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EL LIDERAZGO SANAMENTE ACOSTADO

Muchos líderes tienen problemas de autoestima, cubriéndolos en sus puestos de autoridad.

El liderazgo piramidal vertical está en crisis, pues pastores y líderes eclesiásticos están ocupando sus
posiciones solamente para satisfacer sus ansias de poder y autoridad o para llenar su necesidad de
estima propia.

Están enfermos interiormente, enfermando a otros y a sus respectivas instituciones y congregaciones,


con el atenuante que los síntomas son solamente identificados por gente con una personalidad madura
y aunque sean claramente manifiestos no son considerados por la cultural religiosa lo suficientemente
graves en la descalificación para dicho liderazgo.

Tendrían que ser de carácter inmoral para descalificarlos, esto también parece ser más cultural que
bíblico, pero esta clase de problemas de personalidad no se encuentran claramente identificados en las
listas de pecados en la Biblia, aun cuando son mucho más graves y trascendentales que los otros de
carácter moral.

Algunos han llegado a donde están por su buen servicio y madurez, pero luego han llegado a
corromperse, aferrándose a sus puestos a cualquier precio, haciendo uso de la manipulación y de la
imposición.

Otros han llegado a ocupar el pastorado o sus liderazgos aprovechándose de sus talentos y
profesionalismo, pero sin contar con la madurez espiritual y psicológica para ser ejemplos de otros.
Muchos de ellos arrastran grandes problemas de personalidad, traumas y debilidades de carácter los
cuales ocultan con sus habilidades profesionales y con su autoridad.

Son muchos los líderes y pastores que eligen los miembros de sus equipos, apreciando sobre todo las
habilidades, talentos y capacidades intelectuales y profesionales, menospreciando las cualidades de
carácter y la sanidad interior.

Todos aquellos que se sienten amenazados en sus posiciones de autoridad, buscaran mantener a toda
costa un tipo de jerarquía piramidal, lo más lejos posible de la gente para evitar ser vulnerables.

Son muchos los pastores y líderes que están enfermos emocionalmente, con grandes problemas de
personalidad, dependientes del culto a su personalidad, insanos interiormente. Son adictos, pero no lo
reconocen, son adictos a sus placeres sensuales y emocionales (no necesariamente inmorales) que
satisfacen en sus posiciones de autoridad.

Para poder sanar nuestras iglesias necesitamos un liderazgo acostado, lo más plano posible, una
pirámide acostada, donde el líder va al frente, siendo ejemplo, siendo seguido por los demás. Nadie
está obligado a seguirlo, todo es voluntario y por convicción personal, sin manipulación emocional ni
religiosa. Lo suficientemente vulnerable y transparente para poder ser seguido con confianza y
libertad.
En el video puede observarse el vuelo de los gansos, en formación "V", es el mejor ejemplo de un
liderazgo de altura.

Dichos pastores y líderes deben contar con ciertas cualidades de carácter, de madurez personal, no solo
de espiritualidad y de conocimiento bíblico, pues como dice la Biblia "el conocimiento envanece pero
el amor edifica"; sino de una madurez que comprenda la inteligencia espiritual, intelectual y
emocional. (Col. 1:9-11 en RV60)

Lo que necesitan nuestras iglesias es un liderazgo de "punta de lanza", un liderazgo justo*, justo para
el momento que vivimos y para la iglesia que pastoreamos.
Justo el líder del momento.

De dicho liderazgo escribiré en la próxima ocasión...


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*El reconocido economista y escritor Peter Drucker, llamado por muchos el "profeta de nuestro
tiempo", le llama el "Yet leader" y "Yet team" (Managment Challenges for the 21st Century, Perfect
Bound, E-books, English)

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