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Hierve la sangre tibia en las venas Al compas del galopante pecho La estridente musica ciega el oido Mientras el labio

mudo suspira entreabierto Frente a la luna, noche eterna, Culpable del no nacer del dia Culpable del delirante recuerdo Que al cuerpo hace temblar de agonia

El tiempo detiene su incesable andar El coraje se esconde en un rincon La angustia se apodera de la voz Sin saber que decir hablar por hablar

Pero llego el momento, y debo decirlo Con todo mi amor, Adios

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