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JULEN AGIRRE OPERACION COMO Y POR QUE EJECUTAMOS A CARRERO BLANCO EDICIO! Ruedo Le iberico R 1974. Ediciones Mugalde, Hendaye 1974. Ruedo Iberico, Paris PREFACIO. Lo que sigue es un documento verdaderamente excepcional. Mis relaciones de solidaridad militante con la Organizacion revoluciona ria vasca ETA (Euskadi Ta Askatasuna) hicieron posible el que yo lo recogiera. Fue mi “contacto” el que vino a verme con una deci- sién muy conereta: La Direccién ordenaba al Comando Txikia, res- ponsable de la ejecucién de Carrero Blanco, hacer un libro y habia pensado en mi como redactor. Ni qué decir tiene que acepté encantado, Concertamos una cita y a los tres dias me recogia un militante en un punto de Gipyzkoa y, segun creo, me trasladaba a otro punto de Bizkaia, pero eso ya son suposiciones mias porque la realidad es que no podria, por mucho que lo intentara, decir nada al respec- to, Desde que monté en aquel coche y el compafiero me indicé que, por razones de seguridad para todos, era necesario que me pusiera las gafas -unas gafas oscuras, opacas, ajustadisimas-perdi la nocién del espacio en que me movia. Dando tumbos por caminos y carre- teras de segundo orden, sentado junto a un desconocido chéfer que me hablaba amablemente, durante mas de una hora tuve la impresion de ser un extratio secuestrado camino de algun segurisimo refugio. Gscurecia cuando llegamos y, efectivamente, se percibia que en fave! lugar no corriamos ningiin peligro. Desde el momento en que {ui presentado al Comando comprendi que la convivencis Ihe ace facil, cOmods y que aquetia corriente de simpatia mitua, llora ake calor humano, iba a simplificar las cosas. Durante ocho intensos dias y gran parte de sus noches, grabamos, fjscutimos y erminé siendo uno mas en la participacién de tos pro, blemas que surgieron. Se comprendera que todo este materay hg sido imposible recogerio aqui. En una Organizacion viva como la nuestra, en continua efervescencia, que busca y aprende sobre la Practica, son muchos los problemas que se plantean sus militantes ¥ grande la tentaci6n de dejar testimonio de ellos. Pero se trataie Ge dar lo més claramente posible el como y el porqué de la “Opera, ‘sion Ogro’” y no de hacer un voluminoso trabajo tedrico.,. Me hing Zontentos de hacerlo -porque asi lo han elegido- y nada “extraordi jarios"': unos hombres conscientes de que hay que liberar a nucs 0 pueblo y consécuentes con lo que piensan. He creido impor ante sefalar exe aspecto sorprendentee inécito, que rompe el mito, [Ro somos ni dioses ni héroes... hombres normales... que hacen loc 3o8as..." dijo en cierta ocasién Jon. Tenia razén, hombres normals ue, Por supuesto, quieren ganar esa libertad, Libertad y alegria, ‘0 diria que e:0s dos signos presidieron los ocho dias inolvidaple lus pasamos juntos... Estamos tan acostumbrados a que al hablor tela revolucion se adopten actitudes graves, trascenderitales, herer 28 a veces y sacrificadas otras, que {a sencillez y la humanidad de 2§ compafieros me reconcilid con muchas cosas. Y el dia que nos @PaLaMOS. que cada uno volvimos a nuestros respectivos trabajos, © uve 1a certeza de que habia aprendida una gran leceién ve alucionaria, $5 Nombres con que los miembros del Comando figuran en este TGumento, son imaginarios, pero eso es lo Unico imaginario de > [a Policia han sido, naturalmente, “*maquillados”, pero en tena dno {ePlendece, como se dice en la jerga judicial, la verdad ¥ ‘da mas que la verdad, aunque no -por razones obvias. toda I. ‘dad... Al final se incluyen una serie de documentos que ilustean esclarecen lo que se habla en el texto. He creido importante in “también ura declaracion ampliamente difundida en Cuskady ‘nbién en sectores politizados del Estadio Espatiol por el Comondo 6 ‘Txikia, en la que se exponen una serie de razones que muchos tles: conocen, Nos despedimos. El coche se puso en marcha. Volvié el compafiero a darme las gafes y empez6 a silber una de nuestras canciones. Me habia recogido las cintas, las habia guardado y decia que me las entregaria en lugar seguro. Con los ojos tapados, lo mismo que a la ida, sentia una alegria especial muy distinta a la inquietud 0 al te. mor del primer encuentro. Como sila alegria del Comando me hu- biera comunicado valor para afrontar empresas més dificiles. Una alegria especial, liberadora, tal vez la alegria que solo pueden sentir fos que luchan por la liberacién de su pueblo, Entre salto y salto, a través de los caminos tortuosos, recordaba que Txabi habia dicho una noche que un militante debe ser un hombre completo, que la especializacién deformaba, restaba posibilidades... Y yo pensaba en un intercambio de frentes, en que tal vez fuera el momento de salirme por algin tiempo del frente de la cultura y pasar a aprender algo en el de las armas... Pensaba también en lo necesitado que est el movimiento revolucionario de humor, de distension, de libertad. —éNo tendras miedo ahora? —dijo riendo el compariero. Estamos Hegando ya. Puedes quitarte las gafas. Recobré el paisaje. Nos abrazamos fuerte y nos despedimos. A la hora empezaba a escribir este reportaje del Comando Txikia. Julen Agirre. En un lugar de Euskadi Sur.

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