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Como el que
la arroja
vacía.
La carencia
Como el que Yo no sé de pájaros,
la arroja no conozco la historia del fuego.
vacía: Pero creo que mi soledad debería tener alas.
y ese es su
mensaje. Alejandra Pizarnik, Las aventuras perdidas (1958)
Poema 20
Puedo escribir los versos más tristes ésta noche. ¿Por qué persistes, incesante espejo?
Escribir por ejemplo: “La noche está estrellada ¿Por qué duplicas, misterioso hermano,
y tiritan, azules, los astros a lo lejos.” el menor movimiento de mi mano?
El viento de la noche gira en el cielo y canta. ¿Por qué en la sombra el súbito reflejo?
Puedo escribir los versos más tristes ésta noche. Eres el otro yo de que habla el griego
Yo la quise, y a veces ella también me quiso. y acechas desde siempre. En la tersura
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. del agua incierta o del cristal que dura
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. me buscas y es inútil estar ciego.
Ella me quiso, a veces yo también la quería. El hecho de no verte y de saberte
Cómo no haber amado sus grades ojos fijos. te agrega horror, cosa de magia que osas
Puedo escribir los versos más tristes ésta noche. multiplicar la cifra de las cosas
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. que somos y que abarcan nuestra suerte.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Cuando esté muerto, copiarás a otro
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. y luego a otro, a otro, a otro, a otro...
Que importa que mi amor no pudiese guardarla
la noche está estrellada y ella no está conmigo. Jorge Luis Borges, Obra poética 2 (1977)
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca y ella no está conmigo. En la carpeta
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros desde entonces ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuanto la quise. Tomé mi amor que asombraba a los astros
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. y le dije: señor amor,
De otro será de otro, como antes de mis besos. usted crece de tarde, noche y día,
Su voz, su cuerpo claro, sus ojos infinitos. de costado, hacia abajo, entre las cejas,
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. sus ruidos no me dejan dormir, perdí todo apetito
y ella ni nos saluda, es inútil, inútil.
Es tan corto el amor y tan largo el olvido.
De modo que tomé a mi amor,
Por qué en noches como ésta la
le corté un brazo, un pie, sus adminículos,
tuve entre mis brazos.
hice un mazo de naipes
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
y ante la palidez de los planetas
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa
me lo jugué una noche lentamente
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
mientras mi corazón silbaba, el distraído.
Pablo Neruda, Veinte poemas de amor y una canción Juan Gelman, Gotán (1962)
desesperada (1924)
Al espejo Espantapájaros 21
Que los ruidos te perforen los dientes, como una lima de
dentista, y la memoria se te llene de herrumbre, de olores
descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros, una pata de Desayuno
araña; que sólo puedas alimentarte de barajas usadas y que
el sueño te reduzca, como una aplanadora, al espesor de tu
retrato. Echó café
Que al salir a la calle, hasta los faroles te corran a patadas; En la taza
que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte ante los Echó leche
tachos de basura y que todos los habitantes de la ciudad te En la taza de café
confundan con un meadero. Echó azúcar
Que cuando quieras decir: “Mi amor”, digas: “Pescado En el café con leche
frito”; que tus manos intenten estrangularte a cada rato, y Con la cucharilla
que en vez de tirar el cigarrillo, seas tú el que te arrojes en las
salivaderas. Lo revolvió
Que tu mujer te engañe hasta con los buzones; que al Bebió el café con leche
acostarse junto a ti, se metamorfosee en sanguijuela, y que Dejó la taza
después de parir un cuervo, alumbre una llave inglesa. Sin hablarme
Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto, para Encendió un cigarrillo
que los espejos, al mirarte, se suiciden de repugnancia; que tu Hizo anillos
único entretenimiento consista en instalarte en la sala de De humo
espera de los dentistas, disfrazado de cocodrilo, y que te Volcó la ceniza
enamores, tan locamente, de una caja de hierro, que no En el cenicero
puedas dejar, ni un solo instante, de lamerle la cerradura. Sin hablarme
Sin mirarme
Oliverio Girondo , ESPANTAJAROS (al alcance de todos) (1932) Se puso de pie
Se puso
El sombrero
Se puso
El impermeable
Porque llovía
Y se marchó
Bajo la lluvia
Sin decir palabra
Sin mirarme
Y me cubrí
La cara con las manos
Y lloré.
Han venido
Poema con forma de pájaro (Jorge Eduardo Eielson - balan de mi
Perú)
ceo...
azul
brillante Cronos (Gerardo Diego)
el Ojo el
pico anaranjado
el cuello
el cuello
el cuello La luna colegiala
el cuello
el cuello en camisón de
el cuello dormir
el cuello
el cuello herido
apagó de un
pájaro de papel y tinta que no vuela soplo los relojes
que no se mueve que no canta que no
respira
animal hecho de versos amarillos
Y de mi corazón
de silencioso plumaje impreso
tal vez un soplo desbarata una
la misteriosa palabra que sujeta
sus dos patas
patas a
patas
patas una
patas
patas
patas van
patas
patas a mi mesa
cayendo
todas
Manuel Maples Arce
las
sudor
hojas
caricia
fría
y el hamaca
Guillermo Cabrera Infante
Haikus
Benedetti
Texto que se encoge
la poesía
dice honduras que a veces
la prosa calla
La vasta noche
o meñique, el genio de la botella al revés y no es ahora otra cosa
que una fragancia.
se fue haciendo más y más chico,
Ésta es la mano
pequeño, pequeñito, chirriquitico que alguna vez tocaba
tu cabellera.
hasta que desapareció por
La vieja mano
sigue trazando versos
un agujero de ratones al para el olvido.
Trozos de barro,
empezaba Por la senda en penumbra
Saltan los sapos.
con
o
POEMA PARA UN NIÑO
Tengo miedo a perder la maravilla QUE HABLA CON LAS COSAS