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Botella al mar

Pongo estos seis versos en mi botella al mar Inútil soy


con el secreto designio de que algún día Por seguir de las cosas el compás,
llegue a una playa casi desierta A veces quise, en este siglo activo,
y un niño la encuentre y la destape Pensar, luchar, vivir con lo que vivo,
y en lugar de versos extraiga piedritas Ser en el mundo algún tornillo más.
y socorros y alertas y caracoles. Pero, atada al ensueño seductor,
De mi instinto volvía al oscuro pozo,
Mario Benedetti, Inventario I (1980) Pues, como algún insecto perezoso
Y voraz, yo nací para el amor.
Inútil soy, pesada, torpe, lenta,
Mi cuerpo, al sol, tendido, se alimenta
El mensaje Y sólo vivo bien en el verano,
Cuando la selva huele y la enroscada
Como el que Serpiente duerme en tierra calcinada;
arroja Y la fruta se baja hasta mi mano.
una botella
al mar. Alfonsina Storni, Ocre (1925)

Como el que
la arroja
vacía.
La carencia
Como el que Yo no sé de pájaros,
la arroja no conozco la historia del fuego.
vacía: Pero creo que mi soledad debería tener alas.
y ese es su
mensaje. Alejandra Pizarnik, Las aventuras perdidas (1958)

Leónidas Lamborghini, Circus (1986)


Fusilamiento Construcción
1
Van a fusilar Amó aquella vez como si fuese última,
besó a su mujer como si fuese última,
a un hombre que tiene los brazos atados: y a cada hijo suyo cual si fuese el único,
hay cuatro soldados y atravesó la calle con su paso tímido.
para disparar. Subió a la construcción como si fuese máquina,
Son cuatro soldados alzó en el balcón cuatro paredes sólidas,
callados, ladrillo con ladrillo en un diseño mágico,
sus ojos embotados de cemento y lágrima.
que están amarrados, Sentóse a descansar como si fuese sábado,
lo mismo que el hombre amarrado que van a matar. comió su pobre arroz como si fuese un príncipe,
2 bebió y sollozó como si fuese un náufrago,
-¿Puedes escapar? danzó y se rió como si oyese música
-¡No puedo correr! y tropezó en el cielo con su paso alcohólico.
Y flotó por el aire cual si fuese un pájaro,
-¡Ya van a tirar! y terminó en el suelo como un bulto fláccido,
-¡Qué vamos a hacer! y agonizó en el medio del paseo público.
-Quizás los rifles no estén cargados... Murió a contramano entorpeciendo el tránsito.
-¡Seis balas tienen de fiero plomo!
-¡Quizás no tiren esos soldados! Amó aquella vez como si fuese el último,
besó a su mujer como si fuese única,
-¡Eres un tonto de tomo y lomo! y a cada hijo suyo cual si fuese el pródigo,
3 y atravesó la calle con su paso alcohólico.
Tiraron. Subió a la construcción como si fuese sólida,
(¿Cómo fue que pudieron tirar?) alzó en el balcón cuatro paredes mágicas,
Mataron. ladrillo con ladrillo en un diseño lógico,
sus ojos embotados de cemento y tránsito.
(¿Cómo fue que pudieron matar?) Sentóse a descansar como si fuese un príncipe,
Eran cuatro soldados comió su pobre arroz como si fuese el máximo,
callados, bebió y sollozó como si fuese máquina,
y les hizo una seña, bajando su sable, un señor oficial; danzó y se rió como si fuese el próximo
eran cuatro soldados y tropezó en el cielo cual si oyese música.
Y flotó por el aire cual si fuese sábado,
atados, y terminó en el suelo como un bulto tímido,
lo mismo que el hombre que fueron los cuatro a matar. agonizó en el medio del paseo náufrago.
Murió a contramano entorpeciendo el público.
Nicolás Guillén, Cantos para soldados y sones para turistas
Amó aquella vez como si fuese máquina,
(1937) besó a su mujer como si fuese lógico,
alzó en el balcón cuatro paredes fláccidas,
Sentóse a descansar como si fuese un pájaro,
Y flotó en el aire cual si fuese un príncipe,
Y terminó en el suelo como un bulto alcohólico.
Murió a contramano entorpeciendo el sábado.

Chico Buarque (1971)

Poema 20
Puedo escribir los versos más tristes ésta noche. ¿Por qué persistes, incesante espejo?
Escribir por ejemplo: “La noche está estrellada ¿Por qué duplicas, misterioso hermano,
y tiritan, azules, los astros a lo lejos.” el menor movimiento de mi mano?
El viento de la noche gira en el cielo y canta. ¿Por qué en la sombra el súbito reflejo?
Puedo escribir los versos más tristes ésta noche. Eres el otro yo de que habla el griego
Yo la quise, y a veces ella también me quiso. y acechas desde siempre. En la tersura
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. del agua incierta o del cristal que dura
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. me buscas y es inútil estar ciego.
Ella me quiso, a veces yo también la quería. El hecho de no verte y de saberte
Cómo no haber amado sus grades ojos fijos. te agrega horror, cosa de magia que osas
Puedo escribir los versos más tristes ésta noche. multiplicar la cifra de las cosas
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. que somos y que abarcan nuestra suerte.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Cuando esté muerto, copiarás a otro
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. y luego a otro, a otro, a otro, a otro...
Que importa que mi amor no pudiese guardarla
la noche está estrellada y ella no está conmigo. Jorge Luis Borges, Obra poética 2 (1977)
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca y ella no está conmigo. En la carpeta
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros desde entonces ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuanto la quise. Tomé mi amor que asombraba a los astros
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. y le dije: señor amor,
De otro será de otro, como antes de mis besos. usted crece de tarde, noche y día,
Su voz, su cuerpo claro, sus ojos infinitos. de costado, hacia abajo, entre las cejas,
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. sus ruidos no me dejan dormir, perdí todo apetito
y ella ni nos saluda, es inútil, inútil.
Es tan corto el amor y tan largo el olvido.
De modo que tomé a mi amor,
Por qué en noches como ésta la
le corté un brazo, un pie, sus adminículos,
tuve entre mis brazos.
hice un mazo de naipes
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
y ante la palidez de los planetas
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa
me lo jugué una noche lentamente
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
mientras mi corazón silbaba, el distraído.
Pablo Neruda, Veinte poemas de amor y una canción Juan Gelman, Gotán (1962)
desesperada (1924)

Al espejo Espantapájaros 21
Que los ruidos te perforen los dientes, como una lima de
dentista, y la memoria se te llene de herrumbre, de olores
descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros, una pata de Desayuno
araña; que sólo puedas alimentarte de barajas usadas y que
el sueño te reduzca, como una aplanadora, al espesor de tu
retrato. Echó café
Que al salir a la calle, hasta los faroles te corran a patadas; En la taza
que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte ante los Echó leche
tachos de basura y que todos los habitantes de la ciudad te En la taza de café
confundan con un meadero. Echó azúcar
Que cuando quieras decir: “Mi amor”, digas: “Pescado En el café con leche
frito”; que tus manos intenten estrangularte a cada rato, y Con la cucharilla
que en vez de tirar el cigarrillo, seas tú el que te arrojes en las
salivaderas. Lo revolvió
Que tu mujer te engañe hasta con los buzones; que al Bebió el café con leche
acostarse junto a ti, se metamorfosee en sanguijuela, y que Dejó la taza
después de parir un cuervo, alumbre una llave inglesa. Sin hablarme
Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto, para Encendió un cigarrillo
que los espejos, al mirarte, se suiciden de repugnancia; que tu Hizo anillos
único entretenimiento consista en instalarte en la sala de De humo
espera de los dentistas, disfrazado de cocodrilo, y que te Volcó la ceniza
enamores, tan locamente, de una caja de hierro, que no En el cenicero
puedas dejar, ni un solo instante, de lamerle la cerradura. Sin hablarme
Sin mirarme
Oliverio Girondo , ESPANTAJAROS (al alcance de todos) (1932) Se puso de pie
Se puso
El sombrero
Se puso
El impermeable
Porque llovía
Y se marchó
Bajo la lluvia
Sin decir palabra
Sin mirarme
Y me cubrí
La cara con las manos
Y lloré.

Jacques Prevert, 'Paroles', 1945


Dos y dos son cuatro…
¡Repitan! Dice el maestro
El mal estudiante Y el niño juega
El pájaro juega con él…
Dice que no con la cabeza Cuatro y cuatro ocho
pero dice que sí con el corazón Ocho y ocho dieciséis
dice que sí a lo que le gusta Y dieciséis y dieciséis, ¿cuánto es?
y dice que no al profesor Dieciséis y dieciséis son nada
está de pie Y mucho menos
le hacen preguntas De ninguna manera
y le plantean todos los problemas Treinta y dos
de pronto se echa a reír Y sigue la ronda.
y borra todo El niño ha escondido al pájaro
cifras y palabras En su pupitre
fechas y nombres Y todos los niños
frases y trampas
escuchan su canto
y a pesar de las amenazas del maestro
y todos los niños
entre el alboroto de los niños prodigio
con tizas de todos colores
escuchan su música
sobre el pizarrón negro de la desgracia y ocho y ocho desfilan a su vez
dibuja el rostro de la felicidad. y cuatro y cuatro y dos y dos
desfilan a su vez
y uno y uno desfilan también.
Y el pájaro lira juega
Tarea escolar Y el niño canta
Y el profesor grita:
Dos y dos son cuatro ¡Cuándo terminarán de hacer payasadas!
Cuatro y cuatro ocho Pero los demás niños
Ocho y ocho dieciséis… Escuchan la música
¡Repitan! Dice el maestro Y las paredes de la clase
Dos y dos son cuatro Se desploman tranquilamente.
Cuatro y cuatro ocho Y los vidrios vuelven a ser arena
Ocho y ocho dieciséis. La tinta vuelve a ser agua
Pero el pájaro lira Los pupitres vuelven a ser árboles
Pasa por el cielo La tiza vuelve a ser acantilado
El niño lo ve Y el portaplumas vuelve a ser pájaro.
El niño lo oye
El niño lo llama:
¡Sálvame
Juega conmigo
Pajarito!
Entonces el pájaro desciende
Y juega con el niño. Cenizas
(Pizarnik) a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
La noche se astilló de estrellas Pero tú te abrazas
mirándome alucinada como la serpiente loca de movimiento
el aire arroja odio que sólo se halla a sí misma
embellecido su rostro porque no hay nadie.
con música.
Tú lloras debajo del llanto,
Pronto nos iremos tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.
Arcano sueño
antepasado de mi sonrisa Pero hace tanta soledad
el mundo está demacrado que las palabras se suicidan.
y hay candado pero no llaves
y hay pavor pero no lágrimas.
Piu avanti
¿Qué haré conmigo?

Porque a Ti te debo lo que soy No te des por vencido, ni aun vencido,


no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
Pero no tengo mañana trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.
Porque a Ti te...
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
La noche sufre. no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.

Procede como Dios que nunca llora;


Hija del viento (Pizarnik) o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
Han venido. necesita del agua y no la implora...
Invaden la sangre.
Huelen a plumas, Que muerda y vocifere vengadora,
a carencias, ya rodando en el polvo, tu cabeza!
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo Almafuerte (Seud. de Pedro Bonifacio Palacios), Siete sonetos
y a la soledad medicinales, 1907
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.

Han venido
Poema con forma de pájaro (Jorge Eduardo Eielson - balan de mi
Perú)
ceo...
azul
brillante Cronos (Gerardo Diego)
el Ojo el
pico anaranjado
el cuello
el cuello
el cuello La luna colegiala
el cuello
el cuello en camisón de
el cuello dormir
el cuello
el cuello herido
apagó de un
pájaro de papel y tinta que no vuela soplo los relojes
que no se mueve que no canta que no
respira
animal hecho de versos amarillos
Y de mi corazón
de silencioso plumaje impreso
tal vez un soplo desbarata una
la misteriosa palabra que sujeta
sus dos patas
patas a
patas
patas una
patas
patas
patas van
patas
patas a mi mesa
cayendo

todas
Manuel Maples Arce
las
sudor
hojas
caricia
fría

y el hamaca
Guillermo Cabrera Infante
Haikus

Benedetti
Texto que se encoge
la poesía
dice honduras que a veces
la prosa calla

Y el dueño se achicó, si es que podía hacerlo Hay pocas cosas


todavía y tan ensordecedoras
como el silencio
fue el hombre increíblemente encogido,
pulgarcito Borges

La vasta noche
o meñique, el genio de la botella al revés y no es ahora otra cosa
que una fragancia.
se fue haciendo más y más chico,
Ésta es la mano
pequeño, pequeñito, chirriquitico que alguna vez tocaba
tu cabellera.
hasta que desapareció por
La vieja mano
sigue trazando versos
un agujero de ratones al para el olvido.

fondo-fondo-fondo, Juan José Tablada

un hoyo que LOS SAPOS

Trozos de barro,
empezaba Por la senda en penumbra
Saltan los sapos.
con

o
POEMA PARA UN NIÑO
Tengo miedo a perder la maravilla QUE HABLA CON LAS COSAS

(Federico García Lorca) En su lenguaje de pequeños gritos,


de claras risas sueltas, porque sí,
como el trino.
De silencios vehementes.
Tengo miedo a perder la maravilla De interjecciones adorables.
de tus ojos de estatua, y el acento Viajando y preguntando con los ojos.
que de noche me pone en la mejilla
Radiante como el bebé que posara hace años,
la solitaria rosa de tu aliento.
¡muchos años!... para el afiche del Jabón Cadum,
Tengo pena de ser en esta orilla
que yo vi en las esquinas de un París inefable,
tronco sin ramas; y lo que más siento Adolfo Enrique habla con las cosas,
es no tener la flor, pulpa o arcilla, conversa con las flores de la tela estampada,
para el gusano de mi sufrimiento. con sus juguetes diminutos,
con las navizas de un vecino huerto,
Si tú eres el tesoro oculto mío, con el durazno en flor pintado
si eres mi cruz y mi dolor mojado, por el viejito Chi pai Shi,
si soy el perro de tu señorío, con el duende del techo,
con la dama dormida del sillón
no me dejes perder lo que he ganado -en la copia del cuadro de Picassocon
y decora las aguas de tu río un hilo de luz, con una sombra
con hojas de mi otoño enajenado. en la pared, y acaso,
con otro niño igual, pero invisible,
que se llama Futuro,
y hacia él va cantando.

Llega hasta él cantando


entre veletas y panaderías.
Llega hasta él cantando
entre ferrocarriles, entre buques.
Llega hasta él cantando
entre tabernas, entre multitudes.
Llega hasta él cantando
entre gaviotas, entre florerías.
Llega hasta él cantando
entre poleas, entre chimeneas.
Llega hasta él cantando
entre retornos, entre despedidas. y los puentes calientes y los ríos fantásticos.
Llega hasta él cantando Cuando vayas al fondo del destino
entre palomas y guitarras. y un corazón, crecido con pan, esté esperando.
Llega hasta él cantando
entre gentes que saben por qué viven y mueren. Toma este mundo, es tuyo. Te lo entrego.
Llega hasta él cantando El oficio de hombre es bello y duro.
entre gentes que saben por qué ríen y bailan. La calle es ancha y larga.
¡Llega hasta él cantando! Su frontera, el recuerdo y el olvido.
Sus horizontes, algo que vendrá.
El verano plural que estalla en el prodigio No es puro idilio, no, pero es real y mágico.
de la Argentina, vio nacer su nombre. Digno de ser vivido y defendido
Adolfo, por Adolfo Rodríguez, un romántico, y superado y transformado
un soñador, un hombre. y andado por caminos de amor hacia la aurora,
Enrique por Enrique, mi hermano, una bandera, de los días risueños y en las tristes jornadas.
una pasión, un hombre. Y amado, amado, amado.
Toma este mundo. Te lo doy por nada.
Y pasarán las horas y las horas
El vivo sol de enero vibraba en la vereda. y crecerán tus años. ¡Ay, que ninguna pena
Y la ilustre León de las ásperas gredas destiña la amapola
y el río caudal de la caudal Asturias celeste de tus venas!
y el aire enamorado de morriña y donaire Y un mundo más hermoso, más para ti, más alto,
de las gallegas tierras, corrieron por los finos canales para ti, pequeñito,
de su sangre. porteño estilizado y compadrito,
Y hacia la noche lo besó la luna. pero como si fueras
rebrote de torito,
Toma este mundo, Adolfo Enrique, es tuyo. rebrote de torito de Guisando,
Te lo presento (“¡Gracias!”). Cuando yo sólo sea pues tu dulzura devendrá tu fuerza.
una querida voz que se ha callado, Gala de Buenos Aires, flor del día,
un plinto vegetal de enredadera, gajo triunfal de bien plantada madre:
un nombre en una lápida, quizás obliterado, Esta mujer que tiene algo de árbol
un yuyo del sendero, (la terca voluntad de hacer de ti,
has de seguir la marcha hacia el Octavo Día. el capitán de la imaginería,
Cantando, si tu voz quiere ser canto. la madera más noble, el viento más alegre,
Combatiendo, si sigue la pelea. perfumado en el sol y la armonía).
Y después, ya maduro, el mundo nuevo
que ayudaste a forjar, verás alzándose Toma este mundo, cuídalo.
por sobre las montañas del hierro y el cemento Es una cosa seria y es una simple cosa.
y las fábricas libres y las mieses soñadas Conquístalo, contémplalo, ámalo para siempre,
musical niño mío, Yo sé muy bien que te dirán
predilecto del pan y de la rosa. que la vida no tiene objeto
Te lo regalo, es tuyo. que es un asunto desgraciado.
Y te regalo un barco
y te regalo un barco dentro de una botella. Entonces siempre acuérdate
Una bota de vino de lo que un día yo escribí
que vino del Mesón del Segoviano. pensando en ti como ahora pienso.
Un farol marinante.
Las golondrinas y las mariposas. La vida es bella, ya verás
Una sirena anclada en el estante. como a pesar de los pesares
La bandalisa de los circos pobres. tendrás amigos, tendrás amor.
La luna en el espejo.
Un mapa, un numeroso y palpitante mapa, Un hombre solo, una mujer
un mapa con las rutas así tomados, de uno en uno
que siguiera Juancito Caminador, tu viejo. son como polvo, no son nada.
La Esperanza.
Y una caja de música que traje de la estrella. Pero yo cuando te hablo a ti
Toma este mundo, tómalo. ¡La vida es vasta y bella! cuando te escribo estas palabras
Mira siempre allá lejos, hijo mío... Allá lejos.
pienso también en otra gente.

Tu destino está en los demás


JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO tu futuro es tu propia vida
España, 1828 tu dignidad es la de todos.

PALABRAS PARA JULIA Otros esperan que resistas


que les ayude tu alegría
Tú no puedes volver atrás tu canción entre sus canciones.
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable. Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
Hija mía es mejor vivir pensando en ti
con la alegría de los hombres como ahora pienso.
que llorar ante el muro ciego.
Nunca te entregues ni te apartes
Te sentirás acorralada junto al camino, nunca digas
te sentirás perdida o sola no puedo más y aquí me quedo.
tal vez querrás no haber nacido.
La vida es bella, tú verás Al que es amigo, jamás
como a pesar de los pesares lo dejen en la estacada;
pero no le pidan nada
tendrás amor, tendrás amigos. ni lo aguarden todo de él:
siempre el amigo más fiel
Por lo demás no hay elección es una conducta honrada.
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio. Debe trabajar el hombre
para ganarse su pan;
pues la miseria en su afán
Perdóname no sé decirte de perseguir de mil modos,
nada más pero tú comprende llama a la puerta de todos
que yo aún estoy en el camino. y entra en la del haragán.
...............................................
Y siempre siempre acuérdate Y les doy estos consejos
Que me ha costado alquirirlos,
de lo que un día yo escribí porque deseo dirigirlos,
pensando en ti como ahora pienso. pero no alcanza mi cencia
Hasta darles la prudencia
La vuelta de Martín Fierro Que precisa pa seguirlos.
Sextinas
Estas cosas y otras muchas,
Un padre que da consejos Medité en mis soledades
más que un padre es un amigo; -Sepan que no hay falsedades
ansí, como tal les digo Ni error en estos consejos-
que vivan con precaución: Es de la boca del viejo
naides sabe en qué rincón De ande salen las verdades.
se oculta el que es su enemigo.
José Hernández
Yo nunca tuve otra escuela
que una vida desgraciada; Francisco de Quevedo
no estrañen si en la jugada
alguna vez me equivoco, (1580-1645)
pues debe saber muy poco
aquel que no aprendió nada.
A una nariz
Hay hombres que de su cencia
tienen la cabeza llena;
hay sabios de todas menas, Érase un hombre a una nariz pegado,
mas digo, sin ser muy ducho: érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
es mejor que aprender mucho
érase un peje espada muy barbado.
el aprender cosas buenas.
Era un reloj de sol mal encarado,
5
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.

Érase un espolón de una galera,


érase una pirámide de Egipto,
10
las doce Tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,


muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.

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