AGE
171 - ABRIL 1975
VALENCIA TOVAR NO CONSPIRARA
APRENDIZ DE MAQUIAVELO
LA MADRE SOLTERA
UNA UNIVERSIDAD PARA LA AMERICA
_FRUTO MUERTOCayetano Betancur
LA MADRE
SOLTERA
qui hay que recordar la frase
A de Voltaire: “El primero
que comparé a la mujer con
una flor era un poeta; el segundo,
un imbécil”.
A mis venerados profesores de ba-
chiilerato podria hoy decir lo mismo.
El primero que nos dijo que la escla-
vitud fue un progreso, puesto que
los vencedores antes se comian a los
vencidos, era un socidlogo. El que
Io repitié ya hacia el cuarto afio de
secundaria, nos parecié trivial.
Es posible que con la institucién
de la madre soltera esté ocurriendo
hoy Jo mismo. Hace diez 0 més aiios
en Colombia esa imagen causaba es-
tupor, provocando un absoluto recha-
zo. Hoy la madre soltera viene a ser
un triunfo contra ei delito del aborto
que muchas veces se comete por pura
vergiienza criminal de tener un hijo
fuera de la institucién matrimonial.
Es muy de notar que cuando en
muchos paises se quiere legalizar el
aborto, al tiempo mismo se institu-
cionaliza por asi decirlo “la madre
soltera”. ;Qué significa ella? ;Una
respuesta bioldgica y sociolégica al
crimen del aborto? Al primer mo-
mento, esto es asi. La resuelta conduc-
ta de muchas mujeres que prefieren
ser vietimas de cierto menosprecio de
Ja sociedad constituida, aunque sea
un desafio a la moral, es al tiempo
mismo un reto al crimen del aborto.
Pues hay que observar que la ma-
yoria de los votos a favor del aborto
9se produce por la razén de evitar un
heredero que trae vergiienza ante
una sociedad habituada a otra mane-
ra de que los hijos sean concebidos
por la mujer: el matrimonio lega-
lizado.
Casi podria afirmarse que el 90%
de los abortos son extramatrimonia-
les. Ya que el 10% restante obede-
ce a causas patoldgicas 0 a sistemas
de controlar la familia.
Derechos humanos
Pero la institucionalizacién de la
madre soltera va resultando también
una manera de defender uno de los
sagrados derechos humanos. El de ser
yo y mis antepasados.
El sonrojo de la concepeién extra-
matrimonial ha creado esa cosa mons-
truosa que se Haman los nifios expo-
sitos. Sobre esto ia literatura ha pro-
ducido desde hace siglos una inmen-
sa cantidad de paginas sentimentales
de muy dudoso gusto, pero en ultimo
término, denuneiantes de una injus-
ticia social. Los abogados, los confe-
sores, los médicos, son generalmente
los testigos mas habilitados de casos
de un dramatismo conmovedor. Un
ser humano, sin culpa suya alguna,
es traido al mundo por una madre
soltera, Ia cual por una vergiienza
Iegendaria, 14 pone en el torno de un
monasterio o io entrega sin nombre
a una institucién de caridad.
Estas entidades dan esa criatura
como hijo adoptivo a un matrimonio
10
que lo desea. Al cabo de los aiios
cuando la criatura se ha hecho ya un
varén o una mujer, por este o aquel
indicio, descubre que sus padres pre-
suntos no lo son realmente y que en
realidad no sabe de donde viene.
E ve y se seguird viviendo, a
mi modo de ver, atin en esta
sociedad superficial en que parece
que cada uno de los jévenes de hoy
no se interesara sino por si mismo
y por su compaiiera. Pero esto no es
cierto. La especie humana es inquis
tiva. Nadie se resignaré a ser un es-
Iabén perdido. Metafisica 0 bioldgica-
mente siempre se cuestionard sobre
dos temas: de donde viene y hacia
donde va.
sta tremenda angustia se vi-
El catélogo de los derechos del
hombre describe una historia de la
humanidad. Desde ei derecho a Ia in-
timidad de su conciencia, pasando
por el derecho de alabar a su Dios,
hasta el derecho de escoger su pro-
fesién y expresar su pensamiento.
El derecho
a tener madre
Hoy podemos proclamar que exis-
te un derecho del ser humano a sa-
ber de dénde viene, cual es su ma-
dre por lo menos.
Si se implanta este derecho como
una institucién, habremos abolido
uno de los mayores dolores del hom-
bre cual es el de reconocerse expésito