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La Sociedad del Futuro

Fecha Martes, 04 noviembre a las 18:00:00


Tema Opinión

Opinión

Michael A. Galascio Sánchez (*)

• Parece que hay enormes beneficios en la confusión. Por ésta razón, algunos
medios se prestan para mantener al público alejado de los verdaderos problemas
sociales, manteniéndoles cautivos con temas de poca importancia

¿Hacia donde se dirige nuestra sociedad? Esa pregunta se la han


formulado muchos eruditos. No obstante, nadie ha sido capaz de dar
una respuesta satisfactoria a ésta interrogante. ¿Por qué? Quizás,
porque el ser humano se encuentra en un constante proceso de
adaptación ante los vertiginosos cambios sociales. O, tal vez, porque a
algunos “Estados” o “elite que les influencia”, no les interesa. ¿Cómo
controlar a los ciudadanos, sino es manteniéndoles ignorantes,
confusos, desorganizados y distraídos en cuestiones intrascendentes? Y aclaro, que hago
la pregunta con ironía, para aquellos sinvergüenzas a la espera de que resbale, para dar
cabida a la mala interpretación y ataque fácil.

Sin embargo, tiene que haber una respuesta a tanto “caos”. ¿Se tratará de un
desbarajuste programado? ¡No lo sé! Lo único que sé, es que debemos buscar la verdad,
cualquiera que sea, cualquiera que pueda satisfacer nuestra curiosidad. Pero, ¿cómo
sabemos si ésa, es la verdad que buscamos?

En éste punto citaré un pasaje de un relato que algún día publicaré:

“Me condujeron a un templo ovalado y abrieron sus puertas. Allí pude observar algo
parecido a un estanque hecho a partir de una monumental roca. De pronto, un discípulo
salió de la nada y me cogió en sus brazos como un bebé. Me sumergieron en el agua.
Me puse muy nervioso. Abrí los ojos mirando al exterior. No escuchaba nada. La
presión oprimía mi pecho. Agitaba mis brazos y piernas. Perdía el control. De repente,
abrí la boca y mis pulmones comenzaban a llenarse de agua. La agitación acrecentaba.
Creía que iba a morir. En ese instante, el anciano extendió su mano y me sacó del agua.
Al salir, solo podía jadear buscando la compostura.”

“¿Qué es lo más que deseabas?-


¡Aire, aire! - Respondí nervioso.
Cuando tengas ese mismo deseo por encontrar la verdad, entonces la hallarás. – Dijo
dulcemente.”

No debemos aferrarnos a cualquier verdad. Decía Delamer Duverus, “una verdad básica
puede ser utilizada como el cimiento de una montaña de mentiras, y si excavamos lo
suficientemente profundo y sacamos esa verdad, para ponerla en la cima de la montaña;
toda la montaña de mentiras se derrumbará bajo el peso de esa única verdad, y no hay
nada más devastador para una estructura de mentiras que la revelación de la verdad
sobre la cuál la estructura de mentiras se construyó, porque las ondas expansivas de la
revelación de la verdad reverberan, y continúan reverberando a través de la Tierra
durante generaciones para seguir, despertando incluso a aquellas personas que no tenían
deseos de ser despertadas a la verdad”.

¡Esa es la verdad que debemos buscar! Pero el sistema no ayuda. “Él”, busca rediseñar
al Ser humano. Como decía W. Cooper, “saboteando sus actividades mentales,
proveyendo un sistema de educación pobre, sobre todo en las áreas de matemática,
lógica, sistemas de diseños y creatividad técnica”. Por otro lado, modifican sus
emociones, incrementan la indulgencia propia, sin mencionar la incitación al consumo
de “pensamientos basura”, “caramelos para el cerebro” como decía Aaron Spelling.
Privándoles de lo que realmente necesitan.

Por éste motivo, cuando me hablan del libro de Pilar Urbano, de conflictos africanos sin
sentido, del centro, la derecha y la izquierda, del nacionalismo, del petróleo que ha
bajado un 30%, sin que nadie lo mencione y sin que se refleje en los precios de los
alimentos, me pregunto: ¿Cuántas personas estarán atrapadas en éstas perspectivas
superficiales? Parece que hay enormes beneficios en la confusión. Por ésta razón,
algunos medios se prestan para mantener al público alejado de los verdaderos problemas
sociales, manteniéndoles cautivos con temas de poca importancia.

Ahora, nos encontramos ante “el desafío de la energía”. La idea es diseñar un


amplificador económico descubriendo las fuentes de la energía.

Las fuentes de energía que soportan cualquier economía primitiva son, por supuesto los
materiales crudos, sin refinar, y el consentimiento de los ciudadanos para trabajar y por
consiguiente asumir cierto status, posición, nivel, clase, en la estructura social. Por
ejemplo, para proveer varios niveles de trabajo en orden de jerarquía.

En este sentido, cada clase, para garantizar su propio nivel de ingresos, controla la clase
que está por debajo, preservando así, la estructura de la misma. Esto, según algunos
economistas, provee estabilidad y seguridad, pero también al gobierno que está en la
cima. No obstante, las nuevas tecnologías, la comunicación y los que han sabido
aprovechar la poca educación que ofrece el sistema, ha provocado que los ciudadanos
situados en las clases más bajas de la estructura laborar desarrollen una “envidia-deseo”
de las cosas buenas que poseen en las clases altas. También están comenzando a tener
conocimientos sobre los sistemas de energía y la habilidad para abriese paso de una
clase a otra. Algo, que amenaza la soberanía de la elite. Por éste motivo, la elite busca
desarrollar una energía sobre la cuál tenga dominio absoluto.

Finalmente, después de ésta reflexión, un tanto heterodoxa y hasta disidente para el


gusto de algunos encallados en lo “políticamente correcto”, me pregunto nuevamente,
¿hacia donde se dirige nuestra sociedad? Lo único que puedo decir, es que todavía el
consentimiento de la masa es importante. El problema es, ¿si son consientes de que
tienen ésta prerrogativa?
(*) Licenciado en Ciencias Políticas, doctorando en Psicología de la Salud y Clínica

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