Está en la página 1de 5

El Sol

Un nuevo da haba llegado y nuestro amigo el Sol ya estaba listo para salir. Desde bien temprano, ya estaba preparndose para que el da fuera " Un Gran Da ". Sin darse cuenta lleg su hora y el cielo se visti de luz y color. Nuestro amigo el sol estaba muy contento, pues ninguna de esas nubes traviesas haba venido a tapar su resplandor hoy. Desde el cielo, vea a los nios jugar y rer en el parque, la playa... y se senta feliz porque saba que en parte era gracias a l. Observando a un grupo de nios, escuch como contaban lo que iban a hacer cuando se hiciera de noche, el Sol escuch muy atento como uno de esos nios deca: " Que ganas tengo de que se haga hoy de noche, porque son las fiestas de mi pueblo y esta noche van a celebrarlo, llenando el cielo de brillante cohetes, cohetes que son como estrellas..." El Sol se puso muy triste y no quiso seguir escuchando. l tambin tena ganas de ver esos cohetes, pero saba que no poda ser. Lleg la noche y el Sol se escondi. Esa noche estuvo muy triste pensando en lo bien que se lo estara pasando todos viendo esos bonitos cohetes. Tan triste estaba que estuvo varios das sin salir, se pasaba todo el da escondido. Un da cansado de esa soledad decidi salir y se dio cuenta de que todos al verle estaban muy contentos y se notaba que le haban echado mucho de menos. Entonces se sinti muy feliz y se dio cuenta de que, aunque no siempre podemos hacer lo que nos gusta debemos sentirnos felices de lo que somos e intentar que todos los dems tambin lo sean.

La Nuez de Oro
La linda Mara, hija del guardabosques, encontr un da una nuez de oro en medio del sendero.- Veo que has encontrado mi nuez. Devulvemela -dijo una voz a su espalda.Mara se gir y se encontr frente a un ser diminuto, flaco, vestido con jubn carmes y un puntiagudo gorro. Podra haber sido un nio por el tamao, pero por la astucia de su rostro comprendi la nia que se trataba de un duendecillo.- Vamos, devuelve la nuez a su dueo, el Duende del Bosque - insisti, inclinndose con burla.- Te la devolver si sabes cuantos pliegues tiene en la corteza. De lo contrario me la quedar, la vender y podr comprar ropas para los nios pobres, porque el invierno es muy crudo.- Djame pensar..., tiene mil ciento y un pliegues!Mara los cont. El duendecillo no se haba equivocado! Con lgrimas en los ojos, extendi el brazo para darle la nuez.-Gurdala - le dijo entonces el duende: tu generosidad me ha conmovido. Cuando necesites algo, pdeselo a la nuez de oro.Sin ms, el duendecillo desapareci.Misteriosamente, la nuez de oro procuraba ropas y alimentos para todos los pobres de la comarca. Y como Mara nunca se separaba de ella, en adelante la llamaron con el encantador nombre de "Nuez de Oro".

El rbol maravilloso
En una pequea placetuela del pueblo de Concoverno, haba un precioso rbol, al que centenares de los habitantes de la localidad, haban trepado en su ms tierna infancia. Tan viejo era ya el rbol, que las autoridades del pueblo decidieron darle un merecido descanso, colocando a su alrededor una pequea valla, para impedir que los nios continuaran subindose a sus ramas. Una medida, que no le gust nada al rbol, ya que l disfrutaba enormemente de la compaa y las ocurrencias de los ms pequeos del lugar. Das y das pasaron, hasta que un osado nio llamado Guillermo decidi hacer caso omiso a las prohibiciones y trepar a una de sus fuertes ramas, en compaa de su amigo Agustn. Tan feliz estaba, al escuchar las confidencias que los dos amigos se hacan, que la vieja savia de su cuerpo, pareca rejuvenecer con cada palabra de los pequeos. Agradecido por la audaz accin de Guillermo, decidi ayudarle a conseguir eso que el nio tanto deseaba: ganar a las canicas, para evitar que todos se rieran de l y conseguir la atencin de Carlota. A la maana siguiente, todos quedaron sorprendidos por la gran pericia de Guillermo con las canicas. Incluso Carlota se dio cuenta de lo bueno que era, regalndole su ms preciada canica. Ms feliz que una perdiz, regres por la tarde al rbol, para contarle a Agustn sus proezas. Fue as como el viejo rbol, descubri lo mgico y maravilloso que poda ser, transformndose en el rbol de los Sueos.

Ana y Dana
Ana y Dana, volvan a casa junto a su abuela y sus padres en autobs. Mientras sus padres tenan que ir de pie, ellas consiguieron sentarse en dos de los asientos que quedaban libres. Ana, la ms tranquila, se acomod en uno y Dana, que era totalmente opuesta a su hermana, se sent sobre las piernas de su querida abuela. Como el trfico era muy denso y el autobs tena que ir muy lento, las piernas de la abuela comenzaron a cansarse del peso de su nieta. Para descansar un poco, dejo a Dana en el asiento, para ponerse de pie. Al ver esto su otra nieta, le dijo: -Abuelita, qudate con mi sitio porque ya me he cansado de estar ah y no quiero que te hagas dao. Al ver este gesto, su padre se dio cuenta de que no estaban educando a sus hijas por igual, ya que mientras Ana le dejaba su asiento a su abuela, la otra hermana permaneca ajena a la situacin, prestando atencin a lo que pasaba en el exterior. Cuando llegaron a casa y la cena hubo concluido, reuni a toda la familia en torno suyo y comenz a decir: -Familia, desde que hemos llegado a casa, he estado reflexionando sobre una cuestin. Creo que debemos intentar modificar algunos de nuestros comportamientos con las personas. Lo que ha hecho hoy Ana con la abuela, me ha hecho pensar, en que esta familia no es capaz de prestar ayuda a las personas cuando lo necesitan. Es por eso, que a partir de hoy, todos nosotros comenzaremos a mejorar nuestros modales, as como aprenderemos a ser mucho ms considerados con los dems, ya que nosotros tambin nos haremos mayores y necesitaremos que alguien nos trate con respeto.

Carlos y el caballo
La familia de Carlitos, era tan rica que poda pedir todo cuanto deseara, sin que importara el valor que tuviera. Tantos juguetes tena, que le daba exactamente igual el estado en el que se encontraba, ya que si se deterioraban, tan solo deba decrselo a sus padres para que compraran otro igual o mejor. Hasta que un da, harto de jugar con todos los juguetes del mercado, pidi a sus papas algo que nunca hubiera tenido en sus pequeas manos. Afortunadamente para ellos, su to Juan, consigui encontrar el regalo perfecto: un bonito caballo blanco. Encantado con este nuevo amigo, Carlitos jugaba con el todos los das e incluso, aprendi a montar para pasar ms tiempo con l. Desgraciadamente, pronto comenz a tratarle con el mismo desprecio y descuido que a sus juguetes, haciendo del animal, una sombra del caballo que era. Preocupado por el lamentable aspecto de su amigo, comenz a pensar en alguna solucin que le ayudara a recuperar su cara ms saludable. Una tarde, mientras paseaba por el bosque, descubri a una nia de su misma edad, con un caballo tan bonito como el que haba sido el suyo. Decidido a conocer su secreto, la sigui hasta su casa y vio como la pequea, cuidaba del animal con tanto mimo, que le hizo avergonzarse de la actitud que tena con el suyo. Acercndose a ella, le pregunto si poda ensearle a cuidar a su mascota de esa manera, algo a lo que ella contesto que s. Pasado un tiempo, en el que Carlitos estuvo muchas veces a punto de rendirse, al no ver ningn tipo de resultado, pero al final el caballo recupero su buen aspecto y su dueo fue tan feliz, que regalo muchos de sus juguetes a su nueva amiga y se prometi a s mismo, no volver a tratar mal a ninguno de sus juguetes.

La cola del len


La vida del pequeo Leo, transcurra en un tranquilo pueblecito, en el que viva junto a sus padres. Leo era un nio bastante delgado y pequeo, al que los nios del pueblo de al lado, estaban constantemente molestando. Por suerte para nuestro amigo Leo, un simptico mago, que por all pasaba, le regalo un objeto mgico, una cola de len que poda ponerse en la cintura, con el que nada tendra que temer, ya que el que la llevara, se convertira en un hermoso len. Al da siguiente, los otros nios comenzaron a meterse con el como siempre y cuando el miedo estaba comenzando a apoderarse de l, record las palabras del mago sobre los efecto de la cola de len que llevaba puesta. Justo en ese momento, una fuerza desconocida, recorri su cuerpo, hacindole enfrentarse con los abusones. Los otros nios, sorprendidos por el cambio de actitud de Leo y viendo que iba a enfrentarse realmente con ellos, salieron corriendo despavoridos. El pequeo Leo, pens que se haba convertido realmente en un len y se qued muy intrigado al ver que segua teniendo el mismo aspecto de siempre, tanto es as, que le pregunto al mago si se haba convertido realmente en un len. El mago le cont que era algo imposible y que nicamente le haba enseado a ser valiente y a que ningn nio se metiera con l por diversin.

El pirata Malapata
El pirata Malapata, era uno de los bucaneros con ms mala suerte que surcaba los mares. Todo lo que intentaba hacer, terminaba salindole al revs. Una vez, tuvo la genial idea de secuestrar a una princesa y pedir un gran rescate por ella, pero al hacerse de nuevo a la mar, uno de los caones del castillo, hizo blanco en su barco, permitiendo que la princesa quedara libre de nuevo. En otra de sus aventuras, encontr un enorme tesoro, que amenazaba con hundir su nueva nave. Para evitar quedarse sin barco, decidi esconder su botn en una isla cercana. Ocultado el tesoro de ojos indiscretos, se alejaron de la isla y cual no fue su sorpresa, cuando al mirar por ltima vez el lugar, vieron como un gran volcn entraba en erupcin y haca desaparecer su preciado botn.

Superado este trance, volvi a hacerse a la mar, en un da muy tormentoso. Mientras paseaba por la cubierta oteando el horizonte, una ola gigante lo arrastr fuera del barco. Aferrado al ancla, vio como un tiburn se acercaba peligrosamente hasta su posicin, con muy malas intenciones. Aterrado ante la idea de acabar siendo su merienda, salt con todas sus fuerzas al barco y arranc la bandera del mstil. Cansado de tantas malas pasadas, se retir de la vida pirata y cre en el puerto, un pequeo negocio, con el que todo le fue de maravilla.

La zorra y las uvas


En un bosque muy lejano, al llegar el medioda, una zorra muy hambrienta iba buscando su comida. Sin ningn inocente animalillo que llevarse a la boca, se encontr con una hermosa y frondosa parra, de la que colgaban unos hermosos y apetecibles racimos de uvas. Tanta era el hambre que tena, dejo de pensar en otras presas y se concentr en dar con la forma de alcanzar este pequeo manjar. Primero intent saltar todo lo alto que pudo para llegar a la primera uva del racimo y tirar de l hacia abajo, pero no consigui rozar tan siquiera su objetivo. Despus, se le ocurri la gran idea de trepar por su tronco y comer todo lo que estuviera a su alcance, pero sus uas no eran lo suficientemente fuertes para agarrarse a la parra. Tras muchos intentos, en los que nicamente consegua un fracaso tras otro, dijo en voz alta: -No pienso perder un minuto ms para atrapar unas uvas que no estn ni siquiera maduras. Si hay algo que no consigues tras muchos intentos, no debes impacientarte, pues tal y como hizo la zorra con las uvas, siempre podrs decir tan ricamente: No est maduro! y pasar de ello olmpicamente.

El calcetn de la suerte
Carlitos, era uno de esos nios que era incapaz de salir de casa sin llevar puestos unos calcetines que le haba regalado su abuela. Eran tan bonitos y calentitos, que al pequeo le encantaba llevarlos a todas partes, para enserselos a sus amigos. Un buen da, cuando su mam se los llev para lavarlos en la lavadora, uno de los calcetines desapareci sin dejar rastro. Enterado de la noticia, el pobre Carlitos se puso tan triste, que se negaba a salir de casa, hasta que volviera a aparecer su calcetn perdido. A tal grado lleg su disgusto, que sus padres tuvieron que llamar a su abuela, para que intentara convencerle. Tras descansar de su largo viaje, la abuela Carmen entr en la habitacin del pequeo y le dijo: -Por qu lloras mi chiquitn? -Ay abuela-dijo hecho un mar de lgrimas-no se como ha pasado, pero alguien me ha quitado uno de los calcetines que me regalaste. -Ya se que te gustaban mucho, pero seguro que ese calcetn est ahora en un lugar mucho mejor. -Pero abuela-dijo gimoteando- Cmo puedes decir eso? -Porque esos calcetines que te regal, son mgicos y llevan la buena suerte a aquel que le hace falta. Tu ahora solo tienes uno, porque en algn lugar del mundo, hay otro nio al que le hace falta tener ms suerte que t. -Entonces abuela, este tambin se marchar? -Puede hacerlo, a menos que me prometas dejar de llorar y vuelvas al colegio con tus amigos. Lo prometes? -Lo prometo abuela. Cuando un calcetn se pierda y no puedas dar con su paradero, recuerda que quizs est ayudando a alguien a resolver sus problemas.

El labrador y sus hijos


Tras muchos aos de duro trabajo, un viejo labrador, comenz a notar que sus fuerzas iban mermando cada vez ms. Como no quera que sus tierras fueran abandonadas tras su muerte, traz un plan, para que sus hijos aprendieran a cuidarlas, sin darse cuenta. Cuando tuvo todo apunto, les llam hasta su presencia y les anunci: -Queridos hijos mos, siento que mi fin se est acercando; id a la via que con tanto amor llevo cultivando todos estos aos y buscad aquello que escond para cuando llegara este da. Pensando que se trataba de un enorme tesoro, corrieron raudos y veloces al lugar que su padre les haba indicado. All, cavaron y cavaron durante horas, hasta que no quedaba ni un solo centmetro de tierra sin remover. A pesar de su empeo y del esfuerzo realizado, no encontraron nada que mereciera la pena vender. Apesadumbrados por el engao de su padre, se marcharon a su casa, sin sospechar el verdadero propsito de su progenitor. Meses despus, cuando uno de los hermano pasaba por all, descubri que todo su trabajo no haba sido en balde, ya que la via estaba llena de apetitosos frutos, con los que pudieron enriquecerse.

También podría gustarte

  • Cultura Maya
    Cultura Maya
    Documento19 páginas
    Cultura Maya
    felipe45922948
    Aún no hay calificaciones
  • Suchitepéquez
    Suchitepéquez
    Documento3 páginas
    Suchitepéquez
    felipe45922948
    Aún no hay calificaciones
  • 3 Paises
    3 Paises
    Documento2 páginas
    3 Paises
    felipe45922948
    Aún no hay calificaciones
  • Artesanias de Antigua
    Artesanias de Antigua
    Documento1 página
    Artesanias de Antigua
    felipe45922948
    Aún no hay calificaciones
  • Cosmovisión Maya
    Cosmovisión Maya
    Documento2 páginas
    Cosmovisión Maya
    felipe45922948
    75% (4)
  • La Pobreza
    La Pobreza
    Documento1 página
    La Pobreza
    felipe45922948
    Aún no hay calificaciones
  • Nómada
    Nómada
    Documento1 página
    Nómada
    felipe45922948
    Aún no hay calificaciones
  • Cuento S
    Cuento S
    Documento5 páginas
    Cuento S
    felipe45922948
    Aún no hay calificaciones
  • Under Oath
    Under Oath
    Documento9 páginas
    Under Oath
    felipe45922948
    Aún no hay calificaciones
  • Albert Einstein
    Albert Einstein
    Documento4 páginas
    Albert Einstein
    felipe45922948
    Aún no hay calificaciones
  • Botánica
    Botánica
    Documento2 páginas
    Botánica
    felipe45922948
    Aún no hay calificaciones
  • Etnia
    Etnia
    Documento3 páginas
    Etnia
    felipe45922948
    Aún no hay calificaciones
  • Ciencia
    Ciencia
    Documento1 página
    Ciencia
    felipe45922948
    Aún no hay calificaciones
  • Romanos 1
    Romanos 1
    Documento1 página
    Romanos 1
    felipe45922948
    Aún no hay calificaciones