustan de derribarse puardandose bien de herirse. Mas convincente atin es la costumbre de las boavidos que, con la cabera pacha, testis contra festuz, tratan de hacerse recular el uno-al otro, Los caballos practican el mismo lipo de duelo amistoso y ademas conocen otro: para medir SUS fuergas, $¢ yerguen sobre las patas traseras yose dejan caer unv sobre otro con un vigoraso tmpulso oblicua y con todo su peso, a fin de hacer perder el equilibria al adyersario, Asimis- Mo, los observadores han sefialado numMerosos Megos de persccucion, que tienen lugar median- te desalio o invitacion, El animal aleanzado no flene nada que temer de su vencedor, El caso Tints elocuente es sin duda el de los pequefias poe reales silvesires llamados “eombatientes”, Ren tn campo de batalla, “un lugar un-tante 46 clevado", dice Karl Groos,' "siempre hiimedo y eubierto de pasta raso, de un didmetro de me- iro y medio a dos metros”. Alli se retinen coti- dianamente algunos machus. El que llega prme- fo espera a un adversario y empieza la lucha, Los dampeanes Gemblan ¢ inclinan Ia cabexi en rei- teradas ocasiones. Sus plumas se enzan. Se lan- wan ung contra otra, con el pico al frente, ¥ golpean. Nuwea hey persecucidn nf lucha fuera del espacio delimtiiado para el torneo. Por ello, en cuanto a los ejemplos anteriores, me parece legitimo pronunciar aqui la palabra ago: hasta ese prado es claro que la Finalidad de los en- cuentros no es para los antagonistas infligir um dafio grave a su rival, sino demostrar su propia Superioridad.Los hombres sdélo apgregan los re- finamicntos y la precisién de la regla, En ‘cuanto se afirma su personalidad y antes de la aparicidn dé las competencias reglamentadas, €ntre los nifios sc sprecia [a frecuencia de ex- trafios desafios, en que los adversarios se esfuer- Zan por demostrar su mayor resistencia, Se les Ve competir por quién mirara fijamente el sol durante mds‘ tiempo, resistird las cosquillas, de- Jara de respirar, de parpadear, etc. En. ocasiones, lo que esté en juego cs més serio, Pues se trata de resistir el hambre o el dolor, en forma de azotes, de pellizcos, de piquetes ¥ de quemadu: fas. Entomces, esos juegos de ascetismo, como $¢ les ha dado en Hamar, imauguran prucbas severas, Son anticipo de los malos tratos y las °K. Oneod, Les jeux des animaux, trad, Pnancesa, Pa ris, 1902, pp, 150151. a7 novatadas que los adolescentes deben soportar en la iniciacidn. Con ello se apartan un poco del agen, que no tarda en encontrar sus formas perfectas, sea con los juegos y los deportes de competencia propiamente dichos, sea con los juegos y deportes de proeva: (cava, alpinismo; crucigramas, problemas de ajedrez, ete.), donde, sin enfrentarse directarnente, los competidores no dejan de participar cn un inmenso cOncurse difuso © incesante, Alea. Es éste el nombre del juema de dados en latin, Lo tomo aqui para designar, en opasicidn exacts al agon, todos los juegos basados en una dccishin que nd depende del jugador, sobre Ja cual no podria ¢ste tener la menor influencin ¥ en que, por consiguiente, se trata mucho me- nos de vencer al adversario que de imponerse al destino, Mejor dicho, el destino es el dnico artifice de la victoria ¥, cuando existe rivalidad ésta significa exclusivamente que ¢l vencedor sc ha visto mas Favorecido por la suerte que el vencido. Ejemplos pures de esa cateporia de Juegos son los que dan Ios dados, la ruleta, el cara o cruz, el hacara, ly loterfa, ete. Aqui, no sélo ne se trata de eliminar la injusticla del fzar, sino que jcs lo arbitrario mismo de dste Io que constituye el resorte unico del juego: Ala inversa del agou, el alea niga el trabajo, la paciencia, la hahilidad, Ia callficacidn: elimi na el valor profesional, la regularidad, cl entre: hamiento, En un instante aniquila los resuliadas acumulados, Es deszracia total o favor absolu- fo. Ofrece al jugador afortunada infinitamente 48 mais de lo que podria procurarle ima vide de trabajo, de disciplina y de fatigas. Parece una insolente y soberana burla al mérito, Por parte del jugador, supone una actitud ecxactamente opucsta a aquclla de que hace gala cn cl agon, En éste, el jugador sdlo cuenta consigo mismo; en elalea, cuenta con todo, con el mas lgero indicia, con Ia menor particularidad exterior que al punto toma por sefial o advertencia, con cada singularidad que capita; con todo, salvo consipo mismo. El agen es una reivindicacion de Ja responsabi- lidad personal, cl alea una renuncia de la volun- tad, un abandono al destino. Ciertos juegos como el domind, ef chaquete y la mayor parte de los Juegos de naipes combinan el agon y cl ales: el azar rige la composicidn de las “manos” de cada. jugador, luego de lo cual éste explota lo mejor posible y de acuerdo con -su fuerza la parte que una sucrte ciega le atribuyd, En un juego coma el bridge, el saber y el razonamicnto ecanatitu- yen la defensa propia del jugador y le permilen sacar el mejor partido de Iss cartas que ha re- cibido; en un juego come el pdquer, san mds bien cualidades de penetracion psicoligica y de ca- Raicter. En general, cl pape! del dinera es tanta mas Considcrable cuanto mayor sea la parte del azar ¥. por consiguiente, cuanto menor sea la defen: $a del jugador. La ravin de todo ello aparece clatamente: el afea no tiene como fincidn hacer ganar dinero a los mas inteligentes sino, muy por el wontraria, abolir las superioridades max 4g turales @ adquiridas de Jos individues a fin de poner a cada cual en igualdad abeoluta de oon- diciones ante el ciego veredicto de la suerte, Como el resultado del agon es inclerto por necesidad, y paraddjicamente debe Parecerse al efecto del azar puro, dada que las. oportunida- des de los competidares en principia son lo mds equilibradas posible, de alli fe sigue que todo eneuentro que posea las caracteristicas de una fompelencia reglamentada ideal puede ser ob. Jeto de apuestas, cs decir, de aleas: asi ocurre en las carreras de caballos o de Iebreles, en Ios Sneuentros de futbol o de pelota vasca, en las peleas de gallos, Incluso sucede que la tasa de-apuestas varie sin cesar durante la partida, de acuerdo can las peripecias del dean? Los juegos de azar Parecen los juegos huma- Bos por exoelencia, Los animales conocen los Juegos de compctencia, de simulacro a de yér- tigo. K. Groos, principalmente, ofrece ejemplos “sorprendentes para cada una de esas categorias. En cambio, demasiado metidos on lo inmediata ¥ demasiado ésclavos de sus impulsos, tos ani * Por ejempls, en tas Islas Baleares para el Juego de pelota, en Colombia y las Antillas para las pelea de gallos, Huelrsa decir que NG ss Siliveniente tener en tuenta los montos en especie que pusden cobra fae keys oO propitiarias, corredores, boxeadores, jumaderes de futbol o'¢l tips de atletas que sea. Por considcrables ue sf SUpOngAN, esos precios no cnlran en fa cates Ma def nies, Recompensan: una victoria disputada con Pasién, Esq reeompensa, otorgada al merito, nad tiene que yer favor dt [a suerte, resultade de la for. TH que Sige siento. maonupelio: incicrta’ de los apos- ladores, Tachuso es fo econtraris, 50 males no podrian imaginar una fuerza abstracts @ insensible, a cuyo veredicto sc someticrin a antemang por juego y¥ sin cea ee siva y deliberadamente la decision | fe ain = lidad, arriesgar en ella un bien ne eo De eatla en proporcion a las probabili ee perderlo-es una.actirud a Sxtey ae de previgidn, de represen aciGt See én dela que sdlo es. capaz una refles i iva y palealncorn Tal ver cn la a See el nifio alin esta proxime al anima ilo st oe de azar no tienen para e] la Inpperttele as cobran para el adulto, Para ¢l, jugs! oe er Por otra parte, privado de independ ascnee: oe Mica ¥ sin dinero que le pertenezca, mo roe tra en los juegos de zar aquello que creer Te su alractivo principal, Tstos no logran. E ee estremecerse, Cierio cs que las cameas Tea él una moneda: Sin embargo, para gamial fee ta mas con su habilidad que con la suerte, El agou y el alec manitiestan actitudes ore woenocterto modo simeéelricas, pera ae se decen a una males ue la bahia ene rE + los jugadores de las condiciones BY : matte conta niega a los hombres, a nada en la vida es clara sino que, gence ee todo en ella es canfuso en un pene ets las oportunidades como los 4m ee ie sea ofeg, el juege es entonces Peet er ee sustiluir la confusion normal de fa ne si comin por situaciones perfectas. pea. ae queel papel del meérita a del AE Tae en ellas:de manera clara c indiscutible. : a1 implican que todos deben gozar exactamente de las mismas posibilidades de demostrar su valer 6, en Ja otra escala, exactamente de las mismas oportunidades de recibir wn favor. De uno u otra modo, el jugador ¢scapa del mundo haciéndalo otro, Pero tambien es nusible evadirse de él ha- ciéndose otre. Que esa lo que responds Ia peti Tillery, Mimicry. Tod jucgo supone la aceptacién tem- poral, si na-de-una ilusian (aunque esta dltima palabra no signifique otra cosa que entrada en quego trlusi¢), cuando menos de un universo cerradg, convencional y, en ciertos aspectos, Fic tics. El juego puede consistir, no en desplepar una actividad o en soportar un destina en un medio imaginario, sino cn ser une misme un per- S0naje iluserio y conducirse en consecuencia, Nos encontramas entonces frente a una serie variada de manifestaciones que tienen como ra. Tacteristica comin apoyarse en el hecho de que el SUJetG Jers a creer, a hacerse creer a hacer creer a Jus demas que es distinto de sf mismo. El sujeto-olvida, disfraza, despoja pasajeramen- fe su personalidad para fingir otra. He decidido designar. esas manifcstaciones mediante el tér- Mino mumiery, que da nombre en inglés al mi- metisma, sobre toda de los imsectos, a fin de subrayar la naturalesa fundamental y clemental casi organica, del impulso que las suscita, ; El mundo de los insectos apatece Frente. al mundo humana como Ja solucidn mas diversen- te que ofrece la naiuraleza, Fse mundo se opone Punta por punto al del hombre, pero no es me- ae nos elaborado, complejo -y sorprendente. Asi, me parece legitimo tomar aqui en consideracién los fenimencs de mimetismo cuyos ejemplos mas perturhadores presentan los: insectos. En cfec- to, a Una conducta libre del hombre, versdtil, arbitraria e imperfecta, que sobre todo acaba én una obra exterior, corresponde en cl animal y, de manera mas particular en el insecta, una modificacién orgdnica, Fija y absaluta que carac- terizn a la especie y se ve reproducida infinita y¥ exactamente de generacion en generacién en- tre miles de millones de individuos: por cyem- plo, las castas de Jas hormigas y de los termes frente a la lucha de clases, los dibujos de fas alas de las mariposas frente a la historia de la pintura, Por poco qué se admita esa hipdtesis, acerca de cuya temeridad no abrigo ninguna ilusidn, el inexplicable mimetismo de los insec- fos ofrece de pronto una réplica extraordinaria al gusto que el hombre encuentra en disfrazar- se, on disimularse, en ponerse una mdscara, en representar [jouer] a tim personaje. Sélo que. en esta ocasion, la tdscara y el disfraz Forman parte del cuerpo, en vez de ser un accesorio fabricado. Pero en ambos casos sirve exachi- mente a los mismos fines: cambiar la apariencia del portador y dar miedo a los demas." 4Se encocraran ejemplos de mimicas atermconad de los insecios factitud espectral de ta mantis, trance de la Smerinihus ocellafa) o de morfologias disimuledo ras on studia titulador “Mimétisme et psychastenie Heendaire”, be Mytie et Sitar, Parts, 1934) pp t- 143, Por desaracia, ese estudio sborda el problema dee de wna perspectiva que en la actualidad me parece de 53 Entre, los vertebrados, la tendencia a imitar se Tanifiesta en primer lugar por medio de un contagio enteramente fisieo, casi trresistible, se- me¢jante al contagio del bostexo, de la carrera, de Ja claucicacién, de la sonrisa y sobre tado del movimientu.. Hudson creyé poder alirmar que, esporadicamente, un animal joven “sigue a toda objeto que se aleja, y huye de todo objeto que se acerca”, Al grado de que un cordero se sobresalia y escapa sisu madre se yuelve y-se di- rige hacia ¢l, sim reconocerla, y én cambio, sigue el paso del hombre, del perro.o del caballo que ve alejarse. El contagio y la simulacién todavia no gon simulsero, pero lo hacen posible y dan lugar ala idea y al guste: por la mimica. Entre las aves, esa tendencia culmina en los pavoneos nupeiales, en las ceremonias y las exhibiciones vanidasas alas cuales, segin los casos, se en- tregan machos + hembras con una rara_upli- cacién y un evidente placer, En cuanto a las cangrejas oxirineos, que. plantan sobre su ca- rapacho toda alga o todo polipy que pueden coger, su aptitud para él disfraz no ofrece Iu- gar a duda, sca cual fuere Ja explicacian que pueda darsele. lo mas caprichosa. En efecto, ya me haré del mime tigmo un desarreglo de la percepcidn del espacio y una tendencin o regresar a lo inarimade, sine, come lo Propange aqui, el equivalente en el insecta de los jue gos de simulacro en el hentbre. Sin embargo, Jos ejemplos wiilizades conservan todo su. valor. Reprodug co‘aleunos de ellos on el" Expedicnte", af final de este Volumen (py 291}. 54. La mimica y cl disfraz son-asi los resortes com- plementarios de esa clase de juegos. En el nina, antes que nada ge trata de imitar a los adultos, De alli ef éxita de las colecciones y de Ios juguetes en miniatura que reproducen fos utensilios, los aparatos, Jas armas y las mAquinas que utili- zan los mayores. La nifa juega a la mama, a la cocinera,'a la lavandera y a la planchadora; el nifio finge ser soldado, mosquetera, agente de policia, pirate, vaquero, marciano,* ele. Juega al avién abriendo los braeos y haciendo el ruldo del motor. Pero las, conductas de. la mimicry pasan ampliamente de la infancia a la vida adul- ta. Tambien cubren toda diversién a Ja que nos entrequcmos, enmascarados o distrazadas, y que consiste tanto en el. propio hecho de estar. el jugadur enmascarado o disfrazado como en sus comsecuencias, Finalmente, es claro que la re- presentacidn teatral ¥ la interpretacion drama- tica entran con tedo derecho en ese grupo. El placer consiste en ser otro o en hacerse pasar por vtro, Pera, como se trata de un jue fo,en escncia no es casa de engaiiar al espec- tader, El nifo que juega al tren bien puede ne- garse al beso ale su padre diciéndole que no se besa a las locomotoras, pero no trata de hacerle creer que es una verdadera locomotora. En el carnaval, el enmascarado no trata. de hacer creer que es un verdadero marqués, ni un verdade- 'Come se ha observade con toda razém, bos jupwetes de las olfies estin destinadas a imitar comdluctas cote cana, realistas y doméstica: los de Ios nifios overuo actividades bey novele © inaecesihles o inclusa francamente ir a La fo torere, ni tampoco un verdadero piel roja; intenla infundir miedo y. sacar provecho de la licencia ambiente, a su vez resultado del hecho de que la mascara disimula al personaje social y libera la personalidad verdadera. Tampoco el actor trata de hacer creer que es “de yeras"' el Rey Lear o Carlos Quinte. Sélo el espia yocl fugitive se disfrazan para engafiar realmente, pero ellos no jweran, Come actividad, imaginacién e Interpretacién la mimicry no podria tener relacion alpuna con al ated, que impone al jugador la inmovilidad ¥ el estremccimienta de la espera, pero no queda excluido que se acomede can el agon. No estoy Pensanda en los concursos de disfraces donde la slianza. es enleramente exterior. Una compli cidad mas intima se deja descubrir con. Facili- dad. Para quienes. no partitipan en él, toda agon es un especticuio, Solo que es un especticule en que, para que sea vilido, se excluye el simu- lacro. Las grandes manifestaciones deportivas no por ello dejan de ser ocasiones privilepiadas Para la mimicry, con sélo que se recucrde que el simulacra se transfiere aqui de los actores a log espectadores: los Que imitan no son los ac teres, sino claramenté lox asistentes, Por af sola, li identificacion con cl campedn cons tituye ya Olacminicey préxima a la que hace que el lector Se recanozea en el héroe de novela, el espectador enel héroe dela pelicula. Para convencerse de ello no hay mas que considerar Js funcidn per: feclamente simétrica del campein y¥ de la estre la, sobre la cual tendré ocasidn de insistir de 56 manera mis explicita, Los campeones, triunfa- dores del.agon, son las estrellas de los encuen- tros deportives, En cambio, las esrreffas son las vencedoras de una compelencia difusa donde se juega cl favor del publice. Unos y otros reciben correspondencia abundante, conceden entrevis« fas a una prensa avida y firman autdgrafos. A decir verdad, la carrera ciclista, el encuentro de boxeo o de lucha; el partido de Futbol, de tenis o de polo, constituyen cn si espectaculos con trajes, inauguracién solemne, liturgia apro- piada y desarrollo reglamentado, En una pala bra, 00 dramas cuyas diferentes peripecias ha- cen al publica contener el aliento y Hegan a un desentace que exalta a unes y decepclana a otros, La naturaleza de csos espectacules sigue siendo la del agen, pero aparecen con las caracteristicas exteriores de una réeprésentacién, Los asistentes no sc contentan con alentar con la vor y los ade- manes el csfuerzo de los atletas desu prefe- Tencia sina también, en el hipédramo, el de los caballos de su eleccign, Un contagin fisico los Ie- va-a csbozar Ja actitud de los hombres o de los animales, para ayudarlos, a la manera en que se sabe que un jugador de bolos inclina el cuerpo de manera imperceptible en la direc- cidn que quisicra ver tomar a la pesada bola al térming desu recorrido. En esas. condicio- nes, ademas del-espectaculo, entre el publico se Suscila tina competencia con mirmicry, que dupli- cael verdadero egon del campo o de la pista. Con excepcidn de una sola, la trisiery pyre senta todas las caracteristicas del juego: liber- tad, convencién, suspension de la realidad, cs: 57 pacio y tiempo delimitados. No obstante, la continua sumisién a reglas imperativas y preci- sas no se deja apreciar cn ella, Ya lo hemos vis« ta; ocupan su lugar la disimulacién de la realidad y la simulacién de una segunda realidad. La mi- muicry es invencion incesante, La regla del juepo es nica: para cl actor, consisic cn fascinar al espectador, evitando que un error conduzea a este a rechaeor la ihisidn; para cl cspectador consiste en prestarse a fa ilusidn sin vesusar desde un principio la escenografia, la miiscara el artificin al que se |e invita a dar crédito, du- Fante un tiempo determinade, como a una reali: dad mis real que la realidad. Hing. Un dltimo tipo de juegos redine a los que se basanen buscar! yertipo, vy consisten en un intento de destruir por un instante la estabilidad de ta percepciin y de infligir s la conclencia licida una especie de pdnico voluptuoso. En cualquicr caso, s¢ trata de alcaizar una especie de-espasme, de trance o de aturdimiento que Proveca Ja-aniquilacién dela realidad con una brusquedad soberauna. Es sumamente coman que Ja perturbacian provecada por el vériigo se busque por si mis- Ta: no citaré mas ejemplo que clde Jas ejer- cicios de Jos derviches bailadores v de los vo: ladores mexicanas. Los escojo a propdsito, pues los primeros, mediante la técnica empleada, a vinculan a ciertos juesos infantiles, mientras que los segundos evecan tas bien los recursos refi- -nados de Ia acrobacia y de la cuerda floja: de ese modo alcanzan las dos polos de Jos juegos 58 de. vértigo. Los derviches buscan cl éxtasis gl rando sobre si mismos, de acuerdo con un mo- yimiento que accleran toques de tambor. cada vee mas precipitades. El panico y la hipuosis de Ja conciencia se alcanzan mediante el paroxisma de una rotacidn frenética contagiosa y compar- tida,” En México, fas voladores —huastecos o totunacas— se izan hasta Jo alto de un poste de veinte-a treinta metros-de aliura. Palsas alas suspendidas de sus muiiecas los disfrazan de deuilas, Sc atan de la cintura al extremo de una cuerda. Luega, ésta pasa entre los dedos de sus pies, de manera que puedan efectuar el descenso entero cabeza ubajo y con los brazos abicrtos, Antes de llegar al suelo, dan varias yueltas com- pletas, trece segun Torquemada, deseribtenda una espiral que va ensanchindose. La ceremo- nia, gue incluye varios wuelos y empieza al thediod(a, se interpreta con gusto como una dan- za del sol. poniente, al que acompafian aves, muertos divinizados. La. frecuencia: de los acci- dentes ha Hevado a las aujoridades mexicanas a prohibir esc peligrasp cjercicio." Por-lo demas, casi no resulta necesario invo- car esos ejemplos raros y prestigiosus, Girando 50, Depont y X, Coppolani, hes Confréries religienses imesnimones, Argel, 187, pp. 156-259, 325339, 'Descripcién y fotografias en Helza Larsen, "Motes un the voluior and its associated ceremonies amd su perstitions", Etirnes, vel. TE, nim. 4, julio de 1937, pp. 1-192, y en Guy Stresser-Péan, “Les origines du vo lador et du comelagatoante, Actes du XXVINT= Congres frternational des sAmdricanistes, Paris, 147, pp, 227- 334. Enel “Expediente”, p. 298, reproduzce una parte de Ex deseripeiin hecha cn este ahliimo trabajo, rapidamente sobre si mismo, todo nifia conoce también-el modo de Uegar a un estado centrt: fugo de huida y de escape, en que el cuerpo tiene dificultad en recobrar su equilibrio yoda percepcién su claridad. No cabe duda de que el nifio lo hace por Juego y¥ se complace en ello, Asfocurre en-el juego-de Ja perinola en que gira sobre un talon la més rapido que puede. De una manera analogs, en el Juego haitiane del eaiz de oro, dos nifios se toman de las manos, frente a frente, extendienda los brazos. Can el cuerpo rigido © inclinado hacia atris, los plies juntos y-encontrados, giran hasta perder el aliento por el Solo placer de vacilar ‘despuds de detenerse. Gritar a voz en cuello, precipitarse por una pen: dienie, resbalar por el tobomin, el tiovive, sietm- pre que gire lo suficientemente ripido, el sube y haja, sise eleva lo bastante, procuran sensa- clones andlogas, También las provocan tratamientas' fisicos di- versos! la pirueta, la caida o la proyeccidn en el espacio, la rotacién rapida, el deslizamion: to, Ja velocidad, la aceleracidén de un movimiento rectilinco 0 su combinacién con un movimien: to giratorio. Paralelamente, existe un vertipa de orden moral, un arrebato que de pronto hace presa del individuo. Ese vertigo se compara de buen grado con el fuslo normalmente reprimida porel desorden y Ja destruceiin. Manificst# for. mas toscas y brutales de la afirmaciéy de la por sonalidad, Entre los nifios, se aprecia sobre todo en ocasi¢n de los juczos de mano caliente. de prendas y del salio de rana, que de pronta se Precipitany degeneran cn simple barahunda, En- 60 tre los adultos, nada mas revelador enoese te- reno que ia extrafia excitacian que continian experimentando al segar con una vara las flores altas de una pradera o hacer caer en avalancha lx nieve de un techo, o incluso Ja embriaguez que Hegan a conocer en las carpas de feria, por ejemplo, destrozando ruidosamente montones de yvajilla de. desecho, Para cubrir las diversas variedades de csos arrebatos que lal mismo tiempo son un descon- cierto, ya orginico, ya [isico, propongo el tér- mino diver, nombre crie@o del remolino de agua, de donde se deriva precisamente en la misma lengua el nombre del vertigo (iingos). Ese placer tampoco es privilegio del hombre, Antes que nada, es conveniente evocar el marca dé cicrtos mamiferss, en particular de las ove- jas. Aum cuando en ese Giso se trate de una manifeslacion paloldgica, es demasiado significa iva para no mencionarla. Par lo demas, no fal- lan Jos ejemplos cuyo cardcter de juego no deja Nigar a dudas, Los perros giran sobre si mismos para atraparse la cola, hasta caer, Otras: veces, sou presas de una fiebre de correr. que sélo los abandona cuando sé agolan. Loy anitilopes, las pa- celas' ¥ los cuballos salvajes son -victimas con frecuencia de. un piinigo que no: corresponde a ningdn peligre real, ni tampoco al menor asoma de peligro, panico que refleja mids. bien el efec- to de un contagio imperieso -y de una. compla- cencia inmediata a entregarse a él] Las ratas de * Karl Groos, dm cif, p, 208. ol agua se divicrien rodando sobre si Inismas, came si fueran arrastradas por los movimientos de la corrente, El caso de las pamuzas es ain mas notable, Seguin Karl Groos, suben a los nevados y, alli, tomando cada cual impulse, se desliza a su vez a lo largo de una abrupta pendicnic, mientras que las demas la ven hacer. El gibén escoge una rama flexible, la curva ton su peso hasta que se afloja, proyectandolo por los aires. Se recupera coma puede ¥ vuelve a empezar interminablemente ese ejercicie ind- il ¢ inexplicable si no es por su seduecién in: tima. Pero las aves, sabre todo, son amantes de Jos jucgos de vertigo. Se dejan. caer como una piedra desde eran altura y no abren Ins alas SINO a tines cusnios metros del suelo, dando la impresién de que se esirellardn contra él. Luego vuelven ai subir, y de nueva: se dejan caer, En la época de celo, utilizan ese vuela de proeza para seducira la hembra. Bl halen nocturne de Ainérica, descrito por Audubon, es un virtuoso aficionade a esa impresionante acrobacia,* Después. de la perinola, el maiz de ord, la res- baladilia, el tiovive y el columpio de 1a infancia, los hombres. disponen antes que mada de las efectos de ta embriagues y de jumerosas danzas, desde-el torbelline mundano pero insidjpso del vals, hasta. diversas. pesticulaciones obsesivas, trepidantes ¥ convulsas: Los nWvores experimen. fanun placer del mismo tipo com el aturdimien. lo provocady por una velocidad extrema, come "Kart Geoos, ile, pp, M1. 1b, 285264, 2 el que se siente por ejemplo sobre esquies; en motocicleta o en um auto convertible. Para dar a ese tipo de sensaciones la intensidad y la bri- tabdad capaces‘de aturdir los organismos adul- tos, ha habide que inventar maquinas potentes. Por tanto, no es sorprendenté que con Frecuencia st haya tenido que legar a Ia cra industrial para ver al vertigo constituirse en verdadera catego- ria de jucgo. Desde entonces se ofrece a una avida multitud por medio de mil aparatas im- Pplacables instalados en las ferias v en! los par- ques de atracciones. Evidentemente, esos aparatos rebasarfan su fin si sdlo-se tratara de perturbar los dérganos del cido interno, de los que depende el senti- do del equilibrio. Pero cl cuerpo entero es some- tide a iratos que tadas femerian, si no vicran a los demas atropellarse para sufrirlos. A decir verdad, vale la pena observar la salida de esas mndquinas de vértizo. Devuelven a las personas demacradas, tambaleantes y al berde de la nau- sea. Acaban de dar ularidos de terror, han tenida la respiracién entrecortada y sentido Is horrible impresidn de que dentra de si mismas hasta sus Grganos tenian miedo y sc encogian para esca- par de un terrible asalto. Sin embargo, en su Mmayonia’ c¢c incluso es de tranquilizarse, se Precipitan yaa la taquilla para comprar el de- recho de ¢xperimentar wna vez mis cl mismo suplicio, del que esperan un goce. Fuerza es deci goce, pues vacilames en Ila tar distraccién a semejante arrchato, que se acerca mas al espasme que a la diversion. Por olra parte, ex importante observar que la vio- 63 lencia de Ja impresién sentida es tal que los propietarios de los aparatos, en casos extremos, hacen esfuerzos por seducir a los ingenuos me. diante el caracter gratuito de la atraccidn, Fa lazments anuncian que “todavia esta vex" no cuesta nuda, cuando en realidad asi ocurre ies lematicamente, En cambio, se hace pagar a Jos espectadores su privilegio de considerar tran. quilamente desde lo alto de una galeria Jas an- gusiias de las victimas voluntarias o sorprendi- das, expucstas a fuerza: temibles a 8 extrangs caprichaos, Seria temerario sacar conclusiones demasiado precisas respecto de esa curiosa vocruel distri. bucidn de papeles. Esta no es caracteristica de una sola clase de juegos: se encuentra en |] bo. xeo, en la lucha libre y en las peleas de pia. diadores. Aqui, lo esencial reside cn la busqueda de ese desconcierto espectfico, de ese Panieo momentineo definido por el término del yar; go y de Iss indudables caracteristicas de juego que van asociadas a él: libertad de aceptar 9 de rechazar la prucba, limites estrictos 2 invaria- bles, separacién del resto de la realidad. Que Ja pricba dé ademds materia de espectdculo po disminuye sing que refuerza su naturales de juego. b) DE LACTURBULENCTA A LA REGIA Las reglas son inseparables del jueeo en cuanto éste adquiere lo que yo Mamaré una existencia institucional, A partir de ese momento, forman parte de su naturaleza. Son ellas las que lo trans. o4 forman en instrumento de-cultura fecundo y de- cisivo, Pero sigue siendo cierto que en el origen del juego reside una libertad primordial, una necesidad de relajamiento, y en general de dis- tracci6n y fantasia. Esa libertad es su motor indispensable y permanece en el origen de sus formas mds cumplejas v mas estrictamente or- ganizadas. Su capacidad primaria de improvi- sacién y de alegria, a la que yo llamo paidia, se conjuga com el gusto por la dificultad gratulta, a la que propongo Hamar Judes, para llegar a los diferentes juegos a los que sin eXaperan #2 puede atribuir una. virtud civilizadora. En efec- to, e808 juegos ejemplifican los valores morales e intelectusles de una cultura, Ademds, contri- buyen a precisarlos.y a desarrollarlos, He escogido Ja palabra paidig por tener como raiz cl nombre del nifio y en segundo Ingar por la preocupacién de no desconcertar intiilmen- te al lector recurriendo 2 un término tomado de una lengua de las antipodas. Pero e] sans erito kredati y el chino wan parecen a la vez mas ricos mas reveladores, por la variedad y la naturaleza de sus significados anexos. Cierto es que también presentan los inconvenientes de Una riqueza demasiado prande; entre otros, cler- ta peligro de confusién. Kredag! designa el juego de los adultos, de Jos nifies y de los animales, Se aplica de manera mds exclusiva al brinco, es de- cir, a los movimientos bruseos y caprichosos provecados por una supcrabundancia de alegria ode vitalidad. Se emplea también para las rela ciones erdticas ilicitas, para el vaivén de las olas y para cualquier otra cosa que ondule de acuer- 6 do con el viento. La palabra wer es todavia mas explicita, tanto por ly que nombra como. por lo que desearta, es decir, los juegos de habili- dad, de competencia, de simulacro y de azar. En cambio, manifiesta mumerdsos desarrollos de sentido en los cuales tendré ocasidn de -insistir, A la luz de esas comparaciones y de csas cx clusivas semanticas, ¢cuales pueden ser la cxten- sidn y Ix sipnificacién del término paidia? Por mi parte, lo definiré come el vocablo que incluye las manifestaciones espontineas del instinto de juego: él gato cnrédado en una pelota de lana, el perro que se sacude, el lactante qué rie a su S0naja, representan los primeros ejemplos iden- tificables de esa clase de actividad. Interviene en toda exuberancia dichosa que manifiesta una agitacion inmediata y desordenada, una recrea- cion espontanea y relajada, naturalmente exce- silva, cuyo caracter improvisado y descumpuesto Sigue siendo la esencia, si na ¢s que la tnica razon de ser. De la voltereta al garabato, de la pelotera a la baiahola, no faltan ejemplos per- fectamente clarus de semejantes pruritos de mo- vimientos, de colores o de s'uidas, Esa necesidad clemental de agitacidn y-de es- truendo aparece antes que nada como un impul- 80 de tovarly todis, de asir, de probar, de -olfatear yluega de olvidarse de todo objeto. accesible. Ficilmente se constituye en gusto de destruir o de ramper, Explica el placer de cortar intermi- nablemente papel con tijeras, de hacer trizas uns tela, de hacer que sc derrumbe wn monta- ie de alravesar una Fils, de Hevar el desorden Hun juego da la wcupacion de los demas, ete. oo = Pronto viene cl deseo de engafiar o de desafiar, sacando la lengua, haciendo muecas, fingienda tocar o tirar el objeto prohibido. Para el nifio, se trata de afirmarse, de sentirse causa, de obli- gar a los dems a prestarle atencién, De ese modo, K, Grogs informa del caso de un simio al que fe gustaba tirar de la cola aun perro que vivia con ¢l, cada vez que éste simulaba dormir. La alepria primitiva de destroir.y de tirar fue observada en un mona capuchino por la herma- na de C. J. Romanes, con una precision de de- talles de lo mis significativa.” El nifio no se limita a éso. le gusta jugar con su propio dolar, por ejemplo, irritandose con la lengua una muela enferma. También le gusta que io asusten. Asi, busca ora un dolor fisico, pero limitado, y dirigide, cuya causa es él, ora una-angustia psiquica, pero solicitada por él, que hace cesar a su antajo: Tanto aqui como alla son reconoctbles los aspectos fundamentales del juego: actividad voluntaria, conyenida, separd- day gobernada. Pronto nace el gusto de inventar reglas y de plegarse a cllas con obstinacidn, cueste lo que cueste: el nifio hace entences consipa mismo o con sus companeros tado tipo. de apuestas que son, como ya hemos visio, lag formas: elementa- lee del ager: camina a la pula coja, hacia -atras, cerrando fos ojos, o jueza a quid mirara el sol, scportara un dolar o permanecerd en una posiciin: molesta cl mavar tienypa. posible, *Observacidn citada pur Karl Grous, op, eit, pp. yy ceproducida en el “Expediente” (p, 29), of En general, Jas primeras manifestaciones de la Paidia no tienen nombre y no podrian tenerlo, PIccisainientc porque permancocn. aquende toda estabilidad, tode signa distintive z toda: exis- fencia claramente diferenciada, que permititia al vocabulario consagrar su autonomia median. te una denominacidén especifica, Pero en cuanto aparecen las convenciones, las téenicas, los wten- silios, aparecen con ellos los primeras juegos caracterizados: salto de rana, escondidillas, el cometa, Ia perinola, la resbaladilla, Ja gallina ciega, la mufieca. Aqui empiezan a bifurcarse las Vlas contradictorias del agon, del alex, de la mintery y del ilinx: Aqui interviene también el placer que se:sicnte al resolver una dificultad Creada, a voluntad, definida arbitrariamente, de tal anad ala postre, que el/hecho de salyarla 10.08 ninguna otra ventaja que la-satisfa intima de haberla seal - oS _Esta esfera, que es propiamente el fudus, tam- bien se puede descubrir en las diferentes cate- Borias de juegos, salvo en aquellos que se basan integramente en una pura decisién de la suer- te. Aparece como complemento -y como educa- Cidnde Ia paidia, a la cual disciplina y enrique- ce. Bute da ocasion a un entrenamiento, y normalmente desemboca en la conquista de una habilidad determinada, en la adauisician de ana macstria particular, en el manejo de tal o tual gparato o en Ja aptitud de deseubrir una Mesplesta satisfactoria a problemas de orden estrictamente convencional, ; Fe diferencia con ej agon es que en el fudus, A -fension y el talento del Jugadar se ejercen, fuera de todo sentimiento explicito de emula- cidn o de rivalidad: se lucha contra el obstaculo nO contra uno o varios competidores. En el ‘aspecto de la habilidad manual, se pueden: citar los jucgos del balero, del didbalo y del yoyo, Esos simples instrumentos utilizan de buena gana Jas leyes naturales bAsicas; por ejemplo, la gra- vedad y la rotacidén en el caso del yoyo, en que £e trata de transformar un movimiente rectili- neo alternative en movimiento circular continue. La cometa se basa en cambio en Ja explotacién de una situacidn atmosférica concreta. Gracias a ¢l, el jugador efectda a distancia una especie de auscultacién del cielo. Proyecta su presencia mas alla de los limites de su cuerpo. Asimismo, el juego de la gallina ciega ofrece la ocasidn de poner a prutba los recursos de la percepcidén sin recurrir a la vista.” Ficilmente se aprecia que las posibilidades del ludus son cast infinitas. Juegos como el solitario y el rompecahezas Pertenecen ya, dentro de la misma especie, a otro grupo de juegos: constantemente apelan al espiritu de calcula y de combinacidn. Eo fin, Jos crucigramas, las diversionces matematicas, los anagramas, los palindromas y los: Jogogrifos de diversos tipos, Ia lectura activa de novelas po- liciacas fes decir tratando de identificar al cul- pable), los problemas de ajedrez o de bridge constituyen, sin ingtrumentes, otras tantas va- Tiedades de la forma mas difundida y mis pura del lrcdas, Kant habia hecho ya esa observaciin, Vdase. Y- ae fee jeter d'enfanss, trad. francesa, Paris, 1926, B oo Siempre se aprecia una situacién inicial que Puede repetirse indefinidamente, pero con base en la cual se pueden producir combinaciones siempre nuevas, Estas suscitan asi en el ju- gador una emulacién de si mismo y le permiten apreciar las etapas de un avance del cual se enorgullece ante aquellos que comparten su gus- to. La relacién del Indes con. el agen es mani- fiesta, Por lo dems, como en el caso de los problemas de ajedrez o de bridge, bien puede suceder que el mismo juego aparezea ya como agen, va coma trees, La combinacidn de Wwedus y de ales no es me- nos frecuente: sé le reconoce sobre todo en los “solitarios”, én que el ingenio de las maniobras influye aunque en menor grado en cl resulta: do, y en Jas maquinas tragamonedas [pin-ball], en que el jugader puede, en minima proporcidn, calcular el impulso dado a la canica que marea los puntos y dirigir su recorrido, Lo cual no impide que, en esos dos ejemplos, sea el azar cl que decida en lo csencial, Sin embargo, el hecho de que el jugador no esté completamente desar- imado y sepa que, asi fuese en minima. parte, puede contar con su habilidad o su talento, bas. ta aqui para combinar la naturaleza del ludss con la naturaleza del ale. Asimismo, el dndws se combina gustosamente con la mimicry. En el caso mas simple, da los juegos de construcclones que siempre son jue- Sobre cl sorpresidente desarrollo cobrada por las MAguinas trapumonedas en el musde modernn y sobre las conductas fascinadas u obsesivas que proyocan, vddse el "Expediente” (p, 30). 70 gos de ilusion, tratese de los animales fabrica- dos.con tallos de mijo por los nifias dela tribu dopona; de las graas o de los automdéviles cons+ truidas articulanda liminas de acero perfora- das y poleas de algdn mecearea; o de los modelos a @scala, de avion o de barce, gue los adultos no desdcian construir minuciosamente. Pero, ofreciendo la conjuncian esencial, Ia represen- jacién de teatro es la que disciplina la mimtery hasta hacer de ella un arte rico en mil conven- cionalismos distintos, en técnicas refinadas y en recursos sutiles y complejos. Por medio de esa feliz complicidad, el juego demuestra plenamen- te su fecundidad cultural, En cambio, ast como no podria haber ahanza enire la petdia, que es tumulto y exuberancia, y el alea, que es espera pasiva de la decisidn de la slerle, eslremecimicnta inmovil y mudo, tam- poco podria haberla entre el /udus, que es caleu- fo vo combinacién, yoel tinx, que es arrebato puro. El gust por la dificultad vencida no put devintervenir aqui sinw para combatir el vértizo e impedirle constituirse en desconcierto o pa- nico, Es entonces escuela cel dominio de si, es- fueree dif por cunservar la sangre Fria o el equilibrio, Lejos de combinarse con eb flies, pro cura, como en el alpinismo y cl trapecio, la dis- ciplinag propia para neutralizar sus peligrasos efectos. Reducido a si mismo, el fudus al parecer sigue sienda imcampleto, una cspecie de mal menor destinado a combatir el hastio. Muchos nase resignan 4 ¢l sing ¢n espera de alpo mejor, hasta TL Ja Hegada de compaiieros que les permitan in- tercambiar, mediante un juego disputada, ese placer sin eco. Empero, incluso en el caso de fos juegos de habilidad o de combinacidn (so lilarios, crucigramas, acertijos, etc.) que exchu- yen la intervencidn de otra persona o la hacen indeseable, el Iudus na deja de alentar en el ju- gador la esperanza de acertar en el siguiente infénty allt donde acuba de fracagar, o de obte- her un niimero de puntos mis elevado que el que acaba de aleangar. De ese modo, se mani- fiesta de nuevo la influencia del agen, A decir verdad, da color a la atmdsfera gencral del placer obtenida al vencer una dificultad arbi- traria, En efecto, si un hombre solitario. prac- Mica cuda une de esos juegos y no da lugar a NiAguna compelencia, en cualquier momenta es facil hacer un concurso, dotado o no de premio, que los diarios, legado el caso, no pierden opor- tunidad de organizar, Tampoce por casualidad los aparalos tragamonedas se encuentran cn los cafés: es decir, en los lugares donde el usuario Puede agrupar en torny suye un piiblico en clemes. Por lo demads, hay una caracteristica del ludus (explicable, a mi modo de ver, por Is obsesid del agar) que no deja de pesar sobre él: y cs que depende cminentemente de la moda. El yoyo, el balero, el didbala y el rompecabezas de anillos han Aparecide y desaparecido coma por arte de Magia, Se han beneficiado de un entusiasmo que no ha dejade huella y que fue sustituide inmedintamente por otro. Pero siendo mas. cs- oy table, la boga de las diversiones: de naturaleza intelectual ne deja de estar delimitada por el tiempo: cl rebus, ef anagrama, e] acrdstico y la charada han tenido cada cual au momento, Es probable que los crucigramas y la novela pali- eisca correran la misma suerte, Un fendmeno de ese tipo seguiria siendo enigmatico si cl la- dus constiluyera una distraccién tan individual como parece. En realidad, lo bafia una atmds- fera de concurso. Sdlo se mantiene en la medi- da en que el fervor de algunos apasionados lo transforma en un ager virtual, Cuando le falta éste, cx impotente para subsistir por si mismo. En efecto, queda sostenido de manera insufi- ciente por el espiritu de competencia organiza- da, que a pesar dé todo no le es esencial; y no es materia de ningiin especticulo capaz de atraer multitudes, Permanece flotante y difuso o corre cl riesgo de constituirse en iden fija para el ma- niaco aislado que se consagra a él por entero y gue, para hacerlo, descuida cada vez mas sus relaciones con el prdjimo. La civilizacién industrial ha hecho nacer una forma particular de fudus: es el frobby, activi- dad secundaria, gratuita, emprendida y conti- nuada por gusto: coleccidn, arte por placer, ale- prias del befcalage o del pequciio invento; en una palabra, toda ocupaciém que aparece en priv mer lugar como campensadora de la mutilacidn de la personalidad gue trac consigo el trabajo en serie, de naturaleza automdtica y fragmen- taria. Esta comprobady que, en el abrero, cons tituida de nuevo en artesano, el fobby tomaba rE: la forma de constriccion de modelos a escala pero compleras, de las maquinas en Ja construc cian de las cuales est condenado.a no cooperar sino mediante un mismo ademan que se repite siempre, que no exiee de su parte nj habilidad ni inteligencia. El desquite contra Ia realidad: es aqui evidente: por lo demas, es positive y fe- cundo. Responde a una de las funclones mds altas del espiritu de juego. No es sorprendente que la civilizacién técnica contribuya a desarro- Harle, incluso a titulo de cantraptso de sus as- pee miis ie as El hobby es la imagen de a5 Tiras codlidades que i ai | = ae gue hacen posible el des- Be Una maner general, el fvdies propane. al desen primitive de retorar y divertirse unos absticulos arbitrarios renovados perpeluamen. fer invenia mil ocasiones y mil estructuras don- de-cneventran satisfaccién a ly vez el deseo de relajamionio » la necesidad de que el hombre no parcee poder librarse: la de wlilizar como pure desperdicie el saber, la aplicacidn, la ha. bilidad ¥ la inteligencia de que dispone, sin el dominio de si, sin la capacidad de resistir el su. Frimienta, la fatiga, ef panice o [a embriaguex. Por ese motivo, lo que yo llamo ladws repre: Senta en el juego el clemento cuyu alcance y fuya fecundidad culturales aparecen como los Mas sorpretduntes: No revela una actitud psi- colégica tan clara como el wagon, el alea, la mi- micry 0 el ilinz pero, disciplinanda a la paidie, trabaja indistintamente para dara las categorias fundamentales Hi jane les del juego su pureza Yo SU exce- Por Jo demas, cl ladis mo es fa Gnica metamor- fosis concebihle de fa paidia. Una civiltzacidn como la de la China cldsica inventa para cella un destina diferente. Hecha toda de sabiduria y de circunspeccion, la cultura china se orienta menos hacia la innovacién como idea precon- eebida. La necesidad de progresa y cl espiritu emprendedor le parccen facilmente una especic de comezdn sin fertilidad decisiva. En esas con- diciones, orienta naiuralmente la turbulencia, ¢l exceso de energia de la poidie en una direccion mas acarde con sus valores supremos, Y dste es cl momento de volver sobre el termine wen. Semin algunos, designaria etimologicamente la aceién de acariciar de manera indefinida un trozo de jade para pulirla, para sentir su sua: vided o pura acompafiar un ensueto. Tal vex a causa de ese origen, saca a la luz otro destino de la peidia. La reserva de agitacian libre que la define en un principio, al parecer deriva en csc caso, nu hacia la proeza, el edlenlo y la di- ficultad vencida, sino hacia la calma, Ja pacien- cia y el suefo vano, En efecto, el cardcier wan designa en esencia toda clase de ocupaciones semumaquinales que dejan al espiritu distraido y vagabundo, clertos jucgas complejos que le emparentan con el [udus y, al misma tiempo, la meditacién despreacupada y la contemplacian perezosa. El tumulto y el estruende se -designan me- diante la expresion jeou-nao, Lteralmente “‘ar- diente-desorden”. Compueste can ese mismo tér ming vac, cl caracter wer evoca toda conducta exuberante y alegre. Pero debe combinarse can re BILE UpIGMe, weiitimur ap aIQLI shpely Band ON, ta “AjuaMP URIs eae p me a OUND jo Seb pe wap stunned? Anur BI9NEUE. ap Ueayist> as sponf Soy “[baian runinjoo Epes ug Peratad oa elo epson Ophaw asda jap sai78 OL [de apo Save fuop og EL sy ap snipdound | ROSH | ans Ana OO eapericour | HyEad ou UByU, SEpuoe SIOLTES (aiaiajadureg) Nooy {pianist vary (Otonpris) AHOLMEY leaepa) XNTT] Sodan! so] ap uptomgiisny "| odavaz a Boe et om 2.4 2239 ere By kn a Ga coo Red pees «= Lug a Ezsssaee Saab eo & G6 SE 9! s wf baa PS Upe eg ha= ee ee ea E2299 535 Sh, Pte BS ego Ba oo he Bre eae a Cato 7 as Bag bea ogee Sf68e 28.357 EB Gus oon aeaeescet am ft 4 5G pea Jos fe Bea eos sy ata oo. bse Bit pe cae? ot hey Spo e.3s PSEC ae HaSeeeeeeg ey eee is er mel TIL LA VOCACION SOCIAL DE LOS JUEGOS Et Juco no sdlo es distraceian individual, Tal vez lo sea, incluso, con mucho menor frecuencia de lo que se cree. Cierto es. que existen algunos Juegos, sobre todo juegos de destreza, en que se manifiesta una habilidad enteramente persunal ¥ donde no seria sorprendente que se jugara Sulo. Pero Jos juegos de desireza pronta apare- cen como juegos de competencia en la desireza y¥ de ello “hay una prueba evidente. Por indivi- dual que imaginemos cl artefacto con cl cual se qeega; cometa, trompo, yoyo, didbolo, balera o aro, pronto nos cansariamos de jugarlo si na hubiera ni.competidores ni espectadores, cuan- do menos yirtuales. Un clemento de rivalidad aparece en esos diversos cjercicios y cada quien trata de deslumbrar a los rivales, tal vez invisi- bles o ausentes, realizando proezas sin preceden- tes, sobrepujands en-la dificultad, estableciendo Miitcas precarias de duracién, de rapidez, de precision, de altura, en una palabra, obtenien- do. gloria, aunque sea a sus propios ojas, de cualquier realizacién dificil de igualar. De ma- fera general, el poseecor de un trampo ya no 86 divierte en medio de apasionades del balera ni tA aficionada a la cometa entre un gTupa acu: Pade en jugar al aro, Los propictarios de los 80 a mismos Juguctes se redinén en un lugar consa- grado por la costumbre o simplemente como- do: allf miden su habilidad, Con frecuencia, en ello consiste lo esencial de su placer, La proclividad a la competencia no permanece mucho tiempo implicita y espontanea, Acaba por precisar un reglamenio, adoptado de comin acuerdo, Asi, cn Suiza se conocen concursos de cometas en toda reela, Se proclama vencedor al artefacto que vuele mas alto. En Oriente, la Iu- cha adopta el aspecto de un torneo caracteriza- do: durante cicria distancia a partir del vela- men, la cuerda del aparalo se unta con per al gue se pegan pedazos de vidrio de artistas cor- tantes. Se trata de cortar, cruzandola con virtuc- sismo, la cuerda de los dems plancadores: ence- nada competencia ésta, surgida de una recreachin que no parece prestarse a ella en principio. Otro ejemplo sorprendente del paso de una diversion solitaria @ un placer de competencia ¢ incluso de especticulo es el balero. El de los es- quimales representa de manera muy esquemuiti- ca un animal: un oso a un pez. Esta horadado con multiples perforaciones. E! jugador debe en- sartarlas todas en un orden determinado, con el estilete en toda la mano, Luego, vuelve a em- pezar la serie con el estiicte sostenida en el indi. ce cerrado; después, con el estilete saliendo del pliegue del code, luego sujeto entre los dientes, mientras el cuerpo del instrumento describe fi Buras cada vex mis complicndas, Cada jugada Fallida obliga al jugador torpa a pasar el arte: facto a un rival. Este emprende Ja misma prer eresidn, trata de compensar su retraso o de ta- ab tmair ventaja, Al tiempo que lanza y atrapa cl balero, cl jugador mima una aventura o analiza una accién. Cuenta un viaje, alguna caceria o un combate, enumera las diferentes fases del desta- gado de la presa, operacion que ex monopolio de las mujeres, A cada nuevo hoye, anuncia triun. fante: 1 Ella toma su cuchille Corta la fora Le quita la piel Saca los intestinos Abre el pecha Saca las entranas Saca las costillas Saca la columna vertebral Quita la pelvis Quita los miembros posteriares Quita Ia cabeza Quite la grasa Dobla Ja piel en ios La empapa en la ovina La pone a secar al sol; ctedtera, ; En ocasiones, el jugador fa emprende con su rival y en la imaginacion emprende la tarea de cortarlo en pedazos: Te ascsto un golpe Te mato Te corte Ia cabeza Te corto un brazo Y lueeo el otro Te corte una. piérna Lueeo Ja otra Los pédazos a las perros Los perros commen... ¥ oo silo los perros, sino también los zorros, los cucrvos, los cangrejos y todo lo que se Ie ocurre, Antes de volver a la lucha, ¢l otro pre. viamente tendra que recanstruir su cuerpo en el orden inverso. Esa persecucion ideal va subra- yada por los clamores de los asistentes, que si- fuen con-pasidn los episodios del duelo. En ese esiadio, ¢l juego de destreza evidente- mente cs fendmeno de cultura: apoyo de la’ co- municacién y de-alegria colectiva en cl Frio y la larga oscuridad de Ia moche drtica, ¥ ese caso exlremo 00 © ninguna excepcidn, aunque ofre- cela ventaja de sugerit hasta qué punto el juego mas individual por su naturaleza o su destina se presta Gicilmente a toda clase de desarrollos y de enriguccimientos que, dado el caso, no se hallan lejos de hacer de Gl una especie de insti- tucién. Se diria que algo le falta a la actividad }del juego cuando queda reducida a un simple cjercicia solitaria. Por lo general, los jucgos no alcanzan su ple- nitud sina en el momento cn que suscitan una resonancia cdunplice. Inchiso cuando, en prin cipio, Jos jugadores podrian sin ningdn incon- veniente entregarse a cllos aisladamente y cada cual por su jada, Ios juegos pronto se eanstitu- yen en pretextus de concurso o de especticulos, como acabamos de coumprobario en el caso de la cometa y del balero. En efecto, la mayor parte de cllos aparecen como pregunta y respueste, coma desalio y réplica, provecacién y comlar 83 gio, efervescencia o tensidn compartida, Tienen nectesidad de presencias alentas y simpatizantes. Es posible que ninguna de las categorias de juegos se libre de esa ley, Incluso log juegos de agir parecen ser mig atractivos en la mul- Hitud, si no esque en el barullo, Nada impide a los jugadores comunicar sus apuestas por telé fono 0 arriesgarlas coémodamente en casa de uno deellos, cn alpin salén discreto, Pero no, pre- fieren estar alli, apretujados por la afluencia quce-atesia el hipédromo:a el casino, ya que su placer y su excitacién aumentan con el estre- Mecimiento fraterno de una raultitud de desco- hocidos. Asimismo, es penoso encantrarse solo en uma sala de espectaculos, inclusa en el cine, pese a ja ausencia de actores que sufran Por ese vacio. Por otra parte, cs claro que nos disfrazamas y Hos ehimascaramos para los dem4s, En fin, los Juegos de vertigo caben bajo el misma aparta- do: el sube y baja, el tiovive ¥ ef tobogiin exigen Por su parte tna efervescencia y una Hebre colectivas que sostienen y alientan el. aturdi- Michie que provacan, Asi, las diferentes categorias de juegos, cl ager (por definicin), cl ated, Ia mimicry, el iiinx su- ponen, no la soledad sino la compaiiia. Sin em- bargo, las mas de las veces se trata de un circa. lo necesarlamente restringido. Como cada cual debe jugar cuando le toca, evar eu juego a la vee sculin su entender y como lo ordenan las re. alas, el miimero de jugadores na podria multi- plicarse al infinite, por poco que todos inter. Wengan activamente. Una partida no soporta sino a4 A ere un grupo limitade de compsfieros, asociadas o no. Entonees, el juego aparece gusiosamente come una ocupacion de pequeiios grupos de ini- Ciados o de aficionados, que sc entregan aparte y Por unos instantes.a su diversidn favorita, Sin embargo, una multitud de espectadores favore- ce la nimicry, exactamente como una turbulen- cia colectiva cstimula cl ilinx y a su vex se ali- menta de él, En determinadas circunstancias, inclusa las juegos cuya naturaleza parecia destinarlos a ser jugados entre pocos jugadores rebasan cse limi- te y se manificstan en formas que, a pesar de stguir pertencciendo sin duda alguna al terreno del juego, no dejan de reclamar de ¢l ona or- ganizacion desarrollada, un aparate complejo y un personal especializado y Jerarquizado. En una palabra, suscitan estructuras permanentes y delicadas, que hacen de! juego una institucidn de caracter oficioso, privado y marginal, a ve ces clandestine, pero cuyo statis aparece nota: blemente seguro y durable, Cada una de esas categorfas fundamentales del juege presenta de ese modo aspectos socia- lizados que, por su amplitud y su estabilidad, han adquirido carta de naturalizacidn en Ia vida colectiva, Para el agon, esa forma socializada es en esencia el deporte, al cual se agregan pruchas impuras que mezclan insidiosamente el mérito y la suerte, como los jueges radiofinicas y los concursos que dependen de la publicidad co- mercial; para el alea, son los casinos, los campos de carreras, las loterias de Estado y Io varie dad de juegos administrados por grandes so- a5 ciedades de apucstas; para la mimicry, las artes del especticulo, desde la dpera hasta las mario- netas y el guifol y, de una manera mas equive- ca, onentada ya hacia el vertigo, cl carnaval y el baile de disfraces; Finalmente, para el inex, la feria ambulante y las ocasiones anudles ciclicas, de francachela y de jabilo populares. Todo un capitulo del estudio de los juepos debe examinar esas manifestaciones mediante las cuales los juczos encajan directamente en las cos- tumbres cotidianas. Esas manifestaciones con- tribuyen en efecto a dar a Jas diferentes culturas aleunos de sus usos y de sus instituciones mds facilmente identificables. IV. LA CORRUPCION DE LOS JUEGOS CuaNpo se traté de enumerar las caracteristicas gue definen el juego, éste aparecid como une actividad: 1%, libre; 2%, scparada; 3°, incicrta; 4", improductiva; 5°, replarmentada; 6°, Ficticia, quedando entendida que las dos tiltimas caruc- teristicas suclen cacluirse una a otra. Furamente formales, esas seis cualidades re- velan bastarite poco sobre las diferentes actitu- des psicoldgicas que ripen los juegos, Oponien- do fuertemente cl mundo del jucgo al mundo de Ja realidad, y subrayando que el juego es en lesencia una actividad parte, permiten prever que teda contaminacion con fa vida corriente amenaza com corromper y arruinar su propia naturaleza. Desde csc momento, puede ser interesante pre- guntarse qué ocurre con los juegos cuando la divisidn rigurosa que separa sus reglas ideales de las leyes difusas e Insidiosas de la existencta cotidiana pierde su claridad mecesaria. Cierta- mente, no podrian extenderse (al cual més alla del terreno (tablera de ajedrez o de damas, lia, pista, estadio o escenaria) que les esté reserva: do, o del ticmpo que se les ha concedido y cuyo fin significa de manera inexorable el cierre de un parénicsis. Por necesidad, los juegos adopta- ran formas bastante distintas y sin duda a veces inesperadas, a7 Ademis, en el juego, un codigo estricto y ab: solute gobicrna por sf solo a aficionados cuya aceptacion previa aparece como Ja condicién Misma de su parlicipacién en una actividad als- lada y enteramente convencional, Pero, ¢y si de pronto la convencidn ya no se acepta o no se siente como tal? :¥ si el aislamiento ya no se res- peta? Con toda seguridad, ni las formas ni la libertad del juego pueden subsistir, Tirdnica y

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